Partida Rol por web

Decido dejar de lado el tema del olor que ha mencionado Sav, es evidente que no nos lo van a contar y que nos pondría en peligro insistir

-Yo como mi compañero es la primera vez que visito esta ciudad, espero poder conocerla mejor cuando acabemos el asunto que nos trae aquí-

-entiendo que todos llevais mucho tiempo habitando esta ciudad, ¿me equivoco?-

De refilon veo a Bernini que empieza a llamar la atención a su manera, pero lo dejo estar

Sonríe complacido ante la pregunta de Giani

 - "Mucho tiempo" puede ser un termino relativo, según quien lo acuñe.- voltea un momento la mirada hacia a los duques .- aunque os pueda parecer una ridiculez, en mi humilde opinión incluso yo llevo bastante tiempo en la ciudad. Al menos más que una vida mortal.

Apunta para dejar clara una referencia que todos puedan identificar.

La duquesa le devuelve la sonrisa y se dispone a responder a la pregunta formulada por Sav.

 - Mithras es un príncipe comprensivo.- el adjetivo suena despectivo en los labios de la duquesa.- No es que sea blando, pero con el paso de los años ha ido relajando su autoridad. El simple hecho que yo me atreva a deciros esto ahora lo demuestra.

Hace una breve pausa, buscando las palabras con las que describir mejor su respuesta.

Antaño muy pocos vástagos se atrevían a mirarle directamente a los ojos en una audiencia y ahora casi parece que comparta esa sarta de tonterías de aquellos que afirman que todos los clanes somos iguales ante la ley. Algo absurdo, pues la única ley que existe es la de Dios y fue por su natural designio que se hizo la distinción entre altos y bajos clanes.

 - Hoy le miran a los ojos, mañana se atreverán a darle consejos y cuando queramos darnos cuenta se habrán amotinado contra él y el orden natural que representa su figura. Aunque seamos inmortales, esta claro que "el tiempo" - hace referencia a las palabras de Giani y Mallote - también nos pasa factura, y aunque no erosione nuestros cuerpos, si puede hacerlo con nuestro poder y autoridad. Es lo que le está ocurriendo a nuestro soberano, eso es todo.

 - Mhm. - Asiente convencida la duquesa.

 - Y ahora que os hemos hablado de nuestro Sire, también sería agradable conocer vuestros linajes.

La niña observa los espavientos de Bernini con total neutralidad e incluso un cierto deje de aburrimiento. Pero cuando el malkavian relata con gestos su particular visión, la chica de repente abre los párpados en señal de sorpresa.

- ¿Tu también lo has visto?

Te hace un gesto con el dedo para que te acerques a ella, y al oído te susurra como si de un secreto se tratara:

- es el desprecio que desprendo hacia los capullos maleducados.

Cuando te echas de nuevo para atrás, la chica te fulmina con la mirada.

Al otro lado de la sala, la hermana os mira a ambos con una sonrisa burlona.

Sav asentía con una media sonrisa, sin dejar muy claro si asentía como aprobación o de forma sarcástica...

Aun sigue vivo y sigue siendo principe... quizá no lo haga tan mal...

Nuevamente el tono de voz no dejaba claro si era un comentario serio o sarcastico.

Por mi parte  me críe solo desde los 12 años... y no tengo más linaje que el de la calle en la que me muevo desde hace casi 300 años me temo.

Bernini se había levantado... sin duda eso podría ser un contratiempo, pero en el fondo Sav se moría por ver la cara de la estirada duquesa cuando hiciera alguna de las suyas.

Quizás otra persona habría entendido la amenaza. Tal vez otro, más sano mentalmente, se hubiera tomado aquel agravio como la invisible barrera que la chica estaba creando – en lo social -, entre ella y quien claramente no le importaba.

Pero, todos sabemos que Bernini no era normal y mucho menos alguien con la cabeza bien puesta y por lo tanto, para el pobre hombre, aquellas palabras de la bella muchacha le sonaron “a una invitación”.

Fue por esto que Bernini se acercó a la jovencita aún más, acortando todas las distancias posibles y pegándose a su lado, - como si ella fuera una amiga de toda la vida -, le susurró al oído cómplice y divertido.

Tienes razón, chiquilla, a mí también todos me parecen unos capullos maleducados pero es lo que le ha tocado al pobre Bernini soportar, sonrió de lado mientras la miraba, quizás podríamos escaquearnos de aquí y conocernos mejor, ¿a qué te gustaría si?, le pregunto poniendo su mejor cara de seductor nato.

¡ok!, la expresión de su rostro no tenía NADA de seductor pero, ¡vamos joder!, el hombre le ponía huevos a la cosa.

Atiendo a las palabras de Mallotte y los duques, auqnue no tengo muy claro que es eso de los altos y bajos clanes me suena al derecho divino de la realeza, algo sobre lo que se debatio ampliamente, en la guerra de los cien años.

Y como ese otro asunto ni esta claro ni creo que lo este en breve, así que lo dejo pasar mientras mi atención se va desviando hacia las sombras de las esquinas, que cada vez atraen mas mi atención

-mm, mi sire fue Lady Teophana* del clan Malkavian, y aqui Bernini es mi chiquillo- respondo apenas dedicando una mirada a los Duques

A continuación vuelvo a dirigirme hacia Mallotte, auqnue es dificil de decir ya que mayormente sigo mirando la esquina de la habitación

-el caso señor, es que se nos dijo que podríais ayudarnos con el asunto que nos trae a vuestra ciudad, es sobre un libro, tal vez podamos hablar de ello tras la fiesta-

Podría intentar ser mas sutíl, pero sin duda los Duques acabaran enterandose de lo que nos trae aquí

Los duques se muestran indiferentes ante la mención de Sav y asienten dando su aprobación cuando Giani menciona el nombre de Teophana, a quien ambos reconocen.

 - ¡Un libro! - se muestra gratamente sorprendido .- Claro, claro... cuando gustéis.

dice respetando la intimidad que Giani decide mantener.

- Por cierto, ¿Os gusta la caza?

pregunta cortesmente, observando especialmente a Sav. 

Los ojos azul hielo de Freya bailan con un burlesco toque de locura, y de repente te devuelven la mirada con ingenua inocencia.

Asiente dos veces con la cabeza y te lleva de la mano.

Bernini y Freya salen de la habitación.

La casa está en completa oscuridad, ves el blanco de los ojos de los mayordomos al salir del comedor principal.

Freya sin embargo parece conocer bien el camino, o no le afecta estar en la más absoluta penumbra, pues se mueve con asombrosa agilidad.

Finalmente llegáis a una sala y con una chispa, el fósforo que ha prendido la chica, va encendiendo una a una algunas de las velas del cuarto en el que os encontráis ahora.

A medida que se hace la luz, empiezas a ver un montón de ojos a tu alrededor con la mirada fija e inmóvil, las siluetas llenan las paredes con extravagantes formas, pelo y dientes. Se trata de animales disecados, cabezas cortadas de los más exóticos especímenes cubriendo las cuatro paredes que os rodean. Trofeos. Distingues a grandes antílopes, jabalíes y otros grandes mamíferos que nunca habías visto ni imaginado. En medio, hay una robusta mesa de madera llena de desordenados mapas y tomos antiguos; hay un globo terráqueo y cajetillas con munición al lado de un enorme halcón disecado.

Huele extraño también en esa sala, como a cerrado y a polvo. Un siniestro ambiente recubre la estancia provocado quizás por el efecto de las ondulaciones de la luz de las velas sobre los animales que parecen dotarlos de movimiento.

Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

Pletórico, exaltado, completamente desbordante de emoción, ¡que se salía de si mismo!.

Bernini iba caminando como por sobre cascaras de huevo y de la mano de aquella bellísima criatura imaginando ya en su mente una orgia desenfrenada de eventos sexuales prontos a llegar.

Convencido de su poder seductor y su impronta varonil, el palurdo de Bernini sacaba pecho como un pavo doble pechuga mientras se alejaba de la sala pavoneándose ante los presentes.

¡Ja, voy a follar y ustedes no!, parecía decir su rostro infantil mientras se iba.

Bernini se tomó un momento para apreciar el nuevo sitio.

Las cabezas disecadas, los mapas, el globo terráqueo, la semipenumbra reinante, las velas, las baldosas del suelo, una pequeña araña que asustada por la luz trepaba de vuelta a la seguridad de su tela, el brillo en los ojos de la muchacha, sus labios pequeños y bien formados, el polvo que flotaba en el aire, la nada.

Atento, curioso e inquieto, Bernini se había quedado mirándolo todo, absolutamente todo, pues intuía en su interior que algo estaba a punto de suceder.

Algo, importante y crucial.

Y en el interior de su mente, “algo” se agito a su vez, ese “nuevo yo” que hacia muchas horas se mantenía en letargo.

La versión más oscura, violenta y conspiradora de Bernini.

Despertaba finalmente.

Y se alistaba…

"que poco tiempo lleva en esta no vida, que poco sabe" por un momento siento una punzada de remordimiento por la incultura de Bernini, pero pronto la olvido para seguir lo que dice nuestro anfitrión, aunque mi vista sigue las bailarinas sombras en los rincones

-reconozco que nunca me ha interesado demasiado la caza. Si os referís a la persecución de animales salvajes nunca me intereso y no la he practicado. Si os referís a la búsqueda de sustento propia de nuestra condición la realizo como un trámite necesario aunque no lo suelo disfrutar-

Aunque se que algunos vastagos la contemplan con deleite, no pense que fuera el caso de Mallotte pero tampoco es que me importe mucho

Os quedáis solos, Freya y tú.

- Mmmmhh....

La niña suelta un gemido pensativo mientras de un salto se sienta sobre la mesa.

Las piernas no le tocan al suelo y abiertas sin ningún pudor permiten entrever las enaguas bajo su falda.

- Y bien, ¿A qué quieres que juguemos?

Detrás tuyo escuchas el chirrido de las bisagras de la puerta que acababais de ajustar y sientes el aire moverse. Alguien ha entrado en la habitación. Instintivamente tu oído se intensifica, pues la falta de luz a penas te permite disitinguir nada. Escuchas unos pasos cortos e imperceptibles a un volumen alto y claro, diez veces más fuerte de lo normal rodeando la mesa.*

- Yo me se un juego

dice la niña burlona.

Sav sonrió al escuchar la pregunta sobre la caza del anfitrión, no sabría distinguir si se trataba de una pregunta con segundas o no pero desde luego el gangrel lo tenía claro.

Desde luego, es algo que llevo haciendo desde muy joven... al principio más por necesidad que por gusto me temo. Sea como sea es un arte en todas sus formas.

Sav miró de reojo a como Bernini salía de la habilitación en compañía de la mujer sin saber muy bien si sentir alivio o preocupación de lo que podía pasar.

Algo se había “encendido” profundo en la mente de Bernini.

De alguna forma inexplicable y maravillosa, podia ver casi en la total oscuridad y sus otros sentidos también parecían haberse potenciado.

Se regodeo en aquello, cerrando por un instante su mente a cualquier otra cosa mientras miraba fijamente a la niña a los ojos.

No había ahora en la vista de Bernini ningún atisbo de aquel bruto panfilo que había acompañado a la pequeña hasta allí. Ahora, su rostro mostraba las esquirlas rotas del espejo en donde se reflejaba el maniaco asesino, de la bestia depravada, de la cosa, “lo que fuera aquello”, que tenía dentro de sí, oculto tras su piel.

Así que te sabes un juego, pequeña, susurro mientras comenzaba a acercarse a la niña pero dando un giro para poder apreciar quien había llegado a la sala, también yo se me uno le dijo sonriendo maliciosamente.

Con el cuerpo tensionado y dispuesto a lanzarse sobre quien hiciera falta, Bernini estaba ahora consumido por el deseo carnal y el hambre.

Por la bestia que era su verdadero yo.

Por el Wampyr.

Te acercas buscando el intruso, sintiendo su respiración y su aliento. Cuando finalmente te asomas detrás de la mesa, lo ves justo a las espaldas de la niña. Sus ojos amarillos brillan relucientes, pero él parece tranquilo. Es más grande que cualquier perro que jamás hayas visto y cuando se relame las comisuras de sus fauces, ves unos enormes colmillos apuntando.

A diferencia del resto de criaturas de la habitación, esta es completamente diferente. No esta disecada. Su cuerpo rezuma calor y te sigue con la mirada.

En este momento sientes como otra presencia se cuela en la habitación a tus espaldas, acompañada de una risita tímida de la tierna niñita.

Los presentes se muestran gratamente complacidos cuando Sav se refiere a la caza como un arte, de allí sale un grato debate entre los duques y Jäger quien también interviene con su particular punto de vista introduciendo de la satisfacción y la venganza.

De todas formas y a pesar de no ocultar su interés por la temática de la caza, tanto de animales como de recipientes, el magnetismo natural de Giani poco a poco va arrastrando la conversación hacia ideas más místicas: religión, viajes, ancestros, las voces del más allá y el origen de la verdad.

 - Tengo que reconocer que hacía tiempo que no me distraía tanto una conversación. No cambiaría por nada la caballerosidad de nuestros camaradas británicos, pero es refrescante conocer a otros antiguos.

El duque asiente

 - Así es, pero no podemos estar aquí toda la noche, reina mía.

Mallote también sonríe complacido.

 - Ha sido un placer, como siempre. - y volteando a ver a Frigga. - ¿Te importaría acompañarles a la puerta?

Levantándose un segundo, el anfitrión hace una inclinación de cabeza ante los duques que asienten con la barbilla elevada. La duquesa se agarra del brazo de su esposo y se disponen a salir, para dejaros así a solas con Mallote.

La fiesta resulta mas grata de lo que esperaba, nuestros anfitirones han visto mucho y resulta interesante comparar nuestros puntos de vista de asuntos muy variados, cuando nos despedimos considero que ha sido un ajornada bien usada

-Buenas noches señores, ha sido un placer conocerles-

Cuando los duques se marchan acompañados por una de las gemelas no puedo evitar acordarme de Bernini y buscarlo en el salón, pero no le dpy mucha importancia al no encontrarlo, sin duda acabará apareciendo

-ahora creo que deberíamos hablar del asunto que nos trajo aquí en primer lugar, es un asunto delicado- me dirijo a nuestro anfitrión