Partida Rol por web

Serguei vigila la que parece ser la única entrada y salida de la cueva. Es un espacio diáfano por lo que tiene buena linea de visión para vigilar si viene alguien^[1]. El instinto policial de Serguei le advierte que en el caso de que se acerque alguien las vías de salida son escasas por no decir nulas. El mismo sitio por el que han entrado es el único, parece, por el que se puede salir. 

Marta revisa la maquina pero sus conocimientos sobre la materia son bien escasos y decide acercarse al escritorio a revolver en los papelajos que hay. Juanga tiene un poco más de suerte porque entiende lo suficiente como para saber que hay un dos tanques, uno grande y otro pequeño. Parece que los tanques están conectados entre si. En el grande hay una especie de líquido que no llega a identificar y está muy poco lleno. En el tanque pequeño no se ve lo que hay dentro.

Juanga da una vuelta a la máquina. Está anclada al suelo. De momento parece que está apagada. La máquina parece haber tenido muchas reparaciones y cambios, por las marcas en los tornillos de diferentes herramientas que consigues identificar.

Entre los papeles Marta encuentra un montón de fórmulas y de ecuaciones que no entiende... seguro que Elisa si lo entendería. Encuentra también algo doblado en cuatro trozos que cuando los desdobla descubre que es un mapa bastante grande. Parece sacado de google maps por lo bien definido que está. Es un mapa de la ciudad. Marta no tarda en darse cuenta que hay unas lineas azules que lo recorren, todas nacen del templo. En la esquina superior derecha del mapa hay un simbolito que rápidamente identificáis como el mismo símbolo que había en las nóminas de Elisa^[2].

Serguei sigue vigilando la (única) entrada y salida que había en la habitación. En caso de problemas, solo tendrían esa salida de escape, lo que no convencía mucho al policía. 

¿Algo útil?- les preguntó a sus compañeros. Serguei se estaba impacientando dadas las circunstancias. Estar demasiado tiempo en aquella habitación podría resultar peligroso. Si viniera alguien tendrían pocas opciones de huir.

Un Juanga ceñudo miraba la máquina. - Parece que todo esto tiene que ver con el agua, Serguei. Yo creo que esto debe ser una depuradora... pero, ¿este líquido qué es? Se ve muy trabajada. Mira, aquí y aquí, esto es de un destornillador... ¿Estará rota? Voy a probar a encenderla a ver qué pasa -. Se acercó al panel y lo abrió, buscando algún interruptor que pulsar.

No siempre se tiene la misma suerte de encontrar multitud de papeles y saber de qué se trata - no entiendo nada de lo que hay aquí, ésto me supera - mi fuerte era la historia, no el cálculo ni las matemáticas - ésto parece chino, no del idioma digo... está con multitud de fórmulas, números... me pierdo. Ni idea de lo que hay aquí escrito, necesitaríamos a Elisa para saber qué es ésto.

Y esa era otra, ¿dónde estaba Elisa? porque estaba claro que en aquella sala no, y ella había venido a la ciudad y desaparecido aquí.

- Sin embargo, éste es el mismo logotipo que encontramos en su piso, la empresa para la que trabaja - así que, no sé qué pensar, igual no había venido sola, igual estaban aquí más gente del futuro - está claro que esa máquina no se hizo en esta época.

Juanga encuentra un interruptor rojo que parece servir para apagar o encender lo que estuviera conectado al panel, en este caso la máquina. Juanga revisa el panel de control mientras Marta habla y divaga en voz alta. Serguei sigue vigilando por si viene alguien. 

De pronto escucháis un pequeño chasquido y después un sonido estruendoso como de que algo se acaba de encender. Os giráis y veis a Juanga con la mano en el panel de control y el dedo en el interruptor rojo. Pasan unos minutos desconcertantes en los que no sucede nada más que un ligero zumbido que sale de la máquina. Luego la máquina comienza a vibrar y el líquido del tanque empieza a calentarse. 

Serguei escucha pasos a lo lejos y se asoma a mirar. Se acerca gente. Están lejos, tal vez tengáis tiempo para salir y esconderos detrás de alguna columna... o tal vez no.

Estaba rodeada de papeles, filosofando conjeturas cuando escucho cómo la maquina se pone en funcionamiento - ese ruido nos va a delatar - ya lo había hecho, escuchamos pasos que se aproximaban - escondámonos en otra sala, aquí será el primer lugar donde buscarían - Juanga había activado el mecanismo y algo estaba haciendo, no sé el Qué, pero pronto descubriríamos la finalidad de aquel aparato. 

Fuck.

Había sido inevitable. Ver un botón rojo, tan redondo, tan pulsable... fue superior a Juanga. Lo que no esperaba es que hiciera ese maldito ruido endemoniado. Frenético ante el sonido de la máquina y de los pasos que se acercaban empezó a buscar un lugar para esconderse. Tal vez las columnas que había fuera no eran un mal lugar.

- ¡Joder, joder, joder...! ¡Tienes razón Marta, vámonos de aquí!

Desde luego no creía que el truco de los reyes magos funcionara de nuevo. Más valía que no los descubrieran.

Serguei, tan ensimismado estaba en la vigilancia que no se percató de que Juanga había tocado un interruptor de la máquina, la cual comenzó a funcionar con un ruido que seguro que se habría oído en toda la ciudad. 

En buen momento decides tocar lo que no debes- piensa Serguei. Pero su única acción fue seguir a sus compañeros buscando un lugar donde esconderse. 

Os marcháis corriendo de la sala, a Mara le da tiempo a coger unos papelajos antes de abandonar la estancia. No queda mucho tiempo hasta que os vean pero por suerte, tanto Juanga como Marta identifican una puerta cerca. Os dirigís hacia ella, la abrís y os metéis dentro con la esperanza de que no os hayan visto.

Parece que no. Les oís pasar cerca de vosotros.

- ¿Habéis oído? - pregunta una voz - ¿Quién ha puesto la máquina en marcha? JODER JODER, apagadla, apagadla, no está preparada todavía para exportar el virus - dice la misma voz con un tono de preocupación que no os cuesta nada identificar porque es evidente.

Tras unos minutos en los que no escucháis nada concreto más que pasos para arriba y para abajo, al poco, el ruido de la máquina cesa. El pinganillo no os permite diferenciar si están hablando en un idioma moderno intercalado con el chino antiguo o sólo en chino antiguo, lo escucháis todo con nitidez.

- Vete a buscar a la bruja Elisa y traéla - escucháis de nuevo a la voz - Nosotros nos quedaremos aquí arreglando esto, tenemos que terminar cuanto antes. No sabemos quien ha entrado, puede haber sido un guardia borracho.. o... podemos tener problemas si han llegado amigos de Elisa, el jefe nos dijo que no estaba sola, una tal Sara trabajaba con ella - escucháis a la voz  - Date prisa y trae a la bruja - le repite - Tenemos que acabar esto cuanto antes.

Tras unos segundos escucháis unos pasos que vuelven por donde han venido, esta vez parece que es sólo una persona.

Juanga se estaba mordiendo el puño. Marta tenía razón desde el principio, todo iba alrededor de la peste. Joder tío, y por lo que decían esos capullos, la máquina aún no estaba preparada. Pues menos mal, porque Juanga con su dedo mágico podría haberles hecho el trabajo y precipitado el desastre. Nota mental, Juanga: no pulses más jodidos botones si no sabes para qué son.

— Tíos, tíos. Esos cabrones están a punto de echar el virus al agua con la máquina. — susurró a sus amigos. — Tenemos que pararles los pies y reventar la máquina ¡Y encima tienen a Elisa! A lo mejor podemos pillarlos desprevenidos mientras están distraídos arreglando la cosa esa...

Juanga se estaba conteniendo a duras penas. Su impulso era salir y darles la del pulpo a los personajes aquellos, pero se retuvo esperando la respuesta de sus compañeros.

Antes de ir a por él, comprobemos cuantos son. Voy a abrir la puerta despacio y echa un vistazo. Si solo hay uno aprovechamos e intentamos cogerle desprevenido. Si hay varios y están armados... tendremos que esperar y analizar otras opciones. 

Si había suerte solo habría uno en la sala y podrían cogerle desprevenido antes de que la situación se descontrolase. En cualquier caso, era evidente que debían destruir esa máquina cuanto antes.

Por un tris salimos de aquella estancia y nos escondimos tras aquella puerta, desde allí pudimos escuchar lo que sucedía al otro lado - así que, van a utilizar esa máquina para propagar un virus - no entendía muy bien porqué desde el futuro habían traído tecnología para acabar desatando una plaga que ya figuraba en los libros de historia, es decir, no iban a hacer otra cosa que generar la plaga. Claro que, cambiar el rumbo en el pasado, no sé hasta qué punto no alteraría el futuro; aunque de todas formas, aquella máquina no correspondía a esa época, así que, la propia naturaleza se serviría de sus métodos para cumplir sus plazos - igual hay que destruir esa máquina, de todas maneras hemos venido a rescatar a Elisa, quizás ella sepa arrojar luz sobre todo ésto.

Aquellos hombres estaban al tanto de que bien nosotros u otros habían accedido y encendido la máquina e iban a traer a Elisa - si van a traer a Elisa, tendremos que darnos prisa si queremos intervenir antes - porque la cuestión era esa, tomarlos por sorpresa ahora que había pocos o esperar que estando Elisa tuviéramos más ventajas para recuperar el control - mira que luego puede ocurrir como en las películas, en plan rehenes y tal.

- Podemos esperar a ver qué ocurre o intervenir ya - si lo hacíamos, nuestra sería la iniciativa y quedaríamos expuestos; pero si esperábamos, podíamos obtener toda la información de qué estaba sucediendo allí.

Lo poco que ha podido ver Serguei antes de que os metierais en el pequeño cuartucho en el que estáis es que eran varios. No pudo contarlos, no le dio tiempo y había muchas posibilidades de que si se quedaba le vieran. De lo que si estabais seguros era de que el que se había ido, encargado de traer a la bruja, era uno pues sólo habíais escuchado unos pasos de vuelta. Cuanto más esperéis, más se alejan los pasos.

- Joder, hay que sacarlo, limpiar y volver a meter. Se ha jodido todo, me llevará un rato - comentan en la sala. 

- No te preocupes, tenemos tiempo. - responde otra voz.

Son varios, pero no he podido contarnos- la cosa se complicaba, pero lo mejor era actuar ya- Juanga, tu vendrás conmigo e intentaremos hacer frente a los tipos. Marta, tu estarás a la espera y cuando oigas jaleo sal e intenta cargarte la máquina. 

— De acuerdo, ¡vamos! — Y se dispuso a seguir lo que su amigo Serguei estuviera dispuesto a hacer al pie de la letra. Joder, si en alguien confiaba para estos asuntos, era en su amigo Serg. Agarró el arma que los nómadas le habían dado y esperó no tener que usarla demasiado.

- Esperad, necesitamos un plan B por si acaso - igual Juanga tenía algo en su mochila que podía utilizarse - ¿no tienes algo que pueda hacer pensar que lo has quitado de la máquina y que sin él podría explotar? - aunque fuera mentira, esa gente se la había encontrado funcionando, así que, si nos apresaban podía jugarse la carta de haber quitado algo esencial - y así, siempre podremos cargarnos la máquina, ya saliéndonos con la nuestra ahora, o a una mala también.

Me pongo en situación después de que necesito correr hasta la máquina, abrir el panel y arrancar algo o directamente echarle agua al dispositivo - si consiguiera echarle agua de la piscina al panel de control seguramente se averíe - estaba claro que, la máquina no era eléctrica, por lo que no corría el riesgo de electrocutarse.

Marta, de nuevo, tenía razón. Necesitaban un plan B.

— Espera, que miro... — Juanga buscó en su mochila. Le gustaba mucho arreglar cosas. No hacía tanto había estado arreglando con el soldador de estaño un circuito impreso del transistor de su tío-abuelo. Si le quedaba alguna pieza por ahí, tal vez pudiera sacarla y alegar que sin eso explotaría y todos moriríamos en un estallido termonuclear.

Juanga rebuscó en su bolsita y consiguió saca una pieza de un ventilardor que había estado reparando antes de aventurarse en esta misión... de ¿rescate? a Elisa. 

Serguei tomó la delantera. Se apretó bien el escudo en su brazo y la espada en la otra mano. Recordaba las pautas que les habían dado en el desierto para combatir y aunque no estaba muy seguro de que fuera a funcionar, tampoco creía tener otra opción. 

Juanga caminaba unos centímetros detrás de él. Cuando los dos se asomaron a la estancia de la máquina en la que habían estado minutos antes vieron a tres personas allí. Dos de ellas estaban revisando la máquina y había una que... estaba vigilando. En cuanto vio a los dos avisó al resto. Los tres os miraban ahora. Parecían extrañados por vuestra presencia. Solo uno de ellos, el vigía, iba armado... o al menos eso es lo que se podía ver.

Entonces fue cuando uno de los dos que estaba revisando la máquina señaló a Juanga y su mochila. 

- Son los amigos de Elisa - dijo.

Salimos del escondite lentamente, apenas haciendo ruido y nos dirigimos hacia la máquina. Vimos a tres allí, dos centrados en la máquina y un guardia, así que, al menos otro se había ido a buscar a Elisa - Tenemos tiempo - al poco descubrimos que nos habían avistado, es más, los que estaban tratando de controlar la máquina nos reconocieron - Y vosotros sois de la compañía - estaba claro que aquellos no eran de ésta época sino no sabrían manipular aquel dispositivo - ¿para qué es la máquina y dónde está Elisa?

Me fui acercando a la máquina por un lateral, tratando de alejarme tanto del guardia como de Juanga y Seguei para no estorbarles - Le hemos quitado una pieza a la máquina y sin ella... ¡¡poum!!