Partida Rol por web

Destinos Inciertos (+18)

Primera Parte: Las Jaulas Rojas

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09/10/2017, 22:21
Director

SECUESTRADOS

La oscuridad os rodea, abandonados en un vacío sin fin a medida que caéis en un olvido ciego y sordo. Varios sucesos parpadean brevemente a vuestro alrededor antes de desvanecerse de nuevo: una mesa de frío hierro, una luz brillante sobre vosotros, la voz burlona de un niño, el hedor apestoso de animales y carne cruda, ingravidez, el repiqueteo de la gran maquinaria, y, por último, fétida agua negra que rezuma debajo vosotros y fríos vientos que agitan el aire viciado.

Os despertáis lentamente para descubriros paralizados en la fría oscuridad, con vuestra voz silenciada y vuestro cuerpo colgado flácido e inútil como una muñeca de trapo. Sois incapaces de actuar o hablar, e incluso mantener el hilo de vuestros pensamientos, pero podéis escuchar la respiración entrecortada de otros en la oscuridad que os dice que no os encontráis solos y sentís un dolor profundo hasta el hueso en vuestras extremidades que confirma que a pesar de todo, vivís.

Lámparas de un verde enfermizo parpadean en las paredes, al tiempo que una docena de figuras aparecen vadeando el agua estancada hacia la fría plataforma en la que vosotros y las otras formas colgantes.

Llevan capas desiguales sobre oscuras armaduras, y sus caras están cubiertas por máscaras de animales grotescos de metal reluciente y piel cosida. Cada máscara es diferente, un perro, una serpiente, un cerdo, y así sucesivamente, mientras que el líder lleva el rostro dorado de un chacal con los dientes de color carmesí.

Las cadenas son liberadas y caéis sobre inmunda agua helada con los demás, todos igual de indefensos, amontonados como una fosa común para los vivos. Cada uno es examinado rápida y superficialmente por los enmascarados como ganado en un mercado. El Chacal Enmascarado grita una orden, y él y los otros retroceden en la oscuridad.

Pequeñas alimañas se arrastran por las paredes y las aguas gélidas, mientras un sombrío armario metálico remachado y con forma humana aparece a la vista, empujado por dos figuras raquíticas y deformes. Otra sombra, alta y delgada, permanece al límite de vuestra visión detrás de ellos.

El miedo es reemplazado por el horror cuando el armario de hierro se abre para revelar la cabeza cortada y torso mutilado de una mujer flotando en una columna de luz antinatural. Los ojos de la mujer se abren de golpe e irradian una cruel luz blanca. Sentís como las afiladas garras de una vil fuerza invaden vuestra mente con su toque contaminante mientras vosotros y vuestros compañeros de cautiverio finalmente encontrar la voz para gritar.

La fuerza se retira cuando el armario de hierro es cerrado de golpe. Una mano con garras de plata surge de la oscuridad y señala a tres cautivos en orden. Las figuras deformes se adelantan para arrastrarlos gritando hacia la oscuridad, donde tras unos segundos de gritos de intenso dolor caen en un brusco silencio.

Orionus se encontraba entre esos tres.

La luz se desvanece y el olvido se os lleva de nuevo.

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09/10/2017, 22:29
Director

Los acólitos despiertan en un amplio pozo circular de altas paredes, de unos quince metros de diámetro, junto con varios compañeros de cautiverio, algunos conocidos pero la mayoría desconocidos. El suelo está cubierto de arena húmeda, apesta y está lleno de huesos rotos y otros desperdicios. Entre las paredes metálicas oxidadas, hay pinchos y rejillas tachonadas de hierro a intervalos irregulares de diferentes formas y tamaños, y orbes de lumen parpadeantes empotrados tras una pesada malla de hierro. Unos seis metros por encima de vosotros, las paredes de la fosa están cubiertas por cuchillas dobladas hacia dentro como sables y bobinas sueltas de alambre de espino corroído. Más lejos de allí todo es oscuridad de donde se puede oír el distante ruido de maquinaria pesada.

Alrededor otros cautivos comienzan a revolverse en sueños de los que comienzan a despertar. La diversidad de las ropas y los rasgos faciales es tal que pareciera que los prisioneros se hubieran entremezclado al azar, desde quienes parecían vagabundos andrajosos y hediondos hasta individuos con los adornos típicos de la nobleza menor o personalidades acaudaladas. A pesar de todo, pronto se comprueba que todas las pertenencias, armas, y todo lo que llevaban los acólitos salvo sus ropas les había sido sustraido. Lo único que conservaban eran sus prótesis biónicas, y en el caso del tecnosacerdote Arcturus, el entramado de extremidades mecánicas que sobresalía de su espalda como una siniestra joroba.

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09/10/2017, 22:37
Director

Notas de juego

Aunque conservas tus mecadendritas, en cuanto recuperas el uso de tus facultades pronto compruebas para tu horror que han sido manipuladas en un inusual acto de insulto hacia el Omnissiah. No puedes utilizar la mecadendrita, ningún talento de "Lumen", Levitación Magnética, Realimentación Estridente, etc.

Sin embargo, también sabes con certeza que con tiempo suficiente y algunas herramientas comunes podrías revertir el proceso y recuperar su uso por completo.

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09/10/2017, 22:41
Director

Notas de juego

El persistente dolor sobre tu nuca te deja claro que a los captores no se les ha olvidado darte tu última dosis de drogas para anular tus poderes psíquicos, pero es la primera vez que te encuentras con una vigilancia tan ligera (normalmente, cuando te permitían despertar del todo siempre estabas atado de pies y manos, o había vigilantes). En una situación así tal vez podrías sobreponerte a las drogas, pero ignoras qué consecuencias podría tener para tu mente y tu cuerpo el intentarlo.

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10/10/2017, 01:36
Arcturus
Sólo para el director

Poco a poco, a través de la oscuridad se abre paso el dolor. El Dolor. Un dolor lacerante que no deja espacio para nada más. Al principio. Después llegan el Miedo y la Impotencia. Al abrir los ojos, sin embargo es el sabor de la sangre en la boca lo que ocupa la mente de Arcturus. Le gustaría poder decir que tiene un gusto metálico; pero sabe demasiado... orgánica.

Se le revuelven las tripas y vomita, vomita una acuosa, oscura y amarga mezcla de bilis, sangre y quién sabe qué.

Cuando se acostumbra a la luz se descubre encogido en un rincón, apoyado en sus rodillas y sus codos. Intenta moverse, Hay algo extraño.

Qué... Omnissiah, siento algo... algo horrible en mis... mis implantes. Qué, qué ha ocurrido, no están... Qué...

Un terrible sollozo escapó de su garganta.

 

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10/10/2017, 01:43
Arcturus

Tras la Oscuridad llegaron el Dolor, el Miedo y la Impotencia. Y luego una arcada, y luego el vómito. Un vómito acuoso, oscuro y amargo, mezcla de bilis, sangre y quién sabe qué.

Arcturus está encogido en una esquina, apoyado sobre las rodillas y los codos, con un gusto a sangre en la boca. Le gustaría decir que tiene un toque metálico, pero no; es horriblemente orgánico.

De repente deja escapar un sonoro sollozo, y es estremecedor proviniendo de un cuerpo tan grande. Estira una mano temblorosa hacia su espalda, y luego la pasa por su abdomen. Levanta la cabeza, doblando el cuello de forma grotesca, y mira a los lados como una animal aterrado, buscando alguna luz con las pupilas dilatadas. Su mirada recorre espantada el lugar y se cruza con algunas figuras a duras penas humanas. Reconoce algunas de ellas, y las evita. Vuelve a bajar la cabeza y gime largamente en un tono bajo y lastimero.

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10/10/2017, 15:51
Artemius Plex

Artemius intentó incorporarse y apoyarse contra la pared. La cabeza le iba a estallar, pero por lo menos no estaba atado como una res dirigida al matadero. Aunque quizá su situación no fuese muy diferente a la de un grox... Miró a su alrededor, buscando alguna cara conocida, vanamente... Nada, todos sus compañeros caídos... 

-Bueno, parece que todos hemos contratado el mismo paquete vacacional...- dijo con su típico tono de humor ácido y negro, tan propio de las gentes del vacío.- La próxima vez no miraré tanto en ahorrarme unos tronos como en que no me encarcelen unos locos en una infecta celda.

Artemius buscaba a algún aliado con la fuerza suficiente para poder resistir y lo que es más importante; sobrevivir. Lo primero que le llamo la atención fue el Tecnosacerdote. Como no llamársela con toda esa chapa encima. Luego... ¿era eso una hermana de batalla? Si no lo era se peinaba como una, vestía como una, y joder... casi aún olía al incienso con el que ofician sus ceremonias. 

- Eh, chispitas, ¿Cómo has acabado aquí? ¿No tendrás unas cizallas para cortar barrotes entre todos los cachivaches que llevas encima?- Mirando a la hermana volvió a hacer un comentario medio burlón para llamar su atención- ¿O quizá puedas doblarlos tú con ese brazo tan chulo que tienes ahí?

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10/10/2017, 17:10
Hermana Isolda

Isolda intentaba mantener su cordura y la mente despierta a base de voluntad y cabezonería a partes iguales. Daba gracias en silencio por tener su nuevo brazo o puede que, colgados como estaban, su brazo natural no habría aguantado el peso completo de su cuerpo y lo habría perdido también.

El odio era todo lo que tenía y la mirada que lanzó a los hombres enmascarados era un intento de grabar a fuego algún tipo de rasgo distintivo para acabar con ellos, pues estaba segura de que ellos serían miembros de algún culto hereje de los dioses malignos.

Intentó hacer acopio de todas sus fuerzas para destrozar a esos enmascarados cuando se acercaran, pero estaba tan dolorida que lo único que pudo hacer fue gruñir a sus captores. No tenía fuerzas para lanzar un manotazo ni saliva suficiente como para escupirles. Esa era la peor humillación, no podía defenderse de esa especie de examen que les hacían.

La sororita a duras penas hablaba demasiado, ya que no había mucho que contar. Pasaba su tiempo en ese pozo rezando en un murmullo continuo e inentiligible que hacía que pareciera estar volviéndose loca del todo. Estaba o arrodillada o con las piernas cruzadas, y se balanceaba un poco hacia delante y hacia atrás.

En el momento en el que el desconocido habló, Isolda paró su eterno murmullo y giró la cabeza bruscamente, como si el que alguien hubiera roto el silencio hubiera roto también su meditación y quisiera vengarse por ello; pero simplemente se quedó callada mirándole. Parecía intentar decir algo divertido de esa situación desastrosa.

No lo entendía.

Si no tenías nada productivo que decir, era mejor mantener la boca cerrada.

-Si puediéramos hacer algo con esto para doblar o arrancar los barrotes, nos lo habrían quitado, ¿no crees? ¿O tú dejarías a un prisionero con una herramienta para que se fugara?

Sin añadir nada más, volvió a sus rezos, esta vez rezando por el alma de Orionus, ese asesino que había sido su compañeor en los pasillos de aquel maldito lugar y que, por desgracia, había caído durante esa pesadilla.

No. La pesadilla sigue.

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10/10/2017, 23:14
Gianna Anzerani

El tiempo pasaba lento e inexorable, no sabia donde estaba ni por mucho que lo intentaba conseguía recordar como habíamos acabado en este antro, ya ni siquiera tenia conciencia de como pasaban los días, alternaba momentos de lucidez donde intentaba buscar una vía de escape con otros momentos de profunda depresión, en esos momentos era inevitable pensar en los compañeros caídos y en que sus vidas habían sido en vano...

El silencio solo era roto cuando los hombres disfrazados con mascaras de animales entraban a por alguno de nosotros, los gritos de los que se llevaban duraban durante unos minutos hasta que el silencio volvía a caer sobre este maldito lugar, entre los que se habían llevado se encontraba nuestro compañero Orionus, aunque la esperanza era lo ultimo que se pierde en mi interior sabia que ya no lo volveríamos a ver, no había tenido mucho contacto con el, pero era una parte de nuestro grupo y eso era suficiente para lamentar su perdida.

De repente el silencio fue roto por una voz que me era desconocida, una voz de alguien que por lo que decía no debería estar muy cuerdo...una voz le respondió, una voz de mujer, de una mujer que sabia lo que significaba el sufrimiento y que al igual que todos nosotros no había otra cosa que le gustara mas que purgad este recinto con el fuego purificador de nuestras armas...

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11/10/2017, 20:50
Hieronymus Homron

Hieronymus cayó con pesadez sobre el suelo inundado. No estaba acostumbrado aún a su prótesis mecánica y el impacto contra el suelo fue amortiguado desigualmente por ambas piernas haciendo que el arbites golpeara con violencia contra la arena.

El arbites parpadeó y se pasó las manos por la cara varias veces para espabilarse, miró alrededor y aún aturdido volvió a frotarse los ojos, secos y sin duda enrojecidos por la falta de las lágrimas artificiales que debía aplicarse regularmente. El arbites evaluó la situación y maldijo en silencio. Se palpó los bolsillos en silencio y se llevó los dedos al cuello en busca de sus amuletos. A su alrededor acólitos y varios desconocidos parecían tan confusos como él. Algunos guardaban silencio, otros sollozaban y más de uno lloraba sonoramente. E incluso uno, parecía combatir la angustia mediante la verborrea que dirigía alternativamente a Isolda y a Arcturus.

El arbites dirigió una mirada crítica al recinto en el que se encontraban y evaluó entrecerrando los ojos potenciales puntos de debilidad*, así como la existencia de alguna entrada disimulada por la que sus captores introdujeran comida, cautivos o incluso por donde extrajeran los cadáveres. Por algún motivo al arbites no podía dejar de recordarle a las jaulas de lucha de gladiadores del pozo de la subcolmena.

Se acercó a Arcturus, le puso la mano sobre el hombro y ayudó a levantarse al voluminoso tecnosacerdote reprimiendo el temor de tocar metal bajo la túnica. Se acercó a los demás acólitos y miró con desconfianza al desconocido al que acto seguido ignoró.

- ¿Dónde esta Hotel? ¿algo de él? - preguntó tras carraspear. Su amigo había sido separado del grupo y no parecía estar entre aquellos desgraciados que les acompañaban, pero quizás alguien del equipo había atisbado más que él en la semiinconsciencia - ¿y la dama? añadió en el tono más neutro posible, preocupado por el destino de Lady Dekanta, que había sido capturada en la lanzadera y servido como cebo para el resto del grupo.

Por un instante pensó en Orionus, también separdo del grupo y cuyos gritos desgarradores, lo último que habían oído de él, imposibles para nadie que fuera a sobrevivir. No echaría de menos al asesino, pero no por ello se merecía aquella tortura. El destino de Heinrich y Dekanta, sin embargo quizás podían estar en sus manos, tanto como sus propias vidas.

- Armaos - fue la discreta orden del arbites pronunciada como un susurro. Piedras, trozos de metal o una astilla de madera podían marcar la diferencia en los próximos minutos. Aquellos que les rodeaban podían convertirse, si no lo eran ya, en sus enemigos, su vía de escapa o el sacrificio necesario para conservar sus vidas o alargarlas el tiempo suficiente. Debían ser tan rápidos como discretos**.

- Tiradas (1)

Notas de juego

* Tirada de Seguridad.

** El arbites sigue su propio consejo, buscando en la jaula cualquier cosa útil, contundente o punzante, para meterla en un bolsillo y empuñarla con la mano dentro de éste.

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12/10/2017, 01:03
Arcturus

Un súbito contacto detuvo sus sollozos; notó una mano en el hombro, una mano amiga ayudándolo a levantarse. Lo reconoció sin mirarlo; no podía soportar mirarlo. Se irguió a medias, pesadamente.

-No puedo... mi mecadendrita, la han manipulado...

Fue todo lo que musitó, y su voz habitualmente metálica y cavernosa sonó más aguda y estática que de costumbre. La parte máquina de su cuerpo había sido violentada. Parecía sentirse avergonzado, casi culpable por ello. Se limitó a mantenerse al lado de Hyeronimus, sin terminar de reaccionar del todo a cualquier otro estímulo.

Salvo al comentario del desconocido. La mirada que dirigió fue heladora.

Notas de juego

Sí amiguetes, nada de usar mecadendrita ni talentos asociados a ella. Arcturus está jodidillo... Aunque el arbites también parece tocado, a juzgar por esa mancha a lo Gorbachov que le ha salido en la cabeza ;P ¿Demasiada presión con el peine al hacerte la raya a un lado, compadre?

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12/10/2017, 22:53
Director

Tras la discusión inicial con uno de los otros prisioneros en aquél pozo, la sugerencia de Hieronymus pone sobre aviso a los demás, que echando un rápido vistazo a su alrededor son capaces de encontrar con facilidad fragmentos de hueso, correas duras y pequeños pero contundentes objetos capaces de servir como armas, aunque frágiles.

A vuestro alrededor los otros cautivos comienzan a levantarse poco a poco. La mayoría se agolpan en el centro del pozo aterrados o paralizados. Mientras tanto, un sacerdote anciano de túnicas harapientas comienza a golpear una reja metálica de la pared y comienza a gritar a la parte superior del pozo pidiendo ayuda. Cuando uno de los individuos más corpulentos se levanta del suelo os cuesta un momento reconocerle, pero tras unos segundos de reflexión no tenéis dudas. Se trata de Magyar Marshrek; otro de los asistentes a la subasta de la Casa del Polvo y la Ceniza, atrapado con vosotros allí abajo.

Notas de juego

Todos: Podéis considerar que obtenéis un "arma pequeña improvisada" (sí, apenas hace más daño que los puños, pero no se os considera desarmados^):

Nombre Tipo Daño Pen Especial
Arma pequeña Improvisada C/C 1d5-1+BF (I) 0 Desequilibrada,
Primitiva,
Frágil**

O podéis invertir más tiempo en fabricar algo más peligroso. En ese caso no podéis interactuar con los demás PJs o PNJs hasta la siguiente actualización y hacéis una tirada de Inteligencia (+10). Si tenéis éxito, obtenéis un "Arma c/c rudimentaria":

Nombre Tipo Daño Pen Especial
Arma C/C Rudimentaria C/C 1d10-1+BF (I) 0 Primitiva,
Frágil**

^Si te enfrentas desarmado contra un oponente armado, sufres un -20 a las tiradas de HA para Atacar y Parar, y todas las armaduras duplican sus Puntos de Blindaje contra estos ataques.

**Frágil (X): Si en la tirada de daño (antes de sumar o restar cualquier modificador) se obtiene resultado máximo (un "10" en 1d10), el arma se romperá.

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12/10/2017, 23:26
Director

El hombre que había insinuado a Isolda emplear su brazo mecánico para crear una salida era a todas luces un Nacido en el Vacío, pero además, al acercarse, la sororitas pudo ver sobre el dorso desnudo de su mano derecha una marca horrible, como si un millar de agujas le hubieran atravesado la carne una vez, luego otra antes de que la herida cicatrizase por completo, y así continuamente hasta que la piel se endureció formando un patrón, pareciendo como si llevase un elaborado guante de cuero.

Era consciente de aquello porque es el destino final de algunas hermanas del adepta sororitas. Cuando envejecen sin morir en el campo de batalla o dejan de ser capaces de cumplir sus funciones muchas se afeitan las cabezas en acto de penitencia, abandonan el nombre de hermanas de batalla y se unen al interminable proceso del Adeptus Astra Telepathica de seleccionar a los psíquicos adecuados para servir al imperio y apartar a aquellos que solo sirven para alimentar al divino Emperador y el Astronomicón. Allí las hermanas adquieren nuevos votos de silencio y obediencia y nunca se las permite regresar. Parte del entrenamiento como Adepta Sororitas incluía conocer aquél destino que muchas de las hermanas más belicosas consideraban humillante.

Gracias a aquella horrible marca de su mano Isolda podía estar segura de que aquél era un psíquico capaz y aprobado por el Imperio, aunque era poco probable que él mismo supiera que antiguas hermanas de batalla habían sido quienes le permitieran vivir para servir al Emperador el desdichado día de su sancionamiento (y poco sensato compartir ese detalle en concreto a la ligera).

Notas de juego

Conocimiento popular: Los psíquicos autorizados suelen acabar en 4 lugares:

1.- Trabajando para la Inquisición.
2.- Incluidos en regimientos de la guardia imperial como suboficiales sabios.
3.- Astrópatas y Navegantes (puedes descartar este grupo, ya que los primeros son todos ciegos, y los segundos se pueden identificar por una marca con forma de ojo sobre la frente).
4.- En casos muy raros, sirvientes de los nobles más ricos y con más poder e influencia del Imperio.

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12/10/2017, 23:52
Director

Por algún motivo al arbites no podía dejar de recordarle a las jaulas de lucha de gladiadores del pozo de la subcolmena.

Cuanto más observas el pozo, más te da la sensación de que ese sentimiento no está del todo equivocado. Por otro lado, las únicas posibles salidas de allí son aquella especie de compuertas enrejadas dispuestas de forma regular alrededor del pozo, demasiado pesadas para que un solo hombre las moviera un centímetros.

También podríais intentar trepar hacia el exterior esquivando los oxidados ganchos y alambre de espino del borde del pozo, pero con sus 5 metros de altura, la labor también parece extraordinariamente difícil.

Notas de juego

He modificado tu tirada por una de Perspicacia/Buscar, ya que la utilidad de Seguridad es abrir cerraduras, no buscar puntos débiles.

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13/10/2017, 15:33
Artemius Plex

Artemius escuchó al viejo con la fea cicatriz y decidió agacharse a recoger un par de huesos de tibia mas o menos largos para usarlos de porra si era preciso. Se acerco a aquellos que se estaban juntando, parecían conocerse y estaba bien el unirse a un grupo con cierta cohesión... Podría ser útil para salir de ahí.

-Oh. Disculpen mis modales. Me llamo Artemius Plex... Podéis llamarme Artemius, Plex o Pelaito si queréis- Dijo esbozando una gran sonrisa que para nada encajaba con la situación- Veo que de todos los que estamos aquí- Sigue mientras mira al vejete al que todos parecían escuchar- Vosotros sois los más... los que parecéis más... Capacitados. Creo que sería bueno que nos uniéramos para buscar una salida a esta molesta situación.- Termina tendiendo la mano al hombre de la cicatriz en la cabeza.

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13/10/2017, 18:38
Hermana Isolda

Las palabras del viejo, como siempre prácticas y en busca de algún tipo de ayuda fuera de la fe, hicieron que Isolda terminara de rezar para ponerse manos a la obra. Ella se veía como una herramienta del Emperador y sabía que sus habilidades iban poco más allá que castigar a los infieles y herejes, por eso no dudó ni un instante en seguir las órdenes de el viejo; pero le escamaba ver ahí a ese salvaje.

Cogió lo que podría servir para hacer un arma de algún tipo y se acercó a Arcturus.

-¿Crees que podrías hacer algo interesante con esto? -sabía que lo mejor para no pensar era estar entretenido en otra cosa, y si servía para salir de allí, pues mejor.

Miró al tal "Plex" y chasqueó la lengua de forma sonora, pero antes de que siguiera, alzó un dedo para pedir silencio y se encaró con el "viejo conocido" del grupo.

--dijo mirando a Magyar Marshrek- ¿quién eres en realidad? -preguntó de forma directa.

Notas de juego

Se lo pido a Arcti porque supongo será el que tiene más inteligencia, el que está "traumado" y necesita tener la mente ocupada y no querrá socializar demasiado.

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14/10/2017, 09:27
Hieronymus Homron

El arbites se metió en el bolsillo del abrigo uno de aquellos huesos afilados, que evaluó como poco más que un pobre recurso, ante la falta de nada mejor y previendo su fragilidad, el arbites volvió a agacharse, cogió del suelo otro trozo similar y lo introdujo en el otro bolsillo.

Se volvió a tiempo de escuchar la improvisada presentación del tal Artemius Plex, mientras lo miraba condesaprovación. Aquel individuo no podía aparecer en peor situación. Maldita sea, conocía a aquellos tipos, gente a la que el pánico les hacía hablar por los codos para no mostrar el miedo que sentían en las entrañas. Aquel tipo bien podía ser el mismo Nonesuch. El arbites no volvería a pasar por algo así.

- Apártese - ordenó levantando la palma de la mano, aunque no llegó a apoyarla en el pecho de aquel hombre. El recuerdo de Nonesuch impidió que lo empujara él mismo.

- ¡Aquel tipo se hacía el gracioso incluso! ¡Divino Emperador! - Eso le hizo recordar a Heinrich enfureciéndole. Tenían que salir de allí y hacerlo prontro.

Sin quitar la vista de Plex, por si se trataba de una amenaza y dispuesto a abalanzarse sobre él con su arma improvisada intentó seguir la conversación entre Isolda y Magyar. Plex se equivocaba, si alguien había peligroso en aquella jaula, sin duda era el salvaje.

Notas de juego

En lugar de intentar mejorar mi "arma" (con unas posiblidades bastante justas) eligo coger una segunda arma improvisada de la calidad inferior.

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14/10/2017, 23:11
Arcturus

Arcturus no miró a la hermana mientras le pasaba algunos fragmentos de material ferruginoso (¿viejos eslabones, quizás?), unos apliques metélicos, algunos tacos de madera bastante dura y lo que parecía decididamente una mandíbula humanoide desmesuradamente grande. Sin embargo, aceptó todo aquello como si fuera un regalo, y se puso inmediatamente a manipularlos, musitando oraciones en voz baja.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

42 Int +10. Menos mal.

Serviría para algo la Competencia Tecnológica de Arcturus en este caso?


Máster: No, ya que no hay nada de tecnología o mecánico. Hubiera servido Oficio (Armero) por ejemplo.

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15/10/2017, 01:01
Gianna Anzerani

Escucho de uno de los lados como el viejo empieza a hablar, o mas bien empieza a ordenar, cosa que en su fuero interno le encantaba, lo cual hace que una sonrisa aflore en mi cara, mientras permanezco atenta a la conversación entre mis compañeros y el extraño voy buscando con la mirada algo que pueda usar de arma, pero para mi decepción no veo nada que pueda usar como tal, al final con cierta decepción guardo en mis bolsillos dos huesos lo mas afilados posibles, mas valía eso que nada, en ese momento me doy cuenta que en el agujero donde estamos también esta Magyar, me quedo mirándole fijamente mientras espero la contestación a la pregunta de Isolda.

- Tiradas (1)
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17/10/2017, 01:14
Magyar Marshrek

Magyar parecía tan confuso y dolorido como el resto de prisioneros, pero su confusión fue mayor, si cabe, al ver a Isolda acercarse y percatarse de la presencia del resto de los acólitos.

- ¡¿Vosotros también?! - exclamó con genuina sorpresa, y aunque no estabais seguros parecía... ¿ofendido? Al mismo tiempo los cautivos más cercanos comenzaron a observarlo con miedo, aunque en aquella situación incluso su repentino estallido en gritos pasó como si fuera inadvertido; los demás seguramente pensarían que simplemente había perdido la cabeza - ¡Con lo que me costó escapar de esa maldita tumba con vida! ¿Acaso todos acabasteis saliendo por la puerta como si tal cosa? - A pesar de su enfado, al miraros detenidamente Magyar comenzó a veros con otros ojos, ligeramente esperanzados.

- Me traicionaron, ¿vale? Los hombres para quien trabajaba me ordenaron ir a investigar sus propios asuntos; la subasta me importaba menos que una mierda de grox. Casi la palmo ahí dentro... y así es como me lo pagan. - remató la frase extendiendo los brazos para abarcar la totalidad del pozo donde os encontrabais. - Siento que os quedáseis sin el ojo, no era nada personal. -

- Tiradas (1)