Partida Rol por web

Amanecéis con la luz del sol y el frescor de la brisa del mar hace que busques la seguridad y el calor de las enormes mantas que te protegen de la noche. Fuera el ruido de las gaviotas comienza a ser eclipsado por el ruido de los heimin, los mercaderes y los pescadores que comienzan a trabajar de nuevo.

Estoy cansada, a penas he podido descansar esta noche, ayer fue un día repleto de emociones y aún no se como salir del atolladero en el que me he metido. Pero ahora debo de permanecer concentrada, de modo que hago todo un esfuerzo por levantarme y bajar a desayunar a buscar a Iwasaki-sama a ver que me puede contar.

Necesito saber quien sale beneficiado de la caida del gobernador y de la muerte de los dos jóvenes, no creo en las casualidades. Me visto rápidamente con un kimono limpio pero cómodo, me temo que hoy va a ser un día largo.

Miro la cajita que no conseguí abrir ayer Tendrás que esperar a mañana me temo...

Bajas hasta el salón donde normalmente están todos los samurai de la pensión desayunando, pero hoy no hay nadie aparte de la propietaria. Al parecer el cansancio entre la gente ha hecho mella y nadie ha podido madrugar.

Nabiki está poniendo manteles, servilletas y agua caliente para te en la mesa. Alisa con mimo la tela y pone con minuciosidad las tazas en sus sitios. Se sorprende al verte ser la primera y te dirige una sonrisa.

- Buenos días Suzume-sama. Sois la primera y la más madrugadora. ¿disfrutasteis ayer del festival? ¿queréis desayunar?

Me acerco con semblante serio, deseo transmitirle mi preocupación. 

Nabiki-sama, me temo que algo terrible ha ocurrido en la ciudad. Necesito vuestra ayuda, ya que sois oriunda de la ciudad seguro que me podéis ayudar. ¿Quién es el segundo al mando en la ciudad, quien se veria beneficiada si el honor del gobernador se viera agraviado?

Por favor Suzume-san, me estáis asustando. ¿que ha pasado?

Se sienta a tu lado y te sirve el desayuno

No entiendo bien que es lo que insinuais, el segundo al mando es el Karo, Doji Nobuo. Pero si el Gobernador quedase en evidencia, no ganaría nada, muy al contrario. Un samurai y su dicha dependen de su servicio a su señor. ¿creeis que ha podido hacer algo en contra del Gobernador?

Medita un poco su respuesta antes de hablar

El gobernador tiene muchos enemigos: Los otros dos gobernadores (mantis y Cangrejo), los piratas, y también los embajadores León

Después de la incómoda charla con mi primo, lo cierto es que no me costó nada dormirme. De hecho me cayeron los párpados con la rapidez de un telón en un escenario. Me despierto a la mañana siguiente cuando los rayos de sol inciden directamente sobre mi rostro, pues había olvidado correr las cortinas antes de acostarme. Esbozando un gemido me incorporo lentamente, mientras bostezo. Había dormido del tirón toda la noche, pero el cansancio por todos los acontecimientos del día anterior todavía me convertían los músculos en plomo. 

Haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad me levanto del futon y empiezo a rebuscar entre mis kimonos, dejando a un lado los que había reservado para los días del festival -demasiado bonitos y caros para andar haciendo búsquedas en barca y frenéticas persecuciones-. Estoy a punto de elegir un yukata sencillo de colores oscuros cuando recuerdo las palabras del gaijin.

"Venid mañana a la playa que hay al oeste del puerto. Por la tarde."

Decido elegir, pues, un hanfu rosado. No es lo más cómodo del mundo pero me otorga más capacidad de movimientos que con un kimono. Y el rosa me favorece.

Para cuando termino de vestirme me doy cuenta de que es demasiado tarde para demorarme en desayunar en mi casa, así que evitando encontrarme con ninguno de mis primos, y menos aún con mi tía, salgo discretamente por la puerta del servicio, por detrás de la casa, y doy un rápido rodeo para llegar hasta la taberna donde íbamos a reunirnos. Ya tendré tiempo de comer algo allí.

Los embajadores León... dudo mucho que Raiden sea tan ambicioso para matar a unos niños solo por poder. mucho debería de haber cambiado desde... Niego con la cabeza. 

Apenas se nada de los mantis y los cangrejo. Maldita sea todo esto me queda grande!!

Nabiki-sama, disculpad si os he preocupado. He de partir inmediatamente esta mañana pues he de hacer muchas cosas. La pequeña Byako-sama me mantuvo ayer muy ocupada y he descuidado mis quehaceres. Me temo que hoy también estaré todo el día fuera de la posada. 

Apenas doy dos sorbos a la taza de te que me abrasa la garganta me levanto y hago una rápida reverencia a Nabiki. Subo a la habitación de Asuke y le dejo una nota disculpándome por mi ausencia del día anterior y salgo apresuradamente de la posada.

Debo encontrar al viejo cuentacuentos, Kovo, tal vez el pueda aclararme algo mas sobre la cueva maldita a ver que demonios hay alli. Mientras pienso lo que voy a hacer miro mi equipo, cojo mi daisho, y todo lo que crea que pueda usar en esa maldita cueva no se que me da por pensar que terminaremos allí. 

Si yo secuestrara a alguien que mejor sitio que hacer que parezca un accidente si las cosas no salen bien... 

Doy un último vistazo y abandono la habitación y la posda para dirigirme a la esquina que frecuenta el anciano.

Bajas de tu habitación y te están esperando tu tía y tu prima.

- Querida sobrina, ¿lo pasaste bien ayer?. Me han dicho que has hecho buena migas con la narradora Suzume. 
Dentro de unos días vuelve el Gobernador del balneario con aguas termales. Es un buen momento para presentaros a las tres en la corte. Estará todo el mundo, incluso los nuevos embajadores León... Será la ocasión perfecta ¿no crees?

Sales de la casa y te encuentras con el ronin que está practicando en el jardín.
Te mira y detiene sus ejercicios. Tus ojos se cruzan con los suyos, ayer te buscó por el puerto y te esperó en la posada pero no te encontró. Ahora hay algo en la mirada de la Suzume que ha cambiado.
Ve que tiene prisa y no parece querer entretenerla así que solo se inclina a modo de saludo. (*)

Avanzas a paso rápido hasta el puerto, pero por más que buscas en los tres rincones donde te han dicho que suele trabajar, no lo encuentras. Tal vez sea demasiado pronto para un anciano. Hideki os espera para desayunar en la posada de anoche, aunque ya sabes lo que os va a decir.

Me dirijo hacia el ronin, de repente me incomoda su cercanía de los días anteriores, me siento mal como si le estuviera faltando el respeto a alguien...

Asuke-san, lamento profundamente que no pudiéramos encontrarnos anoche. Me temo que un asunto importante me tiene muy ocupada. Espero que os estéis recuperando de vuestras heridas y no hayáis tenido mas problemas. 

Disculpadme pero debo marcharme con premura. 

Hago una reverencia y me voy. 

Llego a la zona en la que estaba Kovo y me frustro al no encontrarlo pero no puedo quedarme a esperarlo, asi que le digo a un niño que haya por la zona que si lo ve le diga que estaré en la posada desayuinando y si puede acercarse que es muy importante. 

-¿Por qué no? Presentadnos cuando gustéis -Resuelvo, deteniéndome en seco y volviéndome lentamente hacia mi tía. Cómo odio que dé por sentada las cosas y se adelante tanto a los acontecimientos. Después, recuerdo aquel malentendido con el León del puerto, y me pregunto si la Suzume querrá ser presentada en la corte. Juraría que no, por su forma de huir. 

-Querida tía -avanzo lentamente hacia la puerta de entrada- aunque me encantaría pasar aquí la mañana narrándoos absolutamente todo lo que sucedió ayer, me temo que el deber me llama. Suzume sama me espera en una posada. Tengo que seguir forjando esa amistad, ¿no creéis?

Unos suaves golpes despiertan al joven Yoritomo. El posadero, algo temeroso por tener que despertar a un samurai, le señala el salón vacío.

Demonios.... que le ponéis al sake en este lugar?¿ Se despereza mientras se frota la cara con una mano. 

Disculpad que os incomode, honorable samurai, vuestros acompañantes dijeron que abonaríais la cena en su nombre....

Eh¿?.... mira las botellas vacías en la mesa, y la aparente ausencia de nadie más a quien maldecir. Bueno... os pagaré por esta vez, pero la próxima, aseguraros de contar con la atención del que ha de pagar, cuando os digan algo así, maldición...

Echándose por encima una jarra de agua de una mesa, le deja unas monedas al posadero, y sale al exterior.

Será mejor que vaya a ver el kobune.... y de paso dormiré ahí. No tengo las tripas como para ir navegando ahora...

Tapado con unas mantas en el kobune, Toushiro deja que el mecer de las olas sacudan su borrachera... mientras espera que el día siguiente sea algo mejor

Me levanto realmente cansado, me duele un poco la cabeza y todavía noto cierto escozor en mi pecho. Una noche dura para haber conseguido tan poco, pero quizá esta noche todo mejore un poco, lo único que espero es no perderme entre las islas buscando a los hijos del daimyo. Me apresuro a darme un baño rápido, huelo a sudor, a alcohol y un poco a sangre y no son pintas para ir con dos señoritas, aunque para ir con el mantis voy demasiado elegante. Todavía pienso en el beso de la Yoritomo, me estoy metiendo en muchos problemas solo para echar un polvo, pero da igual las veces que me lo repita en frío, cuando la tenga delante voy a ignorar todas las advertencias de mi cerebro.

Me visto con la muda que tenía de recambio y le dejo las ropas agujereadas y ligeramente manchadas de sangre a los heimin de la posada, con suerte cuando vuelva esta noche tendré las ropas remendadas y limpias y no tendré que gastarme el dinero en tonterías, tengo varias misiones que hacer y por el momento no tengo más que perdidas. Suspiro y bajo a la sala de abajo, necesito desayunar algo para quitarme este mal sabor de la boca

Tu tía te mira en silencio, como tratando de descubrir algún engaño o como si hubiese atisvado alguna imperfección en tu forma de vestir. Luego sonríe 
- Excelente, prepararé todo para poder acudir a la recepción del Gobernador y que las cuatro asistamos juntas. Nos traerá mucha dicha y gloria, poder acompañar a la cuentacuentos.

Luego comienza a servir comida y a calentar el té, sin mirarte te "sugiere":

- No seas necia, Aimi-chan. Debes comer algo, estás en los huesos y esas rodillas flacuchas que tienes no van a aguantar el día si no desayunas algo. Además así podrá acompañarte tu prima que ya se estaba levantando.

El ronin te mira suspicaz y sólo se inclina a modo de saludo. - Como deséis Suzume-sama, vais siempre con demasiada prisa para ser sólo una cuentacuentos... espero que vuestra tarea sea productiva y ya hablaremos cuando tengáis tiempo.

Mañana del 2º día, Zona del Puerto, Posada de la Merluza Sonriente

Suzume Annaisha camina por la zona del puerto con celeridad, buscando a Kobo en las esquinas pero no aparece. Algún comerciante al que preguntas te comenta que no suele estar todas las mañanas, y que tras el cansancio del Festival, es normal que hoy no salga a trabajar hasta más tarde. El ambiente es mucho más relajado que el día de ayer, pero la gente está feliz y risueña. 

Entras en la posada de la Merluza sonriente y a parte de la mesa donde se encuentra el ronin Hideki desayunando un bol de arroz y una sopa de calamar, puedes ver como el hombre llamado Tsuruchi Kô baja por las escaleras con el pelo recién mojado tras un baño.

Hideki aparta el bol casi vacío y os hace un gesto a ambos mientras comienza a sacar su pipa.

Mañana del 2º día, Zona del Puerto

El movimiento del barco supone una dulce nana para tus cansados músculos, ya ha salido el sol porque te molesta en la cara, pero podrías dormir un par de horas más si te dejan. Lástima que un marinero comienza a gritarte para que te levantes de su barco.

- ¡... te estoy diciendo que te levantes de una vez, borracho! necesito la barca para trabajar.
¡Te has equivocado de Kobune merluzo! ¡ Levanta el trasero de ahí antes de que llame a la guardia!