Partida Rol por web

Bromios arqueó la ceja. ¿Svoboda? Ahí te equivocas Padre. Sus gentes lucharán como leones por cada palmo de tierra en una guerra cruel. Hay bocados mucho más apetitosos y faciles. Ensanchó su sonrisa mostrando los dientes Las gentes de mi hermana Siona sin ir más lejos. Sin armas, sin ejércitos, solamente una banda de blandos mercaderes a los que enseñar lo que es un verdadero dios.

-Dime, hijo mío, ¿en qué momento te cercenaron tus pelotas y pusieron en su lugar un peludo agujerito? -dijo en una clara mofa hacia su descendiente- ¡pues claro que será una guerra sin igual! precisamente por eso estamos aquí, para hacer algo que se rememore durante eones, para conquistas fáciles ya tenemos muchos pueblos y no requiere de ninguna unión por nuestra parte, si hacemos una conquista conjunta es para conseguir algo "imposible" -dijo con el pecho henchido de orgullo imaginando los gloriosos cantares que se harían- así que dime, estimado Bromios, ¿tienes lo que hay que tener para acometer una tarea de este tamaño o piensas seguir con simples conquistas fáciles de las que nadie hablará? -expuso finalmente esperando que si lenguaje duro instara al dios a actuar con bravura.

Las palabras del Señor de los Oceanos agitaron claramente al Dios de la Desmesura ¿Como te atreves anciano? ¿Dudas de mi valor? ¿De la pericia de mi lanza? Su voz se alzó de tono Sea pues, el castigo de esa perra de Siona deberá esperar. ¡Levanta a tus bandas de guerra Señor de los Oceanos! Van a poder ver como combate realmente un dios. ¡La eternidad nos espera!

El dios acuático sonrió al ver que el orgullo de su hijo no había variado ni un ápice en todos estos años por lo que satisfecho por hacerle ver lo glorioso de su empresa, le ofreció su mano a la vez que dijo con su potente voz:

-Sea pues, no esperaba menos de un hijo mío -expuso orgulloso- pronto reuniré a los míos, les diré que nuestra misión es atacar otro lugar, para que no se extienda demasiado pronto el rumor, sólo a los hombres de mi confianza trasladaré el verdadero propósito; cuando todo esté listo te haré una señal y partiremos hacia la guerra -concluyó con un tono ávido y ansioso pues deseaba batallear más que todas las cosas.

Parte pues a aprestar tu hueste Señor de los Oceanos levantó pero un dedo Bromios solamente una cosa. Antes de emprender la batalla desafiaremos al Rebelde a batirse en duelo con nosotros. Que no hagan las espadas mortales lo que es tarea de un dios.

Iban a escribirse cantos sobre tal expedición. Cantos gloriosos de sangre, fuego y salvajismo.

-Me parece bien -dijo Caldrum aceptando la petición del combate singular- pero dudo que acepte pelear contra los dos a la vez, así pues ¿quién de los dos tendrá tal magnífico honor? -expuso a la vez que se quedaba pensativo ante aquella cuestión- no obstante, teniendo en cuenta que yo he decidido el objetivo, me parece bien que seas tú quien se enfrente, pero recuerda toda la responsabilidad que cargas y lo mucho que dependemos de que no falles... -concluyó el dios, demostrando cierta confianza en su hijo, pero alertándolo de que debía ser bastante juicioso pues mucho dependía de dicho combate.

Bromios alzó la lanza. ¿Acaso no soy el dios de la lanza certera*? Con voz atronadora exclamó No temas padre, de la misma manera que me batí con la sierpe de dos cabezas de Elanthil me batiré ahora con el Rebelde. Verán también calaramente todos los mortales que ni las mentiras de Siona ni las inquinidades de Ahriman han doblegado mi brazo.

La idea de que un dios fuese tan considerado como para hacer de mensajero se le antojaba extraña pero si tenía en cuenta que trataba con Siona, lo opuesto solía ser lo correcto con ella. Cabilando qué responder exactamente al respecto, un nombre salió a la palestra y, de primeras, no parecía sonarle... probablemente por tratarse de alguien tan insignificante que ni merecía la pena recordarlo.

"¿Zaryvia? ¿De quién hablas, pequeña?".

“¿No lo conoces?” pregunto y por un instante pareció verse una sonrisa rebelde que la pequeña pudo controlar enseguida. Su sonrisa había surgido al pensar en que Ahriman que se suponia que sabia todo, no se habia percatado de otra existencia divina en la tierra de ellos. “No se mucho de él tampoco, pero mientras viajaba hacia aquí, vi su ciudad dorada y me quede pensando en ello. Me llamo mucho la curiosidad ese dios que se ha podido mantener discreto aun con usted.” Comento la mas joven de los dioses.

Su bufanda iba moviendose con el viento aunque se acomodaba al llamado de sus manos, mostrando el recorrido que habia hecho ella y donde habia visto el palacio del otro dios para mostrárselo a Ahriman.

“No tengo por costumbre prestar atención a seres insignificantes de los que no puedo aprovechar nada… salvo para castigarles por sus transgresiones y actitudes al pensar cosas que no deben, pequeña”.

El tono neutral de Ahriman se agrió, no por la existencia de un dios cercano, sino por la actitud de su prole. Si uno lo pensaba bien, había sido amable al no castigarla en el acto sino dejarlo todo en un aviso.

“Pero pensándolo bien, es bueno tener a alguien que me recuerde involuntariamente que hasta yo tengo unas normas y debo dar ejemplo con ellas”.

Levantando levemente su enorme báculo, golpeó su base contra el suelo, haciendo que un destello mágico surcase el suelo, como una pequeña culebra, hasta un punto intermedio entre los dos dioses. Del suelo empezó a surgir un inmenso espejo de cristalina piedra.

“Tócalo, pequeña, y muéstrame qué he sido tan benevolente de permitir existir durante tanto tiempo”.

Siona no se arrepintió del todo de la pequeña sonrisa que dejo escapar aunque Ahriman veia como su cuerpo se iba alejando cuando el humor del dios mayor se volvio mas agrio. No se pronuncio ante sus primeras palabras quedándolo mirando.

“Creo que todos sabemos lo que le paso a mi hermano cuando no cumplio tus normas…” tambien estaba el ejemplo que habia hecho de la diosa madre pero a ella preferia no mencionarla para no darle ideas de lo que podria hacer con ella.

Observo con genuina curiosidad lo que hacia el dios, quedandose un momento dudando de tocar aquel espejo que habia hecho surgir. Pero finalmente fue acercando su mano. “¿Que pasara cuando lo toque?” pregunto aunque termino tocando antes de recibir la respuesta. No porque tuviera imensa curiosidad de ver lo que pasaba o porque lo obedeciera ciegamente, sino por cierto miedo que habia florecido en ella y porque aun creía que en todo caso podria escapar.

"No quedarás atrapada en el cristal si eso es lo que piensas. Ese artilugio es diferente y ya está siendo usado".

Ahriman sabía muy bien cómo hacer que sus bromas diesen miedo y aleccionasen a los demás. El hecho de que Siona recordase a su hermano era prueba de ello. La pequeña aprendía rápido y eso le gustaba.

"Canalizará lo que has visto sobre Zaryvia, su pueblo, su ciudad... Es como volver a verlo todo de nuevo para ti pero no para mi. Es muy útil cuando mis siervos tienen que informarme. Una imagen vale más que mil palabras, o eso dicen. Yo preofiero ambas cosas".

Lo miro con suspicacia, era complicado ver los gestos de una broma en el rostro de Ahriman y ella en parte conocía como eran sus advertencias las pocas veces cuando las daba.

“Ya veo es un artefacto interesante…” comentaba en un tono neutro mientras la imágenes de la ciudad dorada que había visto se formaban en el espejo. “Yo prefiero verlo con mis propios ojos. Por eso te sugerí que me mandaras a verlo, nos seria mas fácil sacar información de él si lo hiciéramos así.” Le explico Siona que fue corriendo su bufanda tras de ella.

“Es llamativo que use un palacio asi, es como si quisiera buscar atraernos o a los mortales. Percibes algo parecido?” pregunto mas para saber su opinión que para iniciar una conversación, la diosa no era necesariamente una muy charlatana comparado con otros pero le gustaba escuchar a lo que decian los demas hasta cierto limite, algo que su tio habia descubierto.

Más que atacar me gustaría que mi dios se mezcle con la población de cualquier dios, si es que se puede tirano, y comience lentamente a incitar a una revolución social violenta y mi pueblo, al menos por ahora, no quiero que se meta en una guerra directa.

El dios en teoria puede ser uno menor para comenzar a acoplarme mejor al ambiente de la partida. ¿Que os parece?

Los dioses son los que hay descritos en el apartado que acabo de crear. Pero puedes mezclarte con otros dioses y tener hijos para luego enfrentarte a ellos, así como invadir terrenos de gente de tu panteón, etc.

Cuando recibas voluntad la puedes liberar para crear más regiones y subregiones (Que puedan crear más conflictos).

Perfecto... en ese caso me gustaria ingresar a un territorio de diablo ya que los planes que me diste, que son muy interesantes y tentadores, estan fuera por la naturaleza de mi dios xd