Partida Rol por web

Cuatro paredes, techo, suelo. Camas duras y corrientes de aire. ¿Qué esperabas, una suite?

1911 Sábado 9 de Noviembre, 2002.

Por fin es sábado, y ninguno de los 3 tiene imaginaria, así que en cuanto termináis las escasas y aburridas labores diarias, os dirigís al barracón 6 para daros una ducha y cambiaros de ropa. A las 2100 comienzan las partidas de Póker, así que tenéis un par de horas antes de ir a la cantina.

Todos los que no están de guardia entran y salen, se cambian y descansan un rato. Alguien tiene una radio encendida al fondo, escuchando alguna vieja canción de Jonny Cash.

El agua caía sobre Cornelius, relajándole. Había sido un día duro. Quien le hubiese dicho, cuando era joven, que tendría que desmontar el sistema de disparo de un tanque Abrahams para limpiarlo. La grasa de sus manos tardaría en salir, pero debía esforzarse. El sargento ya le había amonestado por tener aspecto descuidado, y no debía pasar de nuevo. Sabía como se las gastaba.

Apoyó una mano en la pared, y dejó que el agua recorriese su espalda. Otro día, otro dolar, pensó.

Me termino de secar la cabeza y me pongo la ropa interior y los pantalones. Luego la camisa interior, y empiezo a contar los tristes 13 pavos que he guardado para la "gran noche". Me los guardo en el bolsillo de la camisa y me la pongo, remangándome hasta un poco más arriba de los codos.

Al escuchar la canción no puedo evitar cantar un trozo sin apartar la vista de las botas que mee estoy calzando

Till Armageddon, no Shalam, no Shalom. Then the father hen will call his chickens home.

Ya salido de la ducha, y a medio vestir, Stuart Cole recuerda los dias de su juventud mientra pule, sin demasiado placer, las botas reglamentarias; botas que demostraban la ardua tarea asignada por sus superiores ese dia.
"vamos mariquita Cole, necesito que queden bien limpias todas la canaletas del desagüe del cuartel" decia su superior inmediato, mientras pensaba que otra tarea, por demas agotadora, podia imponerle.
son las 1920, y su unica ilusion es ganarse uno dolares mas, esta noche en el poker. Realmente no necesitaba la plata, pero siempre es una satisfaccion ganarles plata a sus compañeros, y hasta al "Sargento". En el Poker no hay rangos, todos somos iguales, hasta que haya un ganador penso

El Capitán Donnelly cruza el barracón tan envarado como siempre, sin dignarse a dirigir una mirada a ninguno de los presentes. Se deja caer en su catre, junto a Cole, y saca de su arcón un fajo de billetes. Cuenta cuatro o cinco billetes de diez y se gira hacia Ramírez, que está al fondo planchando su camisa junto a la radio.

- Ramírez, hazme el favor de apagar esa mierda antes de que vomite.

Cornelius sale de la ducha y se dirige a su taquilla para vestirse con el uniforme de descanso. En ella mira un instante la foto de su abuela, y sonríe. Estaría orgullosa. Había dejado atrás los líos y era un hombre de provecho.

Me pongo de pie y bien tieso mientras chillo:

FIIRMES!!

Cornelius se da la vuelta, aun sin la camisa, y se pone en posición de firmes con un fuerte golpe de tacón. Con los años, ese movimiento se había vuelto un reflejo para él.

tomado desprevenido y como reflejo del grito FIRMES, salto de la cama y hago la venia

"espero no ser reprendido por no darme cuenta antes del que el capitan habia entrado al barracon"

Donnelly os ignora a todos. Como siempre.

Al ver que Donelly no reacciona me termino de vestir y me voy a la cantina, para ir "calentando motores"

Al salir, sientes el frío de Nebraska meterse por cada resquicio de tu ropa. Va a ser una noche ventosa y desagradable. La Cantina está cerca, y en el camino se te une Booker, que también tiene libre. Te da la impresión de que está un poco colocado. Seguramente venga de fumar detrás del Hangar 4.

- Señor, ¿preparado para ser desplumado, Sargento?

Booker sonríe y se frota las manos. Lleva un ridículo pasamontañas blanco y guantes baratos de lana.

El Sargento sale del barracón. La puerta golpéa la pared con una ráfaga de viento y el frio del exterior se cuela un instante. Donnelly coje una chaqueta de piloto y unos guantes y sale un momento después, por la otra puerta.

- Gilipollas...

Ramírez sube el volúmen de la radio y termina de planchar su camisa.

Espero que no pretendas apostar la mierda esa que llevas en la cabeza, Booker, ¿No te gusta la brisa de Nebraska?

Miro alrededor y me pongo la gorra

Por cierto, como algún oficial se percate de la peste a hierba que sueltas se te va a caer el pelo

Le enseño los caninos con una sonrisa y le doy unas palmadas en la espalda

Anda vamos, ¿cuanta pasta has ahorrado para darme hoy?

- Mi negro culo no está acostumbrado a este frío, Señor. - Booker sonríe. - Y no espero que me gane esta vez. ¿Piensa jugar en la mesa del Mayor hoy, Señor?

Camináis con paso firme para mantener el calor. Dentro de la cantina ya se escucha la música de la radio y las voces del Mayor y los demás hombres.

Sí, seguro que este frío le ha congelado el cerebro. Además, te has fijado en el tic de su ojo, parece un puto parapléjico cada vez que se marca un farol.
Digo mientras guiño un ojo desesperadamente y muevo los brazos agarrotandolos a la altura del estomago

Antes de abrir la puerta dudo un segundo y me giro a Booker

¡Qué coño! Si me va bien la noche te invito a lo que quieras, incluso puede que te acompañe al hangar a celebrarlo.

Abro la puerta y dejo que pase primero

No le digo que no, Sargento, Cornelius se abrocha la camisa, y la estira bien, cerrando el cinturón con un gesto que ya se ha vuelto automático. Le echa un ojo a la cartera. Mierda, que poca pasta tengo. Deja escapar un suspiro. Nunca se le había dado bien ahorrar. Esperaba que a los chicos no les importase.

Es hora de relajarse un poco. Cornelius sale ya listo del barracón y se dirige a ver a sus compañeros para la partida.