Partida Rol por web

- Varnias se acerca a unos obreros fabriles de un modo extraordinariamente tosco y torpe, insultándoles con su actitud de superioridad. Los obreros se enfurecen, le empujan, le pisotean y comienzan a darle patadas.

- Vladymir los aparta a empellones y saca a Varnias de allí, llevándoselo en volandas y corriendo hasta un callejón, donde no le persiguen.

Con el puño de la camisa cubriendo su nariz para amortiguar el generoso olor con el que aquel distrito obsequiaba a los que lo visitaban, Xerxes siguió buscando alguna pista con la que poder avanzar en una investigación que llevaba estancada desde el mismo instante en el que habían comenzado a trabajar en ella. Y mientras trabajaba, entre no encontrar nada y encontrar menos, pensó en que para la próxima misión, si es que terminaban con la que ya estaban, no se le podía olvidar invertir su siguiente sueldo en comprar filtros nasales.

En mitad del trabajo el Cuestor creyó conveniente tomar un descanso tan pronto vio el incidente protagonizado por Varnias y que necesitó de la mediación de Vladimir. Con parsimonia se acercó al callejón en el que se habían ocultado.

- ¿Qué ha ocurrido?

Intius estaba ansioso por comenzar sus pesquisas, necesitaba obtener algún resultado de una vez por todas y hasta ahora los esfuerzos habían sido inútiles.

La sutileza no ha funcionado, vamos a ver si la rudeza de un mercenario da sus frutos.

Se acercó a un grupo de obreros, los primeros que se encontró cuando llegó al barrio.

-¡Eh vosotros! Dejad ahora mismo lo que estais haciendo y prestadme atención. Los obreros le miraron algo malhumorados, pero al menos le estaban prestando atención, parecía que ese sistema funcionaba. Se puso tieso como un palo y se acercó aún más mostrando su impoluto traje de mercenario, quería dejarles claro que no estaban hablando con otro ciudadano. Mas os vale que os mostréis colaboradores o sabréis de lo que soy capaz.

Como ofendidos por algo y sin mostrar respeto o temor hacia su uniforme los obreros se acercaron a él. Intius se matuvo firme y siguió hablándoles sin contemplaciones, sabía que debía ponerlos en su sitio para hacer que colaboraran. Antes de darse cuenta lo habían tirado al suelo, pisoteado y pateado. Ni siquiera supo como había llegado al callejón donde se encontraba magullado en el suelo, aunque al ver a Vladymir a su lado imaginó que este había intervenido.
Le dolía todo el cuerpo.

-¡Me han pillado desprevenido! Desde luego sus reflejos ya no eran como antes. Si no llegan a ser tantos les hubiera enseñado una lección.

Se sentó sobre el pavimento adoquinado sufriendo en cada movimiento un intenso dolor. Seguramente tenía todo el cuerpo lleno de moratones y magulladuras. Pero aún le dolía mas el no saber que había fallado, parecía que en aquella misión su papel no era otro más que hacer el ridículo. Al menos esperaba que sus compañeros consiguieran hacer algo mejor.

INTIUS VARNIAS:

- Te percatas de que los habitantes de este barrio parecen todavía menos predispuestos a hablar que los de las otras zonas de la ciudad. La gente murmura quejas sobre los rigores de la guerra y sobre todo el trabajo que todavía les queda por hacer.

- Te fijas en que no se ven Penachos patrullando las calles. Tal vez porque este barrio está rodeado por una sección de muralla rodeada a su vez por el pantano, con aguas moderadamente profundas.

- Dirías que, para ti al menos, la única forma de conseguir que alguien hable en este barrio es sobornándole con dinero.

XERXES CON BRAUN:

- Sabes que, por más que te esfuerces, nunca lograrás averiguar nada de utilidad en este pestilente y sucio barrio. Está por encima de tus fuerzas.

TERCIO VERIDIO:

- Te apartas un poco de tus torpes compañeros y, usando una combinación de labia, simpatía y astucia, consigues entablar conversación con un viejo obrero (o quizá no sea tan viejo, pero la vida que ha llevado le hace aparentar veinte años más de los que tiene).

- El hombre parece reluctante a hablar primero, murmurando y renegando sobre los rigores de la guerra, y sobre todo el trabajo que aún le queda por hacer.

- Le preguntas sobre los ataques y confiesa que, por lo que él sabe, la mayoria se han producido cerca de los muros de la ciudad, y siempre ocurren de noche.

- Después hablas con una mujer horriblemente fea, parece una vendedora ambulante de mataratas y se muestra interesada en intercambiar su brebaje infame por tu saco de carne de sierpe de pantano. Le sonsacas lo mismo que al viejo obrero, y además que por el momento no se ha encontrado el cadáver de ninguno de los desaparecidos. También cuenta una historia de terror sobre la desaparición de otros cuerpos, ya fueran secuestrados de sus hogares o desenterrados de sus tumbas. Intenta darte miedo para que aceptes el negocio que te ofrece, pero, por algún motivo, te parece que su historia tiene algo más que un poso de verdad.

- Finalmente, mientras vuestro líder es vapuleado, hablas con un gordinflón obviamente retrasado y con un aliento todavía más apestoso que el olor de los talleres de este barrio. Te cuenta que la otra noche vio a dos tipos acarreando pesados fardos. Te cuenta que esos tipos tienen un almacén en el extremo nordeste, casi hundido en las aguas del pantano. Por las indicaciones que te da, crees que podrías localizar el sitio. Al hombretón lo llama a gritos su madre y se marcha, de todos modos no tiene nada más que decir.

- Tras el tremendo esfuerzo realizado para rescatar a Intius Varnias de recibir una paliza brutal, Vladymir se siente embargado por las náuseas, y vomita todo lo que puede en el suelo del callejón. Como tiene el estómago ya vacío, no consigue vomitar otra cosa más que amarga bilis. Vladymir tiene realmente mal color, parece enfermo.

-¿Qué que ha pasado? Que has amenazado a unos tipos que están más que acostumbrados a éso, éso ha pasad... Oh, Dios Emperador, otra vez no...-masculló el vostroyano antes de volver a expulsar el contenido de su estómago. 

-Éste... Éste maldito barrio me odia...

Además de con la respuesta a su pregunta Vladimyr le obsequió con la agradable visión de lo que había dentro de su estómago. También con el olor a bilis, por supuesto, que se sumo a la amalgama de los otros hedores del barrio.

El Cuestor, nervioso, se sacudió las mangas, camisa y pantalón pues temía que alguna partícula de vómito hubiese alcanzado su impoluta ropa. Se había cambiado esa misma mañana, se había duchado y aseado a conciencia como para presentar al final del día el lamentable aspecto del día anterior. Pero lo peor era que el Guardia Imperial tenía muy mala cara. A lo mejor lo que le ocurría eran los síntomas de alguna enfermedad…

- “Una enfermedad contagiosa…”

Xerxes abrió los ojos como platos y se apartó de un brinco del Guardia Imperial. Luego busco sus pastillas, se tomó una y se tapó nariz y boca con la manga como si estuviera delante de toda una colonia de leprosos.

- ¿Se encuentra bien?- preguntó intentando no abrir demasiado la boca.

TITUS NIHILIUS:

- Te percatas de que los habitantes de este barrio parecen todavía menos predispuestos a hablar que los de las otras zonas de la ciudad. La gente murmura quejas sobre los rigores de la guerra y sobre todo el trabajo que todavía les queda por hacer.

- Te fijas en que no se ven Penachos patrullando las calles. Tal vez porque este barrio está rodeado por una sección de muralla rodeada a su vez por el pantano, con aguas moderadamente profundas.

- Ves que mientras que tus demás compañeros no hacen nada de provecho, excepto cosas como provocar otro altercado con los lugareños, en el caso de Varnias; Tercio interroga a varias personas. Por sus gestos y el rato que invierte hablando con cada uno, y su expresión facial, dirías que alguien del grupo por fin puede haber averiguado algo útil.

Al pricipio iba a preguntar pero decidí no hacerlo, la respuesta pasaba por los extraños comportamientos de los sucios habitantes de aquel lugar, estaba seguro. Y prueba de ello era la gente con la que me había topado yo, así que viendo que Intius estaba más o menos bien, obvié las preguntas y fui directamente al grano.

- Parece que he conseguido arrojar algo de luz sobre este asunto, fue buena idea venir aquí después de todo - les dije en la intimidad del callejón.- Bien, iré al grano, un viejo me ha dicho que los ataque siempre se produjeron cerca de los muros de la ciudad y siempre de noche. Es la mismo que me dijo una mujer, si es que podía llamarse mujer a semejante engendro... el caso es que añadió que los cuerpos no fueron encontrados y mencionó además algo acerca de otros cuerpos desaparecidos de sus casas e incluso sacados de sus tumbas. Sobre esto último... bueno, no sé hasta que punto es un cuento, pero diría que tiene algo de cierto. Y por último, un tipo gordo me dijo que vio a unos tipos cargas con fardos pesados durante la noche, los llevaban a un almacen que esta en el nordeste, dijo que estaba parcialmente hundido en el pantano. Por sus indicaciones creo que sabría llegar hasta él.

Si Intius se encontraba molido por los golpes, Vladymir parecía que no acababa de recuperarse de alguna extraña enfermedad. Desde que habían llegado a aquel planeta no había parado de vomitar y su situación ya estaba comenzando a preocuparle. Se reincorporó como pudo y se acercó al guardia.

-Creo que no. Respondió a Von Braum ante la evidencia. Después se dirigió a Vladymir. ¿Podemos hacer algo por ti? Es obvio que no te encuentras bien desde que llegamos.

Sabía que era un hombre fuerte como él y que tampoco era de los que le gustaba que estuvieran encima de ellos, pero era lo menos que podía hacer por él, además acababa de sacarlo de un gran apuro y seguramente los vómitos eran producto del esfuerzo que había hecho, quizá ayudado por el nauseabundo olor de aquel barrrio.
Mientras esperaban la recuperación de de Vladymir, Intius pensó en otra estrategia distinta para poder obtener información, estaba claro que en ese barrio tampoco nadie tenía intención de hablar. Pero Intius conocía bien a este tipo de gente y sabía lo que debían ofrecerles a cambio de información: dinero. En esos pensamientos meditaba cuando apareció Tercio con noticias. Intius sonrió al escucharlo. Por primera vez una información que parecía conducirles a algo, esta vez si que podían comenzar a investigar algo.

-¡Bien hecho Tercio! A falta de confirmar todo eso que dices, creo que lo primero que debemos hacer es investigar ese almacén que dices. Reunámonos con los demás y pongamos rumbo allí. Tercio ve delante, tu eres quien sabe donde está.

Itsua y Titus no se encontraban en el callejón, pero sin duda no debían estar muy lejos haciendo sus propias pesquisas. De todas formas lo de Tercio era una pista muy sólida y debían seguirla. Esperó a que su hombre iniciara la marcha para ir en busca de los demás y juntos explorar el almacén.

-Es este... Este maldito barrio. Las fundiciones de Vostroya no desprenden vapores tan nauseabundos como éstos. O al menos, no se permite el tránsito por los lugares que expulsan gases nocivos. Maldita ciudad...-masculló Vladymir, apoyado en la pared, mientras procuraba contener sus arcadas. 

El Guardia Imperial decía que su estado se debía a los nocivos efluvios del lugar, ciertamente era una posibilidad, pero también podía ser una enfermedad que les podía contagiar. Y aunque no lo fuera ya había aprendido el día anterior que cuanto más lejos estuviera de alguien que vomitaba menos probable era que le manchasen las botas. Así pues la información traída por Tercio fue una excusa perfecta para alejarse un poco más del Vladimyr.

El Cuestor se apartó un par de pasos más y se preparó para partir. El Embaucador les había proporcionado un lugar al que dirigirse, la primera pista sólida desde que había llegado. Por supuesto aun no era momento de celebrar nada, no cuando podía ser una mentira como todas las que habían escuchado desde su llegada a la ciudad.

Intius se acercó torpemente a Vladymir, los golpes hacían que le doliera cada músculo al caminar y moverse, no podían dejarlo allí y el vostroyano no parecía aún recuperado.

-¿Puedes caminar con nosotros? Si necesitas un momento más puedes tomártelo y si necesitas apoyarte puedes contar conmigo.

No era el mejor apoyo en aquellos momentos, pero quizá así avanzarían, lo que no podían era dejarlo atrás. Además los otros no parecían muy dispuestos a ayudarle, al menos el cuestor que ya se encaminaba a la salida del callejón.

-Sí, creo que podré... En especial, si es para abandonar éste lugar. 

Acto seguido, el guardia imperial procuró enderezarse y prepararse para seguir a sus compañeros a donde fuera que le llevaran. 

- Con la guía de Tercio, llegáis a la parte más nordoriental de la ciudad, que parece estar en una especie de brazo de tierra rodeado de aguas pantanosas.

- El almacén ciertamente parece a punto de desmoronarse sobre las aguas del pantano, junto con parte del suelo de piedra agrietada sobre el que se asienta.

- Ante el almacén en la calle hay un hombre anormalmente feo urgándose la nariz.

- Cuando os ve, profiere lo que parece un chillido porcino y entra corriendo en el interior del almacén, cerrando por dentro de un portazo.

- Itsua Cadian está mortíferamente serio y callado todo el rato.

VLADYMIR:

- Lamentablemente, tu salud se ha deteriorado un tanto, y aplicas un -5 a toda acción.

- Esto dura hasta que puedas descansar al menos dos o tres días en un lugar limpio y seco, recibiendo una buena alimentación y bebiendo infusiones de agua hervida con hierbas curativas.

Durante el tiempo en que Vladymir vomita e Intius es golpeado por obreros locales, miro alrededor sin descuidar la defensa del grupo. Mi intención es notar si es que alguien tiene sus ojos puestos sobre nosotros y mira de manera interesada nuestros avances. Finalmente no detecto nada de eso, pero si veo como Tercio parece hacer avances en la investigación. Mantengo mi mano sobre mi pistola para cerciorarme de que estamos seguros de momento.

Luego Tercio nos habla, diciéndonos lo que ha averiguado y es mucho más de lo que esperaba. Finalmente tenemos un lugar donde ir y me parece perfecto dirigirme hacía allá para encontrar finalmente a los asesinos que buscamos, así como para entender el motivo que mueve a estos sujetos:

"Matar sin motivo es algo que casi nadie hace en el Imperium, por lo que siempre se puede encontrar una razón: Codicia, odio, envidia, etc. Siempre hay algo detrás y este lugar quizás nos arroje luces de lo que pueda ser."

Camino junto al resto del grupo preparado para el combate cuando vemos a esta criatura deforme y asquerosa. Ella también nos divisa y huye al interior del lugar dando lo que parece ser la alarma. Saco mi rifle de mi espalda y busco con la vista algún lugar desde el cual disparar hacía el interior con posición ventajosa para francotiradores: Una ventana, una apertura en el techo, un balcón. Lo que sea que me permita apuntar al interior y cubrir el ingreso del resto del grupo.