Partida Rol por web

- A mi rifle también le ha dado por no funcionar, cosas de la super-tecnología - dije en tono altamente sarcástico.- Yo te prestaré algo de munición, aunque primero tengo que saber cuántas balas me quedan, esta estúpida batalla ha sido un desperdicio de munición... estas balas deberíar ser usadas para matar herejes, no pobres fanáticos palurdos engañados por alguien. Compartiremos la munición, dos rifles son mejor que uno - revisé la cantidad de munición que me quedaba, había perdido la cuenta de las balas que había disparado.- Por mi vale, vayamos a la Clota Llorona a ver si nos enteramos de algo aunque también tengo otra idea... Ya me conocéis, no me gusta andar de aquí para allá dando tumbos, lo mio es la acción, las cosas rápidas. El caso es que lo que podríamos hacer es hablar con Aristarchus y decirle que estamos seguros de que el Abad Skae es un hereje y que ha engañado a los hombre de Seth la Voz. Sólo hay que estudiar sus reacciones, si acepta con facilidad entonces es que estamos ante el traidor, cualquier acto que desvíe la atención sobre él le beneficiará.

TERCIO:

- Te detienes un momento a contar tus balas y este es el resultado:

a) En el cargador actualmente cargado en tu rifle automático quedan 13 balas (de un máximo de 30).

b) Tienes un cargador usado de rifle automático al que le quedan 20 balas.

c) Tu pistola automática tiene 17 balas (de un máximo de 18).

d) Tienes un cargador usado de pistola automática al que le quedan 4 balas.

- Os dirigís de nuevo al interior de Desesperanza y de ahí a la Clota Llorona, donde os espera Aristarchus en uno de los reservados del salón.

DESESPERANZA: CLOTA LLORONA: EN UN RESERVADO DEL SALON:

El Vidente Imperial veterano Aristarchus, del Ordo Hereticus, y Acólito de confianza del Inquisidor Globus Varaak, parece ahora mucho más tranquilo y sensato que antes.

Admite haber perdido los estribos, aunque no se arrepiente de lo que ha hecho:

- "No había corrupción en el voceador, tan sólo la locura inducida por el sol; lo que me preocupa es que el ataque se haya producido en un momento tan inoportuno." -

Scythia frunció el ceño escuchando a Aristarchus. No le convencía. Podía haber sido simplemente una equivocación pero que no se diera cuenta de la gravedad de sus actos, o de lo mal que hablaban en su favor, era peligroso.

La sororita no dijo nada. Ni miró a sus compañeros. Sólo clavó sus ojos en el Vidente esperando escuchar más. Algo que lo exonerase ante los ojos de la Hermana. Algo que le impidiese arrancarle allí mismo la cabeza por sus actos que lo único que habían conseguido era entorpecer la voluntad del Emperador.

Si Ostrogov o Tercio hablaban quizá pudieran sonsacarle más a aquel hombre. Pero sus respuestas a medias, su misticismo forzado, estaban empezando a sacar de quicio a la joven e impulsiva sororita.

Ante los comentarios de ambos miembros del grupo, y antes de volver a reunirse con Aristarchus, Vladymir procedió a coger sus rifles. Una vez con ellos en la mano, sacó los cargadores, y con un movimiento fluido tiró de uno de los mecanismos del arma, saliendo con el la bala expulsada. Casi con el mismo movimiento, recogió el cargador y volvió a introducirlo en el rifle, demorándose en todo el proceso apenas un par de segundos, que se transformaron en casi cinco al hacer lo mismo con el rifle de Tercio. 

El camino a la Clota había sido bastante silencioso, mientras reflexionaba sobre todo lo que tenían por delante. Si hubiera estado allí Itsua, seguro que habría sido capaz de captar alguna perturbación psíquica, o cualquier otro problema que hubiera en aquel lugar. Sin embargo, no les quedaba más remedio que seguir adelante, a ciegas, a la espera de lo que pudiera ocurrir.

-Quizás ese hombre podría haber respondido algunas preguntas-respondió al vidente, una vez estuvieron ante él, y hubo planteado su postura-de todos modos, ya es tarde. Debemos averiguar qué ocurre, pues es evidente que hay algo mal en este asunto. No sé si hay algo que vuelve locos a los que nos rodean, o alguien se está encargando de ello... Pero hay que detenerle.

-¿Locura inducida por el sol? ¿En todos y cada uno de los voceadores que, organizados como un ejército, atacaron este reducto y el perímetro de la catedral? ¿Esos locos que solo pudieron ser reducidos gracias a un sinnúmero de balas y a las fuerzas combinadas de los guerreros y nosotros? Pues vaya con el sol de la región. Sí que pega fuerte. Y sin duda una locura mucho más peligrosa que la inducida por el vacío estelar -dijo una Renata que acariciaba de forma distraída el brazo de Kurt. Miró a Tercio al que guiñó un ojo e hizo una señal de cabeza que lo invitaba a salir del reservado. Tenían que conseguir algo de información y necesitada de sus habilidades para sonsacarla.

- "Hum, tal vez Esha Raine pudiera tener más respuestas acerca de esa locura. Temo que me arrepentiré de haberla dejado marchar, pero de haber intentado detenerla habría tenido lugar otra masacre.

Señores, confíen en mí y tengan fe. Sin duda, todo esto obedece a un motivo, como también lo hace la disformidad al tratar de frustrar nuestros planes en este bendito lugar.

Me retiro a mi habitación para rezar pidiendo consejo.

Hagan las pesquisas que consideren oportunas, con discreción, y asegúrense que Desesperanza no quede indefensa ante un posible segundo ataque." -

El Vidente se levanta, alisando sus ropajes nobiliarios y camina apoyándose en su bastón como un anciano, de vuelta a su habitación en la Clota.

Estaba distrido mirando al techo pero volví a la conversación justo para ver a Renata indicarme que quería hablar conmigo en privado.

"Te queda poco para caer en las garras de Tercio, nena - pensé.- Y casi no he tenido que esforzarme... Tercio, estás hecho un galán."

Con una sonrisa me levanté y seguí a Renata para ver de qué quería hablar.

- Creo que alguno deberíamos hablar con el Abad Skae. - Sugirió Scythia levantándose de la mesa. - Aristarchus ha opinado, y parece en sus cabales aunque perdiera los papeles antes. - Comentó la hermana. - Quiero comprobar qué opina Skae de lo ocurrido. Y luego Lamark. - Dijo pensativa.

Tenían que asegurarse de que ninguno de los prelados tenía ideas extremistas. Si realmente la disformidad les había alterado anteriormente, ya no deberían seguir pensando igual.

El legionario asiste a discusiones y conversaciones en silencio. En su corazón no deja de ser un legionario: sólo espera a que su ama diga qué debe hacerse para ponerse en marcha sin una sola pregunta.

Se pregunta, sin embargo, durante cuánto tiempo más la cantamuertes podrá eludir las sospechas del grupo. En esas cosas piensa mientras comprueba el estado de sus armas y recarga de munición sus cargadores. Ve cómo su ama llama la atención del guaperas, conminándole a salir discretamente, y Kurt avanza un par de pasos cubriendo la salida de Renata con el fin de que pase lo más desapercibida posible.

-Los que quedemos aquí procuraremos hablar con los implicados. Pero nuestro objetivo fundamental debe ser proteger este lugar, si bajamos la guardia, quizás venga otro grupo de "fanáticos"... O algo peor aún-dijo Vladymir, poniéndose también en pie. Cuanto antes se pusieran en marcha, mejor sería para todos, tanto el grupo como los habitantes de aquel lugar, y, por supuesto, la santa figura del Emperador. 

Escucho en silencio las palabras que pronuncian tanto el Vidente Aristarchus como mis compañeros. Luego respondo cuando llega el momento para ello:

 - "Si puedo elegir, prefiero quedarme pues mi salud aún está delicada. Tengo unas baterías de rifles láser que me gustaría donarlas a la guardia de Desesperanza por si se sucede otro ataque. Además me gustaría ir a rezar en la catedral si se me permite."

La verdad es que quiero tener un momento a solas con el clero de la catedral. Probablemente pueda conseguir algo si no tengo encima a un grupo de tipos armados amedrentando a quienes aún estén indecisos si confiar o no.

- Renata y Tercio se retiran a la habitación de Renata para hablar en privado. Kurt vigila el pasillo.

- Scythia y Tauron quieren ir a la Catedral y hacia allí dirigen sus pasos. Vladymir va con ellos, se ha dado cuenta de que el estado de Tauron debido a sus muchas heridas es precario. Scythia no está mucho mejor.

TAURON, SCYTHIA, VLADYMIR:

- Enseguida os enteráis que el Abad se ha encerrado solo en la Catedral para meditar antes de la consagración (está decidido a seguir adelante con la ceremonia). Hay guardias apostados en la entrada con órdenes de no dejar pasar a nadie.

TAURON, SCYTHIA, VLADYMIR:

- Seguidamente, vais al priorato para hablar con el Hermano Lamark y pronto encontráis su celda.

- Está postrado en cama debido a las graves heridas sufridas. Cuando lo abordáis, no puede contener las lágrimas por las pérdidas que ha sufrido Desesperanza.

- Tranquilo hermano Lamark. - Dijo Scythia tratando de consolar al pobre hombre. - Sabe por qué estamos aquí. No dejaremos que nada malo ocurra en este lugar santo. El Emperador nos ha enviado para protegerles y ayudarles en la consagración de la Catedral. Y eso haremos. - Finalizó con firmeza.

- Ahora su deber es descansar y ayudarnos. - Comentó la hermana. - ¿Notó algún comportamiento extraño en alguien en el interior de la Catedral justo antes del ataque? - Preguntó directamente. Hubiera querido preguntarle por el prelado Skae directamente, pero no era políticamente correcto. Debía ser sutil. - ¿Algo fuera de lo habitual? -

Habían avanzado hasta la habitación de Renata en busca de una privacidad que los alejara de oídos indiscretos. 

-Kurt, que no pase nadie. Serán sólo unos segundos -dijo a su hombre al tiempo que cedía el paso a Tercio y cerraba la puerta tras ella cuando ambos estuvieron en la habitación-. Tercio, debemos saber cuál es el lugar en el que se encuentra esa mujer. Kurt y yo podríamos alcanzar su posición y hablar con ella y ver qué nos dice. Sigo convencida de que el viejo se guarda algo o que en su cabecita habla más de una voz. Y no estaría de más mantener un ojo echado sobre él, pero sería peligroso hacerlo solo. Aunque no dudo que tienes recursos. Tus recursos. Ahora, ¿me ayudarás a conseguir información acerca de Raine y de dónde puede encontrarse? 

- Eh... si, claro, puedo preguntar por ahí... en esta tabernucha seguro que alguien sabe a dónde ha ido Raine - dije, rascándome la coronilla mientras trataba de pensar.- Se ha marchado demasiado rápido... bueno, como todo el mundo aquí, a veces me da la sensación de que la gente llega, dice lo que tiene que decir y se marcha con las mismas ¡Sin dejarte decir una sola palabra! No hay más que ver al Vidente - Aristarchus era el peor de todos en cuanto a ese tipo de comportamientos.- De todas formas no creo que sea prudente separarse, lo digo en caso de que Raine no esté muy lejos. Si está lejos no merecerá la pena ir a buscarla, lo que sea que se esté tratmando aquí tiene pinta de darse a conocer dentro de muy poco; y si está cerca mejor vamos juntos ¿no te parece?