Partida Rol por web

-Ah,- dijo chester mirando hacia la oficina y volviendo a miraros a vosotros. -Te refieres a ese Amborth Hemworth.- puntualizó realizando un giro de brazos y señalando a  la puerta de la oficina por donde acababa de salir, como si de la presentación de un espectáculo se tratase. 

-Verás, ahora no se encuentra bien, sabes.... una indigestión de algo en el estómago. Ya sabes como es eso. Pero tampoco explica ¡PORQUÉ MIS PUÑETEROS GUARDIAS ESTÁN MUERTOS!- continuó levantando la voz de improviso como echándoles la culpa de que estuvieran muertos y, como si de un monólogo se tratara, continuó. -Esta bien, no voy a juzgarte, puedes ser una buena persona, yo también lo soy, ella también los es,- dijo señalando a Frankie -o eso parece. Hemos comenzado con mal pie. Deja que me presente, soy Chester Fox, aunque mis amigos me llaman ches, chesty o chesy, pero nunca foxy. No, ese no me gusta, ya te imaginas porqué ¿verdad?. La gente es muy guarra y tiene la mente sucia. ¿Os gustaría ser mi guardaespaldas? Pago bien. Esos ya no necesitan la paga- dice señalando a los muertos -asique os la habeis ganado. ​​

-Eres muy presuasivo, y capaz de desviar el propósito de una conversación incluso con muertos por el medio. Me gusta como piensas, aunque no tanto porqué lo haces.- Ahmad salió de su cobertura, aunque todavia tenia la ares predator en su mano. 

-A veces el público necesita esa chispa, ya me entiendes, es como dijo Shakespeare; -El tal Chester, con su chaqueta de lentejuelas rojas brillantes adoptó una pose artística levantando una mano hacia el cielo mientras su mirada la seguía.

"Procurando lo mejor, a veces empeoramos lo que está bien".

Jamal aplaudió sin soltar el arma.

-Bonito. Pero hemos venido a hablar sobre un tema privado con el doctor Hemworth, por lo que, si no le importa, apártese.-

El claro tono de amenaza del normalmente pacífico Jamal, no pasó desapercibido para nadie. Al parecer todos pensabais igual. Esta búsqueda se había dilatado demasiado en el tiempo y la paciencia tenía sus limites. 

Frankie accionó la palanca de carga de su fusil sacando un seco, ¡Clak!¡Clak! que resonó por toda la nave. La orca tenía ganas de juerga y miraba a la dulce japonesita con ávida sed de sangre.

El tal Chester parecía dispuesto a fastidiarles su encuentro con Ambort poniendo excusas de que estaba indispuesto.
Concretamente, una indigestión. Esperaba que no fuera una de plomo…

No voy a ser tu guardaespaldas; al contrario que ellos, yo tengo principios.
Podemos estar hablando eternamente, pero hemos venido a hablar con Ambort y eso es lo que vamos a hacer. Aunque si le has matado, entonces quizás el misterio esté resuelto… dijo en un tono acusador.

No querías que Ambort hiciera nada para detener el virus que mata a los dragones, ¿verdad? Él los adoraba, y seguro que estaba investigando al respecto. Y tú no podías soportar que alguien parara tu show…
Es así, ¿verdad?… preguntó en un tono acusador aún más intenso que el anterior.

   Diésel se detuvo un par de metros por delante de la puerta principal de la nave. Sus sentidos ampliados por los sensores del Lynx analizaron el portón y calculó la probabilidad que tenía de derribarlo de una embestida. 

   Mientras tanto, todo lo que ocurría dentro de la nave le era transmitido por los pequeños Mc-Fly. Las cosas se estaban poniendo muy tensas, jodidamente tensas pero foxy parecía muy tranquilo; aquel racista de mierda iba de sobrado.

   - Tíos, este cabrón igual está intentando ganar tiempo para que vengan más de esos matones. - los MSM de Diésel volaban por el canal de comunicación.

   - Vamos a freír a la zorrita y a este lo pillamos con vida. 

   - Si se han cargado a Ambort le atamos boca abajo al morro de la furgo y le damos un paseíto. Este hijoputa tiene que saber algo de la mierda esa que tenía pegado aquel dragón.

   El orko había empezado a entrar en calor con la pelea con los secuaces de foxy y tenía ganas de más acción. Además el software de combate del Lynx estimulaba el eje HPA para provocar la respuesta de lucha en el sistema nervioso simpático de Diésel.

   Con un esfuerzo supremo de voluntad el orko se contuvo de lanzarse ya contra la puerta y esperó.

-Vaya, yo que creía que erais gente singular, ya sabéis, el romanticismo de las historias acerca de los shadowrunners abruma los espectáculos de Broadway. Pero me encuentro que solo sois unos bordes. Que decepción. Kumiko-Chan, por favor.- Dijo haciendo sitio, apartándose para dejar paso a la jovencita japonesa vestida de sirvienta de fantasía erótica. 

La joven se plantó donde había estado Chester y os sonrió con dulzura ladeando un poco la cabeza.

   La furia de Frankie había ido en aumento desde que aquel imbécil con traje de noche y su muñequita habían salido de la oficina. La orka no olvidaba el discursito anti-metas que el hombrecillo había soltado delante de aquella chusma humani en el Kraken y al dragón muerto. Las palabras de Jamal sobre que debía de controlar su ira revolotearon por la cabeza de Frankie y son las que impidieron que le vaciara un cargador entero a aquel humano nada más verlo.

   Pero la conversación no había ido por buen derrotero y el amigo Chester les azuzó a su japonesita. Prefecto, Frankie no había podido entrar en acción en el anterior combate y ahora se iba a desquitar con estos dos.

   La orka separó los pies con las rodillas ligeramente flexionadas, adelantó un poco el peso, relajó los músculos y apoyó con firmeza la culata en el interior del hombro adoptando una buena posición de tiro. El dedo acarició con suavidad el gatillo.

Estaba claro que Chester no iba a contarles nada si no era por medio de la violencia.
Kenjuro no quería enfrentarse a su guardaespaldas, por ser una compatriota suya, probablemente engañada por el showman.

No tienes porqué hacerlo; ahora eres libre. le dijo a la chica en su idioma, esperando que no fuera necesario tener que hacerle daño.

Esperó su reacción, atento a sus movimientos.

La chica nipona siguió sonriendo mientras su compatriota le hablaba en japonés. Cuando terminó la frase, la chica vestida de sirvienta sexy hizo un corazón con las manos y rápida como un rayo desenfundó dos Steyr TMP de cargador largo de debajo de la faldita negra y rosa anunciando sus intenciones. 

   Diésel no entendió ni papa de lo que su colega le dijo a la chica pero lo que ella pretendía quedó claro de cojones cuando se sacó de debajo de aquel vestidito, que tan poco dejaba a la imaginación, un par de pipas Steyr. 

   - Ehhh… ¿Donde demonios las lleva guardadas? - se preguntó el sorprendido orko antes de centrar su atención en el portón.

   A través de la óptica del Steel Lynx el mundo había adquirido un intenso tinte aberrolado. Un torrente continuo de datos: telemetría, lecturas del estado de los sistemas, integridad del blindaje y del armamento entre una miríada más fluían por la periferia de la vista del orko, pero el centro lo ocupaba un punto de mira triangular que se fijó en lado izquierdo del portón y la Stoner Ares escupió plomo. 

Ante la negativa inesperada de la nipona, Kenji contrajo sus músculos y reaccionó. Era más rápida que ella, pero no mucho más. En un segundo Kenjuro trazó la estrategia a seguir.
Primero se acercaría, le quitaría las armas con sendos ataques y entonces comenzaría un combate cuerpo a cuerpo. 

Los ojos cibernéticos de Kumiko analizaron las posibilidades de ataque, defensa y distancia medidas. Su principal objetivo se movía, pero debía prestar atención a otros factores antes, o acabaría siendo un objeto inservible. Fijó su blanco y disparó sendas ráfagas con ambas manos mientras se movía en su dirección. Pretendía dejarla fuera de combate antes de que se convirtiera en un problema con su rifle de asalto. 

Kenjuro no tenía ya más remedio que enfrentarse a la tal Kumiko, la cual quizás tuviera una deuda con el tal Chester, quizás fuera una especie de cyborg creado para obedecer… o quién sabe qué.
Pero aquella devoción al desgraciado ese, no tenía mucha justificación.

Así pues, se lanzó al ataque intentando golpearla con una patada voladora.

   Una decena de proyectiles del calibre 7,62×51 UCAS con núcleo de tungsteno y una pequeña carga de RX51-PENT impactaron contra el portón; las microexplosiones subsiguientes desgarraron el aluminio como si fuera papel. 

   Diésel entró en la nave y pasó al lado de Jamal. Con un derrape se situó en segunda línea, entre Doc y la muñequita con pistolas.

   La tipa abrió fuego contra Frankie pero la hermanita rodó hacia un lado esquivando las balas. 

   Los anillos ópticos del Lynx brillaron con una intensa luz roja cuando Diésel fijó como blanco a la mascota de foxy. Si no quedaba más remedio le soltaría una buena andana con la Ares pero aquella tía era un filón de cromo y preferiría no tener que romperla mucho.

   Waveman se unió a la fiesta con una de sus flipantes patadas. A ver como se las apañaba la japonesa contra su letal compatriota.