INTRODUCCIÓN
Lope Girón Fernández, hijo de Isidoro Girón de Pelayo, conde de Ciudad Rodrigo, os encontró en una posada en algún punto en mitad de Castilla. Ocurrió que coincidísteis una noche allí, y que este buen noble anunció a los clientes del lugar (en realidad vosotros y algún que otro parroquiano añadido), que buscaba gentes para un encargo, para acompañarle en un asunto de honor y justicia familiar, concretamente. Y un noble siempre paga bien claro.
Por vuestra parte, no dudásteis en aceptar, después de dar tumbos y bandazos de acá para allá, y que bien saben ciertas monedas que os entregó, veinticinco maravedíes de oro por cabeza, así como una promesa de otros cincuenta, por todas las molestias que ocasionaría este tema, una vez fuera resuelto.
Así que, aceptando aquella misma noche enfrente del fuego de la chimenea, os contó los pormenores de lo que debíais hacer en su compañía. Os solicitaba ayuda para encontrar a un judío llamado Eleazar ben Jonás, escriba y contable al servicio de su padre don Isidoro. Al poco de contratarlo, el conde empezó a comportarse de manera más y más sumisa y humilde ante él, que a su vez lo trataba con más desprecio, reclamándole continuamente grandes sumas de dinero, que el conde Isidoro se apresuraba a desembolsar aun a costa de arruinar su hacienda.
Alarmados, algunos criados fieles hicieron llamar a Lope, que estaba en Castilla sirviendo al rey. Pero cuando este obtuvo licencia para ausentarse de la corte y volvió a su casa, ya era tarde: el judío había desaparecido con una carta de pago firmada por su padre que supondría la ruina definitiva de toda la casa de los Girón. Lope está convencido de que el judío ha hechizado a su padre. Sus averiguaciones le han revelado que se dirigía a Salamanca.
Ahora, vuestro cometido por el que habíais sido parcialmente recompensados no era sino ofrecer ayuda y compañía hasta dicha ciudad con la intención de encontrarlo... y sujetarlo, mientras lo destripa despacito, antes de que el judío haga efectiva esa carta de pago conseguida con tan malas artes.
Ahora, tras una semana de viaje con don Lope, habéis llegado a Salamanca. Es el día 13 de junio de 1347.
Ya hemos llegado, señores... -añadió don Lope-. En cuanto tenga a ese judío entre mis dedos... -no hizo el gesto, pero estaba pensando en asfixiar, o algo peor, a aquel sujeto-.
Comenzamos.
Como véis, os he dejado el mapa de la ciudad Salamanca (ya estáis allí), y a continuación os añado una serie de lugares del mapa que podéis (y debéis) visitar para hacer la búsqueda del judío (esa es la misión). Esta aventura pertenece a ese tipo de aventuras que según vuestras acciones el DJ va llevando el conteo del tiempo de una forma aproximada, y que según lo que hagáis el tiempo corre y suceden unas u otras cosas. Tenéis total libertad para deambular por cualquiera de los siguientes lugares, con el noble con vosotros,y por supuesto podéis separaros para indagar. Recordad que esta aventura es de investigación, y que ello significa que la iniciativa os la dejo a vosotros (en esta no voy a tirar del carro de la narración :D) Os dejo los lugares (si vais a alguno de ellos, obviamente os ampliaré la explicación):
-Bosque Real (bosquecillo)
-La fresneda (bosque de recreo a orillas del Tormes)
-Puente Romano y Río Tormes
-Mercado
-Calles Gremiales
-Judería
-Tabernas, posadas, burdeles
-Universidad
-Biblioteca de la Universidad
-Cementerio
-Convento franciscano
-Convento mostense
-Convento jerónimo
-Convento de San Bernardo
-Convento de San Pelayo
-Convento de Ursulinas (monjas)
-Convento de Mercedarios
-Convento de Agustinas (monjas)
-Convento dominico
-Iglesia de Santo Tomás de Canterbury
-Iglesia de San Martín
-Iglesia de Santiago
-Iglesia de San Julián
-Iglesia del Espíritu Santo
-Iglesia de San Juan de Barbalos
-Iglesia de San Marcos
-Catedral de Salamanca
Nacho, que así era como le gustaba que le llamasen aquellos a los que conocía, estaba aquella noche en la taberna, junto a otros pocos, y en aquella ocasión a salvo de poder meterse en problemas, ya que no había dineros que poder gastar. Desde que había salido de Vizcaya, mal vivía, casi a penas sobrevivía, cazando algún conejo y hasta algún zorro. Y aunque algo podía sacar por alguna piel, o pieza de caza. Pronto le quedo bien claro, que iba a vivir momentos muy duros.
Pero aquella noche, la suerte le sonrió, un noble que bien pagaba les hacía un encargo, la búsqueda de un judío que les había arruinado. Tras el cobro inicial, muchos fueron los esfuerzos del joven Ignacio, por evitar el vino, que no quería comenzar de la misma forma que había terminado en su vizcaíno pueblo. No quería volver a pasar de nuevo por esos apuros, que aun estaban muy frescos en su joven memoria.
Por fin llegaron a Salamanca, nada pequeña ciudad y ante ellos se abrían muchas posibilidades, hasta ese momento no había sido consciente de la difícil tarea de encontrarse con el judío ladrón, era como buscar una aguja en un pajar.
-Ya hemos llegado, que os parece si nos damos un paseo para conocer la ciudad, y nos acercamos hasta la judería. Es posible que allí, alguien pueda darnos aviso de Eleazar Ben Jonás, pero mejor andarnos con cuidado, para no levantar sospechas.-
El destino había querido que esa noche en la posada en la que me encontraba tomando una sopa aguada, un noble requiriera de gente plebeya para acometer una misión de búsqueda y captura. Al parecer, había que ir a Salamanca a buscar a un judío que había saqueado la hacienda de su padre mediante artimañas o puede que con magia. El caso fue que me presenté ante tal noble y me ofrecí como curandera, cosa que le agradó, al igual que mis sinuosos senos. Al día siguiente partimos un pequeño grupo tras la pista del forajido hebreo.
Tras unos días, llegamos a la gran ciudad de Salamanca, famosa por su universidad y su catedral. Cruzando el puente sobre el río Tormes, de época romana según decían, había un berraco aún más antiguo que el puente. Más allá, hacia poniente, las puntas y cúspides de las torres de la catedral se alzaban majestuosas, queriendo alcanzar las mismas puertas del cielo. Allí, sobre la ruidosa canción del agua del río, nos paramos.
-"Sí, creo que sería el sitio por el que deberíamos de comenzar a buscar. Al ser judío, habrá buscado cobijo entre su gente." Comenté, mientras miraba obnubilada la catedral.
El pelo se movía al son de la brisa que soplaba desde el este, llevando hasta mis fosas nasales el olor a humedad y frescor que suele haber donde hay agua.
Pablo había ido de los campos a la ciudad en busca de algunas monedas extras por unas monedas extras para su familia esperando conseguir uno que otro trabajo mejor pagado que el del campo. Mientras esperaba en una taberna del lugar, un noble apareció con una oferta que el no podía negar y ahora esta con un grupo de otros plebeyos en la siudad de salamanca buscando un judío.
-Si me parece el mejor logar para buscar un judío.
No había hecho Pablo más que trabajar en su vida con el ganado, sin meterse con nadie; pero la escasez le había hecho dar el paso de aceptar un trabajo diferente: buscar a alguien por dinero. Algo parecido le pasaba a Julia, quien desprovista ya de familia (al menos separada de ella), había de ganarse el sustento como pudiera. E Ignacio, "Nacho" para los amigos, cazaba lo que podía, y sabía que provocar peleas no era siempre lo más conveniente, por lo que la aparición de aquel noble con tal trabajo pareció un oasis de oportunidad en su vida.
Tras recorrer las muchas y diversas calles de Salamanca, llegásteis a la judería. Ésta estaba en la parte sur de la ciudad, pegada al intramuro y cerca de la fabulosa catedral y la conocida Universidad.
La judería tenía una calle principal, llamada de la Rúa Nueva, y allí se ubicaba la casa del Estudio o el Midrash, el centro de estudio s del Talmud o Yesibah, y otros centros administrativos de los sefardíes de la ciudad. De esta avenida partían el resto de las calles y callejones, estrechos y sórdidos pasillos que acababan desembocando en callejuelas que finalizaban en viviendas y espacios de propiedad privada. Vísteis que había también plazuelas y casas adosadas unas de otras, construyendo un entramado irregular.
Tras caminar por tal barrio, os percatásteis de que había también una carnicería, establecimientos de tela y cobre, un baldresero (quien trabajaba el cuero y hacía cinturones), torneros, plaeteros o zapateros, entre otros, incluido un pergaminero (de los que se valían muchos estudiantes y profesores de la Universidad para tomar notas y apuntes). Lo curioso era que en la judería, además, se cultivaba vino en algunos viñedos.
Amigos, seamos precavidos -dijo don Lope-. Quien sabe si a ese tal Eleazar lo tienen en buena estima en esta judería, o si lo tienen por enemigo, o si tal vez ni le conocen. Abramos bien los ojos.
Estáis en la judería. Para indagar/escuchar/preguntar, etc. sobre el judío, haced con vuestro siguiente post una tirada de Elocuencia (o COM)
Pablo mira el lugar con algo de recelo, mientras caminaba junto a los demás por esas estrechas calles se acerco al grupo para decir.
Las palabras no son mi fuerte mis señores.
Dios, no me percate de los horrores que escribí en los anteriores post, disculpen, estaba malito y lo escribí súper apurado.
Salamanca no era pequeña, ni su judería. Entre calles, callejones, plazas y demás, aquello era un enorme laberinto en el que no resultaría nada fácil encontrar a nadie. Tras deambular un buen rato, y descubrir el centro del barrio, Nacho fue consciente de lo sumamente difícil que sería encontrar allí a alguien. Las palabras de Lope, les hicieron recapacitar en cuanto a como tenían que realizar la búsqueda, eran cristianos en un barrio judío preguntando por un judío. Deberían actuar con cautela, o tal vez se llevasen silencios por respuesta, o incluso que alguien alertase a Eleazar de que le estaban buscando.
-Ciertamente hemos de ser cautelosos en extremo, o haremos saltar la liebre.- Comento Nacho, siendo el mismo consciente de sus grandes limitaciones a la hora de usar las palabras, más acostumbrado al bosque y los animales, que a las ciudades y las personas. Así, que tan solo pudo asentir a las palabras de Pablo. Y tras lanzar una mirada hacia Julia, seguro de que la hembra era la mejor de los tres para esas lides, trató de aguzar su oído, ya que en ocasiones, escuchar aporta mucho más que preguntar.
Eleazar era un judío que se había hecho con una gran fortuna, por lo que no sería extraño, que hubiese comprado cosas, o alquilado una buena casa. Tal vez en algún corro, escuchaban su nombre, al menos no perdía nada por intentarlo y no llamaría tanto la atención como preguntando abiertamente por el judío.
Motivo: Comunicación
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 64 (Fracaso) [64]
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 37 (Exito) [37]
Como era de esperar, fallo comunicación, aun así hago una de escuchar por si la fortuna hiciese que llegase hasta mis oídos el nombre del judío.
Nos adentramos en el laberíntico barrio judío, lleno de callejuelas que se cruzaban unas con otras, convirtiendo esa zona de la ciudad en una pequeña villa dentro de la otra. Lo que dijo Don Lope tenía cierto sentido, ya que era sabido que los judíos se protegían entre ellos, aunque no se conocieran. Si este tipo había encontrado acomodo en la casa de algún salmantino, probablemente no le encontraríamos nunca. La ciudad era grande y había muchísimos sitios dónde ocultarse.
-"Sí, habrá que andar con mucho cuidado. No me fio nada de estas gentes. Todo o que he escuchado sobre ellos es malo." Comenté a los demás.
Motivo: COM
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 71 (Fracaso) [71]
Pablo al ver el terrible acto que hacían intentando conseguir información con palabras, Pablo intento dialogar con alguno de los judíos de paso, al mas pobre, tal vez un vagabundo, pero no tuvo suerte. Intento escuchar el nombre de Eleazar o el de algún animal, tal vez teniendo trato con algún otro cuidador de animales consiga un mejor trato.
Motivo: Elocuencia
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 42 (Fracaso) [42]
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 100 (Fracaso) [100]
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 17 (Exito) [17]
Pifie Descubrir :v
Sabíais que preguntar por un judío en una judería podría ser algo llamativo. A don Lope no le importaba (si es que llegó a tal razonamiento), porque lo que más le interesaba no era sino atrapar a aquel tal Eleazar, quien tenía aquella carta de pago* de don Isidoro, su padre, aún en su poder. Preguntásteis aquí y allá: a las puertas de una carnicería sin mucha gente, en algún corro de muchachos jóvenes e incluso cerca de los edificios donde podría ocultarse. Sin embargo, nada pudísteis sacar en claro de vuestras pesquisas (de vuestra palabrería, en concreto). Eso sí, tras charlar con un par de hombres delgados que llevaban una acémila tras de sí llena de productos, ambos se alejaron por un callejón y pudísteis escuchar algo entre ellos.
-¿Tú has escuchado algo de ese Eleazar del que hablan? -preguntó uno-.
-No, -le dijo el otro-.
*El judío lleva una especie de cheque para cobrarlo. No sabéis si lo ha cobrado o no (don Lope le busca para tratar de evitar eso, y hacer que él y su linaje se arruine económicamente).
Eso sí, estando ya algo desesperados en tal lugar (así lo mostraba también don Lope), se os acercó un par hombres armados que portaba una lanza cada uno. Estábais en lo que debía ser la alcaicería, plaza que hacía las veces de mercado en los días que se celebraba.
-Cristianos son, según han dicho por ahí... -le decía uno al otro-.
-Sí, aquí están -respondió, y luego os miraron-. ¿Qué está pasando aquí? Sé que buscáis a alguien -miró sobre todo a Pablo*, quien tal vez nunca hubiérase adentrado en una aljama-. ¿A quién y porqué? -los hombres no eran sino muccadims, guardias y protectores de la judería, milicia de aquel barrio encargado de la seguridad del mismo.
*Debido a la pifia, han notado que Pablo trataba de buscar algo, tal vez con demasiada indiscrección :)
La forma en la que se habían comportado, tal vez alguna mirada, o alguna pregunta, habían logrado atraer la atención, una atención que no deseaban y que podía complicarles lograr aquella misión. No tararon en llegar hasta ellos dos guardias de la judería, interesados en saber a quien estábamos buscando y para que.
Estando junto a Don Lope, de noble cuna y para quien estábamos trabajando, pensó Nacho, en dejar que fuese el quien respondiese. En la esperanza de que el noble fuese cauto y no dijese más de la cuenta, ya que si luego Eleazar aparecía muerto, no dudarían en culparles a ellos del crimen.
Así que hizo, lo que le correspondía, y espero a ver que es lo que el noble creía oportuno decirles a aquellos guardias, con un poco de suerte les indicarían como encontrar al tal Eleazar, o al menos les darían algunas indicaciones de lo que podían hacer para tratar de encontrarle.
Pablo al ser interrogado por los guardias este baja la mirada y se esconde detrás de Julia como si con el no fuera la cosa.
Mirando a Pablo, intenté pensar rápidamente en una respuesta plausible para que aquellos guardias no nos entretuvieran más de lo debido y evitar quizás un enfrentamiento.
-"Mis bravos guerreros, perdonar si hemos sido algo indiscretos, dado que somos forasteros y no conocemos las leyes que rigen en vuesa judería. Aquí mi señor, el noble Pablo, ha venido en busca de un hombre llamado Eleazar ben Jonás, que creemos que se oculta aquí, en Salamanca y como bien es sabido, el mejor sitio para buscarle es en la judería. Ese tipo me encargó unas hierbas medicinales y cuando vino a por ellas, no solo no me quiso pagar, sino que intentó aprovecharse de mi físicamente. Mi señor Pablo ha venido a reclamar justicia y por eso le andamos buscando." Les solté con cara de inocente y poniendo pucheros.
Creyó don Lope que Julia iba a cantar en todo aquello que habíais venido a hacer en Salamanca, pues así empezó el suyo discurso sobre ese tal Eleazar. Claro que las intenciones últimas, razón de la búsqueda, no la comentó. Los dos hombres de armas se sorprendieron de las palabras de Julia, pues era la única que se había atrevido a hablar, cosa poco común en la judería y en la ciudad, que era el estar por encima de un hombre...
-Eleazar... -dijo uno de ellos, haciendo memoria-. Sí, sé quien es -confirmó-.
-¿Y para esa afrenta le buscáis vosotros? -miró las ropas elegantes del noble-, para eso están los alguaciles cristianos..., o nosotros mismos... pero no hemos oído nada de esa afrent...
Tomad... -don Lope, entonces, le interrumpió, sacando de bajo sus prendas una bolsa de monedas y entregándoselas-. No era mucha cosa, pero sí una pequeña golosina para cualquiera-. El caso es que queremos llegar a él. ¿Saben donde está? -preguntó, secamente-.
-Aquí no, desde luego... -añadió el primero de ellos-. Hay quienes se ocultan aquí, y de esos sabemos sus intenciones, pero no ese hombre. Se dice... bueno, que es un brujo...
-No, un adorador del mal, me parece... Ja Ja -dijo el otro jactándose-.
-Largáos de aquí antes de que hayáis de darnos todo cuanto tenéis encima -concluyó el primero, contento por el botín, mientras comenzaban a alejarse-. Y no volváis más.
Parecía que de la pista de Eleazar nada teníais, mas si algo parecía seguro: allí no estaba; y es que esos tipos no iban a guarecer a uno de los suyos, a un cualquiera, en caso que atrajera miradas externas a la judería, como pasaba con vosotros.
Podéis, si queréis, continuar con más lugares (mirad el mapa y lugares de más arriba).
Es media mañana.
Pablo salio de la protectora espalda de Julia para complementar.
-Si es un usurero, en el mercado o tal vez las calles gremiales deberían saber algo de el, no? Esos lugares tratan con muchas monedas.
Coloquen la lista de lugares en las notas de su ficha, bajar para verlas es super incomodo.