Partida Rol por web

A lo mejor vio en mi rostro las ganas de montarme y aprovechó el momento de debilidad para encajarme en el grupito. O quizá fue por su talento, el de la Ultimate Diplomat, que no pude negarme y montarme a solas en la noria en mi propia góndola. Sencillamente no encontré argumentos, ni tampoco la fuerza de voluntad de decirle: no no, gracias, prefiero ir sola. Así, por las diplomáticas palabras me vi arrastrada a la misma góndola donde toooda la clase de rechazados se terminó sentando.

Particularmente me tocó al lado de Bárbara Custik. Azares del destino, o quizá inconscientemente fui ahí mismo. Recordaba la mirada de pocos amigos que le había echado a Akira Kimura-chan, y... ¿creo que también a mi? No estaba del todo segura. Para empezar no habíamos discutido ni terminado mal ayer, más allá de que perdí los estribos con el pastelero. Pero eso no la afectaba a ella... ¿o sí?

"...Custik-san, ¿te he ofendido en algo?"

Me vi preguntándole. ¡Otra vez! Igual que en el tren, el maldito juego de 'slice of life' de Monokuma me estaba afectando. Por algún motivo, bajé otra vez la guardia y abrí un poquito mi corazón. A ver, maldita sea, sí, tenía que admitir que al final Bárbara Custik me había caído relativamente bien. Sí, ya, no olvidaba que había intentado matar a varios, y que de hecho indirectamente lo había conseguido. Pero por otro lado, había estado ayudando durante el juicio, y había intentado ayudarme con lo del puzzle de marras en la biblioteca. Resolución del puzzle que estropeé yo, aunque también fue culpa del pastelero. 90% culpa de él. No podía ser que estuviera enfadada por esa tontería ¿verdad?

  Lo malo de ser una humilde magnate de la comida rápida en crecimiento, es que las emociones siempre estaban a flor de piel y por lo mismo, eran demasiado facil de leer cuando un cambio brusco se generaba, tal que aquella picara y bufonesca actitud natural en mi persona, poco a poco se fue petrificando al quedarnos esos segundos en el cenit de la estructura.

     . . . - guardaría silencio mientras una mueca de molestia se iba dibujando - . . . - entornado la vista, a la vez que estaba casi acercando mi mano a mi cien, cuando - Ahh.. ehh.. - girando la vista y notar la figura de Komachi, ver al resto y poco a poco ir recuperando mi semblante habitual - S-si quieres la respuesta corta... un poco si, m-mas cuando t...te esperaba algo menos...impulsiva - para poner mi mano en mi entrecejo el cual comenzaba a masejear - la larga... una poco esto, un poco de aquello - usando mi mano libre para hacer el signo de "mas o menos" - No te puedo culpar, pero... tampoco puedo alentar ese tipo de acciones, pues como le comente en su día a mi compañera Voyagirl*,  "usar el bulling físico como medio de control o extorción nunca lleva a nada", solo demuestra el poco control que tienes sobre la situación a si como de tus emociones - dejando escapar un bufido de derrota - mi intento de asesinato solo era un modo de comprarles tiempo al resto, a fin de cuentas nunca se sabe hasta que punto el director piensa jugar con sus propias reglas ya escritas, lo mismo con el juicio y el espectáculo en si, todo en poss de que el oso quede lo mas satisfecho y que no complica mas nuestras situación de rehenes.... - tras lo dicho, simplemente guardaría un sepulcral silencio hasta casi el final del trayecto.

  No espero que me crean, pero quizás comprenda cuales son las cartas con las que juego en esta tortura de nunca acabar.

En mi mente surgieron mil y un razones, excusas y contestaciones. Era muy fácil echarle en cara a una que se pusiera violenta a pesar de que ella había literalmente prendido fuego a un cine con personas dentro. 'Para ganar tiempo'. Que literalmente había intentado asesinar a varias personas mientras que yo ni siquiera había intentado asesinar a nadie aquí. Sí, muchas respuestas, contestaciones y echarle en cara esto y aquello... Pero... ¿realmente quería eso? ...No.

Estuvimos varios minutos en silencio. Vimos una silueta muy rara con forma de calamar en el mar. A saber qué sería eso. ¿Y quién sería la tal Voyager Girl? Bueno, no importa... mi mente se estaba distrayendo de lo importante. Al cabo de un rato, suspiré hondo y hablé. "...Sí. Tienes razón. Perdí la paciencia. Tengo mis razones, ya lo sabes... y no mentiré no reconociendo que le tenía ganas. Pero sí." asentí en otro suspiro, me estaba costando decir todo esto. "Tienes razón. Me pasé."

Me senté en el asiento estaba asustada del panadero, barbara estaba enfadada conmigo, tsumiko no me inspiraba confianza después de verla cortar la oreja de yosimatsu así. No digo que sea mala pero ese temperamento es peligroso aquí.

Pues más haya de lo de la biblioteca no sacamos nada más, así que tampoco tengo información nueva 

Desde lo alto vimos aquella enorme figura... De un ¿Calamar gigante?

¿Que es ese bicho? 

¿Habe...?  Ugh...

Antes de decir nada mi cabeza empieza a doler bastante, empecé a sentirme abrumada, empezaron a venir a mi cabeza un montón de voces y de imágenes que no reconocía apenas. Todo fue muy confuso y rápido. Levante las piernas al asiento y me abrace las piernas tratando de volver a regular la respiración.

¿Que rayos ha sido eso?

 Uma se mantenía callada, inusual para ella pero quizá relajante para los demás, mirando desde la noria todos los alrededores de la isla. Notando a aquel simpático calamar hundido en la lejanía, lo cual deja a la jinete un poco extrañado. Luego, al poner su mirada dentro de la góndola, pudo ver que Akira estaba teniendo problemas con algo. Quizá algún ataque de ansiedad o algo por el estilo. Preocupada, la jinete se acerca a la chica.

- ¿Estás bien, Kimura-san? ¿El pastelero te está molestando? Tu dame la orden yo yo voy y le parto la... bueno, mantengamos los modales.

La presencia de aquel calamar me puso de los nervios, realmente no esperaba encontrarme con una de esas cosas ahí mismo, tan solo pensarla me revolvía ligeramente el estómago, pero aguante las ganas de vomitar si con ello podía tratar de no molestar a mis compañeros, a fin de cuenta estábamos encerrados en una góndola en las alturas.

-Glub. -Dije tragando mi propio vómito- Una vez me tuve que enfrentar a un calamar gigante, pero jamás me esperaba poder ver a uno aquí. Estas no son las aguas en las que uno de esos debería habitar, aunque supongo que quizás por eso no se mueva y esté muerto... Aunque me sorprende que los animales marinos no lo hayan tratado de comer...

La figura de aquel calamar parecía llamar la atención del muchacho, el cual alzó levemente una ceja mientras lo observaba, no conocía exactamente qué era lo que eso podía significar, pero claramente esto parecía ser algo relativamente importante, en particular a juzgar por algunas reacciones de los presentes.

-Supongo que con un buen vino blanco... entraría bien... -Logró comentar inclinándose para fijarse mejor en aquella estructura- Aunque bueno, ni idea de que hace ahí, supongo que será cosa de Monokuma.

Emmmm... Sí.... por supuesto... claro que sé... el porqué está ahí un calamar...

Esto... es... ¡Una cosa secreta! Sí, eso mismo... ¡No puedo contarlo!.

Monokuma por mucho que dijera que sí, realmente no parecía saber nada de aquel calamar gigante.

Una vez que la góndola diera una vuelta completa a la noria, esta se detuvo nuevamente en la posición inferior, abriendo sus puertas para que los alumnos pudieran bajar una vez más y así ir a disfrutar de lo que aquel parque de atracciones tenía que ofrecer, en este caso la tercera atracción.