Partida Rol por web

Lamar se fijó en el coche que se cruzaron pasar el puente. Su afición al motor le hacía prestar atención a los automóviles que destacaban de entre los más comunes.

Te fijas en el coche...

Información para Lamar:

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Tras echar un rápido vistazo y ver que no había nadie, cogió todo y subió con cuidado a ver al Doctor Green. Aún estaba algo confuso, y sentía que sus niveles de ansiedad pese a reducirse, seguían presentes. Eran las secuelas de la maldita guerra. Era el frío que nunca se iría de los huesos por las aguas del Somme. Negó ligeramente con la cabeza alejando esos pensamientos: Tenía que volver al presente. Una vez con el Doctor, podría tanto examinar las armas con celeridad, a fin de desmontarlas, limpiarlas y volverlas a montar, mientras éste examinaba la siguiente habitación.

Verdaderamente el alguacil tenía mucha prisa, y no dejaba de observar la carretera, quizás temiendo que Whitelock apareciese... Aunque Whitelock no tiene coche, ¿Porqué mirar entonces la carretera? No importaba de momento, pero tendría que reflexionar sobre ello con tiempo.

Mientras entraba en la habitación, se dirigió al Doctor:

- Doc, ¿Cómo va esa investigación? - Preguntó en tono alegre.

El Doctor te dice: - He estado esperando a que esos extraños se fueran, lo que he descubierto es algo que le sorprenderá detective ¡Mire! aquí fuera de la ventana en el exterior y en los laterales, ¿ve esto de aquí?, te dice señalándote unas grietas en la pared. - Son marcas, de garras, un animal con una gran fuerza para poder dejar estas huellas, y además está a seis metros del suelo, ¿a ver qué opina? ¿Cómo un animal pudo llegar hasta aquí sin tener el apoyo de ningún árbol? De toda formas veamos fuera de la fachada del edificio a ver si hay más huellas...

Cuando salís fuera del edificio escucháis el característico sonido del coche de Lamar que se acerca demasiado pronto...

Seguís el camino hasta llegar a la casa de los Whitelock fuera del edificio está Cain y Lamar, al parecer están viendo algo cerca de las ventanas. Cuando Lamar y Marcus paran el coche al lado con la señorita Anna detrás. Escucháis que el doctor le dice a Caid: - ¡Mira, mira sí aquí también!, marcas de garras a los lados de la ventana, ¿y en las otras? Le comenta el doctor entusiasmado mientras que Marcus, y Lamar están aparcados al lado escuchando al Doctor Ronald Green.

Caid escuchó con atención mientras chequeaba que las armas funcionasen bien*, no quería perder mucho tiempo, y a fin de cuentas, tenía que ocultarlas de la vista del anfitrión y su ama de llaves. Las palabras de Green le hicieron levantar la vista de la limpieza del revólver:

- Garras... ¿Cómo cojones sube algo seis metros sin apoyos de ramas o superficies propicias? - Intentó pensar en algo.- Leí leyendas sobre guerreros secretos en Japón que utilizaban instrumentos de escalada con forma de garras... Quizás a quien buscamos use métodos similares. Green, ¿Existe en la zona algún depredador capaz de ésto? Oh, y asegúrate de que tomamos alguna fotografía, podría ser de utilidad.

Antes de bajar, las envolvió en un par de toallas y las metió en el armario bajo su ropa**. Una vez hecho esto, se dirigió con el buen doctor hasta abajo para buscar más huellas.

Una vez Doc encuentra nuevas huellas de garras, y se lía a gritar con entusiasmo, Caid ve que el resto están llegando, y viendo a Anna, le comenta en voz baja a Green:

- Doc, intente no asustar al ama de llaves, mantengamos las pruebas en privado mientras investigamos. Ah, y ni palabra aún de la visita o del paquete.

Caid y Marcus cogen a la señorita Anna de los brazos para ayudarla a ir a su dormitorio, parece bastante afectada. Caid y el Doctor se quedan preguntando qué había pasado. Pero tienen que esperar a que Marcus y Lamar la lleven a su dormitorio en la planta de abajo.

Después todos los investigadores os reunís... Caid os cuenta que le han hecho una visita el alcalde y el alguacil pues sabían que había un coche en la residencia de los Whitelock, y habían aprovechado el domingo que era el día más tranquilo y que muchas personas estaban en el culto para hacerle una visita. También se habían alegrado de encontrar a Caid, y no a John, pues estaban inquietos y descontentos por la situación, y ofuscados de que el pueblo se convirtiese en un pueblo fantasma. Le habían dejado unas armas a Caid, para que no ocurriese un acontecimiento así. Seguía diciendo Caid a Lamar y a Marcus que ambos (el alguacil y el alcalde), habían escuchado rumores y supersticiones de los ciudadanos, de sombras que acechan y maldiciones cosa que no habían querido que ocurriera, pero que la gente se empezaba a inventar cuando no se encontraban pruebas de lo sucedido. También estaban a disgusto con John Whitelock por no haber querido tener armas en su casa, aconsejado por el predicador y por Anna su sirvienta. Pero se habían mantenido contentos de encontrar a una persona de fuera y de confianza de John, y que estuviera dispuesta a investigar, y que además aceptara las armas que le habían ofrecido, que era un revólver del 38 con munición, y una carabina del 30 con palanca, con su respectiva munición.

El alguacil le había comunicado a John que él creía que el muchacho se había escapado, pero que no rechazaba otras hipótesis, y lo que de verdad les preocupaba eran las elecciones y que el pueblo se convirtiera en un pueblo fantasma.

Caid os cuenta lo que ha descubierto el Doctor Ronald Green, de unas garras que sin duda tenía que ser de un animal de una gran fuerza, que había hecho unas marcas en el exterior de las ventanas, en la pared del exterior del dormitorio del desaparecido muchacho James. Las marcas estaban a seis metros del suelo cosa inverosímil y que inquietaba, las mismas marcas también estaban en la fachada exterior en los laterales de la pared de las ventanas de la planta baja.

Marcus y Lamar le cuentan lo sucedido en el culto a Caid y al Doctor Green: Que después de una canción coral, Anna subió a donde estaba el coro, y su cuerpo se empezó a convulsionar y a gritar que era Mary Whitelock, mientras sus ojos se quedaban en blanco pidiendo ayuda a gritos. Un grito que envolvía a muchas voces y fue cuando su rostro se transformó en el de una mujer de unos treinta años y de pelo rubio. Después se desmayó y la gente de la iglesia salió corriendo, mujeres, hombres, niños. Hablaron con el predicador que les dijo que su religión no creía en espíritus, ni en almas atormentadas, y que este hecho suponía una gran crisis de fe, y que tanto afectaría a la fe de sus feligreses que debería de cerrar el culto hasta que se encontrara el cuerpo de la difunta Mary para que encontrara la paz. A petición de Marcus, y queriendo ayudar a los investigadores el predicador les dijo que tendría que ver con la canción coral. Además que el predicador al ver el espíritu aparecer en Anna creyó que la difunta Mary Whitelock, anteriormente de apellido Swanston, y cuya familia de bien reposaba en el cementerio...  había sido asesinada pues una posesión como aquella no podía significar otra cosa. El predicador también les había dicho que esa forma de pensar era de los católicos, pues ellos no creían en el purgatorio ni espíritus vagando por el mundo. Dijo que los parroquianos murmuraban de cosas oscuras que acechaban en el bosque, supersticiones que empezaba a crecer en la gente ante hechos inexplicados. Le comentó a los investigadores que Mary era una mujer atractiva y delgada, recién entrada en la treintena, y que no tenía enemigos y era admirada por ser una esposa obediente, además de ser una mujer muy popular y conocida en la comunidad. Dijo a los investigadores que el asesino de Mary debía de vivir apartado, y a la vez cerca de los Whitelock, alguien solitario, que tendría de cerca a la familia, y no creía que estuviera por la zona del puente que da al pueblo, sino la zona pasado el puente donde estaba el hogar de John. Pero tras la locuacidad de Marcus se quedó dudando de si también un espíritu podía vagar en el caso de un accidente, o de que la hubiera devorado una bestia. En aquel estado de desasosiego y de confusión dejaron al predicador.

Marcus le cuenta a los demás que de la canción coral sacó dos palabras que podían afectar a una situación como esa, dado sus conocimientos de las ciencias ocultas, y eran mansión y altar. También les comunicó a los demás lo que sabía de los espíritus: Que habían muerto en un hecho trágico, y que habitaban en lugares cercanos a su fallecimiento y deshabitados.

También Marcus le dijo a los investigadores que estaba de acuerdo con Lamar de visitar al viejo Ed, y que el puente y sus alrededores eran un buen lugar para investigar. De buscar algo parecido a un altar en la linde del río, un altar a antiguos dioses o espíritus. Y que recordaba cierta ocasión, en la que un perturbado había cometido una serie de atroces asesinatos amparándose en que estaba poseído por el dios Alacrán. Un supuesto espíritu al que rendían culto una tribu de nativos ya desaparecida.

Ves que las armas están en perfecto estado para ser usadas.

Lamar meditó toda aquella información un instante. 

- Seguramente el coche que nos cruzamos en el puente era el del alcalde. Dijo interrumpiendo sus pensamientos. - Era un bonito coche...

- Entonces tenemos unas bestias por los alrededores y armas para abatirlas... Y el señor Whitelock no quería armas en la casa... Llamadme loco, pero no os parece sospechoso? Lamar miró a sus compañeros como si no creyera lo que estaba a punto de decir. 

- Se me ha ocurrido una hipótesis descabellada. ¿Estamos totalmente seguros que Withelock no tiene nada que ver con la desaparición de su familia?

Caid estaba desconcertado, visiblemente perplejo. Se había mantenido en silencio salvo cuando le había tocado explicar su parte. Sentado tomando notas en una libreta. Y finalmente se decidió a hablar:

-Dudo que haya sido Whitelock, nadie que cometiese un crimen que se ha dado oficialmente por accidente llamaría a un equipo de investigadores. Él no quería armas en la casa porque el párroco y Anna le hicieron desistir. No, tiene que ser algo más relacionado con ella y su linaje que con Whitelock. - El peso de lo que estaba pensando le abrumaba un poco.- He... Visto en mis viajes cosas extrañas, cosas que como el buen Marcus aquí presente sabe, escapaban a una lógica común. Supersticiones, uso de venenos en pequeñas dosis como droga de iniciación a lo místico, sacrificios blasfemos sin fundamento, pero jamás había visto un espíritu transfigurarse en una señora mayor, ni a un animal del tamaño de lo que fuera esa cosa, subir hasta seis metros de altura sin apoyos. Maldiciones, sombras del bosque, altares, rituales, mansiones... ¡Mansiones! - Exclamó esto último sin darse cuenta.- Eso es, hay una mansión vacía pero mantenida por un vedel, quizás en esa propiedad haya un altar, en una capilla o un altar probablemente. Bueno, estoy anotando todos los detalles que he ido cogiendo, o al menos los que más rondaron mi cabeza.

- Cómo ya dije, un gran depredador podría ser la causa de la desaparición de James. Hay tres grandes ápex predator por aquí. Podríamos descartar a los lobos, que desde luego no pueden trepar. Un oso podría dejar esas marcas pero tendría que ser pequeño, menos de 400 libras. Eso cuadraría con un oso negro, muy poco comunes en esta zona. Sinceramente, creo que lo que mejor encaja es un puma, esos gatos son fuertes, ágiles y astutos y podría dejar esas marcas. 

- Ahora bien, eso dejaría algunas preguntas en el aire, ya que no suelen atacar a humanos y, por supuesto, no saben abrir ventanas. Además, tampoco explicaría el accidente de la madre, si ambas muertes están relacionadas. 

- No sabía nada de culturas lejanas, pero creo que Caid tiene razón. Esto parece obra del hombre, alguien está dejando burdas pistas para despistar, valga la redundancia. ¿Garras en las manos? Podría ser una explicación muy simple y satisfactoria.

- ¿Las ventanas no estaban rotas?? Tal vez las bestias saltaron del interior de la casa hacia el exterior, y no al revés. Añadió pensativo Lamar. - De todas formas, ustedes son los expertos. Seguro que tienen razón en sus observaciones. 

—Mi comparación con el dios de los nativos se refiere a algo en otro lado del país... era sólo para demostrar que aunque nosotros no compartamos las creencias de un demente esto no tiene por qué quitarle fuerzas a sus motivos para usarlas de forma dañina.

Quedó pensativo. Veía varios hilos que convergían en la misma persona:

—Debemos visitar a ese Ed. Un hombre que vive cerca de aquí pero no ha ayudado. Como bien ha dicho Caid: la persona adecuada para esta investigación pero que de ninguna forma ha querido colaborar. Hay demasiadas cosas que apuntan hacia él.

Luego examino el exterior de la casa, los zarpazos:

—Anoche los escuché pero pensé que eran debidos a las ramas de un árbol que golpease la pared. Fue el motivo de que me pusiera tan nervioso y estuviese a punto de atacar al pobre Lamar, que buscaba el baño a oscuras. Quizás, después de todo, tenía motivos para estar preocupado. Y ahora lo siguiente que les voy a comentar quiero que lo escuchen con la mente abierta: ¿han escuchado hablar de la licantropía? En las leyendas se atribuye a la capacidad de una estirpe de convertirse en medio humanos y medio lobos en situaciones determinadas: épocas del año, luna llena... Los licantropía se contagia por heridas o se hereda de padres a hijos. O de madres a hijos. ¿Recuerdan que les dije que el joven desaparecido tenía una dentadura desigual, muy prominente? En todas las leyendas se mencionan rasgos físicos de los afectados que dan pistas sobre el animal que llevan dentro: excesivo pelaje, amplitud corporal... dientes prominentes... Sé que piensan que es una locura pero hay estudios científicos que afirman que las leyendas pueden tener base en ciertas enfermedades mentales y físicas hereditarias. Hay algo que me inquieta de nuestro anfitrión y es su manera de esperar a que algo venga por aquel camino.— señaló la dirección en la que vio mirar a Jon la noche anterior —¿Y si espera a su familia perdida? Es más... Nuestro buen Lamar afirma que Jon pudiera estar implicado pero con buena lógica Caid lo descarta. Pero ¿y si la lógica no tiene cabida en esta situación? Y si Jon ha visto algo que le haya hecho perder la cordura y una parte de él lo esté ocultando mientras otra busca una respuesta.

Se preparó una pipa.

—Son solo conjeturas de un viejo poco ortodoxo, por supuesto, pero no quisiera descartar nada. ¿Qué me dice de esa mansión, Caid? ¿A qué se refiere?¹

La conversación había terminado para bien o para mal de los investigadores. El hecho de múltiples vertientes... les llevó un buen rato en aclararlos pero al final iluminados por las pistas que habían dado llegaron a una conclusión. Una conclusión que como se planteó era una de tantas que se podían dar. Pero que al parecer el hecho concluía en un sitio cuyas pistas parecían convergir en aquel lugar.