Partida Rol por web

A Niren no se le pasó desapercibida la esquiva de Valeria pero se le olvidó todo a la siguiente frase. Los ojos dorados de la tiefling se abrieron de par en par.

—¡¿QUÉ?!—exclamó—. ¡Divertido, unas narices! ¡Ese demente podría haberlo arreglado todo con un chasquido de dedos, con un maldito chasquido de dedos! Es más... ¡c-contaba con que lo hiciera! ¡Era su amante!

Por una vez la cara de Niren había perdido el omnipresente ribete de picardía para mostrar genuina sorpresa, casi espanto ante la idea. Tres segundos después dicho gesto fue cambiando paulatinamente a uno medio amargado medio asqueado. A la tiefling le gustaban las bromas, y le gustaba hacer rabiar a la gente, eso tenía gracia. Pero jamás en la vida se había planteado matar a nadie gratuitamente, la muerte nunca era graciosa.

—Esos magos rojos estarían mejor clavados en una pica—gruñó apretando los dientes. Luego se calló unos segundos antes de añadir:—. ¿Que por qué me dejó ir? Supongo que quería devolverme la jugada con el truquito de la maldición, pero me di cuenta.

Se cruzó de brazos con gesto huraño.

—Y al margen de que se lo esperara o no, debe tener cosas mejores que hacer que perseguir a una tiefling durante siete años. A fin de cuentas he sido la excusa para que te diera puerta a ti también—señaló a Valeria con la barbilla—. Aunque si ha servido para que haya una maga roja menos, pues mejor. Y espero que entiendas a lo que me refiero.

Valeria observó a Niren durante unos momentos. ¿Que Duskar trató de devolverle la jugada pero ella se dio cuenta? ¿Que tenía cosas mejor que hacer que perseguirla durante 7 años? O el ego de Niren era gigantesco, o lo era su desconocimiento de cómo se las gastaba su maestro. Si Duskar permitió a la tiefling robar en su casa fue por que así lo quería. Y si desveló que el cáliz estaba maldito era porque no lo había camuflado con hechizos y por tanto quería que lo descubriera. Si permitió que llegara a su amante era porque eso servía a sus planes y Niren se había convertido en su mano ejecutora sin saberlo. Y si después hubiera querido quitársela de en medio, no le hubiera costado demasiado esfuerzo o tiempo: podría haber recurrido a la adivinación y la teleportación y Niren estaría muerta antes de darse cuenta de qué ocurría...

¿O no? ¿Estaba sobreestimando a Duskar? ¿Se había vuelto tan paranoica como para pensar que su maestro preveía cada pequeño detalle que sucedía a su alrededor? ¿De verdad le tenía tanto miedo, después de todos estos años?

Valeria se frotó los ojos en un gesto de cansancio.

—Un mago rojo nunca deja de serlo —replicó Valeria, aunque no aclaró a qué se refería—. Sólo digo que ese nuevo enclave no me da buena espina. Y que las dos deberíamos tener mucho cuidado.

—Y yo no puedo elegir lo que soy, pero sí elegir quién soy—dijo Niren como toda respuesta, sin aclarar tampoco a lo que se refería. Tras una pequeña pausa cambió de tema:—. A mi tampoco me da buenas vibraciones ese nido de calvorotas, cuando los cuervos se juntan es que algo se pudre...

Se cruzó de brazos y quedó pensativa un momento dirigiéndole un fruncido ceño a un punto indefinido entre las llamas de la hoguera. La verdad es que la revelación sobre lo que el había ocurrido a la concubina de Duskar le había dejado mal cuerpo... y un asco todavía más grande si cabe por el thayino. La cola de la tiefling se movía de vez en cuando, como la de un gato irritado por algo.

—¿Tienes alguna idea?—preguntó finalmente levantando los ojos del fuego para mirar a Valeria—. Es decir, ¿suele haber algún motivo concreto por el que los magos rojos pongan un enclave en alguna parte? Cuando están buscando algo, cuando se disponen a atacar algo... Porque lo normal sería pensar que quieren estudiar el tema de los orcos en esta zona pero es que esos tíos no son normales.

Valeria se encogió de hombros.

—Los enclaves thayinos son tolerados en todo Faerûn porque venden objetos mágicos a un precio sin competencia. Los que están en los interiores de las ciudades incluso se comprometen con las autoridades a no ofrecer objetos que puedan ser utilizados de forma delictiva. Controlar y monopolizar el comercio de objetos mágicos es una forma de someter los Reinos Olvidados a través de la economía, si lo piensas. Quien tiene el dinero y la magia, tiene el poder. Pero a parte de eso, pueden tener otras intenciones. Espionaje, control de puntos estratégicos... e incluso reunir un ejército con el que autoproclamarse "salvadores" de Nesvesmortas.

Niren se pellizcó la barbilla y se quedó unos instantes en silencio, mirando fijamente a Valeria con el ceño fruncido en un gesto pensativo mientras movía lentamente la cola.

—En resumen... —dijo al final, aunque no abandonó el gesto— ...que tener un ojo puesto en ese enclave no es mala idea después de todo, ¿cierto? No sé tú, pero yo no quiero que ningún mago rojo me "salve", esos saben tanto de salvar personas como yo de coros celestiales.

Valeria asintió.

—No es mala idea, no. Pero necesitaré pruebas, no suposiciones, para presentárselas a Mannock —cogió un grueso volumen encuaderno con tres gruesas argollas y se lo puso en las rodillas—. Ahora, descansa un rato. Yo haré la primera guardia.

—Cuidado, si no duermo con un ojo abierto significaría que confío en ti...

Niren sonrió de oreja a oreja con picardía y rió un poco entre dientes. No pensaba dormir con un ojo abierto mayormente porque no podía, y aunque pudiera, tampoco lo haría. Si Valeria hubiera querido hacerle algo, lo hubiera hecho ya. Aquella humana no tenía un pelo de estúpida.

La tiefling abrió su saco de dormir y se metió dentro.

—Buenas noches.

Tan solo unas cuantas horas duró la guardia de la ex maga roja, ella, más que la Tiefling, debía descansar mejor y más tiempo, si quería estudiar sus conjuros al día siguiente.

La noche pasó fría y lentamente para Niren; la inquieta mujer jugueteó con sus cosas personales antes de aburrirse y sentarse a divagar sola. Estaba acostumbrada a ello, pero en noches tan frías y con alguien durmiendo al lado, no era lo mismo a cuando salía completamente sola de expedición para buscarle algún objeto a Shaonn.

El sol salió finalmente, o al menos eso pareció. Una espesa bruma se alzó antes del amanecer y viajar así era perderse seguro, la experta viajera lo sabía!

Aguardó un par de horas más, dejando a Valeria dormir un poco más y esperando que el sol y el día disipara la bruma.

Postrada a la entrada de la tienda, con el fuego extinguido; logras diferenciar a la poca distancia de la que tus ojos pueden traspasar las brumas. No más de unos 10 metros, un par de sombras bípedas. Quizá un par de exploradores orcos de montaña... no sería raro.

Valeria dormía al interior de la tienda profundamente, la pobre era la que más había sufrido físicamente por el viaje de la jornada anterior.

Niren estaba recostada contra una de las rocas del brazo de montaña en e que habían acampado. La tieflign habñia entrecruzado los brazos a la nuca y balanceaba una pierna cruzada sobre la otra ociosamente mientras miraba, aburrida, en derredor. Cuando le pareció ver algo, entornó los ojos y al confirmarlo sonrió con picardía.

Se introdujo sigilosamente en la tienda sin perder de vista las siluetas para despertar a Valeria.

—Pst... bella durmiente—susurró dándole golpecitos en el hombro con la punta de la cola mientras no quitaba ojo del exterior—. Me ha parecido ver un par de siluetas bípedas ahí afuera. Quizá sean exploradores orcos, o quizá no. Voy a echar un ojo para asegurarme. Estate atenta por si pasa algo raro.

Cogió su arco corto y encajó una flecha en la cuerda, luego salió al exterior agazapada como un gato acechando a un ratón y buscó cobertura, acercándose mientras se escondía para intentar identificar quienes eran aquellos dos.

—Ya podrían ser vendedores de frutos secos extraviados—murmuró para sí—. Tengo algo de hambre...

Vivir para ver. Ni en sus sueños más salvajes habría imaginado que alguna vez iba a confiarle sus espaldas a una... maga thayina.

Niren se deslizó agilmente fuera de la carpa, con su arco corto entre las manos y tensando una flecha en él.

Las dos sombras se acercaron rápidamente y la voz de una de ellas se escuchó: - NIREN! VALERIA! Son Uds?.

La voz era desconocida, pero la silueta de una de ellas era bastante familiar. Unas patas equinas, cuernos de cabra..... Pashma?, No era muy delgado para ser él. Era Bourdain, el sátiro, acompañado de un hombre un poco más alto que él.

Los hombres se acercaron a la tienda, siempre alertas, junto a un tejón que los acompañaba.

Dentro de la tienda, una mujer de cortos cabellos negros se encontraba en guardia con un bastón en la mano.

-¿Valeria?. -Inquirió el sátiro. -Alabado todo el panteón, hemos venido a buscarlas. ¿Dónde está la Tiefling?. -Esperó respuesta de la maga y luego cayó en la cuenta de su acompañante. -Aa, y él es Ángelo, el Druida, un viejo conocido de la villa, no lo hemos encontrado en la cabaña y me ha acompañado a buscarlas!

Las figuras de Bourdain y del desconocido empezaron a avanzar hacia la tienda al no recibir respuesta.

Ya en la entrada, pareció que hubieran dado con la maga, ya que se escuchó el susurro de una conversación que empezaba a iniciarse, con la voz de Bourdain: -¿Valeria?. -Inquirió el sátiro. -Alabado todo el panteón, hemos venido a buscarlas. ¿Dónde está la Tiefling?.. -Aa, y él es Ángelo, el Druida, un viejo conocido de la villa, no lo hemos encontrado en la cabaña y me ha acompañado a buscarlas!.

El sátiro pudo haber traicionado al grupo y venir a perseguir a las mujeres para no dejar rastro, o al menos eso podría ser una teória. Lo cierto es que no mostraban signos de violencia alguna al dar con Valeria.

La Tiefling aún permanecía oculta a una distancia prudente, pero lo suficientemente cerca como para escuchar la conversación y poder reaccionar en cualquier momento si fuese necesario.

—¡HOLA! —estalló Talith, en un tono de voz exageradamente alto, sobresaltando a Valeria—. Nadie me quieeeere... nadie se preocupa por mi. Tacataca-Tacataca-¡cha!

Valeria ahogó una maldición por lo bajo y, mientras recuperaba el resuello apoyó el bastón de hierro en la tierra, plantando las dos manos sobre su extremo superior.

—Bienhallado seáis, Ángelo. Si buscáis a "la tiefling" debe estar a vuestra espalda —contestó la maga—. Bourdain, ¿qué ocurrió en la cabaña cuando nos fuimos?

—Concretamente, con la esperanza de que alguien saliera achicharrado pero no ha podido ser—puntualizó Niren que, en efecto, estaba a unos cuantos pasos a la espalda del sátiro y el recién llegado como surgida de la nada. Se había apoyado en un árbol. Aun tenía el arco con la flecha encajada en las manos aunque apuntaba al suelo—. Bourdain, querido, a parte de desentrañar el misterio de cómo demonios nos habéis alcanzado si os llevábamos horas de ventaja... ¿podrías ser tan amable de dar algún detalle, más?

Movía la cola lentamente, con aire ocioso, aunque en ese momento esbozó una sonrisa forzada.

—Es decir, la última vez que os vi estabais planeando asaltar una ruina de casa como si fuese el castillo impenetrable de un señor del mal. Y tal y como lo has dicho ha sonado a que nada más tirar la puerta abajo os encontrasteis a tu amigo esperando con una pancarta de "¡sorpresa!" en las manos.

El druida inclinó la cabeza en un cortes saludo ante la maga y giró sorprendido al darse cuenta de que alguien había quedado a sus espaldas - Caliope - le espetó a su tejón - Cuantas veces te he dicho que estés atento a tu alrededor? - conversó con su animal, como si esto fuera lo más normal del mundo antes de darse cuenta de que una extraña calavera parlante tambien había metido sus bocadillos

- Ventaja? Ayer os vi partir y no pareciais ir demasiado deprisa - comentó como al pasar, reconociendo que había observadio al grupo desde antes de que este se dividiera - y si aún teneis la tienda armada es que habeis descansado mas que nosotros... las guardias se hacen más largar al ser menos - sentenció seguro de si mismo antes mostrar sus manos libres a la Tiefling para demostrar que no tenía interés en atacarla

- Podeis bajar el arco, hemos venido por el centro del camino y sin ánimo de escondernos. Si tuviera malas intenciones me habría movido por entre los arboles - se explicó antes de contestar - En las ruinas había un par de bribones que reconocieron que ese era su campamento... donde descansaban tras atacar a los mineros, por eso el minotauro y los dos humanos nos pidieramos que os alcanzaramos y os pidieramos volver, para poder preparar una emboscada al grupo de ese tal Belis... aparentemente son diez bandidos en total, aunque ya tenemos a dos prisoneros, así que quedarían ocho. Ellos estimaban que con vuestra ayuda podriamos acabar con ellos -

Niren arqueó una ceja ladeando la cabeza con gesto extrañado.

—Cuantas conclusiones en tan poco tiempo—dijo—. Es decir, resulta difícil dispararle a alguien con un arco que apunta al... suelo. Me habría sido más sencillo hacerlo cuando no me veíais, ¿o no?

Miró su arco como si le preguntara algo mentalmente y terminó encogiéndose de hombros. Por lo que a ella respectaba debían haber capturado a aquellos dos bandidos mientras corrían tras ellas dándose de patadas en el culo. Por otra parte, le importaba más bien poco.

—De todos modos nosotras ya íbamos a buscar a la guardia, ¿recuerdas?—añadió mirando al sátiro—. No teníais porqué haber dado un viaje de más.

El sátiro dió un brinco hacia adelante cuando apareció la Tiefling, sin duda había sido sorprendido. Iba a hablar, de nuevo, pero entonces el Druida se le adelantó.

-Vamos por partes, ¿si?, Niren, Amiga de Shaonn -Inquirió mientras tomaba aire y organizaba las ideas en la cabeza.

-Justo después de su partida, logramos entrar a la cabaña, a la fuerza, y Errol.... Jajajja intentó arrojarse desde el hueco del techo y casi se mata ese hombre -Rió recordando la anécdota. -Pero el caso es que los bandidos se rindieron fácilmente, resultaron ser bandidos que viven de robar a la gente que con tanto esfuerzo busca oro en los arroyos de las montañas. -Malditos!.

-Trabajan para Belis -Continuó su relato mientras buscaba algo en su pequeña mochila, quizá alguna de sus manzanas. -Un conocido ladrón de Nevesmortas, buscado por Mannock y por la guardia, hay recompenza por su cabeza en uno de los letreros del mercado!

Encontró una pequeña bolsa te tela que empezó a desenvolver hasta sacar unas hierbas secas, las dispuso sobre su pipa desenfundada y empezó a intentar encenderlas con un extraño palillo de madera seca, que al parecer se encendía rozandolo con una superficie carrasposa. -El caso es que esa cabaña resulta ser el escondridijo de esos bandidos, y hasta donde nos dijeron los prisioneros, ellos están "trabajando" en zonas cercanas y que probablemente volverán a la cabaña dentro de un par de días, por eso vinimos a buscarlas, ellos pensaron que con la ayuda de ustedes podrían..... podriamos emboscarlos! y dejémonos de sandeces, la guardia no puede ni sacarse un moco en estos momentos!.

Siguió fumando de su pipa -Ahh y este amigo Druida, no estaba dentro de la cabaña, al parecer estaba espiandonos -Guiñó un ojo a su cmpañero -se dirigía a Nevesmortas y bueno, le contamos la historia de los Ogros y al parecer nos va a ayudar.

Desean un poco señoritas? -ofreció de su pipa.