Partida Rol por web

Habilidad

Tafuna Iwa (Endurance): Inmunidad a ataques físicos (golpes, cortes, fuego...).

Inventario

Efectos Activos

Habitación: Tafuna Iwa

A medida que ibas abriendo los ojos y los colores se tornaban en formas borrosas y las formas borrosas se tornaban en objetos; a medida que tus ojos se iban adaptando a la luz de aquella estancia; y a medida que tu cabeza comenzaba a reaccionar a la situación que te rodeaba... Te diste cuenta de que esa no era tu habitación, te diste cuenta de que esos no eran tus muebles y sobretodas las cosas, te diste cuenta de que esa no era tu cama.

Lentamente comenzaste a levantarte, no sin un cierto mareo, y la gran cuestión en tu cabeza: "¿Dónde estoy?". Rebuscando en tu memoria no hallaste nada que pudiera indicar el porqué te encontrabas allí, ni siquiera el dónde era allí. Por desgracia antes de poder hacer nada más, algo ocurrió.

La pantalla que se encontraba en la habitación se encendió, y tras mostrar una imagen estática y arduamente el blasón de la escuela, puedes ver con total claridad un oso de dos colores, negro y blanco, sujetando lo que parece ser una copa con zumo de naranja, pues la censura es mala.

No esperando mucho más, una vez que la imagen del oso se hubo estabilizado; este habló.

-¡Todos los alumnos deben de asistir a la ceremonia de inauguración en el Gimnasio! ¡Nos vemos allá!.

Tras este mensaje corto del oso, la pantalla se apagó y la puerta de la habitación se abrió.

Confundido y despues de que el mensaje sea mostrado en pantalla miro a mi alrededor, sin duda lo que mas me sorprendia es que hubiera muebles, sin duda esta no era su piso, quizas hubo un derrumbamiento mientras dormia? No seria la primera vez, pero eso no terminaba de explicar el oso de peluche que habia salido a dar el mensaje. Algo aturdida me levanto de la cama, observando mis ropas, eran las de siempre, un chandal bastante gastado y con unos cuantos parches, no era demasiado bonito, pero sabiendo lo rapido que se me rompia la ropa buena mejor llevar algo que no valiese demasiado.

Asi pues despues de revisar que no tengo nada raro me dirijo a la puerta de mi habitacion y salgo.

Gimnasio

Llego al gimnasio y miro a mi alrededor con curiosidad, es la primera vez que estoy en un lugar tan amplio... bueno, no, ahora que recuerdo me parece que ya estuve en un lugar asi cuando era un niño, veo las sillas que hay en mitad de la nada y me siento en una de ellas de golpe, haciendo que esta (ya estando algo gastada o muy vieja) se rompa de inmediato dejandome tumbado en el suelo.

-Espero que no se molesten...-me digo a mi mismo mirando hacia el techo, levantandome de nuevo y probando con otra silla, la cual por fortuna esta vez si que me aguanta en ella.

Logré encontrar el gimnasio parecía no había llegado nadie además de mi y otra persona que se estaba levantando de una silla rota, quise acercarme a ver cómo estaba pero me avergoncé tanto que cambie de idea rápidamente y me senté en la última fila en el centro,curioso por saber que sucedía en este lugar y si llegarían más personas aquí.

Por desgracia no fui el primero en llegar, al parecer habían otros chicos uno que se había caído nada mas sentarse bueno tampoco era que me importará mucho, así que solo me dirigí a mi lugar y observé como se desarrollaba esta reunión, así que para matar el tiempo me puse a silbar una canción relajante.

Asomándose por la puerta y mirando para ambos lados antes de meterse en aquel gimnasio, Zizoku hace su entrada. Veía que además de aquellas tres personas, ella era la única que estaba allí (si bien no sabía la cantidad de gente que se encontraba en ese lugar). Esto le hizo ver que ella no era la única que estaba allí y que parecía que los demás estaban en la misma situación.

 Acercándose al grupo de sillas y buscando la mirada de alguno de los presentes, Zizoku pregunto con voz firme.

- Oigan, ustedes... ¿saben que está pasando aquí?

Natsuki encontró el gimnasio. El camino estaba plagado de pasillos y puertas y, ante cada una de ellas, los ojos de Natsuki hacían chiribitas. ¡Aquello era fantástico! Cada decoración, cada puerta, cada cartel... era como un sueño. La curiosidad era uno de los rasgos distintivos más característicos de Natsuki. Le encantaba esa sensación de lo desconocido. De averiguar qué escondía cada cajón, qué sala estaba tras cada puerta de una casa desconocida... era coml estar en la mansión encantada de un parque de atracciones.

Si iba a tener esa libertad de movimientos, apenas le importaba estar en un sitio desconocido o incluso secuestrada.

Para llegar al gimnasio, siguió ñas indicaciones y a un par de chicos zombies que iban por delante abriendo camino y, una vez allí, descubrió que la decoración, más que de un gimnasio, era la de un miting de hitler. Casi parecía que en vez de un escudo de aspecto universitario, debía haberse encontrado una esvástica. Aquello le gustó menos.

Contó las sillas. 16. Bueno.... 15 gracias a uno de los recién llegados. Tres ya las habían ocupado tres tipos. Natsuki decidió sentarse junto al que tenía mejor aspecto. Lucía como alguien que no escatimaría a la hora de comprar joyas para su novia. Como si sus padres tuviesen cuna. Y eso era algo que se notaba de un primer vistazo.

Fue junto a él y de cerca vio que sus ropas, además de elegantes, eran de exquisita factura.

¡Hola! ¿Está libre este sitio? - Dijo con una sonrisa amistosa. Se dirigía al chico señalando el asiento contiguo. Justo después, se sentó ocupando aquel lugar.

Me llamo Natsuki Mei ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Sabes qué lugar es este? Parece una especie de internado, ¿no? La verdad es que el sitio es una pasada. ¡Menuda aventura! ¿Sabes cómo has llegado aquí? Yo no tengo ni la menor idea. ¡Oh! ¡Perdona! Hablo mucho, ¿verdad? Disculpa, es que estoy algo nerviosa. - Dijo sin darle al chico apenas tiempo a contestar a nada.

Veo que unos chicos entran en una sala, imaginando que es el gimnasio los sigo. Entro intentando no llamar mucho la atención, desde el fondo miro a los que ya se han sentado. Uno silbaba, otra no paraba de hablar y el resto parecía silencioso... Me acerco a la última fila de sillas y me siento en una de ellas. No dejo de mirar a mi alrededor con una mezcla de curiosidad y miedo, mi inquietud incrementa al estar quieta. Tamborileo con los dedos en las rodillas, hago lo mismo con los dedos los pies y después toco mis bolsillos despistadamente, tratando de encontrar algo que me ayude a relajarme.

Con el ceño fruncido, me dirigí hacia donde el mapa decía estaría el gimnasio. Todo lo que hubiera alrededor, fueran personas u objetos, me importaron bien poco. No es que el cambio de escenario me hubiera sentado mal: este sitio parecía mucho mejor que de donde venía. Lo que me molestaba es no tener ni idea sobre dónde estaba, y sobretodo, por qué.

Entre poco después que las tres chicas. Lo primero e inmediato que noté era que alguien se había cargado una de las sillas. Instintivamente me llevé la mano al cinturón de herramientas que siempre llevaba conmigo y... que esta vez no tenía. "Tsk..." chasqueé la lengua, molesta. De todas formas, yo prefería estar de pie. Me dirigí hacia la pared izquierda y apoyé la espalda sobre la misma.

La chica de la cara redonda hizo una pregunta muy, muy inteligente. Le devolví la mirada y negué con la cabeza.

No, no sabía qué estaba pasando... y que ella tampoco lo supiera era motivo de preocupación.

Niego con la cabeza a la pregunta de la señora rechoncha
-Tafuna realmente no sabe donde estamos, Tafuna creia que quizas se derrumbo su piso mientras dormia y la trajeron aqui-dice como si fuera lo mas normal del mundo-aunque parece que no es asi, eso si, este... hospital? Tiene una mascota bastante mona-.
Tafuna es bastante pequeño, lleva un chandal bastante remendado y que le va claramente grande, lo suficiente como para que las mangas le cubriera las manos

- Hmm... los hospitales usualmente no tiene gimnasio; por lo menos de este aspecto. Y la arquitectura propia de este lugar se asemeja más a la de un gimnasio de una escuela...

 Kizoku decide sentarse en una de las sillas en la primera fila, haciéndolo de forma cautelosa para evitar que más sillas se rompan. Contándolas, pudo verificar que había sillas para un total de 16 sillas. Mirando a los demás que se encontraban en esa sala, pudo ver que eran un total de 7 personas.

- Si el número de sillas se constata con la cantidad de personas que nos encontramos aquí; entonces somos un total de 16 secuestrados. Parece un número grande de personas para secuestrar, pero también parece que nuestro secuestrador es una persona de recursos...

Deje de silbar por un momento, la verdad es que todos eran un grupo bastante ruidoso, por fortuna mis fieles cascos estaban alrededor de mi cuello, así que aprovechando que todos hablaban al aire me los coloqué para mitigar el sonido.

-Si fuera un secuestro nos tendrían encerrados en una habitación, no tiene sentido, además todo esto tiene pinta de escuela, ninguno vio al castor de dos colores en la pantalla, lo dijo muy claro Alumnos, vaya supongo que son ese tipo de personas- me cruce de piernas en mi lugar y decidí no contestar mas preguntas que fueran sin sentido. 

Nervioso por la situación aún más por que todos los presentes decían que habíamos sido secuestrados -Pero el peluche nos llamó estudiantes,así que esto es una escuela o algo asi-

Aún nervioso tome una bocanada de aire para opinar -El tiene razón el nos llamo estudiantes- -y creo que era un oso no un castor- mencioné lo último en susurros ya que el poco valor que había tomado desapareció rápidamente.

"Sí ¿verdad? Somos gente que piensa. Y en cambio tú debes de ser lo contrario: el tipo de personas que no utilizan su cerebro para nada de nada." sonreí divertida, contestando con el mismo desdén al comentario de desdén del pelinaranja. Bien alto, asegurándome de que me escuchara a través de esos auriculares suyos. Me encogí de hombros: "No sé tú, casquitos. Pero yo me preocupo si aparezco por la mañana en una habitación que no conozco, dentro de un edificio que en el que no he estado nunca y alrededor de un puñado de gente que no he visto en la vida. Si eso no es un secuestro, dime tú qué es, porque no soy la única que no sabe cómo ha llegado aquí."

Suspiré y miré entonces al chico más nervioso. "Sí. A mi también me pareció un oso. Si fuera un castor tendría los dientes delanteros más prominentes. ¿Pero acaso importa qué diantres sea que represente la mascota esa? No."

-Si se nota ese pensamiento,claro por que pensar que estas secuestrado es una mejor opción, eleva el estrés, hace que te hagas acciones poco productivas y se cometan errores, en lo personal esperaré indicaciones del Castor- esta vez prefería pasar de la conversación y escuchar algo de música, supongo que algo de Metal para no escucharles.

Tras recorrer los vacios pasillos de aquella edificacion Dean llego a al gymnasio a tiempo de escuchar a aquellos desconocidos teorizar sobre la situacion ante las teorias se vio emocionados y solo supo decir con una amplia sonrisa- Hola soy Dean y creo que esto va ser muy divertido, me recuerda a una peli que vi se llamaba Saw, juntaban a gente malvada y desconocida en salas como esta y el heroe los hacia mostrar su verdadero lado oscuro con pruebas molonas estilo gymkana,por desgracia alguno de estos malvados escapaba- la sonrisa se dibujo en sus rostro pues queria ser amable con sus nuevos objetos de estudio

-Una escuela... aunque a Tafuna nunca le habian dejado entrar en las escuelas... Oh, cierto, Tafuna aun no se habia presentado, soy Tafuna, mucho gusto-dice mientras se levanta de la silla como si esta quemara y hace pequeñas reverencias a la gente de la sala detendiendose ante Dean el cual acababa de llegar y le responde-Pero Tafuna no es una persona malvada... -mira al resto de la sala-mmm... aunque no seria la primera vez que me raptan-dice rascandose con la manga la cabeza.