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Danza Macabra. Segundo Episodio: Las Palabras de Ana

5. El Monasterio de Irache

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07/11/2011, 22:30
Roderigo de Lorca

Roderigo asintió a las palabras del Caballero. No podía estar mas de acuerdo.

-Yo intentaré que me traten y me cosan la herida. Supongo que en un monasterio no será difícil encontrar a alguien que sepa hacerlo. Eso, una comida caliente y un poco de reposo me bastará.

Acto seguido Roderigo se giró hacia los dos hombres que se les acercaban.

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09/11/2011, 11:41
Samuel Sanchez

Terminé de cavar la fosa y me limpié el sudor con la manga de la camisa. Por suerte, la tierra estaba blanda y había sido rápido. Clavé la pala en el suelo y me apoyé sobre ella.

- Esto ya está - le dije a Aleixo - Podeis comenzar la ceremonia cuando gusteis.

Al final había allí demasiadas personas, incluso había otros dos que iban a unirse también. No es lo que Ernesto habría querido pero no me sentía con fuerzas para luchar contra aquello.

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09/11/2011, 12:31
Aleixo d'Ocampo

El Caballero se hizo cargo de la situación.

- Muchas gracias maestro albañil por la herramienta pero, como veis, ya traíamos. Disculpe la molestia. Ahora depositaremos el cuerpo y comenzaremos las exequias por lo que puede usted continuar sus quehaceres. Si no le importa nos gustaría tener este momento con cierta intimidad.

Aleixo se mostró agradecido y solemne. No acostumbraba a tener este tipo de tareas pero deseaba llevarla a cabo con toda la seriedad que requería el momento. Sólo esperaba que los monjes del monasterio respetasen aquel acto.

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09/11/2011, 13:56
Director

El maestro albañil, contrariado por haber ido allí para nada, asiente y da media vuelta sin decir palabra- menudo cabrón, pensáis todos - mientras que el otro tipo, se os queda mirando embobado sin decir nada.

Notas de juego

Tic tac tic tac

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09/11/2011, 16:54
Hernán Duarte

El Prior Había llamado a Hernán llamado para ver a un grupo de recién llegados al Monasterio. Le dijo que estaban heridos.

-Perfecto -Pensó-. Un nuevo grupo de viajeros, quizá así pueda dejar ya este lugar tan aburrido.

Aunque aburrido, había sido un lugar perfecto para dedicarse a sus quehaceres, pero sentía que era la hora de dejarlo,.

Sin más dilación, se apresuro hacia el lugar dónde se encontraban los viajeros, pero cuando llegó se encontró con una escena cuanto menos triste. Iban a enterrar a uno de sus compañeros, fallecido en algún ataque por parte de bandidos. según pensó él.

Cuando fue a dirigirles la palabra, un hombre corpulento, que parecía ducho en el arte de las armas, les dijo que queria un poco de intimidad, así que decidió retirarse, pero antes se despidió:

-Señores, con su permiso me retiro. Cuando acaben tan solemne acto, entren al Monasterio y pregunten por el sanador, algunas de sus heridas no tienen buena pinta y necesitan ser tratadas con urgencia-Dijo, con aire solemne-.

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09/11/2011, 17:12
Aleixo d'Ocampo

Aleixo se sintió contrariado... desconocía el motivo por el cual el albañil venía acompañado y, aunque en un primer momento pensó que aquel hombre de formidable altura podría ser algún ayudante de éste que se prestase a cavar la sepultura del pobre Ernesto, después se dió cuenta que trataba de un sanador que el prior ponía sus servicios.

Así fue que se sintió mal por despedirlos con cierta sequedad. Estaba firme en su empeño de mantener aquel acto en la más absoluta discreción pero no quería por ello que la buena gente de Irache se sintiese menospreciada.

- Por supuesto, sanador... - respondió el caballero. - Te agradezco muchísimo tus servicios. Como ya has percibido los caminos han obrado mal en nuestros pobres cuerpos y recibiremos agradecidos tus curas y cataplasmas. Pero no deseo entreteneros más de la cuenta a ti y al maestro albañil. No queremos ser un estorbo en absoluto y entendemos que un funeral no es plato de buen gusto. Si no excusan...

Puede que las palabras de Aleixo tranquilizasen las conciencias de los presentes... o puede que solo tranquilizase la suya propia pero cada uno tomó su lugar y él se dispuso a comenzar con los ritos. Una vez el cuerpo estuvo depositado en la tierra el caballero le hizo la señal de la cruz al finado y se santiguó mientras rezaba el padre nuestro.

Pater Noster, qui es in caelis,
sanctificétur nomen Tuum,
adveniat Regnum Tuum,
fiat volúntas tua, sicut in caelo et in terra.

Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie,
et dimitte nobis débita nostra,
sicut et nos dimittímus debitóribus nostris;
et ne nos indúcas in tentationem,
sed libera nos a malo.

Quia tuum est regnum, et potéstas, et glória in sæcula.

Amén.

¿Cuál es la valía de un hombre? ¿Cómo medimos una pérdida cuando el fin llega a alguien cercano? La valentía, la honradez, la sinceridad, la piedad que ese hombre pudiera demostrar en vida son pruebas irrefutables de alguien valioso. Por lo menos valioso para nosotros, los hombres. Pero todos seremos recibidos a las puertas del cielo y seremos juzgados por todo esto y por más. Por cada uno de nuestros actos y de nuestros pensamientos... por cada acción y por cada omisión... y todo ello será pesado en la balanza y allí se decidirá el lugar dónde pasaremos el resto de la eternidad.

Todos los que aquí estamos hoy, incluido el pobre Ernesto aspiramos a llegar a las puertas de San Pedro y poder mirar a la cara al Santo con la certeza de estar limpios. Con la esperanza de tener la tranquilidad de merecer cruzar esas puertas. Pero la realidad es que nunca podemos tener esa certeza. La vida nos conduce por caminos tortuosos y nos propone pruebas a veces difíciles de superar y que, como humanos imperfectos que somos, fallamos.

Pero en la piedad del Señor se encuentra el perdón. En la bondad del Señor se encuentra la redención. En el hecho de que Él sabe de nuestra imperfección y en el hecho de que Él sabe ver en nuestro interior la verdadera esencia y la verdadera valía de cada uno de nosotros, debemos tener fe en su eterna misericordia. 

Y ésta ha de ser nuestra humilde seguridad cuando San Pedro nos reciba con sus llaves: la misericordia. Ernesto nos estará esperando cuando nos llegue la hora a cada uno. Y si todos somos rectos, piadosos, humildes... si todos sabemos tener fe... si todos aprendemos a perdonar y a creer en el perdón... si todos abrazamos la misericordia de Dios... todos nos reuniremos con Ernesto más allá de las puertas del paraíso.

In nomine patris, et filii, et spiritus sancti. Amén.

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09/11/2011, 18:59
Antón "El recto" Gonzalez

Antón se mantuvo callado y solemne durante toda la ceremonia. Pese a que Ernesto tan solo era un sirviente desde pequeño le habían enseñado a honrar a los muertos, sea cual fuere su casa. Por otro lado, sería de estúpido e irrespetuoso no mostrar respeto por Dios y por los muertos en un peregrinaje.

Observo la ceremonia y se presigno ante el cuerpo mientras elevaba una plegaria al altisimo para que les brindara mejor suerte e él y a sus compañeros.

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09/11/2011, 21:20
Roderigo de Lorca

Roderigo no había conocido mucho al pobre Ernesto, pero lo suficiente para saber que era un hombre de buena fé, entregado a los suyos, y con una inusual valentía en un cortesano, como había demostrado en Ibarrela. las palbras que el guerrero santo dedicó al difunto consiguieron una mezcla de emociones y sentimientos a Roderigo.

Por un lado, se sentía bien por que a aquel pobre hombre le dedicaran tan buenas palabras, por que a pesar de haber muerto por necedades de otros, y de no merecerse tal muerte, al menos estaba teniendo un entierro digno, con algún amigo presente, e incluso nobles. Había sido enterrado además, en las tierras del monasterio de Irache, cosa que no solía ocurrirle a un simple siervo.
Pero... por otro lado, las referencias a las balanzas del Señor para juzgar a los muertos por lo que habían hecho en vida, le hizo sentir escalofríos. Como tendría en cuenta el Señor todos los actos de Roderigo...hasta que punto sus fechorías eran simple instinto de supervivencia y donde empezaba la diversión del mal ajeno... o acaso el mal ajeno si era de alguien que a su vez había obrado mal contra otras personas estaba justificado?... nunca había robado a un pobre, jamás en su vida, solo a aquellos grandes señores que se regodeaban en la opulencia...pero...estaba eso bien o mal?

Y allí quedó Roderigo, con todo aquel lío en la cabeza, planteándose su existencia ante la tumba de un compañero.

-Amén

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09/11/2011, 21:46
Antón "El recto" Gonzalez

-Amén-susurró el Vizconde solemnemente. Tras ello se acercó a Alexio y le sonrrió:

-Muchas gracias caballero, por decir tan emotivas palabras hacia Ernesto. Es un honor para él y tambien lo es para mi pues aunque no haya sido capaz de enterrarlo en las tierras que lo vieron crecer sin duda ha sido merecedor de un gran honor.

Se giró hacia Samuel quien sin duda seguía afectado por la perdida de su amigo. Antón no llegaba a comprender tal pesar, pues no había sufrido ninguna tragedia del mismo modo, pero quiso mostrarse compasivo y sobretodo mostrarse como lo que era. El vizconde de Muel, un hombre recto y temeroso de Dios.

No te apenes, Samuel, pues ahora está con el altísimo. Es amargo el separarse de un compañero de viaje como él, pero no podemos olvidar que lucho con valentía y sin echarse atrás. Cuando volvamos...al castillo haré que un juglar componga unos versos sobre él-dijo sincero, pues el dolor de su brazo parecía estendersele hacia el corazón, sobretodo al no poderse quitar la idea de que Ernesto había muerto solo por el capricho de una chiquilla. Y aquello le hacía mostrarse taciturno incluso en aquellos momentos.

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10/11/2011, 11:01
Samuel Sanchez

Escuché con atención las palabras de Aleixo con un nudo en la garganta. Sólo recuerdo una pequeña parte del salmo, pero por alguna razón me recordó a la muerte de mi padre. Aquel día tan señalado me había quedado con una frase que solía decirse en estos casos y que se la había oído una vieja que pasaba por allí: "No somos nadie". Y esa frase estúpida fue lo único que me vino a la cabeza durante la ceremonia.

- No somos nadie - susurré mirando a ninguna parte

Pero Ernesto era alguien, Ernesto era un hombre, Erenestro tenía un familia y Ernesto era mi amigo. En mi interior maldije a la vieja asquerosa que había pronunciado aquella frase, ojalá se pudra en el infierno. Cuando Aleixo terminó la oración estaba decidido a decir unas palabras, pero los sentimientos se adelantaron y no fui capaz.

- Ernesto era... era - las lagrimas comezarón a asomar por mis ojos y no pude continuar

Ante la vergüenza y la rabia de la situación no pude más que agarrar la pala y rellenar el agujero. Con cada palada de tierra sentí que enterrarba más hondo mis pesares y mis miedos, hasta que por fin fueron sepultados en el rincón más oscuro de mi corazón.

- Yo si soy alguien - dije en voz baja, secándome las lágrimas de los ojos

Y mientras me santiguaba pensé, "Descansa en paz, amigo".

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10/11/2011, 11:16
Director

Tras el emotivo entierro del bueno de Ernesto, al descender de la colina, un par de sirvientes del monasterio- por Dios que en este monasterio había más sirvientes que monjes - os invitan a seguirles hasta el comedor, donde os dan la cena más copiosa - pese a los votos de pobreza de los hermanos- que habéis degustado desde que salísteis de Aragón.

La regla prohíbe a los monjes comer carne roja y beber vino, pero el prior del monasterio cree que los hermanos que trabajan deben comer carne roja y beber vino para recuperar fuerzas y que no basta sólo con cerveza floja y pan.

Allí está reunida toda la congregación, casi una cuarentena de monjes , vosotros y un tal Hernán, el sanador que quiso atenderos que ha quedado en ir a visitaros al terminar la cena.

Os cuenta el hermano Adolfo(o padre por ser Prior- el primero-) que la tal Ana de Fonsalba se halla en una casita separada del monasterio pero dentro del recinto y afirma el hermano que Ana está loca, que su padre la encerró allí hace 5 años cuando intentó fugarse y reunirse allí con su amante Erramún- es decir que la historia que os contó era verídica, tan sólo que había ocurrido 5 años antes - pero el padre de Ana les dio caza antes de llegar al monasterio y acabó con su amante, entonces ella enloqueció y su padre la encerró en su castillo, pero ahora por lo que parece ha vuelto a escaparse. La intención de los monjes es que un par de sirvientes la escolten de vuelta al castillo de su padre.

Cuando termina la cena, todavía no habéis digerido las palabras del prior y hasta que no estáis sólos de nuevo en la casita de huéspedes, la hospedería, no osáis comentar entre vosotros la historia del prior.

Notas de juego

Hernán está fuera de escena.

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10/11/2011, 12:11
Roderigo de Lorca

Roderigo come con gran apetito, a saber cuando volverán a tener una comida así delante. Tras terminar la cena y cuando sus compañeros empiezan a retirarse para la casa de huéspedes, se levanta y da las gracias a los hermanos por todo, el alojamiento y la cena, así como por el buen trato recibido.

Una vez ya a solas con el grupo, Roderigo, notablemente nervioso, comenta.

-¿Y ahora qué?, ni descansar vamos poder, por que como envíen a esos hermanos a junto el Barón y descubran todo el problema antes de nosotros irnos...vamos estar en serias dificultades.

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10/11/2011, 12:33
Aleixo d'Ocampo

Aleixó colocó las manos con las palmas mirando hacia el suelo en gesto de calma.

- Tranquilicémonos... los monjes no enviarán la comitiva hasta mañana, supongo. Descansaremos esta noche aquí y de amanecida continuaremos nuestro camino. No hay tiempo material para que los sirvientes conduzcan a la muchacha a casa del Barón y que regresen con la noticia de nuestra... traición.

La palabra salió de la garganta de Aleixo con pesar... con esfuerzo. Como si una ortiga o un insecto se agarrase a las paredes de su boca desgarrándola antes de abandonar su cuerpo. Eran unos asesinos, cómplices de la locura de una enferma mental y, además, mentían sin pudor a los monjes para conseguir alimento, descanso y sanación. Todo aquello pesaría en sus balances... vive Dios que sería así.

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10/11/2011, 12:46
Don Carlos de Mayoral

Recostado contra la pared de piedra de la hospedería Don Carlos, que se había mostrado taciturno y esquivo hasta extremos insospechados asiente y habla por primera vez en horas

- El Santiaguista tiene razón. Hasta que se la lleven al feudo de su.... padre- se le quiebra la voz - pueden pasar días y más días en darse cuenta de que Ana ya no tiene padre , para cuando puedan hacer algo, ya estaremos en Castilla.

El descubrimiento de la verdad ha sido demasiado para él, todos habéis visto como bajó la mirada cuando escuchó las palabras de prior. Todo era mentira... y su sentido de la justicia le había traicionado protegiendo a quién no merecía protección y causando una muerte más que añadir a sus anchas espaldas.

- Curemos nuestras heridas y marchémonos cuanto antes.

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10/11/2011, 15:04
Antón "El recto" Gonzalez

Antón se sentó dejando escapar un largo suspiro. Por fin sin la coraza se sentía liberado. Pero algo en su cabeza lo aturdía. Habían matado a un enemigo, un hombre que asesino a un joven solo por celos hacia su hija ¿por qué aquello le hacía sentirse tan mal?

Se llevó la mano al brazo izquierdo, seguía inútil. Solo sentía un agudo dolor que iba hasta el codo. Maldijo a los bandidos de Ibarrela, maldijo al hombre que mató a Ernesto, maldijo a Don Carlos... pero no, aquello no había sido culpa suya. Aquel era un camino de expiación y si Dios los había puesto en aquel camino sería por algo.

-Compañeros, esta noche deberé hacer penitencia. Rezaré hasta pasada la media noche y solo entonces dormiré en paz. Rezare por Ernesto, que en paz descanse, y rezaré por el largo camino que nos queda recorrer. Descansad vosotros que podéis. Mañana deberemos partir al alba.

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10/11/2011, 15:13
Director

En ese momento se escucha una llamada en la dura puerta de madera de la hospedería, alguien la golpea dos veces. Al abrir la puerta aparece en el umbral aquél que quiso sanaros las heridas justo antes del entierro, aquél con el que también compartierais mesa en la encomienda durante la cena.

 

Notas de juego

Ahora!

Ahora, ahora Hernán , ahora! xDD

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10/11/2011, 16:07
Hernán Duarte

-Buenas noches, señores. -dice Hernán con voz un poco temblorosa- Espero no molestarles, como ya les dije antes, he sido enviado por el Prior para curar sus heridas. Estaría gustoso de que me dejasen sanarles ahora, aguan herida que llegué a atisbar en nuestro anterior encuentro parecía necesitar una cura urgente.

Hernán se queda parado, mirando atentamente a los ocupantes de la hospedería. El hombre fuerte que les habia pedido antes que se retirasen, Un joven con pinta de noble que parecía el lider del grupo y otro mas entrado en años. Ademas, habia otras dos personas que, supuso, serian criados de alguno de los nobles.

-Peculiar grupo -Pensó-. Después de sanarles les preguntaré a dónde se dirigen y si puedo unirme a ellos. Quizá un viaje me ayude a conocer mas personas para mejorar en mi trabajo...

Mientras pensaba esto último, se sonrió a sí mismo.

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10/11/2011, 18:19
Antón "El recto" Gonzalez

Decidle al prior que se agradece su hospitalidad aunque mucho me temo que algunas de estas heridas no sanen nunca-dijo palpándose el hombro izquierdo con la mano- en cualquier caso aunque no puedas hacer milagros nos vendrá bien tu ayuda, los caminos se han vuelto peligrosos y necesitamos recuperar fuerzas para el trecho que aún nos queda.

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10/11/2011, 19:32
Roderigo de Lorca

Roderigo miró al nuevo. De verdad estaba allí ante ellos un sanador. No es que fuera mucho, pero era una mejoría en su suerte. Después de dejar hablar a los nobles. Roderigo habló, cansado:

-Si fuerais tan amable...miradle el brazo al noble, seguro que así le dolerá menos e incluso recuperará antes la movilidad. El caballero - dijo señalando hacia el santiaguista - tiene una herida en el cuello que seguro agradecerá tus cuidados y...yo mismo me dejaría ver el brazo, la herida no parece muy grave, pero prefiero que me lo diga alguien docto en la sanación.

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11/11/2011, 16:13
Hernán Duarte

Hernán decidió comenzar curando al noble, pensó que si no, podía sentirse ofendido. Le mandó quitarse la aramadura y sentarse en una silla. Un poco después, pudo ver la herida al descubierto.

-¡Válgame mi Dios! -Pensó- Menudo golpe que le han asestado,el que se lo dio, sabia bien lo que hacia, es un tajo perfecto, muy bien hecho y perfilado... No me imagino como ha sido capaz de legar hasta aquí, no parece que sea reciente.

Miró la herida con curiosidad, como indagando que hacer con ella:

-Agárrese o muerda algo señor, esto le va a doler -Le informó, intentando disimular una pequeña sonrisilla al decirlo.

Cuando creyó que el noble estaba preparado, sacó una botella.

-Beba -Le dijo-. Le ayudará a soportarlo.

Después de dar el noble un buen trago a la botella vertió parte de su contenido directamente sobre la herida.

-El alcohol ayudará a que desinfecte, su herida no tiene buena pinta.

Tras acabar esa operación, empapó un trapo en el vino y se lo aplicó directamente sobre la herida para limpiarla. Luego sacó de su morral un mortero, una bolsita de harina y otra con hierbas medicinales. Vertiendo un poco de agua de un cubo que había allí, lo mezclo todo hasta crear una cataplasma que le aplicó en la heridal. Después la vendó con numerosos paños y le dijo:

-Sujete un poco las vendas hasta que la cataplasma se adhiera bien. Procure no mover ese brazo, cuanto menos lo utilice mejor, ya le he dicho que su herida no tiene buena pinta, y forzarla no ayudará a su curación.

Después le pregunto si tenia alguna herida más ayudó a quitarse la armadura de las piernas para ver las heridas. No parecían demasiado graves, así que simplemente las limpió y las vendó.

-Ya está. Para la curación de sus heridas, seria recomendable que no se pusiese la armadura, no se lo tome a mal, pero las heridas necesitan estar en contacto con el aire para curarse mejor y opino que sería muy molesto tener que ponerse y quitarse la armadura todos los días. De todas formas es elección suya -Dijo Hernán, en un tono respetuoso.

Dando por terminada la curación del noble, pasó a curar al que era más corpulento, que bien podría ser un caballero o un guardia del noble. Se había fijado en que a veces se resentía un poco en el pecho, así que le pregunto que si estaba herido. Confirmando sus sospechas, le enseñó una herida que tenia en el pecho.

-Es bastante profunda -Se dijo Hernán a si mismo-. De todas formas no es demasiado serio, creo que podré apañármelas para dejarlo bien, tengo que conseguir unirme a ellos y marcharme de aquí de una vez.

Siguiendo el mismo proceso que con las heridas de las piernas de Antón, mojó un paño en vino y le dijo al caballero:

-Puede que esto te duela un poco, pero no te muevas, solo conseguirás que te duela más...

Esto último o dijo en un tono algo confuso, no se sabía si lo estaba diciendo seriamente o con sorna.

Le limpió la herida con el alcohol y le puso una venda cruzando el hombro y el torso, frunciéndola un poco.

-Será mejor que le reduzca algo la movilidad, así no forzara demasiado la herida.-Pensó.

Dio por terminado su trabajo con el caballero, así que le dijo:

-Puedes incorporarte, ya he acabado -Le dijo. Luego pensó que probablemente fuese un hombre de armas-. Deberíais manteneros alejados todos de cualquier tipo de situación que conlleve grandes esfuerzos, no debéis forzar vuestra herida.

Con esto último quiso dar a entender cualquier tipo de lucha, pero prefirió no decirlo directamente.

Por ultimo atendió al que le había informado de las heridas de todos, probablemente un siervo del noble.

-Enséñame tu brazo, por favor -Le pidió.

Nada más ver la herida se dio cuenta de que no era nada de lo que preocuparse.

-Esto solo tiene que ser vendado, no es nada grave, en una semana o menos se os curará.-Le dijo.

Dicho esto, cogió una venda y rápidamente, se la puso alrededor de la herida.

-Bueno, creo que esto es todo, espero que vuestras heridas estén curadas pronto...-Les deseó.

-...O no-Pensó para sí.

Luego se quedo en la habitación, esperando que alguien le diese las gracias y, tal vez, le invitase a ir con ellos.