Partida Rol por web

CONCEPTOS RELEVANTES

+ Cortes de Verano e Invierno: Aunque los arcadios acostumbran a ser gente plácida y poco afín al conflicto armado, existen dos notables excepciones en Las Cortes de Verano e Invierno.

Aunque cuatro son las Cortes, correspondiéndose con las cuatro estaciones, las más poderosas de todas son la Corte del Verano, también llamada El Estío o La Corte Estival; y la sombría Corte del Invierno, también denominada la Corte de la Interminable Ventisca o la Corte Nevada.

La Corte del Verano suele amparar bajo su bandera a héroes de leyenda, a fabulosos caballeros, a guerreros sin parangón y, en general, a los campeones de más sanguíneo humor de toda Arcadia. Son arcadios bravos y gallardos, casi siempre apuestos y agraciados, y excelentes paladines de las más nobles causas.

La Corte del Invierno no puede ser más diferente. Sus integrantes son aviesos intrigantes, confabuladores taimados y estrategas despiadados. Suelen carecer de sentido del humor, pero los que gozan de algo similar hacen gala de un negrísimo sarcasmo y una crueldad reseñable. Son, por así decirlo, el último bastión de los grandes villanos de los cuentos de hadas. Se saben temidos y odiados, y aunque los hay que llevan este estigma con orgullo, la mayoría están profundamente amargados porque las princesas más bellas les resultan, al igual que el buen clima, demasiado escurridizas por medios legales.

Ambas Cortes poseen numerosos recursos y no pocos héroes bajo sus respectivas banderas, pero el hecho sustancial es que se profesan una mutua e incandescente aversión.

La Corte Estival domina la práctica totalidad del continente arcadio, reservando los bosques para su Corte hermana menor, la Primaveral. La Corte Nevada domina solamente la región septentrional, pero posee algunas de las fuentes de glamur más poderosas de toda Arcadia -Because Evil rocks-. Aunque sus huestes son menos numerosas, saben compensarlo con una región mucho más difícil de invadir y con, digamos, artes cuestionables. Una prueba: la Corte de Otoño aceptó de buen grado fusionarse con su hermana mayor, si bien no leyeron con calma las cláusulas más abusivas del contrato y terminaron siendo sirvientes de hecho de la Torre de la Luna.

¿Contratación poco transparente, crees? Créeme, es lo más suave que hacen los chicos de la Corte de la Interminable Ventisca.

+ Glamur: Dícese de la forma de energía mágica e invisible que permite la existencia misma de Arcadia en un pliegue al otro lado del plano temporal que conocemos como La Aburrida Realidad. Todos los arcadios existen, en mayor o menor medida, gracias al glamur. Hasta aquí, es un concepto decepcionantemente oscuro y ambiguo. Pero, como todo en Arcadia, esconde un peculiar giro de guion. 

El glamur está conectado a la imaginación, la fuente creadora de Arcadia. Si no eres fruto de la misma, no puedes existir en el vasto continente. Así de simple. Por ende, todos, absolutamente todos los pobladores de Arcadia, han sido, de un modo u otro, imaginados antes de hollar las agrestes llanuras de esta tierra.

Lo que de verdad te romperá la cabeza es preguntarte: ¿pero por quién?

No tengo respuesta para tal pregunta, pero mientras el ser humano conserve la capacidad para fascinarse, de asombrarse y de maravillarse, Arcadia, de algún modo, estará a salvo.

+ Fuentes de Glamur: El glamur es un recurso limitado, aunque muy abundante en Arcadia. Todas las ciudades existentes en Arcadia, y todas sin excepción, se erigieron custodiando una fuente en concreto, que puede adoptar las más variadas formas: un cuadro renacentista, un anillo de plata, un zapato de payaso, una funda para narices vulnerables al invierno... La lista, sinceramente, es interminable.

Aunque el crisol multirracial y multicultural intrínseco de Arcadia impide que se cataloguen las fuentes de glamur como pertenecientes a una raza o etnia concreta, hay dos excepcionales notables: las Cortes. Las fuentes que se ubican en el territorio de ambas se consideran de singular trascendencia geopolítica por la especial rivalidad que hermana al Verano y al Invierno.

Sobra decir, lector, que la pérdida de una fuente de glamur trae consecuencias nefastas para Arcadia y sus habitantes.

+ Pesadilla, La: También denominada La Región del Terror. Ningún arcadio ha cruzado jamás el umbral que separa este área de extensión y orografía desconocidas de Arcadia, pero todos ellos tienen clara una cosa: los nativos de esta tierra desean con un anhelo inquebrantable hacerse con las fuentes de glamur. Nadie sabe ni por qué ni para qué.

La Pesadilla abre cada cierto tiempo pequeñas brechas en el tejido glamuroso de Arcadia y vierte sobre ella a sus criaturas de humor belicista y tendencias expansionistas. Por lo general se trata de monstruos errantes que vagabundean buscando sin mucho criterio algo que llevarse a la boca, ora un gnomo incauto, ora un elfo comeflores. Este tipo de invasores duran poco en Arcadia y motivan alguna que otra cacería por parte de los nobles de la Corte Estival, generando historias de hazañas y aventuras por lo demás anecdóticas. Pero, a veces, las brechas aguantan el tiempo suficiente como para trasladar a Arcadia hordas de maliciosas criaturas sedientas de sangre capaces de poner en jaque a algún reino.

En los últimos tiempos, las brechas, los portales o las fallas que sirven de puente entre los invasores y Arcadia están aumentando su frecuencia y, quizás lo más preocupante de todo, su tamaño. Por suerte, hasta ahora no han llegado a hacerse con el control de ninguna fuente de Glamur.

La fauna proveniente de esta región es inclasificable, pero acostumbra a presentar un excedente de dientes afiladísimos, hambre voraz y deficiencias higiénicas variadas, aunque existen singulares excepciones capaces de medirse en lo que a intelecto y maldad genuina se refiere con los más insignes representantes de la Corte Invernal.