Partida Rol por web

Sin pensarselo demasiado, el muchacho dejó de hablar y la acercó mas a él, rodeándole la cintura con los brazos. Unió sus labios a los de ella de nuevo, cerrando los ojos y suspirando levemente. Poco importaba todo lo demás ya... sentía la necesidad de besarla, inexplicablemente, mas que la de hablar o la de tratar de dar razones a aquellos sentimientos, por lo que se dejó llevar por sentimientos. Las caricias de ella solo le incitaban mas a tener aquel cariñoso encuentro con ella, a querer que nunca acabara, que nunca tuviera fín. Su corazón latía fuertemente en su pecho, producto de aquellas sensaciones que nunca antes había sentido...era como si todo su ser estuviera ávido de ella, y necesitara encontrarla y tenerla para sí...

Mis palabras tuvieron como respuesta un profundo pero suave beso, al cual respondo de la misma forma. Podía sentir los latidos de su corazón y al sentir como sus brazos rodeaban mi cintura, los latidos del mio aumentaron de forma desenfrenada.

Una de mis manos desciende hacia su pecho lentamente, hasta llegar a su corazón. Me resultaba increible y satisfactorio, que aquellos fuertes latidos se debían a mi, a mis besos y caricias.

La yema de los dedos de la otra mano, acarician una de sus mejillas, luego descienden con suaves caricias hacia mentón. Recuerdo sus palabras anteriores y no puedo evitar sentir miedo ¿Y si tenía razón? ¿Si luego tendríamos que separarnos? ¿Estaría cometiendo un error por mostrarle mis verdaderos sentimientos? de mis labios se escapa un leve gemido de preocupación.

No debía pensar en ello, todo saldría bien como se lo había dicho, debía mostrarme tranquila y serena y disfrutar de aquel momento como si fuese el último, nadia sabía que nos deparaba el destino.

-Quédate conmigo ésta noche...- susurro al separarme por un instante de sus labios, pero no por mucho tiempo, pues tras unos segundos estaba rozando nuevamente sus labios con los mios.

El chico le respondió sonriéndole y dandole cortos y delicados besos en los labios, mientras que una de sus manos acaricia los cabellos de ella.

-No te preocupes, me quedaré aqui hoy...

Comentó, mirándola muy intensamente a los ojos y asiéndola de las manos, entrelazando sus dedos con los de ella.

-Estoy disfrutando de esto tanto como tú..

Una vez ella se habia vuelto a acercar, el chico cerró los ojos y suspiró cuando los labios de ella rozaron los suyos. El instinto pudo, y se abalanzó a besarla delicadamente de manera automática, dejándose llevar por impulsos y no por razonamientos.

Sus besos y caricias me estaban llevando a otro nivel; un nivel mucho más intenso, en el cual experimentaba sensaciones que jamás había sentido. Mi cuerpo comenzaba a desearlo de otra forma y sentía que pronto no podría controlar esas sensaciones.

Me separo delicadamente de sus labios, un tanto jadeante, quizás por la pasión e intensidad del momento. Rozo sus labios con uno de mis dedos y lo observo fijamente a sus ojos, en silencio pero sonriente por su respuesta afirmativa.

Podían pasar horas y no me cansaría de mirar su rostro perfecto y angelical. Con el dorso de mi mano acaricio su mejilla y nuevamente poso unos de mis dedos en su boca, la cual ya echaba de menos.

Le dedico una amplia sonrisa, no sabía el motivo por el cual sonreía tanto, quizás porque al final había encontrado lo que había buscado por años.

Tras unos minutos, que para mi habían sido horas, me acerco nuevamente a su boca -te encontré...- le susurro, pero aquel susurro era eufórico y satisfactorio. Le doy un suave beso, al fin mi cuerpo estaba más tranquilo, había controlado mis deseos.

El chico parecía algo confuso con las acciones de ella. No obstante, no la detenía: No sabía muy bien qué era lo que hacían las personas cuando cosas así sucedían, pero le entró de repente algo de calor, más aún cuando le susurró aquello, aun sin saber muy bién por qué razon sucedía aquello. Simplemente le siguió la corriente, besándola dulcemente y respirando de manera profunda. Una de sus manos, sin querer, se había colocado en el trasero de ella, acariciándolo lentamente, y ya no se quitó de allí. La otra estaba en la mejilla de ella, acariciándola tambien muy lentamente y habiendo cerrado los ojos nuevamente, volvía a perderse en el mar de sentimientos que le llegaban en momentos como aquel.

Sus caricias repentinas en mi trasero, despiertan nuevamente aquellos deseos que había controlado recientemente. Mi corazón al igual que mi respiración comienzan a acelerarse nuevamente y los besos pasan de ser dulces y suaves a apasionados.

Pequeños jadeos comienzan a escapar por las comisuras de mis labios y siento como pequeñas gotas de sudor comienzan a cubrir mi parte de mi rostro y de mi cuerpo.

No sabía que hacer si detenerme o si continuar, mi mente decía una cosa, pero mi corazón otra. Nuevamente me olvido de todo, de lo que estaba bien y lo que estaba mal.

Era inexperta, pero mis emociones y sentimientos son los que me guiaban en aquellos momentos. La mano que rozaba su rostro, comienza a descender timida y temblorosamente hacia su pecho, deseaba sentir el roce de su piel.

Mi mano se adentra a su atuendo y al fin sentía lo que deseaba. Era suave y sedosa, mejor de lo que había imaginado. Un ligero suspiro escapa y ni por un instante dejo de besarlo.

Con la yema de los dedos rozo su abdomen, con delicadeza y ternura. Me separo de sus labios, echandolos ya de menos, pero mi instinto me condujo hacia su cuello. Lo beso delicadamente y podía sentir su corazón desenfrenado por mis caricias y besos y por ello, el mio quería salirse de mi pecho.

¿Sería impropio aquel comportamiento? ¿Qué podría pensar Seryu de aquello?.

De manera instintiva, suspiró, dejándose llevar por aquellas sensaciones que ella despertaba en su cuerpo. Vibraba con cada nuevo beso, con cada caricia, con cada roze, al tiempo que su cuerpo se activaba y trataba, cada vez mas, de poseerla, de atraerla para sí, empujándola algo mas hacia el y gimiéndole levemente en el oido. Ya no había momento para el sonrojarse, para seguir tímido. Solo quedaba tiempo para disfrutar. Estiró el cuello durante unos segundos, permitiendo que ella recorriera con sus labios el mismo y luego, poco a poco, buscó él el cuello de ella, mordiéndolo levemente y besándolo delicadamente. No hacían falta palabras, solo el latido de los corazones hablaba por ellos. Deseaba saciar una sed que poco a poco de él se apoderaba y nunca se había apoderado del mismo antes. Un sentimiento de poseerla, de conseguir placer con ella, y, a la vez, de no querer separarse de la misma ni un segundo.

Aunque su pensamiento se esforzaba por creer que aquello sería pasajero, él no sabía si de verdad lo sería, o si se habría enamorado completamente de ella. Aparcó la confusión a un lado y siguió de aquel modo, fundiéndose con ella aún sin avanzar a un nuevo nivel.

Su leve gemido, su suave mordísco en mi cuello, habían provocado un fuerte estremecimiento en mi cuerpo. Mi cuerpo sudaba por el calor intenso que sentía. No tenía intensión alguna de determe, mucho menos al ver y sentir sus reacciones.

Su atuendo comenzaba a molestarme, a estorbar. No había sido suficiente aquel roce con su piel, deseaba más, sentir su piel por completo, por ello mis manos timidamente comienzan a deshacerse de su atuendo.

Mis manos temblaban y no cordinaban bien, por ello mis movimientos eran torpes y por un instante pensé en detenerme, en no estropear aquel mágico momento, pero no, no deseaba que finalizara allí aquel encuentro, deseaba llevarlo hacia otro nivel, no sabía nuestro destino; no sabíamos si tendríamos otra oportunidad como ésta.

Suspiro algo frustrada. Escondía mi rostro en su cuello, evitando que viera mi ceño ligeramente fruncido. Su atuendo me estaba dando problemas, desearía desgarrarlo de una vez.Muerdo con delicadeza su cuello y rozo éste mismo con mis labios, para calmar así el ligero dolor ocasionado por la mordida, mientras mi mano continuaba en lo suyo.

Al fin lo había conseguido. Su torso estaba libre, desnudo. Una ligera sonrisa de satisfacción se dibuja en mi rostro y me aparto lentamente de su cuello.

Me incorporo y observo mi trabajo finalizado. Acerco mi mano y con la yema de los dedos, describo circulos, mientras contemplo su rostro. Le sonrío y me acerco lentamente hacia su torso, para comenzar a besarlo.

Ahora estaba bajo ella, y, sin saber porqué, con ella encima, se encontraba bastante agitado, bastante excitado.Siguió sus impulsos y poco a poco le quitó la parte superior de la ropa. Fué bastante frustrante, aunque quizás también pensaba que era algo lógico, ya que nunca había experimentado algo así, permitiendo, sin embargo, que ella jugase con su torso, disfrutando de aquello sin detenerse en sus acciones. Cuando acabó, arrojó la prenda algo lejos a ún lado. Una de sus manos comenzó a recorrer la espalda de ella, aunque, aun así, no había saciado del todo su sed, sin poder besarla desde aquella perspectiva, sin poder jugar con ella, mas que permitiendo que ella jugara con su anatomía, cosa que también disfrutaba mucho. Así que se mordió el labio y cerró los ojos, permitiéndose el lujo de disfrutar y así no ceder a la pasión en aumento que gradualmente se apodera de todo él.

El roce de sus dedos en mi espalda desnuda, hace que apoye mi pecho en el suyo. Suspiro placenteramente y mis ojos se cierran para disfrutar de aquellas magníficas caricias.

Busco su cuello y al ritmo de sus caricias, comienzo a besarlo. No podía evitar suspirar y jadear levemente. Leves murmuros escapan de mi boca, lo cual hace que me sonroje y por ello carraspeo para disimular aquel bochornoso momento.

Eran reacciones de mi cuerpo y no sabía el porqué de ellas, simplemente escapaban, eran más fuerte que yo. Una ligera risa se me escapa ¿Por qué? quizás del sonrojo y el calor que sentía en mi rostro; era un alivio que Seryu no podía verme.

Carraspeo y me concentro nuevamente en aquel maravilloso momento. Mis labios buscan nuevamente su cuello, para continuar lo empezado.

Ya extrañaba sus labios, su sabor y su aliento, por eso me incorporo un poco, aún apoyaba mi pecho en el suyo. Lo miro y le sonrío y mis manos acarician su rostro, luego se aferran con delicadeza a su pelo.

Rozo su nariz con la mia y de forma traviesa, rozo sus labios con la punta de mi lengua y no puedo evitar sonreir. Sabía que todo esto era nuevo para él, lo podía sentir por sus tempranas y tímidas caricias, para mi también lo era, pero, mi instinto humano me conducía a estas cosas.

-Me gustas mucho, Seryu y no sé si sea propio que continúe- el sonrojo aumenta -no quiero que pienses mal de mi...- susurro y no detengo mis caricias en su pelo y sin esperar respuesta, mis labios ya estaban depositando un beso en los suyos.

Se estremeció con cada roze, con cada toque que ella deslizaba en su piel. Se deleitaba con cada acción, cada reacción que generaba en su cuerpo le daba placer y unas ganas que gradualmente se volvían irrefrenables. Su lengua había encontrado el camino hacia sus labios, rozándolosy haciéndolo sonrojar, suspirar y gemir algo. Se mordió el labio, mirándola a los ojos, tratando de calmarse. Era demasiado extraño todo aquello...no era malo, no era extraño en ese sentido.

Sino que..

Las reacciones de su cuerpo... nunca había experimentado tales.

Ella, en un momento dado, había preguntado sutilmente si querían seguir. A  aquel momento, el muchacho supo responderle con un fino hilo de voz: El máximo de voz que salía de él en aquella situación, abriendo los ojos por unos segundos y mirándola.

-N..no pasa nada. Yo...yo estoy disfrutándolo también....no voy a pensar mal de ti...no se siquiera..como piensas eso de mí.

Comenta, sonriendole algo, mientras encaja el beso que ella le otorga, cerrando nuevamente los ojos y respirando profundamente cuando, al fin, sus labios se unen y vuelve a sentir aquel cosquilleo que recorre todo su cuerpo y actuaba de sedante.

Esbozo una sonrisa amplia por sus palabras, lo cual hizo que me apartara unos pocos centímetros de su boca. Abro los ojos, aún sonriente y fijo la mirada en la suya, suspiro.

-Solo quería confirmar que todo estaba bien y se que no piensas eso de mi- niego unas cuantas veces al decirle esto y mis manos pasan de su pelo a sus mejillas -sé que estás disfrutando tanto como, de eso no tengo duda, es solo que...- muerdo mi labio inferior y me acerco hacia su oído -pareces algo cohibido, dejate llevar por tus emociones y sentimientos; es lo que estoy haciendo...- susurro y al final suelto una risilla.

Beso nuevamente su cuello y luego le doy un pequeño mordisco al lóbulo de su oído y nuevamente rio de forma traviesa. Sin duda, lo estaba pasando de maravilla aunque fuera una inexperta en el tema, creía que iba por buen camino; su corazón, sus suspiros y leves gemidos eran la mejor prueba de ello.

Me incorporo y con mis manos comienzo a recorrer lentamente su pecho, observando las líneas imaginarias que dibujaba en el. No sentía vergüenza al estar sin mi parte superior del atuendo, me sentía cómoda y tranquila.

Las caricias descienden hasta su prenda inferior y lo miro por un instante ¿Debería continuar? dudo por un instante y dedicándole una sonrisa, mi mano comienza a desatar aquella prenda lentamente, esperaba su reacción, pero no tenía intención de detenerme, no si él me lo pedía.

Que le pidiesen que se dejara llevar por el torrente de emociones, era algo que lo motivaba a hacerlo, y mas de aquel modo. Suspiró cuando ella comenzó a jugar con su oreja, girándose algo hacia ella para mirarla a los ojos.

-M..me da miedo el...no se...hacer algo que...bueno.. ya sabes... que no te guste, o te asuste...o te desagrade..

Comentó, entre respiraciones profundas. Ella, sin embargo, había comenzado a llevar el juego a un nivel mayor, y el chico no hacía nada por evitarlo. Es mas, él mismo comenzó a desabrocharle el pantalon a la muchacha como podía, buscando sus labios y besándolos con pasión. Decidió que se soltaría un poco mas, pero aun así ahí quedaba el temor de que las acciones que llevara a cabo no le gustasen a ella..

De cualquier manera, el joven rubio comenzó a tomar un poco el control del cuerpo de ella, acariciándolo y tomándolo casi como de su propiedad. No sabía si estaba haciéndolo bién, pero era ella quien le había pedido eso..

Detengo mis caricias al igual que mis besos y me incorporo inmediatamente. Lo miro fijamente a los ojos, con la cabeza inclinada levemente hacia la derecha.

-Si no me gustara- tomo su mano y la llevo hacia mi corazón -no estaría latiendo de ésta forma. Si me asustaras, ya hubiese gritado y seguro alguien estaría aquí para ampararme y tú, estarías en problemas...- suspiro y llevo su mano hacia mis labios -y si me desagradase...- beso su mano -no haría esto- y la beso una vez más.

No pude evitar contemplar su cuerpo que ahora está completamente desnudo. Me sonrojo pues era la primera vez que veía un hombre de aquella forma. Lo miro una y otra vez de arriba a bajo y confirmo que es perfecto.

Entrelazo sus dedos con los mios y nuevamente apoyo mi pecho con el suyo -no tengas miedo, no hay nada que temer- le susurro y beso la punta de su naríz, sonríente -somos dos inexpertos, pero estoy segura, que será perfecto, como tú...- cierro mis ojos y rozo mis labios con los suyos. Esperaba que mis palabras lo tranquilizaran.

La mañana llegó demasiado pronto para ambos. Los primeros rayos de sol se colaron por la ventana, y pese a que como siempre la gelidéz de Zanda se hacía presente, para ambos fue bastante indiferente, compartiendo mucho mas que el lecho luego de aquella noche. Aún es muy temprano y seguramente el resto siga durmiendo, ¿no?

También el mundanal ruido comienza a hacerse presente para quienes inician temprano su día, desde abajo llega algún ocasional sonido de vajilla y cacerolas, y desde la calle se escucha parloteo, gritos de comerciantes, y el trinar de algún osado gorrión.

Los sonidos provenientes de las plantas bajas, los sonidos de fuera de la casa de alojamiento y la tímida luz que se filtraba por la ventana, hicieron que abriera lentamente los ojos.

Frunzo levemente el ceño y comienzo a estirar cada parte de mi cuerpo. Pestañeo varias veces y me percato que estaba completamente desnuda y los recuerdos de la noche anterior, invaden mi mente y aquellas emociones, sensaciones y sentimientos profundos se apoderan nuevamente de mi cuerpo.

Giro la cabeza y allí estaba él. Una sonrisa torcida se dibuja en mi rostro y con una mano temblorosa (quizás por los recuerdos de la noche anterior) rozo el brazo que estaba cerca mio. Podía contemplarlo todo el día, incluso semanas, pero debíamos continuar nuestro destino.

Suspiro y me inclino para besar su mejilla. Cálida, sedosa y perfecta ¿Por qué no podía quedarme allí con él? suspiro nuevamente y me incorporo.

Levanto mis prendas del suelo y las que aún estaban en la cama y comienzo a vestirme, silenciosamente, lo último que quería era despertarlo.

No había sonido alguno, sin embargo la luz y el movimiento de energías percibidas por su magia lo hicieron poco a poco abrir los ojos.

Lo que se encontró de primera imagen fué la cama desde la que los recuerdos invadían cada parte de su mente. Sonrió a medias, sonrojándose algo. Luego se incorporó algo, sentándose en la cama. Allí estaba ella, aún en la habitación.

Poco a poco se levantó y vistió, al menos la parte inferior de su cuerpo. Luego y sin mucho pensar se acercó a ella y la asió por la cintura con un brazo, mientras que le daba un beso en el cuello y le susurraba algo al oido.

-Buenos dias... ¿Como has dormido?

¿Que era lo que había pasado para que dejara atrás la timidez del día anterior?

El roce de su brazo en mi cintura, hizo que me sobresaltara un poco. Abrí la boca para replicarle, pero ésta se cierra inmediatamente al sentir sus labios en mi cuello.

Suspiro y aquellas sensaciones de la noche anterior, invadieron nuevamente mi cuerpo y así pude confirmar que no fue algo pasajero o mágico, fue real.

Siento como mis mejillas se sonrojan ligeramente. Me giro hacia él para quedar de frente y le dedico una frágil pero dulce sonrisa. Se veía diferente, relajado, como si fuese otro o ¿Estaría yo equivocada?

Me inclino hacia el y deposíto un beso en su boca, sonriente -Buenos días...- le susurro y me aparto para continuar vistiendome -dormí como hacía tiempo no lo hacía- digo entusiasmada -podría ser resultado de la compañia- lo miro furtivamente, sin dejar de sonreír.

El chico termina de vestirse, separándose algo de ella. Luego se vuelve a acercar a esta, con una sonrisa agradable en su rostro y la mira a los ojos.

-Dicen que dormir con silfos revitaliza el alma...

Comenta, riéndose algo de su propio comentario. Lentamente se acerca a sus labios y, con la fugacidad y sutileza de un ladrón de guante blanco, le roba un dulce beso y luego apoya su frente con la de ella.

-Yo también he dormido muy bien hoy...¿Sabes? creo que ha aflorado algo de...humanidad.. en mi. No se aún si es bueno o es malo pero... es nuevo.

Comentó, acariciándole con una mano la mejilla.

-Es muy temprano aún...o eso creo.

Se acercó a la ventana, mirando por fuera de la misma. Mas que nada quería calcular las distancias del suelo.

-Quizás.. es momento de hablar lo que nos depara el futuro.

Suspiró, y luego cogió aire.

Se dió la vuelta y la miró a los ojos.

-Ya sabes cual es mi misión. Ahora mismo, esta ha cambiado solo en un aspecto: Debo de eliminar la amenaza que supone Gamías y su ejército. Las criaturas del mundo sufren por su ira y alguien debe calmarla. Es una empresa muy dificil, y por ello voy a ir al lugar donde quieren encontrar a esa persona que Gamías quiere ver muerta. En ese sitio, podré encontrar heroes, personas con las que luchas hombro con hombro, aliados. A partir de aquí, comienza una nueva era. Estoy seguro de poder conseguir formar a esa gente para convertirla en un ejercito libre. Un ejército que, sin presiones, luchará para liberar el mundo de las tinieblas que lo corrompen. Y ese ejército, creeme, no solo estará liderado por hombres. Mis poderes, en su debido momento, ya que he estado preparandome para momentos como este, se liberarán.

Se acerca algo mas a ella. La coje de las manos y la mira bastante serio a los ojos.

-Tu tienes la decisión en tus manos. Yo ya he escojido mi destino, ahora te toca a ti afrontar el tuyo. Tu decides, marcar tu propio camino y no correr riesgos, o tener la posibilidad de morir en el camino, intentando salvar este mundo de las tinieblas. Piensalo friamente, no voy a ser yo quien te lleve a una decisión equívoca.

Luego, todo quedó callado. Esperaba su respuesta, y con ella, la decisión que debía de afrontar, para bien o para mal.

Sonreí ante su comentario y quizás tenía razón; jamás había dormido de aquella forma tan tranquila, era la primera vez en mi vida y esperaba que no fuera la única.

Sus besos y sus caricias hacían que mi corazón diera vuelcos, mi respiración se detenía, podía sentir como el aire le faltaba a mis pulmones; deseaba que permaneciera siempre junto a mi, pero no sería así.

Mi rostro se pone serio, triste y oscuro por sus palabras. Pestañeo incrédula por sus palabras, me costaba entender que existía la posibilidad de separarnos.

Aprieto un poco más de lo normal sus manos y no quito la mirada de la suya ¿Qué debía contestar a ello? si me unía a Sery, quizás obtendría ayuda para mi tribu y mi padre lograría tranquilidad.

Aún permanezco en silencio, mirandolo y debatiendo en mi fuero interno sobre que debería hacer -yo... no sé...- suspiro y siento un vacio en mi pecho ¿Por qué no sentía cambio alguno en mi? ¿No sería Seryu lo que buscaba? ¿Acaso sería por ser un silfo?

Suspiro nuevamente y me acerco más a él, apoyando mi frente con la suya -no quiero alejarme de ti, no ahora...- aprieto los labios y rodeo su cuello con mis brazos -me voy contigo...- susurro, acariciando su pelo.

No importaba si mi destino no era éste, lo seguiría hasta el fin.