Partida Rol por web

Sala de Música

A disposición de los alumnos se cernió la Sala de Música, pese a que aquel auditorio era bastante amplio y con una buena reverberación para disfrutar de los sonidos de su forma más pura, melodiosa y musical; el único instrumento que había sobre aquel escenario era el piano, un piano que a simple vista, parecía ser familiar.

Otro sonido inundó la estancia, unas campanadas hizo que los presentes se giraran hacia una de las pantallas de la estancia; en la imagen podéis ver el logo de la academia y tras este a aquel oso que ya habíais visto con anterioridad, al parecer quería dar un anuncio importante.

Diiiing - Dooong - Diiiing - Dooong

-Ahem, ¿Puedo tener vuestra atención, por favor?. Ahora mismo son las 10:00 P.M.  Entramos en el "Tiempo de Noche". La Cafetería está fuera de los límites y la puerta se cerrará momentaneamente. Y con eso os deseo buenas noches, que tengáis dulces sueños...

Pese a dar aquel aviso y apagarse la pantalla, nuevamente esta volvió a encenderse mostrando a Monokuma, al parecer aquel robot aún no había dicho sus ultimas palabras a los Alumnos supervivientes, y probablemente tuviera poco que ver con el tema de si era de día o de noche, o qué zonas estaban abiertas o cerradas a los alumnos.

¡Debido a la "interesante" idea de "escapar" de la Academia, yo Monokuma, he decidido ayudaros!

¡Porque sé que el mero hecho de salir por la puerta es algo difícil de evitar...

... y como alguien SEGURO que lo hará durante esta noche!

¡Os he dejado algo bastante interesante a todos en vuestras habitaciones!

¿Queréis saber lo que es?. ¡Apuesto a que sí!

Sea lo que sea lo que haya puesto Monokuma en nuestras habitaciones, deberíamos ignorarlo. - afirmó con firmeza Katsumoto. Aprovechó la estadía en la sala de música para intentar tocar el piano. - A ver si me acuerdo, hace infinito que no toco. - y con esas palabras intentó tocar "Claro de Luna" de Beethoven, aunque no demasiado bien, pues no era él un pianista experto.

Mientras Katsumoto tocaba el piano, este sentía alguna que otra tecla rara, mientras que por el lado de Tafuna y Tsumiko veían algo igual de extraño, no solo que algunas notas no parecían sonar como deberían, sino que directamente, desde el cuerpo del piano, saltaban pequeñas gotas rojizas y pequeños trozos rosados y rojizos.

Al comprobarlo, los tres adolescentes vieron espantados el motivo por el cual el piano no funcionaba como debería en una Academia de semejante prestigio. Puesto que entre las cuerdas había trozos de carne cercenada, y mucha sangre, tanto en la caja como goteando y seca en las propias cuerdas.

Recordando de golpe que ese piano era el mismo que ellos hubieron visto en la ejecución de Nagory Zinc.

Iiiiiiiuuuugh... - pronunció el escritor ante tan grotesco hallazgo. - ¿No os parece raro? Monokuma siempre limpia los rastros de las víctimas, si no el colegio estaría lleno de cadáveres... ¿Por qué esto está aquí aún? O... A lo mejor es algo nuevo... - se notaba cierta preocupación en el tono de Obinata, parecía que cada habitación que visitaba era un nuevo misterio a resolver.

Es bastante tarde y quizá nos castiguen si nos quedamos mucho por aquí, lo mejor será ir a descansar. Aunque ya tenéis PDAs, podéis volver a mi habitación, aunque quizá podriamos sacar los colchones de vuestras habitaciones y llevarlas a mi cuarto, por no andar durmiendo siempre los tres juntos... Sudorosos... Apretados... - quien le escuchara hablar no sabría si lo que estaba diciendo le parecía algo malo o algo bueno, pues ni el propio escritor lo sabía.

Bueno, por mi parte no pienso separarme de Tsumiko *digo con una sonrisa* Asi que si a ella le parece bien podemos ir los tres a tu cuarto, en cuanto a lo de Zinc... si, ciertamente es extraño, aunque este es el mismo lugar donde se realizo la ejecucion? Supongo que se veia bastante diferente por la iluminacion... *suspiro* Igualmente echemos un vistazo, tened cuidado, ya han pasado un par de dias asi que el olor sera horrible *digo mientras abro la tapa del piano y observo el cadaver, intentaria encontrar algo fuera de lo comun, alguna pista, al fin y al cabo un error de monokuma como este nos podria ayudar de alguna forma en el futuro*

Tenía ganas de ir a la sala de música... Para de alguna manera rendirle respeto a Sakuraba. ...Supongo que a Miyazono también le habría gustado este sitio. Quizás más... a juzgar por el piano en medio de la sala. Ella era más de música clásica ¿no?... Y él de Pop-Rock. Guitarras eléctricas y violines. Me gusta más el sonido de los segundos... Pero de alguna manera acabé siendo amiga del rockero. Sí... ese rockero que lo único que hacía era ruído por todas partes.

Encontrar un piano lleno de sangre y restos de... ¿el cadáver de Nagory Zinc? no fue precisamente el acto solemne de recuerdo y respeto que esperaba ni había deseado. Pero Katsumoto tenía razón... ¿por qué? Nunca hubo rastro apenas del resto de cuerpos. ¿Por qué iba el de Nagory Zinc a seguir ahi? "¿Algo... nuevo? No... habría sonado el anuncio de descubrimiento de asesinato...." debía ser... qué sé yo, algo montado por Monokuma para jodernos, para recordarnos la muerte de Nagory Zinc. Quizás empezase a hacer lo mismo con las demás víctimas, cualquier cosa que sirviera para enloquecernos. "Supongo que deberíamos abrirlo... y echar desagradable vistazo... ...No, no, mañana." tiré del brazo de Tafuna-tan, intentando disuadirla de ello, aunque bueno, ella tenía mejor cuerpo que nosotros para estas cosas, no en vano era la Ultimate Endurance... Yo en cambio... Sinceramente, ahora no me apetecía ni lo más mínimo ver sangre, vísceras putrefactas o... lo que fuera que hubiera ahi dentro. "Lo... lo mejor será retirarse a dormir por hoy. Además, por fin tendrémos de vuelta un colchón cada uno..." Lo haría mañana. Sí, sé que evitarlo esta noche era un pensamiento algo infantil, irresponsable, pero fue lo que deseé. Como un avestruz deseé por una vez enterrar la cabeza en la arena y ignorar lo que pasaba. Aunque fuera por una noche....

No era propio de mí. Yo suelo siempre enfrentarme a las cosas de frente. Sin miramientos. Sin dudas ni debilidades. Tsk.. Sakuraba siempre decía... que hay que vivir siempre al máximo, al límite, y no arrepentirse...

- Aunque ya tenéis PDAs, podéis volver a mi habitación, aunque quizá podriamos sacar los colchones de vuestras habitaciones y llevarlas a mi cuarto, por no andar durmiendo siempre los tres juntos... Sudorosos... Apretados... -

Parpadeé y ladeé la cabeza con confusión.

Saqué mi nueva PDA, busqué las normas, y empecé a leer en voz alta, recordándole al escritor. "Regla número dos. Dormir en cualquier lugar que no sea el dormitorio propio se verá como durmiendo en clase y castigado en consecuencia." me acerqué a Obinata y le enseñé la regla en cuestión. "Ya no podremos... dormir los tres juntos, apretados, y sudorosos..." empecé a quitarme la corbata, como ejemplificando mucho calor. Cerré los ojos y negué con la cabeza en actitud pesadumbrosa. "Es una lástima... Si tan sólo hubiera una manera..." me acerqué más, casi pegándome a él, y llevé la parte superior de mi corbata al cuello del escritor, y empecé a anudársela con sumo cuidado. "Una manera... de hacer que tu dormitorio fuera también el mío... y el de Tafuna..." al terminar de anudársela, aplasté con una delicada caricia la parte ancha de la tela sobre su pecho, dejándola caer. "La hay, pero... no nos quedaría... a los tres... " acerqué mi cabeza aún más a la del escritor, quedando mis ojos a pocos centímetros de los suyos. "más remedio que... ...Casarnos."

"Dime... ¿te ofrecerías a hacerlo?"

Le di un par de palmaditas en mi corbata sobre su pecho a modo de despedida y me aparté de él, sin esperar respuesta. Me encaminé entonces hacia la salida. "Hasta mañana, vosotros dos. Qué descanséis."

 MonoBarter acompañó al trío de adolescentes hasta la Sala de Música, principalmente por que era un oso muy curioso. Sin embargo, poco le agradó la sorpresa de ver los restos de Nagory en el piano y le desilucionó escuchar que no podrían realizar un pijama party con sus amigos debido a las estrictas reglas de la academia (su primera fiesta con amigos de verdad!). Sin embargo, lo que más le impactó fueron las sugerencias extrañas que había realizado la artista; a las cuales MonoBarter no lograba encontrarle lo gracioso. Parecía que iba en serio.

Juro no haberle puesto ningún afrodisíaco a los cafés. Esas ideas raras son de Tsumiko-chan, uwu uwu... ¡Hasta mañana!

 El osito ya no sabía si tenía tantas ganas de realizar un pijama party con los estudiantes. Sin decir nada más, el osito metiche se escabulló por debajo de las sillas de aquel gran repertorio; y tal como su padre había hecho en incontables ocasiones, desapareció del lugar sin dejar rastro.

Bajo una de las placas se pudo escuchar el sonido indecente de alguien lamiendo a algo, con cierta curiosidad, los tres alumnos pudieron ver a no otro que el mismísimo Monokuma, lamiendo a Monobarter; principalmente en su rostro usando una lengua prostética que le salió del hueco de la boca.

¡Ay! ¡Mi Mono-elqueseas! ¡Siempre tan servicial!

¿Es verdad que tu no me abandonarás?

¡Hace siglos que no veo a tus hermanos!

¡A MonoGuitar no lo veo desde que le mandé limpiar el piano!

¿Tu no me abandonarás, cierto?

¿Tu limpiarás el piano y harás TODAS las tareas de tus hermanos?

¿¡CIERTO?!

Monokuma había dejado de lamer, y ahora sus ojos robóticos se habían fijado sobre un asustado Monobarter a causa de la expresión de su padre. Por desgracia para el pequeño oso robótico, el verde, este ni tuvo tiempo para responder, sea negándose o aceptando el amor fratern-oso de Monokuma, puesto que este fue lanzado de vuelta a escena.

¡LO QUIERO IMPOLUTO!

La trampilla volvió a cerrarse definitivamente, ahora tan solo se encontraba Monobarter con un pañuelo y un cubo en la mano, que a saber como llegaron ahí, peor ahí estaban. Perfectamente dispuesto para limpiar los restos de Nagory Zinc que no se hubieron limpiado hasta ahora.

Katsumoto acabó completamente rojo como un tomate, miró con vergüenza a Tafuna, pues era la única que quedaba allí. Aún con la graciosa escena protagonizada por Monokuma y el pobre y adorable Monobarter, seguía sin quitarse las palabras de Tsumiko de la cabeza. - Bu... Buenas noches. - le dijo con vergüenza a Tafuna para acto seguido irse corriendo a su habitación.

Suspiro mientras me despido de Obinata.

Descansa bien, vale?

Tras ello me pondria a ayudar a Monobarter a limpiar el estropicio hasta que finalmente me dirigiria a la cama a descansar, en verdad esperaba que mañana no hubiera pasado nada... pero sabia dentro de mi que no seria asi.

Pasillos del 4 Piso

Mientras Katsumoto Obinata caminaba en busca de esas nuevas estancias. se percató de algo en especial, un reguero de sangre en el suelo, al investigarlo más de cerca, Katsumoto no dudó en reconocer la sangre, alguien estaba herido, gravemente, y había caminado por ahí.

La dirección que tomaba dicho reguero de sangre no se sabía bien, pero conectaba la Sala de Profesores con la Sala de Música. Quizás por aburrimiento, quizás por costumbre o quizás por ambas, se dirigió hacia la Sala de Música, a fin de cuentas, era el último lugar al que había ido.

Sala de Música

En el suelo, cerca del escenario se encontraba un cuerpo tumbado, boca arriba. Al parecer era evidente que hubo una pelea en el lugar, pues las luces estaban rotas y había restos de cristales en el suelo; por suerte las luces de emergencia seguían activas y al acercarse, se podía ver quien era.

Yoshida Tadayo, con cuchillos clavados a lo largo de todo su cuerpo, e incluso en la cabeza; de todas las cosas que se podría destacar del cuerpo del Ultimate YoYo Champion, era que a la altura del corazón, en el lado izquierdo de su pecho había un cuchillo ligeramente distinto al resto, un cuchillo que ya había sido visto.

El cuchillo en cuestión que Yoshida Tadayo tenía clavado en el pecho no era otro que el mismo que Edward Shimada había usado para matar a Kizoku Anata hará dos casos atrás, o uno; dependiendo de cómo se mire. Sea como sea, a juzgar por la profundidad del cuchillo clavado así como su filo, este habría atravesado todo lo que hay en su camino.

Por último, y quizás importante; una segunda enorme mancha de sangre se encontraba a unos cuantos pasos del cadáver de Yoshida Tadayo, aunque esta no parecía tener un cadaver asociado encima.

¡¡¡YoooooYooooo!!! - gritó desde lo más profundo de su ser al ver a su mejor amigo muerto en el suelo. - Ojalá te hubiera dado algunos de mis libros... Estoy seguro de que no te los habrías leído, pero los habrías usado para parar todos estos cuchillos. - intenté no adulterar mucho el cadáver, nos haría falta dejarlo como estaba para saber todo lo que había pasado.

Primero intentó investigar esas grandes manchas de sangre que había al rededor de YoYo y por el resto de la estancia, en busca de marcas de huellas o cualquier cosa que fuera de utilidad para la investigación, aunque el escritor no se sentía muy optimista a encontrar algo.

Acto seguido sacó su PDA. Debía informar a todos de la muerte de su compañero.

Venid a la sala de música ¡ahora mismo!

Una pantalla se encendió mostrando a Monokuma con sendas baquetas golpeando un pequeño tambor.

¡Pim Pom Pam Pum!

¡Un cadáver ha sido descubierto!

¡Después de un tiempo de investigación, el juicio escolar comenzará!