Partida Rol por web

Fukumori:

toc, toc.

Alguien llama a tu puerta.

Son las doce de la noche en el reloj y te despiertas sobresaltado, alguien estaba llamando a tu puerta hasta hace un momento, una pequeña nota pasa por debajo y te acercas a leerla.

"Te espero en el comedor a las 12:10, no faltes."

Oh, no, esto no tiene buena pinta, parece que alguien tiene un problema contigo; pero no puedes negarte a ir a su encuentro, coges la primera arma que encuentras en tu cuarto para poder defenderte y... ¿qué haces?

Después de su visita a la enfermería, Matsuno se alegró de que Kurozen y ella hubiesen encontrado un antídoto. Eso evitaba que pudiese haber sospechas entre ellos por quién guardaría el veneno encontrado el día anterior en el bar y que su alianza se reforzase. En el momento que Monokuma anunció que debían retirarse a sus aposentos, la joven sintió una punzada de miedo por volver a dormir sola y ruborizada, se dirigió al joven apuesto.

- Oye Kurozen...se que esto puede sonarte extraño pero no hay ninguna doble intención. Estoy atemorizada y me da miedo dormir sola en mi habitación. Esto...ejem...¿Quieres...? Bueno, no me importaría que me hicieses compañía y estuviésemos juntos. No lo hago por mí, es para estar protegidos ambos, ya me entiendes. Siempre orgullosa, no quería reconocer que quería la compañía del joven para la noche. Dormir sola, después denuncia asesinato, tras la desaparición de Yuichi y sabiendo lo que podría estar ocurriéndole a su hermanito fuera del lugar, la estaban llevando al borde del colapso mental. Quería salir de allí con vida y Kurozen podía protegerla hasta que encontrase un modo de salir. ¿Te parece bien?

Cogiendo todas las dosis de porros que me quedan, me llevo el ramillete hasta la puerta del comedor. Los enciendo y los lanzo dentro. Cerraré la puerta y la atrancaré por fuera. Después de gasear al asesino me aprovechare de que está paralizado para darle su merecido.

Esgrimió una sonrisa lobuna. Lo cierto era que la chica despertaba los más bajos instintos de Masaru, que, por otro lado, era propenso a dejarse caer. Repasó lentamente la lengua por los labios antes de contestar. Cuando lo hizo, su mirada y su sonrisa decían mucho más de lo que las palabras dejaban oir. Princesa, por supuesto que estaré encantado de pasar la noche en tu habitación. Protegiéndote, claro. De hecho, es tanto el peligro que creo que la única forma de garantizar que estés a salvo sea no solo compartir cuarto, sino compartir cama. De hecho, deberíamos compartir cuanto más mejor, para estar protegidos claro. La protección esta noche será un factor importante. Es mi máxims: Siempre he dicho que cuando dos personas duermen juntas deben hacerlo con protección.

Cuando la puerta se abre y Fukumori sale armado con unos cuantoa cigarrillos de la risa, lo último que se imagina es que la persona que le ha citado no le espera en el comedor, como decía la nota, sino detrás de su propia puerta armado con una palanqueta de acero. El atacante propina un fuerte golpe en la cabeza a Fukumori provocando que se desplome en la propia entrada de su cuarto y arrastra el cuerpo inconsciente del joven jardinero al interior. Es tiempo de poda - No pudo evitar bromear sobre la situación.

Cuando sale de su cuarto, Fukumori siente una presencia; pero es demasiado lento y recibe el golpe en la cabeza, quedando K.O.

Despierta en ti un sentimiento de lujuria, no puedes controlar más tus instintos primitivos cuando ves a Kurozen delante.

Ichie sonrió ante la picardía que tenía el joven al hablar. No sabía hasta que punto bromeaba o iba en serio pero tenía claro que no quería pasar la noche a solas por lo que tirando de su manga le invitó a acompañarle.

- Anda, deja de hablar y sígueme don Juan. ¿Siempre te funciona con todas o solo lo intentas conmigo porque soy rubia y modelo? Su voz era seductora y estaba siguiendo el juego del muchacho. Aunque en su cabeza empezaba a formularse una idea...

¿Y si lo enveneno esta noche colocando la dosis que tengo en el bote de crema en su botella de agua? No...moriría en mi cuarto y no sabría cómo inculpar a otro...tengo que hacer que se duerma o algo...

Los pensamientos de la muchacha fluían en su cabeza y trataban de dar forma a su asesinato perfecto pero no tenía claro cómo ejecutarlo. Además, tenía el problema de que justamente él le había visto con el veneno y probablemente estaría pendiente. Algo necesitaba elucubrar.

- ¡Pues te presento mi cuarto! comentó al entrar y rápidamente se dejó caer en su cama. Después se sentó y siguió con su explicación. Supongo que será como el tuyo pero claramente, después de haberle dado mi toque personal, debe de estar mucho mejor, ¿No crees?

Estaba pulcramente arreglado, había removido los muebles para darle más personalidad y en su mesita tenía su bolso. En un estante había depositado su ropa bien ordenada y tenía un par de pósters de modelos famosos.

- Esto...si vamos a dormir juntos... Primero me gustaría devolverte esto como señal de buena fe. Le dijo tendiéndole el bote de veneno que encontraron en el bar. Quédatelo tú, ya que lo encontraste...no había tenido ocasión de devolvértelo...

Todo había salido a pedir de boca e Ichie sonrió satisfecha cuando vio a Kurozen salir de la habitación. El muchacho pensaba que la había dejado dormida con la dosis de veneno y que tendría coartada perfecta para mañana, que la joven le cubriría...que ingenuo. Sin embargo, lo que Ichie había bebido era simplemente agua, dado que le había dado el cambiazo y el verdadero veneno estaba en su bote de crema. Habiéndolo visto salir de la habitación, estaba segura de que realizaría su propio asesinato e iba a aprovecharse de ello. 

Lo fácil sería no hacer nada y mañana tranquilamente, cuando se presente el asesinato...culpar a Kurozen y decir la verdad, que es el asesino y que me había envenenado. Pero tengo un plan mucho mejor, iré a la cocina y lo envenenaré a él con el veneno que cree haberme dado. Todos saben que estábamos juntos así que...lo suyo serà hacer ver que alguien me quiere incriminar. ¡Ichida Risu! Recogí su taza que tiene sus huellas...me servirán como prueba de que ella estuvo allí...mmm...también necesito una bolsa para hacer ver que alguien desplazó el cuchillo que llevará mis huellas. Solo me resta...conseguir que salga de la habitación y alguien la vea. Necesito pensar en ello...

¿Con todas? Princesa, tú eres la primera. - Mintió descaradamente Kurozen

Querida, eres mi pasaporte de salida de aquí. Me encantaría llevarte conmigo, pero no puede ser. Monokuma no lo permitiría. Al menos serás feliz sabiendo que has sido indispensable para que yo pueda salir de aquí, mi pequeña coartada.

De camino, le pareció ver una cabeza viéndoles entrar en la habitación de la chica, así que dedicó un saludo y una sonrisa de depredador a quien estuviese allí. Luego, entró con la chica.

Ella parecía tener la mente en otro lugar y eso a él no le gustaba del todo. Se sentó en la cama junto a ella.

Se parece bastante sí, pero tu toque personal lo es todo. - Le doró la píldora para mantenerla centrada.

Pero no funcionó, ella siguió distraída y le ofreció el bote de veneno, era imprescindible en su plan que el bote de veneno siguiese en posesión de Ichie, pero en ese momento ya no pensaba con claridad.

Joder... está realmente buena. ¿En serio pretende que durmamos juntos y ya está? Ni de coña. Esta chica debe ser mía. Ella está hecha para el placer y yo voy a aprovechar el tiempo.

La miró conintensidad mientras le quitaba el frasco de la mano y se deshacía de él sin prestarle atención. Volcó su atención y su cuerpo sobre ella y sin previo aviso y repentinamente la besó con un beso húmedo, poco decoroso e incluso lascivo.

Sin dejar de besarla puso una mano sobre cada uno de sus hombros y la empujó suavemente hasta tenderla en la cama. Él se echó sobre ella besándola y, durante los siguientes minutos, se olvidó por completo de sus planes y se aseguró de que ella se olvidase también de todo.

Kurozen se levantó con el torso desnudo a por unos vasos de agua para ambos. Él estaba sediento y seguramente ella también. No sabía en qué momento su camisa había terminado colgada de la cámara de vigilancia de la habitación tapando el objetivo.

Vio en el suelo junto a los pies de la cama el frasquito de striker 5 y se agachó para recogerlo fingiendo agacharse a recoger algo de la ropa desperdigada.

Pobre Monokuma, seguro que le encantaría ver lo que sigue.

Preparó dos vasos de agua y en el de ella echó una pequeña dosis de veneno, la justa para hacerle dormir profundamente sin matarla.

Volvió a la cama donde descansaba despierta el cuerpo de la diva.

Vienen los aguadores para retomar energía - Dijo y vació siu vaso de un trago mientras le ofrecía a ella el del veneno.

Pero no llegó a dejarla que bebiese aún, ya que habían vuelto a despertarse sus ganas de juegos. Jugó con ella impidiéndole beber y dejando el vaso en su mesita para que ella bebiese luego.

Mala suerte princesa, el tiempo de descanso se ha agotado. Tendrás qye beber en el próximo

Dijo avalanzándose sobre ella para volver a besarla.

¡Ya está! Ya bebió su agua y está totalmente dormida. Es mi momento.

Dulces sueños, princesa. Hoy serás mi coartada - Le dijo sin miedo pensando que su artificial sueño profundo le protegía.

Se puso la camisa liberando la cámara de seguridad y saludó a través del objetivo a quien le estuviera viendo, después salió con calma de la habitación. Tenía una cita a la que acudir.

Fukumori se despertó de nuevo cuando alguien le echo un poco de agua encima.

Estaba sentado en una silla en el centro de la habitación con las piernas atadas a las patas de la silla, los brazos atados a la espalda y una mordaza en la boca que le obligaba a respirar por la nariz. Buenos días, campeón. Tienes suerte, has sido invitado en primera línea al espectáculo. ¿Sabes? Pensé en mararte sin más, pero pensé, ya que lo haces, hazlo para que alguien lo vea. ¡Y el único que podías verlo eras tú! ¿no tiene gracia? Hizo una pausa más por pavonearse que por que fuera necesaria para escuchar una respuesta.

Si te lo preguntas, no tengo nada contra ti, pero soy algo celoso, y cuando yo salga de este lugar, no quería que Ichie pudiese refugiarse en los brazos de otro. En fin, déjame que te explique cuál es el guión que tenemos preparado para hoy. Ya habrás notado que esta es tu habitación. Es el lugar del crimen. Estás inmovilizado y atado a una silla en el centro y en seguida pasaremos a lo que viene siendo tu muerte. Es importante gestionar tus expectativas - Añade como una explicación cómplice.

-Ahora voy a ponerte esta toalla en la cabeza y voy a obligarte a mirar al techo por la fuerza. Después, voy a verter este cubo de agua sobre la toalla y sobre tu cabeza. Tu entrarás en una breve agonía en la que buscarás sin éxito un modo de respirar y luego caerás inconsciente y morirás asfixiado. Si me quedo sin agua, rellenaré el cubo. ¿Fácil, verdad? El agua es el arma perfecta para asesinar a un Ultimate Gardener, además de limpia y de borrar huellas, es una simbología potente. Kurozen se regalaba a si mismo con soberbia total. Si Fukumori intenta resistirse le golpea salvajemente presa de la ira y le grita.

-¡Maldito bastardo! ¡Mantente quieto! No hay nada que puedas hacer ya

-Después de explicarle con calma el modo en que iba a morir, llegado cierto momento después de regalarse a si mismo, Kurozen procede. -Bueno, ya ha llegado el momento. Vamos allá. - Y con firmeza le pone una toalla cubriendo la cabeza y utiliza su brazo por debajo del cuello de Fukumori para mantenerle en la posición necesaria mientras con la otra mano vacía el cubo sobre la toalla.

La toalla se humedece e impregna toda su tela de agua creando una barrera que impedía al oxígeno llegar hasta la nariz de Fukumori, que intentaba debatirse sin éxito inmovilizado como estaba. La situación y la toalla no le dejaban oir nada, y era una suerte, porque, junto a su oreja, Kurozen decía.

-Tst, tst, tst, vaaaamos. No seas niño. Acepta tu destino. Prometo no olvidarte. Has sido mi primera víctima. Aunque quizás repita... Tiene algo de excitante.

Fukumori muere.

Dejo el cadáver en el centro de la habitación sentado en la silla y le quito las correas y la toalla y meto todo en el cubo.

Después salgo hasta la puerta y al llegar al umbral, me quito las zapatillas con la suela mojada y las meto en el cubo y salgo al pasillo descalzo.

Me dirijo a la lavandería donde cuelgo a secar la toalla y dejo secando mis zapatillas. Meto las correas que ataron a Fukumori dentro de una de las lavadoras, dejo el cubo detrás de los útiles de limpieza y salgo de la lavandería hacia la habitación de Ichie.

Al llegar me quito la ropa de nuevo y antes de colgarla en la cámara le dedico un guiño a Monokuma.

Cuelgo la ropa y me acurruco junto a Ichie a la que abrazo mientras duerme.

Aceptado todo menos lo del cubo, que ya lo he puesto en la escena del crimen, ¡lo siento! Mira qué guay ha quedado:

Muy chulo ^^

- ¿De veras soy la primera? ¡Vaya! No me lo imaginaba... Fingió sorpresa y alegría a partes iguales. Sabía con total seguridad que ese joven mentía pero estaba dentro de sus planes usarlo para salir de allí. Ichie se había visto obligada durante toda su vida a sufrir abusos para cuidar de su hermanito y para, posteriormente, meteorizar su carrera de modelo. Por Kurozen cumpliría con su papel, una vez más, pues era su billete de salida de ese lugar. Después de que el joven la besara con pasión y de dejarse llevar por el momento, se ruborizó y habló un tanto avergonzada.. Yo no tengo experiencia en esto...tendrás que ser tú quien lleve la iniciativa. Mintió la jovencita una vez más, aquel argumento solía funcionar y los hombres se sentían que llevaban el control. Nada más lejos de la realidad pero eso Kurozen no tenía por qué saberlo.

Después del acto sexual, que hay que matizar que el joven no lo hizo francamente mal, Ichie estaba sedienta y visiblemente cansada. Tumbada de forma relajada en la cama, le pidió al joven si le acercaba una de las botellas de agua y la compartían.

- Tengo botellas de agua por abrir sobre la pequeña mesa de ahí enfrente...le indicó con su índice desde su posición relajaba y sin apenas ropa encima. Ambos acababan de darlo todo y sus dudas afloraban en la mente. 

A decir verdad, Masaru me ha tratado como una princesa en todo momento, y no solo ha pensado en acabar pronto y venirse, sino que se ha preocupado por mí para hacerme gozar...diría que es la primera vez que realmente me siento satisfecha y por eso estoy bastante agotada. ¿Debería olvidarme de matarle y centrar mi objetivo en otro de los presentes? Siento algo de remordimientos...parece un buen chico...

Pero cuando el joven se agachó antes de ir a la mesa fingiendo recoger algo de ropa y se acercó hacia la pequeña mesa, creyó leer sus intenciones.

¿Habrá recogido el bote de veneno? No creo que pretenda envenenarme y matarme...¿dejaría mi cadáver aquí? ¿Que plan tienes en mente? ¡Eres como todos! Solo miras por ti...¿A caso soy tú coartada para esta noche?

Efectivamente, ese parecía el plan...e iba a interpretar su papel para que creyera que realmente me había envenenado. Los viales de ambos con el antídoto estaban a la vista, Kurozen sabía que no lo había tomado, iba sobre seguro. Cuando el joven se acercó nuevamente a la cama y bromeó con ella de no darle la bebida y volvió a besarla, le siguió el juego con talento. Siempre se le había dado bien interpretar...no dejaba de ser una modelo.

- ¡Que malo eres! Me muero de sed y tú aún quieres jugar conmigo...¿acaso no te he complacido ya? Bueno, está bien...

Entonces fue ella la que tomó la iniciativa y tras ese primer beso que los dejó a ambos sin aliento, lo dejó tumbarse debajo suya y ella lo cabalgó dejando que su pelo cayese entre ambos formando una cortina y volviéndolo a besar. Se dejó manosear e imprimió una cadencia de ritmo que fue a más hasta que nuevamente ambos llegaron al clímax. Después, justo antes de tumbarse a su lado, bebió del agua que le había ofrecido el chico y fingió quedarse dormida a los pocos segundos, no sin antes decirle complacida...

- Masaru, me ha encantado...voy a descansar. Hasta mañana...

La frase susurrada posteriormente por el joven reafirmó sus sospechas, había tratado de envenenarle para que se quedase dormida y él obrar a placer.