Partida Rol por web

Desapariciones en Puerta de Plata (Finalizada)

Capítulo I: La llegada a Puerta de Plata

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21/01/2014, 20:36
Director

El campesino seguía mirando con desconfianza a Xelaver, en particular a sus saquillos - y el misterioso e ignoto artefacto que empuñaba cuyos poderes sólo podía imaginar - Otros parroquianos también habían puesto la oreja a la conversación, con más o menos disimulo. Sin perder de vista el cubo misterioso y las manos del mago, el tipo contestó con un tono de ligero desprecio, como dando a entender que era algo que todo el mundo sabía.

-"No hay guardia en Puerta de Plata, hay los hombre del Conde, el ejército. Los manda el propio hijo del Conde, como es tradición, Su Señoría Puerta de Plata. Lord Puerta de Plata, el Conde, es su padre. Tened cuidado con los tratamientos." - desde luego el tono estaba de más, puesto que era posible que así fuera en esa ciudad desde siempre, pero en otros lugares que Xelaver había visto junto a sus hermanas no podía ser más distinto - "Los barracones están en las murallas del distrito superior, en la fortaleza del acantilado están los calabozos y los despachos." - echó una ojeada al aventurero, mirándole de arriba a abajo. El aire no era de desprecio, pero sí calculador y, aparentemente, no alcanzó el aprobado en su examen, pues torció el gesto - "Pero no se si os dejarán entrar. En realidad, probablemente ni siquiera podáis. ¡El peaje para acceder al distrito cuesta una moneda de oro!" - era obvio que para aquel trabajador campesino aquello era una pequeña fortuna, un dispendio inasumible y alocado.

 

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21/01/2014, 21:00
Alexandra

Está bien, si queréis que nos separemos, nos separamos—Alex se encogió de hombros—. Pero si tantas pegas había con lo de la guardia habría sido la leche que se hubieran dicho ayer. Podríamos haber trazado el plan que fuera que ahora nos va a comer tiempo.

Tenía más ganas de hacer algo de una bendita vez que de quedarse a planear algo que ya podrían tener más que hecho. Odiaba darle cuarenta vueltas a las cosas ¿Qué sentido tenía ir soltando información relevante con cuentagotas? Teóricamente todo el mundo debería tener las mismas ganas de encontrar a sus seres queridos así que o se confiaba, o no se confiaba.

Mi hermano y yo vamos a hablar con quien esté a cargo de esto, aunque si alguien quiere venir, bienvenido es—concluyó—. Los demás: nos vemos entonces en la mula esa cuando acabemos lo que tengamos que hacer.

Se acercó a Xelaver que continuaba con el campesino mientras escuchaba en ese momento la respuesta de este: genial, una ciudad sin guardia. Alexandra creía que había visto lo máximo en gobernantes ineptos, y entonces conoció Puerta de Plata.

Dejando momentáneamente a un lado ese pensamiento, se acodó en el hombro de su hermano (Aunque era más bien un gesto folclórico que una verdadera intención de cargar peso como quien se apoya en una pared ya que continuaba manteniendo el peso del cuerpo en una de las piernas)

Buenas—saludó sin más, luego miró a Xelaver—. ¿Con el hijo del Conde habría que hablar si no he oído mal?

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22/01/2014, 01:27
Hugh Triond

La ira contenida le hacía presionar sus dientes al contemplar los cadáveres. Muchos son los años que lleva enfrentándose a líderes tiranos y sus injustas leyes. Pero parece que, más cerca o más lejos, el poder priva de moral y razón a quienes lo ostentan. -No me extrañaría que el único crimen de más de uno de esos pobres individuos, solo haya sido el de estar en el lugar equivocado en el momento más inoportuno.- Pensó en voz alta. Pero por mucha rabia que ello le diese, no era el momento ni el lugar. Le costó serenarse, pero sabía que la razón que le traía era mucho más importante. -De poco vale luchar por lograr un lugar mejor, si no tienes a tu familia para compartirlo.-

Prestó atención a lo expuesto y a las iniciativas de cada uno cuando se agruparon. La idea de la posada no era mala, pero se había hecho al plan inicial y ya tenía así decidida su voluntad. -Coincido en que separados podríamos abarcar más terreno, ganando así tiempo respecto al plan inicial.- Comenta mirando a los ojos a varios de sus compañeros. -Si os parece bien, dado que Jagg y Rislan también conocen la ciudad, yo me encargaré de guiar a su destino al señor Xelaver y la seño...mmm... perdón... a Alex.- Dice mirando a la muchacha con una inclinación de cabeza a modo de disculpa. -Hablaremos con Los hombres del Conde, o su lugarteniente, como habíamos previsto. Luego, nos reuniremos con vosotros a mayor brevedad en La mula traspuesta para intercambiar lo averiguado.- Sentenció así su voluntad para con el grupo. Luego miró a Alex y Xelaver -Yo por mi parte, también creo saber de otro lugar de donde obtener algo de información complementaria. Es el hospicio donde fue criada mi hermana y puede que tengan alguna noticia de ella previa a su desaparición.- Les informó. -Digo esto porque me gustaría dirigirme hacia allí antes o después de llevaros a la posada, claramente dependerá de si querréis acompañarme. Pero lo primero será ver cuál es la "versión oficial" del asunto.  

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22/01/2014, 02:01
Hugh Triond
Sólo para el director

Notas de juego

Señor Director, quiero saber en que lugar se emplazan los siguientes tres lugares? 

Cuarteles (o lugar donde dirigirnos a hablar con los hombres del conde)
La mula traspuesta.
Hospicio donde se crió Lea.

Con el fin de saber si podriamos pasar por el hospicio en el trayecto de los cuarteles a la taberna. Por si ello puede repercutir en mayor o menor medida, al tiempo y la voluntad de acompañarme de Xelaver y Alexandra.

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22/01/2014, 06:21
Jagg Hafferil

- En fin, en fin, veo que el ansia del turismo os puede, jejeje -comenta Jagg con una sonrisa burlona-. Al anochecer, nos veremos en La Mula Traspuesta -propone al hilo de Rislân. A continuación, explica de manera sencilla cómo llegar a la taberna-... y si no estáis allí, deduciremos que habrá que pagar vuestra fianza o descolgaros de ahí arriba -bromea señalando con el índice a la fila de colgados. Había tenida una infancia dura en esa ciudad, no se le podía reprochar sus pequeñas perturbaciones en el comportamiento social (¡no se le podia! xD).

A estas alturas imagino que ya estaremos al pie del control de la entrada.

- Y recordad sonreir.

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22/01/2014, 16:48
Director

Notas de juego

El distrito alto está al final de la carretera de entrada, que atraviesa el barrio inferior con escasas curvas para hacer más tendida la cuesta. Para llegar allí desde donde estáis sólo hay que seguir por la sinuosa calzada. El hospicio no está de camino, habría que desviarse casi un kilómetro por el barrio pobre para llegar a ella y luego desandar el camino (ninguno de los tres conoce la ciudad como para atajar), ese desvío parte desde la misma plaza que para ir a la taberna de Jagg pero en dirección contraria.

Así que por así decirlo, forman una T invertida, con el palo largo siendo la carretera y vértice de unión la plaza del mercado de más adelante que tenéis como referencia para llegar a la taberna y al hospicio

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22/01/2014, 20:40
Hank Daggerfell

A las puertas de la ciudad, el asunto se ponía definitivamente en marcha. Las conversaciones que había oido en la cola no le sirvieron de mucho, pero intuía algún serio peligro, como si el acceso a la ciudad fueran las fauces de alguna bestia dispuesta a engullirlos. Muy bien, pues entonces que la urbe se los tragara. Arrancarían de sus entrañas aún calientes el terrible secreto que mantenía desaparecidas a las mujeres que buscaban.

Confiado al encontrarme de lleno en un ambiente urbano, comento al grupo en general.- En principio no es mala idea que nos separemos, tampoco hace falta que los ocho...- miro de reojo al lobo de Hugh.-...nueve nos movamos juntos de un punto a otro. Así solo llamaríamos todavía más la atención, y eso no nos interesa. Si no os importa, yo indagaré en zonas más...sordidas de la ciudad. Barrios bajos, mercaderes de reputación "cuestionable", prestamistas... En esos lugares se mueve mucha información, y son zonas que domino...- concluyo dandome unos toques en la nariz.- Por supuesto, no es una propuesta cerrada, por si alguno había tenido la misma idea y desea indagar conmigo.- Luego añado señalando como si nada hacia el suelo.-¡Ah! Y cuidado con las alcantarillas de la ciudad. Según he oido, hay "cosas" en ellas que los nobles metieron allí para limpiarlas. No es que ninguno tengamos de momento idea de sondear tan agradable lugar, pero la advertencia nunca está de mas...

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23/01/2014, 00:10
Hugh Triond

Enarbola una ceja al oír las palabras de Hank. -Casi lo olvido.- Piensa mientras se quita el morral de la espalda. Rebusca entre sus cosas, sacando un trozo de tela y una cuerda atada con un lazo. Se acerca a Silent y le echa el lazo al cuello para después tensarlo. -¡Lo se, viejo! A mí tampoco me gusta esto, pero puede que así nos ahorremos problemas.- El animal gime en señal de descontento mientras Hugh le envuelve el hocico en la tela para disimular sus voraces fauces. -¡Lo de siempre! Orejas bajas y a medida que nos acerquemos, algún que otro ladrido.

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23/01/2014, 09:29
Xelaver

—Un precio exorbitante, sin duda. Gracias por su ayuda, ha sido muy amable —dijo Xelaver, despidiéndose del hombre con un cabeceo.

No es que lo fuera para un aventurero, pero podía ser el sueldo de un mes entero para una persona más humilde. Con aquel peaje, que probablemente no pagarían los nobles residentes, estaba cerrando el acceso al distrito superior a todos los plebeyos. Y eso no presagiaba nada bueno.

—Así es —le respondió a su hermana, aunque incluyendo con la mirada a Hugh y a su lupino compañero—. Oigamos qué tiene que decir el Hijo del Conde en su defensa sobre eso.

Hizo un gesto en la cabeza en dirección a los cadáveres colgando de las almenas como chivos expiatorios.

—Gracias por guiarnos, Hugh. Después de ti —le dijo al explorador, antes de despedirse de los demás—. Nos vemos en la posada. Mantened los ojos abiertos, esto sólo puede empeorar.

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23/01/2014, 11:42
Jagg Hafferil

- Te acompaño, Hank -le sonrió Jagg-. Tu cara de niño podrá sacar información a las damas, pero los tipos duros... mmmm.... ¿Te vienes, Gogri?

Notas de juego

Post cuña para organizarnos.

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23/01/2014, 12:19
Rislân del Valle

- Bien. Pues nos veremos esta noche en la taberna. Reservaré habitaciones para todos, de dos en dos... Sed cautelosos pero constantes. Cuando la desgracia llega a su colmo, viene la felicidad, y en esta ciudad ya han pasado demasiadas cosas malas.

Con una sonrisa franca contempló al pequeño grupo que iba a resolver el misterio de las mujeres desaparecidas. No estaba nada mal y el tiempo iría limando las pequeñas asperezas de la roca para que fuese lisa como un canto rodado. Sin más dilación se dio media vuelta en la dirección que Jagg Hafferil le había indicado.

...

No habían pasado ni dos minutos cuando volvió con cara circunspecta.

- Disculpadme de nuevo pero... aunque me gustaría ser generoso como mi corazón desea, no puedo serlo tanto, y me temo que en esta ciudad manda el oro más que la buena voluntad, así que... - con cierta humildad tendió la mano con la palma abierta - con algo que me deis por cabeza bastará, sobre todo diciendo a Krestaff que vamos de tu parte, Jagg. Estoy seguro que ese maese enano, según deduzco por su nombre, guardará un grato recuerdo de ti.

Tras recaudar el dinero necesario y ponerlo a buen recaudo, el viejo se fue, dejando al resto llevar a cabo sus quehaceres.

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23/01/2014, 13:52
Aiden Stendahl

-Yo visitaré esta tarde los orfanatos y hospicios de los arrabales y el distrito inferior, y si la puesta de sol no me alcanza trataré de acercarme al templo. Allí es donde debería haber ido... - se detuvo un segundo - Sea como sea nos veremos en la posada. Sed cuidadosos con lo que decís y a quien le preguntáis, aun no sabemos lo que está ocurriendo aquí. 

Antes de abandonar al grupo y emprender su búsqueda entregó a Rislan una moneda de oro, como había pedido. 

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24/01/2014, 08:15
Gogri Grimhammer

Gogri entregó a Rislân dos monedas de oro.

-Claro que te acompaño, Jagg. No sabes andar solo por las ciudades, ni siquiera por las humanas. Daremos un buen paseo, aunque no me apetece subir cuestas.

El enano hablaba sin quitarse la pipa de la boca, mirando a uno y a otro lado.

-Si el ejército está implicado en la defensa de una ciudad, entonces esta ciudad tiene mucho que contarnos - se encogió de hombros -. ¿Vamos?

Notas de juego

Desde este pc no puedo modificar datos de la ficha, árbitro. Si quieres quitar tú las monedas del inventario, avísame. Si no, lo haré esta tarde (espero acordarme).

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24/01/2014, 14:57
Xelaver

Xelaver sacó dos monedas de su bolsita y se las tendió a Rislân, por su habitación y la de su hermana.

—Desde luego. "Primero comer y después filosofar", ¿no? —le sonrió al erudito.

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25/01/2014, 01:57
Hugh Triond

Hugh se unió a la colecta para las habitaciones, aportando su moneda de oro a la mano de Rislan. -Aquí tenéis, amigo.

Luego se dirige hacia el resto del grupo, centrando sus ojos en Xelaver y Alex. -Bien. Pues el camino que nosotros debemos recorrer para llegar al distrito alto parte desde ésta entrada, sólo hemos de seguir hasta el final su sinuoso trazado.- Luego mira hacia el viejo y añade. -Aunque, si queréis, podremos continuar juntos hasta llegar a la plaza del mercado. Allí es desde donde va hacia la posada.

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26/01/2014, 01:16
Director

El grupo de aventureros entró junto a la ciudad. Las preguntas de los guardias de la puerta, aunque las hicieron ceñudos y desconfiados, retrasandoles más que a anteriores viajeros, resultaron ser las habituales y de esperar. Tras afirmar que no venían de potencias extranjeras, que no traían bienes ilegales y demostrar que tenían medios para sostenerse en la ciudad sin delinquir ni vagabundear, pudieron entrar no sin antes someterse a un breve registro. En el caso de Rislân, el clérigo estaba casi seguro que había tenido que pasar por aquello sólo por ir con aquellos jóvenes con pinta de busca problemas.

El camino que pudieron compartir una vez dentro fue poco. Apenas unos centenares de metros por las malolientes, sucias y deprimentes calles del barrio bajo. Y eso que la avenida principal por la que circulaban tenía mucha mejor pinta que las innumerables y laberínticas callejuelas secundarias que se extendían, sin orden ni concierto, a partir de ella. 

La gente en la entrada no era excesiva, pero tras el tramo inicial, empezó a agolparse más a medida que se acercaban a una plaza de suelo de barro y paja, llena de tenderetes improvisados con cajones, carros, telas y todo aquello que se podía pillar por ahí, donde cientos de personas anunciaban sus mercancías a gritos y las intercambiaban entre ellos y con los que acudían al mercado. Se trataba, casi sin excepción, de víveres, animales y otros productos de primera necesidad, como ropa sencilla, leña para los fuegos y materias primas.

Allí sus caminos se separaban, al menos temporalmente. Tras despedirse, Rislân enfiló por la calle más importante a la izquierda según llegaron, una calle amplia aunque no menos sucia ni retorcida que las demás, donde aún se conservaban más edificios viejos y destartalados que chabolas y chozas.

Aiden se marchó justo en dirección contraria, hacia la derecha, por una cuesta que llevaba en dirección de una alta torre de madera que había visto tiempos mejores, cuya veleta se había desprendido y amenazaba caerse; hasta allí tendría que atravesar un lodazal de chozas, corrales y casuchas destartaladas.

Jagg, Gogri y Hank se perdieron de vista descendiendo unas escaleras que les llevaría cerca del río hacia un terreno de almacenes cochambrosos tan altos y apelotonados que los callejones que dejaban entre ellos parecía ser de noche incluso cuando el sol estaba alto sobre la nube de polución que envolvía la ciudad.

Alex, Xelaver y Hugh, en cambio se limitaron a cruzar la plaza esquivando gente siguiendo la misma vereda que les llevaría a las alturas siguiendo la pendiente de la colina en suaves S por el camino empedrado.

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26/01/2014, 01:29
Director

El camino de Rislân no era de los peores, parecía que la densa nube de humo gris no se originaba en la parte de la ciudad a la que él se dirigía y el ambiente era casi más respirable que en el sendero principal. La posada no debía estar lejos, aunque prefería no apresurarse, ya era anciano y el paseo en solitario de daba tiempo de meditar y contemplar su entorno.

La pobreza de la ciudad le tocaba el alma. Saber que unos kilómetros más arriba las calles estaban pavimentadas con losas que costaban lo suficiente para que todos los niños que veía, flacos y demacrados, comieran una buena temporada hacía que se preguntase cómo podía haber gente tan egoísta. Un río de plata fluía por aquella ciudad pero sólo unos pocos se beneficiaban de tan inmensa riqueza. 

Mientras pensaba en aquellos deprimentes hechos, se fijo, por cuarta vez en un hombrecillo menudo, de barba picuda un tanto peculiar aunque aspecto por lo demás anodino. Le había visto en la entrada de la ciudad bebiendo en una taberna, le volvió a ver en el mercado comprando en un puesto detrás de ellos, se cruzó por la calle un par de casas más atrás hacía un rato y ahora se acababa de meter en la esquina anterior. El anciano estaba seguro de que le seguía, pero por suerte ya estaba llegando a la posada que le habían indicado, un cómico cartel con un pollino tirado en el suelo y con aspecto de estar beodo colgaba de la entrada del siguiente edificio, una casa de dos pisos hecha de adobe y con tejado de placas de madera que había visto más remiendos que material original se había usado en su construcción.

Y justo a tiempo, porque el clérigo pudo ver claramente como un grupo de hombres de aspecto rudo y peligroso se desplegaban detrás suyo y aceleraban el paso con movimientos sospechosos. Incluso pudo oírles renegar y maldecir cuando vieron que, repentinamente para ellos, se metía en el siguiente local evitando que pudieran arrastrarle al siguiente callejón.

La luz de la calle, de por si escasa tras pasar por el tamiz grisáceo que se interponía entre el suelo y el cielo en aquella ciudad sucia, desapareció cuando atravesó el portal. Le llevó unos segundos acostumbrar los ojos a la penumbra de aquel antro y, cuando lo consiguió, pudo sentir clavados en él los ojos de un enano ceñudo, de barba blanca y trapo marrón por lo sucio. El tipo estaba mirándole desde cierta altura y detrás de un mostrador de tamaño normal mientras limpiaba - ¿o ensuciaba? - un vaso con su bayeta.

El local tenía bastantes taburetes altos en la barra, dos de ellos ocupados por un par de borrachines de nariz roja y equilibrio inestable que parecían tener una borrachera significativa para aquella hora tan temprana. También había algunas mesas con sillas, tanto unas como otras llenas de cortes, quemaduras, arañazos y golpes, eran muebles robustos y en buen estado pero que hacía años que se los podía haber considerado viejos y no estaban nada respetados. En una de las mesas había una figura, encapuchada y embozada, tal vez femenina por el tamaño, pero Rislân no podía asegurarlo.

 

- Tiradas (3)

Motivo: Suerte

Tirada: 1d20

Dificultad: 10+

Resultado: 9(+2)=11 (Exito)

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 10(+7)=17 (Exito)

Motivo: Averiguar intenciones

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 11(+7)=18 (Exito)

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26/01/2014, 01:51
Director

Aiden se internó en callejuelas secundarias, retorcidas y serpenteantes que no tardaron en hacerle dudar de su orientación. Por si fuera poco el suelo era un lodazal que amenazaba con arrancarle las botas y a ratos costaba respirar. Le llevó un tiempo llegar a una zona desde la que podía ver la torre que le habían dicho que marcaba uno de los orfanatos femeninos más masificados de la ciudad.

La gente con la que cruzaba no sólo tenía mal aspecto, empobrecido y enfermo, sino que era cada vez más malencarada. Podía oír a lo lejos el ruido de los batanes y el olor de los taninos y las pieles secadas a curtir le asaltó con violencia amenazando con revolver su estómago y llevando el sabor de la bilis a su boca.

Atajó entre unos secaderos de cueros teñidos, seguro de llegar por fin a la institución y pronto se encontró en un estrecho callejón sin salida. Iba a volverse cuando, por sorpresa, una flecha voló hacia él desde el tejado del edificio de al lado. Por suerte falló por apenas cinco centímetros. Aunque un alarido de dolor, cortado de repente y el ruido de un cuerpo al caer al suelo le dijo que quizás el tirador no había fallado.

Cuando se volvió pudo ver a cuatro tipos que se habían acercado por detrás con claro ánimo de asaltarle, llevaban largos cuchillos curvos de aspecto siniestro y hojas teñidas de negro, típicas de ladrones y asesinos a quienes preocupaba que el brillo del metal delatase sus posiciones. Uno de ellos estaba tirado en el suelo con una flecha profundamente encarnada en el pecho, inconsciente y gravemente herido, los otros tres le miraban entre horrorizados, sorprendidos y furiosos.

- Tiradas (4)

Motivo: Suerte

Tirada: 1d20

Dificultad: 12+

Resultado: 13(+3)=16 (Exito)

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 12(+2)=14 (Fracaso)

Motivo: Ataque

Tirada: 1d20

Dificultad: 12+

Resultado: 10(+7)=17 (Exito)

Motivo: Daño

Tirada: 1d8

Resultado: 6

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26/01/2014, 02:08
Lilya Nurmi

-"Mala idea, mangurrianes. Adivinad cuántas más de esas tengo y calcular las probabilidades de que sean más de tres." - una voz suave y musical surgió entre las sombras del tejado desde el pasado de Aiden. Una voz que solía emplear palabras rudas y maleducadas que no cuadraban con ella.

-"¿Y tú, bisoño? ¿Nada te enseñé o es que se te escurrió por las orejas con los pocos sesos que tuvieras? ¿Tan fácil se ha vuelto convertirte en un peluca?" - la palabra de la germanía que solían usar para 'blanco' o víctima de un robo volvió a su memoria como un eco de otro tiempo, de otra persona, de otra vida.

Los ladrones, o más bien asesinos, porque no parecía que fueran a darle la oportunidad de rendirse antes de hundirle los cuchillos, miraban alrededor, tratando de ver a la mujer que les amenazaba; aunque procurando no perder de vista a su pretendida víctima, ahora bien atenta y con su armadura brillando, bueno, con su armadura puesta. Tenía aspecto inseguro y Aiden pensaba que estaban a un empujón de salir corriendo.

- Tiradas (1)

Motivo: Averiguar intenciones

Tirada: 1d20

Dificultad: 12+

Resultado: 16(+6)=22 (Exito)

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26/01/2014, 02:16
Director

Los hermanos y su nuevo compañero de camino tuvieron que abrirse camino para atravesar la plaza, lo que resultó menos difícil de lo que podría parecer gracias a la alegría y soltura con la que Alex manejaba los codos. 

Aún así tardaron unos minutos en poder volver a andar separados y cómodos por el camino empedrado que ascendía la montaña. Entre toses y pañuelos en la boca pasaron la niebla grisácea de humo de fragua, forja y horno que cubría la parte alta del distrito inferior, hasta que la empalizada de madera que separaba a los indeseables de la plebe se alzó ante ellos con un alto torreón de madera custodiando el paso.

Otro par de soldados les dio el alto, les interrogó y cuestionó con preguntas desesperantemente similares a las del primer portón y les exigió mostrar el dinero, mostrándose menos impresionados con el fondo de sus bolsas pero lo bastante satisfechos para dejarles entrar al distrito de los ciudadanos más respetables. Una vez convencidos de que eran gente de bien, incluso les recomendaron posada.

El camino picaba hacia arriba, mientras pasaban junto a panaderías, carnicerías, tiendas de ropa y almacenes generales en un ambiente más agradable y cuidado, de casas más grandes con paredes pintadas y ventanas y balcones adornados con plantas y flores de aspecto un tanto chuchurrío. La gente de esa parte de la ciudad estaba mucho mejor vestida, sana y bien alimentada, pero tenía aspecto preocupado y les miraba con desconfianza. Ya veían a lo lejos el distrito alto, brillando al sol como si estuviera hecho de nácar desde más allá de las murallas de piedra. La calzada que deberían seguir hasta allí también era claramente visible, en lo alto y empinada hasta generar en sus piernas una sensación desesperante de cansancio y angustia por el esfuerzo que les esperaba.

Andaban fijándose que por el portón de la barbacana que protegía la puerta principal estaba saliendo un grupo de soldados, incluyendo varios caballeros, cuando Alex se fijó en un tipo que le llamó la atención. Era completamente anodino y absolutamente nada remarcable, pero llevaba un sombrero que le recordaba al de un tipo que conoció en una taberna una vez que... bueno era una buena historia, que incluía muchas risas, mucha diversión, mucha cerveza y un burro, pero no era el momento ni el lugar. El caso es que al tipo del sombrero era la cuarta vez que le veía: estaba en la puerta, estaba comprando en un puesto del mercado justo delante de ellos, pasó la puerta de la empalizada un poco antes que ellos y ahora estaba allí detrás, atándose un zapato en la esquina por la que habían pasado hacía un minuto justo antes de pararse a ver a los soldados y caballeros que ya emprendían la marcha por el mismo camino que ellos llevaban, pero descendente en lugar de ascendente como ellos.

- Tiradas (2)

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 2(+8)=10 (Fracaso)

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 18(+7)=25 (Exito)

Notas de juego

Prefiero dejar aquí la acción y daros ocasión por si queréis reaccionar a algo de lo que os he descrito que asumir comportamientos de vuestros personajes. Al fin y al cabo no hay prisa y lo más probable es que acabéis ésta parte antes que el resto.