Partida Rol por web

Estaba tan distraída en procurar que no se le acercara más que no se percató que las manos del mendigo bailaban por sus ropajes buscando algo en específico y hallándolo, huyendo después con el botín aunque fuera interceptado por el camino.

La sacerdotisa no entendía qué estaba pasando si no fuera porque Brummbär le increpó sobre su delito y Edirian le advirtió que comprobara, llevándose inmediatamente las manos al pequeño bolsillo donde guardaba tanto la bolsa con monedas que correspondía a su parte como al salvaconducto.

- No lo tengo.- Avisó al resto confirmando el hurto, esperando que ellos se encargaran del ladrón.

El mendigo ha dejado de resistirse mientras le hablabais, parece que entre todos habéis logrado convencerle. Las palabras de Edirian y Darnys junto con el inamovible peso de Brummbär y su amado barril de cerveza hayan contribuido a que se rindiera.

Gira la cabeza como puede mirando al Enano y su voz está algo temblorosa y algo ahogada- ¿El pergamino dice?.... no es lo que usted cree señor... ni siquiera sé leer, estaba todo dentro del mismo bolsillo y ni siquiera sabía lo que era, yo solo quiero algo de dinero para poder comer señor... por favor no me hagan daño por favor no volveré a hacerlo se lo juro! ¡No quiero su pergamino, de verdad! 

Dicho esto veis como tiende el pergamino y la bolsa a Brummbär.

Ahora que lo tienes cerca Brummbär, puedes darte cuenta de que su aliento apesta a alcohol de una manera que ni tu mismo puedes concebir, parece que no es más que un mendigo y un borracho sin mucho que perder salvo su propio pellejo.

En cuanto Edirian menciona la guardia, el hombre vuelve a revolverse debajo del clérigo intentando escapar, y su cara es un poema, está claro que no quiere ver a la guardia ni en pintura. No suelen ser agradables con la gente de su calaña y él lo sabe bien.

Antes de que Reshi pueda contestar a la propuesta de Sharamy, Una mano golpea la puerta del carruaje. Es Elías, el sirviente de Reshi que os habla des de fuera del mismo

- Disculpe que le importune señor, pero sus señores padres requerían de mi presencia hoy, empieza a hacerse tarde y tengo que marcharme con el carruaje y los caballos, ya sabe que su padre no tolera los retrasos. Su equipaje ya está listo y descargado señor.

—¿Tan temprano?— preguntó sorprendido. Sin esperar respuesta, volteó hacia Sharamy, encogiendose de hombros— Habrá que bajarse— sentenció con una mueca, alargando la mano hacia la manija de la puerta.

Reshi bajó con el mismo tipo de movimiento que había exhibido la noche anterior: lentos, innecesariamente lentos y parcimoniosos. Pero por suerte una leve brisa se encargaba de la capa, asique pudo ahorrarse el conjuro. Cuando estuvo ya fuera del carro, ofreció de forma igualmente teatral una mano a su compañera para ayudarla a bajar.

A un lado de la puerta había una mochila grande, y con una tienda de campaña adosada mediante una cuerda, donde Reshi guardó su grimorio.

—Gracias, Elías. Retirate antes de darle tiempo de enfadarse a Padre—despidió con tono amable a su cochero—¡No olvides cuidar de mis plantas mientras no estoy! 

Luego, volvió a dirigirse a Sharamy —No importa el tipo de magia, prácticamente cualquier conjuro lleva por lo menos unas pocas palabras en arcano, asique espero que se te den bien los idiomas— Reshi se llevó una mano a la barbilla, pensativo— Después están los componentes somáticos, que son los que a mi me dan más problemas. No tengo idea de si tus alas interferirán o no con la canalización...—Reshi alargó una mano hacia las alas de Sharamy, pero la dejó suspendida en el aire a medio camino, antes de deshacer el gesto con un giro de muñeca— pero no creo que haya dos personas que lancen el mismo conjuro exactamente de la misma manera, por lo que es esperable que eventualmente encuentres tu método.

El noble aplaudió una vez sonoramente, como para cortar con su propio monólogo—¡Pero bueno! ¿Dónde está el resto? Yo pensaba que querían llegar elegantemente tarde—estas palabras las escupió con un poco de desagrado— pero ésto ya es un poco demasiado.

Sharamy no esraba contenta por hacerlo pero se bajó de la calesa. Se sentía expuesta de nuevo, así que buscó con la vista un lugar más discreto.

-Puedes tocarlas, si lo deseas. Pero apartémonos de la vista. No me agrada que me observen.

A su comentario sobre el retraso de sus compañeros, dijo:

-Qué se puede esperar de enanos y humanos del tres al cuarto?

Una vez ha devuelto el botín, y tras un rápido vistazo para asegurarnos de que no nos da algo que no es lo que sustrajo..., que uno ya es perro viejo.., devuelvo lo robado a Nótt, y me permito aflojar un poco la presa, forzando al pobre desgraciado a adoptar una postura de rodillas, en la que puedo tumbarle de nuevo de un soplamocos rápido "si se porta mal", pero visto su estado, su olor... si se tratase de un ladrón profesional, le catalogaría como un maestro del disfraz, porque parece el genuíno deshecho que encuentras tirado en cualquier callejón de la parte de atrás de la peor taberna que puedas imaginar...

Me vuelvo a la sacerdotisa de Selune, pues... la ofendida es ella, así que... a quien correspondería pedir o impartir justicia, es a ella...

-Por lo que a mí respecta, lo que decida Nótt me parecerá correccto, aunque yo depediría a este desdichado con una patada en el culo en dirección a un templo en que le den algo de comer.... que me parece que se ha preocupado más de calmar la sed que el hambre

... perder tiempo tratando con la guardia... nos pueden entretener bastante, pero... no lo digo en voz alta, pues prefiero que se cague un poco en los calzones, y espero la sentencia de la sacerdotisa.

No le gustaba decidir, era algo que nunca se le había dado bien.

Desde que tenía uso de razón su vida siempre se había regido por los deseos, peticiones u órdenes de otros, no solo en el ámbito eclesiástico sino también en el personal. Algunos podrían pensar que era una postura de sumisión propia de aquella que no tiene ningún ápice de egoísmo, queriendo satisfacer las necesidades del resto por encima de las suyas, pero en realidad era la confusión de no saber qué quería o, lo que realmente anhelada, era un velo oscuro que quería esconder.

Prácticamente decidieron su futuro cuando sus padres la dejaron a las puertas de la Iglesia. Su familia decidió su vocación, su horario de rezos, a quienes debía ayudar… sólo cuando éstos murieron, cuando realmente estaba sola y con esa libertad de decisión, encomendó su destino a Selune en un amago de volver a la normalidad, puesto que esa normalmente siempre era lo correcto.

Ahora que se encontraba frente al mendigo tenía la opción de decidir por su propia voluntad sin voces que delimitaran si estaba bien o mal, acatando aparentemente su decisión. Entonces pensó, ¿qué haría su familia? Perdón y misericordia.- Los pilares básicos que le enseñaron desde que apenas sabía caminar, aplicándolo a todos los casos por extremos que fueran. Siempre tenía que perdonar, siempre tenía que ayudar, siempre tenía que servir.

¿Por qué debería ayudar a quién intentó robarme? – A veces tenía este dilema, la duda de preguntarse el porqué de las cosas al no entenderlas. Sabía que el hombre había intentado robar el contenido de la bolsa para agenciarse unas monedas, que ese pequeño hurto podría haber causado futuras bajas al perder el salvaconducto y que sólo serviría para que el hombre notara el sabor del vino descender en su garganta.- No merece perdón, no aprenderá.- Sabía que esos pensamientos no eran los correctos y eso la asustó, notando de nuevo ese abrazo frío de la oscuridad que intentaba ahuyentar mientras terminada de decidirse.

No, no escogió lo que quería decir, sino lo que debía.

En todo ese rato la sacerdotisa no se acercó al vagabundo, ni siquiera quería prestar atención a sus réplicas al otear alrededor, buscando cualquier tipo de distracción o buscando algo en especial que ni ella misma sabía. Sólo volteó el rostro hacia el grupo cuando escuchó el tintinear de las monedas, comprobando que Brummbär le tendía la pequeña bolsa y cogiéndola con ambas manos.

Con cuidado deshizo el nudo de la bolsa cogiendo uno de los extremos, dejando que la boca se abriera para poder ver el interior. Metió un par de dedos para agrandar el agujero, comprobando rápidamente el número de monedas y, por supuesto que el salvaconducto permanecía intacto. Suspiró de alivio mientras asentía al resto y volvía a cerrar la bolsita con un pequeño lazo terminado en un nudo central, guardándola después en sus ropajes, aunque en esta ocasión decidiría estar más pendiente de su tacto.

Por lo que a mí respecta, lo que decida Nótt me parecerá correccto, aunque yo depediría a este desdichado con una patada en el culo en dirección a un templo en que le den algo de comer.... que me parece que se ha preocupado más de calmar la sed que el hambre.

Durante una milésima de segundo el rostro de Nótt palideció, como si acabaran de contarle un terrible secreto que no era todavía capaz de asimilar. Parecía estar pensando en las palabras del enano mientras se acercaba un único paso con la mirada fija en los ojos del mendigo, ahora suplicante para que le concediera el perdón. Abrió los labios para responder, pero los cerró en una fina línea cambiando completamente de idea.

- La opción de Brummbär es la correcta. Las calles son duras y en época de escasez sobreviven como pueden.- Respiró hondo, intentando adueñarse de sus propias palabras antes de poner una mano sobre el hombro del enano, pidiendo con una seña que le soltara.- Ve al templo, allí te darán lo necesario.- Aunque esperara a que el mendigo respondiera sobre si estaba de acuerdo o no, paseó la mirada por el resto buscando que todos estuvieran de acuerdo, deteniéndose más tiempo en la del bardo.- Deben estar esperándonos en la entrada, será mejor que nos demos prisa.

Aún con gente paseando a vuestro alrededor, nadie se para a mirar la escena que ha montado el vagabundo.

Nótt, como buena sirviente de la dama Luna, decide perdonar al ladrón y da señales al enano para que lo suelte. Éste, cumpliendo su palabra suelta al borracho dándole un ligero empujón mientras le dice.. - Tienes suerte de la bondad de la sacerdotisa. - El susosdicho en cuestión, se marcha dando los mismos tumbos que hacía cuando se os acercó, y sin mirar atrás se mete en un callejón cercano.

Tal y como Nótt predice, os están esperando en la puerta y dado que ya tenéis todo lo necesario para el camino decidiis poner rumbo a la puerta.

Mirando desde dentro de la ciudad, dos Tiflings están uno delante de otro manteniendo lo que parece una interesante conversación. Sharamy y Reshi están de pié con sus equipajes apunto esperando en la puerta.

Sharamy, que no para de otear su alrededor, puede ver cómo aparecen los demás miembros de su grupo girando por una esquina y acercándose a ellos.

Parece que ya estáis todos listos y en la puerta, tal y como habíais quedado, para emprender el camino hacia Piedra Nocturna.

El sol todavía no está muy alto, de hecho, la mayoría de gente de 'bien' aun estará durmiendo en sus lujosos lechos de plumas para cuando vosotros ponéis los pies en el polvoroso camino y dejáis atrás la maravillosa ciudad de Aguasprofundas sin saber bien cuándo vais a volver, aunque de bien seguro alguno no tiene tal intención.

Os aguardan 3 jornadas de viaje hacia vuestro destino y la carretera, de momento, es lo bastante ancha como para que podáis andar con espacio suficiente como para que pase un carruaje por vuestro lado sobradamente.  A vuestra derecha queda, aunque algo a lo lejos, la costa y podéis oir el canto de las gaviotas y el olor del mar llega a vuestras fosas nasales. A vuestra izquierda no hay más que varias millas de campos y suaves colinas que van alzándose cada vez más hasta que las perdéis de vista en el horizonte.

—¡Ahí están!— dijo Reshi señalando al resto de la compañía.

El mago levanto su mochila con algo de dificultad y se encaminó hacia el grupo de recién llegados. Había algo cómico en ver a alguien tan bien vestido levemente encorvado bajo el peso de una mochila.

—Buenos días— saludó con una inclinación de cabeza y una sonrisa serena—¿Han conseguido todo lo necesario? ¿Están listos para partir? Yo ya dispongo de todo mi atrezo— agrega alzando los hombros como para señalar su mochila.

La escena concluye sin mucha más discusión. Edirian observa el mercado, sin prestar atención al mendigo, oteando en derredor. Una de las muchas cosas que aprendió en sus viajes, es que hay muchos tipos de mentirosos. Los que mienten cuando están arrinconados son habituales, pero están los que mienten por miedo. Y cabe la opción de que el individuo diga la verdad, como parece... O puede que simplemente tenga más miedo de quien sea que controle sus actos que de la guardia. 

Sea como sea, se abstiene de comentar nada. ¿Para qué? Lo único que hace es esperar la respuesta de Nótt. Con cierta distancia, observa de reojo a la sacerdotisa, preocupado. El enano podría dejarse de historias y decidir por si mismo, tampoco dudó cuando estampó la cabeza del pobre desgraciado contra el suelo. 

"Debería haberle dado una moneda" piensa, observando al individuo marchar. Finalmente sigue al resto a cierta distancia, perdido en sus pensamientos, algo más sombríos que los que moraban en su mente unos minutos atrás.

Amagando un bostezo, el bardo llega junto a los dos tiefling. La postura del hechicero provoca una sonrisa entretenida en el rostro de Edirian. "Parece un chico simpático" piensa, mientras deja su mochila en el suelo y revisa que todo esté bien colocado, una costumbre que repite antes de cada viaje. "Una estúpida superstición, como diría Nótt" asiente para si. Pero el mundo debería llenarse de estúpidas supersticiones, sería francamente más entretenido.

¿Han conseguido todo lo necesario? ¿Están listos para partir? Yo ya dispongo de todo mi atrezo.

- Yo ya tengo todo lo que necesito, amigo mío - explica el bardo -. Y deseo de todo corazón que vos también, y vuestro equipo no sea de juguete. No es atrezo precisamente lo que va a necesitar. 

Ahoga otro bostezo, cargando su mochila a sus espaldas. Si bien el músico no parece un hombre muy fuerte, si que se le ve curtido por los caminos. En un cierto momento, una discusión se inicia de donde situarse unos u otros. En ese preciso instante, Edirian observaba distraído un gato en un callejón. "Es el mismo gato que vi ayer, estoy seguro" reconoce, carente de toda seguridad. "Seguro que es un buen augurio" sonríe para si, escuchando a medias el debate.

- No pienso caminar tres días en formación estricta si no tenemos ninguna sensación de peligro a nuestro alrededor, por favor. Ni que fueramos un grupo de soldados. Pero en todo caso... A mi no me dejéis tirado en medio como un inútil - afirma, con un evidente tono jocoso que le quita peso a sus palabras -. Se manejar el estoque mejor que muchos.

Darnys dejó ir un pequeño suspiro. La verdad es que tenía ganas de salir de aquella ciudad que tanto ensombrecía su carácter. Pero bueno, por fin tocaba volver a un realidad mucho más sencilla. Quizás su viaje sería una orgía de brutal violencia pero bueno al menos sabías que todo era tan sencillo como "golpea antes de que te golpeen".

Se dio unos golpecitos en la mochila para indicar al mago que ya lo tenía todo. Ignoraba que quería decir "atrezo" pero suponía que eran cosas de magos. Siempre estaban farfullando palabras raras y cuando menos te lo esperabas tu pelo estaba en llamas. La verdad es que no le inspiraban mucha simpatía, convertían en lo simple en complicado y lo complicado en simple. Ninguna de las leyes de la lógica se podían aplicar en ellos.

Hecho esto empezó a caminar hacia su destino a la par que hablaba sin girarse. -Como bien dice nuestro compañero, que cada uno camine como le dé la gana. Y con quien le de la gana. Tampoco es que sean tierras peligrosas. Se recogió el pelo. -Además ninguna formación o plan sobrevive a la primera carga.  Dijo encogiéndose de hombros mientras continuaba caminando.

Reshi se los queda mirando, con un rostro entre levemente sorprendido y ligeramente estupefacto. Es cierto que ningún plan sobrevive contacto con el enemigo, Vinthas se lo había repetido infinidad de veces, pero el mago acostumbrado a modos más estructurados de proceder ni siquiera había concebido la posibilidad de no asumir una formación particular.

Carraspeó, y se corrió un mechón de pelo que se le interpuso en los ojos.

—Eh... E-e-este, me d-d-isculpo.—comenzó a tartamudear—No fue mi intención en lo más mínimo instalar una disputa. Son solo hábitos de familia—agregó mientras jugueteaba con aquel mechón que se había sacado de la cara— N-no me había p-pe-percatado— respondió al ser informado que Eidian no tenía un arco, el ritmo de su habla comenzó a acelerarse— supuse que ll-levarías a-a-algo similar dado que no te veía embozado en una coraza. Y-y-y no te preocupes, era solo una me-me-metáfora—las palabras se aceleraron más ¿Sería posible que hablara así de rápido si no se hubiera preparado por años para entonar formulas mágicas en un santiamén?— tengo todo lo necesario para sobrevivir por lo menos una décana, aunque esper— el tiefling, que ya comenzaba a temblar haciendo que algo de metal dentro de su mochila hiciera ruido se interrumpio, haciendo una tos falsa—Nada, disculpas—finalizó recuperando la calma.

—¿Nos vamos?—preguntó con tono sereno haciendo un gesto amplio hacia la puerta de la ciudad.

Lo mío tampoco es mucho la disciplina. En cuanto hay lío, salgo volando y empiezo a lanzar flechas con mi arco. Eso es lo que podeis esperar de mí. Si os parece bien, me quedaré por el medio.

A pesar de la gran congregación de razas y clases que destilaba la ciudad, las figuras de los dos Tifling se distinguían perfectamente a la distancia. Pocos más estaban postrados en la entrada cargados con enseres, visiblemente aburridos o impacientes esperando a que el resto volvieran.

Alzó el rostro para que los primeros rayos de sol incidieran en su rostro, cubriéndose con la capucha mientras escuchaba el sonoro bostezo de Ed a su lado, contagiándoselo a ella aunque intentara disimularlo al cubrir sus labios con las manos.

Se mantuvo a la espera de que decidieran la formación, algo de poca importancia para la sacerdotisa al saber que de la teoría a la práctica había un amplio camino que recorrer. El trayecto era bastante largo como para permanecer en una formación perfecta durante tantas horas, aunque a diferencia del resto, quienes parecían poner pegas a su posición, el de Nótt parecía claro.

Estar apartada, en última fila, la alejaba de las luchas venideras aunque la exponía a las emboscadas, girando el rostro para mirar a su compañera de fila, la guerrera. Supongo que estaremos cubiertos.- Además, estar al final le aseguraba que no necesitaba entablar demasiada conversación con el resto, estando más a su aire para usar el viaje como si de una silenciosa peregrinación se tratase.

Y otro bostezo que le contagió Ed, empezando a molestarse por la inconsciente respuesta de su cuerpo. Por suerte para la sacerdotisa, el estar al final también le garantizaba no tener que ver más bostezos por las mañanas.

Ante la evidente queja por parte de todos, le sorprendió la actitud mostrada por el Tifling que, lejos de creer que sería un temido mago, parecía más un cachorro asustado, recordándole a los niños llorosos que acudían a su Iglesia cuando se encontraban perdidos.

Como en aquellas ocasiones sabía que ahora vendrían unas palabras de aliento y apoyo para animarle antes de que su tartamudez le hiciera esconderse bajo las piedras, posiblemente una conciliadora sonrisa de limpia mirada… Nótt caminó hacia el chico cuando comenzó a temblar.

¿Nos vamos?

- Vamos.- Por desgracia o suerte del Tiefling, la sacerdotisa tenía la misma empatía que un palo, pasando por su lado e iniciando el camino adelantándose al resto sin añadir nada más.

Habéis dejado por fin Aguasprofundas atrás y ahora andáis libremente por la carretera. Silvando una alegre melodía va Brummbär con su barril de cerveza a la cabeza del grupo con paso alegre. Barril del cual va bebiendo, y os preguntáis si llegará la cerveza para la cena.

El día es plácido, gozáis de una temperatura bastante agradable y en el cielo apenas hay unas cuantas nubes densas que se mueven bastante rápido en dirección norte. Demasiado rápido incluso por el poco viento que hace, diríais si os llegarais a fijar. 

Durante el día os habéis cruzado con campesinos, unos con equipaje y otros con lo puesto y también con algunos comerciantes montados en sus carruajes yendo en dirección contraria a la vuestra, parecían algo taciturnos por cierto. Van siempre en dirección hacia Aguasprofundas y os miran algo sorprendidos y confusos cuando os ven pasar. Curiosamente no habéis encontrado a nadie que vaya en vuestra misma dirección, pero el día pasa sin que nadie os salude ni os pare.

Avanzamos un poco en el tiempo y vemos como a cámara rápida, el sol se mueve y las nubes pasan y se van creando y disolviéndose. Vosotros seguís andando, contandoos historias, aventuras o desamores cuando os dais cuenta que dentro de poco será de noche y no hay indicios que haya un poblado o una ciudad cerca, así que os tocará buscar un sitio donde acampar o bien, seguir andando toda la noche y llegar un día antes a Piedra Nocturna, con sus consecuéncias claro.

A sendos lados de la carretera hay bosque y es viejo y denso. Si os adentráis en ellos podríais encontrar fácilmente un sitio lo suficientemente ancho entre los árboles para montar un campamento.

Hay quien piensa que todos los músicos son bardos, los magos del camino, como le gusta llamarlos a Edirian. 

No es cierto. Pero sí lo es en su caso.

También hay quien piensa que los bardos son personas amigables, individuos carismáticos que destacan rodeados de gentío, que abusan y disfrutan de su simpatía para hacer lo que quieran con la gente.

Y suele ser cierto. Pero no lo es en su caso. 

Quizás por eso, Ed no sabe muy bien que decirle al pobre hechicero. Es consciente de que no ha debido salir nunca de casa, que esta es su primera misión, que aún no sabe si será capaz de defenderse o no. Tampoco el músico lo sabe, pero nunca nadie puede saber lo que puede hacer hasta que se pone a hacerlo. Mientras todos se ponen en marcha, Edirian se acaricia el mentón, pensativo. Podría decirle muchas cosas, solo que no le gusta meterse en la vida de los demás... "Pero a veces toca" se recuerda, encogiéndose de hombros. Así que camina siguiendo al resto y al llegar junto al mago se detiene a su lado.

- Un simple consejo, mi buen amigo - le dice, con una sonrisa, mientras agita la cabeza a un lado y otro -. Cuando llegue el peligro, no dudes. Actúa. No hables. Calla. Con eso, lo tienes hecho. 

Y tras decirle eso echa a caminar siguiendo al grupo, echándose la mochila al hombro. Luego se da la vuelta, caminando de espaldas, mientras le hace un gesto al mago.

- ¡Y no te disculpes, amigo! ¡Venga, en marcha! - le indica para que le siga. 

Durante el trayecto por el sendero, Edirian piensa en sus cosas. Sus cosas son muchas, variadas: son ideas para canciones, o recuerdos de su infancia, o tarareos y silbidos de melodías que hace mucho que no toca, o el recuerdo del dichoso gato repetido, o los sentimientos que le confunden y no atina a ubicar. Son también miradas perdidas en el grupo, analizando y entendiendo a sus compañeros. Como en todos los grupos siempre hay gente que le molesta, que preferiría tener lejos. La tiefling no le inspira ninguna confianza, y el enano... El enano sigue a un Dios al que Edirian no suele ni quiere rendir tributo. Por suerte Darnys parece una mujer seria y profesional, pero no sin cierto sentido de la amabilidad. Y el aprendiz de magia, por mucho que cargue sus trastos con la apariencia de un colegial en una academia de gran ciudad, tiene un cierto encanto inigualable. Así que están en tablas.

Y luego está Nótt, claro. En ese momento, intenta lanzarle una mirada divertida, que la clérigo ignora como de costumbre, cuando observa una ardilla entre los árboles. Con una mirada de deleite para en seco su marcha, dejando que el resto de la comitiva sigue adelante.

- Os alcanzo ahora - les indica, distraído.

Por un par de minutos contempla entretenido los saltos del animalillo. "Mírala que cuqui" piensa, agachado en cuclillas. "Hay cierto ritmo en como roe. Cierta... cadencia. Una prueba más de mi teoría, que la Melodía está en todas partes. La naturaleza son ritmos, no solo sonidos. Son tonadas. Una misma vida es un lapso, es una negra o una corchea. Son...". Edirian no puede concluir sus pensamientos, porque el roedor se pierde entre los arbustos.

- Gracias Mielikki, gracias Silvanas por este regalito vespertino - ríe, lanzando su plegaria de agradecimiento, cuando nota unos pasos acercándose.

Un pequeño grupo de campesinos que acaba de girar una esquina pasa de largo. Ed levanta la vista. Son ya varios grupos que vienen de las proximidades de Piedra Nocturna, con pintas de haber salido de allí a toda prisa. El músico se acerca a ellos, levantando las manos con afabilidad, y se decide a preguntar, antes de alcanzar al resto del grupo. 

- Perdonen, buenas gentes... ¿Me podrían decir que ha ocurrido? ¿Vienen de Piedra Nocturna? Nos dirigimos hacia allí, y no sería mala cosa saber si ha pasado algo...

Un poco más tarde, tras haber compartido la respuesta de los viajeros con sus compañeros, la noche cae encima suya. Aunque Edirian está acostumbrado a los caminos, y podría seguir un poco más la jornada, sabe que no es bueno forzar una marcha. Un vistazo le deja ver que la clérigo está bastante cansada, y probablemente el bueno de Reshi Cassalanter (ahora que ya sabe los nombres de sus compañeros, está más que dispuesto a usarlos) esté hecho trizas también.

- El clásico dilema, ¿eh? Bosque, donde moran los lobos las arañas, o camino, donde asaltan los bandidos y los trasgos - sonríe. De golpe se da cuenta que ha sido el primero en comentarlo, cosa que no le gustaría hacer. Echa un vistazo al bosque con rapidez, pensando en que debería ahorrarse las bromitas. "Nunca has tenido mucha gracia, Ed" se recuerda. Es mejor músico que comediante, eso seguro -. Por mi busquemos un claro, y establezcamos guardias. Yo estoy bien, haré la primera. ¿Os parece, o...? - se vuelve hacia la soldado-. Darnys... ¿Te puede llamar Darnys? ¿Preferís el vos o tu? En cualquier caso, es vuestra decisión, sois la guía, y quien conoce estos caminos. 

Los campesinos se sobresaltan ante la aparición de Edirian, pero al ver al Bardo se tranquilizan un poco.

- No sabemos nada de ninguna piedra nocturna buen señor, no. Venimos de más al sur del Vado de la Daga, hace unas semanas un grupo de Gigantes de las Colinas arrasó nuestra granja, nuestros campos... se llevaron a nuestro ganado y a nuestra hija... - Dice con la voz entrecortada.- ¿Qué podíamos hacer contra semejantes bestias?... discúlpenos buen hombre, debemos llegar a Aguasprofundas antes del anochecer... Sin decir nada más, se marcha con lágrimas en los ojos junto con el resto de su familia.