Partida Rol por web

Vladymir agradeció profundamente el haber abandonado aquel maldito planeta de una vez por todas. Esperaba no tener que poner un pie nunca más en él, pues parecía que no les había deparado más que disgustos. Sí, habían ejecutado con éxito la misión, pero no había sido bonito ni limpio, ni siquiera rápido. 

Ahora, otro nuevo destino les esperaba, y probablemente otra nueva misión. El espacio disforme les recibió de la manera habitual, pero Vladymir no hizo caso de nada. Se limitó a seguir al grupo a la zona donde debían dormir durante el viaje, y una vez allí se entretuvo revisando su equipo. 

TRANSCURRE UNA SEMANA DE TIEMPO SUBJETIVO.

- Una nueva sensación mareante, como de caer hacia ninguna parte. Los sonidos distorsionándose mientras los contornos de todas las cosas parecen desdoblarse, multiplicarse y desdibujarse.

- Finalmente, con una sensación de náuseas, todo parece estabilizarse y volverse más real, más sólido.

- Por primera vez en lo que parece haber sido una semana dejáis de sentir una presión psicológica que ni siquiera habíais notado del todo que estaba ahí.

- Tras una hora de inactividad, se nota una tremenda vibración. La astronave de peregrinos ha conectado su propulsión de plasma en su aproximación por el espacio real a Escintilla.

TRANSCURRE UN DIA MAS.

306.810M41.

- La astronave de peregrinos "Celo Justiciero" finalmente se pone en órbita entorno a Escintilla.

- Una hora después se acopla con el puerto orbital sobre la Colmena Tarsus.

- Se tienden docenas de pasarelas cubiertas y los cientos de peregrinos de la nave comienzan a descender de la misma hacia el espaciopuerto orbital.

- La Cielo de Bronce efectúa la traslación a la Disformidad.

El paso a la Disformidad interrumpió la respuesta del psíquico, cuyo rostro expresó una controlada incomodidad. El tiempo que durase la transición constituiría para él un tormento personal e intransferible, una lucha constante con los cantos de sirena que trataban de atraerlo.

-Cuatro estimulantes deberían bastar, y pese a que ignoro su precio de mercado cuento con suficiente dinero para realizar su pago mediante una transacción. Respecto a las granadas, dos más no nos perjudicarían dadas las experiencias pasadas y dada mi propia trayectoria personal. Este último mes en Specula lo he dedicado a reforzar y aumentar ciertas habilidades en detrimento de mi capacidad... de fuego. Posiblemente este fuera un buen momento para exponer al grupo mis mejoras -miraba a Xerxes. Que lo considerara apto o no para el puesto que ocupaba era indiferente a ojos de Itsua. Era el actual líder de la célula y a él correspondía tomar las decisiones y decidir la oportunidad de lo que acababa de plantearle.

Me incorporé para escuchar a mis compañeros y tomar nota mental de lo necesario. No tenía muy claro que tipo de mercancias podría proporcionarnos el sobrecargo, no me había fijado mucho en la mercancía de la nave, claro que en aquellas cajas podía haber cualquier cosa. Itsua pareció ser el único que necesitaba algo, de modo que hice un cálculo estimativo de lo que podrían costar aquellas mercancias.

- Veamos... en un mercado normal la cosa ascendería a unos... - conté mentalmente contratando algunas variaciones habituales de precios.- 100 o 120 tronos... pero claro, esto no será precisamente un mercado normal por lo que es posible que haya un sobrecargo - inmediatamente me rei al darme cuenta de lo irónico de la palabra.- ¡Ja! Que palabra tan apropiada... en fin, el precio se elevará calculo entre un 20 y un 80%, dependiendo de lo difícil que sea traficar con la mercancía y de lo bien que le caiga al individuo en cuestión. Tengo unos 50 tronos en efectivo que puedo aportar, pero el resto está en mi cuenta.

Sacudió la cabeza a modo de negación, no aprobaba el comportamiento del sobrecargo aunque era lógico que el resto aprovechara para conseguir algunos objetos.

Scythia, probablemente movida por su extraña e idealizada perspectiva sobre lo que debía hacer y lo que no no se pronunció y, al entrar en la disformidad, oró en silencio moviendo los labios articulando palabras mudas. Elevó plegarias por todos ellos, para tener la convicción de hacer lo que tenían que hacer por grandes que fueran los obstáculos, por terribles que resultaran los contratiempos.

Al terminar abrió los ojos tomándose su tiempo para que éstos volvieran a acostumbrarse su entorno, se acercó hasta una de las paredes que tanta repulsa le daban y, casi a regañadientes, apoyó en ella la pared, dejándose deslizar por ella hasta tocar el suelo.

El guardia gruñó cuando notó la sacudida de la entrada en el espacio disforme.

-Maldita disformidad... 

Sin duda, pronto empezaría el "festival" habitual... Mareos, vómitos, jaquecas, pérdidas de equilibrio. Daba igual cuantas malditas veces viajara por el espacio, el vostroyano tenía claro que prefería la tierra firme. Sin embargo, aún tenía una respuesta pendiente antes de volver a un estado de "hibernación" hosco y ausente, en el que se refugiara de los efectos de aquel viaje en su cuerpo.

-No, no necesitaré nada. 

- El sobrecargo Sebek confirma que tiene inyecciones de estimulantes (dispone de un total de seis), y las vende a 30 Tronos cada una.

- Confirma que no tiene lector de tarjetas (y, aunque los tuviera, quizá no sería buena idea confiar en él), por lo que sólo acepta dinero al contado y en efectivo.

Xerxes nunca llevada demasiado dinero en efectivo. No le gustaba hacerlo porque no confiaba en poder mantenerlo demasiado tiempo en sus bolsillos con la cantidad de taimados ladronzuelos que proliferaban por todos los planetas y naves del Imperio, la Cielo de Bronce incluida.

- Supongo que ha resultado imposible conseguir un mejor precio- dijo tras escuchar la información que Tercio había conseguido hablando con el Sobrecargo. No fue un reproche hacia el embaucador, todo lo contrario, conocía demasiado bien la catadura y codicia de individuos como Sebek.- Yo no dispongo actualmente de dinero en efectivo con el que poder contribuir para comprar esos estimulantes que tan útiles considera, señor Hex. Y sí, tan pronto resolvamos este asunto monetario, sería conveniente que compartiera con nosotros el alcance de sus nuevas “habilidades”.

Aun recordaba el “No miréis” gritado por el psíquico y las consecuencias para Vladymir por no hacer caso. Por ello consideraba que si conocían mejor sus capacidades podrían evitar situaciones como aquella.

-El precio es abusivo sean cuales sean las circunstancias. Llegados a destino quizá dispongamos de una posibilidad de comprar por cauces más ortodoxos la mercancía. Quizás incluso nuestro nuevo... benefactor pueda ayudarnos en ese sentido -dijo el psíquico que no estaba dispuesto a desperdiciar sus magros recursos en el mercado negro, especialmente cuando sus peticiones redundarían en beneficio no personal sino grupal-. Al hilo de lo cual quiero manifestar que he desarrollado ciertas habilidades sanadoras gracias al tutelaje del Adepto Asclates -una sonrisa ácida y oscura se dibujó en su rostro-. Al margen de mis ya conocidas aptitudes y dadas las necesidades de las células de las que he formado parte, me he esforzado por lograr inspirar en mi entorno inmediato la suficiente tranquilidad psíquica como para superar ciertos pavores cosustanciales a la naturaleza humana y en lograr percibir con cierta antelación la presencia de formas de vida que, quizás, pudieran entrañar peligro. En el ámbito que afectan a los presentes, estas son las más significativas. El resto... siempre debe dejarse un margen a la sorpresa.

TRANSCURREN TRES DIAS DE TIEMPO SUBJETIVO.

- En un momento dado sentís una sensación de náusea y mareo, seguida de una extraña sensación de desdoblamiento y a continuación una enorme sensación de alivio. La Cielo de Bronce por fin ha retornado al espacio real.

El viaje por la Disformidad comienza con el terrible malestar que le caracteriza. Al momento de entrar en esa terrible dimensión siento un malestar general, pero lo peor es como mi mente comienza a traicionarme y atacarme con los peores miedos y recuerdos que me embargan.

Por mi mente pasan múltiples imágenes, de batallas con mutantes dentro de una mina asquerosa, la mismísima puerta al averno. Luego siento todas las sensaciones de la batalla contra el mismo Demonio que nos atacó en Gorgónida. El miedo y el fervor, el dolor de las laceraciones y la infección que me marcó de por vida.

Es doloroso y terrible, pero nada se compara a las horribles sensaciones de culpa y frustración de verme una y otra vez fallando en las pruebas de códigos inquisitoriales. Veo los códigos una y otra vez pasar frente a mis ojos, como vívidos recuerdos. Incluso puedo leerlos y me veo luego fallando en las pruebas.

Pero mi voluntad es más fuerte y sé que no puedo echarme a morir y retorcerme en mis traumas. No debo darles el placer a los oscuros poderes de la Disformidad de disfrutar de mi pesar mientras me mantengo como un niño indefenso. No, no es así como lo hago. Es más, me aprovecho de la oportunidad que me brindan y concentro toda mi voluntad en aprenderme todos esos códigos que se estrellan contra mis pupilas una y otra vez, abrasándolas en vez de refugiándome de ellos.

Es así como paso mucho tiempo sumido en lo que parece ser una meditación febril, que no es más que mi completo intento de aprender aquellos códigos que tarde o temprano me serán exigidos en el Ordo Hereticus para medirme. En este viaje, aprovecho de enfrentar mis miedos de la mejor manera, obteniendo beneficios y conocimientos que no son otra cosa que una victoria sobre mi pasado y sobre mis caídas, demostrando que siempre se puede mejorar y llegar a ser mucho más de lo que se era antes de caer.

Finalmente el viaje por la disformidad termina y vuelvo a sentir el alivio de no estar más en aquella terrible dimensión. En este momento, ya estoy bien y siento que he sido capaz de lograr algo mucho mejor de lo que habría imaginado. Ahora sé los códigos y por sobre todo, no tengo miedo alguno pues sé que todo se puede vencer, incluso en el momento más oscuro.

- No resulta fácil negociar precios de mercancias en una nave cuando no tienes una certeza de cuando llegará a su destino - respondí, encogiéndome de hombros.- Pero puedo volver a intentarlo cuando lleguemos, dependiendo de que tipo de lugar sea al que nos dirigimos, claro está.

Como no se nos había informado acerca del destino no tenía mucho más que decir. Por suerte, lo que Itsua deseaba comprar no resultaba indispensable, aunque probablemente ayudase.

- Sin duda la Cielo de Bronce ha salido del espacio disforme.