Partida Rol por web

[D&D 3.5] El Destino de Lucarrion

Capítulo 10. Dirección al Islote.

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16/01/2020, 21:32
Niren

Niren se pellizcó la barbilla con gesto pensativo. Había pasado lo que se había temido pero por suerte Haldir era bastante bueno solucionándolo.

—Si el problema es el miedo al fantasma de las calzas rotas... —se inventó el nombre instantáneamente—. ¿Qué tal si en vez de llevarnos nos venden un bote? En ese caso creo que cincuenta piezas de oro sería un buen precio.

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17/01/2020, 11:21
Pescador

Ambos pescadores se miraron el uno al otro y hablaron entre ellos únicamente con gestos y expresiones. Bastaron unos pocos segundos para tomar una decisión y entonces uno de los dos se dirigió de nuevo hacia la extraña pareja.

- Ese podría ser un trato satisfactorio, pero lo cierto es que mi bote en su día me costó sesenta piezas de oro. Es cierto que ahora está un poco más viejo, pro trato de conservarlo bien. - Hizo una breve pausa. - Además, entre que compro otro y me adapto a él, perderé algunos días de pesca. Por ello me gustaría aumentar un poco el precio. ¿Setenta monedas? - Miró a su compañero.

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17/01/2020, 11:24
Pescador

- Si, setenta es un buen precio. - Dijo entonces el otro pescador. - Pensad que no tenemos ningún interés en vender nuestro método de vida. Al fin y al cabo, sois vosotros los que nos habéis ofrecido un trato. Setenta piezas de oro está bien. Nosotros obtenemos un beneficio y vosotros obtenéis el bote que necesitáis. ¿Tenemos un trato?

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17/01/2020, 12:27
Sir Haldir

—Cincuenta —intervino Haldir en tono de voz inflexible—, pero os devolveremos el bote intacto cuando terminemos nuestros asuntos. Si el bote ha resultado dañado, entonces os daremos las otras veinte. ¿Tenemos un trato?

Extendió la mano.

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17/01/2020, 12:45
Pescador

De nuevo los pescadores se miraron el uno al otro. Ese si que les parecía un buen trato. Tanto Niren como Sir Haldir lo intuyeron de la sonrisa que trataron de disimular torpemente.

Es un buen trato. - Dijo el pescador. - Sin embargo... - Miró a su compinche.

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17/01/2020, 13:29
Pescador

Sin embargo no estaría de más que dejarais esas otras veinte monedas de oro en depósito. - Acabó la frase el otro. - Desde luego que el bote que os daremos vale más de veinte piezas, por lo que si nos lo traéis de vuelta, gustosos os devolveremos ese oro. ¿Qué os parece?

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18/01/2020, 14:24
Niren

Niren puso los ojos en blanco con un suspiro de hastío y se dio media vuelta. No, uno de aquellos botes no valía más de cincuenta piezas. Pero con tal de rascar unas monedas extra aquella gente estaba dispuesta a alargar la conversación hasta el infinito; bien, pues pues que se quedaran sin ninguna.

—Que es una lástima. Seguro que encontramos a cualquier otro que pueda prestarnos uno.

Al principio el islote era una pérdida de tiempo pero ahora por lo visto el bote podía explotar o a saber los dioses qué al llegar allí. La Tiefling ni era tonta ni tenía ganas de perder el tiempo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Hago una tirada de persuasión, suponiendo que sirva de algo.

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19/01/2020, 13:00
Pescador

- No es un mal trato... - Insitió el pescador. - Tan solo queremos esas veinte piezas como aval. - Se acercó a Niren y posó su mano sobre el hombro de ésta. - El tiempo del que no podamos disponer de nuestro bote, no podremos ir a faenar. Si tenemos que comprar un bote nuevo, perderemos esas cincuenta piezas. - Se encogió de hombros. -Sobreviviremos un tiempo con la diferencia y si no regresáis tendremos que comprar un bote nuevo y no habremos ganado demasiado. - Argumentó de forma convincente. - No es un mal trato. - Repitió.

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19/01/2020, 13:20
Sir Haldir

—No —respondió Sir Haldir, tajante—, no vamos a dar ningún aval. Es nuestra última oferta. Puedes tomar el trato o dejarlo, a mí me da igual. Si no te parece bien iremos a buscar a otra persona que quiera ganar cincuenta piezas de oro sin mover un dedo.

Se mesó la barbita de chivo.

—Por cierto, ¿no deberías haber dicho el precio en rublos? Tenía entendido que es la moneda oficial en Malaken. Se os debe haber olvidado.

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19/01/2020, 13:42
Pescador

No hay trato entonces. - Dijo el otro pescador. - En un acuerdo comercial, ambas partes deben salir satisfechos y no lo estamos. - Se encogió de hombros. - Y si, eso es... aquí funcionamos con rublos. Mi buen amigo no es malakino. De ahí de donde procede aún funcionan con el peso del oro... - Se encogió nuevamente de hombros. - Una lástima el no acuerdo... - Les saludó con un leve cabeceo. - Tengan muy buen día...

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19/01/2020, 13:46
Pescador

- Si... así es... - Dijo entonces el otro pescador. - Me cuesta mucho entender los precios haciendo al conversión de moneda. - Algo totalmente absurdo, pues un rublo equivalía a una pieza de oro, aunque quizás no siempre había sido así. - La fuerza de la costumbre. Buenos días. 

Miró a su compañero.

¿Pretendían que se lo regaláramos? - Le susurró y el otro se encogió de hombros por tercera vez en pocos segundos, mientras negaba con la cabeza.

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19/01/2020, 13:50
Sir Alois

En ese momento apareció Sir Alois corriendo hacia donde se encontraban. Liadrel caminaba tras él con cara de pocos amigos, pero Alois sonreía ampliamente.

- ¡Tenemos un buen trato! - Dijo entonces el caballero. - He hablado con unos tipos. Nos llevaran hasta el islote por doscientas monedas. - Cerró el puño lo alzó agitándolo levemente a la altura de su cabeza, en moderada señal de victoria. - Les he entregado la mitad por adelantado. - Desveló.

A su espalda Liadrel negaba con la cabeza y con los brazos cruzados. Era evidente que ella no estaba nada de acuerdo con el trato obtenido por Sir Alois.

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20/01/2020, 07:59
Narrador

Sir Haldir y Sir Alois miraron a Sir Alois con cara de resignación. Liadrel les miró a ellos con una expresión similar. Se notaba que ella no estaba tampoco conforme con el trato y si había tratado de hacer algo pro evitarlo, Sir Alois no había aceptado su consejo. Esperaban al menos que Innos hubiera tenido más suerte con la compra de provisiones, aunque en ese aspecto, el enano era más fiable que el tan estafable Sir Alois.

Le costó un par de horas convencer a los barqueros de que querían recuperar el dinero de Sir Alois a toda costa. Tuvo que intervenir la guadaña de Sir Haldir para convencerlos, aunque en esta ocasión no hubo derramamiento de sangre como sucediera con el vendedor de chilabas de Malaken, sino que con una simple y sutil amenaza bastó para recuperar el dinero de Sir Alois. Al fin y al cabo, un boto valía unos cincuenta rublos y el alquiler de uno junto con dos barqueros no podía costar cuatro veces más que su precio.

Fuera como fuera, llegó la noche y tuvieron que pernoctar en una de las posadas del puerto. No era el lugar más lujoso donde se habían hospedado, pero las camas tenían sabanas limpias y la comida era aceptable y a un buen precio. Fue realmente una sorpresa que el dueño, al ver que eran extranjeros o aventureros, no tratara de subir el precio por sus servicios. Al fin y al cabo estaba en Puerto Malaken, que era una ciudad de trabajadores, mucho más honrados que la media de los malakinos capitalinos.

Fue al día siguiente, paseando por el dique en busca de alguien que pudiera vender un bote o alquilarlo a un buen precio, cuando se toparon con el cascarón de una vieja barcaza tirado entre unos matorrales cerca de una cala. Parecía bastante desvencijado, tenía algunos agujeros, pero parecía que podía ser reparado por un carpintero. Por suerte Sir Haldir podía remendar aquel bote sin recurrir a terceros, tan solo tenía que memorizar un simple conjuro y ya estaría. Tuvo que meditar un tiempo para hacerlo, tiempo que aprovechó el resto para adquirir unos buenos remos a un precio bastante correcto, dos rublos cada uno, pero se notaba que era un trabajo artesanal y de buena calidad. Al mediodía Sir Haldir hizo su magia sobre el bote y éste se transformó luciendo casi como nuevo.

Fue entonces cuando se embarcaron camino del islote. Por suerte y gracias al conjuro de Sir Haldir, no tuvieron que hablar con nadie más. Fue algo que Niren agradeció por encima del resto de integrantes del grupo, pues ya empezaban a cansarle aquellas insulsas e inservibles charlas con unos y otros. Con los dos recién adquiridos remos y con las provisiones que Innos había conseguido para los cinco a un buen precio, iniciaron la travesía.

Cabían a duras penas los cinco en aquella embarcación y pronto, tras unas horas y varios turnos remando, se dieron cuenta de que la travesía no iba a ser un paseo, pues el islote estaba mucho más lejos de lo que parecía en un principio. Dos días y dos noches tardaron en cruzar la distancia que les separaba del Islote del Lago, pero por suerte, ningún demonio marino o otra clase de ser les atacó durante la travesía y el silencio tan solo fue interrumpido por el sonido del oleaje y el de las aves que sobrevolaron sus cabezas.

Dormir en aquella embarcación había sido costoso. Tenían realmente poco espacio hasta para estar sentados y eso dificultó el descanso. Las mantas sirvieron para combatir el frío de la noche y lo que no les faltó fue comida. Por fortuna, aquella travesía había acabado y habían llegado a la costa. Temían el momento del regreso, pero al fin y al cabo, podía ser que no regresaran nunca, no sabían a que se enfrentaban y si morían, al menos les quedaría ese consuelo.

Tuvieron que desembarcar en una playa de enormes cantos rodados, tan grandes como cabezas humanas. Les costó un buen rato sacar la embarcación del agua y llevarla hasta un punto en el que estuviera protegida de las mareas hasta su regreso. Tras ascender una ladera tan empinada como pedregosa, llegaron a una zona llana, desde la que se podía ver gran parte de la isla. Se trataba de una zona bastante árida, donde creía escasa vegetación y prácticamente no había un solo animal que se moviera por el lugar salvo pequeños roedores y lagartijas.

Habían desembarcado en un cabo, al sur del islote. Algo extraño, pues la zona norte era la más cercana a Puerto Malaken, eso quería decir que se habrían desviado durante la noche, al fin y al cabo no eran expertos marineros ni mucho menos. En el norte, se veía desde su posición una pequeña elevación en el terreno, que era lo que más destacaba de todo el territorio en el que ahora se encontraban.

Liadrel, Innos y Sir Alois se encontraban cansados por el viaje y no habían hablado demasiado. Ahora aguardaban expectantes a que entre todos decidieran los siguientes pasos a seguir, aunque principalmente miraban a Sir Haldir, pues había demostrado ser el líder del grupo y a Niren, que era la guía de todos ellos.

 

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24/01/2020, 10:02
Sir Haldir

—Supongo que deberemos ir hacia la elevación mientras buscamos signos de vida por los alrededores —comentó jovialmente Sir Haldir—. Niren, Liadrel, supongo que sois las más adecuadas para el trabajo.

Notas de juego

Siento la brevedad del post, pero poco más que comentar. Seguir adelante y que las chicas rastreen, supongo, es lo más lógico.

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31/01/2020, 11:59
Niren

Niren había dedicado gran parte de la travesía a intentar desentrañar cómo era posible que Sir Alois hubiera llegado a aquella edad sin ahorcarse algún día por error con sus propios calzones o algo así. Concluyó que la vida estaba llena de misterios inexplicables.

Cuando tras toda la parafernalia por fin lograron llegar al maldito islote, dedicó unos instantes a sacudir las piernas y la cola. Por aquello de volver a sentirlas.

Supongo—respondió a la propuesta de Haldir pese a que no es que se sintiera especialmente pletórica en aquel momento para aquel tipo de tareas—. Tan solo espero que la susodicha vida no sea el guía turístico del islote tratando de venderme algo o aquí va a haber bofetadas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro buscar, Niren va atenta también por si encuentra trampas ocultas, euros en el suelo, etc. Así que si tengo que tirar algo  más, avisa.

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01/02/2020, 10:22
Narrador

El grupo, con Niran y Liadrel a la cabeza, se fueron acercando a aquellas ruinas. Por detrás marchaban los pesos pesados de la compañía, los dos caballeros y el enano. Todos ellos tratando de hacer el menor ruido posible. Lo cierto era que parecía que había muy poca cosa de la que estar prevenidos. Tan solo un sinfín de aves revoloteaban alrededor del islote y se posaban en los acantilados cercanos a la costa. Aquel lugar parecía más un santuario de aves, que otra cosa.

Lo cierto era que había aves de todo tipo. Gaviotas, pardelas, pelícanos eran los más abundantes, pero también había flamencos en las zonas más bajas, así como aves de vistosos colores posadas sobre los árboles centrales del islote. De no ser porque tenían una importante misión entre manos y porque sospechaban que los barqueros no les iban a esperar muchas horas, se hubieran detenido gustosos a tomar un almuerzo en medio de toda aquella exótica gama de aves.

Pero no podían, no tenían tiempo para eso. Siguieron avanzando y muy pronto, cuando ya habían dejado atrás más de la mitad del territorio del islote y les quedaban unos pocos minutos para llegar a la zona de las ruinas, comenzaron a escuchar un característico sonido. Se trataba de cencerros y muy pronto supieron el porque. Tras un leve repecho, se toparon con lo que parecía un rebaño de unas cincuenta ovejas y sentado junto un árbol sobre el que apoyaba la espalda, se hallaba el pastor de las mismas.

Al ver al grupo, aquel hombre, un humano alto, joven y bien parecido se puso en pie, agarró su vara y se acercó al grupo con una sonrisa. Desde luego, no parecía peligroso, aunque si extraño. Extraño que un pastor viviera en aquella isla a cargo de medio centenar de ovejas. Una isla que a priori tenía que estar totalmente deshabitada y a la que hacía tiempo que nadie se acercaba por no despertar interés alguno, ni estratégico, ni comercial, ni de ninguna otra clase.

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01/02/2020, 10:32
Pastor

¿Buenos días? - Les preguntó aquel hombre.

Emitió un silbido y un perro enorme y marrón, corrió a su lado colocándose junto a su pierna. El can les enseñó los dientes mientras gruñía. El pastor le tocó el lomo y le dio varias palmadas. El gesto del animal se dulcificó hasta que dejó de gruñir y empezó a sacar la lengua.

No suele venir nadie por aquí. - Dijo aquel hombre. - ¿A qué se debe su visita?

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02/02/2020, 11:17
Sir Haldir

A Sir Haldir empezaba a cargarle el hecho de que todo en mundo en Malaken ignorara su inmensa guadaña y metieran las narices en sus asuntos, con descaro, como si no tuviera un aspecto peligroso. Ignoró la pregunta del pastor e hizo la suya propia:

—¿Es usted el único habitante de esta isla? ¿Ha visto a alguien por aquí últimamente? ¿Algo raro o fuera de lo común?

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02/02/2020, 17:37
Niren

Niren miró al pastor, a su grupo, al pastor, a su grupo, al pastor, y a su grupo de nuevo.

Esta vez no hace hace falta que diga por qué encontrar esto en medio de un islote supuestamente yermo y rodeado de historias de entidades misteriosas me resulta como poco, raro, ¿verdad?—preguntó repentinamente en tono monocorde. Luego sin esperar a que nadie contestase, concluyó:—. Verdad. Sí, ya me lo parecía. Gracias.

Se cruzó de brazos con gesto ocioso y simplemente esperó una respuesta, a fin de cuentas Haldir había preguntado cosas.

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02/02/2020, 18:48
Sir Alois

¡Niren, no seas tan desagradable! - Saltó de pronto el bueno de Sir Alois. - Este joven solo está resultando ser un tipo amable. Y evidentemente es un pastor. ¿No ves todas esas ovejas? 

Desde luego, aunque las palabras del caballero podían sonar irónicas, no lo eran en realidad. Realmente Sir Alois parecía preocupado por las formas de la tiefling, pues no veía lo evidente como si habían hecho sus compañeros.