Partida Rol por web

A la mula desorejada parecía que le había pasado algo porque estaba chillando como un cochinillo al que lo llevan al matadero.

- NOOOOO, HIJOS DE PUTA!!, BARRERÉ VUESTROS SESOS POR TODA LA TIENDA......APARTAOS DE ELLA!!.

Pero ni Zaspa ni Moooom parecían muy inclinados a hacer caso, entre que no lo entendían y que quien lo encuentra se lo come.... pues eso, que ya podía chillar el porompompero el gallito de gimnasio, que estaban de almuerzo de negocios y hasta que no acabaran no iban a parar. Por ellos podía chillar, que sabían que la Kaaaaaren no iba a aflojar,  así que dentro de poco el resto de su cuerpo acompañaría al cacho de oreja que mordisqueaba la mujer.

El hombre no parecía querer dejarse comer y le pegó de nuevo con el bate en la cabeza, haciendo que del cráneo de Kareeeeen saliera un sonido horrible. Por un instante, Karen lo recordó todo, su pasado como participante en concursos de comer perritos, sus gatos, una madre que le hacía la vida imposible... Fue un fogonazo angustioso, pero duro lo que dura un parpadeo. Carne, comer, comida, solo eso importaba, y la tenía allí, al alcance de su mano. Aguantó el golpe para sorpresa del hawaiano, que parecía a punto de mearse del miedo y puso a trabajar a la gravedad en su favor. Saltó encima suyo, y el peso hizo el resto. Lo tenía, se iba a dar un banquete y no iba a tener que compartir, era todo suyo, y entonces un PUM sonó muy cerca, y luego un fogonazo blanco. Intentó mover la mandíbula, pero no le respondía, no le respondía nada, no era nada.

La bala se alojó en su cabeza mientras Emmet gritaba -AYUDA, AYUDA, POR DIOS, HAN COGIDO A LUCY, ESTÁ ABARROTADO DE ESAS COSAS... AYUDA....

Jake miró desde abajo de lo que quedaba de Karen. Forcejeando por salir de debajo. Hacía pinta de estar poseído, la oreja sangrante, mirada de loco, consiguió hacer rodar el cadaver de Kaaaaren mientras se levantaba, atento a lo que pudiera llegar

- Gracias tío, te debo la vida. - Emmet sonrió y resopló quitándole importancia antes de decirle

- Ahora eres el jefe Jake, ¿Que coño hacemos?

La mula desorejada dijo

- Seguidme, todos juntos, y vigilar la espalda. TJ, ¿DONDE COÑO ESTÁS?

Querer es poder. Pensamiento positivo. Cuando deseas algo con fuerza todo el universo conspira para que lo consigas. Nomacuerdo trincó a TJ con la esperanza de llevarse algo a la boca, pero fue un agarre tan débil que se zafó de él con un empujón y emprendió la carrera pasillo abajó para reunirse con sus compañeros.

Ya se lo había dicho ...alguien....que más valía corredor en mano, que tía buena volando... pero se le había escapado, y ahora iba a tener que perseguirlo, y él no era nada rápido, y encima había sido delante de la Conchi. No había nada peor que cagarla delante de la Conchi, porque se ponía a mofarse de la gente por la megafonía cuando se aburría.

Din don din. Nomacuerdo es más torpe que pillarse la pilila con la cremallera.... Ya lo estaba escuchando, sería cabrona....

TJ dobló la esquina y al ver lo que le estaba pasando a Lucy gritó

- Hostia puta. - Vio la posición de Jake y dijo - Joder. - Y sintió el deseo de darse un buen lingotazo de whisky y si tenía que morirse que fuera ciego hasta las trancas. Sacó su pistola e hizo amago de disparar, pero como los perseguidores eran lentos ahorró munición mientras se acercaba a la posición de Jake.

Una estrella había caído, lo podía notar en sus huesos y su carne putrefacta. Eso o el cigarrillo que se estaba fumando con mano temblorosa le estaba afectando a la poca sesera que tenía. Era como una perturbación en la fuerza, un vacío en el cosmos, y es que Snoop Dog podía ser un perro, pero un perro sensible.

Había ruido en la tienda. Comida. Soul Food, como la de su abuela. Se levantó con trabajo y se sacudió el polvo del centro de jardinería. La entrada estaba donde las chocolatinas, en el sitio donde le gustaba ponerse a la pesada de la Conchi. Allí vería que se cocía, y cuando lo viera se lo comería, y con los restos, los haría trocitos, se los metería en sus petas y a fumar. Nada mejor que pecho de atleta para salpimentar uno de sus cigarrillos.

Si es lo de siempre, no se para qué me meto en estas historias, soy un debilucho, no hay vez que no se me escape la carne cruda y viva. He de asumir que soy un carroñero y ya. Me vale que al hermandad zombi cace y yo pillaré lo que vaya quedando del festín. 

Si total, tampoco es que como mucha.

Jopelines, como corre el malhablado este. Miro a la Din Don. -No es lo que parece, eh. -es peor- Te lo dejo a ti, que te van las carreras. 

Casi que es mejor ocultarme otra vez entre los bisones estos. Quedaría muy mal y sobre todo sin comer. ¡eh! disparos, el trueno del palo, o el palo el trueno. Hay lucha en otros lugares, nos necesitan.

-Vamosss, chicaaass, zeeereeebrooss -por si acaso me quedo detrás de las dos femizombis, es que no puedo moverme más deprisa. Ya quisiera yo. Está justificado. 

Menuda panzada de comer que se estaba pegando, esto de estar muerto tenía sus momentos, no eran muchos, pero los tenía. Pero había que parar ya, o iban a desgraciar a su nueva compañera. Y además, era importante que se alejasen de allí, pronto vendrían aquellos vengativos filetes andantes para vengar a la caída. Estar allí era peligroso, muy peligroso. Agarro al muchacho, que por fin había pillado cacho bueno de muslamen, y le dijo:

-Zaaaspa zas zasparum zarpa zaska.- Ahora que ya has comido, vámonos a ver algún bonito juguete, antes de que vengan esos cabrones a destrozarnos, y no comas mucho que te puede sentar mal.-

El crio no era muy listo, y el tampoco, pero seguro que el también entendía que alargar allí su estancia, les podía salir muy caro. Se dirigió hacia la zona de los juguetes, con la intención de que le siguiese capi, y para esconderse un poco de la carne andante y vengativa.

Ya se relamía la condenada, desencajando la mandíbula para comerle el morro (y el resto de la cara) al fornido corredor, cuando, primero un golpe tremendo en la frente y un disparo a quemarropa después, acabaron con ella.  Cosas de que sus víctimas fuesen, esta vez, los protas. 

Mientras perdía la poca coordinación que aún le quedaba y se desinchaba, soltando litros y litros de líquido purulento, Kareeeeeen sonrió un poco. O quizás no, difícil saberlo cuando no tenías mandíbula.   Pero pongamos que sonreía.

Por primera vez en años y años no sentía hambre. El paraíso zombi.

—.....eeeeeeeeeen...n....n... n

¡Oh! Estaba delicioso. Rico, rico, pero ahora que al fin había conseguido hincarle el diente y sus gritos se habían apagado, había perdido todo el interés en ella. Tal vez por eso era un canijo, porque nunca se terminaba todo el plato, ni ahora, ni nunca.

Llevándose un trozo entre sus dientes, siguió a Zaspa.

Nunca encontró a su madre, pero en ese centro comercial, mientras se tambaleaba tras Zaspa, creyó haber encontrado a un hermano, un hermano mayor. —Zaspaaaa. — Llamó para indicar que lo seguía.

Antes de desaparecer por la tienda de juguetes, vio como los corredores parecían agruparse y también que dos de los suyos habían caído, muerto, dejado este mundo o tal vez encontrado la paz. Poco importaban los detalles, solo el hecho de que ahora eran dos menos para comer.

Iba avanzando paso a paso, moviéndome con estilo, como un gran bailarín zombi. ¡Menudo contoneo de pubis que tenía el perla! Mis rastas aún colgaban de mi cabeza, aunque estaban llenas de mierda e insectos. Llevaba puesto un chándal Adidas de color amarillo chillón, con las rayas de color rojo fuerte. En los pieses, unas Patrick Ewing que eran la envidia de todo el Walmart. Era el zombiman del lugar y los demás lo sabían. Salí de mi retiro en el Garden center y pasé al apartado de Horticulture, donde escuchaba jaleo próximo. ¿Qué narices pasaba en el pasillo? ¿Ya estaba la Conchi tratando de fornicar con el primero que pasaba?

-"You bastard... puaggg, puff, pufff, cof, cof... eat my minga..." Iba canturreando en idioma zombi mientras avanzaba.

Nomacuerdo lo había intentado, pero es que el pobre rápido, rápido no era. Se fijaba en las cosas como nadie y los golpes los aguantaba como un jabato pero la comida se le escapaba. Era de los que se la tenían que poner en el plato, pero teniendo a Kaaaaren y a Conchi no había de que preocuparse, hambre no iba a pasar. El corredor lo empujó, aunque no le hizo ningún agujero en su cuerpo. Fue entonces cuando lo vio, un movimiento en uno de los probadores de ropa y un ligero movimiento del pomo y un sonido como de respiración entrecortada. Nadie más lo escuchó. La Conchi, obediente o simplemente hambrienta adelantó a Nomacuerdo en dirección a TJ, que ya había doblado la esquina para acercarse a un Jake que se desembarazaba del cuerpo pesado y purulento de Kareeeeen.

Sangraba profusamente por la oreja, un mordisco feo de los dientes desiguales de Kareeeen, uno que le llevaría al otro barrio si no recibía ayuda. Micro ojo de halcón había pedido ayuda y en la tienda apareció una mujer rubia con una escopeta al hombro. Sin mayor preámbulo le ordeno

- Agáchate y deja que te vea eso. - El hombre le sacaría casi cuarenta centímetros, pero obedeció inmediatamente. Se agachó y la mujer miró la oreja mientras chasqueaba la lengua. Sacó un cuchillo de caza de un bolsillo y le arrancó la oreja de un tajo mientras el grandullón lloriqueaba. Al dolor físico tenía que aguantar ver a Zaspa y Moooom comerse a una mujer a la que había jurado proteger. Apretó los dientes mientras intentaba avanzar en dirección a los zombies, pero la menuda mujer le soltó un mamporro que le hizo trastabillar. Se encaró con él mientras le decía

- La misión, cíñete a la misión, ya no puedes hacer nada... céntrate.

TJ gritó

- Que vienen, por lo menos 3.... joder, ya tengo el whisky, larguémonos!!

La mirada de odio y enfado que le dedicó Jake fueron suficientes para que no saliera por la puerta. Jake miró a todos y les dijo

- Las placas y luego las semillas, todos juntos, cargar y salir... Se acabaron hacer las cosas a lo loco, juntos....

Mientras Snoop salía de su bajona post peta.... El estar muerto tenía esas cosas, que los riñones y el hígado no funcionaban como antes. Al salir se encontró una tapa. Alguien se había dejado un tentempie para él, pero no muy lejos, en la linea de caja había cuatro corredores que parecían dispuestos a dirigirse hacia allí, y no había rastros de sus guardaespaldas.

TJ disparó, impactando en el pecho a la Conchi, que cayó de espaldas hacia atrás teatralmente. Le había hecho un buen agujero, pero la Conchi no parecía estar herida. Jake dio la orden

- No desperdiciéis balas, un disparo, un muerto. TJ, a las 12, Emmet, Lisa, conmigo... Detrás de mi.

La oreja le sangraba profusamente, si seguía perdiendo la sangre a ese ritmo no iba a tardar mucho en caer.

Otro disparo. Más voces. Muchos corredores, eso significa comida, casi siempre se queda uno o más de los visitantes del walmart como invitado para siempre, una amistad más. Muchas veces pasajera.

Me voy siguiendo a la Conchi, que como corre la tía. A este ritmo yo llego mañana. La vida muerte hay que tomársela con tranquilidad, ya antes teníamos mucha prisa y para qué. Total, mira lo que somos. No semos nah.  En fin, que me quedo sin los primeros platos y con hambre, bueno, vale, pero si es que esta condenada hambre la tengo a todas horas , aunque me haya comido media docena de hamburguesas corredoras. Siempre hambre, hambre.

-Zeeeereeeevroooos.

Me detengo un momento, oigo, algo, eh...-Conchiii, Conchiiii -pero la conchi ya está en Sevilla. Bueno, me giro hacia el probador, a dar una sorpresa, o que me la den, a ver si tengo más suerte ahora. 

Me gusta jugar al escondite -Wuuuuaarggg daaameeee arggoooo gaaalllletaaa

Moooom se escondió en un mini castillo de esos que había montado en la tienda de juguetes. Era uno de los pocos que seguían en pie, el sitio perfecto para sentarse a esperar mientras uno saborea tranquilamente la comida de la boca y lo que se queda entre los dientes.

Los disparos y las voces parecían no acercarse, de modo que parecía decidido a quedarse allí escondido. Antes de meterte otra cucharada, termínate lo que tienes en la boca. Le pareció oír a su madre en su cabeza o quizá eran los gusanos. Gusanos que hablan, muertos que vuelven a la vida, el mundo estaba loco.

Mientras iban para los juguetes, le pareció que pronto tendrían visitas indeseadas, ahora con la tripa bien llena, le entraba un sueño tonto. Tras llegar a la zona de los juguetes capi, pronto encontró algo de su agrado, y se metió en un castillo. A el le estaba una modorra de consideración, así que miro un sitio que no fuese muy duro, pero que no le succionase, la poca ropa que le quedaba. Y allí mismo, en una mullida alfombra, rodeado de juguetes, cayo como muerto, menuda siestecita que se iba a pegar. Si le dejaban, que había mucho hijo puta, rencoroso y de lo mismo venían a joderles las tripas. Pero de momento a disfrutar, tripa llena, y buena siesta, menuda vida se estaba pegando, al menos de momento. 

Al salir al pasillo, me encuentro de frente con comida, fresca y lista para deglutinar. Me agacho y empiezo a engullir como un pavo. Un mordisco, dos, tres... Me he zampado medio brazo en un abrir y cerrar de ojos. Tampoco quiero comer más, que si no luego no se puede levantar la tipa, la nueva vecina y amiga. Me levanto y me dirijo hacia la línea de cajas, donde veo a más corredores y a la glotona de Kareeeen tirada en el suelo. Siempre usa el mismo truco, y parece que le funciona viendo cómo de grande está. Seguro que Cher está por ahí también, ya que su escondite es el McDonald's. Una cosa me viene a la mente... cosas de la hierba. ¿Los zombis cagamos? He visto a muchos comerse un par de perros y media mujer, pero no sé qué pasa en sus cuerpos después. ¿No hacemos la digestión y echamos después un truño? Tendré que preguntárselo a los demás, a ver qué me cuentan.

-"¡Ey, ass face! ¿Shall we play teto? Pim pam pum..." Canturreaba en idioma zombi.

El zombie que en su día llamaban Nathan salió de las oscuras estancias que antes eran los aseos del Walmart.  Pasaba todo el rato ahí metido, dando vueltas y gruñendo de manera que parecían ladridos. —Nya, nya,... Na...¡Nasdaq, Nasdaq! Brrains, brrains. Stonks, Stonks.

Bajo el raído traje de armani, era apenas piel verdosa y huesos. Ni siquiera tenía la típica capa de sebo curtido y fermentado que tenían los zombis. Pero, al igual que la obesa Kareeeeeen, era un carroñero consumado.  Solo que tenía mucho mejor olfato que ella. 

Salió andando de los aseos y se escondió en la sección de hardware.  Se coló tras un stand de Samsung y esperó. Movió la cabeza como un sonajero, su cerebro pasificado dio vueltas de aquí para allá.

—Brrrr, brrrains —dijo muy bajito, se acercaba un delicioso cerebro.  —Te voy a comerrrr, brrrrains. Nasdaq, Nasdaq.

Se ajustó la corbata alrededor del finísimo cuello, más parecido al de un buitre.  —rricoss brainsss

La Conchi corría mucho, demasiado para él, así que la dejó ir, total, cuando escuchara gritos seguro que la Conchi le dejaría chupar algún hueso. Los corredores que habían entrado en la tienda estaban siendo más duros de lo normal, así que si era ella la que corría el riesgo mucho mejor.

El movimiento en el guardarropas lo atrajo. Rápido no, pero lo que se le escapaba a los pies no lo hacía a los ojos. ¡Aquello era una partida de escondite! ¡Seguro que a quien ganara le daban zerevros!. Echó la mano al picaporte e hizo un truco o trato en toda regla. Quería una galleta, o un cerebro, o un cacho de carne, pero no, se encontró una mujer, o lo que quedaba de ella. Le era familiar, pero algo parecía estar mal, pecas. La mujer lo miró prestándole atención y le dijo

- ¿Noooooooooooorm? - Aquel nombre le decía algo a Nomacuerdo, ¿Pero se acordaría?

Zaspa y Mooooom se habían puesto las botas con la incauta soldado. Se habían replegado hacia el pasillo de los juguetes, porque los zombies valientes, después de comer, sueño siente. Así que cada uno busco un sitio discreto para esconderse, digerir y quitarse los restos de entre los dientes, que sino se le picaban a uno e iba a ser complicado que un dentista accediera a tratarlos. Moooom se coló en un castillo, ocultándose a cualquiera que mirara y Zaspa se dejó caer en una alfombra de las que usaban los niños para no dar el coñazo y dejar comprar a sus padres. No estaba totalmente oculto, pero confiaba que lo dejaran digerir, aunque su digestión sería rápida, porque siempre había tenido un metabolismo acelerado.

Nathan salió del cuarto de baño donde se había escondido cuando todo aquello pasó. Se había escondido en el baño cuando todo aquello pasó, y aguantó casi 1 mes allí metido, hasta que una noche, mientras dormía, una jodida rata le había mordido y le había convertido en lo que era. Al menos estaba bastante entero para ser un zombie, y encima se le había quedado un tipito torero estupendo: Muérete de envidia, Falete!

Stonks iba gritando, mientras agitaba la mano como hacía en el parquet de Wall Street, pero allí no mandaba el dinero, mandaba los dientes, la fuerza, y él se había quedado en las guías, pero a nariz no le ganaba nadie. Fue su fino oído el que le hizo escuchar algo que pasaba por detrás de los lavabos, algo pesado, mucho más pesado que un coche, era como el motor de un camión, pero más grande. El ruido estaba fuera del centro comercial, así que poco podía hacer por el momento. Se colocó en el stand de hardware detrás de herramientas y cosas de bricolaje *. Cerebros, ahora solo tenía que encontrar a alguien que le hiciera el trabajo, un administrativo, un peón, un conserje, algo así, que la caza no era para los ejecutivos.

Snoop se despertó de su fumada y lo primero que hizo fue llegar y besar el santo, que dig, zamparse a una tipa. El brazo cayó en tres mordiscos que la hierba daba un hambre de tres pares de cojones. Se cortó porque entre unos y otros estaban dejando a la pobre Lucy como la Venus de Milo, tanto que si seguían con ella iba a tener que trasladarse rodando en su nueva vida. El cantante vio que en la linea de cajas había fiesta. Cuatro corredores, y lo mejor, Kareeeen tirada en el suelo, que esa comía por tres. Como siempre le venían las grandes preguntas después de comer, en esta ocasión habían sido de truños, en otras veces que podría pasar si uno se fumaba una compresa, eran tan felices en los anuncios las mujeres que las usaban.....

Mientras, en la linea de cajas el grupo ignoró el avance de Snoop y liderados por Jake enfilaron el pasillo que tenían en frente. Tenían ante ellos dos zombies, los antiguos guardias de seguridad del Centro. Jake no estaba para bromas, bateó la cabeza de ambos como quien espantaba moscas. Parecía claro que el lugar donde iban a ir era la zona de bricolaje, donde podían encontrar a un Nathan que buscaba a alguien para poder ordenarle que le trajeran el menú en bandeja de plata.

Conchi y su compañera intentaron ganarle la espalda al grupo, que intentaban hacerse fuertes y a los que ya no les importaba usar sus armas de fuego. Conchi se asomó y recibió otro disparó que la tiró al suelo. Mientras se levantaba se oyó una gran explosión en el parking mientras el autobús con el que habían venido los corredores saltaba por los aires.

Ya estaba para lanzarme a la cosa del interior del probador y meterle un bocao agresivo, de mi agresividad natural, cuando me encuentro con una sexsymbol zombi. Doy un paso para atrás, sorprendido. 

-¿Por qué tescondes? -pregunto, en nuestro particular idioma. Debió sonar a algo así como urrrggg urgggg -¿Tienes galletitas? Creo que sancargado a la conchi pero la tía aguanta que no veas.

Inclino la cabeza a un lado y otro, mirando a la chica.

- ¿Noooooooooooorm? -repito. Yoquesé que dice la tía -Yo soy Nomacuerdo. ¿Y tú? ¿Tienes miedooor de  los corredores? ¿Tienes galletitas? 

La miro con cara de zombipánfilo, la misma que antes cuando era un vivo muy vivo. La olfateo, no huele del todo mal, vamos para los cánones zombis, hasta diría que a violetas. ¿Qué quieres hacer? -se escucha el petardo fuera.

-Wualaaaa, ha comenzado la guerra, bruuuhh

—Brrains, brrrrains — castañeó los dientes tal que tacacacacacac —. Rrrreducción de plantilla, brrr, brrr. Opa hostil. Kareeeeen había sido prejubilada se manera fulminante, tendría que contratar a uno o dos para cubrir su puesto. Nah, uno de tiempo parcial suficiente.

Y guardó silencio un vez percibió la llegada de los potenciales clientes.  Clientes que iban cargados de jugosos brrains con los que pagar los diversos productos que ofrecía Walmart, incluyendo el famoso Z-pack, su productor estrella.

Tenía que buscar el momento propicio, nada de hacer el trabajo sucio, nada de precipitarse a lo zombi. Se giró hacia el sonido en el parking y la explosión.

—Inestabilidad burrrsatil.  Se quedó quieto tras de un pilar y esperó a que pasaran.  La explosión les atraería fuera.  Y Nathan les seguiría, se ocultaría en los bajos del autobús.  Igual le llevaban a otro lugar.

—¡Franquicia, expansión! Brrrains, brrrrains!

Allí donde se había tumbado, en aquella alfombra tan cómoda, era imposible dormir, demasiados ruidos. La madre que los pario a los putos corredores, y a los que estaban fuera también, menudas explosiones. Que hijo putas, menudo escándalo que se estaba montando. Se incorporó y se metió más en la sección de juguetes, hasta encontrar un sitio más protegido del ruido. Busco alguna de esas casitas de corcho, de buen tamaño, para echarse una cabezadita, a ver si ahí dentro, no se escuchaba tanto escándalo, con tantos ruidos se le iba a cortar la digestión. Antes de ponerse a dormir, o intentarlo, aviso a capi.

-Zaspa zaspan zas pin pun.- Voy a ver si duermo en esa casita, que parece bien aislada. Si asoman por aquí los corredores, no hagas mucho ruido y ven a despertarme, que de la misma volvemos a hincarle el diente a un buen filete.-

Los veía ahora claramente, despejada la bruma de mis ojos. Varios corredores avanzaban hacia el interior por el pasillo que salía de la línea de cajas; se me iban a escapar los jodíos. Me sorprendió que Kareeeeen no se levantara, así que eso indicaba que estaba muerta del tó. Por un lado mejor, ya que comía siete veces más que los demás, pero por otro lado, me daba pena; no mucha, pero algo me daba. Apreté los glúteos para hacer fuerza y acelerar, pero no sentí nada allá atrás. Nunca había tenido mucho culo, pero ahora ya no tenía nada... ni ojete. Dos compañeros muther fucker salieron al paso del grupo de corredores, pero no le aguantaron ni tres segundos al mazas. ¡Menudos batazos! Si aún los tuviera colgando, se me habrían subido hasta la garganta. Me paré un segundo, sin saber si ir hacia ellos y terminar como la ballena o seguirles e intentar cogerles por la espalda. Por allí veía a la Conchi caer por un disparo... Pensé, pensé y nada saqué en claro, ya que ya no podía pensar.

-"Fucking host, nigga. Po po pó..." Decía en idioma zombi.

Una explosión en el aparcamiento. La horda de perros actuaban bien, como las bandas de mi barrio. Habían olido la carne y habían venido en masa, para pillar algo: medio kilo, algún cuarto y mitad... Los de dentro ya no tenían escapatoria. Decidí continuar y seguirles, alguno caería al suelo y me lo comería.

Mooomm había pasado de ser Capitán a rey de su propio castillo. En sus dominios todo parecía estar en calma y su fiel escudero Zaspa se había retirado a descansar. Era lo apropiado, todos los zombis sabían que con la barriga llena se mueve uno más lento. Además, que al haber comido recientemente pierde uno ese punto de agresividad.

Era mejor esperar. Comenzó a balancearse allí sentado, de atrás hacia adelante.

—Mooomm... Moooomm. Murmuraba inquieto por la espera y es que fuera parecia que se estaba liando bien gorda.