Partida Rol por web

El viaje había supuesto una agonía de dolor. Pasado el efecto de las drogas, los analgésicos apenas mitigaban el infierno en el que se había transformado su pierna herida. Apoyado en su cayado, la pierna suspendida en el aire, incapaz de apoyar su peso en ella sin sentir el desmayo próximo, la orden de la agente de autoridad apenas fue sino un susurro entre los gritos de su cuerpo por detenerse y dejarase caer al suelo.

Ante vuestro silencio, los Agentes de la Autoridad amartillan sus armas automáticas y os apuntan nerviosos.

-Bajad las armas y dejad de apuntarnos. Respondió Intius. ¿ Creéis que estamos aquí para pelear? Intius dejó un pequeño tiempo para que pudieran observar el lamentable estado en el que se encontraba la mayoría. Necesitamos ayuda médica y sabemos que aquí pueden ayudarnos, así que dejadnos pasar o por la gloria del Emperador que lo pagareis caro. No creo que a vuestro superior le alegrara saber que nos habéis impedido el paso. Llevadnos ante él y si miento podréis disparar a gusto vuestras armas.

Intius esperaba que su corazonada fuera cierta y allí se encontrara algún representante de la Inquisición que pudiera ayudarles, sino no solo la vida de Tercio peligraba, también la de todos ahora que estaban rodeados de aquellos nerviosos soldados.

Vladymir no dijo nada, pues Intius ya había dicho todo lo necesario. Se mantuvo a la espera, ayudando a transportar a los heridos. Con un poco de suerte, aquellos agentes no harían nada precipitado... Y si era así, él tenía su fiel armadura de la guardia, además de ser resistente para los estándares humanos. Quizá podría aguantar una primera descarga...

Los agentes de la seguridad del Administratum bajan las armas y uno os dice:

- "El Escriba Janos desea verles en la torre de la Autoridad Portuaria. Por favor, sígannos. Por aquí." -

Seis agentes de la Autoridad avanzan delante vuestro por las calles, otros seis os siguen. Su actitud ha pasado a ser precavida, pero no amenazadora.

El psíquico emitió un leve jadeo de alivio al ponerse nuevamente en movimiento. Su rostro estaba blanco y una pátina de sudor cubría su rostro. Se sentía febril y agotado y las punzadas de dolor de su pierna quebrada resultaban agónicas.

- Os acercáis a la torre de la Autoridad Portuaria.

- Los ciudadanos corrientes que os ven se apartan rápidamente.

Varnias asintió satisfecho ante las palabras y el cambio de actitud de los agentes, aunque su rostro siguió manteniendo la seriedad. No podría ser de otra forma hasta que se asegurarse que Tercio sobreviviría.
Recorrió el camino que su nueva escolta les fue marcando junto al resto de sus compañeros e intercambió miradas con ellos. Todos parecían cansados, cuando no estaban heridos o mutilados pero el Emperador había sido generoso con ellos y les había protegido frente aquellos engendros y guiado hasta allí.

Todo va a salir bien, el Emperador nos protege. Se repetía Intius una y otra vez intentando acelerar el paso lo máximo posible para que la ayuda a Tercio llegara pronto.
Poco le importaban en aquel momento la gente que asustada se alejaba de aquel extraño grupo o los soldados que seguían cautelosos amenazando sus vidas. Ninguno de ellos sabía lo que ese pequeño grupo de hombres valerosos acababa de hacer y probablemente nunca lo sabrían, pero él se sentía orgulloso.

Vladymir siguió avanzando cuando los agentes reanudaron el ritmo. No sabía quien era ése tal Escriba Janos, y ahora mismo tampoco le importaba mucho. Tenían heridos graves que debían ser atendidos con la mayor premura posible, y él tampoco iba a poder cargarles eternamente. Aunque estuviera relativamente entero, el cansancio también hacía mella en él. 

- Finalmente, llegáis ante el imponente edificio de la Autoridad Portuaria.

- Os recogen todas las armas al entrar y os hacen pasar por un detector para que no escamoteéis ninguna.

- Después, sois atendidos por servidores médicos y servocráneos con equipo medicae.

- Transcurren algunas horas y todos menos Tercio sois conducidos a presencia del Escriba Janos.

- Os han despojado de todo vuestro equipo y atuendos, y os han proporcionado túnicas grises sencillas del Administratum.

- Arlan e Intius lucen una escayola cada uno en la pierna derecha. Varnias además varios vendajes más. Vladymir está bastante maltrecho. Xerxes tiene todo el torso vendado. Titus es quizás el menos dañado, pero también tiene varios vendajes.

- "Hace pocas horas, el Administrador de la Autoridad Portuaria ordenó unas extrañas "maniobras" a las pocas naves de la Armada Imperial que protegen Acreage. Inmediatamente después él y su séquito huyeron, no puedo calificarlo de otra manera. Ascendieron a la órbita en lanzadera, tomaron la nave personal del Administrador, y se dirigieron a toda prisa quemando motores de plasma hacia el exterior del sistema, desde donde saltaron a la Disformidad.

Nuestro Astrópata ha aparecido asesinado de un tiro en la cabeza, por lo que no podemos mandar aviso para iniciar una persecución, ni avisar a nuestras naves de que regresen. Seguramente volverán en pocos días, pero hasta entonces estamos incomunicados.

Por lo que he podido averiguar, el Administrador les ha estado observando a ustedes, que aparentemente son simples mercenarios, con gran atención e intensidad mediante servocráneos espías, casi desde que aterrizaron en el planeta.

¿Pueden explicarme qué está pasando?" -

El Emperador no había fallado y les había provehído de las curas necesarias a sus heridas. Tenían un aspecto extraño con aquellas túnicas grises y llenos de vendajes e incluso escayolas como lucían Itsua y el en la pierna derecha. El único que faltaba era Tercio y nadie les había dado noticias de su estado, aunque por la gravedad de sus heridas no le extrañaba que tardaran más con él.

Espero que no haya fallecido.

Sabía que Emperador protegería a su compañero como había hecho hasta aquel momento.
Con la entrada del Escriba Janos, Intius esperaba poder recibir información sobre Tercio, pero se vio sorprendido por todo lo que el hombre les contó, buscando algún tipo de explicación. Intius se encogió ligeramente de hombros y puso cara de circunstancias.

-Lamento no poder responder a sus preguntas. No se que interés podía tener en nosotros el Administrador ni tengo explicación para nada de lo que ha pasado. Solo somos un grupo de mercenarios que vino en busca de fortuna y la encontró, pero como ve a un precio muy alto. De todos es sabido que Olrankan va a caer así que nada nos retenía allí ya y necesitábamos ayuda médica urgente. Supusimos que este sería el mejor lugar donde podrían atendernos de una manera competente. En cuanto nuestro compañero esté en condiciones volveremos por donde vinimos, nada se nos ha perdido ya en este maldito planeta. Y dígame ¿Como se encuentra Tercio? Nadie nos ha dicho nada aún.

- "¿Olrankan a punto de caer? ¡Vaya! Eso puede afectar negativamente a la estabilidad de la región, y desde luego no era lo que resultaba previsible según los informes.

Hemos comprobado sus Cognomen. En efecto, son ustedes mercenarios de la Alianza Coblast. Mejor preparados que la ralea mercenaria de baja estofa que suele visitar este planeta.

Su compañero está siendo atendido por nuestro Medicae y sus servidores quirurgos. Su estado era muy grave y es sorprendente que esté vivo. Lo que fuera que segó su pierna también cauterizó la herida. Sigue inconsciente, pero es posible que recupere la consciencia en los próximos días. Nuestro Medicae no había visto nunca una herida como esa y quiere saber con qué arma fue causada.

Su historia no explica el excesivo interés que el Administrador tenía en ustedes. Así que desean volver por donde vinieron. ¿Tienen dinero para pagar los pasajes? Y ya que estamos, ¿para pagar las atenciones Medicae que han recibido aquí, en la Torre de la Autoridad Portuaria?" -

Aquello era un revés pues al no ser instalaciones de la Inquisición les obligaban a pagar por los cuidados médicos. Afortunadamente habían conseguido una buena cantidad de dinero durante la misión. Al menos Tercio viviría y eso era lo que contaba.

-No se preocupe, díganos cuanto ha costado todo y le pagaremos antes de marcharnos. Y lamentablemente no puedo satisfacer su curiosidad. Le repito que desconozco que interés podría tener el Administrador en unos mercenarios, tendría que preguntarle a él y no a nosotros. Y sobre la herida de nuestro compañero... no tenemos la costumbre de preguntar con que nos quieren matar mientras nos están disparando.

Intius esperó a saber el total del importe y esperaba que el dinero sacado fuera suficiente.

- "¡Señor! El Administrador Lacus borró sus archivos antes de marcharse precipitadamente con sus más leales, pero creo que hemos logrado recuperar algunas imágenes. Proceden del último servocráneo que utilizó el Administrador. Los registros indican que pulsó la orden de autodestrucción del servocráneo de observación remota justo antes de abandonarlo todo, dar las órdenes de maniobras a las naves del sistema y subir a su lanzadera." -

- "Bien, veamos esas imágenes en pantalla." -

- "Sí, Señor." - El Adepto manipula algunos controles y palancas y después se ven unas imágenes difusas en la pantalla de la pared, imágenes que se van aclarando poco a poco.

Hay apenas una docena de imágenes, pero os muestran claramente tras haber luchado heroicamente contra tres horrendos alienígenas que aparecen muertos en las imágenes.

Todo el mundo en la sala de control de la Torre de la Autoridad Portuaria se queda en pasmado silencio.

Finalmente llegamos ante el edificio de la Autoridad Portuaria. Ellos nos reciben y atienden nuestras heridas de buena manera. Lo que no sabíamos era que su motivación era la curiosidad de las actividades del Administrador Lacus y como nosotros tenemos que ver en su conducta actual. Me inquieto un poco pues hasta donde yo entiendo, no podemos revelar nuestra pertenencia a la Sagrada Inquisición, por lo cual estamos un poco atados de manos.

Nuestro líder comienza a hablar, siempre guardando el secreto y manteniéndose bajo nuestra mascarada. No es una jugada muy cómoda, pero es lo que debemos hacer aun nos complique las cosas. Por lo que escucho, el Administrador tenía mucho que ocultar y, aun sin saber que eramos de la Inquisición, huyó cuando los xenos perecieron. Es algo que me intriga y me encantaría poder interrogarle, cosa que lamentablemente no podré hacer.

El tipo huido en nave y el astrópata muerto. No sé si Arlan tendrá la capacidad de enviar mensajes psíquicos como lo haría un astrópata, lo que sería muy útil antes de que logre tapar sus huellas. No se esperaría una orden de captura tan pronto.

Antes de que siga pensando en eso, muestran el vídeo que el servocráneo que vimos al final grabó. Me lamento por no haberlo destruido de un disparo como mi instinto me dijo, pero ya nada hay por hacer. El tipo obtuvo los datos que quiso y se largó del lugar con la cola entre las piernas. Me molesta un poco pensar en que nuestra misión no parece hecha del todo y que necesitamos un astrópata para mandar el mensaje que debemos.

"Vaya, parece que al final no nos hemos desenvuelto tan secretamente... Malditos espías herejes, están en todos lados" pensó el vostroyano, pero no dijo nada. Aquello simplemente no iba a acabar como debía. Lanzó una significativa mirada al arbitrador, una mirada que expresaba duda. Quizá era el momento de dejar la coartada, para acabar con las preguntas y salir de allí.