Partida Rol por web

Cefelion te observo unos momentos mientras Mondonel cabeceaba casualmente contrato cuerpo, ronroneando suave.

-N-no es nada -se cruzó de brazos y miró a un lado y otro- ​Es decir, has hecho varios amigos en poco tiempo...

Para ese momento, se había sentado al borde de la cama cepillando el cabello abundante que seguramente había secado con magia. No era el sujeto más delicado con la fuerza del peine, pero por fortuna tenía un cabello bastante fuerte. Mientras esto, el humo azucarado y relajante de a poco iba permeando la estancia.

-Supongo que quería encontrar una excusa para quejarme de Maren pero...no parece que encuentre una. Así que estoy enfadado por no poder enfadarme. Jum...

Mérida continuaba acariciando a Mondonel en su pecho, ocasionalmente frotando su rostro con el de él. Le causaba un poco de gracia la forma curiosa que tenía Cefelion de ponerse celoso. -Yo diría que ambos hemos hecho amigos en este breve período de tiempo. Supongo que las situaciones difíciles a las que nos tuvimos que enfrentar han permitido que forjemos lazos fuertes con otras personas en menos tiempo del habitual. O simplemente es que somos compatibles con ellos y ya. 

Lo observó peinarse y comentó ocasionalmente -Ten cuidado, no seas tan brusco con tu cabello... pero sabía que Cefelion hacía caso omiso de sus palabras.

-Creo que Maren es una buena persona. Es sincero, es honesto y no oculta sus emociones ¡Es un gran cambio si consideramos a Gwyllion! Tengo la impresión de que estar en la superficie le permite ser más él mismo, recuerda que su gente no sentía emociones. Debe ser muy duro vivir así. Suspiró, intentando ponerse en lugar de Maren -Apenas ha regresado del reino de Pharasma, no podría dejarlo solo. Además, quisiera cumplir con mi promesa. Cambió el tono de voz, para maximizar la molestia que generaría su siguiente comentario -Acaso... ¿Estás celoso de Maren?

-¡No lo estoy! -Cefelion fue de un lado de la cama y la manta y sábana voló levemente cuando la levanto de forma un tanto brusca para ponerse abajo, tumbándose de lado.

-Es decir, si es una buena persona. -lo viste patalear un poco bajo las sábanas, y levantó la cabeza de la almohada para verte, ceñudo- Y también lo son Alexander y Thadeus...

Resopló.

-¡Me molesta! ¡Los sujetos que quedan son buenas personas, y los que eran malas personas desaparecieron o los dejamos antes de que pudiera darles una paliza propiamente! -Cefelion dejó caer la cabeza en la suavidad nuevamente y se cubrió hasta la nariz. Pasó solo unos momentos así hasta que se giró al lado opuesto, y resopló de nuevo. Probablemente esto fuera lo más cercano a hacer un tantrum.

-Y además...todos son chicos. ¿Sabes lo que quiero decir? Eres una mujer muy bella, y estoy segura de que los tres saben eso tan bien como yo. -se giró de nuevo, con aire inconformable en cuanto a postura, y hasta enterró un poco la cabeza bajo la almohada vecina.- ¿Has pensado en eso? ¿Te...gusta alguno, incluso un poco?

La forma en que Cefelion refunfuñaba era por demás adorable. Mérida le miraba y se sonreía sola mientras él hablaba. Mondonel le mordió suavemente los dedos en el momento en que se frenó, considerando la pregunta de Cefelion. -Bueno, yo pensaría que es algo bueno que solamente queden buenas personas en el grupo. Nos hemos deshecho de las molestias y eso es algo que celebro. Creo que es aún mejor que no hayas tenido que darles una golpiza, sabes que eso no los arreglaría. 

Continuó acariciando a Mondonel, mientras miraba por la ventana. Tras una breve pausa, agregó -Seguramente todos ellos me gusten un poco. Es decir, por algo los escojo como compañeros. Sabes que eso de elegir una pareja no lo tomaría a la ligera, debería ser alguien digno de Pharasma, después de todo. Alexander causó una impresión muy grande en mí, pero su corazón está acorazado, no sé si sea posible entrar allí. Sin hablar de que tiene una situación delicada familiar y que es realeza. Thadeus es adorable -dijo y se sonrió pensando en los momentos más bonitos que vivió con él- pero no sé si sea capaz de amar. Ha sufrido tanto, apenas está aprendiendo a disfrutar de las cosas. Creo que yo podría gustarle tanto como una flor bonita en el medio de un campo. Maren, por su parte, es encantador y divertido, pero apenas nos conocemos. Ansiaba poder traerlo de regreso por la promesa que le hice, pero no soy Adryk enamorándome del primer tipo que me trata bien. Miró a Cefelion directamente, mientras Mondonel hacía lo mismo. -No deberías preocuparte por tonterías así. A veces pienso que tú eres el único que me ve de esa manera. La mayoría de las personas me considera un objeto precioso y ya. Recordó fugazmente las palabras de Thadeus y se sonrió nuevamente -¿Sabes? Thadeus dijo algo sumamente bonito más temprano cuando estábamos por ver el show de la cantante... dijo que tenía un corazón bendecido por Shelyn. Es la primera vez que un tercero me halaga por mí y no por mi aspecto. Fue muy agradable y me tomó por sorpresa.

Mérida levantó las sábanas por su parte, permitiendo que Mondonel se posase en la cama y se acostó de su lado, mirando para Cefelion. -¿Qué es lo que realmente te preocupa? ¿Temes que te deje de lado por alguien más? Eso no sucederá. Jamás. Quizás... -hizo una breve pausa- deberíamos buscar alguna muchacha bonita que viaje con nosotros, así yo también puedo celarte -dijo sonriendo.

-Bueno, no es "un día" ya. Tampoco es demasiado...pero hay una diferencia entre "me gusta alguien" y "me voy a casar con alguien a las dos horas de conocerlo", jejeje...

Cefelion metió la cabeza debajo de la almohada un poco, y luego salio cuando le empezaba a faltar aire.

-Igual no deberías indulgirme demasiado. Lo que tengo que hacer es madurar, estoy consciente. No puedo depender por siempre de tu compañía, ni que ya cuando estés casada o algo tengas a Cefelion de 80 años en la habitación de al lado.

Se enderezó para finalmente quedar boca arriba en la cama, aunque cubierto hasta la nariz por la manta.

-De todas formas...me alegra que tengas otras personas cerca, no creas. Alexander es realeza pero no esta en un carruaje lujoso sino viajando como las personas corrientes. Thadeus me da una sensación de nerviosismo, y tiene estas actitudes ligeramente...aterradoras. ¿Te fijaste que siempre que conoce a un usuario de magia parece estar viendole el cuello? Es como si estuviera analizando puntos débiles como prioridad. Maren fue bastante valiente en querer subir...y mantiene la buena actitud a pesar de haber tenido una muerte horrenda. Y yo estoy bien, eventualmente encontraré a alguien o no, tengo bastante tiempo para eso. Me alegra...que esta gente te aprecie por quien eres. Espero que todos lo hagan...vamos a dormir, ha sido un día...noche, larga.

Mérida se rió con ganas ante el comentario sobre Adryk y sus modos. Pensó brevemente en él y el destino que le deparaba. Ahora, que ya habían revivido a Maren, ya no estaba tan enojada con él pero seguía alegrándose de no estar más en su compañía. -Sí, bueno, supongo que no es lo mismo... pero quizás sea mi forma de verlo, me gustaría conocer bien a otra persona antes de considerar un romance o algo. Quizás sea consecuencia directa de todo lo que hemos vivido en este corto tiempo.

La actitud de Cefelion continuaba siendo entretenida, pero a Mérida la preocupaban sus pensamientos. ¿Por qué hablaba de repente de este tema? ¿Será que porque era la primera vez que ella mostraba interés en otras personas? ¿Tiene sentido hablar de un futuro que está aún muy lejos? -Hermano, no hay por qué apurarse. No tengo planes de separarme de tí por bastante tiempo. Simplemente continuemos viajando y veamos qué tiene planeado Nuestra Señora Pharasma para nosotros, ¿Si? Quizás seamos vecinos a los 80 años o será tú el que tenga que lidiar con tu hermana y sus hijos además de tu familia.

Mérida estaba acostada de frente a Cefelion, mirándolo atentamente mientras hablaba. Era agradable escucharlo hablar apreciativamente de otros, que no era nada común. -Es bueno tener amigos y compañeros, ¿No? Alexander es un noble muy particular, que es una de las cosas que me gusta de él, pero carga con mucho dolor y el futuro de su gente depende de él. Consideró lo que Cefelion dijo sobre Thadeus unos segundos antes de continuar -Bueno... Thadeus fue entrenado como un asesino, imagino que son hábitos difíciles de abandonar. Está esforzándose por descubrir las cosas buenas de la vida. Y... bueno, yo me siento más tranquila de que alguien tan cuidadoso cubra mis espaldas, ¿Tú no?

Inspiró el aroma del incienso que Maren había creado, cerrando los ojos y disfrutando de la fragancia. -Maren es una buena persona y creo que está feliz de reunirse con su maestro. ¿Sabes? Me ha contado que su investigación tiene que ver con "curar" la maldad. Suena fascinante. Imagina si pudiésemos curar la maldad de las personas, Urgathoa se iría quedando sin seguidores muy rápidamente...

Mérida se acercó más a Cefelion y lo rodeó con sus brazos -Sí, estoy segura de que es así. Son buenas personas. No te desesperes por cosas que aún no suceden, ¿Si? Y si algo no te gusta o te molesta o te hace sentir mal, dímelo. Por favor. Te quiero.

Dijo esto último con lo último que le quedaba de energía y se quedó dormida inmediatamente.

Finalmente pudiste tomar un buen, largo, y merecido descanso, que por fortuna no fue interrumpido por ninguna situación inesperada o algún peligro, lo cual era un gran confort de dormir en campamentos en el bosque, o en el camino, o recientemente en cavernas subterráneas infestadas de peligros desconocidos.

Despertaste del sueño reparador con parte de la mata de cabello de Cefelion en la cara, aunque él mismo tenía a Mondonel en la suya, echado a lo largo con su estómago en toda su gloria haciéndole de mascarilla de ojos. Al ser un lecho tan grande y lujoso, pudiste evitar que tu hermano te diera algún golpe bajo involuntario, aunque probablemente en sus sueños había pateado alguna que otra vez a juzgar por el desorden de la sábana inferior.

El ambiente aún olía a mirra, y apenas te moviste pudiste apreciar que efectivamente no solo te sentías más enérgica sino que incluso algunas de tus heridas habían cicatrizado más rápido de lo que deberían. La mañana se escuchaba tranquila al menos hasta lo que alcanzabas a percibir, probablemente las fiestas de celebración murieron bastante tarde y la mayoría de la gente estaría durmiendo o rogándole a Cayden Cailean que la resaca se marchara pronto.

A pesar de todo, por la ventana continuaba siendo de noche, aunque la vista del pilar de energía devolvía una columna de luz más fina...aún así, los relojes de la estancia (delicados artefactos de engranajes con un muy suave tic continuo, cosas que usualmente son un tanto caras para tener portátiles) indicaban el paso de unas diez horas horas.

Mérida durmió profunda y plácidamente. Despertó con el impulso de estornudar y se encontró con el plateado cabello de Cefelion en su rostro. Se apartó rápidamente y estornudó sonoramente, aunque ni Cefelion ni Mondonel se vieron perturbados por el ruido. El aroma del incienso aún inundaba la habitación, respiró hondo y se estiró. Comprobó que sus heridas habían cerrado a una velocidad mayor de la habitual y solamente pudo preguntarse si era todo gracias a Maren. Se levantó de la cama, tapó bien a Cefelion que aún descansaba y lo besó suavemente en la frente antes de dirigirse al baño. Decidió tomar un baño rápido, después de todo lo sucedido la noche anterior. Al salir del baño, se vistió con su túnica habitual, acariciando suavemente el tatuaje de su brazo derecho. Luego, se dirigió hasta la ventana, tomó su símbolo sagrado y se arrodilló a realizar sus rezos matutinos. Hizo un gran esfuerzo por concentrarse en sus rezos y no permitir que la imagen de Alexander y el arma regresasen a su mente. Al finalizar, como solía hacer, le dedicó unas palabras de agradecimiento a Su Señora. Una vez acabó, se levantó.

Recordaba que había acordado hablar con Thadeus respecto de ese tema y él la estaría esperando, por lo que le urgía ir a su encuentro. Abrió la puerta que separaba su ex-habitación de la de Cefelion y se asomó curiosa, buscando a Maren con la mirada.

Cefelion se removió un poco y el gato se acomodó muy levemente junto con él. Tras dedicar una hora en silencio a tu diosa, sentiste su sutil respuesta en forma del poder divino para curar o herir como vieras en gracia en el momento.

Sentías el usual hambre matinal como era usual, y te esperaba otro día de comidas finamente hechas para variar de lo utilitario del camino. Decidiendo dejar dormir a tu hermano un poco más, saliste por tu cuenta y encontraste un pasillo un tanto desarreglado. No solo había algunas pisadas de barro de aquí para allá quizá de otros aventureros o de gente habiéndose ensuciado con las de otros, sino algún que otro papel o saco que había envasado algo tirado por ahí.

Contra este desarreglo, Thadeus contrastaba, con nuevas túnicas reemplazando las semi destrozadas de ayer y sin estar teñido casi por completo de sangre. Tenía la postura rígida y atenta de siempre, con los brazos detrás de la espalda y mirando al frente como un buen perro guardián haría.

-Buenas noches, Mérida -a pesar de que el ojo que tenía vendado era el que debía usar para verte, te saludó antes de girar la cabeza para dedicarte una mirada tranquila. Incluso te pareció que su tono formal usual estaba teñido por algo de alegría- Aunque el sol no nos bendiga hoy con su presencia, deberíamos aprovechar el "día" lo más posible. Espero que hayas dormido bien.

Mérida tuvo que regresar a la habitación brevemente antes de partir para tomar algunas monedas, porque no podría aguantar tanto el hambre hasta que Cefelion despertase.

El estado de los pasillos era muy triste, pero comprensible dadas las circunstancias de hacía apenas unas horas. Tenían suerte de que el lugar continuase en pie. La imágen de Thadeus impecable hizo que se sonriera: tenía esa necesidad de mostrarse siempre bien, sin importar cómo realmente se sintiese. El hecho de que pudiera "verla" a pesar de tener su ojo dañado poco le sorprendía, por todo lo que ella sabía, Thadeus podría cómodamente sentir su alma o algo así. -Buenas noches, Thadeus. Le saludó en respuesta, mientras se acercaba a él y lo rodeaba en un cálido abrazo. -Me alegro de verte bien luego de la situación de anoche. Seguramente el sol nos bendiga con su presencia por más que no podamos verle. Se apartó y le besó la mejilla con suavidad. -Yo he dormido bien, en gran parte gracias a un incienso que creó Maren, es muy hábil. Estaba pensando de qué manera abordar el tema, pero su estómago gruñó con tanta fuerza que no pudo evitar sonrojarse y luego romper en risas. -Parece que mi estómago está reclamando el desayuno... ¿Crees que podamos hablar en el comedor? No quisiera demorar esta charla. Es... importante. Dijo esto último con preocupación en su voz. Se tomó del brazo de Thadeus para caminar, tal como lo había hecho la noche anterior y apuntó en dirección al comedor.

-Parece que tu amigo está en todas sus capacidades si ya está creando cosas.

Notaste que Thadeus se sintió desconcertado un momento como si no supiera que hacer, pero te abrazó de vuelta tras esto. Con el beso en la mejilla cerró el ojo, sonriente.

-Eres una persona muy cariñosa, disculpa mi falta de uso con estas costumbres. -asintió tras decir esto- Por supuesto. Luego de los rezos matinales es normal que el hambre caiga con fuerza. El apetito es un indicador de salud, después de todo.

Extrajo una varita no demasiado grande del interior de la túnica tras dejar ir el agarre, y tocó la puerta con esta. El contorno de la puerta y la habitación destelló un leve instante antes de quedar como si nada.

-Es un conjuro de alarma complementario al que conozco, se especializa en detectar amenazas invisibles. Debería estar bien con esto...además... -guardó silencio un instante- ...Su Majestad me amenazó con romper nuestro contrato si no me relajaba el día de hoy cuanto menos. Fue inusualmente rudo...pero le estoy agradecido.

Se puso en marcha  tras esto, cuidando de ir a tu ritmo para no incomodar tu agarre de su brazo.

-Parece que tienes algo en mente. No nos demoremos, entonces.

La planta de abajo estaba bastante limpia en comparación, probablemente el personal del hotel estaba esforzándose por mantener el orden en la cara pública, aunque dudabas que durara demasiado el desorden de la planta superior. El comedor había vuelto a estar ordenado como en la cena de ayer, y estaba prácticamente desierto, por lo que tomaron poco en pedir sus órdenes una vez instalados en una mesa muy solitaria. Tu acompañante había pedido unas cuantas rebanadas de jamón horneado con huevos y jugo de naranja, además de pudín de manzana.

...

Thadeus guardó silencio, dándote margen de hablar. Tenía las manos juntas y entrelazadas sobre la mesa, y frotaba suavemente los pulgares, a veces miraba a un lado del suelo unos momentos, y tenía una sonrisilla tenue en su expresión...en general, parecía verse contento en comparación con otros días.

Mérida sabía que Thadeus no estaba acostumbrado a tratos como el que ella le estaba dando, pero era más fuerte que ella. Sentía un cariño muy profundo por él y no podía más que expresarlo, siempre que él se lo permitiese.

Le resultó gracioso que Alexander hubiese tenido que amenazarlo para obligarlo a relajarse, pero sonaba acertado. Había sufrido muchos daños la noche anterior y Thadeus se cuidaba muy poco a sí mismo, era una necesidad que descansase. -Creo que puedo entender el por qué lo hizo. Me divierte un poco la dinámica entre ustedes, se entienden mucho mutuamente.

Mérida camino con calma, como una buena forma de contrarrestar la ansiedad que le generaba la situación. Se sentía especial de poder caminar abrazada a una persona con la capacidad de asesinar a cualquiera que se le acerque. Que confiase suficiente en ella para permitirle tocarlo, era un gran privilegio.

Mérida tomó lugar al lado de Thadeus, lo normal hubiera sido que se sentase en frente de él, pero era tan fuerte lo que tenía que hablar con él que quiso estar cerca y poder tratarlo con la mayor delicadeza posible. Le dio un poco de pena saber que iba a arruinar el ánimo de Thadeus, que se veía alegre, pero sentía que necesitaba hablarlo con él.

-Te ves animado, más que los últimos días. Creo que podría acostumbrarme a esa imágen. Le dedicó una sonrisa amplia al decir esto. -Lamento tener algo... preocupante que discutir contigo. La expresión de Mérida se ensombreció y bajó la mirada hasta sus manos, por más que sus ojos estaban reviviendo la visión de hacía apenas unas horas, pero que se sentía como a años luz de distancia. -Anoche... Cuando estabas descansando... Alexander me permitió tocar..._{el arma... la que era de su hermano.} La voz le tembló levemente, por lo que se tomó unos segundos para recomponerse y continuar -Tuve una visión. Estoy segura de que fue... una cortesía de mi Señora. Miró a Thadeus claramente angustiada -Tengo miedo. Tengo miedo de lo que ví y de que se cumpla. No sé aún cómo evitarlo, pero quiero ayudar. Posó una de sus manos sobre las de Thadeus al decir esto, en tono suplicante. -Fue una visión inquietante... Alexander estaba... parecía estar ebrio, en una habitación de castillo... fuera de la habitación Caspian lloriqueaba. Tú estabas ahí, pero parecías estar al borde de tus fuerzas... parecías llevar despierto demasiado tiempo, intentando evitar lo que estaba por suceder... Alexander se acercaba a una mesa... tomaba el arma... y la posaba sobre su sien. Cuando intentaste levantarte para evitarlo... Algo parecía estar impidiéndotelo. Lo mordiste... pero ya era tarde y Alexander se había disparado. Lágrimas multicolores fluían con suavidad por sus mejillas. Los ojos de Mérida continuaban fijados en ese recuerdo que se había grabado a fuego en su memoria. -El tiempo... esto sucedía unos tres años en el futuro. No sé cómo o por qué. No entiendo del todo qué sucedía, pero sé que quiero evitarlo. Quiero ayudar.

Thadeus adoptó una postura y expresión serias a medida que escuchaba, aunque sin mediar palabras ofreció un pañuelo blanco y limpio cuando comenzaste a lagrimear. Por lo demás, no te interrumpió e hizo silencio incluso luego de que hubieses terminado. Se veía...preocupado, y pensativo. Finalmente rompió el silencio, con un suspiro.

-No me es difícil creerlo... -su voz sonaba un tanto amarga como si acabara de tragar un brebaje de mal sabor, que en contraposición con hace unos minutos, hacía un mar de diferencia- Aunque no lo parezca, Alexander no ha superado lo que sucedió. El amaba profundamente a su familia cercana...sin embargo, desde que se descubrió que no era hijo de su padre realmente, la reina comenzó a culparlo. No voy a opinar sobre sus deslices personales...pero a diferencia de su hermano, Alexander tenía rasgos físicos que no encajaban con el rey o la reina en absoluto. Tenía el cabello y los ojos claros, mientras que ambos padres eran lo opuesto...eventualmente se comenzó a investigar por ahí y se encontró la verdad. El rey se distancio de su esposa, pero mantuvo el matrimonio por razones políticas entre reinos.

Negó con suavidad.

-Y pasaron cosas encadenadas a ello de ahí en mas. Su padre murió a manos de su hermano, y él tuvo que matar a su hermano por esto. Por supuesto, su madre nunca le perdonó eso...y puso una maldición en él. No se del todo sus efectos específicos pero sospecho que aparte de tener los rasgos de su hermano, deteriora su estado mental lentamente.

Los hombros de Thadeus bajaron un poco, dando un aspecto abatido y verdaderamente entristecido.

-Puedo hacer muchas cosas, pero no se tratar con algo así. No permite que se comience a tratar su estado tampoco, lo considera su castigo para cargar...trato de que mantenga ese objeto fuera de su vista, pero inevitablemente a veces lo contempla largamente.

...

Como sacerdote de otra diosa, no tengo conocimientos tan profundos sobre Pharasma pero...sé que Mi Señora tiene resentimiento aún contra la tuya. Es una historia vieja...Sarenrae era apostol de otro dios, llamado Aroden inicialmente. Cuando la muerte de Aroden se acercaba, Pharasma no dijo nada, y Sarenrae reclama que debería haber dado el aviso para tratar de cambiarlo...sin embargo, está brindándote herramientas únicas, que estas tratando de usar por el bien de otra persona. -te miró con atención- No lo entiendo...por supuesto, quizá sea solo una historia, pero sigue la creencia de tu diosa de no inmiscuirse en el destino de nadie.

Cerró los ojos, y frotó los ojos con el pulgar y el índice.

-Ah...estoy divagando un poco, lo siento, me siento estresado.

Escuchar la versión de Thadeus de la historia de Alexander le permitió apreciar los hechos nuevamente y comprender un poco mejor lo sucedido, especialmente lo que respectaba a la maldición sobre el príncipe. Ahora, la imagen del muchacho rubio que había visto en plena batalla cobraba sentido y lamentaba saber que era el verdadero aspecto de Alexander y que no había podido apreciarlo lo suficiente.

Tomó el pañuelo de Thadeus y se limpió las lágrimas suavemente. Le dio un poco de pena, parecía que él constantemente le estaba secando el llanto.

-Thadeus... ¿Crees que si hablo con Alexander al respecto me escuche? Quiero decir... que algo que yo diga pueda aportar a que acepte recibir ayuda. Entiendo que no nos conocemos tanto y puede que resulte fuera de lugar que hable al respecto. 

Reflexionó unos segundos sobre la historia de Sarenrae que ella conocía suficientemente bien y consideró su respuesta. -Entiendo que probablemente este accionar no se condiga con el que normalmente se esperaría de Mi Señora. Creo que la única explicación que podría darte es que... bueno, Pharasma es en extremo generosa conmigo. Primero, trajo a Cefelion a mi vida, lo que me hizo inmensamente feliz. Cuando estábamos en las profundidades, en el tiempo en que Tenala y tú quedaron por un lado y nosotros por el otro, se mostró ante mí permitiéndome oír el deseo de Maren luego de su partida y luego me obsequió una rosa negra. Esa misma rosa se deshizo en pétalos, dejando este tatuaje en mi brazo y en la palma de mi mano derecha - le exhibió el brazo y luego la palma de la mano, la que luego apoyó sobre una de las de él- y con esto me concedió el poder de neutralizar a Adryk sin necesidad de terminar con su vida. Por más que podía querer creer en él y en que iba a abandonar a Urgathoa, no tenía forma de saberlo con seguridad, pero con este nuevo poder podía inutilizar su magia de nigromante. A cada paso del camino, Pharasma me ha brindado oportunidades únicas, como conocerte a tí. En su generosidad, quizás me consiente demasiado, es por esto que creo que me brinda la oportunidad de evitar esta tragedia. Se tomó unos segundos y agregó -Lamento el dolor que le ha causado a La Flor del Amanecer, pero imagino que Pharasma ha tenido sus motivos, unos que solamente ella puede comprender. No soy quien para juzgar sus actos, mi fe y devoción son absolutas.

Thadeus se veía agobiado a poco de haber comenzado -¿Qué tal si salimos a por un poco de aire fresco? Quizás pueda ayudar a despejarte. Yo... quise hablar contigo cuanto antes no para abrumarte, sino para aprovechar el tiempo que tenemos en nuestras manos y obrar con calma. Imagino que de alguna forma... es una oportunidad de salvarlos a ambos.

Thadeus escuchó, atento y sorprendido, lo que le decías. Tras esto hubo una pequeña pausa porque lo ordenado llegó a la mesa, con la presentación impecable que casi hacía olvidar que realmente los precios eran (aunque de forma justificada) un tanto abusivos. Pero de todas formas no lo tocó inmediatamente.

De hecho, no pareció moverse o reaccionar...junto con el resto de la sala.

Lo único en movimiento era la cola de Mondonel, entrando a tu campo visual desde el umbral de salida del comedor. La llama púrpura parecía casi hiponótica, y en general el ambiente se veía ligeramente descolorido y oscuro.

-Estoy sorprendido también. -le escuchaste con claridad, con tono ansioso. Sabías que hablar le costaba normalmente, pero no parecía ser el caso en esta ocasión- Pero nuestra señora ha estado pendiente de ti. Ambos lo sabemos. Ella está viniendo.

Pasaron unos pocos parpadeos hasta que notaste a alguien más, sentada en tu misma mesa en silencio. Una figura alta, femenina, envuelta en una capa y capucha que parecía oscuridad misma fundiéndose en el suelo y las superficies que tocaba. Sujetando la misma en sitio, había un prendedor de azabache negro en forma de rosa.

La charla de Mérida se vio interrumpida por la llegada de su pedido. Todo se veía perfecto y delicioso, como de costumbre. Thadeus estaba más callado de lo habitual y cuando Mérida reparó en él, se giró en dirección a la entrada del comedor, donde se veía la flama de la cola de Mondonel meciéndose de un lado a otro. Para su sorpresa, Mondonel habló, anunciando la llegada de Pharasma. Inmediatamente, Mérida intentó repasar una a una sus palabras en su cabeza, preguntándose si le habría faltado el respeto de alguna manera. En lo que siquiera se lo estaba planteando, la magnífica figura de Pharasma tomó asiento en la misma mesa que ella estaba compartiendo con Thadeus.

Mérida observó obnubilada los detalles de Su Señora, hasta que reparó en que la estaba haciendo esperar. -M-mi Señora -tartamudeó Mérida llevándose la mano derecha al símbolo que llevaba en el pecho y bajando la cabeza en una reverencia - nos honra con su presencia, ¿Qué puede una humilde servidora como yo hacer por Usted? Mi ser entero le pertenece, me abruma la gratitud que siento por Usted y toda la generosidad que ha tenido para conmigo y mi hermano.

Guardó silencio, aún insegura de cómo debía proceder en frente de su Diosa. En cuanto Pharasma se lo permitiera, se enderezaría para contemplarla nuevamente.

Pharasma separó los labios, y tomó un momento para tomar aire. La respiración fue un tanto sonora, y tardó en entonar...te daba la impresión de que de alguna forma, no hubiese usado su voz en mucho, mucho tiempo. Cuando esta emergió, arrastraba un tanto las palabras. Pero podías escuchar el tono rasposo de una mujer ya adulta y muy fatigada.

-He...esperado. Tu nacimiento...por mucho, mucho tiempo. Desde que el Sello se encendió en este universo.

...

Hay muchas cosas que quiero decirte.

Mondonel acortó distancia, y se subió a la mesa, manteniendo distancia cordial de ambas y sentándose al borde de la misma, mientras la diosa continuaba hablando:

-Primero...quiero decirte que me alegra conocerte en persona. Y segundo...este momento que estoy alargando, es de los pocos de los que no tengo certeza. En este aquí y ahora...no tengo conocimiento de lo que sucederá. Es...fascinante. -hizo una breve pausa- Mérida. Sé que ahora lidias con la preocupación y las posibilidades relacionadas a los jóvenes que conociste. Lamento interrumpirte, pero muchas cosas pueden cambiar ahora, para ti misma, para ellos y para otros...dependiendo enteramente de ti. Tengo...una larga historia que contarte, si quieres oírla. Ya deberías saber de ella, pero el...suceso que cambió a uno de tus compañeros en el pasado, intervino con todo y arruinó el desvelar sutil que había previsto.

El gato se echó y dijo:

-Supongo que morir ahogado no es lo único inesperado.

El sonido de la voz de Pharasma hizo que Mérida alzase la cabeza para contemplarla mientras hablaba inmediatamente. Una sensación cálida en su pecho se extendía: se encontraba en presencia de su Señora y la estaba escuchando hablar. Algo en su forma de hablar parecía indicar que llevaba un tiempo sin hacerlo, lo que la hizo sentir aún más honrada de lo que ya se sentía.

La forma en la que se refería a ella, tan...afectuosa, era un privilegio que jamás había imaginado. Se sonrió inmediatamente al escuchar que había estado aguardando su nacimiento.

Mérida la escuchaba hablar completamente fascinada. La información que le estaba brindando era de lo más preocupante y ella simplemente parecía sorprendida por no poder percibir el futuro desde el punto en que se encontraban. Era impactante procesar que de sus propias acciones tendría curso uno u otro futuro. ¿Cómo podría asegurarse de tomar la decisión correcta?

-... dependiendo de mí?- murmuró para sí Mérida, un tanto atónita. -Sí, por supuesto. Quiero oír todo lo que usted desee compartir conmigo, mi Señora. La referencia al suceso le resultó un tanto vaga, y rascó en su memoria intentando desvelar a qué se refería la diosa. ¿Estaría hablando de Alexander? O acaso... ¿Gwyllion?

Las palabras de Mondonel llamaron su atención rápidamente. -¿Morir ahogado? Preguntó un tanto confundida, ¿De quién estaría hablando? ¿Adryk? Volvió su vista hacia Pharasma, no deseaba faltarle el respeto, es sólo que su curiosidad había sido más grande. Asintió levemente con la cabeza, aguardando la historia que esperaba le diera sentido a lo que estaba sucediendo -o por suceder.

-Siento cosas morir usualmente en cierto radio. Es super usual, pero ese sujeto que te hizo enojar y era insportable se ahogó al poco de separarse en la poza de agua donde paramos. Y ni dejó alma atrás, menos mal.

El gato se estiró en sitio.

-Usualmente si no hay nadie más alrededor, llevo el alma yo mismo. Seguramente sus restos estén en el fondo aún.