Partida Rol por web

KURT BROKENBONE:

- Llevas unos días más arisco y brusco de lo normal. Tal vez desde que os quedasteis atascados en esa maldita posada, el Toro de Arena.

- Antes de llegar a esta planeta eras más locuaz y alegre, dado a contar truculentas historias y anécdotas de tu planeta.

- El mundo fronterizo de Crepúsculo, donde todos los habitantes son supersticiosos, y tienen razón al serlo, pues saben que el más allá es muy real y sus peligros son una amenaza cotidiana. Provocar la ira de un brujo, o de un psíquico para el caso, es pura demencia y equivale a coquetear con la muerte o la condenación.

Las palabras del Vidente despertaron la curiosidad de la Hermana Scythia. A pesar de que había tanto defensores como detractores del Tarot imperial, nunca había tenido la oportunidad de comprobarlo por sí misma. Si existía la más mínima posibilidad de que el poder divino del Emperador se manifestara a través de esas cartas, no veía inconveniente en probarlo.

- Esas cartas... ¿podrían aportarnos información sobre el psíquico que está causando los incidentes? - preguntó con interés. - ¿O sobre peligros cercanos? - matizó suponiendo que iban a encontrarse con problemas como muy tarde en cuanto llegaran a Desesperanza.

- "Esa es mi esperanza, Hermana, aunque me temo que deberemos de estar mucho más cerca de la catedral para que los resultados arrojen más luz sobre la labor que nos ocupa." -

TRANSCURRE LA MAYOR PARTE DEL DIA.

El primer día de viaje a través del yermo transcurre sin incidentes. En su mayor parte, el paisaje parece literalmente "muerto".

Los únicos animales visibles son los que Aristarchus denomina "cuervos de esquisto".

Los cuervos de esquisto os observan desde las rocas, mirándoos fijamente con sus rostros ciegos y carentes de facciones.

El Acólito de confianza del Inquisidor Varaak parece fatigado, al igual que vosotros, tras todo el día en el vehículo, y sugiere acampar para pasar la noche.

Habéis tenido un buen ritmo de avance en este primer día de viaje.

Aristarchus se sienta sobre una piedra en el lugar donde vais a acampar, y suspira agotado. Está cabizbajo. Finalmente, alza la vista hacia los cercanos cuervos de esquisto.

- "Son los carroñeros locales, unos seres repulsivos que más que aves parecen reptiles emplumados cuando uno los mira de cerca, y tienen picos muy afilados. Las leyendas populares les atribuyen todo tipo de cualidades desagradables. La verdad, no es de extrañar. No sólo son carroñeros, sino que también atacan a criaturas heridas o débiles, incluido el hombre. Esos malditos seres no tienen ojos, ni uno solo." -

Aquello sólo daba más motivos todavía para seguir el protocolo habitual en éstos casos en la guardia. Todo campamento debía tener vigías de noche, o sería un blanco muy fácil para los asaltantes. En éste caso, aunque el peligro sea la fauna local, se encuentran en la misma situación.

-Vidente Aristarchus, ¿desea organizar usted los turnos de guardia, o prefiere que lo haga yo?

Aristarchus se levanta y pone ramitas en el interior de un pequeño círculo de piedras, encendiendo a continuación una pequeña hoguera.

- "Hágalo usted, señor Ostrogov.

Las noches en el yermo pueden ser implacablemente frías y oscuras. Deberían prepararse en consecuencia." -

-Muy bien, éstos serán los turnos de guardia. Primer Turno, el señor Faith y Kurt. Segundo turno, Tercio y yo. Tercer turno, la hermana Scythia y la señorita Renata. 

El guardia empezó a buscar un sitio cómodo dónde pasar la noche tras exponer las guardias. Una vez lo encontró, dejó apoyados cerca su rifle láser y su rifle láser largo, además de dejar más cerca aún su pistola láser con su sable. Por último, aunque en cierto modo se sentía desprotegido sin ella, optó por quitarse la armadura para descansar. 

-Si no hay ninguna duda respecto a los turnos, creo que aprovecharé para descansar todo lo que pueda. 

DURANTE LA NOCHE...

- Tirada de Perspicacia -10.

- En post sólo para el Director.

- Preferentemente oculta, pero si no lo es tampoco pasa nada.

RENATA:

- Sueñas con horribles cuervos sin ojos...

La Hermana Scythia aprovechó que le tocaba el último turno de guardia para buscar un lugar donde ponerse cómoda y poder dormir del tirón. Colocó el enorme espadón en el suelo junto a ella... cerca de su mano por si pudiera necesitarlo. Se sentó y se apoyó contra una piedra. 

Cerró los ojos y trató de dormir. Pero su sueño fue intranquilo. Aquellas extrañas criaturas tan horripilantes que les habían acompañado por el camino, esos cuervos de Esquisto, no cesaban de aparecer en sus sueños y probablemente cuando despertara no habría podido descansar bien.

Con los ojos cerrados el gesto de la joven se torció y frunció el ceño. No llegó a emitir sonido alguno y el resto de su cuerpo apenas se movió, pero podía notarse que no estaba nada tranquila.