Partida Rol por web

Os acercáis ambos al generador, alejandoos del trinero y del resto del equipo, el generador está claramente sin funcionar.

Una inspección rápida os revela multitud de golpes, unos extraños golpes por todos lados que acompañan unos arañazos en las partes metálicas, son unos arañazos de cortes simétricos. La enorme antena de radio, que antes estaba encima del generador y permitia la comunicación con la base Sarkweather, está completamente destrozada, arrancada de su sitio y medio enterrada en la nieve. El destrozo sin embargo no es algo reciente por la cantidad de hielo y nieve acumulados.

Mientras Alison y George se alejan de vosotros abrazados, os acercáis con cautela a las in mediaciones mas proximas al edificio principal, dejando equipaje y perros ligeramente atrás.

La base presenta multitud de desperfectos, cristales rotos, ventanas destrozadas, puertas dobladas y un sinfín de desperfectos tanto en el exterior como en el interior por lo poco que podéis ver si os asomáis por las ventanas rotas. Pero para entrar os dais cuenta de que la puerta principal ha sido casi sepultada por completo por un enorme montón de nieve. No se oye ningún sonido des de fuera de la base.

Las palabras de Keith le hicieron hervir la sangre, a punto estuvo de girarse y soltarle unas cuantas verdades sobre compromiso con el trabajo y demás. Pero cerró la mandíbula, apretando tanto los dientes que estos crujieron siendo fácilmente audible para su compañera, y continuó su camino hacia el generador.

-¿Qué rayos…?- sus ojos recorrieron todo ese destrozo, apoyando una mano enguantada en uno de los largos arañazos. Su mente intentaba darle una explicación a aquello, pero no se le ocurría nada que hiciera ese destrozo. ¿Algún loco con una sierra eléctrica? Los cortes eran… perfectos. Nunca había visto eso en todos sus años de experiencia-. No me esperaba esto- confesó dando vueltas alrededor del generador y comprobando si podía hacer algo. La antena misma estaba en ruinas, pero quizás pudiera componerla lo suficiente para mandar una señal de socorro-. Alison… ¿Qué crees que hizo esto? – necesitaba la opinión científica de la doctora, para dejar de pensar en tonterías que se le vinieron a la mente al ver esos cortes que parecían provocados por garras. Ahora el ambiente estaba más frio que de costumbre, como si el hielo que pisaban se hubiera alojado en su espalda y pecho.

Revisó todo lo que pudo, comprobando si había combustible (podría servirles), también si pudiera hacer funcionar eso al menos un rato para hacer un pedido de auxilio. Pero empezaba a creer que lo mejor era sencillamente volver, sin electricidad las condiciones de vida serian insoportables. Aquello no era una excursión fácil, era complicado ya teniendo todas las herramientas a disposición.

Las respuesta de la rubia me exasperan, pero evito meterme en un conflicto mayor y la comprendo de verdad. Debe ser muy duro querer a un tipo que vive para su trabajo y cuando no está en él, se gasta en miradas hacia su ex mujer. Lo cual, no tengo nada en su contra e incluso admiro su perseverancia, yo no lo he aguantado más de lo necesario y eso que compartimos una cama, casa y momentos. 

- Déjalo correr. - digo con dulzura. 

Y mientras nos acercamos para revisar aquello, noto como las marcas de unas garras están en cada rincón del generador, evidenciando un perfecto ataque de un animal. Pero guarda, uno muy astuto o con algún tipo de inteligencia mutada, ya que no veo factible que una criatura se ensañe con un aparato que ofrece electricidad. Por esa razón ante las preguntas de mi novio, pienso un poco antes de ofrecer una respuesta, ya que es muy surrealista creer que un oso haga esto. 

- Ni yo, la verdad... - respondo y sigo analizando. - No comprendo aún como un animal es capaz de hacer algo semejante, sea un oso o el Yeti. No lo veo, no es científicamente comprobable. A no ser que se hagan experimentos, mutaciones, pero esto sería pensar en gran escala. - confieso preocupada, aún así reviso con la mirada cada detalle, si hay sangre, o sólo son marcas. 

Pero... Pero...

La mitad del grupo apenas son conscientes de lo que está pasando. Esto NO es normal: actuar como si lo fuese es algo estúpido, y solo prueba que está rodeado de un montón de estúpidos retrasados incapaces de entender las consecuencias de sus propios actos.

Están rodeados de destrucción en un lugar que debería estar habitado y en buen estado. No. No es normal.

- Ayúdame a entrar por esa ventana, Keith - le dice a la mujer mientras avanza hacia el primer sitio que les de acceso al interior.

"Joder. ¿Y si esto es culpa tuya? ¿Y si la has jodido TANTO que ahora todo se te va a venir encima?"

Seguramente. MacReady echó un último vistazo al cielo, a la nieve, al exterior, embobado por un segundo, antes de trepar al interior del edificio.

George consigue arreglar el generador de forma temporal puenteando algunos cables y quitando algunos condensadores destrozados. El estado del generador hace que hagan falta algunas piezas de recambio para que no se sobrecaliente y deje de funcionar, quizá permanentemente. Las piezas faltantes deberían estar a buen recaudo dentro del recinto de la base, una búsqueda en el almacén debería ser suficiente para encontrar las piezas que faltan pues aunque George el lleva piezas, son para arreglar la radio y no sirven en este caso. En cuanto a la maltrecha antena, aunque no es mas que un amasijo de hierros y por su gran tamaño y peso hace imposible a George recolocarla en su sitio aun con la ayuda de Alisson. George se da cuenta de que se podría reconectar la antena pero estando tumbanda y medio enterrada en la nieve no serviria para que la señal llegue a buen puerto.

Allison inspecciona detenidamente las marcas del generador, y aun con su experiéncia no consigue dar con una criatura que sea capaz de dejar tales arañazos en el metal de una forma tan destructiva.

Mientras George arregla el generador podéis oir a los perros ladrar nerviosamente, pero la situación no dura más de medio minuto y los ladridos cesan a los pocos segundos quedando un silencio sepulcral.

Entrais en el recinto de la base por una estrecha ventana lateral que da a una sala de estar común bastante amplia por la que se entra y se sale de la base. El frio no es muy distinto al de fuera aunque ciertamente el resguardarse del creciente viento ayuda a paliar un poco la sensación de frío. Aunque con la falta de luz se hace difícil ver bien el interior, todavía entra la suficiente luz por las ventanas y el destrozo en el interior se hace evidente en seguida, mesas destrozadas, sillas tumbadas, armarios abiertos con multitud de objetos de todo tipo esparcidos por el suelo, desde útiles de cocina hasta carpetas repletas de papeles mojados y helados y... unas marcas en las paredes, parecen de unas garras de tamaño considerable que han rasgado pintua yeso y hormigón. A los pocos minutos parece que George ha conseguido arreglar el generador y se encienden las luces, algunas parpadean y otras están rotas y podéis oir el cómo sistema de calefacion ruge funcionando otra vez, aunque quien sabe lo bien que funcionará...

Aunque no habéis estado núnca en esta base, la distribución es parecida en todas ellas debido a su naturaleza preconstruida. Des de la sala de estar en la que os encontraís, hay un pasillo al este que da a las habitaciones, cocina, baño y al fondo del todo el laboratorio.

A fuera los perros empiezan a ladrar nerviosamente pero la situación no dura más de medio minuto y los ladridos cesan a los pocos segundos quedando un silencio sepulcral en el edificio. A medida que os vais adentrando percibíis un olor un tanto desagradable que proviene de la zona este del refugio.

Le sonrió, asintiendo lentamente, intentando que su voz le despejara de esa rabia pasajera que solía arremeter en el peor de los momentos. Por suerte tenía mucho trabajo que hacer, momento en el que pudo concentrarse en su trabajo y no las tonterías de quien consideraba su compañera.

-¿Un Yeti?- levantó la cabeza de donde estaba sumergida, para mirar a Alison, intentando adivinar si lo decía en serio o le estaba tomando el pelo. El generador lanzó un chispazo y él volvió a concentrarse en eso lanzando una pequeña maldición entre dientes-. Un yeti… por un momento me lo creo- vio algo entre la nieve, medio enterrado en ella. La forma asemejaba a una bolsa de tela. Tuvo un raro presentimiento y se acercó, desenterrándola-. Oh siii- murmuró al ver que eran las piezas de repuesto del generador. ¿Qué hacían tiradas ahí? Quizás alguien las trajo para arreglarlo pero… algo pasó.

Sin darle más vueltas a todo aquello, cambió lo más importante, quitó lo que no podía arreglar, emparchando lo demás. Fue un trabajo rápido, feo a la vista y rudo, pero que logró su objetivo. El generador tosió un par de veces, soltó una nube de humo y encendió dando luz a todo el complejo.

-Que se haga la luz- distraídamente limpió sus manos en sus pantalones, una costumbre bastante fea pero que ninguna mujer logró quitarle. Ni siquiera Alison. Entonces, por sobre el rugir del motor, oyó a los perros, pero antes de lograr darle un sentido, callaron-. Don simpatía debió callarlos. Vamos. Necesitamos a los demás para levantar la antena… Así no sirve de nada.

En el trineo había alguna soga, con ella podría armar algo para levantarla más fácilmente… o usaría a los demás a modo de mulas para lograrlo. De momento, quería entrar y entrar en calor, tenía las manos ateridas.

- No me mires así, un yeti... Bueno es que sería ridículo pensar que es un oso mutado, aunque en estas bases puede pasar cualquier cosa. Ya sabes... - digo al encoger mis hombros. 

George se pone con ello y yo reviso con la mirada el entorno, pero es tan difícil ver algo más allá. La ventisca no ayuda, es un mal momento para convertirse en un explorador de las montañas heladas. No obstante mientras intento mantenerme cerca de mi novio, sigo pensando en aquellas marcas y no logro relacionarlas con nada. 

Luego los perros ladran con ferocidad y eso hiela mi piel, sí, más de lo que ya la tengo. Por suerte se terminan callando, lo cual significa que McReady está con ellos. Ante el comentario de George, me encojo de hombros y pienso en algo más. 

- Mejor si hay electricidad, volver y buscar al idiota de mi ex. De paso vemos como está la situación dentro, es que no sabemos el tiempo que esa base está sin energía eléctrica y todo debe estar en malas condiciones. Hablamos de previsiones, y demás. Vamos, lo que necesite frío. 

Y mientras lo insto a mover, sigo pendiente del entorno, como quien está en alerta. 

-¿Y un yeti es más probable doctora?- enarcó una ceja, sonriendo de costado, intentado restarle algo de seriedad al asunto. La verdad es que esas marcas le dejaron muy intranquilo y su reacción al oír la palabra yeti fue diferente a lo que esperaba: sintió que podría ser probable. Era en ese momento, cuando ves algo imposible, que comienzas a pensar en la posibilidad más remota. Sobre todo ocurre un suceso inexplicable. Menos mal que con la luz esa sensación podría ser erradicada-. Seguro que lo de mis calcetines perdidos fueron duendes.

Le guiñó el ojo y pasó su mano por sus hombros, frotándolos con las manos a continuación, tratando de transmitir calor en el cuerpo de Alison. Era un contacto que también necesitaba él, para expulsar cierto temor irracional que se empezó a alojar en su cerebro. Algo que crecía en su mente como una sombra, una sombra con garras enormes y capaces de destrozar un generador.

-Seguro abandonaron el lugar cuando el generador se descompuso- era una teoría tan débil que él mismo hizo torció el gesto.

- Pues, ya no sé qué pensar. No existe criatura tan inteligente como para saber que eso es una central eléctrica y que sí lo daña, deja una base sin luz. Así que ya ves, es tan loco como pensar que anda un yeti pululando. - digo al sonreír, y en parte me encojo de hombros. - Me temo que fueron los duendes, sí. 

Ya quitando un poco de hierro al asunto, acepto esas manos sobre mis hombros para darme un poco de calor ya que es necesario y pienso en cómo diantres acomodar esa antena. Nosotros no tenemos la capacidad física de ello, así que mi ex tendrá que ensuciarse las manos. Sonriendo por la cercanía, por esa dulzura que emana George, continúo hablando. 

- Eso espero, no quiero pensar en una masacre. - aclaro y sigo. - Dejemos esto un poco acomodado y vayamos a buscar al resto. Solos no podremos. ¿Vale? 

Al menos regresar, poner en situación y volver a solucionar el problema. Suelo ser muy organizada, no lo puedo evitar. 

Keith se queda callada durante un segundo tratando de escuchar algo, pero no logra percibir algo más - creo que deberíamos seguir por el pasillo este, quizá hayemos el oeigen de ese repugnante olor, quizá hasta encontremos a alguien en alguna habitación - dice tratando de ser optimista, ya sabia que mcready solia ponerse nervioso y dejarse llevar, tal vez eso lo mantendría mas calmado... y a ella.