Partida Rol por web

Una vez que Tsumiko Komachi pulsaría la barriga de la estatua en la que estaba Akira Kimura, esta habló:

MO

Pausa donde Tsumiko Komachi cruzaría la Biblioteca para llegar a otra estatua.

Una vez que Tsumiko Komachi pulsaría la barriga de la estatua en la que estaba ella antes, esta estatua habló:

NO

Pausa donde Tsumiko Komachi cruzaría la Biblioteca para llegar a otra estatua.

Una vez que Tsumiko Komachi pulsaría la barriga de la estatua en la que estaba Yoshimatsu Arai, esta habló:

KU

Pausa donde Tsumiko Komachi cruzaría la Biblioteca para llegar a otra estatua.

Una vez que Tsumiko Komachi pulsaría la barriga de la estatua en la que estaba Barbara Custik, esta habló:

MA

Y Tsumiko Komachi se quedó esperando a que algo pasara luego de tantas idas y venidas para tocar las tripas de las estatuas ahora, quizás, con su consentimiento, aunque era difícil de saber a fin de cuentas, una estatua que solo decía una sílaba era complicado que diera su consentimiento... Pero recuerda, el no consentimiento explícito sigue siendo violación.

Sea como fuere, no pasó nada. ¿Se había equivocado de contraseña? ¿O acaso había fallado otra cosa?.

"Lástima." dije en voz alta, y sin más miramiento abandoné la estancia tranquilamente.

Yo nunca fui una chica de equipo. Yo nunca fui una de esas que coge de las manos a todo el mundo mientras canta y da saltitos en un corralito. Yo siempre fue una persona de las que va de por libre a lo mío, y no sé qué mosca me picó en el anterior Juego de Asesinato. Puede que fuera porque estaban Katsumoto, Tafuna, Neku o Natsuki. En verdad se notaba por qué estos despojos no eran Ultimates. Lo peor de todo es que su estupidez era contagiosa. Ya lo pude ver en el primer juicio, el mío, quiero decir.

Vine a salvar a esta gente porque me dejé llevar por Katsumoto Obinata. Ahora estaba muerto. A mi no me quedaba nada por lo que vivir, más allá de que Akira Kimura sinceramente no merecía morir. Y si este mundo era todo virtual, como el hacker sospechaba... ¿qué sentido tenía nada? ¿Era verdad que yo era un virus entonces? ¿No más que un maldito programa de unos y ceros?

Y así fue, entre sus dudas morales y sus dudas existenciales, como Tsumiko Komachi se marchó de la Biblioteca a otra zona, en concreto a la Avenida Eléctrica para recoger una... ¿Palanca?. Esto... ¿Esto está bien?. No sé, me parece un poco forzado, digamos que se va en busca de más víctimas que tocar sus tripitas... y de casualidad puede -o no- encontrarse con una palanca.

Allí no había nadie, pese a ello se sentían observados por las cuatro estatuas de Monokuma, una en cada parte de aquella enorme estancia que era la Biblioteca. Por otro lado, las estanterías tanto en el primer piso como en el segundo, se encontraban a rebosar de libros. Incluso había mesas y sillas para el uso de la Biblioteca.

Pese a todo ello, parecía que los estantes estaban cubiertos de polvo, al igual que las sillas y las mesas. Y por el suelo había libros tirados por todos lados, como si alguien hubiera estado revisándolos... *cof* *cof* Akira Kimura *cof* *cof...

Pese a que allí estaban tres de sus compañeros, aquellos recién llegados se sentían observados por las cuatro estatuas de Monokuma, una en cada parte de aquella enorme estancia que era la Biblioteca. Por otro lado, las estanterías tanto en el primer piso como en el segundo, se encontraban a rebosar de libros. Incluso había mesas y sillas para el uso de la Biblioteca.

Pese a todo ello, parecía que los estantes estaban cubiertos de polvo, al igual que las sillas y las mesas. Y por el suelo había libros tirados por todos lados, como si alguien hubiera estado revisándolos... 

Aquel trío fue el primero en llegar a aquel lugar, aún no había llegado nadie más y no podían hacer nada en el lugar que no fuera esperar por el resto a llegar; pero por suerte diez minutos no era tanto tiempo, y eso tenían que descontar el tiempo que tardaron en comer la oreja y en dirigirse hacia allá.

Corriendo a toda velocidad hasta la Segunda Isla, aquel grupo por poco no logra llegar hasta allá desde la Última Isla abierta, pero por suerte, a escasos segundos de terminar la cuenta atrás, estos llegaron; evitando así el castigo que Monokuma les impondría por no cumplir con las reglas, lo cual seguramente sería desagradable.

En el interior de aquella Biblioteca se encontraba aquel trío calavera, un trío calavera distinto al que ellos tres conformaban, este era un tanto especial en donde coincidían su pasión por comer partes del cuerpo de otros compañeros de juego de la muerte, o al menos, en su historia había este hecho inalterable.

A escasos minutos de terminar el tiempo límite del plazo que tanto Yoshimatsu Arai como Akira Kimura les impusieron, aquel trío calavera particular llegaron a la Biblioteca, tomándose su tiempo en las escaleras de la misma para subir a Suigin Shita sin que se rompiera en pedazos como los sueños de cierto político aleman cuando le rechazaron en la academia de bellas artes de Viena.

Chicos, lograsteis llegar. corrí a ellos en alivio de que estaban vivos. Hemos encontrado un mecanismo y necesitamos ayuda. Ayer casi lo logramos pero... Mire al repostero psicópata... Cabreo a komachi y le cortaron la oreja... Ha sido una noche larga...