Partida Rol por web

Detroit Bajo el Terror de los Zombies

St. Josaphat Catholic Church, Detroit

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14/07/2020, 12:32
Director

 

 

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14/07/2020, 13:08
Director

Domingo 16 de Octubre, Primera Hora de la Mañana.

Ha fallecido la Señora Reyes. Susan Reyes, una de tus feligresas más fieles y más antiguas. Desde que tomaste posesión de St. Josaphat, hace ya más de diez años. ¡Joder cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando llegaste a sustituir al pobre Padre Derrin (!) que fue tiroteado por unos pandilleros hispanos un jueves a media tarde por haber ido a dar la extrema unción a una señora mayor a una barriada de las afueras.

Tus fieles son una mezcla extraña: hispanos, negros, blancos, algunos paletos de las afueras que vienen ex profeso. Tienes hasta algunos ejecutivos y gente bien, el Midtown se está beneficiando claramente del resurgir de tu querida ciudad. Por cierto que hoy a la 13 juegan los Lions contra los odiados Packers. Este año estás convencido de que Detroit llega a playoffs, el nuevo running back le da una profundidad enorme a la ofensiva de los Lions. Ya es hora de que ganen una Superbowl.

No te costó mucho ganarte a la parroquia. Cosa que aún hoy tanto tiempo después te sorprende. Siempre has pensado que quizás el problema que tiene la Iglesia en la actualidad, es que se ha desviado de la ortodoxia. Comunión a divorciados, anticonceptivos, homosexuales, etc. Los católicos son católicos porque creen en Dios y en su Iglesia, esa Iglesia que sigue siendo la misma, o eso quieren los fieles, desde hace mil años, con pequeños cambios pero NO en lo fundamental.

Así que cuando llegaste a Detroit, muy cerca del centro, con tus argumentos, tus homilías incendiarias  para algunos, tu férrea defensa de la Fe y de la ortodoxia católica, el número de catecumenados se disparó, conversiones a porrón y la iglesia abarrotada. En una ciudad que hacía aguas, que había sido próspera pero que implosionaba, supusiste un faro en medio de la niebla para tus fieles, que se engancharon a ti como lapas. Fueron grandes años. Además, ya de puertas para adentro, administraste justicia divina a una docena larga de personas. Pecadores, infieles, apóstatas, sodomitas, adúlteros... un castigo que había que aplicarse como la comunión: de cerca y mirando a los ojos al castigado. Tu elemento de purificación fue la daga a la aorta, a la femoral, a la yugular. Siempre intentabas administrarla haciendo una línea recta en los tres puntos y dos brazos, como los de la cruz. No era exacto pero lo que contaba era la intención.

Últimamente las cosas en este sentido van peor, la ciudad parece que resurge y ves cómo la prosperidad económica traen de nuevo que la gente se vuelva materialista, próspera, que se aleje de su iglesia y que con tanto orden, cueste cada vez más administrar justicia divina. Ya no hay tantos negratas yonkis a los que cargar los muertos.

Te diriges al funeral de la Señora Reyes en tu Iglesia, de cuerpo presente, te vistes en la sacristía, te enfundas el hábito blanco para misa y funerales y apareces en la Iglesia. ¡Caramba! sólo hay dos mujeres de unos sesenta y algunos, sentadas en el primer banco y al fondo junto a la puerta, Bobby, Carlos y Dimitri, los tres muchachos de la funeraria para llevarse "el paquete" cuando acabes.

No deberías tardar mucho, luego a las 12 hay misa y a la 13 el partido...

 

Notas de juego

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14/07/2020, 15:32
Colt Hawker

Ya no solo mi Iglesia había visto tiempos mejores, sino que el barrio también. Aún recuerdo con claridad los días que debía repetir la misa de los domingos, puesto que había fieles que se quedaban fuera del Templo del Señor. Ahora todo había cambiado. La sociedad tenía una mente más abierta, la pobreza de la zona había disminuído y muchos de mis fieles más mayores habían sido acogidos por Nuestro Señor en el Reino de los Cielos.

Los jóvenes permanecían en sus casas, jugando con los ordenadores, invención sin duda de Satanás para alejar más aún a las ovejas del rebaño de nuestro Pastor. Pero yo seguía allí, día a día, celebrando las misas correspondientes, hablando como siempre había hecho. Eran mis creencias y las compartía con todos. Quien no quisiera oírlas, habían otras Iglesias más liberales como las llamaban, aunque para mí estaban corrompidas por Satanás, quien cada vez se hacía con más poder en este mundo terrenal. Y lo sabía, porque por las noches me hablaba antes de conciliar el sueño.

Podía escucharle perfectamente, induciéndome a asesinar a los míos, a mis fieles, a todos aquellos que habían sido bautizados y seguían la Palabra de Dios. Y cuanto menos caso le hacía, más fuerte me hablaba... y encontré el equilibrio justo, dándole almas para que se llevase al infierno, acabando con los infieles en las oscuras calles de Detroit, dejando siempre mi firma en sus cuerpos. Un vano intento de consagrar sus almas a mi Señor y asegurándome así de erradicar el mal en este mundo.

Tenía claro cual era mi destino en este Tierra. Ser la mano ejecutora de Dios al tiempo que podía escuchar al demonio tratar de corromperme en cuerpo y alma. Pero mi Fe era fuerte y no me adentraría jamás a ese mundo de tinieblas ni dejaría que Satanás ganase esta partida. Así pues, por mucho que gritase, yo siempre lograba salirme con la mía.

Aquella noche de sábado en concreto, logré que el mundo dejase atrás a un hombre impío, un sodomita al cual le gustaba chantajear y extorsionar a otros hombres, pecadores también, pero que aún podían redimirse. Así pues la noche fue tranquila y tras mis oraciones y plegarias, dándole gracias al Señor por poder cumplir de nuevo mi misión, limpiar mi arma ejecutora y volver a bendecirla antes de guardarla, descansé en paz hasta el amanecer.

Y fue a primera hora de esa mañana cuando me enteré de que la señora Reyes había fallecido. Una de mis más antiguas feligresas con vida. Una mujer adorable quien, a pesar de su edad y sus achaques, no faltaba nunca a mis misas. Todo un ejemplo a seguir por los demás. Preparé todo para aquel funeral que casi se solaparía con la misa y esta con el partido que deseaba ver. Iba a ser una mañana apretada.

Aún así trajeron pronto el cuerpo de la señora Reyes y me pude despedir de ella a solas, antes de irme a cambiar de ropa para la ceremonia. Odiaba vestir de blanco, pero desde hacía años el Vaticano así lo exigía para las ceremonias, así pues me tomé mi tiempo en realizar aquel cambio de ropa.

Miré la hora. Era el momento de comenzar el funeral por aquella vieja gloria de mi Iglesia. Al salir me sorprendió encontrarme a tan pocos fieles, tan solo dos. Supuse que una mujer como la señora Reyes, tendría más amigos dentro de la comunidad, vecinos y familiares los cuales acudir a este sagrado evento.

Quizás todo fue demasiado precipitado para todos y algunos ni se hubiesen enterado aún de que aquel funeral comenzaba ya. Yo no podía esperar, puesto que la misa vendría detrás y el ataúd con una de mis más fieles feligresas debería estar fuera de la Iglesia para cuando llegasen los demás... si es que venía alguno, puesto que ver a tan solo aquellas dos mujeres, me hizo pensar en que la misa la daría también para ambas.

- In nomine Patris etFilii et Spiritus Sancti. - Dije como hacía siempre desde hacía años antes de empezar cualquier celebración. - Hoy nos encontramos aquí, para darle el último adios a la señora Susan Reyes. Una de mis más antiguas y fieles feligresas, que nos ha abandonado sin previo aviso durante esta madrugada, para reunirse con Nuestro Señor en el Reino de los Cielos.  - Comencé a decir, con voz alta y clara, mientras que sostenía un crucifijo en mis manos.

No solo era hermoso, sino que una verdadera obra de arte, donada en su día por uno de los empresarios que fue fiel a esta Casa de Dios durante bastantes años y que desde entonces usaba en todas las celebraciones, para luego guardarlo en una caja fuerte, debido al valor monetario que tenía.

Notas de juego

He tardado más porque tenía que vestirle de blanco :P

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14/07/2020, 18:36
Director

Mirabas a las dos mujeres y a la difunta, mientras recitabas las Sagradas Escrituras, sin innovar nada, pues las sabías de memoria y tus responsos eran siempre muy similares, observaaste que las dos mujeres se parecían mucho a la difunta. No te sonaba haberlas visto por la tu iglesia, suspusiste que serían las hijas o familiares cercanos, sobrinas o algo del estilo.

Una pena que la pobre Susan no tuviese más acompañamiento, pero así eran las cosas. En tu doble vida siempre había momentos para la ira - de Dios por supuesto-  y luego momentos más bajos, en los que estabas muy muy relajado, normalmente después de mandar a algún pecador al purgatorio, a recibir el Juicio. En esos momentos el cuerpo se te quedaba laxo, totalmente desinflado, adormilado. Aquel era uno de esos momentos, mientras recitabas tu mente divagó y divagó, en recuerdos de otra época, de tal modo, que tardaste unos segundos en darte cuenta de que las dos mujeres estaban gritando -¡ARGHHHHHHH! -había también al menos una voz masculina gritando, no te habías dado cuenta pero tenías los ojos casi cerrados. Cuando los abriste diste un respingo.

¡LA SEÑORA REYES SE HABÍA INCORPORADO!  De hecho estaba pasando una pierna por encima del ataúd y bajando del "catafalco" con los brazos extendidos. Uno de los hombres, Bobby gritaba mientras que Dimitri al ver aquello, abrió la puerta de la iglesia y salió por piernas.

Carlos estaba mudo, clavado en el sitio junto a la entrada de la Iglesia, mientras que las dos mujeres mientras gritaban histéricas se habían puesto en pie violentamente.

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15/07/2020, 01:29
Colt Hawker

No era mi primer funeral, pero no me gustaba que fuesen mis fieles los que se encontraban frente a mí, donde les daba el último adios antes de ser llevados al cementerio y ser enterrados, con la pequeña despedida final del sacerdote de turno. Recordé con desagrado cuando hacía años me tocó hacerlo a mí.

Ver aquellas parejas homosexuales en el entierro de su amigo o amante, con aquellas vestimentas y no poder más que atenerme a las pocas palabras que ya estaban preparadas y tener que callarme que vivían en pecado y que su alma ardería en el Infierno puesto que Nuestro Señor no aprobaba ese tipo de relaciones y que estaba escrito en la Sagrada Biblia, me consumía por dentro.

Por eso, cuando me otorgaron por mi esfuerzo esta Casa de Dios, no reprimí mis ideas ni las palabras de las Santas Escrituras y mis sermones fueron duros y sinceros y atrajeron a las masas que necesitaban escuchar la verdadera palabra de Dios. Repetía el sermón del funeral de memoria. Conocía cada punto y cada coma del mismo y prefería regocijarme en los buenos momentos que esa mujer llegó a vivir y disfrutar con mis sermones y lecturas de la Biblia, que en ver su cuerpo sin vida en aquel ataud.

Pero de golpe unos gritos inundaron mi cabeza. No entendía que pasaba y abrí los ojos para contemplar con horror, como la señora Reyes se había levantado y estaba saliendo torpemente del ataúd donde llevaba tumbada desde que la trajeron al menos. No podía creerme lo que veía y eso solo podía ser una cosa: Satanás quería ponerme a prueba alzando a una de mis feligresas más fieles contra mí y mi iglesia. Pero le demostraria que mi Fe era más grande que su poder.

Alcé la cruz hacia la señora Reyes. - ¡En el nombre de Cristo y por el poder que Dios me ha conferido te ordeno que vuelvas a tu ataúd y vuelvas a tu lugar entre los muertos! - Exclamé con seguridad y determinación para luego recitar una oración en latín para expulsar a Satanás de allí. - Crux Sancti Patris Benedicti.Crux Sacra Sit Míhi Lux. Non Dráco Sit Míhi Dux. Váde Rétro Sátana! Númquam Suáde Míbi Vana. Sunt Mála Quaë Lébas. Ipse Venena Bibas.*

 

Notas de juego

*Cruz del Santo Padre Benito. Mi luz sea la Cruz Santa, No sea el demonio mi guía. ¡Apártate, Satanás! No sugieras cosas vanas, Pues maldad es lo que brindas. Bebe tú mismo el veneno.
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15/07/2020, 08:29
Director

Si la mujer conserva el alma, no lo parece. Si te ha escuchado, tampoco lo parece, porque la mujer sigue a lo suyo. Desciende del ataúd, sin ayuda, no como en las representaciones del descendimiento de Cristo en la que éste es ayudado por un grupo de personajes, a veces cambiante. La mujer se mueve muy despacio, espasmódicamente, como si fuese manejada como un títere con cables.

No te cabe ninguna duda de que está poseída, el Diablo ha entrado dentro de ella y la posee, quiere llevarse el alma de tu feligresa y bajo ningún concepto lo vas a permitir. La mujer ha descendido y tú sigues rezando, ves perfectamente cómo la mujer camina despacio hacia las dos mujeres que gritan pero no se mueven.

Rezas la oración de expulsión, tal y como te la enseñaron en el seminario, ahora recuerdas haber conocido a un par de exorcistas titulados a lo largo de tu vida y que ambos coincidían en que expulsar a un demonio no era inmediato, era una lucha de voluntades entre el exorcista y el demonio, decían que era conveniente conocer el nombre del demonio que poseía el cuerpo, aunque eso te sonaba un poco a relleno. En el mundo del exorcismo intuíais que nadie tenía mucha experiencia ni había realmente un método contrastado, más allá de la Palabra y la Fe, que era precisamente lo que estabas empleando en aquel preciso momento.

Notaste una quemazón en los pies que ascendía por todo tu cuerpo, te concentraste en la mujer mientras esa calidez se derramaba por todo tu cuerpo. Susan ahora extendía ambos brazos y agarraba el cuello de una de las mujeres, y viste mientras rezabas cómo mordía la carótida de la mujer y un chorro de sangre salía despedido desde su cuello como una fuente, manchando el suelo, las paredes, los bancos...

Bobby salió corriendo detrás de Dimitri, dejando la iglesia mientras que la otra mujer agarró a Susan y trató de separarla de la mujer atacada, tirando de ella con toda la fuerza de la que era capaz, viste cómo Susan hacía una mueca al ser separada, te miraba y masticaba un trozo del cuello de la mujer atacada, que caía al suelo agarrándose el cuello en un vano intento de taponar la hemorragia. Sabías que estaba muerta.

Seguías rezando y notaste cómo esa calidez ahora te abrasaba, no sabías porqué lo sabías ni cómo, pero tenías que expulsar eso que tenías dentro, se te ocurrió que quizás pudieras proyectarlo hacia afuera. Era el fuego divino que Dios te enviaba para expulsar a aquel demonio.

Estabas descubriendo el potencial que llevabas dentro.

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15/07/2020, 23:46
Colt Hawker

Rezaba. Rezaba volcando toda mi Fe en Mi Señor e invocando su poder el y el de su hijo Jesucristo. Pero no funcionaba. La señora Reyes no obedecía. Yo no era un sacerdote que se dedicase a exorcismos, aunque si había leído sobre ellos, puesto que de alguna manera, sabía que mi mente estaba poseída por aquella voz. Pero si no había logrado expulsar de mí mismo ni la voz ni las ganas de matar, sería más complicado expulsar el demonio que había tomado el cuerpo de Susan.

Vi como sus pasos lentos y torpes se acercaban cada vez más a las dos mujeres que se habían acerdado a despedirla. - ¡En el nombre de Dios, te ordeno que te detengas! - Exclamé con fuerza y seguridad mientras avanzaba unos pasos hacia ella y fue cuando lo vi... Vi con horror aquel mordisco en el cuello de la mujer. La sangre salió disparada de su cuerpo al morder en la arteria y una parte de mí disfrutó de ello... esa que ahora estaba tranquila pero que se regocijó con la salpicadura de sangre y la fuerza con la que salió del cuello de la mujer.

Pero eso no evitó que detuviese mis plegarias al tiempo que sentía aquel extraño calor en mi cuerpo. Y no, no era excitación. Era literalmente calor, sentía que ardía por dentro. En ese momento pensé que era la Ira de Dios que me invadía, pero el calor era cada vez más fuerte e intenso. Vi a la mujer mordida caer al suelo al tiempo que la señora Reyes se giraba y me miraba mientras masticaba el pedazo de carne que había arrancado de aquella moribunda.

Y en sus ojos vi lo que ya no tenía: alma.

Satanás la había corrompido de tal manera que había acabado con todo lo bueno que hubo en ella. Yo había perdido a una de las ovejas que el Señor me había confiado a mi cuidado tras su muerte. Y sentía como ardía por dentro. No podría recuperar su alma, pero quizás podría sacar ese calor de dentro de mí, usándolo contra el cuerpo de la mujer y liberando su cuerpo muerto del demonio que sin duda le poseía.

- En el nombre del Todopoderoso usando La Santa Cruz como conductor para el Fuego Sagrado que siento arder dentro de mí, que sea para ti, el fin de tu existencia, demonio de Satanás. ¡Regresa al Infierno del que no debiste salir nunca! - Ordené extendiendo la Cruz de Cristo de mi mano hacia la mujer, esperando que aquello funcionase, antes de que fuese yo mismo quien acabase ardiendo... puesto que podía ser un ataque de Satanás hacia mí y buscar que mi cuerpo ardiese. Pero mi Fe en Dios era firme y de alguna manera sabía que me estaba dando parte del Fuego Sagrado con el cual, según las Santas Escrituras y el Apocalipsis, usaría para derrotar a los ejércidos de Satanás extendidos por el mundo terrenal.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Creo que la tirada está bien hecha. 2x voluntad (5) ->10d8 pero no ando segura si son 10 u 11 :P, pero me he quedado con lo lógico.

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16/07/2020, 08:35
Director

Susan al ser separada, agarró del brazo a la la mujer que la separaba y le dio una dentellaza en el antebrazo, viste perfectamente cómo arrancaba un trozo enorme de piel y carne, dejando a la vista el hueso amarillento (el cúbito?). Justo en ese preciso instante, un rayo blanco, de un blanco antinatural, níveo, salió disparado de tus palmas hacia la mujer. Susan fue alcanzada en el centro del pecho y el rayo la envolvió durante un segundo y después en apenas décimas de segundo, la consumió por completo, derritiendo piel, músculos, órganos, todo. Quedó convertida en un esqueleto que cayó sobre sí mismo formando una pila de huesos.

La mujer herida en el antebrazo gritaba como una loca, como una demente. Mientras recuperabas el resuello, no habías estado tan agotado emocional y psicológicamente en tu vida, te diste cuenta de que aquella mujer estaba en shock o había perdido la cabeza directamente por lo que acababa de ver.

Carlos ahora se acercó despacio hasta la primera mujer, la que se desangraba en el suelo. Muy despacio se agachó y le dijo algo en un susurro que no escuchaste. Entonces aquella mujer movió los brazos como un resorte y agarró a Carlos de las sienes y le mordió en los labios, tirando de ellos con todas sus fuerzas, arrancándoselos y dejando a la vista todos los dientes frontales.

Carlos ahora sí gritó, como el hijo de perra que era cobarde. Sentiste náuseas de su debilidad y mezquindad. No entedías cómo ni porqué, pero la mujer que debería estar muerta, de alguna manera, llevaba ahora al diablo en su cuerpo.

Notas de juego

En realidad es 1d8 x10 (el doble de tu voluntad), se tira el dado y el resultado se multiplica por 10. Pero no hay problema, estamos en el prólogo.

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16/07/2020, 23:34
Colt Hawker

Me quedé perplejo al ver como aquel rayo surgió de mi mano y convirtió a aquella mujer en polvo. - Pulvis es et in pulverum reverteris*. - Dije tras ver lo que acababa de ocurrir, entre los gritos de las mujeres. Me sentía muy cansado. Era como si el Señor hubiese usado mi cuerpo para canalizar su energía por él y me sentía mentalmente debilidado.

Pero saqué fuerzas de flaqueza cuando vi como la mujer del suelo, tenía ahora al demonio dentro y atacaba así al chico que se había acercado a ayudarla. Nuevamente el mal seguía dentro del Templo de Dios y debía expulsarlo. Pero mi mente flaqueaba y me costaba recordar los rezos y oraciones más sencillos. Sentía que no podía ganar aquella batalla usando la Palabra de Dios como arma y solo me quedaba un tipo de fuerza: la física.

Era una lástima que en aquel momento no llevase encima mi sencillo crucifijo de madera, con la hoja oculta en él. Pero tenía uno en mi mano, hecho de metal. No podía dejar que el demonio ganase, que Satanás tomase posesión de mi Iglesia, de la Casa del Señor. No podía expulsar al demonio del cuerpo así que solo me quedaba una opción: matarlo. Matando al cuerpo acabaría con la posesión.

Pero la cruz no estaba afilada ni preparada como la mía, así que solo podía usarla en un sitio donde me asegurase de una muerte rápida y solo podía ser hundiéndola en su ojo. Con suficiente fuerza atravesaría la cuenca y quebraría su cerebro, provocando una muerta casi instantánea. Y mientras estuviese en el suelo, yo tendría ventaja sobre ella.

- ¡En el nombre de Dios! ¡Vuelve al Infierno del que saliste! - Exclamé alzando el crucifijo, sonsteniéndolo por la parte más corta con ambas manos mientras que colocaba la suela de mi zapato sobre su boca, primero para que no me mordiese, segundo para que no se moviese. No podía fallar y ya había matado y convertido en polvo a la señora Reyes delante de dos testigos... otra muerte más no sería problema ya y menos aún con el daño que habían recibido por aquellas poseídas mujeres.

Notas de juego

* polvo eres y en polvo te convertirás

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17/07/2020, 08:00
Director

La escena era realmente dantesca. Una mujer en suelo tumbada sobre la cual hay un sacerdote blandiendo una cruz y golpeándola con ella una y otra vez en la cuenca ocular, se escucha un chof chof cada vez que la cruz entra y sale por la cuenca. Los pies de la cruz han quedado blancos de la gelatina del ojo de la mujer, pero en un momento dado, la cruz ha llegado al cerebro y la penitente ha dejado de sufrir. Por si acaso sigues dándole y rezando.

A su lado la mujer herida en el antebrazo, con un agujero considerable y poniendo el suelo perdido de sangre, a todo estohay sangre por todas partes, de las mujeres y de Carlos, que sangra abundantemente por la boca, en realidad por la cara. Intenta taparse con las dos manos mientras no deja de gritar, crees recordar que esa zona de los labios está llena de nervios. Pero aún así, el sujeto te repugna.

- ¡PADRE POR FAVOR AYÚDEME! ¡MI BRAZO! ME VOY A DESANGRAR- grita la mujer en lo que a todas luces te parece una exageración, claro.

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18/07/2020, 23:02
Colt Hawker

Aquello era una locura. Había perdido tanta fuerza cuando lancé aquel rayo que no era capaz de clavar el crucifijo en el ojo de aquella mujer. Necesitaba que su demoniaca vida se extinguiese antes de darle gracias al Señor por su don y su poder par vencer a la señora Reyes o a quien fuese en aquel momento. Aquel acto, hizo que mi Fe en Dios aunmentase exponencialmente y que solo viese a aquella mujer a un demonio al cual solo vencer con la fuerza bruta.

Cuando por fin el crucifijo quebró el globo ocular, sentí como el metal de aquel obsejo sagrado penetraba hasta el fondo, salpicando a su alrededor todo de sangre y restos de masa encefálica. Mis ropajes blancos se vieron salpicados por aquella acción, por eso me gustaba más el color negro. Pero mis golpes no cesan ahí al igual que mis palabras y solo paro cuando me doy cuenta de verdad que aquella mujer no se moverá más.

Miro a los heridos, al chico sin labios y a la mujer gritando como una histérica con aquella herida abierta. - No se muevan de aquí y recen, recen con fuerza por el alma de ambas mujeres.  Iré a llamar a emergencias. Y usted haga presión sobre la herida, no morirá hoy, hija mía. El demonio ha sido expulsado.

Tras estas palabras me alejé de ambos y me encaminé a la sacristía. Llamaría al 911, me cambiaría y quitaría aquel traje ceremonial tan incómodo y ahora manchado de los fluidos de aquel demonio y de paso cogería mi Cruz. Tanto mi móvil como el teléfono fijo de la Iglesia estaban en aquella habitación, al igual que mi ropa y la caja fuerte donde guardaba lo más importante del Templo del Señor, junto con mi Cruz con esa hoja oculta.

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19/07/2020, 18:52
Director

Entras en la sacristía y llamas a emergencias. Cuando entras no dejas de escuchar las sirenas de las ambulancias o policía o bomberos o todos a la vez. El teléfono no deja de comunicar, todos los agentes están ocupados, sigues intentándolo hasta que por fin atienden tu llamada. Explicas qué ocurre y la señorita muy amable te dice que están recibiendo muchos avisos pero que te envían una ambulancia en seguida. Poco más puedes hacer. Te cambias y sales a la Iglesia de nuevo. Escuchas a la mujer llorar y a Carlos gemir, cuando sales ves que siguen los dos sangrando mucho, sobre todo Carlos.

Cuando te acercas a ellos escuchas una enorme explosión, los cimientos de la Iglesia tiemblan y ves perfectamente cómo cae arenilla del techo. - ¿QUÉ HA SIDO ESO PADRE? ¿TIENE VENDAS Y MEDICINAS TIENE ALGO? -te pregunta la mujer histérica mientras se agarra el brazo.

No ha terminado de hablar cuando ves en la calle , a través de la puerta entreabierta de tu iglesia, una ambulancia que pasa a toda velocidad y un par de segundos después escuchas un ¡PLASH! ¡CRGHHHHHHHHHHHHHHH! cristales rotos y un enorme accidente de tráfico. La ambulancia se ha empotrado contra algo. Se siguen escuchando sirenas y pequeños ruidos sordos que jurarías que son disparos.

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19/07/2020, 20:19
Colt Hawker

Fui todo lo rápido que pude. Por fortuna o por desgracia el teléfono de emergencias parecía colapsado y eso me dio un tiempo precioso para cambiar mis ropas, coger mi Cruz y lograr pedir ayuda. Al regresar con aquella histérica mujer, sentí aquella voz en mi cabeza.

- Mátala, se lo merece. No tiene más que un rasguño y no deja de llorar. - Pero la ignoré aunque tuviese razón. Carlos tenía una herida peor y no se quejaba. Miré a la mujer y me coloqué a su lado, quería calmarla pero aquella explosión y que la Casa de Dios respondiese dejando caer arenilla del techo no me gustó nada. Sentí como la mujer se aferraba con fuerza a mi brazo. - Señora, cálmese. - Dije con voz tranquila, todo lo tranquila que ese momento me permitía aquella situación, puesto que tenía a mis pies a su amiga o familiar muerta, con su ojo perforado y su cerebro hecho puré y un poco más allá mi feligresa, poseída por un demonio, convertida en polvo por la Gracia de Dios.

En ese momento, veo que pasa una ambulancia a toda velocidad y segundos después se escucha un fuerte golpe. Sin duda algo gordo está pasando fuera, puesto que no es normal tanto alboroto y menos aún escuchar tantos disparos a la vez.

- Si bien es cierto que antes las Iglesias eran el lugar de reposo de los creyentes e incluso pequeños hospitales, ahora son solo lugar de culto y rezo para estar más cerca de Nuestro Señor. No poseo tales objetos en este lugar. - Había un botiquín, pero me cansé de rellenarlo para que los pandilleros lo vaciasen una y otra vez. - Déjeme ver la herida. - Le pedí entonces a la mujer.

Carlos seguía sin decir nada. Sus manos llenas de sangre cubrían su boca, ocultando así sus dientes. Debíamos salir fuera, aunque no me gustase la idea. Eso de sentir que el techo del Templo y la Casa de Dios comenzase a derrumbarse no me gustaba nada. Era como si Satanás estuviese mostrándome que estaba ganando esta batalla y que iba a dejarme sepultado, retirando así a un fiel de Dios de su camino.

Todo era bastante sencillo en mi cabeza. En cuanto lograse calmar a la mujer, saldríamos fuera y podría usar que la ambulancia venía en camino para convencerla de ello.

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20/07/2020, 08:34
Director

Al revisar el brazo de la mujer, te diste cuenta de que el mordisco se estaba infectando. Le habían arrancado toda la carne del antebrazo hasta el hueso, músculo incluido, pero había un cerco negro en los bordes de la herida y no sólo eso, todas las venas del brazo se habían vuelto negras, resaltando con el blanco brazo de la mujer. Podías ver todas las venas del brazo con sus ramificaciones.

No eras médico, pero alguna herida habías visto a lo largo de todos tus años de servicio a Dios y desde luego, eso no era para nada normal.

Pensaste que quizás el demonio de alguna manera había infectado el cuerpo del poseído y la posesión se estaba transmitiendo ahora poco a poco, a aquella mujer. Poco a poco calmabas a la mujer que no dejaba de sorber por la nariz mientras la escuchabas cómo recitaba el Credo.

Carlos ahora había cerrado los ojos y se había quedado inmóvil hecho un ovillo. Fuera seguían oyéndose sirenas, más disparos, ahora escuchabas gritos de gente pidiendo ayuda - ¡SOCORRO! ¡POR FAVOR! y más y más ruidos, se escuchó otro accidente más. Un golpe enorme de uno o varios vehículos chocando.

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20/07/2020, 23:58
Colt Hawker

Había interpretado las señales mal. No era la rabia de Satanás la que había hecho que aquella arenilla cayese del techo del edificio al verse vencido por un siervo de Dios. Era el mismo Señor quien me avisaba que debía abandonar aquel lugar, pues ahora estaba maldito y el Diablo lo había corrompido.

No me di cuenta hasta que vi el brazo de aquella mujer, su herida concretamente. Podía ver como el demonio iba poseyéndola poco a poco, haciendo que su carne o más bien sus venas se descomponiesen en algo putrefacto y negruzco. Era capaz de ver cada músculo y tendón, como iban tomando un extraño tono al tiempo que el hueso se veía con claridad.

Mordiscos. El mal de Satanás se transmitía por los mordiscos.

Miré a Carlos. Se encontraba en el suelo, cubriéndose el rostro. Sus labios habían sido arrancados por un mordisco. Ambos estaban siendo poseídos por el mayor enemigo de Mi Señor y mis rezos, mis oraciones y mis intentos por expulsar el mal de sus cuerpos no surgían efecto. Satanás era un enemigo demasiado poderoso para mí.

Volví a mirar el techo del Templo de Dios en busca de una nueva señal y volví a escuchar el caos del exterior. Miré a la mujer y a Carlos, quizás debía... Pero no, no podía matar allí a un inocente y ellos, aún lo eran criaturas del Diablo y menos aún podía hacerlo en la Casa de Dios. Y obligarles a salir a la calle y acabar con sus vidas allí no eran una opción.

- Fuera está la policía y hay médicos... se oyen las ambulancias. - Dije a ambos. - Deberían ayudarse a salir mientras voy en busca de ayuda. - Mi intención era clara, dejarles atrás. No podía ayudarles y no podría matarles hasta que la posesión se completase, pero no podía estar allí sentado esperando, mientras que Mi Señor me seguía mandando señales para que saliese de mi casa, mi hogar... La Casa del Señor.

Debía salir de allí cuanto antes. Quizás podría ayudar fuera a quienes no podía ayudar dentro. - Ayude a levantarse a Carlos. Buscaré un médico allí fuera. - Les aseguré, sabiendo que no lograrían llegar a la puerta. No cuando la primera mujer mordida por la señora Reyes tardó tan poco en se poseída. Ellos eran dos, quizás por eso tardaban más, pero no tardarían y si lo hacían a la vez, estaba perdido.

 

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21/07/2020, 08:39
Director

La mujer paració reaccionar un poco y asintió murmurando algo que no entendiste. Carlos ni se movió si quiera. Abriste la puerta de la iglesia con precaución y te asomaste, dispuesto a salir lo más rápido posible. Cuando saliste te quedaste helado: la calle de tu iglesia era un verdadero caos. Un monovolumen se había empotrado contra el bloque de pisos de en frente. Los gritos que acababas de escuchar eran de la mujer que conducía el monovolumen, la cual está siendo atacada por su acompañante, un hombre que se le echa encima.

A tu izquierda ves tres vehículos que han chocado en un choque en cadena. Un todoterreno negro, un utilitario verde y otro blanco. Los conductores han abandonado sus puestos y han hecho un grupillo frente al primer coche, el todoterreno. Cuando abren la puerta del conductor del primer vehículo, de su interior sale un hombre negro enorme que agarra a la mujer que le acaba de abrir la puerta y le hace un placaje como los de la defensiva de los Lions. Tirando a la pobre mujer al suelo. Miras a tu derecha, hay gente corriendo en todas direcciones. Y dos personas tiradas en la acera a apenas veinte metros a tu derecha.

Empiezas a dudar sobre la idea primigenia de salir de la iglesia. No puede ser otra cosa que una plaga bíblica, un castigo de Dios a los pecados de este mundo, de esta sociedad repugnante que ha tocado fondo y ahora cosecha su justo castigo divino. Los demonios campan a sus anchas, ¿ha abierto Dios las puertas del Infierno?

Recuerdas haber leído alguna vez algo así como "cuando no quede sitio en el Infierno, los muertos caminarán sobre la Tierra". Parece que es del todo cierto. Sigues pensando en esto cuando escuchas un grito femenino que viene desde tu iglesia, a tus espaldas ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

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21/07/2020, 14:33
Colt Hawker

Me asomé con cuidado, sobre todo porque juraría que había escuchado disparos y no quería que una bala acabase volándome la cabeza. Y lo que vi fue el caos en las calles de mi barrio, donde vivían los pocos feligreses que me quedaban. Vehículos accidentados, gente corriendo asustada, ataques como el que vi por parte de la señora Reyes hacia otras personas. Miré al cielo.

- Señor, ¿qué está ocurriendo? - Pregunté mirando fijamente hacia arriba, buscando el Reino de los Cielos con mi mirada. Las sirenas de los coches de policía aullaban en las calles, al igual que los demás vehículos de emergencia. - Yo no tengo poder para contener todo esto... - Dije como si fuese un ruego a Dios. Aquella experiencia, aquel fuego abrasador que sentí en mi cuerpo y que fulminó a la más veteranas de mis feligresas me había dejado cansado, exahusto para poder hacer mucho más que rezar por las almas de los caídos.

Frases leídas en algún medio vinieron a mi mente, destacando aquella que decía: "cuando no quede sitio en el Infierno, los muertos caminarán sobre la Tierra." No formaba parte de las Sagradas Escrituras y no era capaz de recordar donde lo había leído. Pero estaba seguro de que Dios no nos había abandonado porque sentí su poder fluir dentro de mí en mi cuerpo. ¿Quién sino me daría tal poder para destruir el mal sobre la Tierra?

Seguía convencido de que todo era obra de Satanás, que estaba condenando los cuerpos de los hombres para convertir sus almas en impuras, obligándolas así a bajar al Infierno y alejarlas del Todopoderoso. - ¡No le toquéis! ¡Que no os alcance! - Grité al grupo de personas que trataban de detener a uno de aquellos cuerpos impíos infectados con la maldición del Diablo.

Y en ese momento escuché el lamento o lo que sonaba a lamento a mi espalda. Me giré para ver quien era, aunque no tenía ninguna duda que se trataría de la mujer que dejé atrás con el mordisco en el brazo. En la iglesia quedaban dos, ella y Carlos, quien no tardaría en ser poseído por aquel cruel poder. Al menos eran solamente dos en el interior del templo. En la calle, viendo lo que ocurría, serían legión en cuestión de horas.

Podía sacar mi Cruz y enfrentarme a ella. La hoja oculta me facilitaría mucho las cosas. Luego hacer lo mismo con Carlos tras encerrarme en la iglesia. Pero yo no era ya el hombre joven que fui. Notaba ya que mi edad y mis reflejos no eran óptimos y sabía que un solo mordisco condenaría mi cuerpo y mi alma para la eternidad. Quizás si pudiese pillarla de espaldas...

En medio del caos reinante y tras asegurarme de que estaría seguro, me oculté entre dos coches y esperé a que la mujer saliese. En mi mano derecha apretaba mi Cruz de madera y en la izquierda mi Rosario, mientras que en silencio rezaba a mi Señor y no dejaba de mirar la puerta de la iglesia. Saldría.

Estaba seguro de ello.

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22/07/2020, 08:11
Director

Tienes suerte porque justo en la puerta de la iglesia (que da directamente a la calla, no tiene ningún jardincillo delantero) hay un coche aparcado, un deportivo de un color verde chillón y el coche fúnebre detrás. Te colocas entre ambos vehículos, casi encajado por el poco espacio que hay entre los mismos y te dedicas a observar qué pasa.

Mirando hacia tu izquierda ves que el hombre ha dejado a la mujer destrozada tirada en el suelo, inmóvil y está persiguiendo al otro hombre, el tercero involucrado en el accidente, que prudentemente ha echado a correr calle arriba. El tipo negro tiene esos movimientos espasmódicos que acabas de ver en Susan Reyes y sube despacio, tambaleándose, calle arriba tras el otro tipo.

A tu derecha ves claramente  cómo la calle ha quedado desierta, todos han salido corriendo hacia la avenida principal, que lleva directamente al centro, al downtown de Detroit y al área financiera. Si está todo así, te parece un error.

Tu intuición no te falla y apenas cinco minutos después sale la mujer del mordisco en el brazo tambaleándose, como si se hubiese bebido todo el vino que guardas en la sacristía de golpe. Tiene esa mirada perdida y es curioso, porque tiene todas las venas del cuerpo marcadas en negro. Detrás de ella casi tocándole, sale Carlos, la visión es sumamente desagradable, le falta un trozo de labios, los dos marchan directamente a la calle, hacia ti. Entonces se te ocurre algo ¿y si te estuviesen persiguiendo? ¿ y si te sintiesen? ¿o sintiesen tu alma o algo parecido?

 

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22/07/2020, 21:12
Colt Hawker

Observaba los movimientos lentos y torpes de aquel grandullón el cual formaba parte del ejército de Satanás. Si todos eran así de lentos, quizás si tuviese una oportunidad de deshacerme de aquella mujer. Mi escondite no estaba mal, podía ver casi toda la calle desierta y la entrada de mi iglesia. Los pocos vivos que quedaban y con vivos me refería a no poseídos por aquel mal, habían huído y parecía que sólo quedábamos allí la mujer de la iglesia, Carlos que pronto se uniría a ella y yo.

- De uno en uno Señor... pónmelo fácil. - Rogué a Dios mientras esperaba a que la mujer saliese. Tardó casi una eternidad en hacerlo y para mi sorpresa, Carlos iba detrás suyo. Su rostro estaba deformado, sin labios. Algo que le daba un aspecto terrorífico. Casi podía sentir la mirada de ambos sobre mí a pesar de que estas parecían vacías y sin vida.

Lo peor no fue que saliesen juntos, sino que supiesen donde estaba o esa fue la impresión que me dio al verles girar y caminar hacia el lado donde me encontraba. Sin levantarme y con cuidado, fui retrocediendo, saliendo por el lado de la calle, mientras que les dejaba que se acercasen a mí.

Sus venas negras, marcadas en su piel y aquella forma de caminar... realmente daba miedo y era asqueroso. Pero no podía correr eternamente al igual que no podría enfrentarme a ambos juntos. Pero mi ventaja era que mi velocidad les superaba, así que fui bordeando aquel deportivo, mientras ellos seguían mis pasos tambaleantes. En cuanto entrasen entre el deportivo y el coche funerario les costaría moverse más, pues es sitio era ajustado.

Ahí tenía mi posibilidad de acabar con Carlos primero. En cuanto sus piernas temblorosas quedasen medio atrapadas en aquel lado, correría para atacarle por la espalda. Calvándole la hoja de mi crucifijo en la cruz*, rompería su médula espinal y quedaría tetraplégico, dejándolo fuera de juego hasta que acabase con la mujer para luego darle una justa muerte a aquel cuerpo que daba la sensación que estaba carente de vida, puesto que no les veía respirar... solo caminar hacia mí.

Notas de juego

*la parte donde se unen las cervicales, con las dorsales y los huesos de los hombros.

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23/07/2020, 10:06
Director

Das vueltas alrededor del coche para que te sigan las dos personas. Mientras juegas con ellos a la gallinita ciega o algo parecido, no dejas de escuchar sirenas, más disparos y un petardazo enorme. Miras hacia el centro hacia la derecha de la iglesia calle abajo y ves una bola de fuego. Algo ha estallado ¿un avión? ¿un depósito de gas? ¿una gasolinera? no tienes ni idea.

Tu plan tiene sentido y tras varias vueltas consigues dejar a la mujer atrás y que Carlos te siga entre los dos coches...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Bueno vamos a darle a las tiradas que se nos alarga el prólogo y esto ya es partida :D para apuntar a la cruz tienes un -5 a la tirada.

La tirada sería 1d10+3 tu destreza +2 hab cuerpo a cuerpo crucifijo +4 porque está casi atrapado -5 por apuntar: total 1d10+4 tienes que sacar un 9 para tener éxito. El zombie intentará esquivar, dejo la tirada hecha. No logra esquivar, si sacas la tirada le dejas inválido.