Partida Rol por web

Cuestión de identidad

Dia uno

Cargando editor
24/02/2009, 04:38
Castaña

Aunque me tardo en entender lo que está pasando, al fin logro dar con dos nombres de ciudades, aunque en realidad no me dicen nada y me siento un poco frustrada al respecto. Dejo el diario y sigo a Rubia, el hambre me tiene de malas pero nos debe tener a todos igual, así que miro a Guapo.

-¿Vienes?

Cargando editor
25/02/2009, 02:23
Isabel

- ¿Última letra? - pregunto en voz baja, aunque sé que Rubia no me escuchará.

Mirando al techo, sus palabras me dan vueltas delante de los ojos. Es como si la siguiera escuchando decirlas, cada vez más bajo, una y otra vez, hasta que dejan de decirme algo. Sigo sintiéndome cansada, y que todos empiecen a moverse a la salida no me ayuda; tampoco quiero decirles que lo único que quiero en este momento es quedarme así, recostada, porque moverme me cuesta demasiado. Pero todos se mueven, y tampoco me quiero quedar sola. No quiero quedarme atrás, a lo último...

Entonces me doy cuenta de qué me dicen a mí las palabras de Rubia: me da miedo lo que quede a lo último.

- Temo que eso sea algo malo - digo, cansada de estar hablando y cansada de estar allí. Hago un esfuerzo enorme por incorporarme, y despacio lo consigo a medias. Pienso en que si no quedaré sola, y eso consigue que me levante agarrándome de algún lado que lo veo - No me gusta que se llame como la última letra de una sucesión. Suena... terrible.

De esa manera, busco con la mirada la bolsa que le di a Castaña para llevarla si ella no la carga, y los sigo. Un poco más atrás y un poco más lento, pero no dejo de seguirlos. No quiero quedar a lo último.

Cargando editor
25/02/2009, 08:32
Director

Todos, aunque Isabel mas atrasada, torceis el corredor para llegar a una sala amplia, y completamente destrozada. Parece una sala de investigación de una universidad, o laboratorio, u hospital. Las luces de emergencia, que llevan tintineando un tiempo, parecen apagarse definitivamente, con lo que no teneis mas remedio que encender vuestras linternas. El sitio es, en efecto, amplio. Varios ordenadores se encuentran sobre una larga mesa que está situada bordeando la práctica totalidad del perímetro de la habitación, y dejando solamente sin cubrir el pasillo por donde habeis entrado y dos puertas situadas en el extremo contrario de la sala, ambas cerradas. En el centro de la sala hay otra gran mesa, pero esta llena de pibetas, tubos de ensayo y diverso material científico. Pero todo está en muy malas condiciones.

Cargando editor
25/02/2009, 11:47
Rubia

Con aquel objeto contundente que aún llevo de la mano, y la sábana más asegurada gracias a la punta, voy tocando curiosamente todos los objetos que veo a mi alcance. Procuro no hacer excesivo ruido, pero en mi cabeza resuenan las frases que Isabel acaba de pronunciar unos metros más atrás...

 

Ella teme que "Omega" sea algo malo... la entiendo perfectamente, estamos en una situación en la que desconocemos el sentido de bondad y maldad, nos enfrentamos a cada paso que damos con algo completamente nuevo, ni siquiera sabemos qué será de nosotros dentro de una hora, o de un minuto.

Mi mirada se pierde en la sala, deambulo por ella inconsciente de mis compañeros, veo la situación del centro de la habitación y me miro los pies. Descalza... es mejor no acercarme a sitios peligrosos.

 

- ¿Alguien recuerda algo de esta estancia? - en voz baja pregunto, no quiero que la sala amplifique mi voz y pudiera alertar a alguien de nuestra presencia.

Perfecto, la paranoia va en aumento... ahora me creo que hay alguien que nos escucha. Encontrar comida es necesario... ya.

Cargando editor
25/02/2009, 12:57
Director

Notas de juego

Ninguno recuerdas nada de esta estancia

Cargando editor
25/02/2009, 17:45
Castaña

Me acerco a la mesa que está llena de pibetas, mirando donde piso, lo último que quiero es cortarme. Ya se ve que de las computadoras no vamos a sacar nada, en especial porque no hay energía eléctrica pero quizás hay alguna libreta con alguna anotación por allí; no lo sé. Es algo complicado y pensar en todo ello y en lo que dijo Isabel sobre los frascos de Omega, sólo lo complica más ya que mi cerebro apenas puede evitar recordar que tiene mucha hambre.

-No, no recuerdo este lugar... Aunque es obvio que antes tenía vida. O quizás no...

¿Para qué usarían todos esos tubos de ensayo? ¿Qué clase deexperimentos harían aquí? No puedo parar de preguntarme cosas, cosas sencillas y quizás estúpidas pero dado que mi mente no recuerda casi nada, no es tan descabellado.

Cargando editor
25/02/2009, 17:36
Guapo

Para distender un poco el ambiente empiezo a silbar, con lo cual se viene a mi mente donde aprendí a hacerlo, rayos que fastidio otra vez volví a acordarme que no recuerdo nada, esto me pone mal y dejo de silbar, creo que será mejor romper el silencio esto me pone a recordar el pequeño inconveniente, Bueno chicos un laboratorio seguramente, aquí experimentaban con algo o con alguien, apostamos que nosotros erramos los conejillos de indias. Por alguna razón tengo la impresión de que en mi frente aparece el nombre de alterado, ley en el periódico que a los alterados los torturan y juegas con sus mentes. Creo que pronto este cuento pasara de oscuro a negro.  guapo piensa esto y se siente un poco mal

Notas de juego

tengo un poco malo el pc asi que puede que me demore un poco en postear, disculpen las molestias.

Cargando editor
26/02/2009, 04:28
Isabel

Al principio, caminar en la oscuridad fue para mí como volver a la cama aquella con los ojos cerrados, perdida en un sueño o en algo peor. Les dejé adelantarse sin darme cuenta, irse de mi cercanía, detenida por un miedo inmenso que no me dejó caminar. No tenía miedo a la oscuridad, ni a que apareciera algo de la nada; le tenía miedo a que aquella negrura volviera a posarse sobre mis ojos, y no despertara nunca más de ella. No puedo mentir: tenía terror. Tan mal me sentí que el cuerpo por entero se olvidó del cansancio, el hambre, la falta de recuerdos y todo lo demás: sólo quería salir de aquella oscuridad, de cualquier forma, inmediatamente. Por eso corrí detrás de sus pasos, de lo único que escuchaba en ese momento, hasta que al llegar junto a ellos creí que el cuerpo ya no me respondería nunca más. Y entonces, en ese momento, vi que habían prendido luces.

Ahora, apoyada contra esa misma pared, los miro moverse alrededor de lo que Guapo llama "laboratorio". No tengo idea cómo asociar eso con las cosas que voy viendo a la luz de la lintera, con esa cantidad de frascos y recipientes de vidrio... Menos esa cantidad de ordenadores. Trato de entender qué quiso decir Guapo al final de todo, y me quedo en mi lugar tomando aire. Aún me cuesta respirar, y creo que necesitaré un poco de tiempo para calmarme. Ya no siento tanto miedo, pero ahora siento todo el cansancio, mucho más grande, y mucha más hambre. Y cuando pienso en eso, me sucede algo terrible: no logro recordar una imagen de cómo es la comida.

- Entonces, todo esto... ¿puede tener que ver con la caja que estaba sobre las camas, en esas habitaciones? Había cables de todo tipo allí adentro... ¿Dices que somos esos "Alterados" a los que encerraban para "reeducarlos"? ¿Y cómo sería eso de "reeducarlos"? ¿Les... quitarían la...?

Soy incapaz de continuar hablando. La he sentido con fuerza, en el pecho, como un golpe: esa certeza sin razón, ni necesidad alguna de tenerla. Guapo está en lo cierto.

Cargando editor
02/03/2009, 20:01
Director

Las palabras de Guapo son como la gota que desborda un vaso demasiado lleno. El despertar sin saber lo que ha pasado, sin recordar nada; la sensación de hambre; las evidencias de que habeis sido sujetos de experimentación o en todo caso de unas pruebas médicas que no lograis identificar.... Todo ello se suma a la nueva frase, y el miedo, sumado a la ansiedad que os atraviesa, a la necesidad de comer, hace que os sintais presa de las más desagradables sensaciones.

Guapo es quien menos parece sentirse afectado por lo ocurrido, y tampoco Castaña y Gafas parecen estar mas afectados de lo que podría considerarse normal en estos casos (¿pero qué es normal?, ¿con qué puede compararse?). Isabel por su parte, tal vez se vea menos afectada, por esa misma sensación de hambre que le hace tener ocupada su mente.

Pero Rubia... Rubia es distinto. Por un instante se queda quieta, paralizada. Mirando a las puertas, como si su mente estuviera en una encrucijada

- Tiradas (7)

Tirada: 1d100
Motivo: cordura (rubia)
Resultado: 95

Tirada: 1d100
Motivo: cordura (castaña)
Resultado: 49

Tirada: 1d100
Motivo: cordura (isabel)
Resultado: 96

Tirada: 1d100
Motivo: cordura (gafas)
Resultado: 54

Tirada: 1d100
Motivo: cordura (guapo)
Resultado: 13

Tirada: 1d4
Motivo: perdida cordura rubia
Resultado: 4

Tirada: 1d4
Motivo: perdida cordura isabel
Resultado: 1

Cargando editor
02/03/2009, 20:19
Director

Notas de juego

La revelación, unida al cansancio físico y mental de tu personaje, hace que pensamientos paranoides te dominen parcialmente. No es una enfermedad mental permanente, pero sí surge una desconfianza hacia todos. Tal vez alguno de tus compañeros no sea, después de todo, quien dice ser. ¿No sería buena idea vigilar a las cobayas sin que ellas sepan que están siendo vigiladas? Si sois esos "Alterados"... ¿no será todo esto una prueba mas?, ¿un engaño mas?. ¿No será alguno de vosotros uno de esos doctores?

Interpreta jugando con esa idea.

Cargando editor
03/03/2009, 00:30
Rubia

Suelto la barra que porto de mi mano, el sonido al golpear el suelo retumba por toda la habitación.

Instintivamente mis manos tapan mi boca, aterrada ante la idea que me ha golpeado termino cayendo al suelo adoptando una posición fetal, con los brazos me sujeto las rodillas y hundo la cabeza entre mis piernas.

 

- ¡No! ¡Noo! - las lágrimas asoman peligrosamente por mi rostro. Pero del mismo modo que esta sensación ha aparecido, se esfuma. Recojo la barra y gateando me coloco con la espalda en la pared.

Insistentemente miro a mi alrededor, observo las luces de las linternas y sujeto con fuerza la barra.

- No me volveréis a meter ahí dentro...

Cargando editor
03/03/2009, 17:06
Castaña

Me acerco a Rubia cuando se pone contra la pared pero no la sujeto, ni lo intento, la miro a los ojos; de alguna manera hay que tranquilizarla. La verdad es que está sensación de haber sido los conejillos de indias de alguien no me gusta nada pero si dejo que eso me venza ahora, no podremos seguir adelante. Miro a Isabel, creo que es la que está pasándolo peor respecto del hambre que pudiéramos sentir pero vuelvo a poner mis ojos en Rubia.

-Escucha, nadie va a hacerte daño si nos mantenemos juntos... No hay más nadie aquí.

Al menos eso creía, luego eché una mirada a Guapo que suplicaba ayuda con la rubia y volví a hablarle a la chica.

-No puedo prometerte que saldremos de aquí pero haremos todo lo que esté en nuestras manos. Debemos averiguar cómo. ¿Entiendes, linda?

Cargando editor
04/03/2009, 03:59
Isabel

Me llevo una mano al pecho. Se me llenan los ojos de lágrimas. Aquello no ha sido un recuerdo: ha sido un descubrimiento. No he recordado, pero ya tengo una idea de qué ha sucedido. Y eso me horroriza a un punto de miedo que no soy capaz de recordar: saber algo, por fin, luego de tanto buscar, y que justamente esa eso, y no saber quién soy porque mi memoria funcione y me lo diga si no porque hemos pensado que podría ser así luego de leer una pila de papeles con fechas...

El cuerpo me duele del hambre, y eso me hace salir de la inmovilidad. Bajo la mano, con los ojos muy abiertos, pues de nuevo no quiero cerrarlos y procuraré no hacerlo más. Es allí cuando los gritos de Rubia me avisan que hay alguien más que teme, de la misma forma que yo, por lo que acabamos de descubrir: alguien más que lo siente directamente en el cuerpo, al que le duele la posibilidad, quien siente aún las marcas de que fuimos sujetados antes de dormir...

Castaña le habla, y su tono creo que podría calmarla. Rubia está con una barra de metal agazapada contra una pared. Me acerco y me pongo a su lado, porque aunque siento urgencia por tirarme sobre ella y que lloremos las dos, la barra me produce mucho miedo. Me siento muy débil, y el sólo ver la barra me da dolor.

- Ninguno de nosotros volverá ahí adentro. Hemos salido, y no volveremos más - digo, sonando mucho más convencida de lo que realmente estoy. Siento sorpresa de escuchar cuán firme es mi voz, aún cuando yo misma quiero sentarme a su lado y llorar a los gritos pidiendo que jamás vuelvan a acercarme a aquella habitación - Castaña tiene razón. Para no volver, tenemos que seguir. Vamos, Rubia - la voz ya no me suena firme; es un ruego, muy parecido a que ella misma llora detrás de la barra que sostiene - Tengo muchísimo miedo, y yo también quiero llorar. Pero como dijo Castaña, estaremos juntos. Ya no estamos solos, y ni estamos encerrados. No volverá a pasar.

Hago una pausa. Luego, le tiendo la mano.

Cargando editor
09/03/2009, 10:54
Rubia

Miro a las dos mujeres. Ellas, a diferencia de los hombres, están más cerca de saber lo que siento; miedo, frustración, paranoia...

 

Escucho atentamente Isabel y a Castaña. Por último, la primera me tiende la mano; al principio soy reticente, pero termino tomando su mano y me levanto.

 

No suelto la barra, ni dejo de mirar a los dos hombres... ellos... ellos pueden ser quienes nos hayan metido aquí.

 

- Gracias. - les comento a mis compañeras con una sonrisa forzada.

Cargando editor
09/03/2009, 14:56
Director

El hambre sigue estando presente. Habeis estado mucho tiempo leyendo los periódicos, y desmotando aquellas cajas. La luz de vuestras linternas, afortunadamente, sigue alumbrando la enorme habitación. Los ordenadores, los microscopios, las pibetas de ensayo.. todo parece llevar mucho tiempo abandonado.

No se escucha nada. No se ve nada. Hasta las luces de emergencia se han apagado. Solo las dos puertas cerradas, en el extremo contrario de la sala donde habeis entrado, parecen invitar a hacer algo. Ellas y el hambre.

Cargando editor
15/03/2009, 21:43
Rubia

Los nervios ya no pueden conmigo, cuando me levanto ayudada por mis compañeras doy pasos rápidos y me encamino a las puertas, las empujo con las fuerzas que me quedan esperando que tras de ellas tengamos una salvación.

 

- Chicos, si ayudáseis...

El tono de mi voz denota un alejamiento hacia ellos que hasta ahora no había demostrado.

Cargando editor
15/03/2009, 23:58
Castaña

Enseguida, con el bolso al hombro, me acerqué a la chica y comencé a ayudarla a empujar la puerta. Esperaba que los muchachos hicieran lo propio, aunque no así Isabel que era la más débil de nosotros. La verdad es que cada vez me sentía más hambrienta y más convencida de que no encontraríamos comida y moriríamos de inanición pero nada decía, no, había de ser fuerte y todos debíamos serlo.

Cargando editor
16/03/2009, 03:42
Isabel

Tardo en soltar su mano, tanto como ella tardó en decidir tomarla. Me siento aliviada porque lo haya hecho. De hecho, aferrando esa mano, he sentido algo que no había podido sentir desde que abrí los ojos. No logro saber exactamente qué fue, pero fue bueno. Fue tranquilo. Me dio la repentina idea de que, de algún modo, no pasaría más nada y que podríamos salir de allí más pronto de lo que creímos en un principio... de lo que yo misma creí hasta ese momento.

Las veo levantarse a ambas y dirigirse a las puertas. Las sigo, sin detenerme a pensar en el miedo. Ya casi no siento nada excepto la necesidad de comer. ¿Hace cuánto tiempo que no como? ¿Recuerdo cómo es la comida? ¿Podré olerla si la encontramos...? Se me ocurre que si no la he olido hasta ahora, que no está allí, la oleré luego. Y quizás detrás de esas puertas haya alguna luz... o quizás estén quienes nos encerraron. No puedo saberlo. Lo único que sé es que allí atrás no hay nada, y no quiero regresar. Sólo queda seguir adelante, y el adelante está detrás de esas puertas. No podré ayudar a moverlas, pero...

Me recargo con todo el peso del cuerpo contra ellas. Se me cierran los ojos y creo que me deslizaré al suelo en cualquier momento. Sin embargo, me aferro con desesperación a ellas y me dirijo a los demás.

- ¡Vamos! ¡Hay que abrir esto!

Cargando editor
16/03/2009, 12:18
Director

Las puertas se abren con mas facilidad de lo que en un momento hubierais podido pensar. Estaban atrancadas, es cierto, pero no cerradas con llave, ni con pestillo. Desgraciadamente tras ellas no se encuentra la salida que esperabais. La primera da a un despacho de lujosa apariencia, con evidentes muestras de haber sido registrado exhaustivamente hace ya tiempo. El despacho no tiene salida alguna.
Por contra la otra puerta da a una especia de descansillo en el que hay un ascensor con las puertas abiertas, y por lo que parece averiado.

Cargando editor
17/04/2009, 18:22
Director

Nuevamente el miedo os atenaza. La inconsciencia y las dudas que presentan la situación se unen a la necesidad de encontrar comida.

En todo caso, sin embargo, vuestras opciones parecen reducidas. Buscar en el despacho, o tratar de manipular el ascensor. Eso o volver sobre vuestros pasos. O abandonaros a moriros de hambre