Partida Rol por web

COMO SE OS OCURRE DEJARME AQUÍ ENCERR.....AH! Hola....me sorprendo al ver a Yoshida mirándome... Ahora hasta parece más grande desde aqui...parece que está solo... Eh...donde están Natsuki y Tsumiko?....

-¿Es un ordenador, por qué tiene un fondo de pantalla con el careto de la Mariam Rivér? ¿Se llamaba así...?

Yoshida saca el ordenador de la taquilla y lo coloca sobre la mesa, no había usado un chisme de estos en su vida, no le hacía falta, sólo se dedicaba a sus yoyós y a levantar pesas. De repente, el "fondo de pantalla" le habla directamente a él.

-¡Pero qué cojones! Me ha debido sentar mal el café de esta mañana o es que estos renacuajos consiguen nuevas formas de sorprenderme cada día. Tsk, yo no sé dónde están esas dos petardas, ¿no eres un ordenador? deberías saber estas cosas tú.

Pongo las manos en jarras ​petardas? Tu si que eres un petardo hipermusculado...chhhh que no pienses Ai-nam que puede oirte!!! Eh...quiero decir...aunque yo sea un ordenador no tengo conexión a otra cámara que no sea la de este portátil. No sé por qué tengo que darle explicaciones...En fin, que Natsuki y Tsumiko me dejaron aquí, supuestamente para que yo no corriera peligro, ya que aquí no hay cámaras y Monokuma no sabe de mi existencia. Qué estás haciendo tu tu por aquí?

-Esto es increíble, Ainam, has podido pasar tu conciencia a un ordenador, por favor, cuéntame lo que sabes sobre Tsumiko y Natsuki, puede que eso me ayude a encontrarlas, podrían estar vivas.

Puse un dedo en mis labios y me quedo pensativa Mmmm pues la última noticia que tuve de ellas antes de que me encerraran en la taquilla fue que se iban a dar un baño, pero eso fue ayer por la mañana. Esto ha estado tranquilo y muy aburrido desde entonces menos.... Hace unas horas, aproximadamente sobre las 2:00 AM que escuché a alguien entrar, abrir una puerta, y salir después de aproximadamente 30-45 minutos, también oí el sonido de los grifos abriéndose. Miro a Yoshida preocupada Nadie las ha visto desde ayer?

Yoshida parece sorprendido
No, nadie, debería ir a apagar la sauna, ¿puedes conectarte a otro ordenador aunque sea sin cámara? No sé si voy a poder volver, pero si te ha quedado algo por decirme, es buen momento para hacerlo, lo comunicaré con los demás con mi PDA

Pongo cara triste y niego con la cabeza, No, lo siento, no tengo forma de salir de este ordenador. El maldito oso parece que tiene todas las conexiones bien cerradas. Siento no ser de más ayuda, pero si Natsuki y Tsumiko me dejaron aquí era por mi propia protección, no debes decir de mi existencia por la PDA ni hablando en otras salas. Esta es la única que carece de cámaras, por eso aquí el oso no puede verme ni saber de mi. Antes de irte déjame otra vez en esta asquerosa y oscura taquilla...añado con cierto temor en mis palabras. Y porfavor dile a Katsumoto de alguna forma que venga y revise, a ver si me encuentra y puedo verlo, le echo de menos...

-Sí... esto... No haré nada de eso, pero tampoco puedo dejar que el culpable te manipule o te utilice.

Saca a Star Platinum y comienza a hacerlo rodar más y más rápido hasta que alcanza una aceleración óptima para estamparlo contra el ordenador haciendo pedacitos la pantalla. Luego saca el portátil y lo estampa contra su rodilla, rompiendo todos los componentes esenciales para la operación.
Después lo devuelve a la taquilla, va a la cocina y coge chicle con el que cubre la cerradura, impidiendo que se pueda volver a abrir.

-Toma hipermusculado, imbécil
Comienza a reírse solo, desquiciado, los eventos de la última semana y la pérdida de Hana Suzuki le habían empujado al abismo de la locura.

Baños Públicos: Recibidor

Tanto Tsumiko como Tafuna decidieron hacer una rápida parada en los Baños Públicos antes de pasar por la habitación de Katsumoto Obinata, y pese a lo que pudo haber pensado la chica llena de vendas, en este caso no parecía ser una nueva escena catalogada como "echi" en las relajantes aguas de los baños públicos.

Tsumiko se dirigió directamente a uno de los casilleros y tras abrirlo sacó horrorizada lo que parecía ser un portatil completamente destruido.

Hecha pedazos. Completamente hecha pedazos.

"¡No no no no!" ...Coloqué los restos del portátil, lo que de ellos quedaba, con cuidado sobre uno de los bancos. Casi que se desmoronaba sobre mis manos. "N-no por favor..." me desplomé sobre mis rodillas. Quería llorar, una de tantas veces más, pero las lágrimas no me salían. En su lugar, tenía una terrible ira y frustración. "¿Quién ha hecho esto?" miré a Tafuna con una expresión en el rostro que seguro debía dar miedo. "¿Quién... la ha matado...? River-chan..." Examiné las marcas, tratando de entender qué diantres había pasado, quién y cómo habría destrozado todo aquello. ¿Monokuma? Pero no había marcas de garras... Era como si la hubieran destrozado a golpes con una tubería, y luego roto en pedacitos sin pudor. Igual que a Asuka Mori. Igual que a Asuka Mori...

"¡Maldita sea! ¡¡Maldita sea!!" Golpeé el suelo de la sala de baños con todas mis fuerzas, logrando sólo un un agudo dolor en los nudillos, que me hizo agitar la mano de forma patética. "N-no pasa nada. Joder. Puedo arreglarla. Puedo... puedo arreglarla." Cogí una bolsa basura de una de las papeleras vacías y con mucho cuidado empecé a meter todas las piezas del suelo, una por una, por rotas que estuvieran, en la bolsa. "Puedo arreglarla, h-he arreglado cosas en peor estado. U-una vez Papá y yo tuvimos que arreglar un tocadiscos roto... E-era un regalo de mamá, lo había arrollado un coche... y-y yo estaba frustrada y enfadada, a-aunque fuera de mi madre me gustaba de verdad. N-nos costó toda la noche... Pero lo conseguimos. H-hay piezas en el almacén... puedo arreglarlo, soy la Ultimate Arts and Crafts. S-si alguien puede arreglarla, soy yo... puedo... puedo hacerlo..."

Las puertas de los Baños Públicos se abrieron de par en par para dejar ver a un Monokuma con una toalla a la altura de su cintura entrar al recibidor principal de los baños, al ver a aquella muchacha desesperarse, no pudo evitar soltar una leve risita a la par que daba cierta información.

¡Para nada! ¡No puedes arreglarlo ni de lejos!

Al parecer Yoshida Tadayo se encargó de romperlo a fondo...

¡Incluso yo mismo he tratado de recomponer lo que había dentro que causaba tanta expectación!

Pero nada, ni con toda la tecnología de la que dispongo se puede reparar.

Por cierto...

¿Qué decías que contenía?

Supongo que en el fondo sabía que yo sola no podría arreglarlo, y menos sin la tecnología adecuada. Que aunque lo lograra, los datos estarían dañados, si es que quedaban... En fin... Lo más irónico de la situación era tener que agradecerle a Monokuma las molestias y la información. "Vaya... Así que Yoshida Tadayo... ¿eh?" me reí de mi misma en una mueca asqueada. Sabía que Yoshida Tadayo era un cabrón, y un abusón pero... ¿hasta tal punto? Monokuma me había oído y ahora más que nunca quería saber qué contenía. Por un momento pensé en acusarle. ¿Aceptaría Monokuma el asociar una Inteligencia Artificial con una persona? ¿Y por tanto el ejecutar al bruto y abusón de Tadayo por ello? Así nos lo quitaríamos de encima... ¿no es cierto?

...

No.

River-chan se suicidó precisamente para evitar hacer daño a la gente.

No más muertes. No más asesinatos. 

...Aunque el cabrón de Yoshida lo mereciera...

Negué con la cabeza y suspiré. Contesté a Monokuma. "...Contenía sus últimas memorias. Sus pensamientos... su Diario Personal. Era su legado, era mi esperanza de continuarlo. Yo no sé diseñar, pero sé seguir instrucciones, y aquello era una mina de diseños que podrían hacer mucho bien en el mundo..." supongo que no era del todo mentira lo que estaba diciendo, y era suficientemente inocente como para evitar que ejecutasen al cabrón de Yoshida Tadayo. "...Ese flipado la ha tomado conmigo, la habrá destruido sólo para joderme, igual que la PDA..." suspiré. "No era para tanto, supongo... pero era importante para mí..." negué con la cabeza una vez más. Intentaba mantener la compostura, de verdad que lo intentaba. Pero me sentía de verdad a punto de derrumbarme. "Da igual. Tal vez algún día, si es que consigo salir de este infierno." No solté la bolsa. Con mi mano derecha tomé la mano de Tafuna-tan y salí a pasitos rápidos de la Sauna, casi tirando de ella, yendo hacia el único espacio seguro que nos quedaba, la habitación de Katsumoto Obinata.