Partida Rol por web

Die Glocke

Un mundo nuevo (Capítulo I)

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21/03/2017, 15:26
Rudolph Fegelein

El teniente escuchó todas las preguntas y tomó nota mental de algunas de ellas. Sin embargo, tuvo que hacer una apostilla sobre lo que Bernstein había dicho. Era conveniente hacerlo.

-No se preocupe, doctor. El señor Krieg volverá pronto al laboratorio. De momento, tendrá que conformarse con su ayudante, el señor Olsen, que también es un científico con talento. No se apuren, ésto no es un destino permanente. Ya ven que las necesidades de cada momento harán que su presencia fuera de la colonia sea requerida. Todavía hay mucho que explorar y conocer en el planeta, y eso requerirá pequeñas expediciones como ésta.

Iba a decir "heil hitler", pero le parecía superfluo. ¿Donde estaba Hitler? En otro planeta, otro tiempo, quizá otra dimensión. Él era un hombre pragmático, a pesar del uniforme.

-Bien, partan sin más demora. El resto, suban a los transportes. Vamos hacia Jat.

Notas de juego

Tiradas de Pilotar y Observación como la otra vez. Ésta vez tienen un +5 por dificultad fácil.

Pilotar dificultad 12+ y Observación 14+ para los que conduzcan y se sepan el camino al pueblo.

 

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21/03/2017, 15:43
Fritz Oldenkamp

Fritz agradeció el descanso durante la noche y a la mañana siguiente volvió a juntarse con el resto de sus compañeros para desayunar, contándoles con cierto halo de misterio lo que había presenciado junto a Hagall, la aldea y lo poco que pudo sacar en limpio de la conversación de esta con el anciano al que describió como "El Alcalde".

La columna de blindados pasó junto a ellos y no pudo evitar acercarse cuando hicieron una parada en el campamento, buscó entre los vehículos a algún chico de su unidad para preguntarle acerca del estado de Hirscher, y de como llevaba su recuperación. Tenía ganas de volver para verlo, después de todo le había salvado la vida ¿No? que menos que invitarle a un cigarro o dejarle ver esa colección de cartas eróticas que tenía. 

Volvió algo mas alegre junto al resto y terminó su desayuno con rapidez, había escuchado que necesitaban a alguien experto en explosivos para un operativo o algo así, y le interesaba comenzar a destacar como un "miembro no prescindible". En cuanto vio a Topf se le acercó, quizás dejando notar demasiado sus intenciones.

-¡Señor! Disculpe, disculpe sargento ¿Tiene un momento? Será rápido, señor.-

Se acomodó la gorra y adoptó una pose mas firme para hablar con él.

-Se comenta que se necesitará a un experto en explosivos para una misión, señor, no quisiera pecar de vanidoso pero créame cuando le digo que soy de lo mejor que ha parido las SS, señor... TNT, cargas de RDX, convertir minas antitanque en cargas de demolición... ¡I-Incluso se utilizar explosivos de fabricación británica, señor! ¿C-3? ¿Lo conoce? Tommy los usaba mucho para volar nuestros puentes. 

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21/03/2017, 15:46
Damien Krieg

- Ya cojo yo el Vimana, necesitaré un observador que conozca bien el camino de vuelta a la base, pueden caber más de tres personas al parecer - dice en un tono seco y carente de sentimientos, bastante frío.

Ya que estaba con la labor, volvió a subir al Vimana para conducirlo hasta la base, solo esperaba tener a alguien como observador para que le guiara.

Al parecer , después del primer intento, le había pillado un poco el truco, solo esperaba, después de conocer mucho mejor su funcionamiento y traducción, de las extrañas inscripciones de la Nave, aun controlarla mucho mejor.

- Tiradas (2)

Notas de juego

corregido Hagall

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21/03/2017, 16:32
Helmut Bernstein

El científico cierra los ojos por un momento, toma aire y lo expulsa, en ocho tiempos.

Nooooooooom... Nooooooooom... Noooo le griteeees al tenienteeeee...

Está bien, señor. Lo comprendo. Cumple órdenes. No se apure usted tampoco. Nos debemos a la colonia.

Voy a ver al coronel. No te pongas nervioso con su sicario. Además, volver a subirse a esta cosa es emocionante. Y podré disfrutar de los lujos de la colonia. Sí, Bernstein, eres muy desafortunado. Jajaja!

Palmea los apuntes del ingeniero y se dispone a irse después de que el teniente de la orden de marcha.

Escucha a Krieg solicitando un observador.

No se hable más, por favor. Me duele que no me lo haya dicho a mí, señor. Que lo sepa. Después de lo que hemos pasado para traer a este artefacto de una pieza hasta aquí...

Se lanza como un niño sobre el asiento del observador, mira a Krieg con emoción, antes partir.

"Apresúrate a subir en el carro con tus generales, Sugriva. Sube también con tus ministros, Vibhishana, monarca de los rakshasas". Al instante, Sugriva con los reyes de los simios, y Vibhishana con sus ministros, llenos de alegría, montaron en el gran carro pushpaka. Cuando todos estuvieron embarcados, Rama ordenó al vehículo que partiese y el incomparable carro de Kuvera se elevó hacia el mismo seno de los cielos. El carro volaba como una gran nube empujada por los vientos. Desde allí paseando su mirada por doquier, el guerrero descendiente de Raghú, dijo a Sita la mithiliana, la del rostro bello como el astro de la noche: "Mira, ya veo el palacio de mi madre... ¡Ayodhyá! ¡Inclínate ante ella, Sita, mi videhana, hete aquí de regreso!".

Declamó, con voz segura y firme. Emocionada. No le costó nada recordar el fragmento del Ramaiana que acababa de reproducir, palabra por palabra.

Estaba claro que Krieg no estaba para florituras poéticas. Su mente estaba en otra parte. Pero le daba igual. Ahora no sentía el canguelo del primer viaje y se permitía el lujo de decir sandeces.

Se volvió a su labor de observador y empezó a indicarle el camino de vuelta incluso antes de que surgieran los accidentes del terreno que debían ver. La mente del doctor era prodigiosa (al menos en ese aspecto, aunque según el criterio del propio doctor, aseguraría que en todos los aspectos).*

- Tiradas (1)

Notas de juego

* ¿memoria ediética quizás puede ayudar a estas cosas?

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21/03/2017, 18:00
Hans Topf

El sargento había estado más concentrado en la vigilancia de los prisioneros y del perímetro que otra cosa. Había sido ajeno al resto, dejando a científicos y sacerdotes bregar en medio de sus divagaciones. Sus responsabilidades son otras. Cuando se disponía, en un breve momento de asueto estaba por preguntarle una duda al Señor Krieg. Quería saber como derribar un bicho de esos, sus fortalezas, armas y debilidades...pero fue interceptado. El Soldado Oldenkamp interpeló su interés. Con una sonrisa le escuchó pacientemente, mientras pensaba si era ego elevado, si era una fantasmada o si simplemente era un genio y se ofrecía desinteresadamente. Daba igual. Era una herramienta más para una función, como cualquier miembro del Ejército. Como cualquier alemán, y había que usar esa "herramienta" en la medida adecuada para obtener los mejores resultados.

Le dio al hombre dos palmadas en el hombro y le comentó: - Vamos a ver al Señor Krieg, y le comentamos sus inquietudes. Seguro que podremos usar sus conocimientos. Y continuó su camino buscando al "ingeniero".

Nada más encontrarlo le preguntó: - ¿Señor? ¿Qué me puede comentar sobre las armas de este cacharro? Quiero aprender a derribarlos y sus capacidades para enfrentarlos eficazmente....y además...creo que hemos encontrado al zapador que buscaba. Y dio una sonora palmada en la espalda a su acompañante, para presentarlo como el voluntario que estaban buscando.

Seguro que encontraríamos más de estos, y quería saber si era mejor evitarlos o enfrentarlos.

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21/03/2017, 18:12
Damien Krieg

Antes de entrar al Vimana y ponerlo en marcha...

Krieg después de salir de la tienda de la doctora Hagall, va a terminar de coger su equipo, al terminar de cogerlo y dirigirse a la Vimana, se le cruza Hans Topf y Fritz Oldenkamp.

Se queda parado mirando a ambos soldados serio, luego se explica..

- Hasta que no tengamos un plano de la Vimana, no puedo estudiar su estructura y buscar los puntos débiles. Buscaba a un hombre que se le diera bien las demoliciones, para una vez localizado los puntos débiles de la estructura del Vimana, poder explicar donde podría colocar los explosivos para destruirlo o decir a los artilleros, las zonas "delgadas" de impacto que provoquen el máximo de daño a la Vimana. En cuanto al armamento del Vimana, de momento lo desconozco, solo se que puede transportar personal, el grupo que nos ataco, posiblemente todos vinieran del Vimana, ya que no vimos ningún caballo o tipo de montura - se explica Krieg con un tono mas tranquilo y serio

- Pero una cosa es segura, para poder pilotar un Vimana , se necesitan dos personas, una que tome el control del movimiento de la nave y un observador que lo guíe, ciegue al observador y poco podrá moverse, a no ser que tenga un camino memorizado - termina por decir.

- Si me disculpan, he de subir al Vimana para ponerlo en marcha y llevarlo a la base - ultima por decir Krieg.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Como no se la dificultad, para saber con las ojeadas o estudios que he hecho del Vilmana , saber sus puntos débiles, lo pongo en 15 la dificultad, por poner algo, si es menor pues mejor, si es mas alto, pues ya esta hecha la tirada.

Le vendrá a la mente esos puntos débiles en cuando llegue a la base

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21/03/2017, 19:32
Ilse Dietrich

Por fin tenía asignada una tarea en la cual se sentía cómoda y útil ya que, hasta ese momento, sólo había atendido pequeños accidentes sin mayor trascendencia, volcándose casi en exclusiva en observar la fauna y, sobre todo, la flora de aquel planeta, tomando notas de todas las cosas que le llamaban la atención así como distintos tipos de muestras.

Informó a las enfermeras recién llegadas de cual sería su misión a partir de ese instante, quedando gratamente impresionada al comprobar que le habían mandado mujeres competentes. Recogió todas sus cosas, poniendo especial cuidado en su equipo de atención médica y en las muestras recogidas, y las dejó colocadas en uno de los transportes, asegurándose que estuvieran perfectamente sujetas para que no pudieran romperse con los golpes y bandazos que pudiera dar el vehículo por culpa del terreno. Acto seguido se subió ella también con una sonrisa de satisfacción y nerviosismo ante la experiencia que le aguardaba.

Por  mi parte ya estoy preparada. —Fue lo único que dijo en un tono de lo más eficiente.

 

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21/03/2017, 20:28
Hagall Wirth

Desmontar una tienda de ese tipo era visto y no visto, nada que ver con una yurta. Cómo le gustaba esa vida nómada. Independientemente de la bomba de mierda que les había explotado en la cara, Venus era un planeta enorme que debía contener cientos de ecosistemas, lugares, gentes que descubrir y estudiar… se forzaba a pensar en ello buscando apartar los nubarrones mentales, no era bueno acudir a un encuentro diplomático con el ánimo torcido.
Pese a la aspirina y a llevar las gafas de sol puestas el dolor de cabeza latía en su nervio óptico atravesándole el cerebro. Paró un momento y se agachó apoyando la frente en una mano, joder hasta le estaba saliendo sudor frío “No pienses, Hagall, no pasa nada, no es nada nuevo. Tranquilizate…”. Arrancó los vientos, dobló la lona y la enrolló con cierto trabajo, sin prisa pero sin pausa. Abrochaba el rulo a una de las alforjas cuando vio por el rabillo del ojo algo sospechoso, una hilera de bichitos muy parecidos a hormigas (un poco más grandes)camino de su sidecar -¿Pero que c…?- al acercarse le dio olor a manzana –No puede ser…- estiró el brazo y tanteó el interior con cuidado, palpó algo blando, lo pinzó con las yemas y al sacarlo lo sacudió para que los insectos se desprendieran. No daba crédito a lo que veía ¡Era un trozo de struddle! -¡Lo sabía! Dichoso Bernstein…- rechinó entre dientes. Resopló iracunda, sin embargo no fue al vimana a cantarle las cuarenta, no se sentía con fuerzas para iniciar otra estúpida discusión –Menudo día de mierda…- se pinzó el puente de la nariz, tiró el pastel bien lejos y se puso manos a la obra a limpiar o corría el riesgo de que se le colaran insectos por todas las maletas o peor, hasta por la ropa mientras conducía. Apuró de un trago largo el licor de bayas a ver si eso amortiguaba el dolor. Fue mano de santo.
Encontrándose un poco mejor y dando por concluida la limpieza se puso la cazadora, se cruzó la panga y con el mismo aspecto intrépido con el que había partido el día anterior movió la moto para ponerla en cabeza de salida del camino. Iba a tocar el claxon para que los vehículos se fueran poniendo en cola y la gente se fuera subiendo a ellos pero se le ocurrió algo… se acercó al teniente -¿Le apetece acompañarme? Podemos comentar detalles de la zona por el camino- habló tan seria como siempre, pero esta vez por lo menos medio sonreía

- Tiradas (2)
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21/03/2017, 21:00
Director

Los automóviles y blindados se alejaron en el horizonte. Los tres hombres quedaron solos junto al vimana, que a Topf seguía dándole desconfianza. Krieg revisaba el aparato y Bernstein se acordó de que había dejado su bolsa de struddels en el sidecar. ¡Maldita sea! Seguro que aquella mujer de ojos como puñales se los estaba zampando ya.

No podía salir corriendo en pos de ellos. La verdad es que podría hacer más en la base, incluso comerse uno recién hecho. Había que priorizar. Ahora solo había que arrancar el dichoso cacharro y salir de allí. Despegaron mejor de lo que lo habían hecho la primera vez, más suave. Krieg le estaba pillando el truco. Topf se mantenía a su lado, atento a como manejaba el cacharro y sus explicaciones. Todo le sonaba un poco a chino, pero se quedaba con lo esencial, como buen militar que era.

Recorrieron la planicie a una velocidad considerable, similar a la de un avión a plena potencia. Era emocionante, pero también podían perderse. Bernstein se mantenía atento a la brújula y a las señales del camino: hacia el norte por la sabana hasta el lago, y de ahí a su ribera derecha. No tenía mucha pérdida, la verdad, y él recordaba perfectamente el camino. Incluso creyó ver el esqueleto de la vaca con la que se habían topado el día anterior.

Por el aire, la distancia era mucho menor que por tierra. A aquella velocidad, no tardaron más de dos horas y cuarto en avistar la colonia. Era impresionante verla desde el aire, especialmente ahora que estaba en pleno crecimiento. Se habían plantado invernaderos y se construían más habitáculos. Los bulldozer traían madera de la cercana selva, donde había un equipo de trabajadores talando los troncos, mientras que las primeras estructuras permanentes tomaban forma: la torre de control de la pista de aterrizaje y la susodicha, que estaba comenzando a tomar forma sobre una base de gravilla y tierra apisonada. Todo era un ir y venir de colonos atareados en sus más diversos quehaceres. Incluso se usaba las máquinas para cavar el primer foso perimetral.

Alguien les hacía señales en la pista de aterrizaje, utilizando las típicas banderolas que se usaban para controlar los despegues. Krieg aterrizó al lado con cierta competencia, por que no quería estorbar el trabajo de sus ingenieros. Una pequeña comitiva de bienvenida se acercó para saludarles. Los trabajadores y algunos colonos se asomaron con harta curiosidad, al ver aquel extraño ingenio volador.

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21/03/2017, 21:23
Bernhard Zimmermann

Tres soldados aguardaban por detrás del mayor, el militar que estaba segundo en la cadena de mando de la colonia. Llevaba su uniforme de verano, aunque no se lo había arremangado, y cruzaba los brazos con una sonrisa de evidente satisfacción. Le acompañaba su esposa y el señor Olsen, la mano derecha de Krieg.

Cuando Topf se asomó afuera, les vió levantando el brazo con el saludo nazi, al que él respondió enseguida. Detrás de él, salieron ambos científicos con una sonrisa en el rostro.

-Felicidades, a todos. Sargento, sepa que le he propuesto para una cruz de hierro de mayor rango por su decisiva acción. Pero necesito su informe, como también lo necesita el coronel. Nos está esperando a ambos, hay que hablar asuntos importantes... sobre el futuro, y otras cosas.

Miró luego a los hombres de ciencia.

-¡Maravilloso! Un artilugio fascinante. Tienen que explicarme bien como funciona. Es como si un tren de mercancías fuera capaz de volar. ¡Imaginen lo que podríamos hacer con una tecnología semejante!

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21/03/2017, 21:28
Hulda Zimmermann

La primera mujer de la colonia se acercó para darles unos regalos. Suponía que venían cansados, así que les ofreció algo de beber y unos chocolates suizos para matar el hambre. Krieg la miró un momento. Sabía que debía hablar con ella sobre el tema de su esposa. Estaba... confuso, dolido. Hulda y Margot habían sido muy buenas amigas, casi inseparables.

Además, estaba... el otro tema. Ahora no era viudo. Debían hablarlo también, con la mayor discreción posible.

-Bienvenidos. Supongo que estarán deseando disfrutar de una ducha caliente y de la buena cocina alemana. Les alegrará saber que ya tenemos agua corriente. La colonia saluda a sus héroes exploradores.

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21/03/2017, 21:33
Lennart Olsen

El escandinavo se acercó al aparato volador, examinándolo con cierta curiosidad. Era infrecuente verle sonreír, excepto cuando algo salía muy bien. Ésta era una de esas ocasiones. Estrechó la mano del doctor y la de su jefe.

-Felicidades. Cuando lo escuché, no me lo podía creer. Pero aquí está, si. Es una preciosidad, muy exótico. Una aeronave de piedra. ¡Impresionante!

Se recolocó las gafas sobre el puente de la nariz, dando el informe a su jefe.

-Hemos descontaminado el reactor. Está al 60% de su capacidad aproximadamente, pero somos optimistas. Si somos capaces de producir más Xerum, podría volver a su antigua gloria. Nos harían falta, eso si, metales bastante raros. Aunque de momento el hierro y el cobre son los que más necesitamos para el día a día. El plomo tampoco vendría nada mal, para las armas.

Carraspeó.

-Ésta misma mañana hemos puesto a funcionar la canalización de agua. Descubrimos una fuente de agua dulce en un afluente del lago, libre de calcio. Sin embargo, es posible que usemos las aguas del lago, debidamente tratadas, para la irrigación a gran escala.

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21/03/2017, 21:40
Rudolph Fegelein

El teniente estaba distraído cuando Hagall le ofreció aquello. La miró un momento, parpadeando. Tenía una imaginación portentosa, pero a veces ésta le jugaba malas pasadas. Lo cierto era que cuando estaba cerca de esa mujer debía esforzarse por ser correcto. Durante mucho tiempo, ella había sido una persona inalcanzable, cercana al general Kammler, y muy lejos de su humilde posición. Como buena persona inalcanzable, ella había sido sujeto de las fantasías y deseos de terceras personas, y Rudolph era una de aquellas personas.

Sin embargo, ahora era él el oficial al mando, y debía dar una buena imagen. Sopesó los pros y los contras. Por un lado, podría reforzar su imagen en una suerte de alianza con ella... Por otro lado, no le escapaba que había gente en la colonia que la miraba por encima del hombro, por útil que ella pudiera ser. Tenía cierta "mala fama". Quizá era mejor seguir en el Puma, con sus hombres. O quizá, justamente, podría alejar las habladurías sobre ella si justamente reconociera su valía. ¡Menudo embrollo!

-Es una oferta tentadora, señorita Wirth.

Iba a rechazarla cuando olió algo en el sidecar. Eran struddels.

-Creo que acaba de convencerme -dijo, jovial.

Se metió dentro y rescató la bolsa, sacando uno para compartir. Luego silbó a Oldenkamp y le tiró el resto del paquete para que lo cogiera al vuelo.

-¡Repártalo entre la tropa!

Se pusieron en marcha. Era curioso como ver como un teniente de las SS iba de paquete en el sidecar de una mujer que tenía toda la pinta de ser una aventurera. Una estampa casi cómica, para la sociedad de los años 40, pero allí estaban. La columna se puso en marcha y abandonó el campamento, ya desmontado, rumbo al pueblo del que tanto habían oído hablar.

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21/03/2017, 21:50
Director

El sol comenzaba a arder con fuerza cuando la columna atravesó caminos de cabras a campo traviesa, remontando las montañas. Pasaron por unas enormes y bonitas florestas, donde según supieron se cultivaban unas flores utilizadas como algún tipo de opiáceo, tanto para bebidas "alcohólicas" como para medicamentos, las llamadas "flores de Jat".

La columna alemana deshizo el camino que Hagall y Fritz habían hecho a pie, viendo paisajes espectaculares de terrazas de cultivo. Era la primera vez que la mayoría de los soldados veía a los habitantes locales en sus labores, pero tuvieron ocasión de verles de cerca cuando se acercaron para verles pasar, con infinita curiosidad. Vestían de forma muy parecida a la gente de Afganistán, Pakistán o la India, posiblemente con prendas hechas a partir de la lana y otras fibras que ellos mismos cultivaban. Para su sorpresa, eran las mujeres las que trabajaban la tierra en mayor número. Algunos soldados les silbaron y dijeron groserías en alemán, conscientes de que ellas no les entendían.

Finalmente, llegaron a un pueblecito a la vera de los cultivos. Era disperso, ya que tenía muchos corrales donde guardar al ganado, y no parecía especialmente rico o boyante. De hecho, lo único "bonito" del pueblo era un templete en la plaza principal, casi indigno de llevar tal nombre. La gente se alarmó al verles llegar, pero no corrieron a esconderse. Sabían que más extranjeros tenían que venir aquel día. ¡Lo que les asustaban eran sus vehículos y cacharros! Los ancianos se quedaron mirando los tanques, impresionados, así como a los hombres que iban vestidos de forma muy parecida, con sus extrañas armas y herramientas.

El convoy se detuvo en la plaza principal, que era donde podían tener controlados a la vez todos sus vehículos. Apagaron los motores y bajaron de los transportes, mientras una masa de curiosos capitaneados por los ancianos del pueblo salieron a recibirles. Unas niñas se acercaron a donde estaban las enfermeras, para mirarlas con mucha curiosidad. ¡Llevaban unas ropas muy extrañas! Les señalaban y decían cosas en su idioma, riendo luego.

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21/03/2017, 22:05
Gerde Naumann

De nuevo, juntas. Se habían puesto al día durante el viaje de ida, especialmente sobre todo lo sucedido en el campamento, con el asunto de los prisioneros que Hagall había interrogado. A Gerde tampoco le caía nada bien aquella mujer. ¿De qué iba? Todo el mundo sabía que estaba donde estaba por que se había encamado con el general. Ahora se pegaba a Fegelein.

-Ésta se arrima al sol que más calienta... -le susurró.

Admiró todo con pasmo y sorpresa. No solo aquel mundo estaba habitado, si no que la gente local parecía muy simpática y humilde. Parecía Ucrania durante la primera fase de la ocupación, o eso le habían contado.

-Uy, mira que bichitos. Son monísimas.

Saludó a las niñas con un gesto gracioso de la mano, y dos de ellas se acercaron.

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21/03/2017, 22:10
Mitzi Kuntze

Le recordaban a sus sobrinas, que habían quedado atrás en Alemania. ¿Volvería a verlas alguna vez? No creía que eso fuera posible.

-Buscad algo de chocolate. Seguro que les encanta.

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21/03/2017, 22:12
Albrecht Kloepper

El soldado había bajado del semioruga con una brizna de hierba entre los dientes. Vigilaba a los nativos, pero especialmente a las nativas. Junto a él estaban sus dos compañeros, los soldados de asalto. Fritz les había puesto al día del día anterior.

-¿Creeis que serán amistosas? Y yo que estaba preocupado con que solo tuviéramos unas cuantas chicas en la colonia...

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21/03/2017, 22:14
Roman Sumpf

Bajó del transporte, ayudando a Oldenkamp a hacerlo luego. La gente se congregaba, pero no parecían ir armados. No tenían más que hondas y palos, y no parecía que fueran a usarlos contra nadie. El comentario de su compañero le hizo reír.

-Seguro que para ti no hay ninguna amistosa. Te huelen a la legua, amigo mío. Huelen tu desesperación.

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21/03/2017, 22:16
Albrecht Kloepper

Negó, despacio. Siempre estaban discutiendo y diciendo tonterías. Era una forma de mantener la moral alta y despreocuparse.

-¿Y tú que opinas, Fritz? Parecen bastante arias, al menos algunas de ellas. Hasta veo algunos ojos azules por ahí...

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21/03/2017, 22:18
Rudolph Fegelein

Hagall detuvo finalmente la moto y él se bajó del sidecar con cierta agilidad. Había sido un viaje muy agradable. Después de todo, no parecía una persona tan extraña como decían los rumores. Imaginaba que el mero hecho de ser una mujer "echada para alante" ya daba pie a muchas habladurías.

-Soldados, establezcan un perímetro. Enfermeras, estén preparadas. Vamos a organizar un consultorio médico de aquí a poco...

Se arregló el uniforme para estar más presentable, y esperó a que a la misteriosa rubia apagara la moto y se pusiera a su lado. No lo hizo, no de momento. Se limitó a mirarle con una extraña expresión, algo divertida. Él sonrió, intentando centrarse en el asunto que tenían entre manos. Ya habría tiempo para dejar la imaginación volar. Además, tenía que hablar con ella asuntos importantes, que el coronel le había transmitido.

Miró hacia atrás, a las enfermeras. Su mirada se cruzó con la de Ilse. Para él, aquella chica era... era todo lo que una mujer alemana debe ser. Definitivamente, tendría que hablar con ella, pero por otros motivos. En éste momento, no quería pensar mucho en mujeres, por que el tema siempre le distraía. Por eso miró de reojo al soldado que estaba comentando babosadas.

-Soldado, compórtese...

Carraspeó.

-Bueno, usted conoce a éstos nativos. Estamos en sus manos...