Partida Rol por web

Antón dio un paso atrás cuando vio que aquellos hombres sacaban el acero. Pensó que se rendirían antes, así que buscó rápidamente algo que usar como arma. El brazo izquierdo lo atormentaba sobremanera pero aun podía defenderse con la diestra. 

No dijo nada a Samuel y a Ernesto, pues era sabedor de sus heridas y al fin y al cabo el mismo había querido meterse en aquel lío. Salvar a una dama en apuros, digno de cualquier caballero de leyenda. Antón sonrrió ante aquella tontería.

No tienes nada de eso, si acaso una jarra o una copa.

Había pasado parte del viaje taciturno, en parte por sentirme culpable por la muerte Kalev y en parte preocupado por la salud de Don Antón. Cuando mi señor comenzó a moverse y a comer me sentí aliviado, y después comencé a sentirme bien, muy bien, porque había hecho algo bueno salvando la vida a una persona. En esas estaba en la taberna, cuando aquel caballero se dispuso a luchar por la justicia librando a la doncella de las garras de aquellos indeseables.

" Dios bendiga a ese caballero!! -pensé- su noble causa será secundada"

Me puse en pie, percibiendo que todos se ponían en guardia. Después de lo que había pasado en Ibarrela todos estábamos mucho más pendientes de nuestro entorno.

- No os preocupeis, mi señor, yo ayudaré a este noble caballero - dije con la cabeza erguida

Mi intención es atacar con el arco, pero no sé si es muy adecuado ponerse allí a pegar tiros en una taberna, a parte que entiendo que el arco puede ir desmontado... en caso de que no sea adecuado, me saco el cuchillo y trato de meterle un navajazo a alguno por la espalda XD

Roderigo, visto lo visto, no quería que acabaran con el por asociación. Sin decir nada, se levantó rápidamente, salió al exterior de la taberna y lleno sendos puños de tierra. Luego volvió entrar en la taberna, y situándose a una distancia prudencial de los tres atacantes, intentó llamar su atención.

-Eh rufianes, tenéis otro rival.

Dicho esto, tiro los dos puños de arena a los ojos de los que le miraron.

-Ahora Samuel!!!

Tiro iniciativa por aquí por si acaso, pero mi intención no es trabar combate, si no facilitarle al tarea a los que se traben en combate, por ahora el caballero y parece ser que Samuel.

(la tirada es solo la primera la del 26 que le di doble click sin querer)

PD: Aprovecho para preguntare que tirada tendría que hacer para intentar aprovecharme de esta ceguera temporal de los tipos y situarme detrás de uno y agarrarlo por detrás y ponerle el puñal en el cuello.

El pendenciero 1 golpea el vientre del caballero - pues éste no consigue parar el ataque con su espada - pero ahí está la coracina para parar el golpe, perdiendo la armadura 5 puntos de resistencia y deteniendo el golpe en su totalidad.

Roderigo que es el siguiente en actuar sale de la taberna.

Una vez en pie, me aparté un paso de nuestro pequeño grupo para tener un poco más de espacio mientras sacaba el arco corto. Pues rápidamente una flecha en la cuerda y lo tensé, apuntando al pendenciero que no había hecho nada todavía. Por un momento recordé la batalla de Ibarrela y el furor inundó mi corazón.

- Eso te servirá de advertencia, a la próxima no fallaré - les dije a los bandidos mientras colocaba otra flecha en el arco

Antón, que no esperaba que Samuel entrará en la lid se encontró sin poder luchar, preocupado mas por no entorpeces a sus compañeros que de si mismo. Entonces se fijó en la muchacha y la llamo haciendo un gesto con su brazo para que se alejara de la lucha.

-Ven aquí muchacha, no vayas a salir herida después de todo-exclamo sin dejar de ver como se desemvolvía el grandullón.

La flecha de samuel, que dispara casi encima del hombre, inexplicablemente sale deviada hacia arriba. Clavándose en el techo de la taberna.

El Pendenciero 2 ataca al caballero, hace una finta perfecta y golpea en la pierna derecha del caballero, deteniendo la Lóriga el impacto.

Es turno del Pendenciero 3 que con la espada en alto lanza dos ataques, pero parece que o bien ha bebido demasiado vino o es un completo inútil con la espada, pues no logra impactar en ninguna de las dos ocasiones.

Aunque Ernesto se había preparado para lo que pudiese pasar, la rapidez de los acontecimientos le dejó pasmado, y al intentar levantarse para ayudar a sus compañeros, un fuerte dolor en la zona abdominal debido a las secuelas de la herida, le dejo exhausto en la silla. Cuando su dolor se calmó un poco, intentó levantarse una segunda vez, y lo consiguió, aunque a duras penas, teniendo que apoyarse en la mesa.

Salió de la taberna justo a tiempo para ver como su compañero Samuel fallaba un tiro con su arco.

-Empezamos bien la refriega -pensó-. Esperemos que no se nos dé tan mal como la de Ibarrela.

El cortesano se planteó disculparse por su tardanza a la incorporación en el combate, pero creyó que no era momento para eso, así que sin más, desenvaino su cuchillo preparado para asestar o parar el primer golpe que le viniese encima.

El ataque de aquel sinvergüenza alcanzó al caballero pero apenas consiguió herirle... los hombres del Apostol no eran tan fáciles de abatir. No aquel, por lo menos... no, sobretodo tras todo lo que había pasado en Francia.

Pero ahora era su turno. Giró sobre su propio cuerpo para balancear el filo de la espada aprovechando el poco espacio que las mesas dejaban para batallar y arremetió con ella al primero de los atacantes en el pecho. Las costillas parecieron ceder ante el impacto y, aunque no tenía clara las repercusiones reales de la herida, Aleixo esperaba fervientemente a que fuera suficiente para hacer desistir a los otros dos.

No tenía ninguna intención de matarlos.

El golpe en las costillas del hombre es tremendo, pero la armadura de cuero detiene algo el golpe aunque desafortunadamente para el hombre, es atravesada igualmente y deja una hoquedad en el pecho del hombre que sangra abundantemente.

El hombre se encabrita y ataca al caballero, lanzando una certera estocada a su vez al pecho de Aleixo. El golpe es tremendo y pese a llevar la Lóriga de Malla, rara y cara a la par que eficiente, no puede evitar que la espada del mequetrefe traspase la armadura y se hinque en la carne del caballero, abriéndole también un agujero en el pecho.

El Pendenciero 1 vuelve a atacar golpeando la pierna derecha de Aleixo, nuevamente , la Lóriga hace su trabajo y detiene el golpe.

Roderigo entra y lanza un puñado de tierra a los dos secuaces del hombre que está trabado en combate con Aleixo pero aunque apunta a los ojos, la tierra se dispersa sin efecto.

Uno de los pendencieros fue herido por el misterioso varón que había intentado proteger a la dama en la taberna, atravesándole el pecho. A Ernesto recuerda al golpe de lanza que recibió en la batalla de Ibarrela y la cicatriz comienza a escocerle un poco, pero haciendo caso omiso de él, se abalanza sobre el vándalo herido para intentar asustar a los otros rufianes, pues piensa que se retirarán si uno de ellos sale malparado.

Aunque por poco, su golpe falla.

-Mierda -piensa.

-La próxima vez no tendrás tanta suerte, maldito -Le espeta Ernesto al bandido, enfurecido por haber errado el golpe.

¡Malditos golfos! Os advierto que estais daos' si quereis salir de aquí pues no son cuatro personas la corte de un vizconde y vosotros lo sabeis patanes. Entregad las armas y os permitiré marcharos si no vuestra sangre ensuciará esta digna posada-dijo en voz alta y recia dirigiendose a los esos pendencieros.

Ernesto había fallado, pero los bandidos estaban ya rodeados y no tardarían en rendirse o morir. Con la nueva flecha cargada volví a disparar a mi objetivo anterior.

" Mierda, pero que me pasa? -pensé-"

El pendenciero 2 se acerca a Ernesto en su primera acción y en la segunda le ataca, no obstante falla su ataque.

El pendenciero 3 ataca al caballero golpeándole en el brazo derecho, no obstante la lóriga de malla vuelve a detener el ataque.

Esta vez sí, al Pendenciero 1 no le salva ni el pan ni la caridad y el valiente caballero atraviesa limpiamente el pecho del hombre, dejándolo casi muerto , tumbado bocaarriba en un charco de sangre.