Partida Rol por web

El guardia se retiró el casco, como gesto de respeto, al entrar en la catedral. Aunque aún no estuviera terminada, era un edificio de alabanza al divino Emperador, y por lo tanto, se debía mostrar algo de reverencia. También echó un vistazo por encima desde la entrada, igual que suponía debían estar haciendo el resto. ¿Quién se atrevería a mancillar algo así? Fuera quien fuera, debían detenerle... Y quizás había dejado sus huellas aquí. 

-Efectivamente, ese es mi plan. Vamos a dar un pequeño paseo por ella. Sería más rápido dividiéndonos, pero doce ojos ven más que dos, y si nos asalta algo peligroso, no quiero que estemos muy separados. 

Saludé a los guardias con la mano antes de entrar en la catedral y después me quedé quieto en el umbral, a sólo un par de pasos de la puerta, contemplando la grandeza de aquel lugar. El Emperador sabe que no soy su seguidor más devoto y que el culto no es lo mío, pero reconozco que me impresionó la catedral. Era bonita, sobrecogedora, de esos sitios en los que entras y te sientes pequeñito, pero a la vez agradable, se respiraba paz en aquel lugar.

- Veamos si hay algo aquí que nos dé una pista - respondí y comencé a pasear lentamente escuchando el eco de mis propios pasos.

Renata se preguntaba cómo la gloria del Emperador podía sentirse beneficiada de la construcción de algo así en mitad de la nada de un lugar perdido. Lo que sí sabía es que aquello potenciaría el peregrinaje, con él el comercio y esto, en resumen, traería dinero. Para algunos pocos. Pero también supondría importantes cambios para la población local, quizá no preparada ni deseosa de tales cambios.

-Vamos, osito, toca investigar -señaló poniéndose en paralelo a Tercio-. Cualquier cosa que te llame la atención, dilo.

Para Renata el templo podía ser el problema en sí o, en su defecto, el lugar en el que se asentaba. En cualquier caso, se sentía cómoda allí dentro. La enorme nave del lugar le recordaba a una nave estelar.

Kurt gruñe y asiente, sus manos sobre su escopeta.

El interior de la catedral combina lo ornamental con lo austero, y ha sido diseñado para estar siempre fresco y envuelto en sombras, ofreciendo así refugio contra la deslumbrante luz del sol que gobierna las horas diurnas en el exterior de este lugar sagrado.

El elemento más destacado del interior es un inmenso mural pintado en la cara interna de la cúpula central, en el que se representa a San Drusus alzándose triunfante, levantando una espada corta en una mano y empuñando un águila dorada en la otra; a sus pies yace vencida una figura sombría e indefinida. Alrededor de esta imagen hay grabado un complejo diseño de flores y pájaros revoloteando.

La hermana dio unos pasos hasta situarse frente al mural, bajó la cabeza y musitó silenciosamente una plegaria a San Drusus. Cuando acabó levantó la mirada y se recreó en el grabado. Recorrió con los ojos las flores y los pájaros... un diseño complejo para servir de fondo a la imagen de un Santo.

No estaba muy segura pero creía que aquello le recordaba algo. Y tenía la extraña sensación de que aquel mural podía contener la clave para resolver los enigmas que rodeaban a Desesperanza.

Esperó en pie varios segundos solamente contemplando... en silencio.

Lo cierto es que al guardia se le hacía difícil imaginar que allí hubiera podido suceder algo que atentara contra el Emperador. Un edificio que, aunque fuera de manera parcial, reflejara así su gloria, no podía ser presa de las depredaciones de los herejes. Y, sin embargo, si estaban allí era precisamente porque esas cosas estaban ocurriendo. 

-¿Alguien ha encontrado algo?

Nuestro recorrido de investigación nos lleva nuevamente a Desesperanza. No tengo idea alguna de lo que puede estar sucediendo ni de como se relaciona el ataque de aquella bestia moribunda y ciega con los problemas de la Catedral. ¿Hechos aislados? ¿Coincidencia? No creo en eso y tiendo a pensar que son cabos sueltos que aun no logramos atar.

Mis pasos lentos y cansados siguen al grupo y descanso un momento mientras se ponen a conversar acerca de nuestro próximo paso a seguir. La Catedral misma parece ser el lugar apropiado al cual debemos dirigirnos, donde buscar pistas acerca de lo que ha acechado y atacado a los siervos del Emperador, intentando minar los esfuerzos por la santificación de esta obra.

Avanzo cerrando la marcha con mi pronunciada cojera hasta llegar a la santa estructura. Miro la obra que se está llevando a cabo para gloria del Emperador y San Drusus y me maravillo con su pureza. Ingreso por el paso permitido por los guardias y miro la zona, primero contemplando y luego, escrutando entre las formas y detalles por cualquier pista que me pueda indicar algo relevante.

HERMANA SCYTHIA:

- Haz tirada oculta de la habilidad que consideres más pertinente.

Kurt se coloca bien la correa que sujeta su escopeta a su espalda, como si quisiera estar más presentable, y se inclina ante la figura del Dios-Emperador de la Humanidad, al fondo de la nave central, mientras realiza la señal del águila con las manos en el pecho.

Pese a su duro carácter, es un devoto creyente, como casi todos los habitantes de su mundo natal.

- El silencioso y oscuro lugar irradia paz y serenidad, así como severa majestuosidad. Pese a que aún no ha sido debidamente consagrada, no cabe duda de que es una Catedral magnífica. Un verdadero lugar de culto al Emperador, y al santo principal del Sector Calixis.

- No veo nada fuera de lo común, Vladymir - le dije en voz baja.

Renata avanzó por el templo. Sus pasos resonaban sobre el suelo con un eco repetido cien veces, mirando a un lado y a otro. Vio a Kurt hacer su saludo y pestañeó levemente sorprendida. Era la primera vez que lo veía en una actitud tan... reverente. Suspiró y se acercó a la hermana en su observación del mural.

-Pájaros. Creo que tengo bastantes para toda mi vida.

RENATA:

- Tirada Oculta de Saber: Credo Imperial o Eclesiarquía.

HERMANA SCYTHIA:

- Nada en el interior de la catedral es extraño ni sospechoso.

- Una vez esté consagrada, será magnífica sin duda.

- Tampoco veo nada anormal... esta catedral va a ser magnífica sin duda... - comentó Scythia aún extasiada contemplando el mural.

- Sea lo que sea el causante de los problemas no parece estar por aquí. ¿Qué hacemos? - preguntó al resto. Tenía la incómoda sensación de estar perdiendo el tiempo en un lugar sagrado. No parecía que fuera posible ningún tipo de herejía allí.

Por el rabillo del ojo se percató de la devoción de Kurt y la verdad es que la sorprendió gratamente. Tomó nota mental de ese hecho, ya hablaría con el mercenario en el futuro.

-Si aquí no hay nada fuera de lugar, nuestro siguiente objetivo, a mi juicio, debe ser ver que saben los huéspedes de la Clota Llorona, o los habitantes del campamento de guerreros. Tiene que haber rumores o pistas sobre lo que está pasando aquí. Normalmente, alguien escucha algo siempre-dijo el guardia, meditando sobre todo aquello. Lo cierto es que de momento tenían las manos vacías, y mucho. La respuesta a sus interrogantes perfectamente podría hallarse en el Yermo, con ese tal Seth, pero primero debían registrar Desesperanza.