Partida Rol por web

FINALIZANDO LA MISIÓN I:

- Tras expulsar al demonio, el grupo emprende el regreso.

- El novicio Tauron ha sido herido por la espada de la ponzoña tanto en la mejilla derecha (un simple rasguño) como en la pierna izquierda (un corte profundo). Más allá de la gravedad de las heridas en sí, está el hecho de que ambas se infectan desde el primer momento con la máxima virulencia. Poco después de regresar al túnel principal Tauron Faith pierde el conocimiento y ha de ser llevado a cuestas por sus compañeros (principalmente Lazerus).

- Vladymir también está herido, pero resiste estoicamente, aunque guardando silencio la mayor parte del tiempo.

- La Hermana Scythia se mantiene en retaguardia en hosco silencio.

- Arlan se encarga de guiar al grupo. Tras reunirse todos con Arlesha y Tercio, el grupo prosigue su camino fuera de la Escombrera. Arlesha tiene que cargar con Tercio la mayor parte del tiempo, Scythia la ayuda ocasionalmente.

- Algunas horas más tarde, y tras superar varias dificultades (como el ascenso por las cuerdas transportando a los heridos), el grupo de Acólitos llega finalmente al sello. Tras mucho golpear el metal en un cierto código, se recibe respuesta y el sello comienza a abrirse lentamente media hora después.

- Finalmente, el grupo entero emerge a la superficie, al campamento de la Guardia Imperial.

Perlas de sudor humedecían el contorno de la cara del tecnosacerdote. El esfuerzo por acarrear al inconsciente novicio era una labor titánica hasta para sus músculos biónicos. Hacía mucho tiempo que Lazerus no sudaba.

Una vez abierta la puerta metálica que sellaba la entrada a la mina gorgóniada, los miembros de la Inquisición salieron al exterior, sus miradas repletas del orgullo de haber realizado su labor.

[Vosotros] ladró la mecánica voz del tecnosacerdote dirigiéndose a dos de los Guardias allí apostados [Avisad al Comisario. La mina ha sido purgada. Y ayudadnos a llevar a nuestro camarada a la enfermiría de inmediato]

Tal vez careciera de la autoridad para ordenar nada a tales soldados. Tal vez simplemente lo ignorasen. Pero había algo duro en el carácter del tecnosacerdote. Lo mismo que en la mirada de sus compañeros. Ahora eran un equipo, y eran parte de la Inquisición. No todo el mundo osaría desobedecer.

- Los Guardias se apresuran a ayudar.

- Piden a los acólitos que tiendan a los heridos en el suelo mientras llegan un vehículo para transportarlos al campamento, donde está la Enfermería de la Guardia Imperial.

- Entretanto, un Guardia con conocimientos paramédicos se ocupa de practicar los primeros auxilios a Tauron, Tercio y Vladymir.

- "El Comisario se encuentra en el Cuartel General, señor. De todos modos, le haremos llegar por radio noticia de su regreso. Enhorabuena, señor." - Dice el joven recluta añadiendo una sonrisa.

Una bocanada de aire limpio y fresco golpea a Tercio en la cara al abrirse el sello y le despierta. El efecto de los estimulantes había desaparecido después de varias horas y si no se concentraba se quedaba sin sentido otra vez.

- ¡Por el Emperador! Nunca había tenido tantas ganas de ver el cielo.

Con la ayuda de Arlesha cruzó el sello recién abierto y esperó en el suelo al paramédico.

- ¡Eh, compañeros! El Emperador estuvo de nuestro lado y lo hemos conseguido. Sois buenos, muy buenos. - Tercio dio una suave palmada en la espalda de Tauron, aunque aún estaba inconsciente y no podía escucharle.

El paramédico aplica desinfectante de heridas en la herida de Tercio, pero dice que prefiere que sea el médico quien extraiga la bala.

En cuanto a Tauron, se muestra muy preocupado. La infección avanza a ritmo vertiginoso. Le aplica una máscara de oxígeno y le pincha dos inyecciones. Una en la mejilla y otra en el muslo.

El paramédico niega con la cabeza mientras observa las constantes vitales del novicio.

- "Este caso tiene prioridad, en cuanto llegue el transporte hay que llevarlo a toda prisa a la enfermería. Es necesario avisar a los doctores que tiene una infección muy avanzada en rostro y pierna izquierda. Es como si hubiese sido herido hace días en lugar de horas. Le he inyectado los antibióticos más fuertes que tenía, doble dosis. Esperemos que aguante." -

Itsua miró con preocupación al inconsciente Tauron. Su rostro tenía mal aspecto y sus heridas, incluso después del horror vivido en la mina y que podía haberle embotado y hacerlo inmune a lo que ahora contemplaba, le provocaron una honda preocupción.

- Tercio, Vladymir, acompañad vosotros a Tauron. Tú, Tercio, además, necesitas ser operado. Y ese brazo tuyo, Vladymir, necesita sutura. No es momento para heroicidades. Lo que había que hacer ya está hecho. Nosotros informaremos al Comisario personalmente y le daremos las instrucciones para que llame a quien corresponda y nos envíen un transporte a recogernos. Cuando acabemos, nos dirigiremos directamente a donde estéis. Cuidaos... amigos - dijo con una calidez a la que los demás no estaban acostumbrados -. Usted hermana, haga lo que crea oportuno. Como siempre. Arlesha, Lazerus, ¿vamos? Cuanto antes resolvamos estos trámites, antes acabaremos.

Se escucha el sonido de un traqueteante motor acompañado de una gran humareda. Un Chimera viejo y desvencijado, casi en las últimas, asciende penosamente la cuesta en dirección al sello.

Al poco llega junto a vosotros y del destartalado transporte de tropas salen camilleros que se llevan a vuestros heridos.

Uno de los enfermeros militares se fija en los Acólitos que no han sido heridos.

- "En el Chimera hay sitio para todos. Vamos a la Enfermería, que está abajo en el campamento. Andando es como una hora de caminata..." -

- De acuerdo. Agradecemos su invitación. Ahorrarnos la caminata hasta el campamento será bienvenido - dijo el psíquico montando en el vehículo una vez que los heridos ya habían subido.

Lazerus asintió a las palabras de Itsua. Lo primero era atender a sus compañeros, no fueran a perder a alguien ahora que todo había terminado.

Mientras los demás subían al destartalado Chimera, el tecnosacerdote contempló el malogrado tanque. El aparato le transmitía sensaciones, una mezcla de pesar por su actual estado y felicidad por haber servido bien a su unidad.

Lazerus dio un par de palmaditas al blindaje del costado del Chimera.

[Buen chico] murmuró, sin que nadie acertara a comprender a qué se refería, mientras montaba en el compartimento trasero.

El desvencijado vehículo traquetea de vuelta hacia el campamento, reduciendo el trayecto de una hora a media hora. Una media hora no demasiado cómoda, debido a la mala suspensión.

- "Es irónico, pero la nave con los blindados del Batallón ya partió de regreso a Scintilla, considerando que su misión ya estaba cumplida en el planeta.

En cambio, la nave de suministros del Munitorum aún no ha arribado. Puede que, el Emperador no lo quiera, se haya perdido en la Disformidad. Dicen que a veces pasa.

Nuestro Crucero está llevando a cabo tareas rutinarias de mantenimiento en una de las estaciones espaciales.

Espero que ahora, por fin, comiencen a embarcarnos para el viaje de regreso. Aunque dicen que al Crucero le queda todavía otra semana." -

Tercio respira con pesadez en su camilla. Le preocupa seguir demasiado tiempo en ese planeta y sobre todo el estado de Tauron. Dada la naturaleza de su infección, más los medios que tenían en el campamento y los problemas logísticos de los que hablaba el guardia, lo mejor para Tauron sería volver cuanto antes a la nave inquisitorial.

- Hermana Scythia, ¿cuándo crees que vendrán a por nosotros?

- Ahora no os preocupéis por eso. Que os atiendan bien y rápido. Tauron no puede esperar. Veremos qué nos dice el Comisario acerca de un transporte. Hasta pronto - dijo Itsua.

-Tercio, estais en buenas manos. No te preocupes por nada, nos ocuparemos nosotros de lo que este en nuestra mano.

Arlesha habia observado en silencio las curas y las exploraciones a las que habian sometido a Tauron y a Tercio. Estaba contenta con el proceder, tenian conocimientos y confiaba en ellos para que todo saliera bien.

-Itsua, cuando quieras.

El motor del vehículo retumba una última vez antes de apagarse definitivamente, cuando el Chimera ya casi había alcanzado el campamento.

El conductor maldice y ruega alternativamente a los espíritus máquina del viejo vehículo, pero no parecen escucharle.

Finalmente desiste y os indica que es mejor seguir a pie.

La rampa del vehículo se abre y los enfermeros y camilleros se llevan a vuestros heridos rápidamente a la enfermería del campamento, donde están los doctores.

Los heridos son trasladados a la Enfermería y atendidos de urgencia por los doctores.

El caso más grave es el de Tauron Faith, sufre dos infecciones del máximo nivel de peligrosidad. La pierna y el rostro ya han empezado a gangrenarse. Su pronóstico es reservado. Está inconsciente la mayor parte del tiempo, el resto del tiempo delira.

A Tercio le extraen la bala, desinfectan y cosen sus heridas y le dan una baja médica de dos semanas en cama en la enfermería. Está consciente y su pronóstico es muy favorable.

Las heridas de Vladymir son atendidas con igual cuidado, desinfectadas, cosidas y vendadas. Le dan una baja médica en cama de una semana. Está consciente. Su pronóstico es de recuperación segura.

- Arlan, Arlesha, Lazerus y Scythia informan al Comisario sobre el éxito de la misión.

- El Comisario les da una sincera enhorabuena. Tras ser informado de la gravedad de la infección que sufre el Novicio Tauron, solicita una evacuación sanitaria inmediata por medio de lanzadera con destino a la enfermería del Crucero de Batalla "Defensor de Scintilla III". Allí recibirá los mejores cuidados médicos actualmente disponibles en este sistema estelar.

- En cuanto al resto, les informa de que en una semana podrán embarcar en el Crucero de la Guardia Imperial, que tiene destino a Scintilla, la capital del Sector para reanudar su adiestramiento como Acólitos al servicio de la Inquisición.