Una vez más el hacha encontró blanco en ese cuerpo amorfo de oscuridad. El filo se estrelló varias veces en una sucesión de golpes que habría hecho caer al ogro más fornido. Pero sin una anatomía discernible ni puntos vulnerables aquella criatura se mantuvo en pie, casi ignorante a los feroces golpes del guerrero.
Pero sus movimientos eran más lentos y su forma parecía estar aquejada de un temblor extraño, sin duda el asalto feroz de Glim se había cobrado parte de la vitalidad de aquel ser, y aunque no sufría las consecuencias de los golpes y hemorragias si veía su resistencia mermada considerablemente.
Glorick bien podría haberlo rematado con el fuego divino, pero su mente se distrajo un solo segundo pensando en el enano laborioso que colocaba los explosivos. No fue capaz de finalizar su hechizo, no así como aquel no muerto que lanzo una extraña llamarada hacia su hermano. El fuego voló moviéndose como una serpiente y por fortuna para Glim el escudo absorbió todo el impacto pero quedó destruido por la violenta llamarada, cuyo calor fundió parte del hielo e incluso le provocaba sudores.
- ¡Aguanta herrmano!
O los titanes ya no le sonreían...o simplemente estaba demasiado cansado y pendiente del trabajo realizado por su camarrada y su hermano. Por lo general era un enano mucho más centrado, pero la muerte de Arweir y la mención del mismo, habían terminado por derrumbar todo en su mente. Erra un enano fuerte...y se recuperrarría de cualquier golpe en su vida, eso...si no caían muertos allí mismo...
No perdió la esperanza, más bajó las manos y observó con cierto horror como el mal y la destrucción se ábrían paso dentro de su corazón, inhundado y embotando sus sentidos, sus ojos, abiertos, observaban con pasividad como su hermano sufría y sudaba, si bien no tanto por el calor del fuego dañino que incluso derretía el hielo, por la fuerza que alienaba en el filo de su hacha en pos a destruir a aquel ser abismal.
Necesitaba fuerzas...fuerza en su voluntad, en su deseo de salir de allí...si erra necesarrio se apoyarría incluso en la venganza...
venganza...
Tirada: 2d6(+6)
Motivo: Fuego sagrado (al brujo si se puede)
Dificultad: 12+
Resultado: 2(+6)=8 (Fracaso)
- ¡Pelea a la cara, cobarde miserable! -
La criatura aun se mantenía en pie. Pero estaba débil, Glim podía notarlo, era un presentimiento, un sexto sentido que tras muchas batallas acabas desarrollando. Los más curtidos guerreros pueden ver un cambio sutil en las tácticas de los oponentes y de antemano prever el resultado.
Esa criatura había sido un bastión de defensa formidable, pero no dejaba de ser un esclavo, aunque atado en voluntad no podía luchar con todas las capacidades de alguien libre. No entendía la magia, eso era cosa de barbas más sabias como la de Glorick, pero estaba convencido de que a ese ser no le importaría ver morir al brujo que esclavizada sus actos.
Golpeó sin parar aquella masa amorfa, usando el escudo para cubrirse como mejor podía de sus zarpazos. Pegaba muy fuerte, pero con imprecisión, sus heridas dolían más que una cuchillada a traición, de alguna forma era como si atacará con garras heladas.
Tirada: 2d6
Motivo: Golpe Violento
Resultado: 9
El asalto era implacable, incluso para una criatura carente de las vulnerabilidades mortales. Su cuerpo había sido alcanzado varias veces por el hacha enana, en una concatenación de golpes inmisericorde. no había clemencia ni momento de descanso para aquel ser de pesadillas. Que respondía con violentos zarpazos sin mucha precisión y aun menos entusiasmo.
Con un formidable golpe Glim acabó de una vez con aquella pesadilla de oscuridad. El hacha se hundió en su cuerpo amorfo dejando la familiar herida luminosa. A diferencia de otras veces su cuerpo informe no fue capaz de cerrar el violento tajo del guerrero. En lo que debió ser un estertor agónico la criatura alzó sus brazos mientras la sacudían violentos temblores, hasta que finalmente se desvaneció delante de esos tres pares de ojos enanos que contemplaban la escena.
Pero no todo eran buenas noticias. Glorick no conseguía centrarse en el combate. A medida que el hechizo del brujo le invadía por dentro, debilitando su escudo protector. La barrera no duraría mucho más y aquella corrupción continuaba extendiéndose por su cuerpo.
Stoneyes blasfemaba sin nada que envidiar a los demonios más poderosos. Manejaba una amalgama de cuerdas, tuercas, pivotes, ganchos, clavos y más piezas de ingeniería en su intento frenético por terminar de colocar a toda velocidad la salva final. Que los trolls no hicieran acto de presencia era un milagro o tal vez un miedo irracional a la corrupción de la parte más honda de Frostmane.
- Barriles hediondos, el infierno os parecerá un paraíso cuando arranque vuestras almas. -
Puede que fuera jactancioso o no. Tal vez arrancar un alma estuviera por encima de sus poderes. Pero indudablemente el no muerto era peligroso. Pero incluso una criatura carente de respiración sabía observar cuando el combate discurría en su contra. Al caer el demonio nada se interponía entre el y el feroz guerrero, estaba solo contra 3 enanos furiosos clamando venganza.
Los trolls estaban demasiado aterrados para venir a la batalla. Si quería no perder todo el trabajo debía abatir con rapidez a algún oponente. El sacerdote parecía tener serios problemas, pero el guerrero estaba justo a su lado, difícil elección.
Sus manos entretejieron los preliminares de un sortilegio. Por la intensidad Glorick podía deducir que sería algún tipo de rayo o conjuro dirigido, muy potente y de peores consecuencias.
- ¡Por la legión! -
- ¡No! ¡¡¡Por la Glorría!!! - Glorick corrió con todas sus fuerzas, apretando la mandibula, ahora de encias sangrantes hacia el no-muerto, abandonando el cuidado en sus movimientos y su posicónamiento bajo la cobertura, no sería un cobarde, quizás si un temerario, pero ante todo, un enano, y combatiría mano a mano con su hermano, aunque blandía sus propias armas.
Combatir la oscuridad y el fuego dañino con la luz y el fuego sagrado, esa había sido su esperanza, y entre sus manos estaba aquel deseo de batalla, aquella resignación a rendirse y seguir luchando, pronto el cazador tendría todo preparado pero no podrían salir de allí sin aquel maldito no muerto seguía escupiendo falacias por su boca y maldiciones por las puntas de sus pútridos dedos.
¡Basta ya!
El fuego acariciaría sus manos primero, y no recurriría a la esencia vital de los titanes en la tierra y el cielo, sino a las de su propio ser, arriesgando, lanzandose al combate, siendo un verdadero enano y no un brujo que se limita a esperar y conjurar, no empuñaba la maza, ¡perro tampoco harría falta!
- ¡Hermano! ¡Dos pintas por su cabeza!
Tirada: 2d6(+6)
Motivo: Fuego sagrado (¡por tutatis!)
Dificultad: 12+
Resultado: 8(+6)=14 (Exito)
- ¡¡¡¡¡¡Por Khaz Modannnnn!!!!!! -
Gritó Glim, ahora acompañado hombro con hombro por su hermano, al caer la bestia de sombras toda esperanza para el brujo se desvaneció como la nieve con el sol de primavera. Ahora pelearía cara a cara, sin trucos ni tretas sucias, con su último suspiro entendería lo que supone enemistarse con dos enanos.
El hacha brilló entre las sombras antes de lanzarse directo contra ese miserable, de poder intentaría decapitarlo limpiamente, pero se conformaba con incrustarlo en las entrañas lo más hondamente posible. De cualquier modo u otro sería decapitado sin remedio, eso o la magia sagrada de su hermano lo incineraría como la basura que era.
Tirada: 2d6
Motivo: Golpe Violento
Resultado: 10
Para estar muerto se movía con unos reflejos propios de los vivos. Aunque no le sirvieron para esquivar la acometida de los dos hermanos, lanzada en un arrebato de furia vengadora.
El hacha de Glim desgarró buena parte del estómago, derramando una bilis nauseabunda por el suelo, cuyo fétido olor se correspondía con el de un cadáver de varios años. Mientras que por su parte el puñetazo de Glorick alcanzó su blanco en la barbilla huesuda de aquel ser. Incinerando los pocos restos de carne que le quedaban y arrancando unos cuantos dientes en el proceso.
Retrocedió cojeando, visiblemente herido por sendos golpes, pero no dejaba de ser un no muerto, y esas heridas mortales para un vivo no servían para tumbar a los cadáveres reanimados. Pero todo semblante de arrogancia se había esfumado y algo parecido al miedo se extendía por su cuerpo marchito.
Loco de ira apuntó con su mano al sacerdote, sus dedos se movieron con precisión y una brutal descarga de sombras surgió directa del apéndice hacía el fanático enano. El rayo de oscuridad reventó los restos de su escudo, tocando la carne y provocando un dolor lacerante, parecido al de una quemadura, pero mucho más allá, como si la muerte hubiera decidido besar su piel y marcarla con un doloroso recuerdo.
- ¡Mil tormentos padezcáis! -
Una amenaza en toda la regla, pero con la pose encorvada y una cojera visible no tenía la misma autoridad que antes. Pero la magia seguía arremolinando en torno a su decrépito cuerpo, aun no había sido vencido.
4 Daños Glorick
- ¡Ya está la carga hermanos, matarlo y salgamos de este agujerro! -
Storneyes gritó con todas sus fuerzas al ver recompensado su trabajo a toda velocidad. Cada paquete de explosivos estaba conectado y la cuerda preparada para hacer mecha. Un fogonazo a la distancia adecuada y todo acabaría para el mal de Frostmane Hold.
- ¡Bien hecho camarrada!
Sentí el dolor en mi cuerpo, pero ya nada podía pararnos, habría tiempo de curar después, ahora sólo importaba que aquel no-muerto abrazase de nuevo la muerte de forma definitiva y dejase de proferir al aire que respiraban su aliento de hedor inconfundible. La sangre manaba de las encias de la dentadura del sacerdote, y una leve cojera le hacían aparentar ser más débil por momentos, sin embargo, se inhundo por su propio apego a la vida, por su fe y su dignidad que no quedarían manchadas por algo así..y animó con voz quejumbrosa:
- Hermano...una última acometida, carguemos de nuevo juntos. ¡Por los Titanes!
Y aunque pudiese desmayarse después de aquello, aún cuando pensaba que debía atender sus heridas pronto, volvió a cargar hombro con hombro con su hermano para terminar lo que habían empezado.
Ahorra ya no erres tan arrogante...je...je....cof...
Tirada: 2d6(+6)
Motivo: Muereeee (fuego de la justicia divina de glorick yaaah!)
Dificultad: 12+
Resultado: 7(+6)=13 (Exito)
- ¡¡El foso más hondo de los infiernos se reserva a los corruptos!! -
Poco a poco el cansancio había aumentado en mi interior, las luchas prolongadas y el esfuerzo por colocar las cargas lo más rápido y silenciosamente posible se habían cobrado su precio en sudor y esfuerzo. Pero aun así Glim no cesaría en su ataque ni en su venganza. En ese ataque final, codo con codo, luchando con su hermano, para vengar a otro, pues Arweir había sido hermano en las armas, un camarada para la guerra, llegaba la hora de darle el primer homenaje.
Esperó pacientemente el mejor momento, para coordinar su hachazo con el conjuro de su hermano, ese maldito brujo de entrañas podridas ni siquiera vería por donde caerían los golpes.
Tirada: 2d6
Motivo: ¡¡¡¡Golpe de Gracia!!!!
Resultado: 10
Hacha y rayo danzaron al unísono, en un ataque tan coordinado que para una criatura versada más en la magia que en el combate era imposible de esquivar.
El fuego envolvió el cuerpo maldito de Zuldrok, arrancando un grito de agonía a medida que el poder sagrado incineraba su piel marchita como si fuera mero pergamino, ciego y colapsado por el dolor no pudo hacer nada salvo recibir el brutal impacto del metal contra su pecho. Como si fuera mantequilla fresca el hacha reventó por completo los tejidos, lanzando al brujo varios metros atrás con una herida espantosa que pronto fue cauterizada por el fuego sagrado de Glorick.
Un olor desagradable a carroña quemada se extendió sutilmente por los alrededores, el cuerpo inerte del no muerto continuó ardiendo en el suelo, fundiendo parte del hielo que no podía apagar las energías sagradas del conjuro. Para cuando este remitió, de Zuldrok solo quedaban cenizas y un pesado grimorio encuadernado en piel curtida de animal, posiblemente lobo o huargo, ennegrecida al fuego.
- ¡¡¡¡¡Victorria!!!!!¡¡Púdrete en el abismo horror no muerto!! - Gritó Stoneyes llenó de júbilo, levantando los brazos dando gracias a los cielos.
- Salgamos de aquí camarradas, prenderre la mecha desde arriba, poco se esperran estos trolls ver fuegos artificiales. -
Todo...todo giraba alrededor de Glorick, la sangre, el hedor infernal y su propia debilidad hacía que todo...que todo diese vueltas. Su hermano siempre había sido más fuerte que él, quizás porque había pasado un minuto más dentro de su madre, quizás por eso, porque había tenido unos instantes más para tomar impulso y no se había lanzado al mundo de forma curiosidad para buscar la verdad. Mas...la única verdad que había ahora en el corazón del sacerdote era que la muerte sorprendía de muchas formas, y no temía por su propia vida, sino...por no poder vengar honorablemente la de un compañero.
Camarrada...Susurraba, delirante mientras su hermano colocaba su hombro bajo su barba para que le rodease con mi brazo, fornido, aunque no tanto como el suyo. Era mi apoyo...siempre lo fue, nos apoyabamos mutuamente, pero no sabía si podía continuar. Los pasos se hicieron lentos, y el camino neblinoso. Aclaré mi voz...a medida que avanzabamos, quizás más deprisa de lo que mi mente podía cabilar.
- Lo hicimos, hermano. Concluímos nuestrra prrimerra misión...- Aunque lo decía para intentar saborear un momento que sólo le sabía a demonios y sangre. Susurraba, con debilidad, y con la diestra sostenía su costado, manchado de sangre. Miró con los párpados caidos aquel grimorio maldito, sin pasarlo por alto y buscó con ojos temblorosos a Gort. Erra dificil de destruir...y su corrupción podrrá perdurrar...mas...enterrado, nadie podrrá darrle uso...Obvio un comentario, y prosiguió despreocupado. La explosión lo consumirrá...Se decía a si mismo, aunque tenía muchas dudas...se negaba a tocarlo, y mucho menos a llevarlo a Ironforge. Sepultado estarrá mejor...lejos de las manos de no-muertos y trolls...
Antes de que pudiese darse cuenta, salieron de allí, con la ayuda del compañero animal del cazador, un buen animal, merecía comer unas trufas y un buen descanso, todos lo merecían...pero, no habría descanso hasta que Arweir descansase en paz como los titanes mandan. Obligó a su hermano a acompañarle, mientras oía la explosión de los explosivos bajo tierra, todo tembló, pero para Glorick ya estaba temblando, asique sólo fue una sacudida más, esta vez acompañada por un sonido brusco, como un trueno, como si el abuelo cielo buscase reprenderles con una voz severa.
Las huellas de los dos enanos se fueron marcando en la nieve, blanca, impoluta e incorrupta, comenzaba a nevar y la visión borrosa se volvió casi ciega, sin embargo, como guiado por su espíritu, por un ánima extraña, sus pasos le guiaron hasta donde estaba escondido el cuerpo del pequeño Arweir. El frio y la ventisca habían hecho que estuviese casi cubierto por completo por la nieve, como si la propia ierra no pudiese esperar para engullirlo. Pero glorick no dejaría que eso sucediese, no tan pronto. Lo ungiría con los mejores aceites, aquellos que se pudiese o no permitir, y en la medida de lo posible, contaría historias sobre aquel pequeño gnomo, para que su recuerdo siguiese vivo en sus corazones y su alma nunca muriese. Que quedase como constancia la lucha encarnizada que libraban, como ejemplo para ver que podían haber muerto, todos ellos, cualquiera de ellos, que la cruda realidad es muy distinta a las grandes historias que se cuentan...muchas de las cuales nunca dicen lo dificil que es...abandonar la protección de las minas y afrontar una aventura como esta.
Lo desenterró con sus manos, apartando con el dorso de la mano hielo y nieve, con aspereza y los ojos temblorosos y húmedos, sus lágrimas luchaban por no convertirse en cristales, recorriendo y abrasando sus mejillas hasta caer sobre las de Arweir, como si fuera él...el que lloraba.
- No llorres...Arweir...tu hazaña y buen hacer serrá un ejemplo parra todo enano y gnomo, en todo Azerroth.
Cogió el pequeño cuerpo entre los brazos, levantandolo, y las heridas se abrían, brotando la sangre que manchaba la pulcra nieva que pisaban, avanzando para dejar un reguero, avanzando a ninguna parte, completamente desorientado, habiendo perdido el rumbo, sin prestar atención a su hermano, sin saber donde se había metido el bueno de Stoneyes...
Poco a poco...sentía como su propio aliento se enfriaba...ignoraba si su hermano le seguía, y no tardó más de cien pasos en tener que hinchar una rodilla en el suelo y mirar al frente, sin respiración...para ver, entonces...un rostro más que familiar.
Era...Theurron Maza dorrada...su maestro, y un grande entre enanos, y aliados, un sacerdote de ironforge que había librado grandes guerras, un desconocido por muchos...sin el que, sin embargo, no podría haberse sobrevivido. Incluso los elfos le respetaban.
No solte a Arweir, mis manos y él reposaban sobre la nieve...pero...puede que sea cierto...que en aquel entonces...mis pápados no aguantaron más.
Despertarré parra ofrrecerle un entierro digno...entonces...podrré...descansar....