Partida Rol por web

Por un momento deshago mi expresión perpetuamente enfadada y preocupada y levanto las cejas con interés ante lo que acababa de decir Bernini. Al fin y al cabo, quizás aquel demente mal criado nos serviría de algo. Una grata sorpresa sin duda.

Asiento y continúo charlando con Sav.

- Bueno, dijeron que no había que preocuparse por la etiqueta. Si es eso lo que te preocupa, Sav.

No me había perdido ni por un segundo las explicaciones de Giani sobre sus poderes. Ciertamente el tema de los dones oscuros era algo que nunca habíamos hablado abiertamente, pero que en cierto modo ya conocía.

No dejaba de intrigarme lo distintos que podíamos ser los unos de los otros perteneciendo a la misma especie al fin y al cabo. Bueno, lo que dejaba claro la intervención del malkavian era que mi linaje, el Lasombra, era mucho más poderoso y agraciado que el resto. Doy gracias por ello.

Pienso todo esto mientras paso mis delicados dedos por el cabello de Darla, como quien acaricia su mascota.

-aja, eso será excelente- respondo a Bernini aparentemente sin hacer caso de su evidente estado de ánimo aunque, ahora si, observandolo con atención

-¿sabes algo de Gillespi?, Tal vez aqui respondan ante algún superior en Roma, ¿crees que podrías fingir ser un emisario interesado por los asuntos de Ambrogino?- se me ocurren los nombres de Claudius y Augustus, pero deben estar demasiado altos en la jerarquia para que resulte creible

Bernini se puso de pie y cruzo ambas manos tras la espalda enderezando la espalda mientras elevaba el mentón de forma teatral.

Dio unos cuantos pasos hacia un lado y luego hacia el otro sin mirar realmente a nadie pero marcando el paso como un puto soldado de la guardia real.

El hombre, que no tenía ni puta idea de las costumbres y modismos de los poderosos e influyentes, en realidad estaba intentando emular a sus antiguos señores aunque en verdad aquella “actuación”, le salía como el culo.

Era gracioso, una pantomima burda de lo que podría ser un noble real.

Veamos, dijo rascándose el mentón por un instante para darse aires de autoridad, los Giaovanni, si, mmm, dijo fingiendo pensar, conozco ¡todo! Lo que hay que saber de ellos, aseguro deteniéndose un momento mientras les miraba a todos, ¡TODO!, remarco levantando un dedo hacia el cielo, y por lo tanto la mejor oportunidad para intentar llevar a un buen fin esta, ¿Cómo era la palabra?, pensó, ¿empresa?, ¿asunto?, ¿causa?, ¡qué diablos!, para llevar a buen fin esta…”cosa” que están buscando, dijo finalmente.

Por lo tanto, si me explican bien que intentan SIN DUDAS pueda ayudar con mi INCREIBLE CONOCIMIENTO de TODO lo que hay que saber de los GIOVANNI, concluyo volviéndose hacia la chimenea, con los brazos cruzados y dándoles la espalda a todos.

Te parece ver un tono como verdoso ¿o era amarillo? alrededor de Bernini.

Pero entre sus espavientos y la escasa iluminación danzante de las llamas de la cocina, lo cierto es que te cuesta distinguir su aura con claridad.

Sav arqueó una ceja al escuchar a Giani preguntarle a Bernini si pudiera hacerse pasar por alguien. ¿Ese es nuestro plan? no estoy muy puesto puesto en diplomacia... ¿pero acaso los emisarios se dedicar a decir estupideces y subirse de pie en las sillas? dijo Sav en tono sarcástico...

Podemos intentarlo, pero más bien que estemos preparados para abrirnos camino a bocados porque creerme que será necesario si nuestras esperanzas pasa porque ese parezca normal.

Bernini que se había vuelto de espalda al grupo permaneció en silencio durante todo el tiempo que Sav hablo.

Sin embargo, cuando el otro termino de hablar haciendo una clara referencia despectiva hacia su persona, Bernini comenzó a girarse sobre sí mismo y con su vista especialmente puesta sobre la de Sav.

Le miro por un instante, analizándole o quizás perdido en sus propios pensamientos y antes de finalmente comenzar a hablar en un tono bajo, respetuoso y temeroso a partes iguales.

Claro, dijo como retomando una conversación que en realidad había tenido en su propia mente, porque todo ahora es normal.

¿Normal dices?, le dijo a Sav mientras movía una de sus manos señalándole, ¿normal como tener que dormir de día o normal como que solo puedas beber sangre?, o tal vez, prosiguió haciendo una mueca rara con la cara, tu idea de “normal” sea el de silbar a las ratas y que estas te obedezcan, o que Giani pueda ver la ladilla sobre la vagina de un furcia a cien metros sea “normal”.

Bernini se acerco unos pasos hacia Sav sin dejar de hablar, o “normal” que el sol te achicharre como a una puta polilla que cruza por el fuego del pabilo de una vela, normal que no respires, que no envejezcas, normal que no precises comer o que seamos unos malditos muertos vivos.

O, ¿será normal, acoto con una voz que no era la suya, que los hijos de puta de los Giovanni comanden una legión de ánimas que les sirven como esclavos yendo y viniendo por todas partes y sin que podamos verles?, inquirió haciendo una breve pausa, aunque claro, ¡estamos a salvo mis amigos!, exclamo burlón abriendo los brazos mientras les miraba a todos, pues aquí hay uno que puede abrirse paso a bocados sobre los cuerpos incorpóreos de los espectros, indico señalando a Sav sobre el cual volvió a centrar su vista.

Dime, Sav, pregunto con ambas manos en la cintura, ¿a qué tipo de normalidad te refieres mi querido?.

-normal como para que no nos lancen encima todas esa legión de animas-

aclaro sin abandonar mi actitud pensativa

-creo que sospecharían algo de inmediato, si viniera un superior de Roma sin duda avisaría antes, y no descartemos que lo conozcan en persona ¿pero como podríamos hacer que nos dieran la información que buscamos?, tal vez si se nos ocurriera algún ardid para engañarlos...-

Entonces sin abandonar la actuitud pensativa me pongo en pie y empiezo a caminar por la estancia, mirando de vez en cuando por los rincones

-De no ser así, tal vez funcionaría un acercamiento directo. Decir para quien trabajamos y que el principe nos apoya. Supongo que no se atreverían a dañarnos en esas circunstancias, todo lo mas nos mentirían, ¿que os parece?-

Suelto una risa por debajo de la nariz ante la reacción de Bernini.

Por mucho que despreciara a aquel energúmeno, su insolencia ante un antiguo me resulta de lo más graciosa.

No andaba equivocado en nada de lo que decía. Por supuesto, no eramos normales. Ninguno de nosotros. Pero obviamente el chico no estaba familiarizado con la filosofía de nuestros patrones, los fundadores; ni de los problemas que podía llevarnos no bailar al son de la mascarada.

Suelto a Darla mientras come educadamente y me muevo sinuosamente por la sala. Paseando tranquilamente, asiento a las palabras de Giani.

- Es una opción. ¿Significa esto que no asistiremos a la reunión con Mallote?

Aricia me hace recordar nuestro primer plan mientras reviso lo que hay bajo la mesa

-mm, la fiesta de Mallotte es hoy, y tal vez no nos reciba en otra ocasión, los Giovanni por lo que sabemos seguirán ahí mañana y no somos suficiente gente para ir a los dos sitios. Supongo que mejor ir hoy a esa fiesta mientras pensamos mejor como abordar a los Giovanni-

Bernini tenía suerte de que Sav parecía tener bastante paciencia, quizá demasiada para un gangrel. Sav miró fijamente a Bernini mientras este comenzaba su desvarío, sin duda el loco se sentía en su salsa al dar rienda suelta a toda su locura, lo que decía podía tener cierto sentido pero sin duda sus formas eran producto de un perturbado.

La paciencia de Sav se iba consumiendo con cada uno de los ejemplos que Bernini recalcaba, hasta que los ojos del gangrel se tornaron en un rojo intenso, unos ojos infernales que se clavaban en el malkavian.

Todavía ves el mundo con ojos humanos... cuando sepas mirar en las sombras sabrás que es normal y que no. Lamentablemente tu comportamiento no es normal ni en un mundo ni en otro.

Después se volvió a los demás
Será mejor que vayamos a la fiesta, no quiero imaginarme unas horas escuchando esto.

Los ojos de Sav mutan ante la mirada de todos los presentes y se tiñen de un potente color rojo sobrenatural, como si brillaran con luz propia; la luz de la ira y un poder ancestral que solo poseen algunos vástagos.

Al tenerlos tan cerca y mirando fijamente a Bernini mientras le habla, a éste se le encoge el corazón y de repente siente la presencia de un peligro tan real y palpable como cualquiera de los cadáveres de aquella misma habitación.

Al final parecía que había consenso en cuanto al siguiente movimiento y sin más dilación, os preparáis para salir al encuentro de Mallote y su particular fiesta.

Me acerco a Darla quien se yergue repentinamente al ver que me dispongo a hablar con ella.

- Descansa por esta noche. Te despertaré cuando regrese.

El tono frío y aristocrático recibe como respuesta un asentimiento con la cabeza.

Luego me dirijo a la puerta, era hora de ir a la fiesta.

Existe una gran diferencia entre un loco y un imbécil voluntario.

El loco, es alguien que ha perdido la razón. Un trastornado que posee alteraciones en sus facultades mentales y que, debido a ello, es capaz de comportarse de forma disparatada, imprudente o temeraria sin medir las consecuencias de sus actos.

Por otra parte, el imbécil voluntario, es aquel que aun teniendo la capacidad de entendimiento funcional, decide obrar de manera contraria a lo que dicta la razón.

Esta breve explicación, que en un principio es escueta y poco profunda, adquiere una mayor complejidad si introducimos en la ecuación comparativa el término “trastorno de personalidad disociativo”.

Pues es justamente por sufrir de dicho trastorno que una misma persona puede ser, a la vez, lunática o imbécil de manera voluntaria según cuál de sus personalidades posea el timón de la mente en dicho momento.

Y Bernini, tenía muchas y muy variadas personalidades.

Ahora por ejemplo, en el silencio que se expandía como una nube entre los presentes y luego de que Aricia había dicho sus palabras, un gutural sonido, bajo y primitivo pero fácilmente reconocible por todos, se hizo presente con un “runrún” bien audible:

¡GLUP!, hizo la buena cantidad de baba que bajando por la garganta de Bernini le movió la nuez de Adan como si de una campana se tratase.

 Aquellos ojos rojos amenazantes y peligrosos le habían encogido los huevos de una forma alarmante y como hacía tiempo no sentía, una electricidad primero y a continuación un intenso frio se le extendió a lo largo y ancho del cuerpo pero naciendo desde la  cabeza y concentrándosele en el bajo vientre.

Dicho de otra forma, si aun estuviera vivo, Bernini se hubiera cagado y orinado allí mismo pues estaba terriblemente intimidado por Sav.

Con los ojos inflados como dos huevos duros y el morro fruncido por la tensión, el bruto de Bernini retrocedió unos pasos hacia donde estaba la olla con lo que fuera la mierda que estaba comiendo la criada de Aricia.

Y fue, tal vez, por aquel miedo que ahora sentía que sin pensárselo mucho, se persigno (tres veces) primero y a continuación, cogiendo el cucharon pringoso de comida con una mano, lo interpuso cual espada Excalibur entre su cuerpo y el – ahora lejano -, cuerpo de Sav.

Madredelamorhermoso, pensaba Bernini, ¿Por qué mi AMO no tiene poderes tan geniales como Sav?.

Cuando llegáis a la suntuosa residencia de Mallote, las dos gemelas aparecen con sus labios arqueados en una sonrisa pero una siniestra mirada hierática a la vez que no termina de encajar. Cada una lleva en su mano una lámpara de aceite que ilumina el oscuro hall de entrada.

- Bienvenidos

- Nos alegra verlos de nuevo, adelante.

Os parece oír una especie de sonrisa infantil cuando la primera se gira para guiaros hacia el interior del establecimiento y a medida que os alejáis de la puerta de entrada a través de un largo pasillo, tenéis la sensación de meteros cada vez más profundamente en la boca del lobo.

Al fondo se oyen voces conversando y cuando atravesáis otro umbral, un gran salón de techos elevados y paredes repletas de cuadros y retratos se alza ante vosotros.

Mientras os fijáis en las tres figuras del centro de la habitación que se giran ante vuestra presencia, dos criados silenciosos de piel oscura os flanquean y se ofrecen a guardar vuestros abrigos.

 - Permitid que os de la bienvenida a mi casa, caballeros. Ya habéis conocido a las gemelas, Frigga y Freya. 

Las dos niñas se sitúan a sendos lados del rechoncho anfitrión y se quedan completamente inmóviles, con la mirada perdida como si fueran muñecas de porcelana antiguas.

Vuestro interlocutor viste como un rector de universidad, con largas y voluminosas togas. Además lleva unos quevedos colgando del cuello y un bastón adornado con una cabeza de jabalí.

- Yo soy André Mallote. Venga venid, os presentaré a los demás invitados.

En medio de la sala, una pareja hermosa con ropajes antiguos y apolillados, espera pacientemente que Mallote haga sus presentaciones.

- El duque y la duquesa de Amber son la verdadera representación de la más distinguida aristocracia británica. 

La pareja no se inmuta ante los elogios y espera paciente vuestras presentaciones.

Una vez llegados a la fiesta de Mallotte dejo de enimismarme con las sombras, o lo intento, y presto toda la atención posible a lo que aquí sucede, después de todo la última vez que fui a una fiesta organizada por vastagos yo formaba parte del menu.

Las gracias sociales nunca han sido lo mio y procuro corresponder a nuestros anfitriones sin soñar con destacar de algún modo, manteniendome en un discreto segundo plano, y esperando que al menos Aricia sepa dar la cara por nuestro grupito.

Cuando llega el momento de las presentaciones realizo las inclinaciones de cabeza de cortesía y me presento

-Soy Giani Vitello, encantado de conocerles-

Supongo que tendremos que seguir las formalidades un poco antes de poder preguntar lo que nos interesa

Conforme entraban en la estancia reinaba una sensación de peligro que Sav no podía evitar, sería mejor estar alerta y mantener la compostura si querían salir de una pieza de aquel lugar.

Al llegar al gran salón, Sav examino a los presentes concentrándose en los murmullos y siseos que se escuchaban alrededor de los presentes. El anfitrión fue haciendo las presentaciones a las que Sav respondió inclinando la cabeza Mi nombre es Savse limitó a decir, dejando que otros llevaran el peso del dialogo.

- Aricia de Mytros, encantada.

La chica hace una educada reverencia ante los duques e inclina la cabeza hacia André Mallote.

- ¿Esperamos a más invitados?