Partida Rol por web

Había llegado el momento de recibir al Inquisidor, una recepción que por su relevancia seguramente nunca olvidaría. Resultaba un verdadero honor, una mezcla de reverencia, orgullo y temor, pues no todo el mundo tenía la oportunidad de ver a un Inquisidor en persona sin ser achicharrado por un lanzallamas a continuación.

Lo que no le gustaba de aquella escena era el contrasentido de tener que recibirlo con sus mejores galas como muestra de respeto y, además, arrodillarse en el suelo. ¿Es que no se daban cuenta de que si se arrodillaban con sus mejores galas estas se convertían en sus mejores galas llenas de mierda y polvo en las rodillas? ¿Es que no sabían que la tela de sus pantalones se desgastaría con el roce y saldrían asquerosas pelotillas? Al parecer el Adepto Asclates no había pensado en ello, pero claro es que él no se arrodillaba.

Para solucionar tan terrible problema el Cuestor acudió a su habitación antes de la llegada del Inquisidor para traer un trapo lo suficientemente grande. Un trapo que dobló y colocó en el suelo antes de hincar sus uniformadas rodillas sobre él y saludar de forma tan sumisa y engalanada al recién llegado patrón.

- "¡Alzáos, Acólitos! No será necesario que os arrodilléis más." - Dice, una vez que Valerius y Vladymir hacen acto de presencia y también se arrodillan ante su señor y maestro.

- "Asclates, ¿verdad? Eres Acólito del Gran Inquisidor Zerbe y diriges provisionalmente esta nueva célula hasta que sea funcional. Te agradezco tus servicios.

Veo que faltan el Iniciado de Veneris y la Hermana Sororita. Imagino que llegarán mañana.

Bien Acólitos, volved a vuestras tareas. Mañana a primera hora de la tarde tendremos una reunión en la que el Adepto Asclates hará debidamente las presentaciones de todos. Tengo una misión que encomendaros a algunos de vosotros.

He leído con mucho interés vuestros Informes de Reclutamiento y los Informes de Misión de todas las misiones en que habéis participado.

Bien, Asclates, muéstrame mi alojamiento. Lamentablemente, no he traído equipaje." -

- "Sí, mi Señor." - Dice Asclates con una nueva reverencia para después volverse al interior de la mansión y guiar al Inquisidor hasta su alojamiento.

Globus Varaak se despide de vosotros con un asentimiento y sigue al Erudito Materium hasta el ascensor del primer piso.

TRANSCURREN LAS HORAS:

- Varnias recibe un mensaje codificado del Coblast, un lugar de entrega y una hora. El lugar son unas coordenadas en mitad de la nada, a una hora en coche de la Finca.

- El Cadete del Arbites informa de esto a Vladymir, quien acude a buscarlos al lugar llevándose el coche menos dañado (el otro está siendo reparado en el taller por vuestro tecnosacerdote).

- Finalmente, el vehículo regresa. El Hombre de Armas Vladymir trae consigo a un sacerdote y una Adepta Sororita.

Tras la recepción del Inquisidor, la unidad Cerberus volvió a sus tareas de mantenimiento de la maquinaria. Había registrado minuciosamente algunas instantáneas de las mejoras tecnológicas del Inquisidor, pues le habían resultado interesantes como bocetos previos de un prototipo mucho mayor: quizás un enorme bípedo de combate capaz de aterrizar sin problemas sobre la superficie de un planeta tras ser lanzado desde una nave en órbita. El anteproyecto, pues aún no estaba ni siquiera desarrollado, se almacenaba en su unidad cortical para su posterior uso y a su vez provocaba una sensación placentera al Tecnosacerdote.

Como mi tarea encomendado me llevaba poco tiempo, tenía siempre muchas hora para hacer el vago. Claro que cualquiera puede pensar que hacer el vago no tiene ningún mérito, y estará en lo cierto, lo que de verdad tiene mérito es hacer el vago sin que nadie se dé cuenta, eso es todo un arte en el que me considero algo más que un iniciado.

Había pasado unas cuantas horas en la sala de interrogatorios con la excusa de su limpieza. Si había una habitación limpia era esa, quedaba feo dejar la sangre de los anteriores interrogados a pesar de que podía servir como medida intimidatoria. Claro que, eso le quita gracia al asunto, si el prisionero canta antes de que le pegues pierde toda la diversión... El caso es que yo estaba "limpiando" la sala, pero eso no me llevaba más de cinco minutos, el resto del tiempo me lo pasaba balanceándome en la silla mientras me sacaba de mugre de dabajo de las uñas, un tipo como yo tiene que estar siempre limpio, por lo que pueda suceder.

Después de eso me daba una vuelta por la mansión, con la excusa de mover la pierna nadie sospechaba. Me fumaba una varilla de lho bajo un árbol o tras algún punto muerto de las cámaras de seguridad, y si alguien preguntaba le hablaba de lo dura que estaba siendo la rehabilitación. Tampoco es que fuera falso, ya no me dolía casi pero lo que me pasaba a menudo es que me picaba la pierna, y claro, no te puedes rascar. Luego me daba un paseo por el taller, para estudiar un poco a nuestro nuevo compañero. Andaba afanado con la chapa y la pintura, parecía un currante nato, y cuando le saludé con la mano para tratar de ser simpático el tipo ni me miró. Era tan frío como el metal que estaba trabajando, así era el Adeptus Mechanicus, o al menos daba esa impresión. Era escalofriante pensar en la simbiosis que formaban el hombre y la máquina en aquel ser, aunque había que reconocer su eficiencia.

Algún día le pediría que me enseñase a hacer dos o tres chapuzas, pero sería otro días, aquel día estaba muy ocupado...

Vladymir asintió a la petición del arbitrador, y salió de allí para coger el vehículo menos dañado e ir a buscar a los dos nuevos inquilinos de la finca. No le habían dado nombres, pero lo cierto es que parecía que aquella célula estaba cobrando fuerza poco a poco. 

"Éso son buenas noticias..."

El viaje había sido largo pero le había vuelto gratificante el conocimiento de que me dirijo al objeto de mis deseos y mis pensamientos de los últimos meses. Por fin me dirijo a un punto de reunión con el grupo de acólitos que me recibirá como un miembro, mi segunda oportunidad. Estoy sumamente orgulloso y honrado de recibirla pues son realmente pocos los que pueden decir eso:

"Volveré a ser un acólito del sagrado Ordo Hereticus, por lo que volveré a luchar en nombre del Dios-Emperador como el primer día, pero con la fortaleza que la experiencia me ha brindado. He sufrido grandes caídas, pero esos tropiezos me han enseñado a volver a ponerme de pie una y otra vez, y todas las necesarias mientras su infinita gracia lo permita."

Después de varias horas de vuelo, aterrizamos en el aeropuerto de la Colmena Sibellus, donde somos recogidos por un mercenario de Coblast que nos deja en medio de la nada después de un viaje por tierra. Es en ese lugar donde llega un vehículo abollado conducido por Vladymir Ostrogov, a quien no saludo y cubro mi rostro con mi sombrero de ala ancha para no revelar mi identidad hasta que esté el grupo reunido. No se hace difícil pues el Vostroyano es un hombre de acción y pocas palabras que no interroga si no es su trabajo:

"Si hubieran mandado a Tercio imposible pasar desapercibido."

Durante el viaje me pregunté si el Granuja seguiría vivo, al igual que el resto del grupo. La última vez que estuve con todos ellos murió Lazerus y Arlesha sufrió terribles heridas e implantes heréticos. Solo espero que todos estén bien y los caídos hayan encontrado la paz en el seno del Dios-Emperador pues eran devotos agentes y no merecían menos al momento de caer.

Al llegar a la finca, avanzo caminando hasta ver a todo el grupo reunido y en ese momento me saco el sombrero, mirando a los pocos que conozco y a los que vi hace poco en la Espira Scorpia. Levanto las manos y les saludo:

 - "Hola a todos, Hermanos míos. Ha pasado tiempo sin verles y son gratas circunstancias las actuales."

Una gran sonrisa inunda mi rostro mientras hablo pues estoy muy contento de estar allí otra vez y de poder ponerme a prueba una vez más para pertenecer a este organismo del Imperium tan importante para la salvación, física y espiritual, de toda la humanidad.

UNA HORA MAS TARDE.

SALA DE REUNIONES DE SPECULA MARIS.

- Estáis todos en la Sala de Reuniones, sentados alrededor de una larga mesa.

- El Inquisidor ocupa una cabecera, sentado sobre una estructura metálica reforzada. El Erudito Asclates está en la otra cabecera.

- Asclates va presentando a todos los presentes.

- "Tal vez sobren las presentaciones a estas alturas, pero pienso que debemos de seguir el procedimiento.

Soy el Erudito Materium Asclates, psíquico imperial autorizado adscrito al Adeptus Astra Telepatica. Pertenezco al séquito del Gran Inquisidor Anton Zerbe, líder de la Cábala Tiranista en el seno del Cónclave Calixiano de la Inquisición. He sido designado temporalmente como Director de Operaciones de esta célula hasta que mis servicios ya no sean necesarios y reanude mis funciones habituales en el Bastión Serpentis.

Su señor y maestro aquí presente es el Inquisidor Globus Varaak, perteneciente al Ordo Hereticus y a la Cábala Tiranista.

Mi señor Inquisidor, estos son los miembros de su célula en Escintilla, aunque no todos son todavía Acólitos de pleno derecho.

Sentada a mi derecha está la Agente Arlesha Rais, del Adeptus Arbites. Originaria de Piety, en la Marca de Drusus. Ha participado en dos misiones, una de ellas con éxito. En la otra resultó capturada por Logitivistas y alterada mediante implantes internos que han recibido la autorización del Sagrado Ordo por considerarlos inofensivos. Es la jefa de seguridad de Specula Maris, supervista las alarmas, servocráneos de vigilancia, servidores de combate y defensas automatizadas.

A continuación está Arlan Hex, psíquico imperial autorizado y Aspirante del Adeptus Astra Telepatica. Originario de la Puerta de Cadia. Fue miembro de los Soldados de Asalto de Cadia. Ha participado en cuatro misiones inquisitoriales, tres de ellas coronadas por el éxito. Es uno de los Acólitos más experimentados de esta célula, aunque todos ellos son relativamente noveles y aún inexpertos. Su función en esta casa es la de ocuparse de la biblioteca.

Cerberus-v.3 ha sido enviado muy recientemente por el Mechanicus Calixiano de los Tornos, pues esta célula y esta casa precisan de un tecnosacerdote como experto en tecnología, mantenimientos y reparaciones. Originario del planeta Het, en los Tornos. Cerberus ostenta el rango de Tecnógrafo, encargado de catalogar tecnología. No es todavía un Acólito de la Inquisición, pues aún debe someterse a examen." -

- "El Cadete Intius Varnias, del Adeptus Arbites. Nativo de la Colmena Sibellus y miembro de la Casa noble Vaaks. Ha liderado con éxito una misión en el planeta Acreage. Su función como Acólito destacado en Specula Maris es ocuparse de las comunicaciones.

El Novicio Valerius, religioso asignado por el Adeptus Ministorum a esta casa. Es originario de Maccabeus Quintus y el responsable de la capilla de Specula Maris. Ha participado con éxito en una misión aquí en Sibellus y recientemente ha adquirido la categoría de Acólito recién reclutado, perteneciente al Ordo Hereticus.

El Forajido Tercio Veridio, nativo de Mordia y antiguo miembro de la Guardia de Hierro de Mordia. Ha participado en tres misiones, dos de ellas con éxito. Perdió su pierna derecha sirviendo al Emperador en Acreage. Ha demostrado su valía recopilando información y adquiriendo suministros en diversas ocasiones. También es un pistolero competente.

Titus Nihilius, siervo del Mechanicus originario del planeta Het, en los Tornos. Es un francotirador excelente. Participó con éxito en una misión en el planeta Acreage. Su función en la casa es ocuparse de la sala de tiro y otras instalaciones de entrenamiento de la finca, cometidos en los que ayuda a Vladymir Ostrogov.

El Hombre de Armas Vladymir Ostrogov, nativo de Vostroya y perteneciente al Regimiento de los Primeros Nacidos de Vostroya. Ha participado en cuatro misiones, tres de ellas con éxito, y es, por tanto, uno de los Acólitos más experimentados de la célula, junto con el Aspirante Hex. Es un combatiente destacado y está encargado del mantenimiento y supervisión de las cámaras de entrenamiento de Specula Maris.

El Amanuense Xerxes von Braun, Cuestor del Departamento Munitorum asignado al Korps de la Muerte de Krieg, planeta del que es nativo. Experto en logística y en procedimientos burocráticos. Participó con éxito en una misión en el planeta feudal Acreage. Recientemente ha obtenido la categoría de Acólito recién reclutado de la Inquisición. Se ocupa de los aspectos logísticos y burocráticos de la finca.

Entre los recién llegados se encuentra el Sacerdote Tauron Faith, recientemente ordenado sacerdote en la Catedral de la Iluminación. Enhorabuena por su ascenso, Sacerdote. No es oficialmente miembro de la Inquisición y anteriormente fracasó en un periodo de prueba. Participó en dos misiones, una de ellas con éxito. Es un hombre devoto y entregado, aunque con dificultades en las misiones que requieren sigilo y discreción. Actualmente se le considera de nuevo Aspirante a convertirse en Acólito de la Inquisición.

También está con nosotros la Hermana Cantus Scythia, del Adepta Sororitas. Una Defensora de la Fe del Sororitas Templar, destinada en la Catedral de la Iluminación como parte de su fuerza permanente de protección. Recientemente ha completado su noviciado. Ayudó en una misión inquisitorial culminada con éxito en el planeta Sepheris Secundus.

La Hermana Scythia no pertenece a la Inquisición, ni es necesario que ingrese en la misma oficialmente. El Adepta Sororitas es la Cámara Militante del Sagrado Ordo Hereticus por un ancestral acuerdo y ambas instituciones tienen una larga historia de fluida cooperación. Le agradecemos enormemente su ayuda a usted y a las Sororitas, Hermana Scythia. Espero que esta cooperación sea provechosa también para usted." -

Itsua guardó el silencio requerido durante el largo proceso de presentaciones, cuyo objetivo comprendía, si bien también entendía que aquel era un mero formalismo. El Inquisidor habría leído ya los correspondientes informes de todos y cada uno de ellos y lo que allí se estuviera mencionando no le sería desconocido. Era más, sin duda ya lo habría valorado y evaluado de forma privada y considerado su mejor uso.

Únicamente la presencia de Tauron Faith, con quien había coincidido hacía escasos días era motivo de relativa alegría. Recordaba los viejos tiempos, aquellos en lo que el celo del sacerdote aparecía directamente reñido con su capacidad para guardar prudentemente la identidad de su célula. Sí, tiempos pasados, errores de otra época pero que no habían sido olvidados, pese a que ahora parecía gozar de una segunda oportunidad, un hecho realmente sorprendente en un ámbito donde la segunda oportunidad equivalía a la oportunidad de volver a nacer. Reencarnado en un nuevo cuerpo.

La sororita era un simple vestigio de su paso por las minas Gorgónidas. Apenas se habían relacionado en su momento y hacía mucho que ni siquiera la recordaba. Su presencia en Specula Maris tenía el cariz de haber hallado algo sin especial valor tras ordenar un trastero.

Respiró profundamente, descargando el peso de una pierna a la otra. Imaginaba que aquella reunión sería para algo más que lo dicho hasta el momento.

- "Agente Rais, Tecnógrafo Cerberus, Cadete Varnias, Novicio Valerius, Acólito Nihilius. Es un placer haberos conocido y espero que forméis parte de este séquito durante muchos años.

No os robaré más tiempo, podéis volver a vuestras ocupaciones. Ahora, necesito hablar con vuestros compañeros acerca de una misión." -

El vostroyano se atusó el mostacho sin decir nada, mientras las presentaciones avanzaban y echaba un ojo a las nuevas incorporaciones. Realmente, sólo el tecnoadepto era nuevo, el resto eran antiguos conocidos. No tenía nada contra la hermana Scythia, pero recordaba muy bien como tuvo que ejecutar a un inocente por la falta de discreción del sacerdote. 

"Espero, Tauron, que te acuerdes tan bien como yo, incluso mejor. Tú mataste a ése desgraciado, no yo."

Pero si la Inquisición le había dado otra oportunidad, no era quien para decir nada. Si fue algo más sorprendente encontrar una nueva misión tan pronto. Vladymir se despidió con un leve asentimiento de los que se marchaban, para pasar a escuchar las instrucciones del Inquisidor. 

Cuanta más gente hubiera sirviendo a la Inquisición mejor para la Humanidad y peor para los enemigos del Imperio, sin duda, pero el Cuestor prefería que aquellos que se sumaran a la lucha lo hicieran en otro sitio. El universo era lo suficientemente grande como albergar a todos los servidores del Emperador, pero aquella finca no. Cuanta más gente más bocas que necesitaban ser alimentadas y así con todo los gastos. Si la cosa seguía así la situación terminaría volviéndose insostenible de no haber un incremento en los ingresos proporcionados por el Administratum.

Xexes siguió ahondando en aquellos pensamientos, añadiendo detalles, cuentas y números, a la espera de que aquellos a los que le Inquisidor había mandado fuera de forma cortes y con demasiadas palabras- de aquello sí que no faltaba en aquella casa, palabras y más palabras en reuniones innecesarias en las que se repetía lo que ya todos sabían o que terminarían descubriendo sin necesidad de involucrar a terceros-, le obedecieran.

El Cadete Varnias es el primero en levantarse y despedirse del Inquisidor con una reverencia un tanto cortesana:

- "Mi señor." -

Regresa a la Sala de Comunicaciones.

- "Mi señor." - Imita el gesto de Varnias con más convicción aunque algo menos de elegancia.

Se retira a la Sala de Control de Seguridad.

Me siento junto con el grupo a escuchar las presentaciones. Hay nuevos integrantes aparte del Tecnosacerdote, como son los miembros de la Eclesiarquía traídos en vehículo por Vladymir: Un Sacerdote y una Hermana de Batalla. No los conozco y no sé quienes son, pero la Inquisición los ha designado para estar aquí, por lo que no me preocupo demasiado. Aun así, no me gustan muchos los miembros del Ministorum, pues sus miradas condenantes hacia los creyentes del Dios-Maquina. A pesar de no ser un devoto creyente, nací en Het y estoy acostumbrado al culto del Mechanicus mucho más que a la Fe de los clérigos, lo que siempre me pone incómodo cuando comienzan a vociferar de herejía.

Cuando llega el momento, nos indican que nos retiremos, pues viene una misión en la que al parecer no participaré. A pesar de cuanto me gustaría salir a la acción, nunca está de más descansar un poco y hay mucho en la finca por hacer. Me pongo de pie y me despido con un asentimiento de cabeza antes de salir de la sala.