Partida Rol por web

Desesperación carmesí

Forja de libertad

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15/05/2009, 09:20
Drumlak

Cuando Gerhardine avanzó, en pos de Drumlak, no lo hizo sola. A su lado se colocó una figura que conocía a la perfección, tanto que no necesitaba alzar la vista para saber que Arnvald se encontraba junto a ella...siempre lo estaba.
El hombre era callado y su actitud, normalmente, carecía de los arrebatos que a ella la asaltaban de vez en cuando. Podría decirse que Arnvald no dejaba que la pasión le provocara decir o hacer nada de forma impulsiva, pero su lealtad había quedado probada en el pasado. Esta vez no sería diferente.

Pero ellos dos eran la representación de Rosslyn, pidiendo cuentas por lo sucedido a sus gentes. Ródennos tambien tenía sus paladines, que clamarían por lo ocurrido con su señor. Y el primero de ellos no podía ser otro que el senescal Wolfgang, que lejos de amedrentarse ante lo visto, ahora se posicionaba junto a aquellos que tenían la misma sangre de los que habían matado a Zaelus, comprendiendo que, en realidad, el enemigo era sólo uno. Un enemigo común al que debían enfrentarse pese a saber que eso sólo podía significar la muerte, dado los poderes incomprensibles de los que hacía gala aquel hombre de rostro oscuro.
Junto a Wolfgang, como si fuese una extensión de su cuerpo, su hija Majud tambien avanzó. Y así, las personas más representativas de ambos reinos formaron un frente común ante aquel que había traído ante ellos cuentos ya casi olvidados. Una pesadilla que caminaba sobre dos piernas.

Mientras tanto Drumlak, que se encontraba ya junto a Bernard, se volvió hacia aquellos que se acercaban a él. En su mano seguía la espada del dirigente de Ródennos, pero no parecía dispuesto a utilizarla contra ellos. Simplemente la sujetaba con la punta señalando el suelo, casi con desgana.
¿Por qué? Es una buena pregunta. - respondió con tono alegre - Podría haberlo hecho, por supuesto. Lo único que tenía que hacer era arrebatar la espada de su mano muerta, lo que no hubiese resultado nada complicado...pero no me negarás que así ha sido más divertido ¿verdad?
También podría acabar con todos vosotros ahora mismo...así
- chasqueó los dedos. Un sonido que resonó claramente sobre el rumor que existía en aquellos momentos, proveniente de los aún incrédulos habitantes de Ródennos. Las gentes de Rosslyn no habían emitido sonido alguno, ni siquiera habían hecho intención de levantarse...y ya jamás lo harían.
En el mismo instante en que Drumlak chasqueó los dedos, la fuerza invisible que les había controlado y permitido moverse desapareció, dejando simples cáscaras vacías sembrando unas tierras que no eran las suyas.
Sólo entonces, aquellos que se habían enfrentado a los atacantes minutos antes, pudieron darse cuenta que sus enemigos estaban muertos...siempre lo habían estado, incluso cuando atravesaban con sus improvisadas armas los cuerpos de los defensores.

Drumlak se encogió de hombros. - Me gusta divertirme, ¿qué le voy a hacer? Esto le da sentido a mi vida, porque de lo contrario sería bastante aburrido.
Ahora debo irme, pero estoy convencido de que volveré a veros antes o después. Despues de todo tenéis que intentar vengar a los vuestros ¿verdad? Jajajajajajajaja.

La carcajada se cortó al instante. No porque Drumlak hubiese dejado de reir, sino porque allí donde se encontraban él y el anciano ahora era un lugar vacío.
Ambos habían desaparecido, dejando a hombres y mujeres solos con sus pensamientos, con su miedo y con su rabia.
Algunos habían encontrado las fuerzas suficientes como para levantarse. Era el caso de Sadicer, quien nuevamente en pie observaba el lugar donde antes se había encontrado esa pesadilla.
Sus ojos se encontraban impregnados de una sensación extraña. Una mezcla de reconocimiento y determinación.

Notas de juego

Si es que cuando me sale la vena psicópata....XDDDDDD

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17/05/2009, 23:36
Zack Shermann

Zack se había detenido nuevamente cuando el enmascarado comenzó a hablar, atento a cualquier nuevo peligro que pudiese presentarse. Cuando este desapareció, el herrero volvió a caminar y consiguió llegar  hasta su destino. Sadicer sen encontraba atónito, mirando el lugar dejado por los extraños.

Temeroso de que estuviese bajo algún tipo de embrujo debido a su extraña mirada, Zack agarró fuertemente a Sadicer por los hombros y lo zarandeo un poco. - ¡Eh!, amigo, ¿estás bien? - Sin esperar respuesta por parte del mercader, pues estaba demasiado nervioso e impaciente, el herrero comenzó a soltar una retaila de preguntas que pululaban por su mente. - ¿Quienes eran esos dos? ¿Los había visto antes? ¿Cómo es posible que hagan todo lo que hemos visto? ¿Y la profecia? ¿me la puedes repetir? ¿Qué será lo siguiente? ¿Qué será de nosotros ahora? ¿Qué podemos hacer?, Sadicer ¿Me escuchas? - No había nerviosismo en el tono de las palabras, aunque su velocidad dejaban entrever dicho estado de ánimo que, probablemente, no era exclusivo del herrero, sino de todos o casi todos los allí presentes.

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18/05/2009, 10:55
Gerhardine Hallberg

La ira en su mirada dió paso al odio absoluto a medida que uno a uno los habitantes de Rosslyn comenzaban a desplomarse para nunca más volver a levantarse.

La maldad de ese ser no tenía parangón. Diversión, era todo lo que buscaba, eso habían sido todos ellos, todos, sin distinción de pueblo, salvo que los de Ródennos al menos seguían con vida.

Drumlak y Bernard desaparecieron y Gerhardine experimentó nuevamente las mismas sensaciones que al regresar a su ciudad. Cayó al suelo, de rodillas, con lágrimas en los ojos, sintiéndose impotente.

Miró a Arnvald y esta vez no tenía forma de ocultar la tristeza, porque ya no existía la esperanza de encontrar a su gente, de rescatarlos de lo que fuera los había hecho desaparecer, de arrancarlos del influjo de algún hechizo, estaban muertos y no había forma de regresarlos a la vida.

-Mi padre, Arnvald... ¡Mi padre!
-le dijo casi en un susurro y sintiendo que el corazón se le desgarraba-... Tengo que encontrar su cuerpo, darle digna sepultura -se pasó las manos por el rostro intentando retener las lágrimas pero fue peor-... ¡MALDITO DRUMLAK! ¡MALDITO SEAS! -gritó y ya no pudo contenerse más, las lágrimas comenzaron a correr copiosas por sus mejillas y a dibujar nuevamente surcos en su empolvado rostro.

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18/05/2009, 12:48
Leonard Roster

Rabia ...

Eso es lo que sentía mas que el propio dolor debido a la caída del caballo ... el dolor que sentía por el trompazo que me había llevado ... que había podido ser mucho peor ... pero aún así ... y aunque peor hubiera sido lo que sentía era rabia al ver desplomar toda esa pobre gente después del chasquido de dedos de Drumlak ...

Otra vez ...

Lo había vuelto a hacer ... yo era la segunda vez que lo veía ... pero seguro que alguna otra vez lo había hecho ... había hecho levantar a los muertos para hacerlos jugar a su voluntad como si de marionetas se trataran ... cuerpo inanimados controlados por alguien al que tan solo le gustaba jugar y divertirse haciendo sufrir a la gente ... lo había hecho en Kildare ... y ahora lo había vuelto a hacer ...

-Maldito seas Drumlak ... maldito seas Bernard ... dije casi en un susurro el cual se pudo oír al estar toda la gente en silencio después de presenciar esa monstruosidad ...

-¡MALDITOS SEÁIS! dije gritando casi sollozando debido a la rabia que sentía ...

-¿Porque? ... ¿Porque lo habéis hecho? ... ¿Porque les habéis matado? ... ¿Acaso era necesario?

Me levanté a duras penas del suelo y me puse en pie titubeante ...

-¿Es este el objeto de poder? ... ¿La espada es el objeto de poder? dije con un rostro que expresaba una rabia contenida que se estaba a punto de desatar ...

Necesito tiempo ... pensé por dentro de mi con la mirada clavada en las dos pesadillas que me atormentaban día y noche ...

Notas de juego

Hola de nuevo :P

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18/05/2009, 17:26
Majud Dahatsy

Majud permaneció inmóvil ante las palabras de aquel, fuera lo que fuera. Se dio cuenta que su poder era tan grande que no podrían atacarlo como a cualquiera pero también pensó que todo el mundo tiene debilidades y que éste debía tenerlas por algún lado, el problema estaba en encontrarlas. Quizás las personas que habían pasado más tiempo con él, supieran algunos detalles. Miró a la joven llorar, derrumbarse, no era para menos pues ella habría estado igual de haber perdido a su padre. Para su suerte no había sido así y de inmediato se volvió a él dejándole ver su rostro lleno de preocupación.

-¡Padre, gracias al cielo que estás bien!

Lo abrazó sin pensar en nada más, sin pensar en la gente que los rodeaba y recién entonces, miró la devastación nuevamente. Estaba seguro que su padre no se iba a quedar con los brazos cruzados, rápidamente buscó a su aya, a su amiga, con la mirada pero no lograba dar con ella y con el soldado; esperaba que no les hubiera sucedido nada pues de lo contrario se sentiría culpable. No soltó las manos de su padre, quería estar segura de que él estaba bien.

Entonces las palabras del joven hombre la hicieron volver la vista a él, parecía demasiado rabioso contra aquellos dos y demasiado alterado, Majud estaba desconcertada, jamás había estado en el medio de algo como aquello y no le gustaba para nada la sensación de inseguridad que sentía al ver cómo podían acabar con ellos en un abrir y cerrar de ojos. Aguantó, no quiso llorar o la regañina de su padre sería mucho peor por haberle desobedecido, así que a pesar de que tenía los ojos brillosos, no lloró. A lo lejos pudo ver a Zack y eso le reconfortó de alguna tonta y extraña manera, incluso esbozó una sonrisa.

-Padre, nada hacemos aquí, debemos volver a casa y planear una...

Se dio cuenta que estaba yendo demasiado lejos pero es que en el fondo de su ser, sabía que sería exactamente lo que su padre iba a hacer. No podían simplemente lanzarse a la aventura de buscar a ese tal Drumlak porque sí, a tientas y a locas. No, había que planearlo todo minuciosamente porque huir era una utopía, sentía la joven hija del senescal que si la cobardía y el desánimo les ganaban la guerra, aquella pasión desmedida del tal Drumlak por el poder, terminaría por alcanzarles.

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18/05/2009, 18:17
Meredith Gailast

Todo sucedió demasiado rápido. Como piezas trémulas sopladas por un viento inclemente, los atacantes de Rosslyn cayeron inertes, meros juguetes rotos, uno tras otro ante sus ojos. Meredith apenas logró ver que el causante de todo desaparecía, envuelto en la carcajada más terrible que había escuchado jamás. No logró apartar la vista del cementerio ante sus pies, del campo de batalla sembrado de cadáveres que habían caminado por la tierra incluso después de la muerte. Todo en ella se oponía a la aceptación de esa premisa, a la idea de que algo o alguien pudiera poner movimiento y vida donde la materia ya había decidido volver a los orígenes, al polvo y a la tierra. Todo dentro suyo, hasta la última parte de su ser, impedía que asumiera lo que sus cinco sentidos clamaban a gritos.

Y el dolor...

Meredith cayó de rodillas, con las manos sobre el pecho. Habían allí personas con mucho más derecho al dolor que ella, que no era más que una espectadora de una masacre que no la involucraba en casi nada. Aún así, se echó a llorar. Lloró con fuerza por la muerte, por la crueldad, y por lo que la situación que había presenciado significaba. Trató de limpiarse el rostro con las manos, pero el olor a sangre y tierra le remitió a recuerdos terribles y las lágrimas fueron aún peores. Otros se encargarían de las cosas, los demás accionarían para comprender la barbarie: ella no tenía nada que hacer allí. Absolutamente nada.

Inspiró hondo, ajena a todas las preguntas a su alrededor. Intentó centrarse. La demostración de que todo lo que creía se podía caer en un chasquido le convenció de la única certeza disponible: ya no había nada que perder. Ninguno de ellos, ni siquiera tocado por ella, podía estar peor. Un herido gemía cerca suyo, y Meredith no fue conciente de en qué momento se desplazó, ni cuándo sus manos volvieron a meterse en la carne, y menos aún qué fue lo que empezó a hacer. Tal era su shock y tal su horror, que perdió total conciencia de sus acciones.

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18/05/2009, 21:29
Master Indio

Las muestras de furia y dolor se mostraban patentes ante los ojos de aquellos que no llegaban a comprender lo que allí había ocurrido.
En realidad, sólo una persona de las allí presentes atesoraba ese conocimiento, aunque si le pedían explicaciones no sabría explicar el cómo. Simplemente no era la primera vez que presenciaba un horror similar al actual...eso sí, jamás de aquella envergadura. ¿Un pueblo entero? O bien Drumlak había mantenido su verdadero poder en secreto o, sin duda muy posible, el regreso a aquel que era su mundo le había devuelto su antigua fuerza.

A unos cuantos metros de donde se encontraban, una nueva figura se aproximaba con gesto serio y claras muestras de no haber podido contener las lágrimas.
Sus ropas eran como las de cualquiera de los campesinos que por allí se encontraban, pero su rostro era verdaderamente extraño.
De piel muy pálida, demasiado para haber vivido trabajando los campos, y cuerpo delgado, caminaba a lentas zancadas mientras su pecho subía y bajaba por algún esfuerzo realizado poco antes.
En sus mejillas podían verse claramente unos surcos de color negro, que comenzaban en sus ojos y descendían por el mismo camino que había seguido la humedad no contenida.
No cabía duda, era maquillaje...o lo poco que quedaba de él. Pero si se tenía en cuenta que dicho maquillaje quedaba reservado, casi exclusivamente, para las mujeres de la nobleza, el rostro del recién llegado desentonaba completamente con las vestimentas que llevaba.

Leonard reconoció al instante a Kane, el cual aún portaba la pistola en su mano. Así mismo, Gerhardine y Arnvald también le conocían, aunque en aquellos momentos sus sentidos no estaban puestos en él.

Notas de juego

One moment. Aún queda un post de Sadicer.

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18/05/2009, 21:43
Sadicer

¡Deja de sacudirme, muchacho! - exclamó Sadicer ante los zarandeos que le propinaba Zack para intentar sacarle de su estupor, sin llegar a saber que el mercader no se encontraba tan asombrado como el resto de los que le rodeaban.
No podría negar que jamás había visto algo similar a aquello, pero sus conocimientos le permitían saber que no era algo tan descabellado - Vas a conseguir desencajar estos viejos huesos.
Su mirada se posó brevemente en el herrero, pero un segundo más tarde se dirigió hacia el lugar donde se encontraba el Senescal Wolfgang. - Ven, acompáñame.

Consiguió desembarzarse de las fuertes manos de Zack y se encaminó rápidamente, abriéndose camino a empellones cuando hacía falta, para llegar al lugar donde lord Zaelus reposaba mecido por el sueño eterno.
Sadicer cerró un momento los ojos, en señal de pesadumbre, pero al instante se giró para enfrentar al hombre al que ahora le correspondía el mando del feudo - Wolfgang, tenemos que hablar de esto...ya sabes por qué. Sé que tras todo lo sucedido hay muchas cosas que reclaman tu atención, pero todo eso debe esperar, pues debemos tratar asuntos de mayor importancia. La profecía se cumple y es momento de dejar que la verdad se abra camino para poder enfrentar al mal. No es Ródennos lo único que peligra en este momento.

Sus mirada se dirigió entonces al lugar donde se encontraban Gerhardine y Arnvald, para luego pasar al hombre que había llegado a caballo con ellos y a la nueva presencia que acababa de aparecer con un extraño objeto en su mano - Ellos quizá puedan contarnos algo acerca de lo ocurrido con las gentes de Rosslyn, por lo que deben acompañarnos.
Zack, el herrero, me ayudará a llevar estos viejos huesos hasta el castillo...y por lo que respecta a tu hija, creo que ni ese demonio conseguiría apartarla de tu lado.
En ese instante se fijó en un fino reguero de sangre que discurría desde la cintura de la armadura del senescal...su protección no había sido suficiente para proteger la integridad del hombre durante la batalla y necesitaría cuidados en breve - Pueden mirarte esa herida mientras hablamos. - se giró hacia el lugar donde Meredith se afanaba, con la mirada perdida, en los cuidados a un herido - Mi señora. El senescal necesita de su ayuda. Acompáñenos, por favor.

Sadicer impartía peticiones como si fuesen órdenes, pero Wolfgang no pareció molesto en ningún momento por tamaño atrevimiento.
Eran muchos los años que habían compartido, así como los secretos que únicamente son revelados a alguien por quien darías la vida. El lazo que unía a aquellos dos hombres era mucho más fuerte que cualquier distinción de clases o luchas de poder.
Cuando hubo terminado de hablar, se acuclilló junto a la figura de la mujer que clamaba por su gente y por su sangre.
La entendía perfectamente, pero por desgracia no podían dejarle el tiempo que requeriría aquella búsqueda - Hija. - la llamó colocándo suavemente la mano sobre su hombro -  Deja que la buena gente de Ródennos se haga cargo de los caídos. Después podrás llorar la pérdida de sus vidas, pero ahora el tiempo corre y necesitamos de vosotros para poder decidir qué acción tomar. Un simple minuto podría significar la diferencia entre el triunfo o la derrota ante ese ser.

Sabía que lo que pedía era demasiado, pero debía intentarlo para evitar un mayor derramamiento de sangre.
Suficientes cadáveres le rodeaban ya como para querer añadir unos cuantos más.

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18/05/2009, 22:08
Wolfgan Senescal de Ródennos

Había escuchado las dos voces que le sugerían lo que hacer. Una de ellas era la de la sabiduría, mientras que la otra aglutinaba todo el amor que podía sentir por una persona.
En ambas existía la preocupación, pero la de Majud se encontraba más centrada en él mismo, mientras que la de Sadicer traslucía un nivel muchísimo más amplio.
Con gesto serio, asaltado por recuerdos que había conseguido mantener a buen recaudo y que ahora volvían para golpear con una fuerza que le era difícilmente soportable, el senescal asintió cuando el comerciante le indicó que había llegado el momento de hablar.
Había deseado que ese momento no llegase, pero no se puede escapar al destino, como bien había quedado demostrado.

Luego ya hablaremos sobre cómo cumples mis órdenes. - aquellas palabras iban dirigidas a su hija, que le miraba preocupado ahora que sabía que se encontraba herido.
Wolfgang sabía que no era demasiado grave, pero su cuerpo tampoco era el de un muchacho de veinte años y, por mucho que le disgustase, sabía que necesitaría algún cuidado para evitar que la debilidad hiciera presa de él.
Acompañó sus palabras con una sonrisa para hacer comprender a Majud que no se encontraba realmente enfadado. Simplemente la preocupación era recíproca.
Pero tenía algo que hacer ahora.

Se apartó de la muchacha y avanzó unos pasos hasta donde se encontraba Gerhardine, con Sadicer a su lado.
El caballero que acompañaba a la mujer se encontraba en pie junto a ella, aún con la espada desenvainada y con los ojos muy abiertos mientras observaba, desesperado, los cuerpos de la gente con la que había compartido su vida...al menos durante unos años.
Para evitar malas interpretaciones, el senescal envainó su arma al acercarse y dirigirse a Arnvald - Puedes guardar esa espada. - le indicó - Nadie aquí intentará haceros daño a ninguno de vosotros. Este ataque no ha sido dirigido por nadie de Rosslyn, sino por ese que se hace llamar Drumlak.
Es necesario que nos unamos para vengar lo que aquí ha ocurrido. Está escrito que así debe ser.

Despues se volvió hacia Gerhardine - Por favor, acompañadnos. Conocí a tu padre, y te doy mi palabra que será tratado como el mismísimo lord Zaelus, así como el resto de tu gente.
Sadicer tiene razón. Es necesario que hablemos. No dejes que el dolor o la rabia nuble tu juicio, pues toda esta tierra depende de ello.

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18/05/2009, 22:44
Majud Dahatsy

Majud miró a su padre con una sonrisa triste en los labios, realmente sabía que él debía cumplir con su deber y que todas esas cosas estaban vedadas a ella pero verlo herido y aún así preocupado por todo el mundo más que por nadie, la hizo sentirse demasiado pequeña. Bajó la mirada mientras veía cómo se nombraba a los que irían con Sadicer y con su padre. No tenía miedo del tal Drumlak, ni siquiera tenía miedo de algún bien puesto castigo, lo que le dolía era no servir para nada a su padre.

-Padre... Con vuestra venia volveré a casa.

Dijo, hizo una reverencia y se acomodó la capucha, parecía nuevamente un muchacho si no se le observaba bien y dando dos pasos hacia atrás, decidió que era momento de dejar de jugar al varón y ni siquiera esperó la respuesta de su padre que algo en su corazón le decía cuál era. Buscó con la mirada a su aya, tenía un nudo en la garganta y evitó en todo momento la mirada de su padre, la de Sadicer y por supuesto la de Zack. Todo el resto del mundo le daba igual.

Caminó tan aprisa como era posible, saltando cuerpos y con la mirada baja, demasiado le había arrebatado la vida y ella había podido vivir con ello pero no soportaría que le arrebatara a su padre también. Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, se dirigía hacia donde había dejado su caballo, esperaba encontrarlo pronto y volver. No quería darle más dolores de cabeza a su padre. Levantó de nuevo la vista y vio a Sophie y al soldado.

-Nos vamos, señores.

No dijo más pero tampoco era necesario, Sophie la conocía bien.

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18/05/2009, 23:32
Gerhardine Hallberg

Gerhardine no vio a Kane aproximándose, la verdad es que difícilmente conseguía ver algo, el dolor y la rabia la tenían cegada, era como si el carmesí que teñía el cielo se hubiera trasladado a sus ojos.

La mano sobre su hombro la hizo parpadear y las palabras que comenzó a oír luego consiguieron arrancarla del abismo al que estaba a punto de caer su cordura. Respiró profundo y alzó nuevamente la cabeza, clavando la vista en el horizonte. El dolor que sentía era inenarrable pero esos hombres tenían razón.

Apoyó su espada en el suelo y se valió de ella para ponerse en pie, el impacto de todo lo visto la tenía con las piernas temblorosas. Y entonces vio a Kane y algo parecido a una sonrisa se dibujó en su rostro, sin embargo sus ojos volvieron a colmarse de lágrimas, él estaba solo y aquello sólo podía significar que sus dos amigos habían muerto. Prefirió no preguntar.

Envainó la espada y miró a Arnvald, silenciosa. De los cinco que eran al regresar ya sólo quedaban tres: El, Harlan y ella.

-Vamos -susurró a Arnvald haciendo un gran esfuerzo para que la voz no volviera a quebrársele-... Tenemos muchas vidas que vengar.

Se volvió luego a Kane para pedirle se les uniera, lo mismo hizo con Leonard y Harlan para luego unirse al Senescal y Sadicer.

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19/05/2009, 00:08
Zack Shermann

Cita :

¡Deja de sacudirme, muchacho! - Vas a conseguir desencajar estos viejos huesos.

Zack se detuvo al escuchar las palabras del viejo mercader. De hecho le soltó de forma casi inmediata y, de repente, fue consciente lo lo irracional de su comportamiento. Se sintió avergonzado y miró a su viejo amigo de arriba a abajo para comprobar que no le había dañado. Trató de tranquilizarse y siguió a Sadicer cabizbajo cuando este se lo pidió.

Sadicer comenzó a hablar con el senescal y las gentes que habían llegado de Rosslyn, gentes que Zack desconocía y de las que, aunque la autoría del ataque había quedado bien clara y  habían salido tan perjudicados o más que ellos mismo, no podía evitar desconfiar. Fue en ese momento cuando el herrero giró sobre sí mismo y se fijó detenidamente en la gran cantidad de muertos y heridos, y en toda aquella gente que asombrada y temerosa observaba escondida en sus casas o parapetados en lo primero que habían encontrado. Zack se sintió muy confundido, por un lado porque comprendió que aquellos a los que se había negado a matar ya estaban muertos al llegar y, a su vez, habían sesgado la vida de muchos de sus vecinos, amigos y no tan amigos; por otro lado porque aquel extraño tipo había actuado con una soberbia y una falta de sentimientos que, unidas al resto de demostraciones de poder de las que había hecho gala en su corta exhibición, ponían en duda el tipo de ser con el que debían tratar.

Cita :

Zack, el herrero, me ayudará a llevar estos viejos huesos hasta el castillo...

Zack se volvió hacia Sacider como si tuviese un resorte en el cuello al escuchar mencionar su nombre. - ¿Por qué querrá que vaya?... ¿Qué pinto yo con toda esta gente?... - Zack sabía bien que Sadicer no hací las cosas aleatoriamente, quería que les acompañase por algún motivo. Y la excusa que había puesto, después del meneo que le había pegado, hacía que el herrero se sintiese culpable y no pudiese negar la ayuda a su viejo amigo. Sin embargo Zack vaciló durante unos segundos. Miró a su alrededor, allí había mucho que hacer, muchos muertos que enterrar, muchos heridos a los que atender... y la herrería, tenía que poner a buen recaudo sus cosas, eran muchos meses de trabajo los que ahora permanecían esparcido por el suelo de lo que hasta hace poco fue el campo de batalla.

La comitiva ya se había puesto en camino y vio como Sadicer iba algo más retrasado mirando hacia atrás repetidamente. Zack inspiró profundamente tratando de que el aire exalado se llevase todo los pensamientos que le rondaban y el nuevo aire le diese fuerzas para ponerse en camino. Finalmente lo consiguió y dio una pequeña carrera hasta alcanzar a Sadicer y cederle su brazo para que se apoyase. - Al menos me enteraré de que va todo esto...  - Pensó para sí mismo tratando de convencerse para no volver atrás.

Durante el camino muchas dudas y oscuros pensamientos asaltaron la mente del herrero, pero no expresó ninguno de ellos e intentó que no se viesen reflejados en su rostro. En un momento del camino, él y Sadicer, se pusieron a la altura de Meredith que también les acompñaban. Sin mirarla a la cara, pues también se sentía muy culpable por ellos, Zack le dirigió unas palabras a la mujer. - Lo siento. Tenías razón. Debía haberte hecho caso. - Y siguió caminando con el mercader a su lado.

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19/05/2009, 09:01
Dhan
Sólo para el director

Dhan sonrió pícaramente, desde luego era su día de suerte!

Cuando los soldados le adelantaron para ir en busca de su Señor y ver qué ocurría en la ya finalizada batalla, Dhan dio un par de pasos atrás y salió corriendo en otra dirección, hacia el pueblo. Cuando llevaba ya unos cuantos pasos y su corazón pedía a gritos un descanso, se escondió tras una esquina y miró que nadie le siguiera.

Así era, nadie le seguía. Su corazón dio un blinco y su cuerpo también... ¡SSSSSSSIIIIIII! ¡SSSSSSSSSSIIIIIIII! Les despisté... Cielos y relámpagos qué día!!!!!!! qué díaaaaaaa!!!!!!!!! Saltaba y giraba contento y feliz. Nunca había vivido un día tan intenso y emocionante. Parecía que si su vida terminara en aquel momento, habría vivido lo suficiente... pero aun le quedaba mucho por vivir, y si la aventura de libertad empezaba con tan buen pie, sin duda implicaba que había tomado el camino de su Destino.

Pero su curiosidad nunca se saciaba, no por su vestimenta dejaba de ser mujer...

Sonriente miró la entrada de la ciudad... donde se había librado la batalla, por cumplir o no la profecía... ni por toda la nieve de las cumbres se perdería averiguar qué estaba ocurriendo allí.

Decidido y más sereno, al menos por fuera, se dirigió dando un gran rodeo a la zona desde donde había venido la voz y la extraña ráfaga de aire, que por un momento le extrañó tanto como aquel trueno sin tormenta, pero que consiguió aguantar hasta ponerse a salvo.

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19/05/2009, 09:51
Kane

Aún no había llegado cuando ya estaba recibiendo órdenes. Eso le hiso perder un poco la poca cordura que le quedaba, y apretó los dientes y los puños, sumido en un sentimiento que difícilmente podría desprenderse a partir de ahora. Odio. Insultó por dentro a la mujer, a aquella gente que estaba en el suelo, moribunda, muerta, e incluso insultó a Leonard. Aún así, siguió caminando en silencio hacia donde estaba Gerhardine.

¿A donde iban? La verdad es que ya no le importaba. La muerte, la destrucción que le rodeaba creaba una burbuja que le hacía estar fuera de lugar, como si todo aquello no estubiera pasando, como si todo aquello fuera una falsa. ¿Cuando empezó a ocurrir todo? Parecía mentira, hace sólo un momento se estaba acordando de los caidos y ahora no recorbada cuando empezó todo, le parecía tan lejano e irreal como un sueño.

Se restregó nuevamente los ojos con la ropa de su brazo derecho y cuando llegó a la altura de Leonard se paró frente a él, permaneciendo unos segundos allí parado, con el semblante serio y con la rabia aún sin avandonar su cuerpo. Todo era culpa suya. Todo era culpa de él. Todo lo que estaba pasando... apretó más aún los puños y sin decir nada, se giró hacía donde estaban caminando los demás.

¿Estaba perdiendo el juicio? ¿porque culpar a Leonard? ¿Porque seguir caminando hacia donde sabe que no hay salida? Estaba cansado.

Cuando alcanzó a Gerhardine, cabizbajo le dijo en un tono de voz no muy alto.

Han muerto. Lo siento.

Y siguió caminando, no quería dar explicaciones. No quería hacer nada, no quería seguir lo que había empezado.

Nuevamente... se estaba dejando llebar...

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19/05/2009, 17:32
Leonard Roster

Bernard y Drumlak se habían ido tal y como habían llegado ... en un abrir y cerrar de ojos. Tan pronto abrí los ojos mirando en su dirección después de mis gritos y sollozos vi como se habían esfumado después de conseguir lo que al parecer era su objetivo ... una espada ... la espada de Zaelus ...

Me quedé estupefacto ... de pie mirando a ningún sitio y mirando a todos lados, no sabía que hacer, estaba perdido, no sabía por donde continuar, ¿cual era esa profecía a la que se había referido Drumlak?

Pero lo que mas me sorprendió es que Drumlak no era el único que había mencionado esa profecía, alguien mas había hecho referencia a ella cerca mio ... busque el destinatario de esas palabras entre la multitud y entonces vi un hombre con barba blanca y un sombrero extraño de color rojo sobre sus cabello canoso ...

-¿Como? ¿Una profecía? ¿Que profecía? dije mientras me acercaba a el casi instintivamente, sin duda mi instinto de científico me había hecho llevar a hacer esa pregunta que seguramente no hubiera hecho de no ser por mi afán por saber ...

En ese instante Kane se me quedó mirando, desafiante ... con esa extraña mirada que el infundía y que transmitía una sensación de inseguridad, no sabias nunca que era capaz de estar pensando en ese instante, pero seguro que nada agradable. Hice caso omiso a su provocación y me seguí acercando hacía el grupo de gente que se reunía alrededor del que había mencionado la profecía, y una vez allí ... volví a preguntar ...

-¿A que profecía os referís?

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19/05/2009, 22:33
Master Indio

No cabía en sí de gozo. El día estaba resultando de lo más completo, más incluso que cualquiera de los sueños que había tenido mientras permanecía en parcial cautividad bajo el techo de sus tíos.
Bueno, en realidad le faltaba un dragón para que todas sus ensoñaciones se cumplieran, pero no podía negar que habían sucedido un montó de cosas.
En sólo unas horas había avisado a una ciudad de un peligro que la acechaba, despues se había convertido en protector de una dama, aunque hubiese sido por poco tiempo...y por último le habían hecho prisionero y conseguido escapar.
En definitiva, que poco más podía pedirse para ser el primer día. Si todos los demás eran así, existía la posibilidad de convertirse en una leyenda y que su nombre fuera cantado por los mejores bardos de aquellas tierras.

Aún con la euforia que le embargaba, Dhan puso el mayor cuidado al elegir las calles, las cuales se encontraba vacías en su totalidad, ya fuese porque las gentes se escondían en el interior de sus casas o porque se estaban enfrentando a los atacantes en la entrada de la ciudad.
Pero parecía que el combate había terminado, pues ahora podía asegurar que no se escuchaba el sonido de entrechocar espadas, aunque sí un murmullo creciente procedente del lugar al que se dirigía.

Cuando se disponía a girar la esquina de una calle se encontró con que un nutrido grupo de personas se encaminaba en su dirección, de entre los cuales pudo reconocer claramente al senescal Wolfgang.
Intentó esconderse nuevamente. Estaba casi seguro de que no le habían llegado a ver, aunque no podía asegurarlo del todo.
Por el momento se contentaría con escuchar lo que decían.

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19/05/2009, 22:49
Sadicer

El paso lo abría el senescal Wolfgang, junto al cual caminaba Gerhardine, la ahora máxima representante del ya desaparecido feudo de Rosslyn, del cual únicamente quedaban con vida ella misma y dos de sus caballeros, los cuales caminaban junto a ella para protegerla. Arnvald justo a su lado, mientras que Harlan lo hacía justo a su espalda.
Un poco más atrás eran Meredith y Sadicer, con Zack justo entre ambos. El comerciante se apoyaba en el brazo ofrecido por el herrero, pero por la forma de caminar, este último podía sospechar perfectamente que su ayuda no le era necesaria, cosa que no le extrañaba en absoluto tras haberle visto manejar la espada unos minutos antes.

A la derecha del mercader había tomado posición Leonard y Kane. El primero de ellos había tomado aquella iniciativa porque Sadicer era la persona que había mencionado una profecía, y él necesitaba saber a qué se refería, puesto que Drumlak, el causante de todo lo ocurrido en este mundo también había hecho mención a ella.
No es el momento para hablar de ella...ni el lugar. - respondió Sadicer observando seriamente al joven que se encontraba a su lado - Ten un poco de paciencia y despues podrás juzgar por tí mismo.

En ese instante alcanzaban a una figura que tiraba de las riendas de un caballo para aproximarse donde se encontraba su aya y el soldado que había sido encargado de vigilarla.
El mercader no perdió el tiempo y la llamó - Majud, niña. Creo que tu aya será capaz de encontrar el camino hasta el castillo sola. Tú debes acompañarnos. Ya es hora de que al verdad salga a la luz, por muchas heridas que pueda abrir nuevamente...si es que alguna vez se cerraron.

La tristeza se había adueñado de la mirada de Sadicer al mirar hacia el lugar donde la hija del senescal, vestida con ropas de hombre, parecía querer alejarse de ellos y de su destino, cuando en realidad no había escapatoria posible.
Aún así, sumido en sus pensamientos, al mercader no se le escapó un movimiento furtivo que tuvo lugar tras un edificio cercano. - Las piezas encajan una tras otra, Wolfgang. - le indicó al Senescal que caminaba unos metros delante suyo. Le tenía plena confianza a sus ojos, los cuales no habían perdido intensidad con la edad, pero aún más a sus creencias, las cuales había mantenido ocultas durante demasiados años como para recordarlos. No podía estar equivocado...no debía estarlo.

Tú. - llamó en un tono de voz alto, sobresaltando a aquellos que se encontraban junto a él - Sí. El que se esconde tras la esquina. Muestrate para que pueda verte, porque si estoy en lo cierto debes acompañarnos al castillo.

Notas de juego

Ya podéis marcar a todo el mundo, puesto que os habéis reunido todos....por el momento.

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19/05/2009, 23:24
Majud Dahatsy

Se vio sorprendida por la voz del viejo mercader, en otras condiciones habría agradecido a los dioses que el hombre reclamara su presencia pero no aquel día. No sabía nada de profecías y mucho menos entendía qué tenía ella que ver con una. Ya había sido suficiente, las muertes le habían demostrado que la vida era un instante y que ni siquiera ella podría evitar lo inevitable respecto de su padre y los peligros a los que se exponía.

Sorpresivamente se vio obedeciendo sin mediar ni una sola palabra altanera o soberbia, no, sólo se mantuvo montada y mirando al frente. Terminando de escuchar las palabras que Sadicer le dedicó y una lágrima rodó por su mejilla, no sabía a qué heridas se refería pero lo cierto es que le había recordado su vida así tal y como estaba. Por un momento pensó que si se terciaba, podía ofrecer su vida en cambio de la de su padre.

Majud movió la cabeza sutilmente, sus cabellos se desataron y la melena rubia hizo caer la capucha dejando sus cabellos al aire. La joven echó una mirada a su padre, una de amor, de dolor, de frustración y luego miró a los acompañantes de Sadicer. Evitó pasar su vista por los ojos de Zack, sabía que no estaba contento con ella.

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20/05/2009, 05:16
Meredith Gailast

La comitiva era de gente marchando, con más o menos miedo, con más o menos decisión. Entre ellos, Meredith, marchaba casi como lo había hecho el pueblo atacante sólo un poco atrás. La voz de Sadicer la había levantado de sus rodillas, sin resistencia, como si hubiera estado esperando aquella invitación imperativa durante mucho tiempo. Había sacudido las manos apenas para despejar la sangre, y no había miradoa a los ojos a nadie. Apenas había notado a la extravagante figura que se había sumado al grupo; su mirada estaba puesta en los cadáveres, la tierra destruida, y los ríos carmesí.

Caminaba al lado de Zack con la ausencia que da la resignación ante la muerte. Su voluntad era simplemente automática; no se había enterado de nada. No había registrado ni lo de la profecía, ni las razones de los demás de estar allí, mucho menos qué estaba sucediendo y a dónde se dirigían. Estaba yendo por un solo motivo, que era su obediencia reflejo hacia Sadicer. No tenía nada que hacer allí, como no lo había tenido en el campo de batalla, y como no lo tendría en la casa del doctor Folson. Estar en cualquer lado era, a esas alturas, totalmente indiferente.

Escuchó las palabras de Zack, pero no las respondió. No sabía qué decirle. ¿Cuál era la verdad de lo que sentía al respecto? No lo sabía. No podía quitarse de encima el pesado yugo de lo que había visto. No podía sacar de sus retinas los rostros de los niños muertos, atacando, y las carcajadas de aquel hombre...

- Me alegro que no lo hayas hecho - respondió a Zack, en un susurro - Te hubieran...

No pudo completar la frase. Su silencio lo dijo todo, e incluso dijo mucho más. Meredith hablaba más con el silencio que con las palabras, algo que Zack sabía muy bien. Pero en ese marco, en lo que habían vivido, el silencio era el grito más fuerte y con más histeria; parecía la única opción de cordura posible.

La mujer se mantuvo completamente al margen, siendo casi una sombra del escenario mientras los demás actores se movían. En un momento levantó los ojos, pero fue como si nunca los hubiera quitado del suelo: su mirada era ausente, desprovista de toda firmeza, casi desprovista de vida. Apenas miró a la comitiva, y pareció preferir su sitio al costado de los acontecimientos.

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21/05/2009, 09:40
Dhan

Dhan estaba eufórico, no podía ser que fuera todo real... debía estar soñando, o estrar preso bajo el hechizo de un brujo...

Recorría las calles buscando escondite y refugio, pero a la vez acercarse al punto álgido de la batalla, que por el silencio había terminado hacía rato.

Entonces vio la extraña comitiva, sin duda, merecedora de su atención, reconocía a varios de los integrantes, pero sin duda, no esperaba que el mercader requiriera su presencia de forma pública y tan directa.

- Estimado Sadicer, un placer veros de nuevo. dije reverenciándome ante mi interlocutor. Desgraciadamente no pude oír mas que un atisbo de su conversación antes de que todos observaran mi presencia, delatada por un viejo amigo.

- Señoras, Señores, dije reverenciándome de nuevo, uno guiño a la joven hija del Senescal y una sonrisa pícara delataban que estaba orgulloso de mi actuación anterior y de que al final pudiera encontrarla de nuevo, sana y salva, con su padre al lado, aunque parecía algo herido de la batalla.

- Me temo amigo, dijo sin moverse de su sitio aunque ya visible para todos, que en el Castillo ya no soy bien recibido, si bien no comprendo por qué pues solo buenas intenciones eran las mías, un malentendido debió de ocurrir allí.

Su corazón latía por la expectación, sin duda, la hermosa hija del Senescal no opinaría lo mismo, pero estaba dispuesto a arriesgarme, no por ello mi lengua me traía siempre problemas, mi libertad recién conseguida era para todo mi cuerpo y mi alma, y no iba a andar ahora con florituras y protocolos, era LIBRE, les gustara o no.