Partida Rol por web

Danza Macabra. Sexto Episodio: Sed de Sangre

1. El Leproso

Cargando editor
19/12/2012, 10:43
Director

Hasta mediodía el grupo no llegó a la villa de Villafranca del Bierzo, venida a menos en estos tiempos oscuros, en la cual según os enteráis de un par de paisanos, es lugar de dejar a los peregrinos enfermos o demasiado cansados para continuar el viaje. Ramón Oruxo, el Párroco, al ver el estado de Don Carlos cuando os detenéis a rezar, pide al Hidalgo que no continúe, acaban de fundar un Hospital para enfermos en el que puede recuperarse unas semanas.

 

Cargando editor
19/12/2012, 10:47
Don Carlos de Mayoral

- Páter, yo no soy hombre de dejar cosas a medias. Aunque si bien mi salud no es la ideal, soy duro como una roca. Marcho a Santiago para espiar mis pecados, pues no sólo he teñido mi espada con sangre infiel y debo ser purgado. Aquello que tengo que decir debe ser dicho al Santo cara a cara, Si nos dáis vuestra bendición continuamos a Santiago.

Dijo levantándose del reclinatorio con esfuerzo, Don Carlos sudaba a chorros y las gotas de sudor formaban un charco en el frío suelo de piedra de la iglesia.

Ya sabíais como era el Hidalgo, terco a más no poder y el sacerdote debió verlo en los ojos del hombre, pues ni tan siquiera replicó, tan firme era la determinación del de Mayoral.

Cargando editor
19/12/2012, 10:50
Director

Tras despedirse del sacerdote, el grupo continuó camino, dejando atrás la villa e internándose en lo que se conocía como el Señorío de Portomarín. Tras atravesar un riachuelo, el Hidalgo se marea y pierde pie, cayendo de rodillas al suelo, está muy débil y apenas puede caminar.

Cargando editor
19/12/2012, 12:08
Fedro Fabián de Falces

Viendo que don Carlos estaba bastante tocado, Fedro comenzó a carraspear varias veces, respiró hondo un par de ellas, y en seguida soltó algo por esa boca:

Con la historia que ha contado
¡Menuda! ¡Vaya tragedia!

Y en la espalda los sus fardos
¡Menuda tragicomedia!

Ese abad con picardía -se refería al de Leire-
o esa pobre jóven, ¡Ana! -la suicida-.

El pillo de Hernán salía,
¡se marchaba de mañana!

...¡Se marchaba con fulanas! Ja Ja Ja -Fedro añadió este verso de manera forzda porque se le había venido a la mente otra una obscenidad...-.

Por no señalar lo dicho,
lo hablado en Castrojeriz

Roderigo y sus amigos
¡y la falsa emperatriz!

¿Y en la maragatería?
¡Lo quemaron cual bastardo!

Ya me contó vos, Don Carlos
que la cabeza del santo... les salvó cuando caía!
-se refería a cómo se había desprendido la cabeza de la estatua de Santiago.

¿No cree vos que ya ha vivido?
Recuerda mil aventuras,

quizá deba descansar -Fedro mostraba su opinión, quizá no todas las cosas que decía fueran banales-.
¡Quítese ya la armadura!

Que el Santo siempre estará,
en Compostela, ¡sin duda!

No esfuerce más su rodela,
de descanso a su montura...

Cargando editor
19/12/2012, 12:09
Braulio, siervo de Fedro

Lo que mi señor Fedro quiere decir, don Carlos -dijo Braulio "traduciendo" esas trovas-, es que debería descansar un poco. Aún queda algo de trecho, por lo que decís, hasta Santiago. ¿Creéis que podréis llegar allí de una pieza, señor?

Cargando editor
19/12/2012, 17:06
Samuel Sánchez

Como había pasado ya antes, el hidalgo perdió sus fuerzas desplomándose en el suelo, aunque el golpe no fue violento y no se hizo daño. Enseguida me acerqué a él, arrodillándome junto al siervo de aquel tipo que se nos acaba de unir, después de todas las heridas y desventuras que habíamos sufrido estaba yo aprendiendo mucho de como tratarlas.

- No tenéis buena cara, mi señor - dije arrugando el hocico al ver a Don Carlos.- Ande, déjeme que le mire a ver que es... será del cansancio, que llevamos ya mucho andado...

- Tiradas (1)
Cargando editor
19/12/2012, 17:21
Antón

Podrá. No os preocupeis, ahí donde lo veis es uno de los hombres más duros que conozco. Ha aguantado todas estas cosas por el camino que venimos haciendo y llegará hasta el final. Dios le guiará pues es un buen hombre-dijo el vizconde apoyando al hidalgo que en verdad parecía estar en las últimas. pero como no pensar que Dios o el mismisimo santo le ayudaría a llegar después de lo que habían presenciado.

Cargando editor
19/12/2012, 17:39
Don Carlos de Mayoral

El de Mayoral había sufrido un "simple" desvanecimiento, pero os preocupaba y no era para menos. Pese a ser un hombre de mundo, curtido en mil pendencias y con un tesón encomiable, no dejaba de ser humano y aquello le pasaba factura y de qué manera.

- Bien dicho Vizconde- dijo abriendo los ojos y apoyándose en Samuel se puso en pie de forma no muy honorable -debo descansar, pero no hasta que lleguemos a Cotaña, la próxima aldea si no estoy errado. Dejadme respirar un par de minutos... -y comenzó a respirar exageradamente.

Cargando editor
19/12/2012, 18:18
Yejiel Amzalag

Miro con preocupación a Don Carlos. Está claro que algo le pasa, pero desde lejos no puedo saber exactamente qué. No obstante, algo me dice que en ningún hospital, ni ningún médico podrá atenderle como es debido.

Así, me aproximo a él, para decirle en un susurrando—. Ya sabéis que mis métodos no son los mundanos. Si me dejáis ayudaros, podría curar vuestra enfermedad, o al menos ayudaros en todo lo posible...

Dicho esto, sólo me quedaba esperar su respuesta. Esperaba que entrase en razón, y dejase de lado su testarudez...

Notas de juego

¿Puedo tirar elocuencia o algo así?

Cargando editor
19/12/2012, 19:25
Don Carlos de Mayoral

Contestando con un tono algo más elevado

- No servirá de mucho, me temo. Dejaré que me examines cuando lleguemos a Cotaña, lo prometo... -denotaba que estaba agradecido por el interés de todos, aunque si bien es cierto, nadie había tenido la gentileza de ceder su caballo a un hidalgo enfermo, en cualquier caso, Don Carlos no era de los echaba las cosas en cara.

Notas de juego

No va a servir de nada.

Cargando editor
19/12/2012, 19:44
Aleixo d'Ocampo

El Caballero de la Orden de Santiago apenas lucía ya el blasón del Santo en su pecho. El que en otro tiempo fuera un estandarte ahora lucía raído y de sangre ensombrecido bajo la capa de viaje del santiaguista. Éste, emnudecido y no sólo por la acción de la herida, pasaba desapercibido a los avatares del resto del grupo en su macilento caminar en la retaguardia del mismo.

El de Mayoral se cansaba... la edad y las correrías no perdonan. De hecho, ¿quién perdona hoy día? ¿Quién obtiene el perdón?

Aleixo estuvo bien tentado de cederle la montura al noble pero algo se movió en su interior. Las heridas de éste también estaban frescas y, si bien la edad del caballero era sensiblemente menor y, con ello, también las fuerzas y las energías, a fin de cuentas, si le sustituía pronto sería él mismo el que pediría piadosamente un receso para no perecer en el Camino.

Sin duda, algo se había movido en el interior de Aleixo. Lejos quedaba el apellido d'Ocampo y los favores que éste comporta al ser alguien de renombre al sur de Galicia dónde se toca con el norte del reino de Portugal. Y cada vez más se alejaba también la pertenencia a aquella Orden de Santiago que asesinaba en nombre de un Santo. Con el desarraigo como blasón, Aleixo, sin más, escupió una densa bocanada de saliva y sangre a la vereda del camino y aguardó en un segundo plano a que Don Carlos estuviera de nuevo listo.

Extrañamente tranquilo sí tenía una cosa clara... no merecía perdón alguno.

Cargando editor
20/12/2012, 11:02
Director

Tras unos minutos de espera, Don Carlos echó a andar arrojadamente, en seguida tuvo que hacerse con una rama para que le sirviera de apoyo  y de esa guisa, continuó camino a Cotaña. Vosotros seguísteis tras sus pasos, de manera penosa caminaba el hidalgo, haciendo un alarde de fuerza a cada paso.

Transcurrió bastante tiempo hasta que a las afueras de cotaña pudísteis oir claramente gruñidos y aullidos más adelante, continuando los jinetes al frente y las armas prestas, el grupo llegó hasta un claro en el que vieron cómo un grupo de media docena de lobos corrían tras un hombre, éste corría hasta un árbol y empezaba a trepar escapando de los lobos.

Cargando editor
20/12/2012, 11:08
Don Carlos de Mayoral

- ¡ LO VAN A MATAR! - fue a echar mano de su espada y al desenfundar casi se cae al suelo, no podía si quiera sostener la espada -ahuyentad a esos lobos ¡Por Dios!

Cargando editor
20/12/2012, 11:15
Aleixo d'Ocampo

Aleixo echó mano de su ballesta. Casi había olvidado que la llevaba pero por aquellas tierras y en aquellas circunstancias se prestaba evitar el combate cerrado cuerpo a cuerpo y hacer uso de la distancia para ahuyentar a aquellas bestias.

Notas de juego

Uy... no me acuerdo como va lo de las armas a distancia. ¿Cargo y tiro sin más o vamos a hacer declaraciones de intenciones y tal? ¿Tengo igualmente un par de acciones por asalto?

Cargando editor
20/12/2012, 11:41
Samuel Sánchez

La voz de alerta de Don Carlos nos avisó del peligro que corría aquel hombre. No sabía yo poco de lobos y animales, y raro me parecía que se atrevieran a perseguir a un hombre de esa manera, o bien estaban hambrientos o el hombre en cuestión estaba herido y el olor de la sangre les había atraído.

- ¡Cargad contra ellos! ¡Eso les asustará! - grité mientras sacaba el arco para abatir al que estaba a punto de morderle las posaderas al hombre.- Yo me encargo del primero...

Apunté desde donde estaba para enviar una certera flecha al lobo que arrañaba el tronco del árbol con sus garras.

- Tiradas (3)
Cargando editor
20/12/2012, 11:59
Antón

El vizconde no se movió. No estaban en condiciones de luchar contra esa jauría pero si mataban a un par de lobos el resto se asustaría.

-¡Dispara el arco Samuel!Y se certero, ese pobre hombre no aguantará mucho la carrera-dijo preocupado, tratando de que matasen a un par de lobos a flechazos antes de correr con el caballo a ahuyentarlos.

Cargando editor
20/12/2012, 12:29
Aleixo d'Ocampo
- Tiradas (3)

Notas de juego

Menos es nada.

Cargando editor
20/12/2012, 12:57
Fedro Fabián de Falces

Mientras el Vizconde Fedro se quedaba anonadado por lo visto, se mojó sus labios, y como es sabido que éste piensa en verso, no dudó en dirigirle con cierta pecualiridad las órdenes a Braulio.

¡Aprisa mi Bueno Braulio!
¡Que aquel hombre por los lobos lo devoran!
¡anda y corre sin demora!
¡que esas bestias le darán poco tertulio!
¡Coge tu lanza! ¡La "Vengadora"!

¡Vos tranquilo, don Señor! -dirigiéndose a don Carlos-.
¡Que más pesa la su espada, frene un segundo su honor!
¡No se aventure, pardiez!
¡Que le pueden las heridas! ¡y el cansancio!
¡Y que menos! ¡la vejez!... ¡Oh!
-se llevó la mano a la boca al darse cuenta de la posible ofensa que sin querer le había "dedicado" a don Carlos-.
¡Oh, disculpe la osadía, que banal estupidez! -intentó acallar su lengua-.

Cargando editor
20/12/2012, 12:59
Braulio, siervo de Fedro

No teniendo momento alguno para blasfemar contra su señor en sus pensamientos por la escena que estaba viendo, Braulio no dudó en tomar la lanza caballeresca, como su señor le ordenó, y enseguida espoleó a su caballo. Era un hombre de armas, acostumbrado a luchar contra lobos y hombres, y estaba bien protegido. Además, ganaba ventaja.

EaAAaah!! -gritó Braulio mientras azotaba de espuelas a su caballo para deshacer aquel peligro apuntando por delante con su lanza*-.

Notas de juego

Braulio, si puede, intenta carga a caballo (acción extendida), cuyo daño es x2 (¨no se si hace falta tirar iniciativa)

Cargando editor
21/12/2012, 02:40
Yejiel Amzalag

Rápidamente, saco mi talismán, mientras miro a los lobos, y la mejor manera de paralizarlos sin que se me echen encima. Yo no quiero hacerlos daño, pero parece que el resto tiene otras intenciones.

Antes eso, poco puedo hacer, más que ayudar. Puede que cuando caiga el primero, se marchen...