Partida Rol por web

[D&D 3.5] Los Designios del Gran Rojo

Capítulo 2. Sin Rumbo.

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08/08/2018, 23:38
Narrador

Una vez la Iirag se enfundo en aquella armadura del difunto supo de forma inequívoca por si aún quedaba alguna duda que era la suya, pues le quedaba ceñida a la perfección. Por fin volvía a blandir su fiel martillo y su capa de oso sobre la espalda, la cual prefería a la manta del paladín aunque aún estuviera un poco humedecida. Se sentía como renacido al portar de nuevo todo su equipo. Por un instante había olvidado de donde había sacado su armadura y sus armas. El Snekkja poco o nada pintaba tan alejado del mar y varado en mirad de la nada de aquella tundra helada.

Poco le podía aclarar al paladín de las preguntas que había formulado al aire. Ni uno ni otro tenían las respuestas, pero sin duda alguna sabían de una forma o de otra que todo lo que estaba sucediendo a su alrededor estaba siendo orquestado por alguien superior a ellos. La primera idea que les vino a la cabeza fue que si se encontraban en medio de aquel extraño acertijo no era por otra cosa que por la voluntad de sus dioses, el Sol Naciente y Yrg e Ygg. ¿La cuestión era que de ser así, que diantre querían de ellos?

Koinzell recordó a aquella bruja maldita. Miriel de Aster parecía perseguirle por a través de ese recóndito lugar de Gea, si es que todavía se encontraban en Gea. Parecía estar aguardándole tras cualquier esquina. Se reía de él e intentaba atormentar su ya de por si torturada mente y en cierta medida lo conseguía. ¿Por qué le tenía tanto desprecio? ¿Si había muerto había sido bajo el filo de su espada y era por eso que la odiaba? No lo sabía.

Iirag también se tomó unos instantes pare reflexionar mientras el caballero permanecía en recluido en sus propias divagaciones y en silencio. ¿De quién era ese extraño rostro encapuchado que le había cegado por un momento? Se trataba de un hombre calvo y anciano con la frente tatuada. De piel morena, arrugada y cuarteada por el sol y con aquellos felinos colmillos que destacaban en su macabra sonrisa. ¿Yrg, Ygg? No podía ser; aquel rostro no se asemejaba en nada a las imágenes que había visto representadas en cuadros o talladas en madera de sus dioses.

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08/08/2018, 23:39
Iirag Throrson

Con energías restablecidas, la maquiavélica mente de Iirag empezó a tramar planes e ideas para la situación actual. Una de ellas tomo forma rapidamente. Si aquello era un designio de los dioses... tal vez era el campeón designado por Yrg e Ygg para llevar a cabo un duelo contra el caballero Koinzell, que seria el elegido de algún otro dios, en alguna especie de ritual para dirimir las diferencias entre dioses sin provocar mortales batallas divinas.

Le dio varias vueltas a la idea mientras analizaba tras su casco al caballero, en su mano descansaba su gran martillo de guerra. Armado y pertrechado, con su armadura de aspecto cruel y amenazante, se sabía preparado para matar a Koinzell, en un duelo justo. Jamas le atacaría de otra forma excepto para salvar la propia vida.

Se enderezó decidido a batirse en duelo con el caballero y a reventar su cuerpo de lunático con su arma. Pero cuando iba a alzar la voz para declarar el duelo, un pensamiento pasó por su mente. El rostro que había visto antes no era el de Yrg e Ygg, lo sabia bien, pues había visto muchas tallas de los dioses, asi como pinturas y dibujos. Se quedo de pie, tenso, mientras pensaba que Yrg e Ygg se batirían en duelos ellos mismos, y nunca renunciarían a un buen combate.

El martillo golpeo el suelo e Iirag se apoyo en el, necesitaba pensar. Durante un buen rato pensó, calculo y mascullo, iba a llevar a cabo la misión de su Jrag, costase lo que costase. Ahora estaba pertrechado y podría enfrentarse a cualquier peligro. Tenia un aliado, pero estaba loco. No tenia ni remota idea de donde estaba. Todas estas cosas y mas pasaban por su mente.

Pasados unos minutos había tomado una decisión. Hablo en voz alta, con su particular tono autoritario. Su voz resonó potente tras el casco.

—Debemos seguir el viaje, no nos debemos rendir por un simple obstáculo o misterio. Yo debo llevar a cabo mi misión, nada me detendrá. Sigamos por la costa, hasta que encontremos civilización o muramos de cansancio.

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08/08/2018, 23:50
Narrador

El caballero Koinzell no pareció oponerse a los mandatos de Iirag. Si estaba de acuerdo o no con seguir la línea de la costa era un misterio pero lo cierto fue que empezó a seguir los pasos del arthano sin poner pega alguna. Durante un buen rato avanzaron en línea recta mientras el caballero se mantenía en silencio y mirando siempre hacia sus propios pies. Si bien su actitud hasta la fecha había sido más bien extrovertida, jocosa y parlanchina ahora parecía haber elegido el silencio como nueva forma de vida.

Aquel repentino cambio en su forma de actuar le pico la curiosidad a Iirag, pero lo cierto fue que cuando en un par de ocasiones se giró para mirarle e iniciar una conversación lo vio tan ausente y desganado que decidió no decir nada. El caballero Koinzell caminaba tras los pasos de su forzado compañero de viaje con la mirada perdida, como si hubiera perdido toda iniciativa propia para convertirse en algo similar a un ser descerebrado que avanzaba por pura inercia. Sin duda estar junto a alguien así hubiera puesto los cabellos de punto a muchos y aunque intrigaba a Iirag ese no era su caso.

Tras casi una hora avanzando junto a la orilla de aquel mar calmo con purpúreos reflejos fue cuando Iirag se percató de algo que no acababa de cuadrarle. Pese a que había intentado seguir la línea de la costa todo el trayecto y no había obstáculos, ni nada parecido que le hubiera forzado a hacer un rodeo hacia el interior del continente se dio cuenta de que por alguna razón el mar estaba más lejos de lo que recordaba. Concretamente a casi trescientos metros de su posición.

¿Cuándo nos hemos desviado? -  Preguntó en alto Iirag de forma inconsciente pues no creía que el caballero fuera a responder.

¿Eh? – Respondió Konizell alzando su mirada y tratando de enfocar sin demasiado éxito a su acompañante. Sus ojos estaban entrecerrados y su cabeza tambaleaba levemente de lado a lado.

- El mar… - Respondió Iirag. - …está más lejos de lo que debería.

Ah… - Asintió con la cabeza para luego volver a fijar su mirada en el suelo que pisaban.

Iirag testarudo como era, como su padre el Jrag Thror Tryggvason le había enseñado ser, decidió retomar la senda que se había marcado. Viró en su rumbo y poco a poco empezó a trazar el camino de regreso a la frontera entre el mar y la tierra. Durante algunos minutos siguió avanzando en lo que él pensaba que era una línea diagonal que tarde o temprano le conduciría hasta el mar, pero nada más lejos de la realidad, pues cuando pudo darse cuenta de la posición en la que estaba calculó que sin duda se encontraba a casi medio kilómetro de distancia de la playa. Algo muy raro estaba sucediendo y estaba dispuesto a descubrir de qué se trataba.

Se puso de cara al mar y comenzó a caminar hacia él seguido por aquel hombre que parecía haber sido poseído por un protozoo, pues de la comisura de sus labios empezaba a brotar un hilo de baba que manchaba su armadura y su tabardo. Cuando Iirag le miró y fue a hacer la observación acerca del reguero de baba que caía de su boca el caballero Koinzell sonrió ampliamente y entonces Iirag desestimó aquella opción.

Fue entonces cuando al volver a poner la vista en el frente se percató de que el mar estaba aún más lejos y entonces su corazón empezó a palpitar de forma rápida e involuntaria. Empezó a caminar a grandes zancadas tratando de contradecir la ilógica lejanía con la playa de la que era presa pero aunque parecía estar avanzando hacia el mar cada vez se encontraba más y más lejos de éste. Sus largas zancadas que hasta el momento habían sido seguidas por el caballero con cierta dificultad, se convirtieron en una carrera contra el disparatado terreno que pisaban sus pies y aunque lo normal hubiera sido acercarse al mar pronto se dio cuenta de que ya ni alcanzaba a ver la orilla con claridad.

Iirag se detuvo y miró hacia atrás. El caballero Koinzell había perdido terreno con respecto a IIrag al no poder seguir sus pasos y llegado a un punto en que la distancia entre ambos era de más de cincuenta metros simplemente se detuvo en medio de la nada y que quedó de pie con la mirada perdida, la espalda algo arqueada hacia adelante, los brazos caídos por el efecto de la gravedad. Entonces fue cuando Iirag atraído por algún extraño sentimiento de responsabilidad caminó tras sus pasos para tratar de reencontrarse con el caballero y fue entonces cuando escuchó un extraño mezcla de sonidos similares a los que efectuaría una voz humana, pero terriblemente confusos, entrecortados y siniestros, algo así como un barboteo demencial. Iirag se giró para averiguar la procedencia de aquel malsano balbuceo y fue entonces cuando localizó ante él a una extraña criatura con el cuerpo y la fluidez de una ameba. El color de su piel era similar al de la carne humana pero sin consistencia alguna, pues aquel horripilante ser se meneaba como una gelatina que cambiaba constantemente de forma. Lo más aterrador era que constantemente se formaban decenas de ojos y bocas cuajadas de dientes aquí y allá y volvían a desaparecer engullidas por la misma masa corporal incluso antes de acabar de aparecer por completo. 

Notas de juego


 

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08/08/2018, 23:52
Iirag Throrson

Solo su experiencia en combate le impidio volverse completamente loco al ver a aquel ser inmundo. A pesar del cansancio, la terrible forma de aquel ser y la desesperanza, apreto los dientes coloco bien los pies y se preparópara entregarse a la batalla.

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08/08/2018, 23:53
Koinzell Blatt

El peso de la armadura de placas comenzaba a mellar mi cuerpo. Lo cierto es que estaba bastante debilitado, pero tampoco iba a andar quejándome de ello porque no tendría ni un efecto, sin embargo la ya bastante larga caminata que llevaba realizada comenzaba a debilitar mis extremidades, eso sumado a la falta de una alimentación apropiada no era muy buena mezcla. Por mi parte no soy ni un héroe salido de una leyenda, también se que nunca fui el mejor entre los diversos caballeros de la orden, sin embargo era un hombre con una misión. Me rió por la bajo de mi propia miseria y comienzo a ponerme en pie mientras escucho los pasos de Iirag, que al parecer vuelve por mi. 

Sin embargo...

Una bestia salida del mismísimo averno se alza sobre nosotros. Por unos instantes entro en pánico, por otros encuentro a la criatura hermosa, como si fuera creada por las manos delicadas de una doncella, sin embargo cuando vuelvo a un estado de lucidez, comprendo mejor la situación. Una horrenda criatura se haya frente a nosotros, un obstáculo en mi búsqueda. 

¡Criatura inmunda! - Digo soltando un bramido - ¡Bestia fétida, esbirro de brujas, no esperes de mi compasión! 

Me pongo en pie totalmente, aunque de forma lastimera en un inicio encuentro la suficiente cordura y locura, un balance perfecto para querer alzarme frente a esta bestia. Desenfundo mi espada y me preparo para cargar contra la abominación. 

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08/08/2018, 23:53
Narrador

Aquella masa viscosa plagada de ojos y bocas que eran engullidos por su propio cuerpo a la vez que brotaban nuevas fauces plagadas de afilados dientes y ojos que miraban con expresión de terror, avanzaba como fluyendo por el suelo de aquella tundra helada en dirección a Iirag. A medio camino una de aquellas bocas lanzó un gargajo que a punto estuvo de impactar contra el norteño que parecía paralizado ante la visión de aquel ser de locura. Cuando aquella masa informe estuco junto a él lanzó una dentellada que a punto estuvo de traspasar el grueso guantelete que portaba en su mano derecha. 

Fue entonces cuando el caballero Koinzell reaccionó regresando de inmediato de su catatonía y vislumbrando como aquel ser amorfo estaba hostigando al su forzado compañero de viaje. Era su momento de cargar contra aquella bestia inmunda y demostrar de lo que estaba hecho.

Notas de juego


 

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08/08/2018, 23:54
Koinzell Blatt

El caballero reaccionó de inmediato. No podía dejar a Iirag lidiar solo contra aquella bestia que parecía salida de la mente más retorcida y demente que había pisado jamás Gea. Agarrando con firmeza su espada bastarada cargó contra aquel ser de innumerables bocas y ojos que aparecían y desaparecían a voluntad y propinó un fuerte espadazo contra él.

- ¡Por el Sol Naciente! - Gritó el caballero con la ira clavada en su mirada. 

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08/08/2018, 23:55
Iirag Throrson

Iirag había malgastado un tiempo precioso tratando de analizar los movimientos y estrategias del ser aquel. Habia sido inutil, solamente era una masa hambrienta. Trato de encontrar respuestas sobre aquel ser entre los conocimientos adquiridos durante su enseñanza. Mientras pensaba todo esto el monstruo casi le alcanzó.

Era culpa de ese extraño paraje, le habia desconcentrado. Se puso furioso. Ningun ser sin honor va a dejarme en ridículo  Arboleando los brazos con un crujido de su armadura lanzo un temible ataque a la masa del ser. Una gran energía le recorrió y lanzo un terrible e inarticulado grito de guerra.

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08/08/2018, 23:55
Narrador

Aquella bestia gimió dolorida con el impacto del arma del caballero Koinzell. Su espada bastarda arrancó de cuajo una parte de aquel ser que salió despedida varios metros hasta caer en el suelo.  En aquel apéndice se reprodujeron unos cuantos ojos y unas cuantas bocas hasta que finalmente el trozo de piel quedó inerte en el suelo cesando en toda su macabra actividad y asemejándose finalmente a un trozo de carne podrida.

Con el terrible impacto del gran martillo de Iirag se abrió un tremendo tajo en aquella descomunal mole de carne que era todo ojos bocas y dientes. El golpe casi cercenó por la mitad a aquel ser, pero cuando el norteño por fin liberó su arma del cuerpo de aquel ser, éste se recompuso volviéndose a unir por la zona en la que había resultado herido y finalmente se abalanzó sobre su último agresor.

Tanto el caballero Koinzell como el norteño notaron que el suelo se reblandecía bajo ellos y como sus piernas quedaban atrapadas hasta la altura de las rodillas en un molesto cenagal que limitaba su capacidad de movimiento. Aquellas bocas no paraban de emitir un extraño sonido borboteante e inteligible que acabaría destrozando la mente del más cuerdo.

Fue entonces cuando seis extraños apéndices se lanzaron en forma de brazo acabado en una boca dentada hacia Iirag. El norteño sintió el dolor de dos de aquellas bocas incrustando sus dientes en su piel y tratando de apresarle. Fue entonces cuando de una de las bocas salió un escupitajo verde, pegajoso y limoso que fue directamente hacia la cara de Iirag pero logró esquivar dicho ataque girando levemente el rostro.

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08/08/2018, 23:56
Iirag Throrson

Iirag, para su propio horror se vio atrapado por el monstruo. Sentía dolor en las extremidades, y los dientes o colmillos de aquel ser habian penetrado en su piel. Cuando vio que el balbuceo podría atontarle, escupió al ser y grito de rabia.

—¡¡AAAAAAAAAHHHH!!

Giro sobre si mismo y trato de apartarse, rugiendo, aun a riesgo de hacerse mas daño al arrancarse los dientes de los brazos. Si conseguía soltarse pensaba reventar ese bicho con su martillo y esparcir sus pululentas pieles y bocas por medio paramo.

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08/08/2018, 23:57
Narrador

Mientras el caballero Koinzell mantenía su mirada vacía y un incoherente balbuceo, Iirar logró liberarse de la presa a la que aquel ser le había sometido. Con un rápido movimiento agarró con fuerza su martillo y golpeó a aquel ser desde lo alto de su cabeza con una trayectoria descendente. Aquella masa de carne inmunda e innumerables ojos y bocas pareció empezar a secarse a la vez que sus ojos y bocas se cerraban e iban desapareciendo paulatinamente.

El norteño no se contentó con aquello y siguió golpeando con saña contra aquel ser. Con cada martillazo desprendía un apéndice de piel y carne seas que salía disparado en una dirección aleatoria. Tras varios segundos aquel ser se había convertido en algo más que una masa de carne arrugada que empezaba a desprender un olor putrefacto. Para ese entonces Koinzell regresó a sus cabales y la sarta de ilógicos balbuceos cesó por fin.

Cuando ya estuvieron de nuevo calmados alzaron la vista de nuevo y vislumbraron algo que les sorprendió. Pese a que antes del combate el mar aunque lejos aún era visible, ahora por mucho que se esforzaran no pudieron localizarlo en el horizonte. El sol crepuscular había desaparecido por completo y ante ellos se abría paso aquella helada tundra que no habían abandonado desde que llegaran a aquel extraño páramo. Sin embargo, ahora en la lejanía observaban como un nuevo territorio se había paso ante ellos.

A bastantes kilómetros de distancia que no se atrevían a precisar puesto que las distancias en aquel mundo no eran para nada similares a las que habían conocido sobre Gea, se abría paso lo que parecía ser una especie de zona pantanosa. Regresar ahora hacia el mar para seguir bordeando la costa parecía inútil, pues a decir verdad no podían orientarse ni saber con exactitud si el mar se encontraba al oeste, al este o en cualquier otra dirección y lo cierto era que localizar cualquier punto cardinal tampoco era una opción para ellos.

Fuera como fuera en ambos había nacido una extraña sensación que si bien no habían compartido era muy similar. Desde que habían llegado hasta aquel recóndito lugar parecía que alguien, ya fuera un poderoso mago, un dios o cualquier otro ente superior o místico estaba marcando los pasos que debían seguir y de no aceptar el camino que se les ofrecía, dicho ente les forzaría de igual manera a llegar al destino que había ideado para ellos.

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08/08/2018, 23:57
Koinzell Blatt

Era como si mi mente se hubiese apagado. Así de simple. No recuerdo mucho, había cargado contra la criatura y luego oscuridad, al parecer mi compañero inesperado consiguió reducir aquella abominación por su cuenta, sin embargo no podía sacarme la repulsiva imagen de mi mente. De un modo u otro se me hace algo familiar... ¿quizás ya había visto algo así antes? Probablemente no, o quizás era una de esas criaturas salidas de mi mente destrozada. 

Deseo soltar una carcajada, sin embargo la risa no sale de mi boca. Enfundo la espada y me extraño por los repentinos cambios. ¿Será esta otra prueba del gran sol? ¿O acaso sera aquella maldita bruja que me acosa sin fin? De una u otra manera, siento que mi camino esta predispuesto, y como mero seguidor que soy debo recorrerlo y desafiar sus dificultades. 

Después de todo es siempre lo mismo - Pienso, camino hasta donde esta mi compañero nórdico y asiento con la cabeza - Será mejor continuar el viaje, o esas malditas brujas y sus esbirros de los infiernos podrían regresar. 

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08/08/2018, 23:58
Iirag Throrson

Iirag estaba furioso y asqueado, bañado de las inmundicias de aquel ser. El mar había desaparecido, eso le enfurecía mas de lo que cualquier otra persona habría considerado lógico. Los Hijos del Lobo tenían una gran vinculación con el mar, desde él les llegaba buena parte de su comida, por el viajaban y su brisa les protegía en parte del duro invierno, en el mar pasaban gran parte de sus vidas, comerciando, pescando o saqueando. No verlo y no saber donde se hallaba era como comer pan mojado bajo la lluvia.

Por eso y por la adrenalina que aun le recorría el cuerpo el joven vovit abría y cerraba los puños, frenético. Oyó que el caballero le hablaba y tuvo que hacer memoria para recordar que había dicho. Se volvió hacia el controlando sus gestos y hablo con voz extrañamente pausada.

¿Y hacia que lugar de este páramo propones ir, Koinzell?—Algo de sarcasmo se escapo de su férreo control, lo que no contribuyo a calmarle ni mucho menos. Alzo la voz y esta se expandió por la interminable llanura—Ya que parece que algo nos dirige y no sabemos donde estamos podemos elegir nuestro destino echando un meo y viendo hacia donde cae el orín, ya puestos.

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08/08/2018, 23:59
Narrador

El caballero Koinzell se reservó para sí la opinión que las necias palabras de Iirag le merecían. Discutir no era la solución, ni él mismo ni el bárbaro tenían la culpa de estar allí como tampoco tenían en sus manos la solución para abandonar aquel territorio inhóspito. Seguir avanzando era la mejor propuesta que el caballero había encontrado y aunque Iirag pareciera que deseaba rendirse en el propósito de seguir adelante, él prosiguió paso tras paso hacia su incierto destino.

Fuera como fuera horas más tarde ambos proseguían aquella penosa marcha a través de la tundra helada sin saber muy bien porqué ni hacia donde les dirigía aquel camino que parecía tener voluntad propia. Estaban cansados, helados, sedientos y hambrientos, pero no había un lugar idóneo para detenerse a descansar, cobijo que les guareciera del frío, agua que pareciera potable ni comida que no tuviera el aspecto de ser venenosa.

Los días se fueron sucediendo monótonos al igual que el paisaje que les rodeaba. Sus fuerzas se agotaban al mismo tiempo que su voluntad decaía. Habían empezado a perder peso de forma alarmante. Sus labios estaban cuarteados y su piel dañada por la ventisca que hacía casi una semana que soportaban ininterrumpidamente. Ya casi habían dejado de sentir hambre, frío o fatiga, tan solo seguían avanzando hacia adelante como autómatas, o al menos a lo que creían que era adelante.

Cuando sus piernas no podían más, se detenían, cuando encontraban algo que echarse a la boca, lo comían, ya fuera alguna raíz, alguna seta con apariencia menos tóxica que el resto de hongos con los que se habían topado y cuando se encontraban alguna charca con agua clara llenaban sus odres sin pensar siquiera en la potabilidad de ésta. Ya poco les importaba vivir o morir, tan sólo deseaban que ese invariable paisaje cambiara para bien o para mal. Deseaban que algo sucediera, ya fuera encontrar algún lugar mínimamente civilizado o con alguien o con algo… o bien que la muerte les encontrara a ellos.

Habían perdido la noción del tiempo, pero por el crecimiento de sus barbas deducían que llevarían juntos en aquel lugar no menos de un mes entero. ¿Cómo no habían muerto por desnutrición? Era todo un misterio, aunque se podía explicar de forma fácil de confirmarse que el cuerpo que encontraron en el drakkar era el de Iirag.

Lo muerto no puede morir. – Escuchó Iirag.

- ¿A qué te refieres? – Respondió Koinzell.

Iirag miró extrañado a su compañero. Parecía haberle leído la mente pues en ese preciso instante había pensado en eso mismo, en esa misma frase que había escuchado y que seguro estaba de no haber pronunciado en alto. Pero el caballero parecía preguntarle a Iirag por aquello.

- No he dicho nada. – Respondió Iirag.

- Lo muerto no puede morir. – Eso has dicho. Le corrigió Koinzell.

Lo he pensado pero no lo he dicho. – Le aclaró el norteño.

- Incluso la muerte puede morir. – Escucharon ambos con claridad.

Rápidamente se pusieron en pie y desenvainaron sus armas. Ni uno ni otro habían abierto la boca, de eso estaban ambos seguros pues se estaban mirando en el preciso instante en que se escuchó aquella afirmación. Alzaron la vista y miraron en todas direcciones. El cielo estaba oscuro, pues aquel sol rojizo hacía poco que les había abandonado. Pero aun así estaban convencidos de que nadie se encontraba en los alrededores y mucho menos tan cerca de ellos como para haber escuchado con tal calidad aquella voz.

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09/08/2018, 00:00
Koinzell Blatt

¿Pero si lo muerto puede morir... entonces no estaba muerto en el primer momento? - Pregunto como si fuera algo normal, mi claridad esta en total duda ahora mismo y es como si mi mente estuviera en blanco, sin embargo en medio de esta monotonía y paisaje interminable algo que distraerse era agradecido, después de todo en este último tiempo solo habíamos estado manteniendo una chispa de vida y no viviendo plenamente, de seguro esta sería la mas cruda de mis cruzadas, si tan solo pudiera recordar mi pasado. 

Alzo mi vista a los cielos durante unos instantes, no se cuanto tiempo llevo en esto, pero siento como si fuera toda una vida luchando de forma interminable, lo cual llena mi pecho de orgullo por luchar por una causa tan noble como la mía, de forma inesperada por desvariar por las misteriosas palabras mi moral comienza a subir aunque mi cuerpo aun este en mal estado por la marcha. Lo cierto es que comienzo a encontrar esto como si fuera alguna clase de... prueba.... si, quizás sea eso, una prueba de fe. 

¡Si esto es un desafió entonces ni la muerte que esta muerta podrá detener mi determinación! - Digo alzando un puño a los cielos, miro a mi compañero de viaje sonriendo plenamente bajo mi casco, si pudiera verme de seguro sería algo perturbador - No se como escucho tus pensamientos, pero esto debe ser alguna prueba de alguna manera, solo tenemos que avanzar y aplastar cualquier engendro desagradable que aparezca en nuestro camino - Digo de forma alegre. 

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09/08/2018, 00:01
Iirag Throrson

Iirag consiguió controlarse, imaginando la cara que habría puesto Thror si le hubiera visto perder los papeles. Sea lo que sea lo que estaba ocurriendo estaba claro que estaban jugando con ellos o poniéndoles a prueba. Tenia que estar concentrado y aprovechar cualquier error que el controlador de la ilusión que veían cometiese.

Así que se quedo sus conclusiones para si mismo mientras Koinzell seguía hablando. Cuando se giro hacia el en medio de un discurso no cambio el gesto y simplemente le hizo un ligero cabeceo indicándole que le había entendido. Despues miro hacia el horizonte esperando, futilmente, ver algo. Su voz sonó algo taciturna.

—No te falta razón, Caballero Koinzell. Sigamos cuanto antes

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09/08/2018, 00:02
Narrador

Nada más aceptar que aquellas voces que escuchaban sin procedencia conocida, no eran más que irracionales ideas inducidas por el malvado subconsciente colectivo que imperaba en aquel lugar y decidieron seguir avanzando pese a que nada parecía estar a su favor, éstas desaparecieron tan rápido como habían iniciado su confuso susurro.

Tras menos de diez minutos, por calificar de alguna manera el tiempo que llevaban caminando aunque éste no pareciera atender tampoco a razonamiento lógico alguno, una extraña luminaria provocó que el cielo resplandeciera como un día claro sobre Gea. se trataba de una luz artificial y aunque lo sabían, les transmitía una sensación de paz interior y de relajación.

Aquella luz nacía en lo más alto del cielo y cuando centraron sus miradas en ella obtuvieron una respuesta acerca de su procedencia. Aquella luz era desprendida por un extraño ser que surcaba el cielo iluminado por primera vez como un día claro de la época calurosa. Se trataba de un animal de un color violeta oscuro que refulgía con la luz oscura que procedía de aquel antinatural sol negro que aún reinaba en lo alto del cielo a la espera de que el sol naciente lo sustituyera por unas breves horas de luz rojiza.

Se trataba de un ser de unas enormes dimensiones que flotaba en el aire sin aparentemente necesitar alas u otro sistema para no caer atraído por la fuerza de la gravedad. Su enorme boca abarcaba gran parte de su achaparrado cuerpo acabado en una afilada cola y su mandíbula estaba a la vista, pues no tenía labios y aun de haberlos tenido, difícilmente podría haber cerrado la boca debido al desproporcionado tamaño de sus babeantes colmillos curvados. Unos extraños filamentos translúcidos y acabados en punta se expandían en todas direcciones saliendo como apéndices de su cuerpo. Se movían al unísono de forma lenta como peinando el espacio que tenían a su alrededor. Podían ser órganos sensitivos o bien podían ser el motivo de la capacidad motriz de aquella bestia de pesadilla. Sobre su espalda se encontraban unas características bolsas de piel abultadas de una consistencia gelatinosa, las cuales oscilaban con el movimiento del animal. Aquella mole redondeada no parecía tener ojos y en cambio se podían apreciar unas oscuras cuencas oculares vacías de un color negro como la noche. Tenía unos grandes orificios nasales, por lo que la posibilidad de que aquel ser se moviera guiado por su olfato eran muy grandes. Sobre su cabeza, la cual estaba acabada en una gran placa ósea que se asemejaba a un yelmo, surgía un nuevo apéndice alargado y doblado sobre sí mismo acabado en una bola luminiscente. Se trataba de un órgano bioluminoso que desprendía una luz que sin duda imbuía de a quien la apreciaba una cálida sensación de serenidad.

A medida que aquel ser gigantesco se acercaba a la posición en la que se encontraban pudieron apreciar que en su parte inferior, donde cualquiera situaría el estómago de tratarse de un animal cualquiera y no de aquella aberración, se encontraban dos seres fusionados a sus tejidos. Se trataba de dos individuos bien diferenciados, lo que podía deducirse del movimiento independiente de sus afiladas colas. Cuando vio que aquellos seres tenían ojos, así como sus propias mandíbulas y más de aquellos extraños filamentos que se mecían en el aire como tratando de acariciarlo confirmaron las sospechas de que sin duda eran dos seres independientes de aquella bestia voladora, pero estaban fundidos en la piel de ésta como parasitándola.

Aquella visión ya de por si aterradora y perturbadora a partes iguales, acabó de confirmar la sensación de peligro cuando se dieron cuenta de que aquel ser de pesadilla no guiaba su vuelo en la dirección que él desearía, pues sobre su lomo se encontraba una cabina fabricada en madera y metal, en cuyo interior unos extraños seres humanoides completamente negros y con retorcidos cuernos sobre la cabeza, la guiaban a través de una riendas como si de un caballo se tratara. Debido a la lejanía a la que aquellos seres demoniacos se encontraban de Iirag y del caballero no pudieron distinguir bien sus facciones, pero sin duda por lo poco que habían podido contemplar, se trataba de algún tipo de demonio o algo incluso peor.

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09/08/2018, 00:03
Iirag Throrson

Iirag desenvaino pausadamente mientras echaba un vistazo alrededor suya. No había ningún sitio donde emboscar a aquel ser. Tampoco podían esconderse. Solo les quedaba esperar.

¿Tienes alguna idea, compañero? Se me ocurre que esperemos al momento adecuado y tratemos de terminar con esos seres que dirigen al monstruo, esperemos que este huya. Si no, moriremos peleando, la unica muerte digna para un fiel de Yrg e Ygg

28/07/2017, 14:50
Iirag Throrson
 
 
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09/08/2018, 00:04
Iirag Throrson

Iirag desenvaino pausadamente mientras echaba un vistazo alrededor suya. No había ningún sitio donde emboscar a aquel ser. Tampoco podían esconderse. Solo les quedaba esperar.

—¿Tienes alguna idea, compañero? Se me ocurre que esperemos al momento adecuado y tratemos de terminar con esos seres que dirigen al monstruo, esperemos que este huya. Si no, moriremos peleando, la unica muerte digna para un fiel de Yrg e Ygg

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09/08/2018, 00:04
Koinzell Blatt

Suelto una carcajada jocosa ante las palabras de mi compañero nórdico, si bien no le guardo mucho aprecio a los suyos por los interminables años de guerra, si que este individuo en particular me agrada, o al menos algo dentro de mi parte consciente le agrada. 

¡Hablas con realidad! ¡Como campeón del astro mayor no encontraría mayor dicha que morir en batalla por mis creencias! - Respondo a las palabras del hombre mientras mi mente divaga y sueña que podría volar directo hacia el sol si tuviera aquella criatura en mis manos, y de no ser posible al menos podría devorarla y saciar el hambre - Si tenemos la oportunidad debemos tomarla y asesinar a aquellas aberraciones. 

No se donde diablos habré ido a parar, pero de seguro que esa bruja tiene algo que ver en esto. Bien posiblemente esos sean sus esbirros y los enviaré de vuelta al infierno donde pertenecen si me surge la posibilidad.