Partida Rol por web

Geno, arrastrando al maltratado joven de una habitación a otra, llegó y a primera vista vio su objetivo, el preciado libro. Tomándolo lo guardo, y mirando a aquél que estaba muerto de miedo lo soltó, e inmediatamente bajó las escaleras. Probablemente la madre del joven ya debía de haber llamado la policía, por lo que debía buscar una manera de salir de aquél lugar, y rápido. Llegó al piso de abajo, y vio por la ventana como varios vecinos estaban saliendo a mirar lo que pasaba desde sus casas, y la madre del niño no se veía por ningún lado.

Por otra parte, Hikari acababa de ver como la única cosa que le recordaba a su familia se la estaba llevando el tipo de más abajo, y no había logrado ni intentado hacer nada para salvarlo.

Bajo las escaleras con la carpeta bien afianzada, casi olvidándome ya del joven. El festín de sangre podía esperar, contentándome por ahora con relamer los restos de sangre de mis manos y mi ropa.

Situándome junto a la puerta trasera, observo con cautela cuanto mis ojos preparados para la oscuridad pueden abarcar, en busca de algún hueco por el que escabullirme, mientras la muchedumbre comienza a enfocar su atención sobre la casa y aquellos horripilantes chillidos en medio de la oscuridad. 

Confundiéndome con la oscuridad, cruzo la valla y me alejo por una vertiente poco concurrida de aquella calle, con los documentos en mi poder, solo faltaba encontrar un vehículo con el que volver a la "base" y entregarle los datos a Belestus. 

Sonriente, rememoro los sucesos de aquella noche, la mirada aterrada de aquel chaval, su incapacidad para reaccionar... Pero aquella vieja perra lo estropeó todo, escabulléndose y alertando a todo el barrio... Algún día la encontraría y le grabaría el verdadero terror a fuego en las retinas de su mente.

Geno bajó tranquilamente, y al observar cómo la gente salía de las casas a mirar lo que ocurría pudiste ver a la mujer gritando y pidiendo ayuda por el lugar. Inmediatamente saltaste la reja del lugar ocultándote en las sombras de la noche que había por allí, pero tenías un grave problema. La mujer. Sabías que dejar un testigo provocaría un terrible desliz pues reconocerían tu cara…y eso probablemente no sería nada bueno si te querían enviar a otra misión. Debías pensar algo y pronto, porque probablemente la policía podría llegar en cualquier momento. Por otra parte,  Hikari aún estaba en shock por lo ocurrido, sentado en el suelo, llorando.

Sin saber que hacer, observo atentamente entre las sombras. Llegar hasta esa mujer sin que nadie me viera resultaba un problema innecesario, y eso, sumado a la falta de sangre, se traducía en una tensión y un instinto asesino que dificilmente podía mantener bajo control. 

Intentando concentrarme en la energía negativa de mi interior busco formar aquel ataque que despedazó tan brutalmente a aquel pandillero del parking días atrás, pero la tensión del momento provoca que mi intento sea infructuoso.

Luchando conmigo mismo para no salir del escondite y matar a la mujer ante la mirada de cualquier extraño, decido silbar y hacer un leve ruido, buscando atraer la atención de la mujer. *Maldita sea, espero que esto funcione, porque se me acaban las ideas y el tiempo.

Aquella noche había estado llena de cagadas y fallos estúpidos, y parecía que no iba a mejorar fácilmente. Era casi seguro que la policía llegaría de un momento a otro, y para entonces, tanto la mujer como yo mismo debíamos de haber desaparecido del lugar.

Una vez silbaste, notaste como toda la gente se puso a mirar en tu dirección. Obviamente no te veían por lo oscuro de la zona, pero varios vecinos, entre ellos la mujer se comenzaron a cercar a los patios de las casas a revisar si encontraban algún rastro desconocido. Escuchaste con tu oído muy fino como a lo lejos, al menos a varias cuadras de ti se oía el sonido marcado de una sirena de policía. Aún seguías muy bien oculto, por lo que tu plan parecía estar dando resultados.

Aquella mujer se acercaba, eso estaba bien, pero le seguían unas pocas personas, lo que podía complicar un poco las cosas. Recordando las complicaciones que me había provocado aquella zorra, empiezo a concentrar mi frustración, mi rabia y mi sed de sangre, generando una energía oscura, no del todo desconocida para mí. 

Enfocando con cuidado a aquella mujer que se acercaba, libero de golpe toda aquella energía negativa sobre la mujer *Toma esto maldita perra, a ver si sigues chillando!! Con una leve sonrisa y el ceño fruncido, decido marcharme a toda prisa, aprovechando la conmoción antes de que llegue la policía y me viera en un serio aprieto. 

Aquello todavía podía salir bien, solo necesitaba un poco de suerte y que las cosas salieran correctamente para que la misión fuera un éxito... Pero ahora faltaba averiguar cómo llegar hasta la base en las afueras.. 

Después de esperar pacientemente a que tu presa se acercara, reuniste todo tu odio y toda tu sed de sangre en un único ataque, que confundiéndose con la misma oscuridad le dio directamente en el pecho a la mujer, quién se detuvo en el acto, y su piel comenzó a marchitarse, hasta quedar poco menos hecho que una abuela, además de tener un horrible hoyo en el pecho, cayendo en el piso, muerta en el acto. Inmediatamente se oyeron gritos de todas las personas. Si ibas a escapar, este iba a ser tu momento, pues probablemente no tendrías otra oportunidad hasta que la misma policía llegara.

Aprovechando la confusión y que el asunto de la mujer estaba concluido, lo único que falta es huir. Sigo escondido hasta que llego al otro lado de la valla, más allá de donde se acumula la muchedumbre. Sorteando la valla echo a correr disimuladamente hasta confundirme entre calles y callejuelas. *Ahora... ¿Cómo coño llego hasta la base? Intento orientarme y recordar la dirección adecuada, aunque hubiera que ir corriendo. 

Observo a mi alrededor buscando algún coche discreto, fijándome en si alguno tiene las llaves puestas.

Corriste a una velocidad vertiginosa. Probablemente ninguna de todas las personas de allí a menos que anduvieran en una bicicleta o algo parecido habría podido encontrarte, simplemente cuando revisaron el lugar en el que estabas, ya no había nada. Corriste cerca de 14 cuadras sin cansarte, a toda velocidad, y cuando eso pasó comenzaste a sentirte cansado, pero ya estabas bastante lejos. De hecho, corriste tanto que sin darte cuenta, ya estabas en una parte más céntrica de la ciudad. Ya no había tan grande cantidad de casas, pero si había muchos restaurantes y pubs abiertos. Probablemente no te demorarías mucho en tomar un taxi por esta zona, pero intentar robar un vehículo ya sería distinto…aunque claro, estaba el problema de que no llevabas ningún peso encima. Otra opción podía ser intentar conseguir un aventón o finalmente, intentar robar un auto, aunque te sentías bastante más seguro que antes.

Caminando cabizbajo, intentando pasar desapercibido, observo mi entorno disimuladamente. Era muy tarde, de hecho, bien podría amanecer dentro de poco, por lo que no había demasiada gente en la calle. Era una suerte.

Sopesando las posibilidades y qué hacer a continuación, surgieron tres claras alternativas. Pedir un taxi, robar un coche o pedir a alguien que me llevara... Las tres tenían sus riesgos, que me descubrieran, perder el control... Disimuladamente, decidí echar un vistazo al interior de los coches que estaban estacionados por la zona, en busca de, si había suerte, alguno con las llaves dentro, lo que significaría limpieza y rapidez, o, al menos, alguno con la ventanilla bajada. *Tiene que haber algún idiota que se haya dejado las llaves puestas... Aunque siempre podría obligar a alguien a que me llevara, y matarlo después. 

Era de noche, tus ropas estaban visiblemente manchadas, por lo que más de alguna persona con la que te topabas te miraba raro, más se alejaban de ti simplemente. Observaste a tu alrededor hasta que viste un coche estacionado (en un aparcamiento donde había muchos coches). Estaba un tipo esperando sentado en él, con la luz prendida. Supusiste que debía de estar esperando a alguien, pero era la única persona que tenía el coche encendido y aparentemente estaba solo. Si quería intentarlo tendría que esperar un momento en el que no estuviera solo…pero estaba la posibilidad de que se fuera, o que su brutalidad interior saliera y lo terminara matando.

Al ver a aquel tipo sentado solo en el interior de su coche, me acerqué de forma casual, tratando de ocultar lo mejor posible mi ensangrentada ropa, sin dejar que lo que de verdad maquinaba en lo más oscuro de mi ser se dejara entrever. Con una fingida sonrisa golpeé suavemente el cristal, haciéndole señas para que bajara la ventana. -Disculpe, ¿me puede indicar el camino más rápido para salir de la ciudad? Acto seguido, un enfurecido puño, que se había estado conteniendo durante mucho tiempo salió disparado hacia la cara del pobre tipo.

Mirando a mi alrededor, asegurándome de que nadie vio aquella escena, entro disimuladamente en el coche y lo arranco, dirigiéndome hacia las afueras de la ciudad.

Tu intento por ocultar tu ropa realmente era caminar normal. Antes podías haber actuado sin ningún problema, pero ahora el caminar normal te era extremadamente difícil. Aún podías sentir toda esa emoción y esa ansia de sangre en tu cuerpo lo suficiente como para impedirte andar de forma normal. Tenías cierta suerte de que por la noche había poca gente en el lugar. El tipo cuando te acercaste simplemente puso una cara de terror, y tu sin poder aguantar tu ansia de sangre rompiste el cristal con un gesto y reventaste su cabeza contra el manubrio, dejándolo lleno de sangre de lo que antes habría sido su nariz y sus cuencas oculares. Abriste la puerta del coche y tiraste el cadáver, o lo que quedara del hombre a un lado, cayendo al piso mientras caía sangre de su cara y este se convulsionaba y luego dejaba de moverse. Justo cuando comenzabas a arrancar el carro, pudiste escuchar el grito tremendo de una mujer, y observar como una mujer observaba la escena horrorizada, luego de eso, partiste.

Hacía mucho tiempo que no conducía, y maniobrar se hacía difícil por culpa del tamaño, pero poco a poco, la cosa fue marchando.

Al final no había ido del todo mal la cosa, tenía la información que había pedido Belestus al fin y al cabo, aunque hubieron más complicaciones de las deseadas.
La última de todas fue aquella mujer, que vio cómo tiraba el cadáver del coche. Recordando la escena con una sonrisa, pongo rumbo hacia la "base" donde me esperaba aquel infame ser que, poco a poco, comenzaba a reconocer como mi "maestro". *Me pregunto qué habrá sido de aquel chaval, bah, si logra sobreponerse, seguro que la experiencia le endurecerá. 

Mis instintos asesinos habían sido satisfechos, aun a costa de dejar aquel coche lleno de sangre,además era muy tarde y había muy pocos coches, y por lo tanto, tráfico. Decidí poner la radio para hacer más llevadero el camino y comencé a silbar una pegadiza canción que sonaba en la emisora. Al final había sido una buena jornada, aunque me sentía cansado. Esperaba con todas mis fuerzas que las sorpresas se hubieran acabado por ese día. 

Seguiste con tranquilidad hasta la base. Estabas manejando normalmente, cuando mientras manejabas comenzaste a sentir las sirenas…probablemente la mujer había alertado a la policía y dado todas los detalles del coche, por lo que ahora estabas en graves problemas.

Todo iba bien, y la ciudad había quedado  bastante atrás, cuando, de repente, luces intermitentes rojas y azules se vieron a lo lejos por el retrovisor. Con una maldición entre dientes veo furioso cómo la policía se acerca inexorablemente. Intento utilizar toda mi habilidad al volante, pero el volumen excesivo del cuerpo, al que aún estaba poco acostumbrado me entorpecen gravemente. Ni siquiera aquel "Tic-Tac" en mi cabeza sonaba con claridad, la tensión del momento era demasiado intenso como para lograr concentrarme en un poder que, en esa tesitura, vendría de perlas.

*Puta mierda... no me los puedo quitar de encima. Con un rugido, doy un volantazo, sin estar muy confiado sobre mis posibilidades frente a armas de fuego. Aquello podía ponerse feo -¡¡Jodeeer!!

Gracias a un golpe de suerte y a la poca cantidad de autos, lograste hacer que el auto acelerara a gran velocidad, y aprovechando diste vuelta por varias calles, haciendo que el sonido de las bocinas se escuchara lo más lejos posible, hasta perderlos. Luego de un rato llegaste hasta al frente de la base con el vehículo, con la misión al fin terminada.

Bajando del vehículo, con la respiración algo agitada, aseguro los documentos bajo mi brazo dirigiéndome hacia la entrada de la base, directo ante Belestus. Torpemente entro en el ascensor y pulso el piso en el que se encontraba aquel ser extraño y obsceno, a quien debía tanto. Bueno y malo.

La sed de sangre que subyace a mi cordura puja por brotar al exterior y poseerme. Hacía mucho que no me alimentaba, aunque mis instintos afloraran en numerosas ocasiones. Sacudiendo mi cabeza y concentrándome en aguantar un poco más, llego hasta el piso adecuado y avanzo a paso ligero por el pasillo hasta donde se encontraba Belestus. Dejando la información sobre el primer sitio que encontrara, me senté donde pude mirando extrañado a aquel ser.

-La de cosas jodidas que he pasado hoy por esta información... Espero que merezca la pena. -suspirando y posándome los dedos en los senos nasales- Dejé a aquel chiquillo vivo... Aunque armé bastante revuelo. La policía casi da conmigo.

Solo quería descansar. Muchas cagadas y dificultades innecesarias habían surgido esa noche. Demasiadas aventuras por un rato.

Bajaste sin problemas por el ascensor. Era muy oscuro en plena noche, pero aún se veían algunos guardias patrullando el lugar. Entraste al lugar de Belestus, y lo miraste, mientras él estaba de espaldas frente a una gran biblioteca y una gran piedra de color negro se veía en la habitación. Belestus se dio la vuelta y tu sangre se enfrió inmediatamente, y observándote te dijo;

-Si…he visto todo tu actuar. Me has hecho muchos problemas, Belphagor. ¿A caso tienes idea de que has venido en un auto robado hasta la puerta de esta base? –

Dijo, mirándote a través de su capucha, podías sentir que sus ojos rojos casi te quemaban con solo mirarte…jamás se te ocurrió que cualquier policía que viera la patente y la comparara con al de un auto robado descubriría el lugar.

Sabía que había actuado de una forma incompetente, pero aquella sed que lo dominaba era una pulsión imposible de controlar.  -Es la Sed- respondió -Me hace actuar como un idiota.  Quizás con el tiempo aprenda a dominarla.  No deberías preocuparte por el auto, alguien con tu poder debería poder deshacerse de él sin dejar rastros en pocos segundos.  Y no te preocupes por mí, mis acciones serán distintas ahora.  No sé, me siento diferente, más pensante, quizás me esté acostumbrando a estos cambios.- aguardó unos segundos y agregó -¿Qué es?  La información, sobre qué trata-