Partida Rol por web

Tercio se acercó a Tauron y le dió una suave palmada en la espalda.

- No pasa nada. En estas condiciones era cuestión de tiempo que pasara algo así.

Y después se dirigió al grupo.

- Vámonos ya de una vez.

- Mientras Lazerus y Vladymir se quedan en las habitaciones del hostal, los otros cuatro compañeros se dirigen hacia el bloque habitacional, pasando por el destartalado mercado de chatarra.

- Por los datos que tienen, tanto Saul Arbest como su hermana Lili vivían en el mismo bloque habitacional, aunque en diferentes pisos y zonas dentro del mismo.

Tercio está atento a los puestos del mercado buscando lho en ellos. Eso y que no le roben son ahora su mayor preocupación.

- Un trapero ofrece un cajetilla de lho del más malo, con 20 varillas, por un Trono.

- Es caro, pero el hombre se aprovecha de que por aquí es imposible encontrar más lho.

- No deberíamos detenernos, ni separarnos los unos de los otros más allá de dos pasos - comentó el psíquico que avanzaba ayudado por su bastón, más como elemento disuasorio frente a cualquiera que pretendiera acercársele que como elemento de apoyo. Tenía claro que en medio de la miseria y marginalidad de aquella barriada, cualquier elemento del exterior podía constituir una fuente de ingresos. Ingresos que podían perfectamente proceder del latrocinio y no de la compraventa de unas mugrientas varas de Ilho. Los habitantes de Coscarla también eran hijos del emperador, pero, también constituían la morralla de su filiación -. La dirección que obra en nuestro poder es la del varón - señaló elusivo frente a cualquier oído indiscreto, hablando en voz muy baja y omitiendo referencias a la identidad de sus objetivos -, pero sabemos que su pariente vive en el mismo bloque habitacional. Es decir, el 7-17.  

Tercio huele el lho, y resopla de lo malo que es. Era caro pero llevaba mucho tiempo sin fumar y se notaba a sí mismo más ansioso de lo normal después de la interminable espera en el piso franco.

Le da el trono y coge el lho. Antes de irse, recuerda al pobre tipo que se cruzaron al llegar y le pregunta discretamente:

- Oye, si alguien quisiera salir de la colmena ¿cuánto le costaría conseguir un pase?

Saber esas cosas quizá le servirían por si tenía que negociar más tarde, pensó Tercio.

-Si, solo tenemos la dirección del muchacho aunque espero no encontrarnos con un bloque demasiado extenso o con falta de indicaciones sobre la identidad de sus propietarios, aunque todo es posible en una colmena, y más aún en una zona tan deprimida como esta -le contestó a Itsua en el mismo tono de voz- Una vez que lleguemos al bloque localizaremos la cámara de la chica y Tercio y yo iremos a hablar con ella. Tú y Tauron os quedareis cerca de la entrada, preferentemente sin que ella detecte vuestra presencia, vigilando y pendientes de que no necesitemos ayuda. A la mínima situación extraña por parte de cualquiera de ambos grupos se dará la voz de alarma. Mejor cuatro que dos.

Elevó un poco la voz al escuchar detrás de ella una pregunta.

-Tercio...- le echó una mirada por encima del hombro en un claro de gesto de que no se entretuviera y no estableciera contacto con nadie ajeno al grupo a las primeras de cambio y sin razón aparente con la misión que tenian entre manos.

El hombre guarda el Trono y le entrega a Tercio la cajetilla de lho. Cuando el Proscrito le pregunta por un pase para salir de la Colmena, el hombre se pone pálido.

- "Señor, yo no sé nada de eso. Nunca he salido de Coscarla Sur." -

"Ja, ja, ja... se ha puesto pálido... Seguro que también él se lo pregunta a veces..."

Ante el gesto de Arlesha se guarda la cajetilla y echa a andar de nuevo, otra vez atento.

- El grupo de Arlesha, Arlan, Tercio y Tauron prosigue su camino.

- Finalmente llegan ante el bloque habitacional...

El Bloque Habitacional 7-17 es un edificio rectangular de diez plantas decorado con ventanas arqueadas rodeadas por filas de grabados de blasones en forma de escarabajo.

Se encuentra a unos veinte minutos andando de la plaza.

Se le puede identificar por los restos de las señales de carretera que no han sido arrancados o incinerados.

A pesar de tener una apariencia general desordenada, desde fuera parece encontrarse en tan buen estado como cualquier otro de la zona.

En el interior, las puertas de la entrada principal han sido arrancadas y buena parte del vestíbulo ha sido destrozado y rapiñado de forma concienzuda. Las puertas del ascensor están abiertas de par en par, dando a un negro vacío, por lo que la única forma de subir es utilizar las escaleras decoradas con murales dañados en los que se pueden ver trabajadores felices y activos, representaciones estilizadas de nobles de la colmena dispensando dádivas desde las alturas, e iconos de los poderosos de la ciudad.

Aparte de algunos sonidos ahogados desde detrás de puertas cerradas, el edificio entero parece estar vacío, silencioso y carente de actividad.

El psíquico observó con curiosidad a su alrededor. Cuanto veía le decía lo que había sido aquello y en lo que se había convertido, la evolución de un sueño, la transformación del tejido vivo de la ciudad hasta transformarse en un tumor. Pero el chancro en que había devenido, el saqueo metódico y sistemático al que había sometido, no lograban eliminar la sencilla elegancia que en su día había hecho gala aquel lugar.

Pero todo aquello quedó relegado a un segundo plano ante el silencio y quietud generalizados.

Miro el edificio intentando notar algo de interes, pero no logro advertir nada rescatable.

Un escalofrío recorrió la espalda del psíquico cuando se concentró en el silencio que gobernaba aquel bloque habitacional. Todo en él estaba imbuído de una sensación de miedo profunda, palpable, cuyo origen era difícil de determinar, difuso. Pero la presencia de un poso psíquico, de un residuo de temor de los habitantes pasados y presentes en el edificio, en sus piedras, en el hormigón, en sus sellos con forma de escarabajo, en el silencio, en los murmullos, en los mismos cimientos era demasiado evidente como para pasarlo por alto. Una emoción básica que conocía muy bien, que le obligó a rememorar su pasado entrenamiento, y que le puso en un estado de alerta inmediato.

- No avancéis. No aún - dijo con la voz ronca que el caracterizaba -. No sé qué ha podido ocurrir aquí. No puedo determinar si el origen de lo que percibo es cosa del pasado o si tal causa perdura a día de hoy, pero hay miedo. Temor. Todo el edificio parece susurrar su pánico. Hubo gente que vivió aquí y ya se ha ido, pero el miedo que sintieron permanece. Y los que quedan, siguen atemorizados. Arlesha, no sé a que nos enfrentamos. Puede que no haya una amenaza física presente y real ahora mismo, pero convendría estar alerta. Y no solo eso, si esta gente está atemorizada y eso incluye a nuestro objetivo, las posibilidades de obtener una respuesta, de conseguir información pueden verse entorpecidas - comentó -. Debemos ser cautos.

En silencio, tras sus palabras, el psíquico unió la mira a su arma, comprobó que tenía una batería completa en su cargador y la volvió a enfundar bajo su sobretodo.

- Tauron y yo guardaremos la puerta cuando sepamos dónde vive la mujer, tal y como ordenaste - señaló dirigiéndose a la arbitradora.

Tercio se va fijando en los detalles del edificio mientras los demás hablan, inquieto por las palabras de Arlan.

No tardaron en llegar, inicialmente fuera de toda sospecha o de vigilancia que ellos hubieran detectado. El edificio era un poco diferente a lo que Arlesha había esperado encontrar, un edificio viejo, sucio y habitado por individuos de baja calaña, pero nada más. Y, sorprendentemente, delante de su vista se desplegaba esa misma imagen pero complementada por una ligera sombra de que no siempre había sido ese tipo de edificio, sino que nació siendo algo importante y bonito, con clase, para lo que lo rodeaba. El silencio le llamó la atención cuando detuvieron sus pasos. Era tan intenso que resultaba sobrecogedor. Faltaban los ruidos normales de cualquier lugar de residencia, hasta los más mínimos. Y las palabras de Itsua le confirmaron que no había sido una sensación solamente de ella, aunque esas palabras, viniendo del psíquico tenían una fuerza máxima. Él sentía mejor que ninguno lo que rodeaba aquel edificio y percibía cosas que a ella se le escapaban.

Los mecánicos ojos del psíquico brillaron aún más rojizos en medio de las sombras del vestíbulo. Su mirada recorrió una vieja mancha clareada en una de las paredes, probablemente la marca dejada por unos buzones metálicos tiempo atrás saqueados, posiblemente para ser malvendidos por su valor como chatarra. Un leve suspiro salió amortiguado de entre sus labios pues la posibilidad de localizar la vivienda de Lily Arbest se complicaba.

- Va a resultar problemático dar con el piso que buscamos. Y preguntar entre los pocos vecinos del edificio, levantaría sospechas. Considero que lo más inteligente ahora mismo, sería aprovechar para pasar por el habitáculo de su hermano, cuya dirección tenemos. Es posible que allí, al margen de alguna pista que pueda resultarnos de ayuda con nuestra misión, encontremos algo que nos permita localizarla a ella - dijo en un murmullo bajo.

- Saul Arbest vivía en la cámara 6/23. Eso significa la puerta veintitrés de la sexta planta.

- Hay que subir seis pisos andando. Conviene estar en forma para casos como este.

- ¿Subís los cuatro o dejáis a alguien aquí de guardia?

-Vaya, parece que no hemos empezado bien -dijo Arlesha mirando la zona en la que hace bastante tiempo dejaron de estar los buzones y en los que había confiado para que le diesen la información de donde encontrar a Lili- Si, tienes razón Itsua. No tiene sentido dejar la búsqueda aquí por hoy simplemente por no contar con la dirección exacta de la muchacha. Subamos y tal vez arriba tengamos un golpe de suerte y encontremos algo que nos ayude a empezar las investigaciones. Tauron, tu te quedarás aquí vigilando, si hay cualquier cosa rara por pequeña que sea pero que te resulte sospechosa comunícamelo por el vox de mano. Tercio tu vigilarás las escaleras de subida al séptimo piso, para evitar que nos sorprenda algo que esté en los pisos de arriba e Itsua entrará conmigo en la cámara, si es que conseguimos abrir la puerta sin dar demasiado espectáculo. Atentos los tres a la subida, son seis plantas de escaleras y después de lo que ha percibido Itsua antes de entrar nos podemos estar metiendo en la boca del lobo. ¡Andando!