Partida Rol por web

-Recordad, listos para luchar o correr-dijo el explorador, antes de abrir la trampilla con todo el cuidado que pudo y asomarse, viendo si era posible alcanzar o seguir a aquel hombre. 

Pero este que coño se cree que es?, si es un puto sargento chusquero de mierda!, y encima Volpone!!, un estirado de los de quiero y no puedo, el décimo hijo de algún chupatintas lameculos del su gobierno, pero en fin, un aliado al fin y al cabo, y un elemento con armadura para bloquear ataques. Así que digo en tono irónico:- Pase caballero azul, tome su posición en el campo que yo me quedare atrás protegida por su brillante armadura. y preparo el láser largo cuidando cada detalle para que no me falle. cuando el sargento sube, comienzo yo a subir también y al llegar arriba calculare la distancia hasta el borde del claro donde esta el hombre. Mientras espero a que los hombres tomen la iniciativa.

Por decirlo de alguna manera simple. No me asusto con facilidad, quien vive en la oscuridad no tiene miedo de la noche. Sin embargo, me cuesta soltar mis rodillas. Tengo la cabeza entre ellas y apretadas contra el pecho, mientras me mantengo de cuclillas apoyado contra la pared. Malo, malo, malo, nos ha visto. ¿Que es esa criatura? Otra presencia se enfrenta a ella, en ese momento creo que automáticamente, todos nos ponemos de parte de esa nueva esencia, ya que la criatura oscura sólo promete muerte.

Tras ser repentinamente repelida, los soldados, prácticos hasta la estupidez e ignorantes hasta la valentía, sacan sus armas y salen del refugio, dispuestos a liarse a disparos con todo lo que se mueva. Yo, por si acaso, me quedaré un poco más aquí dentro. El polvo removido y enfadado se me metía por la nariz, pero yo habría hecho lo mismo de haber estado en un sitio tranquilo y viene gente a darme patadas. Así que lo perdono.

Al ver como el Volpone utilizaba la llama piloto para encenderse el puro, Stigga no pudo evitar sonreír- Oye, ya que lo enciendes con mi bebé podrías compartir uno, ¿no? -no tenía encima sus varillas de lho ni nada, y el mono la iba a sacar de quicio a la larga.

-Vale, salid a ver que se cuenta, pero yo me quedaré aquí, mi fuego es mejor en espacios cerrados -y si alguien quería profanar ese lugar, los pasaría por el fuego.

Mientras subía por la escalera Armand pensó que había ignorado deliberadamente a la furcia pelirroja, por lo que sonrió para sí, algo que se tradujo en una mueca de disfrute, era una batalla personal. Las mujeres en la guardia deberían dedicarse a otras labores distintas de la acción en el campo. Era evidente que la vida de un guardia provocaba una inestabilidad emocional que se veía acrecentada si tenía cerca un miembro del sexo opuesto. Eran un estorbo, distraían la atención.

Contó hasta cuatro antes de sacar la cabeza. Miró en derredor, inspeccionando algún detalle que podía no haber quedado claro. Posteriormente volvió la cabeza hacia abajo, donde se encontraban el resto de sus compañeros, y les azuzó a descansar - Poneos cómodos, no sabemos cuándo volveremos a contar con un lugar seco y tranquilo - La advertencia estaba de más pues los guardias experimentados conocían de primera mano todo este tipo de pormenores. Dicho esto salió por la abertura y se dirigió a la figura.

Realizó un arco para aproximarse a ella, quería reconocer su gesto antes de abordarle, no estaba dispuesto a dejarse sorprender. Con su arma a punto, aunque asida de forma relajada para evitar un conflicto, imprecó a la figura - ¡Oiga! - Parecía que el tratamiento de usted a alguien que acababa de salvarles era el indicado - Qué el Trono le bendiga. Permítame agradecerle lo que acaba de hacer con nosotros - Que no se dijera que los Volpone eran desagradecidos, provenían de un noble linaje y debían honrarlo.

Subo por la escalera con mi arma preparada. No me interesa el cruce de palabras que mi Sargento tiene con los Tanith pues me suenan demasiado amables y desconecto automáticamente. 

Observo la escena y no quito los ojos de encima (si los dos) del piloto. Es un tipo muy raro.

Al final el grupo decidió dividirse en aras de contactar con ese misterioso personaje que parecía haber salvado al grupo de una más que posible muerte inminente. Esta vez fueron Logan, Zora, Armand e Ilium los que abandonaron el improvisado refugio y abriendo la trampilla se fueron en mitad de la oscura noche sin luna.

Dentro del refugio quedó el resto, un relajado Liam después de todo lo pasado, el doctor, la pelirroja de Verghast y Malakias, el excéntrico piloto.

El paseo fue relativamente corto, la figura del hombre se iba alejando yendo hacía el Norte con paso tranquilo y confiado. Lo cierto es que el grupo de Imperiales hacía muchísimo ruido y ya después del gritó que lanzó un imprudente Armand provocó que el hombre se diera la vuelta y dedicara una torva mirada al grupo - Si quiere morir, le sugiero que se aleje de aquí y se ponga a gritar como una niña... - hablaba bajo gótico, idioma que los Tanith entendían y hablaban perfectamente, pero no era el caso de los Volpone, que aún siendo capaces de hablarlo no eran capaces ni de leerlo ni de escribir, para ellos era una bajeza.

El hombre se había girado y miraba al grupo con cierta fijeza y extrañeza - yo no les he salvado de nada - prosiguió torciendo el gesto - solo protejo este cementerio. ¿Qué quieren? - preguntó directo. Su actitud era algo beligerante pero sus armas estaban enfundadas y lejos de sus manos.

-Supongo que sobrevivir, como usted. ¿Por qué protege este cementerio? Todo el planeta parece haberse pasado a los malditos adoradores de la disformidad, y usted en cambio repele esas cosas...-dijo el explorador, con una voz áspera, quizás fruto del cansancio, y de unas heridas que aún no habían sido tratadas. Tras éso, extendió la mano-Logan MkNeill, explorador del Primero y Único de Tanith, por cierto. 

Ante las palabras del hombre Armand decidió bajar la guardia, sabiendo que Illi se encontraba a su espalda, preparado - Sargento Armand, Real de Volpone - El bajo gótico era como escuchar eructar a una cabra, algo a lo que Armand ya había acostumbrado, por lo que sonrió mentalmente, recordando sus orígenes con el orgullo de quien se sabe superior.

Como dice mi compañero, sólo queremos sobrevivir, y no sabemos dónde estamos ni a qué nos enfrentamos - Armand vaciló sobre si dar más información al hombre, pero supuso que una nave ardiendo cayendo desde la órbita y un grupo de desconocidos que no sabían donde se encontraban era suficiente para atar cabos.

Una mirada crispada fue dirigida hacía Logan cuando comentó que todo el planeta parecía estar rendido a los poderes ruinosos. El hombre se envaró demostrando que tenía bastante altura pero sobre todo era ancho de hombros, con lo cual denotaba una fuerza bastante superior - No te atrevas a insultar a los que resistimos al caos - dijo aquella palaba con un claro deje de asco y se llevó las manos hacía las empuñaduras de las armas aunque no las sacó - ¿por qué debería fiarme? ya hemos matado suficientes agentes del caos como para fiarnos de unos extraños, y no me digan que han sobrevivido al accidente... eso es imposible.

Poco después de que se fuera el grupo de valientes a localizar al posible "salvador", se empezarón a escuchar pasos al rededor de la iglesia. Eran algo apresurados y era inevitable que la madera quemada crugiera por el peso de quien quiera que estuviera rondando por la zona...

De pronto, un instante después se escuchó un "clank" metálico en la zona de la trampilla de acceso.

Liam reaccionó con rápidez y desenfundó la pistola a la vez que corría hacía la trampilla, la cual, con gesto nervioso trató de abrirla repetidas veces. A cada acometida que realizaba el oficial del Munitorum su rostro iba reflejando una expresión de puro miedo - nos han encerrado.. joder... no han encerrado - y siguió intentando en vano abrir la puerta horizontal.

El explorador no se amilanó ante el pequeño estallido del hombre, demostrando que era valiente... O que estaba un poco loco. Sea como fuera, una ligera sonrisa apareció en su curtido rostro.

-Entonces hay una resistencia... Me alegro de verás. Y me temo que va a tener que ir acostumbrándose a lo imposible, porque sí, de allí venimos. Los únicos que hemos salido con bien de ese desastre. Aunque supongo que exagero demasiado, ya que otros del grupo y yo mismo acabamos bastante heridos. Y, como podrá ver, no son heridas de arma. 

Aquel hombre hacía bien en no fiarse, era un superviviente, su forma de actuar sólo respondía a ese fin. Un fin tan válido como el que más.

Quedaba patente la diferencia entre un Volpone y los dos bárbaros con los que estaba manteniendo la conversación. Un distanciamiento como el existente a simple vista sólo dificultaría el dialogo, por lo que Armand debería variar la estrategia.

Disculpe a mi compañero - añadió - Suena imposible pero así es, sobrevivimos al accidente - Debía ser directo, pues parecía que así lo era aquel hombre - Puedo darle todos los detalles que quiera - hizo una pausa y prosiguió con ímpetu - Caímos, vimos a esa escoria del Caos que nos superaba en número, huimos por el bosque hasta divisar una villa cercana, surgió ese ser... - añadió un además de hacer el gesto del águila pues el hombre parecía una persona pía - ... y volvimos a huir hasta aquí.

Tras una larga pausa en la que recolocó sus ideas, el sargento continuó - Necesitamos descanso, algo de comer no nos vendría mal... del resto podremos ocuparnos más adelante.

Se dibuja una sonrisa en mi cara cuando el extraño hombre responde al Volpone, me acerco a Logan y mientras hablan observo lo que nos rodea, por si apareciera algo que no nos guste mientras digo: - Soy Zora Nyota de Verghast del primero y ultimo de Tanith, gracias por quitarnos de encima aquella monstruosidad. Por otro lado, comentar que si fuéramos instrumento del Caos, aquel engendro no hubiera venido a matarnos, cosa que hubiera echo de no ser expulsado por usted.

Veo como todos hablan y se presentan a ese hombre. Parece que forma parte de algún tipo de resistencia en este planeta. No me gusta. Me suena extrañamente familiar. Cuando mi sargento se refiere a los Tanith como nuestros "compañeros" siento que algo se me revuelve en el estómago y sin duda se refleja en mi rostro que se tuerce. Intento mantener la calma.

Cuando todos se han presentado y solo quedo yo carraspeo ligeramente para hacerme el interesante y miro al hombre. 

- Soldado Volpone Kostas - le digo con un tono bastante neutral. En ningún momento suelto mi arma. - Nos hemos visto forzados a improvisar. Tampoco sabemos muy bien qué es lo que ha pasado ni a qué nos enfrentamos. Esperemos que el emperador no se haya olvidado de nosotros - digo y respiro con calma.

Gruñó ante las palabras que iban diciendo uno y otro. Los miraba con ojos cargado de desconfianza y escepticismo. No se creía lo de que hubieran sobrevivido al tremendo accidente que asoló todo el continente de aquel planeta. Sus ojos, acostumbrados a la oscuridad veían con perfecta claridad y detrás de esos uniformes y armaduras no era capaz de ver herida alguna - no se ni que es es Tanith, ni Verjast ni ... Bolojone - ¿se estaba burlando o es que realmente no sabía decir bien aquellas palabras? - pero para haber sobrevivido a ese accidente parecen gozar de muy buena salud - parecía como que los estaba poniendo a prueba, y el extraño hombre, que aún no se había presentado, varió un poco la postura y siguió mirando al extraño grupo.

Me parece increíble que con los problemas que tengamos, el sexismo va a ser el más preocupante y el que más problemas va a dar a la colaboración...parecemos tontos. ¿-emos? ¡Parecen!

Por alguna extraña razón, cuando tantos abandonaron el lugar no le pareció a Baltar buena idea salir de aquel refugio y se quedó con los rezagados. Pronto pagó su error y el oir e chasquido y al Monitorum le confirmó sus temores.

¿Seguro que no se puede abrir? A mí no me parece que esa trampilla vaya a resistir un disparo si queremos...aunque el ruido...

-¿Ah, sí? Pues yo no me siento tan bien...-dijo el explorador, remangándose para dejar a la vista un largo y extenso moratón que parecía cubrir todo su antebrazo derecho-y puedo asegurar que bajo el pecho hay otros tantos... Pero no soy tan rematadamente gilipollas como para quitarme la armadura.