Partida Rol por web

Los hechos se precipitaron.

Alonzo, Won, Zahra y la propia Cardoso dispararon con pocos instantes de diferencia.

El Padre Caballero erró el disparo, consiguiendo aturdir al pobre dignatario que había tenido la mala suerte de encontrarse junto al asesino en la ceremonia.

Zahra por su parte también falló, en parte por culpa de Vera. La ariadna se había lanzado al asalto y su naturaleza salió a relucir rápidamente y su cuerpo mutaba a algo similar a un enorme lobo vípedo. En su furiosa carga se había interpuesto en la linea de tiro de Zahra...el recibir el disparo se desequilibró, fallando su presa y no arrollando por poco a varias personas.

Won Li en cambio si consiguió acertar en su objetivo justo antes de que este disparara...los impactos de la reverenda llegaron después. Ella no había utilizado una pistola aturdidora si no una pistola se asalto que bien podría haber matado a cualquiera de los allí presentes...pero, como si estuviera guiada por la Virgen del Cuchillo, su controlada ráfaga de disparos alcanzó de lleno al siervo del demonio.

En unos instantes dos alienígenas caían al suelo de rodillas, llevándose las manos a las heridas. Uno era el asesino especular. La otra era Maara Seegur. 

Alonzo maldijo en neoterrano. Y echó a correr a toda prisa en pos del terrorista, desenvainando su espada con un movimiento tan fluido que denotaba horas de entrenamiento.

- ¡¡APARTENSE!! ¡¡DEJEN PASO!!- Ordenó el Padre-Caballero mientras avanzaba sin contemplaciones. Todo se habia desarrollado con mucha rápidez y era el momento de recuperar el control.- ¡¡ABRAN PASO!!

Heant se habia transformado en una bestia hibrida y salvaje, que se avalanzaba sobre la presunta asesina. Podia verse el odio y la violencia en su ojos y el panoceano se dió cuenta de lo que iba a pasar.

- ¡Quieta Heant!

El caos reinaba en la sala.

- Melissa, servicio de emergencia a la esfera. Servicio de emergencia a la esfera. Y avisa a Yargos.

Mierda Heant, aparta!- exclamo Zahra cuando la joven ariadna salto delante suya, interponiendose en su disparo. Por desgracia ya habia apretado el gatillo, y la descarga pego de pleno en la espalda de Vera, ademas provocando su transformacion en una bestia. La agente maldijo por lo bajo, aunque al menos se alegraba de haber usado el modo taser, si hubiese sido Agnieska la que le hubiese disparado, lo mismo Vera estaria ahora malherida en el suelo tambien. Esa maldita reverenda estaba loca.

Consciente de que Alonzo estaba mucho mejor preparado para lidiar con la descontrolada Dog Warrior, Zahra corrio a arrodillarse junto a la embajadora tohaa, para hacerle los primeros auxilios.- Aguante señora! todo va a salir bien, se lo prometo! Melissa, pasame a mi AR los ficheros sobre anatomia tohaa, rapido!

- Dan ba- maldijo Won. Sabía que aquella maldita pistola de juguete le traería problemas. Maldito Yorgos y sus estupideces. Guardó el táser, inutil, y sacó la pistola de asalto. Al menos le había dado al objetivo, al parecer era muy dificil para la famosa puntería asistida panoceanica. Seguía lejos y estaba seguro que las asistencias llegarían antes que él. Además, seguramente era el que menos conocía de la sala la anatomía tohaa.

No, su trabajo era más discreto y consistía en asegurarse de que no había nadie para rematar el trabajo.

- Agente Alizadeh- dijo por el comunicador.- Concentrate en salvar la vida de la tohaa, puede haber más tiradores. Estos juguetes no sirven de nada- añadió, para el informe. Si le hubieran dejado usar su lanzallamas, no tendrían ese problema. Al menos habían neutralizado la amenaza y demostrado a esos alienigenas que podían acabar con sus enemigos. La misión estaba cumplida.

Miró alrededor, buscando gente que estuviera más calmada de lo que tocaba. Al menos sus trampas seguían en posición. Se fijó especialmente en las asistencias médicas. Sería un buen plan infiltrarse desde ahí.

Y entonces se desató el caos.

Tras los disparos había habido un pequeño instante de silencio mientras los presentes asumían que estaba pasando pero en seguida todo fue una vorágine de movimiento. Los invitados se levantaron de un salto buscando la manera de huir, pasando por encima de los asientos o del resto de personas mientras los agentes del Bureau Noir se dirigían rapidamente a proteger a los dignatarios de la Esfera Humana. Algunos periodistas sin embargo seguían retrasmitiendo con emoción los acontecimienos mientras cientos de aero-cámaras gravaban todo lo que ocurría en directo.

En el estrado las tropas Makaul se aprestaron a rodear y proteger a su embajadora, que se encontraba junto a Zahra. La haquislamita pudo comprobar, no sin cierto asombro, que el simbionte que recubría la verdadera piel de la Tohaa había sido capaz de absorber la mayor parte del impacto. Con la ayuda de la información que le pesaba Melissa pudo comprobar que la embajadora sólo tenía una leve contusión y que había sido más la sorpresa y la busqueda instintiva de refugio lo que la había hecho caer.- Acabad con ese monstruo.- Fue lo que dijo la embajadora.

En las butacas todo era movimiento. Vera, ahora transformada en un lobo del tamaño de un oso casi arroyaba a varios presentes en su carga contra el asesino. En aquel cuerpo apenas si había notado el disparo aturdidor de Zahra y el ansia de sangre la dominaba. 

Con todo el estrépito el shasvastii se había perdido de vista...seguramente hubiera cambiado de aspecto...pero Vera podía olerlo, la sangre...el disparo de la reverenda le había dado de lleno. La dog-warrior no tardó ni un segundo en ubicar la posición del huidizo alien  y continuó su carga saltando por encima de los ya bastante asustados invitados, cayendo sobre su objetivo...la apariencia era distinta pero sangraba a diferencia del resto. Intentó defenderse pero Vera fue más rápida.

Alonzo por su parte no era tan ágil como lo era ahora Vera y la multitud le dejaba avanzar con dificultad.

Todos los presentes cerca de la reverenda salieron despavoridos cuándo su arma disparó entre el público. Tal vez en otra situación alguno habría saltado encima de ella para contenerla, pero es probable que su expresión (o mejor dicho, falta de expresión) fuese lo que más asustaba. Más que el arma, más que el disparo, aquellos ojos que estaban fijos en un punto particular del público mientras el resto de su cara era una máscara neutra, cómo si de una estatua se tratase. 
Pero aquella expresión no mostraba el fuego interno de Agnieska Bartosiewicz. Sabía que La Virgen quería terminar con aquel infiel, y que la había elegido a ella para hacerlo. Por eso sus disparos habían sido perfectos a pesar de que hubiese una multitud alrededor del objetivo.

Pero entonces todo el mundo había empezado a correr, no solo aquellos cerca de ella. Gritaban, agitaban los brazos, se tropezaban entre las sillas, se pisoteaban entre ellos... Era un caos que a Agnieska no le preocuparía lo más mínimo si no fuese porque se habían interpuesto entre ella y el objetivo, y lo había perdido de vista.

Basándose en el lugar donde estaba hacía unos segundos, suponiendo que no podría lelgar muy lejos con sus heridas, Agnieska empezó a avanzar con determinación, apartando sin miramientos a los pocos infieles que se interponían (pues la mayoría no llegaban a tocarle, preferían cambiar el rumbo a tocarla).

- No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti - empezó a recitar la reverenda mientras avanzaba - 
toda lengua que te acuse será refutada.
Ésta es la herencia de los siervos del Señor,
la justicia que de mí procede - entonó mientras levantaba su pistola - 
afirma el Señor . - dijo finalmente llegando al lugar dónde debería haber estado aquél, dispuesta a terminar lo que habái empezado, pero sólo vio unas manchas de sangre. Eso y el hombre que el Padre Caballero había aturdido, quien parecía tener aún espasmos en la pierna y brazo y no podía huir cómo el resto. Era probable que incluso le hubiesen pasado por encima. Pero aquello no le importaba lo más mínimo a la reverenda. - Isaías 54:17. - susurró para si misma antes de disponerse a seguir el rastro de sangre. Algo que no le sería necesario en cuánto viese lo que la agente Heant había conseguido cazar. 

El Padre-Caballero blasfemó. Solo el caos reinante en la sala evitó que más de una persona se girase, santiguandose, para mirarle. La Ariadna se habia revelado como una de aquellas bestias hibridas de las que habia oido hablar en el seminario y que contribuían a la mala fama que los colonos tenian en el resto de la galaxia. Habia saltado, aullando, contra la asesina, sin importarle aparentemente los disparos.

En mitad del torbellino de dientes, pelo y sangre que conformaban la ariadna y la alienigena, toda la sala se haba levantado de repente. Y, momentaneamente, Alonzo las habia perdido de vista. Asi que se confió a Dios y escudriñó la escena, intentando permanecer imperterrito en mitad de la sala.

Won maldijo entre dientes. Sabía que esos tásers se la jugarían. Tenía que haber frito a ese maldito alienigena con la pistola de asalto. Afortunadamente, una vida de delito y paranoia había preparado a Won para detectar gente que intenta pasar desaprecibidos. Policías de paisano, detectives privados, seguratas de discoteca... todos se movían igual, intentando fingir que eran uno más. Desde luego no engañaban al bueno de Won.

Además, la embajadora les había pedido especificamente que acabaran con ese ser, así que levantó la pistola de asalto y disparó sin pensarselo, fallando el disparo. Iba a señalarlo por radio, pero la criatura salvaje de ariadna le saltó encima y supuso que era bastante obvio. 

Zahra respiro un poco mas aliviada al ver que la embajadora estaba bien, gracias a una de esas bioarmaduras que su gente usaba. Gracias a Allah, la mujer habia sido previsora. -Mantengase agachada detras de su guardia.- Le pidio la joven arabe a la mujer tohaa, para acto seguido darse la vuelta a buscar al asesino entre la muchedumbre.

Aunque toda aquella gente correteando como locos por el panico no ayudaba, Zahra mantuvo la calma y agudizo la vista. No sin cierta dificultad, pudo divisar la criatura intentado huir, visiblemente herida por los disparos de Agnieska. Sin pensarselo un segundo, la agente levanto el arma y volvio a disparar en modo aturdidor, mientras grita a sus compañeros.- Alli!!!

Seguramente aquel espía de la Inteligencia Evolucionada no fuera mal luchador, pero de ahí a enfrentarse a un dog warrior en cuerpo a cuerpo había un abismo. Intentó destravarse del continuo ataque de Vera, pero ésta no dejaba que se escapara, rodando, saltando o destrozando los asientos de la sala.

En un momento dado la posición elevada de Zahra sobre el escenario le permitió acertar un disparo contra su objetivo. La descarga dejo aturdido al alienígena...lo que significó su sentencia de muerte.

La loba se acercó a él habiendo desenvainado el mandoble ariadno que portaba. Aquel arma era un espada a dos manos similar a la del padre caballero, pero de factura mucho más tosca, pero no menos mortal. Además, Vera era capaz en ese momento de blandirlo tranquilamente con una sola mano. Se lanzó hacia su objetivo, atravesándole el estómago y levantándolo del suelo con el impulso.

Una sonrisa lobuna apareció en el rostro de la ariadna antes de que sus afilados colmillos le arrancara el cuello al asesino especular.

Cuando los dos siervos del Señor alcanzaron la escena, lo que quedaba del asesino era poco más que una revoltijo sanguinoliento en el suelo.

Vera se irguió sobre su victima, con los ojos aún inyectados en sangre.

Se oían sollozos y llantos, pero la mayoría contenía la respiración con tensa expectación. La seguridad de O-12 que había intentado mantener el orden entre los asistentes ahora miraba a la agente Heant sin saber si debían prepararse para contener otra amenaza.

- ¡¡QUIETOS!!- Ordenó el Padre Caballero, al percatarse de la actitud del equipo de seguridad del O-12.- ¡Asegurad la sala y atended a los heridos!- Alonzo bajó ligeramente el arma aturdidora. Sabía de sobra que contra un ariadno medio era casi inutil, asi que contra un Dog-Warrior en pleno ataque de rabia era, básicamente, un insulto. Sin perder de vista a Heant, el panoceano ladró su última orden- ¡Ahora!

No perdió tiempo en comprobar si le obedecían, sino que avanzó hacia la salvaje ariadna enfundando la pistloa aturdidora.

- Agente Heant...- Llamó.- Agente Heant, apartese, por favor.- Alonzo continuo hablando con voz firme y tranquilizadora, deteniendose a unos metros de la salvaje. La habia visto saltar y caer sobre él como la muerte desde el cielo no supondría una mayor dificultad que estrujar una lata de Bucks!.- Vera, tengo que pedirte que te apartes y te tranquilices. Tenemos que examinar el cadaver y cerrar la investigación.

Alonzo miró de reojo la cuchilla de carnicero que Heant blandía sin esfuerzo.

- ¡Obedezca!

Mierda, no había forma de atinar con tanta gente. Won, con las dos armas desenfundadas, no perdía de vista el cadáver del alienigena. El golpe de la agente ariadna lo había tumbado, pero no parecía que tuviera un plan de huida de todos modos. Tenía pinta de ser un ataque kamikaze.

- Sacad a los objetivos de aquí- comunicó, por el transmisor. Todavía podía resultar que estaba lleno de explosivos. Él desde luego lo haría. Además, estaba el problema del perro gigante con sed de sangre. A Won se le iluminaron los ojos ¿Habría llegado el momento de encender el lanzallamas?

Efectivamente, a la reverenda no le costó demasiado seguir el rastro una vez llegó a dónde el sospechoso una vez había estado sentado. La sangre de su disparo había goteado marcando el camino... Aunque sinceramente lo que indicaba dónde se encontraba no era precisamente la sangre de aquella herida. Las sillas volando, los gruñidos y los gritos, en cambio... 

Agnieska volvió a avanzar con decisión, a pesar de que su cara parecía ser una máscara de apatía. Sabía que la Virgen quería que acabase con aquél hombre: el señor era el juez, y ella era la justiciera escogida. Levantó su arma de nuevo entre los gritos del Padre Caballero (gritos que si llegaba a oir, ignoraba con sus santos oídos*), sólo para darse cuenta que llegaba tarde. Aquél hombre estaba siendo empalado por la ariadna con aquel mandoble.

A pesar del aspecto de la bestia, la reverenda Bartosiewicz siguió avanzando, llegando más o menos a la vez que el padre caballero hasta el (ahora cadáver) sospechoso y la agente Heant.

Agnieska se puse a pensar mientras observaba al muerto qué había malinterpretado, o dónde había fallado. Claramente la habían elegido para traer justicia, guiando aquél tiro entre el público, pero la sentencia la había aplicado otra persona. ¿Era su trabajo sólo herir al culpable, para que usasen aquella brutalidad de la bestia cómo castigo más adecuado? ¿O era que había fallado en su cometido?

Sea cómo fuere el sospechoso había muerto, así que el trabajo estaba hecho. Si debía perdir perdón y cumplir su castigo por fallar, o si debía rezar a la Virgen del cuchillo por dejarle ayudar en aquél juicio, tendría que descubrirlo.

Miró al padre caballero cuándo le gritó a la Ariadna que obedeciese. No era precisamente una experta en conducta social, pero gritar intentando intimidar a un Dog Warrior le parecía, por ponerlo de manera concisa, estúpido. Otros habrían dicho que era imprudente, peligroso y contraproducente.

- Si lo que quiere es acabar muerto, pídalo y le disparo en la sien. Probablemente es una manera más digna y menos dolorosa que desmembrado, Padre. - dijo Agnieska al padre caballero con absoluta seriedad, y a pesar de que hubiese sonado cínico en otra persona, cualquiera que hubiese pasado más de 10 minutos con la reverenda sabía que en su caso era una propuesta seria y real. - El sospechoso ha muerto tal y cómo el Señor tenía planeado para él. La Virgen ha sido misericordiosa con él. - dijo Agnieska consagrándose de la peculiar manera que lo ahcían las acólitas de la Santa María del Cuchillo. - La agente Heant ha hecho lo que debía hacerse. Su trabajo ha terminado aquí. - dijo Agnieska en voz alta, aunque nadie podría estar muy seguro si hablaba con el Padre Caballero, la Ariadna o consigo misma, ya que miraba al cadáver fijamente,

La mueca de satisfaccion de Zahra al identificar e impactar con su arma al asesino alienigea, se torno rapidamente en uno de desagrado al ver la carniceria que Vera habia montado en un momento. Los hassasin estaban mas que entrenados para luchar y matar cuerpo a cuerpo, pero de una forma mucho mas limpia y precisa. Sabia que los dog warriors eran criaturas brutales, pero nunca habai tenido el... "placer?" de ver uno en accion en persona.

Suerte que esta de nuestro lado- Murmura la mujer, pero al ver que Vera no parecia cambiar a humana, ni relajar su estancia, no dudo en agarrar la empuñadura de su cuchillo, con la pistola en la otra mano lista para disparar.- Vera relajate, esta todo despejado.

Vera permaneció un tiempo estática, observando a su alrededor. A pesar de lo que cabría pensar, los Dog-Warrior no eran seres tan irracionales, pero si podían dejarse llevar por su sed de sangre con suma facilidad. Aún con eso la mirada de Vera parecía comprender la situación.

Envainó la espada de manera algo torpe, no si antes gruñir al padre caballero por sugerirle que debía 'obedecerle'. Sacó una especie de aparato inoculador que llevaba y ella misma se lo inyectó* Casi al instante se dobló sobre si misma, mientras su cuerpo se reducía de tamaño, desaparecía el pelo y adquiría de nuevo la forma de la chica, que ahora tenía la vestimenta totalmente desgarrada.

Pero no hubo mucho tiempo para celebrar la victoria. El Coronel Yorgos no tardó en ponerse en contacto con ellos vía comlog-melbot. -Ya he sido informado del ataque. Disculpenme que no tenga tiempo de felicitarles. Mis hombres se harán cargo de los dignatarios y de la atención a los civiles, pero ahora tenemos otros problemas. Los sensores han detectado armamento lanzado hacia la Estrella Vespertina desde el área de Paradiso controlada por el Ejercito Combinado. De eso se harán cargo las defensas de la estación. Además el ataque a la embajadora no ha sido el único, ha habido muertos. Ustedes por ahora siguen encargados de proteger a Seegur, pero estén atentos y no alarmen a los presentes con esta información.

El Padre-Caballero lanzó una venenosa mirada hacia la estirada reverenda cuando comprendió que Vera iba a inocularse algún tipo de retroviral que contrarestaba lo que fuera que producía aquella reacción metabolica. El ladrido del señor Li por el comunicador holográfico no hizo nada por animar al sacerdote panoceano.

- Requiescat in pace.- Musitó entre dientes el Padre-Caballero, antes de hacer el signo de la Cruz sobre los restos de lo que fuera aquella criatura. Una parte de ella habia sido la misma reporterá con la que compartió un café y algunas torpes indiscrecciones. Lo minimo que merecian aquellos restos eran una lejana bendición antes de que llegasen los equipos de riesgos biologicos para hacerse cargo de ellos.

La aparición del Coronel Yorgos llamó la atención de Alonzo, que se volvió para atender las ordenes de su superior. Las noticias de un ataque del Ejercito Combinado contra la estación y de otros actos terroristas sorprendieron al sacerdote, que se atrevió a blasfemar como hacia tiempo que no lo hacia.

- Señor.- Aceptó Alonzo, con una leve inclinación de cabeza.- Sugiero confinamiento de seguridad en la nave Tohaa de la embajadora, coronel.