Partida Rol por web

A cada minuto que pasa, te sientes mas y mas fatigado. Te invade una sensación de que alguien tira de ti hacia el alcázar y cada vez es más y más intensa, como si fueran a partir tu alma en dos partes.

Creía que sería cosa del enfado que llevaba encima, pero lo que estaba claro es que Nótt cada segundo se sentía peor. Esa llama de rabia que ardía en su fuero interno se iba consumiendo al igual que sus ánimos sintiéndose cada vez más y más cansada, como si todos los problemas que había cargado desde aquél ritual ahora estuvieran sobre sus hombros quebradizos.

Tuvo que hacer el esfuerzo de apoyarse en la mesa sabiendo de qué se trataba. Nuestro principio y mi final.- No lo veía pero lo sentía, ese fino hilo de hierro que ataba su alma a la del bardo impidiendo que pudieran poner distancia por medio. Sabía que él también tendría que estar sufriendo los mismos síntomas que ella, al fin y al cabo era un tema donde ambos eran las “víctimas”, pero a diferencia de lo que cabría esperar no iría corriendo tras él.

Dolía y agotaba sus fuerzas pero no se negaba salir a buscarlo y retroceder, no cuando parecía que su mera presencia le asustaba como si se tratara del mismo gigante. Prefería tragar la fatiga antes que volver a sentirse un monstruo.

No se preocupe.- Buscó algo para sentarse, lo que fuera, creyendo que sus pies no aguantarían su peso por más tiempo. Vio al fondo unas sillas pero estaban demasiado lejos, optando por un grupo de grandes piedras apiladas en el suelo que, aunque fueran incómodas y posiblemente llenarían su vestido de polvo, serviría de forma provisional.

Y así hizo. Caminó hasta las piedras y prácticamente se dejó caer sobre la más grande, apoyando la espalda contra la pared y respirando lentas y finas bocanadas de aire. La maldición tiraba de sus entrañas hacia fuera, pero ella había plantado con clavos su orgullo y sus pies para no moverse.

Escuchamos ruidos en el campanario, aunque no había ningún rastro humano.- Al final optó por narrar toda la historia, posiblemente porque así mantendría la mente ocupada con otra cosa que no fuera la estúpida maldición.- Nos dividimos, fui al grupo de inspección al templo de Lathander y Mielikki.- Volteó el rostro para intentar localizar a través de las paredes dónde estaría ubicado, pero se encontraba totalmente desorientada.- Intentamos entablar conversación con los goblins. Recuerdo vagamente algunos nombres que se mencionaron, como Morak o Hark.- No estaba del todo segura, pasaron demasiadas cosas como para poder comentar todo.- También un castillo en las nubes y que Hark llevó a la gente a las cuevas para alimentar a los ogros. Por eso cuando me enteré que todavía quedaba un grupo de supervivientes vine lo más rápido que pude.- No sabía las penurias que habían pasado aquél grupo, pero estaba claro que esto sería sólo el comienzo de toda una guerra.- Tras luchar contra ellos y salir a la entrada, nos encontramos con esa superviviente, Kella Darkhope. Poco después aparecieron siete jinetes, buscaban a la chica… Su líder se hacía llamar Xolkin.- Y lo maté. Prefirió ahorrar ese comentario, pero creía mejor guardarlo para sus adentros bajo llave.- Dijo que eran las Siete serpientes y Piedra nocturnas pasó a su control, y que llevaban tiempo infiltrados, creo que buscando una piedra de obsidiana. ¿Sabéis a qué puede referirse?

Tomó aire para descansar, sobre todo al ser prácticamente la primera vez que hablaba tanto desde que salió de aventura. La sacerdotisa era una persona de parcas palabras y cuando estaba sola parecía que estaba yéndose de la lengua. Se me ha pegado la palabrería del bardo.

Disculpad, ¿tenéis un poco de agua?

—No hay ofens, pero hemos tenido un malentendido ¿Vamos a matarnos con todo zhentarim que se nos crucen? ¿O no me tomo el esfuerzo de intentar apaciguar los ánimos?

- Intenta lo que desees, Reshi - sugiere Edirian con un encogimiento de hombros-, de todo se aprende. Por mi parte no hay intención alguna de matar a nadie, pero acepté proteger Piedra Nocturna para los Nandar, no entregarla. Eso es todo.

Observa a Brum preparando su hechizo (al clérigo va a dolerle la cabeza con el demente de su amigo siguiéndoles ahora) mientras recoge sus cosas y se ajusta un poco sus ropas. Un par de rotos desaparecen de ipso facto cuando el mago agita sus dedos reparándolos.

Mmm ¿tendrá algo de comer?

[...]

¿Nott es la borrega? Poque hizo un trabajo interesante…    

Edirian echó un vistazo hacia el enano, mientras oteaba la fortaleza en la distancia.

- Si, es ella - asiente, metiendo la mano en la mochila.

Saca una de las raciones que Brummbär le había conseguido el primer día al enano y se la lanza. Un poco de carne seca envuelta en unas hojas de lechuga. Durante un largo instante, el semielfo se piensa si decirle algo. Aquel idiota probablemente no le recuerde, y... ¿Para que refrescarle la memoria? No iba a ayudar demasiado.

Tras darle la comida, Edirian busca con la vista alguno de los caballos de los bandidos, en especial si ve los de Xolkin y Kella. Una montura sería una bendición de Tymora... Ya hacía demasiado tiempo que Blancudo, su viejo alazán, descansaba bajo la tierra de un bosque abandonado. "Gnolls del diablo" recuerda el semielfo, acariciando la empuñadura de su púa con rabia. Aquellas hienas peludas habían atacado su campamento, y el bueno de Blancudo no había podido escapar. Desde entonces, su única ayuda en los viajes habían sido sus botas y algún que otro bastón de mala muerte.

Así que allí se presentaba una buena oportunidad. Edirian avisó a Darnys con un gesto de que podía cargar a Xolkin en una de las monturas, y mientras susurraba en voz dulce, canturreando una melodía tranquila, se acercó a dos de los caballos con una sonrisa...

¡NO OS MOVÁIS, IDENTIFICAOS!

Tras detenerse junto al puente roto, el bardo enarca una ceja, mirando alrededor. Se encuentra... "Cansado no es la palabra". Maldita sea ella, el templo, los dioses vengativos y todo el maldito Faerum, que no podía estar solo ni un minuto. "Por Beshaba, ¿dónde diablos se ha metido?". Necesitaba cruzar aquel lugar, pero esperaba no tener que andar dando saltos como un idiota.

El bardo echa una mirada hacia sus compañeros, y levanta las manos en señal de paz.

- Me llamo Edirian - saluda hacia el alcazar -. Soy un simple aventurero, como también lo son mis compañeros. Venimos enviados por lady Velrosa Nandar, desde Aguasprofundas, para ayudar a Piedra Nocturna en sus desventuras. Hemos podido derrotar a los miembros de la Red Negra que amenazaban con expulsarles y tomar sus tierras, y traemos a un par de ellos cautivos para que ustedes les den la justicia que vean oportuna. Una compañera nuestra debería haber venido a avisarles hace unos minutos. ¿Podemos entrar? Quizás podríamos necesitar ayuda para trasladar a los prisioneros, uno de ellos no está en condiciones de saltar, ya lo véis...

Edirian consigue camelarse a los caballos, y de hecho hay 7 caballos disponibles desperdigados por el asentamiento que podríais llevaros sin problemas con la tirada pertinente.

Tras registrar a los prisioneros, no sea que ocultasen algo raro... especialmente de esas cosas que invocan seres terroríficos para hacer la puñeta al resto de gentes... se volvió hacia el resto del grupo:

-Vale, no he encontrado nada sospechoso; tan solo cosas de valor: gemas, piezas de platino... nos podrán venir bien si tenemos que comprar provisiones o materiales, pero mejor que alguien lo guarde, porque me conozco y se que donaría lo que pudiese al primer templo que encuentre...

... mejor conocer los propios defectos, así no caes en ellos...

Cuando el guardia les dió el alto, y tras la respuesta de Edirian, se acercó a primera línea... Ciertamente, Nött tenía que haber llegado antes que ellos...

-¡Tenemos un salvoconducto de Aguasprofundas! lo porta nuestra compañera, que acaba de decir debería estar ya por aquí... no hay pérdida, es una Clériga de Selune -Porque supongo que no habrán visto muchas recientemente por los alrededores...-

Estaba revisando los bolsillos de su ex compañero, notando que el maldito no tenía nada para comer. Siempre le había caído mal, tratando de mostrarse rudo por cosas que había hecho pero que no tenían ningún mérito. ¿Matar a una familia entera? ¡Cualquier idiota podría hacer eso! ¿Qué tenía de rudo meterse en una casa y degollar a todos? Sintió verdadero placer enterrar esa hacha en él, aunque era una sensación que se repatea siempre la blandía. Entonces notó la ración volando hacia él, pero en vez de tomarla con la mano, la agarró en el aire con su boca, comenzando a masticar ruidosamente. Aun le faltaba conocer a los otros miembros

-Argh, necesitamos algo mash jugoso…- sus ojos fueron a un caballo, el que solían llevar sus compañeros. Karag nunca tuvo un caballo, prefiriendo caminar de aquí y allá-. Mmmm-  se acercó a uno con una enorme sonrisa-. Mira esos cuartos trasheros, de ahí sí que se sacarían algo deshente- pero a pesar de eso, el enano se mostró muy tranquilo, murmurando palabras sin sentido para la mayoría, las cuales parecían provenir de un idioma totalmente desconocido. Pronto el caballo estuvo sobre él, apoyando su hocico en su pecho-. Esho es, buen chico. Te llamaré Cuartos. Si mueres, me encargaré de hacer de ti un rico manjar – oyò luego que el enano había conseguido algo de botín y al parecer no quería llevarlo-. Puedo lleva eso, son solo piedras- dijo estirando la mano hacia Barba Partida. La verdad que conocía bien el precio de esas cosas, pero nunca le interesó demasiado el tener riquezas.

Ya en el puente, la idea de cruzar de un salto, enarbolando el hacha y rugiendo como una bestia se le pasó por la cabeza, pero el tiempo manteniendo su instinto a raya le sirvieron para dejar que los demás hablaran. Por otro lado, todos hablaban de la borrega y esta no estaba por ahí. Quizás estaba golpeando a otro bandido hasta la muerte o mirando la nada con gesto melancólico. Nunca entendería a todos esos culos flacos, parecía que nacieron para sufrir.

Edirian consigue camelarse un par de caballos que ahora le siguen y Karag ha conocido a Cuartos, el cual posiblemente ignora que será deborado por su nuevo jinete tarde o temprano.

Lúminos se mantiene en silencio, como parece ser habitual en él y Darnys parece cansada y pensativa. 

El soldado baja el arma en cuanto oye vuestras explicaciones y oye hablar de Nótt. - Esperad ahí! - Dice mientras desaparece detrás del ventanuco

Al cabo de un par de minutos, las puertas del alcázar que están al otro lado del maltrecho puente, se abren, tan sólo una rendija y veis como dos soldados vienen con un gran tablón de madera de unos 5 metros, que parece pesar una barbaridad por la cara que ponen al transportarlo y el sudor en sus frentes. Se acercan hacia el puente y dejan el tablón en el suelo, cubriendo parte del agujero hecho por la piedra de los gigantes, apoyándose en la viga que sigue entera, permitiéndo así el paso hacia el alcázar.

Se acercan a vosotros, y podéis ver sus caras demacradas, están claramente hundidos y desmoralizados.

- Bienvenidos, soy Sydiri, y él es Torem. Disculpad el recibimiento, pero como de seguro ya sabéis hemos tenido unos dias complicados y puede que se complique aún más la cosa... - Mientras os dice eso ve a los caballos y mira al tablón. - Si vais a hacer pasar los caballos, que sea de uno en uno y desmontados. Os acompañaremos hacia dónde está vuestra compañera.

Os escoltan hasta el interior del Alcázar y Sydiri se despide de vosotros para subir a lo alto del alcázar - Torem, no te demores, no se nos pueden pasar los Orcos - Torem asiente mientras su compañero se vá - Ahora os lo contaran todo, podéis dejar los caballos ahí - Os dice señalando unas cuadras más o menos intactas. - En cuanto a estos dos... - dice refiriéndose a Xolkin y a Kella - Subidlos. - Torem os acompaña el resto del trayecto y por el camino no veiss mas que destrozos y enormes piedras redondas como las que hay en todo el asentamiento, pero parece que se haya cebado especialmente en el Alcázar. Allí por donde pasáis hay soldados medio enterrados entre los escombros o debajo de las grandes piedras. 

Nada más entrar en el recinto principal podéis ver como lo que tan sólo tres dias atrás fue un lujoso y enorme salón estaba ahora destrozado. Una enorme piedra había destrozado gran parte del tejado y había hundido en escombros la mitad sur del salón. Hay un par de puertas en las paredes que dan al Este y que parecen llevar a otras estancias y entremedio de ellas hay unas escaleras que suben hacia un piso superior.

Encima de unos destrozados restos de una mesa de madera de roble yace el cuerpo sin vida de una mujer con ropajes muy elegantes, pero cubiertos de polvo y sangre. A su alrededor un hombre y una mujer enfundados con la misma armadura que el Torem están charlando con Nótt mientras uno de ellos le sirve una pequeña jarra que parece contener agua fresca.

- Alara, Kaelen, ha llegado el resto del grupo, yo me voy arriba con Sydiri.

La mujer se levanta y se acerca a recibiros - Soy Alara, un placer... pero me temo que Lady Nandar... no podrá recibiros - dice señalando a la mesa donde reposa el cuerpo de la mujer. - Vuestra compañera nos ha puesto al dia de la situación hasta ahora... Es mucho lo que os debemos... pero tenemos algo más que pediros... por favor, acomodaos y os lo explico.

- Por lo que nos ha comentado la sacerdotisa, los habitantes del asentamiento deberían de estar en unas cuevas al norte, os podemos dar un mapa aproximado de la zona para que podáis encontrarlos. Nosotros debemos defender esta fortaleza, pero los habitantes deben volver a sus casas. Los lideraba un Enano, Morak Ur’gray, es el propietario de la taberna y lo más parecido a un líder entre los aldeanos, si encontráis al pueblo... deberíais hablar con él. Debemos pediros que encontreis a los habitantes y volvais con ellos... porfavor. - Podéis recuperar las fuerzas aquí y partir por la mañana mientras Kaelen dibuja el mapa, es un excelénte cartógrafo.

Su petición, parece sinceramente desesperada y os lo pide con los ojos llorosos y le tiemblan ligéramente las piernas.

-Vale, no he encontrado nada sospechoso; tan solo cosas de valor: gemas, piezas de platino... nos podrán venir bien si tenemos que comprar provisiones o materiales, pero mejor que alguien lo guarde, porque me conozco y se que donaría lo que pudiese al primer templo que encuentre...

—No tengo problemas en hacerme cargo de las finanzas del grupo, a fin de cuentas para algo soy hijo de banqueros— se ofreció Reshi, estirando las manos para recibir el dinero. 

En el puente decidió no interceder contra el discurso de Eridian, que le sonaba más o menos correcto, incluso bastante formal, y no era cuestión de buscar más conflictos.

En la fortaleza había un panorama bastante diferente al que esperaba. O mejor dicho, el panorama era bastante diferente de lo esperable para una fortaleza. El lugar no le parecía del todo seguro, temiendo que pudiera venirse abajo en cualquier momento. Pero en cualquier caso era mejor mirar hacia arriba y ver el techo derruido, que hacia abajo y ver los cadáveres aplastados.

Pero el roce con la muerte era inevitable. Su propia contratista ya estaba durmiendo para siempre. Reshi llevaba 10 minutos a cargo de las finanzas de la compañía y ya podía empezar a ver las dificultades para recibir el pago.

—Reshi Cassalanter, de Waterdeep.—se presenta el mago, haciendo una leve inclinación de cabeza—Ya estábamos valorando la posibilidad de hacernos cargo de rescatar al pueblo, por lo que toda ayuda será agradecida. Pero todavía no puedo entender bien qué ha ocurrido durante el ataque ¿Los gigantes los apedrearon? ¿Y luego vinieron goblins y huargos?—empieza a preguntar, sin darse cuenta de lo brusco de saltar de presentaciones a un interrogatorio tan rápidamente—¿Tienen idea de qué pudo provocar el ataque? ¿La gente se fue antes o después del ataque? —y a medida que las preguntas se agolpaban en su cabeza, sin siquiera esperar respuesta, comenzaron a acelerarse—¿Se fueron solos, o como prisioneros? ¿Hace cuanto tiempo fue el ataque? ¿Sabían de la presencia de Zhentarims? ¿Quie...—Ejem.—se interrumpió a sí mismo— Perdón, quizás las preguntas no son tan relevantes. Y perdón por su pérdida. Seguro que Lady Nandar está descansando con tranquilidad ahora—se disculpó por su apresuramiento.— Pero sigue interesándome oir qué pasó aquí para saber qué podemos esperar en aquellas cuevas. No es lo mismo un goblin que un troll, o que un gigante.

Nótt estaba sentada sobre unas piedras grandes a un lado de la sala con la espalda apoyada contra la pared. Se la notaba cansaba, al menos así se intuía por las perladas gotas de sudor que descendían de su frente aunque acaba por retirarlas con las manos, todavía manchadas con la sangre ahora seca de Xolkin. Aparte, sobre su regazo llevaba la capa oscura con la que solía cubrirse por lo que, por primera vez en todo el viaje, mostraba lo que ocultaba bajo la sedosa tela.

Agradeció con una sincera y discreta sonrisa el vaso de agua a medida que su malestar descendía, contando los segundos en una marcha atrás que faltarían para verlos atravesar la puerta del gran salón. En efecto apenas tardaron al tiempo que desaparecía por completo la desagradable sensación, bebiendo un sorbo de agua fresca mientras recuperaba la compostura.

Uno a uno fue entrando a la sala sin prestarles demasiado interés. Reshi, Brummbar, el nuevo que todavía no recordaba el nombre, Darnys, Ed (a quien retiró inmediatamente la mirada) y, por último, el enano sanguinario que entendió era compañero de Xolkin.

Claramente los ojos de la sacerdotisa se clavaron en Karag en una evidente muestra de duda e incredulidad, sobre todo teniendo en cuenta lo que había pasado y los negativos pensamientos que habían surcado su mente en este periodo corto de tiempo mientras resoplaba en silencio. Increíble.- Prefiriendo no empezar una guerra que sabía que no quería librar, puede que por el cansancio o sabiendo que acabaría diciendo algo de lo que más tarde posiblemente se arrepentiría, se levantó de su asiento y agitó con la mano libre su vestido para sacudirse el polvo antes de dirigirse a Torem.

Te acompaño.- Su “trabajo” como mensajera había terminado y daba por hecho que el equipo aceptaría la petición del grupo de supervivientes, por lo que su presencia en el lugar era nula.

Con el vaso de agua casi lleno todavía en su mano, se situó al lado de Torem dejándole claro que no aceptaría un “no” como respuesta, queriéndose marchar de esa sala lo antes posible y estando todavía bastante molesta por lo ocurrido.

Nótt se va en cuanto os vé llegar evitando al bardo en todo momento. Parece molesta por algo, pero si es así no dice nada.
Los soldados no hacen nada para evitar su marcha y os ofrecen amablemente que os acomodéis.

Ante el aluvión de preguntas de Reshi, Alara parece algo agobiada... pero mantiene la compostura.

- Señor Cassalanter, voy a contaros lo que ha pasado estos días, espero poder responder a todas sus preguntas...

Hace tres dias, por la mañana, un castillo de núbes apareció como de la nada y empezaron a llover esas piedras sin previo aviso... nos cogió a todos muy desprevenidos. No se si és lo que pretendían, pero el puente quedó inutilizable y los aldeanos no pudieron refugiarse aqui, que es el plan de emergencias habitual... pero visto lo visto casi fué mejor así... El alacázar quedó como podéis ver y Lady Nandar murió aplastada bajo los escombros antes de que nadie pudira socorrerla. Una vez los aldeanos se fueron pudimos ver cómo los giagantes bajaban y se llevaban la Piedra Nocturna que estaba en el centro de la plaza, dejando solo un agujero. Dicen las historias que ésa piedra tenía propiedades mágicas misteriosas, y estaba aquí mucho antes de que se construyera esto... ahora sólo quedamos nosotros cuatro, estabamos aturdidos y desmoralizados y no sabíamos qué hacer, nos hemos quedado sin líder, sin superiores a los que seguir... En cuanto nos repusimos un poco nos pusimos a buscar material para hacer una pasarela, pero entonces avistamos una jauría de goblins que entraron de noche a la aldea y lo saquearon todo... No estamos heridos de gravedad, pero no podíamos hacer nada contra medio centenar de goblins nosotros cuatro y parece que el puente roto desanimó a esas despreciables criaturas a venir al alcázar, siempre han sido un problema, por eso os contrató Lady Nandar, y parece que ahora han aprovechado la ocasión para entrar. Por otro lado, vuestra sacerdotisa nos ha contado que habéis tenido un altercado con los Zhentarim y que una tal Kella Darkhope, supongo que ella - os dice mirando a la susosdicha - Kaelen se hará cargo de ambos.

Darnys carga Xolkin mientras acompaña a Kaelen y a Kella a otra habitación.

- Hace tiempo que teníamos constancia de que los Zhentarim estaban husmeando, pero no teniamos ni idea de lo cerca que estaban... hasta ahora. Os doy las gracias por capturar a esos dos. Este asentamiento siempre ha sido bastante codiciado. Tenemos muchos frentes abiertos con enemigos... Tenemos a los Elfos de Ardeep en el bosque, con los cuales tenemos una delicada tregua. Una tribu de Orcos han sido avistados semanas atrás por los alrededores y estamos ojo ávizor por si deciden acercarse, aunque no sé que podríamos hacer... Torem y Sydiri están arriba oteando por si se acercan tropas de Aguasprofundas o... más problemas. - dice en un suspiro cansado... - Y eso es todo cuanto debéis saber por ahora... Si tenéis a bien de quedaros y ayudar a los aldeanos podéis descansar, arriba hay habitaciones libres para todos y aun nos quedan provisiones de sobras... Si hay algo más en lo que os pueda ayudar... 

Acompañas a Torem, que te mira extrañado, pero no hace ningún intento para convencerte de lo contrario. Parece que confían en vosotros.

- Como quiera, mi señora, pero le advierto que montar guardia es de lo más aburrido... Vamos, por aquí.

Te conduce por el interior de una torre. Subes sus escaleras, son altas y parecen inacabables, pero tras una larga subida parece que ya estás en la cúspide del alcázar.

Es pasado mediodía y las nubes siguen viajando tranquilamente por el cielo. Si oteas a tu alrededor puedes ver el asentamiento entero por fin en silencio, la plaza donde habéis luchado manchada de sangre y restos de llamas que todavía arden. Quien sabe si son tuyas o del Mago. puedes ver el puente levadizo, ahora levantado. Eso te tranquiliza un poco, al menos no entrarán más indeseables sin armar jaleo... o eso crees cuando ves que una parte de la muralla exterior que mira al este está completamente destrozada y es fácilmente accesible para todo aquel que sepa nadar y pueda escalar sin caerse. Mirando Al norte puedes ver un frondoso bosque tras varios quilómetros de llanura y se extiende más allá del horizonte donde se intuye el perfil de unas montañas. Un poco más al oeste, muy a lo lejos distingues lo que podría ser Aguasprofundas y el mar y el camino por el que habéis llegado, pero apenas es más grande que un grano de arena en el lejano horizonte. Hacia el sur no hay más que colinas.

Torem y Sydiri se saludan y cada uno se pone a observar una parte del horizonte. 

Sydiri te mira de extrañado de repente, preguntándose el motivo por el que estés ahí - ¿Va todo bien, mi señora? -

Con su nueva adquisición agarrada de las riendas, Karag cruzó el improvisado puente con cuidado, pensando que su Cuartos caía al agua… sería muy difícil recuperarlo para dar buena cuenta de sus carnes. Todo el interior era un desastre, lleno de muertos que nadie se molestó en quitar. Sabía bien que eso podría ser perjudicial, como cuando dejas un cadáver en un bebedero, pero suponía que era bastante idiotas como para verlo por ellos mismos. Todo apestaba a muerte y el enano aspiraba con grandes bocanadas, como si no quisiera que una sola gota de ese hedor se le escapara.

Seguro que Lady Nandar está descansando con tranquilidad ahora

-Jejejejeje- rio entre dientes por esa afirmación, sobre todo viendo que la mujer estaba ahí mismo, luego que varias toneladas de roca cayera sobre ella. El sentido del humor del de los cuernos era interesante, se asemejaba al suyo propio. Algo a lo lejos le llamó la atención, la chica Nott estaba ahí, pero no tardó en largarse luego de dirigirle una dura mirada-. Tsk… ¿Qué le pasa a la borrega?- luego asintió lentamente-. Cieeeerto. Eso de matar a mis compañeros.

Y estar con el grupo de malnacidos esos. Normal que le mirara así, los demás parecía soportarle solo por Barba Partida. Nunca hizo caso a lo que otros pensaran de él y si eso le terminaba afectando… lo solucionaba con un golpe de hacha, a veces con el filo, a veces con el canto, dependiendo de las ganas de salpicarse con sangre caliente.

-No tengo nada que hacer- dijo a los demas sobre la misión de salvar a todos los otros inútiles.

Se lo pensó, sopesó lo que habían sacado del registro a los prisioneros, y decidió. El Karag que él conoció era un buen tipo, tenía madera de guerrero noble, pero no sabía como había sido su vida desde que se separaran, hacía ya mucho tiempo. Intuía que era de fiar, pero no podía hacer que los demás compartiesen sus sensaciones, de modo que optó por el pragmatismo, y cuando Reishi también se postuló para guardar las piedras y piezas de platino, no le pareció mala opción: ciertamente era hijo de banqueros, así que estaba familiarizado con las tentaciones de la riqueza (no lo dudaba: si se lo daba a Karag, beberían y comerían como reyes, pero ahora no era el momento de frivolidades, prefería apostar por quien aceptó el encargo de Aguas Profundas).

... De modo que le confió el botín a Reishi

Una vez ya en la sala del bastión, y al ver los pocos supervivientes que habían quedado, no pudo por menos que lamentarlo. Los demás habían muerto sin poder defenderse, ante un ataque contra el que nada podían hacer. Escuchó el relato de lo sucedido, y tenía claro lo que había que hacer.

-Bien, los zhentarim parece que también querían la Piedra, pero lo inmediato... es salvar a los civiles; quien sabe los peligros que estarán afrontando ahora mismo. Les agradezco su hospitalidad. Por mi parte, comeré algo para reponer fuerzas, y ayudaré a recuperar los cuerpos de cuantos caídos pueda, para darles honorable sepultura. Cuando termine, descansaré lo que pueda, y estaré listo para mañana, que parece que será un día duro.

Se me nota en la voz, la tristeza; tengo un trabajo que hacer, el más ingrato, recoger los cuerpos de los muertos, recuperarlos de debajo de las piedras, a todos los que pueda, y rezar por sus almas. Poco más puedo hacer en lo que queda de jornada...

Poco le importaba estar en la labor de vigilancia, era algo que medianamente, al menos en la teoría, estaba acostumbrada. Había estado horas en la Iglesia parada frente a la imagen de Selune simplemente rezando sin más actividad que el cantar de los pájaros que pasaban, con los ojos cerrados y el alma abierta para que sus plegarias más sinceran llegaran a la diosa lunar. Además, el silencio era su fiel compañera y tampoco le disgustaba estar sola, aunque desde que la maldición cobró efecto esa sensación había desaparecido.

Acompañó a Torem subiéndose el bajo de su vestido para que la tela no le hiciera tropezar en los altos escalones y tomándose de vez en cuando breves descansos de un par de segundos para tomar aliento, pero no fue hasta llegar a la cúspide cuando logró respirar hondo.

No olía a sangre, ni a sudor o miedo, sólo aire puro. Gracias, Selune.- Apoyó las manos sobre uno de los bordes para poder tener una mejor visión y admirar así el paisaje, o lo que podía.

Desde ahí arriba podía ver todo, desde el puente hasta los alrededores, pasando por una rápida visión de Aguasprofundas y su entrada, donde habían luchado.- Un momento.- Algo no encajaba, bordeando la cúspide para poder observar mejor la zona donde habían luchado con Xolkin viendo los cuerpos de algunos de sus soldados

¿Va todo bien, mi señora?

La voz del hombre la sacó de su ensimismamiento, volteando el rostro sin llegar a responder exactamente a su pregunta.

¿Siempre hay alguien haciendo guardia? – Miró a ambos hombres antes de buscar de nuevo la zona de la lucha, señalándola con el dedo.- Ahí es donde estuvimos, ¿cómo no pudisteis vernos? – No entendía nada.

Cuando iba a cruzar el puente dijeron que escucharon ruido y estuvieron a punto de atacarla, incluso parecía que estaban asustados con el tema de las serpientes, pero desde su ubicación deberían de haber visto perfectamente tanto la lucha como la serpiente alada sobrevolando el cielo.

Mientras el bardo se acaricia su cabeza, incapaz de ocultar el dolor que le acaba de golpear, levanta la vista y al minuto la sacerdotisa vuelve a partir. "Maldita sea la luna y tu, chica del demonio" gruñe por dentro, esperando que el egoismo de la muchacha no vuelva a causarle problemas. 

Tiene que hablar con ella, en privado, cuanto antes. Pero no allí. 

Mientras el resto se ponen a hablar, a mangonear el dinero con afán avaricioso ("Siempre hay uno") y a escuchar la historia de Piedra Nocturna, Edirian permanece en silencio a cierta distancia, junto a su nuevo caballo. Un animal de pelaje oscuro y calmado, al que alimenta con una de las manzanas de su mochila. 

- Shh - susurra hacia su montura.

Entonces, un "miau" suave se oye a sus espaldas. Cuando Ed se vuelve, allí estaba el gato negro, a su lado. Sonriendo, Edirian se acuclilla ante el minino y esboza una sonrisa pacífica y tranquila

- ¿Qué piensas, Neos? ¿Que te voy a dejar de lado por Morcillo? Sí, se llama Morcillo. Te diré la verdad, el nombre viene de Morwel, la dama del lago, reina de las hadas, de los eladrin y las estrellas. Y por ese pocillo de ahí - señala a una taza de agua que reposa junto al abrevadero, y se ríe -. Y porque Morcillo me parece gracioso. Pero no se lo digas a nadie, ¿eh?

En ese momento el gato se acerca y se roza con su pierna. A lo que el semielfo responde acariciando su espalda, esperando un ronroneo que no acaba de llegar.

- No te preocupes Neos... Estoy aprendiendo a abrir un poco mis horizontes. Siempre he viajado solo, pero ahora estoy empezando a acostumbrarme a la compañía. No te pienso dejar aquí tirado. 

La conversación del resto continuaba cuando el semielfo se vuelve a unir al grupo. 

- Una pregunta... Quizás me he perdido la explicación, pero... Cuando los trasgos aparecieron en el pueblo, ¿por qué no hicisteis que la gente del pueblo se retirara al alcazar? Podíais haberles dejado pasar por la pasarela y quitarla antes de que entrasen los trasgos, ¿no es así? - concluye. Su voz suena todo lo inocente que pueda, intentando ocultar cualquier deje acusatorio. Más curiosa que inquisitora. 

Es algo llamativo. Incluso con pocas fuerzas para atacarlo, al estar el puente roto, desde el alcazar podrían haber protegido a los aldeanos sin muchas dificultades. No quería mirar a aquellos pobres hombres con malos ojos, pero sospechaba que la respuesta era muy simple: "Cobardía". 

- En cualquier caso, sí, haremos lo que podamos. Pero debéis estar advertidos. Kella envió un pergamino antes de ser capturada. La Red Negra no ha acabado con este lugar, y volverán. Pronto. 

Cuando termine, descansaré lo que pueda, y estaré listo para mañana, que parece que será un día duro.

El bardo asiente, meditabundo. Vuelve a acuclillarse junto a su gato, acariciándolo debajo de la boca, con tranquilidad.

- Partimos al alba pues. Aprovechad para descansad - mira hacia Karag, y duda, pero se encoge de hombros. "No juzgues a un libro por su portada" recuerda, aunque la desconfianza persiste-. Bienvenido al grupo, Karag. Si me disculpáis, dama Alara, ¿podría interrogar a la dama Darkhope? No sé si será de mucha ayuda, pero quizás pueda averiguar algo más sobre los zhents y su propósito en Piedra Nocturna. 

Si no hay negativa por parte de Alara, Edirian parte acompañado de Neos a hablar con la dama de la Red Negra. 

—Entiendo, gracias por las respuestas— le respondió Reshi a Alara.— Parece que han sido una serie de desgracias muy consecutivas, en lugar de una única bien orquestada—pensó en voz alta, pensando en lo terrorífico que sería una triple alianza entre los goblins, los Zhentarim y los gigantes.

—Por cierto ¿Lady Nandar tenía familia que no se encontrara aquí al momento del ataque? Sería bueno el hacerles llegar el aviso de la necesidad de un sucesor— el mago se frotó la barbilla con la mano, como meditando una idea ¿Y si no hubiera sucesores? ¿Podría reclamar, terminada la crisis, el título para su familia? Pero el dolor muscular al balancear el peso de su cuerpo lo hizo retornar a la realidad. Ahora, necesitaba descansar, así que buscaría un rincón adecuado y trataría de recuperarse lo mejor posible hasta la jornada siguiente.

¿Siempre hay alguien haciendo guardia? – Miró a ambos hombres antes de buscar de nuevo la zona de la lucha, señalándola con el dedo.- Ahí es donde estuvimos, ¿cómo no pudisteis vernos? – No entendía nada.

- Hasta que no oímos los ruidos de pelea no montábamos guardia, confiábamos en que si los golbins no veían actividad en el alcázar, y teniendo en cuenta el gran agujero que hay en el puente, lo ignorarían y así fue... pero en cuanto oímos ruidos os vimos, pero no estábamos seguros de si erais aliados o enemigos... y sólo somos cuatro

- Una pregunta... Quizás me he perdido la explicación, pero... Cuando los trasgos aparecieron en el pueblo, ¿por qué no hicisteis que la gente del pueblo se retirara al alcazar? Podíais haberles dejado pasar por la pasarela y quitarla antes de que entrasen los trasgos, ¿no es así? - concluye. Su voz suena todo lo inocente que pueda, intentando ocultar cualquier deje acusatorio. Más curiosa que inquisitora. 

Alara mira a Edirian, su cara parece indicar que le sorprende tal pregunta.

- Discúlpame si no hemos sido claros con la explicación. El puente se rompió tan buen punto aparecieron los gigantes. El pueblo debía refugiarse aquí entonces, pero obviamente no pudieron y debieron largarse en mitad del ataque... La pasarela la hemos podido improvisar no hace mucho... En cuanto a los goblins... aparecieron una vez el asentamiento estuvo vacío... nosotros cuatro no podríamos haber hecho nada para derrotarlos... eran muchísimos.

- En cualquier caso, sí, haremos lo que podamos. Pero debéis estar advertidos. Kella envió un pergamino antes de ser capturada. La Red Negra no ha acabado con este lugar, y volverán. Pronto. 

- Ciertamente esto complica mucho la escena... pero hemos enviado un mensaje a Aguasprofundas informando de todo tan buen punto vuestra sacerdotisa apareció y nos lo contó todo. En cuanto a la heréncia... La señora no tenía descendencia, pero ignoro si tenía algun sucesor en Aguasprofundas, pero ése tema incumbe sólo a su familia y ha sido informada por ése mismo mensaje.

En cuanto le pregunta Edirian sobre Kella, Alara asiente y te señala una puerta - Está ahí dentro. Vé con cuidado... La Red Negra núnca és de fiar. -

Entonces cuando Edirian propone salir al alba, Darnys interviene. - Me temo chicos que yo me quedaré aqui, me temo que pueda ser de más ayuda y ya tengo una edad.. Cada vez me pesa más el polvo del camino. Espero que lo entendáis. Ha sido un placer compartir camino con vosotros.