Partida Rol por web

Tarkhan volvió a dar el alto al llegar a la nueva estancia. Si Aenifer, como sospechaba, había ido en aquella dirección no habría trampas aquí, pero no quiso arriesgarse. Dio el alto, y solo dio paso a los demás una vez estuvo seguro de que no había más baldosas sueltas esperando a incautos, o algún mecanismo que les rebanara la cabeza cuando intentaran abrir la puerta. 

Señaló a Alex, señaló su oreja y por último señaló la puerta. Después señaló a Valyëvan y señaló a Alex. Por último señaló a Belbara y señaló el umbral del pasillo que conducía al zulo de basura.

Indicó a Yoon que se acercara a él con un último gesto y aguardó a que sus compañeros se movieran por la estancia según el plan que tenía trazado en la mente. Quizá Alex necesitara su ayuda para abrir la puerta, pero eso podría significar que Aenifer no había pasado por allí sino que había ido al zulo de basura, pero el cagadero de unos trasgos no sería el destino que la vovit habría escogido en primer lugar.

Buscar trampas: 29.

Tarkhan examinó la estancia a consciencia. Allí no había trampa alguna a su parecer. Sólo faltaba esperar a que Belbara y Álex entendieran y cumplieran o no las indicaciones del embajador anzano.

Alex se acercó a la puerta y escuchó con cuidado, manteniendo las armas alejadas de la madera para que no hicieran ruido al acercarse.

La puerta parecía cerrada con llave y del otro lado no se escuchaba ruido alguno. Era la primera puerta que encontraba cerrada con llave, lo cual era extraño, pues los trasgos y sus demás congéneres no solían preocuparse mucho por las cerraduras y sus misterios. 

Belbara por su parte, se mantuvo atenta al pasillo de la izquierda. Durante el tiempo que Álex estuvo revisando la puerta, no pareció que nadie ni nada les amenazara desde ese lado.

Alex bufó - Aen y su manía de cerrar detrás de ella... - miró a sus compañeros - ¿Alguno sabe como abrir una cerradura?

Tarkhan no sabía de la manía que mencionaba Alex, de modo que podría explicar que hubiera pasado por allí.

—Yo —dijo el anzano.

Sacó su estuche de ganzúas y lo abrió en el suelo frente a sí.

—¿Estás seguro de que Aenifer cerraría una puerta con llave tras de si? —le preguntó al vovit, mientras forzaba la cerradura con suma habilidad.

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Se encogió de hombros - Se que los trasgos no lo hacen - dijo con una media sonrisa - y sí, la he visto cerrar detrás suyo, en el peor de los casos los trasgos tampoco han entrado aquí.

Ante la pregunta de Alex, yo había alzado ya mi hacha para intentar abrirla. Obviamente, la sutileza no era mi fuerte, pero tampoco me importaba en lo más mínimo, sobre todo cuando se trataba de encontrar a Aenifer.

Así que en cuanto se apartó, y sin esperar a ver si su intento había surtido efecto, descargué mi arma sobre la maldita cerradura, acompañando el movimiento de un grito.

-¡¡¡Aaaaaah!!!

Tras golpear la cerradura, miré a los demás.

-No tenemos tiempo para tonterías. Si se puede abrir por las malas, también vale, ¿no? -les dije, dándole a continuación una patada a la puerta, para abrirla y ver la nueva sala.

Alex miró a la bárbara de manera asesina - Idiota, quería abrirla en silencio, no haciendo ruido como para atraer a todo trasgo en la fortaleza. - desenvainó sus armas y se preparó para lo que viniera, porque dudaba que tras semejantes gritos y destrozos los trasgos se quedarían en sus guaridas.

Tarkhan comenzó a manipular en silencio la cerradura. Era bueno en ello, más aún que la propia Aenifer y tenía claro que tarde o temprano lograría forzarla y abrir la puerta. Era simplemente cuestión de tiempo. 

Pero tiempo era lo que precisamente lo que Valy no estaba dispuesta a perder. Sin consultarlo siquiera, lanzó un hachazo contra la cerradura que estaba manipulando el anzano y a punto estuvo de cercenarle algún que otro dedo, pero no sucedió ninguna desgracia. La cerradura sufrió una muesca pero conservaba su total funcionalidad.

Lo que también estaba claro era que aquel golpe de hacha sobre el metal de la cerradura había resonado con fuerza y era posible que alguien les hubiera escuchado. Si pretendían ser sigilosos, no lo estaban consiguiendo del todo gracias a la pelirroja del norte.

Tarkhan se encogió sobre si mismo cuando la bárbara balanceó el hacha por encima de su cabeza. El anzano recogió sus ganzúas de un tirón y rodó por el suelo para dejar de estar entre la bárbara y la puerta. Maldiciendo en su idioma por la impetuosidad irracional de la bárbara (la misma que había hecho gala su amiga y que les había metido a todos en aquel apuro), Tarkhan se alejó a una posición más conservadora. 

- Te voy a hacer tragar tus bolas MALDITOOOOOO..... Grite mientras el trasgo fallaba su ataque.

Mi instinto me detuvo antes de hacer una torpeza y pude esquivar la javalina del segundo sin mucho problema pero tres ataques eran imposibles.

Chille por el nuevo golpe que recibi mientras miraba con odio a los tres miserables. No podia creer que fuese a caer en manos de esos malnacidos, pero si me iban a derrotar tenia que asegurarme de que me mataran porque dejarme prisionera iba a ser una tortura a cada segundo hasta que sacaran toda mi alma a traves de cada poro de mi piel.

En un acto desesperado dispare mi arco contra el que era el jefe. Sin duda iba a ser mi ultimo ataque a menos que pudiera matarle, eso me daria un respiro mientras los otros dos pensaban sus opciones, pero si mi tiro no era suficiente.....

Con los ojos encendidos por la rabia y por el dolor segui el vuelo de la flecha hacia su objetivo. Sabia que no iba a fallar, no a esa distancia, pero no sabia si era suficiente. 

Salte hacia atras luchando para poner espacio entre ellos y yo.

- AUXILIOOOO, grite con todas mis fuerzas por si alguno de mis compañeros estaba cerca. 

Intenté darle una segunda vez, visto que no terminaba de saltar la cerradura, y dado que ahora más que nunca, lo importante era abrir la maldita puerta. Hice una señal a Alex y volví a golpearla con fuerza, aunque no le di ni la mitad de fuerte que la vez anterior.

Quizás fuese por el nerviosismo o simplemente porque estaba cansada de ir de un lugar a otro, y todo porque Aenifer se había comportado como una idiota y se había marchado sin avisar.

Cuando Aenifer sacó su arco y disparó hacia el que parecía ser el jefe de aquellos trasgos, uno de ellos trató de golpearle con su maza, pero por suerte erró en su golpe y la flecha salió a toda velocidad en la dirección adecuada, impactando contra su objetivo.

- ¡Maldita zorra! - Gritó el trasgo herido, que ya empezaba a estar bastante dañado.

En seguida huyó parapetándose tras la pared de la habitación contigua y saliendo de la línea de visión de la arquera.

- ¡Nyaka tuul! - Les ordenó a los otros dos trasgos.

Los dos trasgos obedecieron órdenes y siguieron a Aenifer hasta el fondo de la sala. Una nueva jabalina voló en dirección a la chica y de no haberse movido en el último  momento, le habría atravesado el cuello, aunque el dolor fue igualmente horrible cuando se le incrustó en el hombro.

El otro trasgo, siguiendo las instrucciones de su líder, saltó a la caja que tenía justo delante y lanzó un mazazo contra Aenifer, quien aunque dolorida y asustada, no pudo esquivarlo, la armadura absorbió la mayor parte del impacto dejándole sin daño alguno. 

A Belbara no le gustó en absoluto la actitud de Yoon hacia ella. La enana no veía tan evidente que Tarkhan no hubiese caído bajo algún hechizo, y por sus barbas que no deseaba tener al mago como oponente, aunque jamás lo reconocería tampoco. 

Arrugó la nariz mirando a la niña, ¿dónde había quedado el respeto por sus mayores? Y el anzano todavía parecía premiarla, como quien felicita a un perrillo por obedecer fielmente. 

Los humanos solían ser así, bastante estupidos a ojos de Belbara, pero los elfos lo eran todavía más, como advirtieron ante la ausencia de Aenifer. 

Tarkhan parecía volver a ser el mismo, y ella mantuvo su hacha dormida, pero no creía que descansase por mucho más tiempo, si algo abundaba ahí abajo eran enemigos. 

-¿Y por qué es más importante encontrarla a ella que al viejo? De los dos creo que la semielfa es la que tiene más opciones de sobrevivir- En realidad le daba igual, puestos a escoger era mejor mantener a Aenifer en las filas, el viejo poco podría contribuir en la lucha seguramente, pero quiso plantear el dilema moral, porque, una vez más, los elfos estaban priorizando a los suyos por delante de los demás, y la mayoría les seguirían, claro que sí, la sangre elfa era hábil disfrazándo sus propias causas como el bien común, y traicionando al resto después, llenándose la boca de justificaciones que a terceros podrían parecer de peso. Y así el pez se mordía la cola. 

Todo parecía ir bien, habían esquivado un nuevo enfrentamiento con más ogros, pero ¿para qué? 

-Eres tan fuerte y valerosa como estúpida- dijo a Valyëvan -Debiste dejar hacer a Tarkhan. ¿En qué va a ayudar a nadie alertar a todos los malditos pieles verdes? Si Aenifer se ha encerrado ahí dentro será por algo no? Aunque yo creo que no estará ahí, y quizás encontremos algo que preferiríamos haber dejado tranquilo- 

Una parte de ella se moría de ganas por averiguar qué se guardaba tan bien bajo llave. Pero su lado más racional se preguntaba por qué los trasgos no iban a profanar esa sala, si se habían meado y cagado por doquier. ¿Qué tendría aquella estancia de especial? ¿Les convendría descubrirlo? 

Un último hachazo acabó por romper la cerradura y la puerta se abrió. Todos pudieron comprobar lo que había del otro lado. Se trataba de una sala muy amplia y repleta de trastos. En el interior de la habitación había apiladas un montón de cajas de madera, barricas de vino y con alimentos en conserva, leña, ropa, mantas, mobiliario en desuso y en general, todo tipo de trastos.

Además, en una esquina había un pequeño cofre, el cual parecía cerrado. Quizás un mago con grandes habilidades de ladrón podría abrirlo, aunque también valdría el impaciente hacha de una norteña peliroja.