Partida Rol por web

Se hinchaba, pues bien.  Hacía mucho que Nathan, o alguno de sus empleados, tenía problema alguno de autoestima, de aceptación del propio cuerpo o complejos en general.  Nada como pudrirse para ver las cosas desde un  nuevo y saludable punto de vista

—Tsk — se había hinchado de agua clorada. Agua tratada —. Trratada. Trratos

Su diminuto cerebro llegó a una conclusión lógica.  Los nuevos clientes no eran clientes.  Eran auditores de calidad. Habría que tratar con ellos.  No él, claro. Necesitaba una cabeza de turco.  Cabeza...mmm... cerebros.

—Brrains, brrains —Cambió de opinión y salió haciendo el shadow-ninja-zombi-acechador hacia donde estaban Zaspa y Moooom.  Se le daba de fábula eso de aparecer detrás de la gente "a ver que estaban haciendo".  

—A trrrrabajar —dijo, rechinando fuertemente los gastados dientes. Tacacacacatatatatatac —. ¡¡Brrrrrrains!! — añadió, casi gritando, y hasta la corbata se le soltó un poco del ímpetu. Necesitaba que ellos dos se lanzasen a por los auditores para que el pudiese escapar con su z-pack a un nuevo mercado.

Mientras gateaba para salir, se fijó en que sus manos parecían diferentes. Atraves de su disfraz rasgado podía ver su piel. Tenía un tono de lo más saludable donde no estaba cubierto de porquerias. Que vaya, olían fatal.
Arrugando la nariz por su propio olor corporal y muy confundido, se incorporó y miro a Zaspa.
—¿Que nos pasaaa?—Se sorprendió de su voz. Sonaba diferente.
Al oír algo tras él y girarse vio a Nathan. Estaba difente también. —¿Tu come carne mala?— Pregunto a Nathan mientras miraba sus manos y luego a los dos adultos. ¿Adultos? Ya no los veía como iguales zombis putrefactos.

Pero qué cojones le estaba pasando. Si hasta capi le parecía un niño normal y sentía repulsión con solo pensar em carne humana. Aquello era algo nuevo para el, noto como se le revolvían aun mas las tripas, hasta comenzar a vomitar aquella deliciosa carne que había comido.

Algo, le había cambiado, no se reconocía, de hecho, no tenía ni puta idea de lo que estaba pasando, pero les estaban jodiendo a base de bien. Y eso le cabreaba y mucho.

Harto de tanto mamoneo, se levantó y se dirigió hacia aquellos hijo putas que le estaban jodiendo, la no vida.

-Zaspan zapón zaraspón- Me cago en la puta, vamos a cargarnos a esos hijos de la gran punta, que nos están jodiendo a base de bien. Tal vez no nos los comamos, pero vamos a darles la del pulpo.

Y se dirigió hacia aquellos cabrones.

Atrapé a uno de ellos por detrás y le iba a enseñar cómo me las gastaba. Le intenté morder el cuello, pero el maldito traje que llevaba puesto no me dejaba. ¿Qué hacer...? Al suelo, le tiraría al suelo y le montaría, como la atracción del toro que se movía alocado. Ya en el suelo, a cuatro patas, volví a intentar morderle, pero no se estaba quito y culeaba, haciendo que fallaran mis mordiscos.

-"Tate quieto ya, hombre, que no consigo hincarte el diente." Le dije en idioma zombi, aunque él solo escuchaba gruñidos.

Luché y me enzarzé en una pelea callejera, con ese y el otro tipo que quería ayudarle. Debía de conseguir morderle para poder dedicarme por completo al otro tipejo.

Los disparos acabaron y el perdedor de la reyerta fue Jake, que yacía en el suelo agujereado y con una mueca de rabia y de dolor. El olor a polvora y el ronroneo quedo de los zombies era lo único que quedaba de toda aquella violencia desatada, porque para Snoop Dogg aquello no era violencia, aquello era la hora de comer, y estaba pidiendo casi por favor que su presa se estuviera quieta, que así no había quien clavara el diente. Luchó intentando morder aunque su instinto de caza parecía haberse mitigado. Mordió con fuerza y notó un gran dolor en la dentadura, algo que nunca había pasado nunca, raro, se sentía raro, pero ya llamaría a su shaman cuando acabara de comer, que para algo lo tenía contratado 24/7. El soldado se retorcía intentando librarse de la presa y pedía a su compañero asustado

- Cárgate a este cabrón, cárgatelo, joder.. - El otro soldado buscaba el lugar donde clavar su lanza cuando vio algo que le hizo gritar.

- Joder, joder Jackson, está funcionando....está funcionando. - Cambió la posición de la lanza para golpear con el extremo romo en lugar de la aguja mientras decía - Señor, suelte al soldado o tendré que hacerle daño. Sé que está confuso, pero pronto pasará todo... - Se llevó a una mano a la radio y dijo - Equipo alfa, equipo beta, phoenix está funcionando, repito, phoenix está funcionando, recuperen a los sujetos, prioridad omega...

Snoop empezaba a entender las palabras de aquellos hombres y su cabeza se iba aclarando. Tenía que dar un concierto, había quedado a comer con Cher, y se la tenía que comer, bueno, eso no, sentía que eso estaba mal, pero tenía hambre, y como fuera como el buen vino debía estar buenísima.

Zaspa veía a Moooooom, un niño normal, y lo peor es que no tenía ganas de comérselo, aquello era frustrante. Estaba cabreado, muy cabreado y aquellos cabrones lo iban a pagar. Zaspa se dirigió hacia el equipo táctico que tenía más cercano que estaba recibiendo el aviso de que phoenix estaba funcionando. ¿Phoenix? ¿Que narices era eso? Lanzó inconscientemente un torpe puñetazo y el soldado le cogió de los brazos y le dijo

- Señor, soy Mitchell, sargento del ejército de los Estados Unidos. Está usted confuso por la administración de un medicamento para revertir su condición. ¿Como se llama? ¿Recuerda su nombre? Tranquilo, le vamos a sacar...

Nathan estaba creciendo, rehidratándose después de un mes de ir desecándose como una uva pasa. Ya estaba bien de vaguear, el capitalismo no se construía con derechos laborales, se construía con sudor, sudor de otros a poder ser. Se dirigió donde estaban Zaspa y Moooom y los conminó a trabajar, que no se ganaban ni el salario mínimo. Mooom hacia pinta de un niño super apetitoso, un petit fur, un montadito de caviar.... El que antes se llamaba Moooom vio a un zombie que le hacía señas y del que no entendía nada, le daba miedo, ya se lo habían comido una vez y había dolido. Se llevó la mano a la barbilla. Carne, donde había solo hueso ahora había carne, y Zaspa estaba hablando con los miembros del equipo táctico visiblemente confundido.

Los recuerdos empezaban a asaltar a Nomacuerdo, convirtiéndole enMacuerdoDalgo, y no, aquella chica no era su novia, el no tenía, aquella chica era la que le hubiera gustado que fuera su novia, pero lo había friendzoneado, y se lo había llevado allí para que le aconsejara sobre ropa interior la muy bitch. Norman se llamaba así, y era humano.. ya no entendía a ... ¿Vero? Se sentía un poco confuso, pero veía que su amiga no presentaba el mismo aspecto que él y se parecía estar recuperando de lo que le hubiera hecho el pinchazo que se había llevado. Lo miraba y chasqueaba los dientes, parecía estar relamiéndose. Era una putada, siempre había soñado con que se lo comiera, pero no así. Miedo, un instinto animal le decía que más le valía salir por pies si no quería morir por segunda vez.

—¡Noo! — El pequeño ya sabia lo que era que lo mordiera una de esas cosas y no pensaba por nada del mundo volverse dejar que le dieran una probadita. —¿Tu bueno? — Le pregunto mientras retrocedía listo para correr.

En esas, su hermano mayor, Zaspa, se marchó a la carrera siguiendo su ansia homicida, pero ¿dónde iba? En serio, ahora se veía ridículo, corriendo descontroladamente y con la boca abierta.

Cuando Moomm vio que no le hacían daño, echo a correr en parte para alejarse de Nathan, en parte para estar junto a su hermano mayor.

—¡Quieree comeemeee!— Llego gritando donde los soldados y mirando hacia Nathan.

Questá pasando...

-Veroooo- uy, esa voz. -¿Quieres ser mi novia? - pero la verdad es que su aspecto ahora, bueno, que sigue estando muy buena, pero da algo de repelús. -Ya no es mi crush / Vero es una zombi / rellena de pus /.

Y ahora me salen haikus. Estoy enfermo, me siento malito. Questá pasando. Uy, uy, uy, me voy para atrás, muy para atrás. Y a la primera echo a correr.

-Ta luegui, Vero, que voy a por la galletanga, tú espera aquí. De color negro, ¿no?  Vaaaaleeeee. -Qué cosas, me sale medio zombie medio inteligible. ¿Ahora se idiomas?

—¿Brrrrains?—Nathan miró con atención a Moooom. Abrió y cerró la mandíbula espasmódicamente, babeando. Su empleado favorito había decidido invertir su preciosa carne y sus brrrainss en acciones de la compañía.  Nathan no podía resistirse a echarle bocado a alguien pequeño, desarmado y visiblemente confuso.  Porque una cosa era ser precavido y otra, idiota.

—Commerrrte, si quiero. Brr! Brr!

Pues no te jode que entendía perfectamente a aquellos cabrones, y lo que era aun peor, que no tenía ninguna gana de pegarles un mordisco. ¿Qué eran aquellas extrañas lanzas que llevaban? ¿Qué medicamento ni que cojones?

Pero estaba claro que algo les habían dado. Si torpe puñetazo fue fácilmente parado. Y le dijeron que aquello que les habían dado revertiría su situación. -¿Medicamento? ¿Revertir?-

No entendía nada, ¿revertir a que?

Y luego el pobre capi corriendo, con su disfraz roto y muy sucio, ¿Cómo no le había buscado algo mejor al chaval? -Tranquilo capi. No entiendo nada, pero tal vez no sea tan malo lo que nos esta pasando. ¿O si?-

Joder, el nunca había sido el mas listo de la clase, pero ahora se sentía muy tonto. No entendía nada. 

Aquello era la salsa de la vida: disparos, blanquitos muertos, odio a la policía, etc. En mi día a día era lo normal: trapicheos, fumadas, cantes por aquí y por allá, comidas en baños... no por nada me llamaban el Rey del Retrete. En fin, que estaba yo tan agustito intentando camelarme al soldado estadounidense, cuando su compa, el de la lanza de caballería, me habló desesperadamente. ¡Y lo cachondo fue que le entendí! Miré un momento los cigarritos de María que llevaba en el bolsillo de la camisa... ¡Buena mierda, sin duda! Intenté volver a la faena, al lío, pero algo en mi me avisaba que ese tipo no era mi tipo. Ya no le veía como algo apetitoso, si no como algo peligroso. ¿Soldados? Estos eran peores que la policía, xD! Me eché a un lado y me puse de pie despacio, mirando a ambos, y llevando los brazos hacia arriba, en señal de 'arriba las manos', intenté hablarles.

-"¿Quién cojones sois, hijos de puta? ¿Por qué ahora os entiendo?" Les dije en idioma zombi, que ya no sonaba tan a idioma zombi.

Miré alrededor y vi a otros amigos zombi, que ya no eran tan zombis. ¿Qué cojones estaba pasando? ¿Sería la Maritrini, que estaba algo durilla? ¿Habían gaseado el Walmart y ahora alucinábamos? ¿Se me había ido la pinza...?

Zaspa no entendía nada. ¿Que eran las lanzas? ¿Que había que revertir? Si él estaba en la gloria como estaba, sin curro, sin estrés, carne, sin la cagada que había costado millones en el fondo de inversión donde trabajaba....Buscó con la mirada al chico, lo conocía, recordaba que se llamaba.... Mo, o Moses, algo así, no lo recordaba mucho pero sí que sabía que habían estado juntos, así que le dijo que estuviera tranquilo que no es que fuera algo malo. El soldado trataba de hacerle centrar la atención al hombre, que estaba más pendiente del niño, así que le zarandeo y le dijo en tono apremiante.

- Señor, es normal que esté confuso, ha estado muerto y ahora no lo está. Estamos rodeados de zombies y tenemos que sacarle de aquí por su seguridad. Muévase, muévase. - Y la petición, casi orden, fue acompañada de un par de rudos empujones.

El walmart de Knoxville había sido un laboratorio del ejército de los Estados Unidos. Había una pequeña población de zombies fijos, así que les habían provisto de carne, de presos de una prisión cercana, para experimentar una posible vacuna para la enfermedad. El modus operandi era el mismo, inyectar a los presos cantidad suficiente de toxina y dejar que se los comieran, usar distintos compuestos y cruzar los dedos para ver si alguno funcionaba. Los habían estado vigilando a través del circuito de cámaras, montando un pequeño show de Trumanz. Una vacuna había funcionado, la denominada Phoenix y ahora había que salir de una pieza de allí, si no esa información se perdería, si no nadie sabría que había cura. Otro empujón más para ponerle en marcha y entonces el soldado que llevaba la lanza se acercó hacia Nathan, que se estaba abalanzando sobre la versión blanquita de Mooom con malas intenciones.

Quería comerle, y es que a ojos de Nathan aquel niño estaba más bueno que un bollicao, y la comida siempre lé había distraido de los malos tragos. Así no tenía que pensar en lo que le estaba pasando, porque igual eran gases, o hambre, o como aquella vez que perdió 1 millón de dólares por la caída del precio del oro que, obviamente, repercutió a sus clientes y empleados. Le picaba el cuerpo y la mejor medicina era comer, así que se lanzó sobre el niño, que ya era rápido antes, y ahora, con sus piernas al completo lo era mucho más. Nathan intentó hacer una inversión en corto, para extraer beneficios rápidamente, porque mano de obra podía conseguir cualquiera, pero esa urticaria que le había dado el agua de pobres solo se le pasaría bañándose en sangre. Le lanzó una dentellada con su piñata esculpida por su maestro artesano dentista y antes de que pudiera cerrar la boca el crío ya se le había escapado. Jodidos corredores, así no había quien cerrara un buen negocio.

Mientras, en los vestidores de chica alguien se estaba intentando hacer novio de una zombie. La poesía brotaba, y es que en el corazón de Norman había un amor no correspondido que era infinito como el mar. Se sentía enfermo, pero sabía que algo había pasado y como no reaccionara allí se iba a liar una bien grande. Se despidió de ella diciéndole que ahora volvía, que no se preocupara, que no se iba a por tabaco, ni que le estaba haciendo ghosting ni nada, que no se preocupara que ahora mismo volvía, pero la bitch era posesiva, era de las del perro del hortelano, ni conmigo ni sin ti, y Norman era suyo, era su juguete, y no quería que se lo quitara nadie. Lo miraba desde el suelo como si fuera un chuletón de ternera de Kobe, y arrastrándose le lanzó una dentellada torpe, agarrándose a su pantalón como si fuera un chihuahua. Norman sacudió la pierna para librarse y la mujer le desgarró un jirón del pantalón mientras hacía esfuerzos por levantarse. Los efectos de la lanza se le estaban pasando... Más le valía moverse.

Por último Snoop Dogg se sentía como en casa, violencia policial, disparos, blancos contra negros y que no le faltara hierba. Así componía sus mejores canciones, pero hacía tiempo que no lo hacía, no desde que se había entregado a los placeres de la carne...de la carne cruda. Le estaban hablando y estaba entendiendo, y eso era grave, era grave porque ya no le apetecía comer, y casi casi no le apetecía ni fumar. ¿Estaría teniendo una revelación? ¿Algo parecido como cuando Michael Jackson se quiso hacer blanco o Mohammed Ali abrazó el islam? Joder, aquello estaba resultando como un dj con 7 brazos, mierda de la buena....Policía, Fuck the police!!, ay no, soldados, Haz el amor y no la guerra!!!. Se levantó, levantando las manos porque era lo que se mamaba en el barrio, que por levantar las manos uno las levantaba hasta al cartero si le ponía mala cara.... Gruñó unas cuantas palabras en zombinglés y el soldado lo miró, bajando el arma poco a poco, antes de que Zoe, una cuarentona que solía vagar por la sección de lencería buscando una bragafaja tratara de saltar sobre Snoop Dogg. El marine disparó con certeza y le abrió un tercer ojo a Zoe, que cayó al suelo como si fuera un tronco muerto en medio del bosque.

- Somos del ejército de los Estados Unidos, y nos entiende porque está vivo, es humano otra vez. Se lo explicáremos a la salida si conseguimo salir.... mueve el puto culo hermano esto se va a poner más chungo que en una marcha del Ku Kux Klan. - El soldado se bajó un poco el pasamontañas para dejar ver su piel, era negro, era un bro negrata, aunque no sabía aun que estaba pasando si que recordaba que tenía un concierto, tenía que reunirse con su mujer a las 16, con la amante a las 18 y con unas gruppies que había conocido a las 23..... Empezaba a recordarlo, era una estrella, su vida era la hostia, y ahora que la había recuperado no deseaba perderla de nuevo.

Los cuatro soldados trataban de contener a los zombies del centro para salir de allí. Parecía que el tratamiento solo había afectado a cuatro de ellos del todo, los que se habían comido a aquel tipo que sabía raro e iba vestido de naranja. El resto de los zombies del centro seguían siéndolo y querían comer. Un grito de dolor y de furia resonó en el centro comercial. Si no fuera porque les resultó estremecedor hubieran dicho que Tarzán se había pillado un huevo con una puerta, pero no sonaba a ese tipo de dolor. Rabia, sed de venganza, algo se había despertado, y tenía mala leche acumulada.

Jopelines, qué mal. Ahora que empiezo a intimar con esta zombi molona, a mí me pasa algo y a ella no. Es como un amor imposible, ya podíamos habernos cruzado unos días antes! Pero ahora no puedo dejar que me muerda, y mira que estoy tentado en dejarme pillar, porque la chica lo vale. Pero es demasiado sacrificio, me temo, y aquí hay mucho tiro, disparos y gritos, muy inusual.

Por no mencionar esta extraña transformación.

-¡Maikel! ya lo recuerdo, Vero, tu novio es Maikel. ¡Te lo traigo, suelta, que se nos escapará!

Ahora ya puedo correr algo más. Me siento con más fuerzas, dejo atrás a la pecosa y corro lo que puedo hacia...hacia...hacia la salida. Mecachis! Nomacuerdo de para dónde tirar. La memoria no regresa por completo. Tampoco me viene el nombre de mi chica. A ver si era una obsesión de zombis.

-¡Ehhhh! ¡Ehhh, chicos, ¿dónde estáis? Hay que ponerse a salvo! -Esto es zombi lengua o vivo lengua? No parecen gruñidos sin sentido alguno...Ya se, y si me paso por la armería...no, no, no, que soy pacifista. Pues no se...Me chupo un dedo, lo levanto, comprobando por donde viene el viento...*

Hay que joderse, esta uno viviendo de puta madre, excepto por los programas de TV que eran una puta mierda, vivía como un rey. Sin problemas en el trabajo, sin prisas ni agobios, sin responsabilidades. Vamos de puta madre, y resulta que estaba muerto. Pero como cojones podía ser eso, y lo peor es que parecía que lo era. Le iban viniendo recuerdos de un trabajo exigente en el que metía demasiadas horas, moviendo pasta y acciones de un sitio a otro. Largas jornadas que el alargaba aun más, para retrasar el momento de llegar a casa donde su mujer le hacía la vida imposible y le lanzaba a los tres pequeños para que lo machacasen aun más de lo que estaba. Puta mierda de vida, aquello podría haber sido de risa, si no fuese porque no podía parar de llorar.

-¡Cabrones hijos de puta! Haberme dejado tranquilo, que yo aquí era feliz.- Pero poco a poco, se repuso, cogió de la mano al chico, Mose o algo así se llamaba. Joder, a ver si era uno de sus hijos, que había traído a comprar un disfraz. Esto si que iba a ser doloroso, que el desapareciera una temporada, se la sudaba a su parienta. Pero que lo hiciese con uno de sus hijos, eso ya era otra cosa. Tras las hostias que le diese, mientras que le dejase sordo de los gritos, de lo mismo iba a la cárcel por secuestro de menores.

-¡Vale, oiga, no empuje tanto! ¿Y cuanto tiempo dice que llevamos aquí?- Su puta madre, como fuesen muchos días, la policía ya le estaría buscando.

-¡Vamos hijo! ¡Vámonos de aquí, y rápido! Mira como vamos, parecemos unos mendigos de los guarros. Como nos pille tu madre, menudas risas.- Aunque también era posible, que aquel chaval, no fuese su hijo, pero poco a poco comenzaba a recordar y parecía que si. Si, iba a estar bien jodido, menudo humor gastaba la parienta.

A medida que iba recordando, no pudo evitar un fuerte mareo y ponerse a vomitar, menuda vida de mierda que le esperaba. A ver si por lo menos les detenían unos días en algún hospital para hacerles pruebas. 

El pequeño se salvó por los pelos de que la dentadura de Nathan se cerrará sobre él. La marca que le hubiera dejado hubiera sido lo de menos, pero consiguió escapar. Corrió como un poseso y salto a los brazos de ese hombre al que antes llamaba Zaspa. Ahora que empezaba a recordar, comenzaba a tener claro que no era su hermano mayor, ese hombre era ¿Su padre?

Un poco confuso por todo lo que estaba ocurriendo guardo silencio y se dejó llevar. No llegaba a entender todo lo que decían los soldados, pero no hacía falta. No todos los días vuelve uno a la vida. Eso es difícil de digerir y más para un niño.

Su ex-empleado salió corriendo, rescisión de contrato, más rápido que antes de trabajar en Walmart y su boca se cerró sobre el marco de la casa de juguete, totalmente a destiempo.

 —Trrraicion —gruñó mientras se tragaba el insípido plástico.  Había perdido una gran oportunidad y sus dos empleados llenos de brrains se habían refugiado junto a un inspector de hacienda, con su reglamentario pum-pum y su ratatatata.

Se movió hacia la zona de muebles, poniéndose a cuatro patas para que no le viesen y avanzó hacia Zaspa, Moom y el auditor que les acompañaba.  Necesitaba capital, liquidez no clorada, brrains.  Le pediría prestado su cerebro al auditor y luego sus ex-empleados quizá le diesen sus cereebrrros voluntariamente.  Volverían a trabajar aquí, muahahaha...

—brrr... brrains
 

Eran unos cabrones, fuck the police, fuck the marines y fuck la fucking casa blanca. Él era feliz, o al menos no era desgraciado, no tenía que soportar los tres monstruos pedigüeños que solo le hablaban para pedir: papá una play 5, papá un iphone, papá dame 100 pavos que me voy al chiquipark. Descargó toda su furia con los soldados, pero no parecían entenderle, porque estaban poniendo una sonrisa que cualquiera diría que se estaban riendo de él. Aquel chico, Moooom, Mose, como se llamara, podía ser su hijo, y si su mujer se había enterado de que lo habían matado por su culpa lo mataba, pero de verdad.... El niño saltó a sus brazos y se enganchó como una garrapata, fuera como fuese de ese señor tan alto no se separaba, aunque fuera para que se lo comieran a él primero, que para algo era el que más rápido corría en su equipo de baseball. Un empujón sacó a Zaspa de su tren de pensamientos.

- Un mes, muévete ya si no quiere que muramos todos, son como un puto enjambre - Le dio otro empujón firme mientras Zaspa le decía a su hijo que espabilara, aunque todavía no lo tenía claro del todo. Se acordaba de partes de su vida, las partes chungas, y no quería volver, aunque uno de los soldados se pasó de listo y le dijo entre dientes y con sorna

- Tío, la ventaja de estar muerto y volver, es que si tu vida es tan mierda, siempre te puedes ir a comprar tabaco...El mundo está patas arriba, nadie esperará que vuelvas...JODER!!! QUÍTAMELO DE ENCIMA!! QUÍTAMELO DE ENCIMA!!!!

Si querías hacer algo bien tenías que hacerlo tú mismo, con tus propias manos. Putas subcontratas de mierda, ¿Que culpa tendría él que en China no hubiera derechos y que la mano de obra fuera barata? Ninguna, él solo jugaba al juego con las reglas que había, y eso no era malo, que estudiaran esas sabandijas si querían dejar de ser pobres. Zaspa y Mooom se iban a ir sin recibir finiquito ni nada, estaba cabreado porque habían traicionado a Benjamin Franklin, su presidente favorito, el que salía en los billetes de 100 pavos, y nadie traicionaba a Franklin. Fue silencioso como una opa hostil, traidor como un comite de empresa y ladino como un vendedor de zoco árabe. Capital, liquidez, brains. Saltó sobre uno de esos guardaespaldas con ratatatas a traición y le intentó clavar los dientes en el cerebro. Lo había pillado por sorpresa, pero tenía algún tipo de ropa anticuchillos que hacía que sus dientes resbalaran. Él había llevado alguna vez una ropa así debajo de su traje cuando negociaba con el comité de empresa, se acordaba. Volvió a morder y notó un gran dolor en los dientes..¿Cerebros? No, eso era de pobres y bárbaros, Caviar, Don Perignon, era humano, y estaba perdiendo el tiempo allí, tenía que hacer dinero.

Nomacuerdo se acordaba, Vero tenía novio, Maikel, así que no podía tener nada con él. Aquella no era su novia, pero su novia debía estar por allí, porque el tenía novia, debía tenerla, porque era un tipo estupendo, casi se acordaba, pero no. La zombi molona tenía buena pinta, pero el olor a pipi de gato rancio, las babas y la mirada de depredador le convencieron finalmente que lo mejor era darse las de villa Diego. Corrió buscando la salida, pero no se acordaba de donde estaba la salida, así que levantó un dedo chupado buscando la salida. Notó un ligero viento que venía de la derecha, subiendo el pasillo. Corrió hacia allá y entonces otro bramido salvaje le dijo que igual no estaba yendo en la dirección adecuada, a no ser que la dirección adecuada fuera toparse con una hawaiano babeante sin una oreja.

La huida de la gente de Jake a través de una ventana era lo que había hecho que se dirigiera hacia allá. Una ventana abierta, el aire entraba por ahí pero era imposible que pudiera salir, pues tendría que atravesar a la mole de músculos. La mole volvió a bramar mientras fijaba los ojos en él, se relamió y comenzó a caminar en su dirección.

Una ventana. La libertad. La salvación. La huída. ¿Por qué ahora quiero escapar del walmart? Se estaba bien, calentito, con amiguis, tal vez mi novia en una región inexplorada. De vez en cuando tenemos comida despistada. 

Yo quiero escapar de Vero. Vale. De sus ansias de hombre. Está molona pero no se baña nunca ni se lava los dientes. A saber como tiene el toto. No quiero saberlo.

La ventana rota. Tengo que pasar. Somos colegas, pienso, mirando al cachocarne bombayhawai. Joder, esto no pasaba antes, lo mismo ha habido una revuelta en zombilandia y yo estoy en el bando rival de la Vero y el Bombayhawai. Es que nomentero ni macuerdo. 

Y qué hago. A mi velocidad de caracol me pilla en plis plas. Me puedo hacer el muerto. No se, a mí no me la dan con eso. Me huelo, snif, snif. El olor no es tan malo como antes.
Jopelines, no entiendo nah. Al otro lado la entrada está muy lejos, far far away. 

Ainss. Questoy muerto. Again.

Bueno, pues hago lo que mejor se, el zombi, -Arrgaaa, argff, gruuiñññiiidooo, buuhhh, zeereebrooo…galleetaaanngaaaa-arrastrando los pies que se me da genial, para esconderme en la sección de bebés y niños chiquitines, a ver si Bombayhawai se distrae con el nuevo pasillo. 

-"UN MES"- No pudo evitar el grito, la Jenny le mataba seguro. Un puto mes, desaparecido y con Moses secuestrado, la madre que los pario a estos tíos. ¿Y ahora que le iba a contar? Qué les habían matado y revivido.

El shock de lo que se le venía encima, a punto estuvo de acabar con el y el niño en el suelo. Pero también estimulo los recuerdos, y con perspectiva, pudo darse cuenta de que mucho de lo que le había pasado, los problemas en el matrimonio, eran culpa suya. Su afán por lograr el éxito y la riqueza, le había hecho dejar abandonada a su querida mujer. Esta pensaba que la engañaba con otras, y ahí comenzaron los problemas. Desde luego, algo había aprendido, y si le daba otra oportunidad las cosas iban a cambiar. Se dedicaría a cuidar de su familia, y no trabajar tantas horas.

Viendo como Nathan trataba de pegarles un bocado, echo a correr hacia la salida. Ahora tenía ganas de vivir, pero hacerlo de verdad, no aquella mierda en el que el mismo se había enterrado, y por su maldita ambición.

Un mes era mucho tiempo, demasiado, pero siempre podrían volver a empezar, los cinco. Hostias, gritos e insultos, sabía que no le iban a faltar, y que hasta Moses se llevaría alguna. Pero tal vez, solo tal vez, al final todo se podría arreglar.

-¡Vamos hijo! Tenemos que volver con tu madre y tus hermanos. Tenemos que salir de este lugar.- Y trato de alejarse de Nathan y alcanzar la salida. 

Poco a poco iba recuperando sus recuerdos. Ayudado por lo que sea que le hubieran hecho y por las palabras de su padre.
Su nombre era Moses. Tenía tres hermanos, él estaba en el medio. Sin la atención que se llevaba el pequeño, ni el orgullo que despertaba el mayor.
Lo único que compartían los tres hermanos es que su padre pasaba de todos por igual. Nunca estaba en casa. Por eso la sorpresa e ilusión invadieron a Moses, cuando este se ofreció para acompañarle a comprar un disfraz para su fiesta de cumpleaños.
La vida es así de cabrona. Cuando parecía que las cosas podían mejorar, toma. Viene el fin del mundo y te deja sin cumpleaños.
Ahora tenía la oportunidad de retomar todo donde lo dejo y aunque a Moses, en principio le gustó la idea, luego no tanto. Tendría que aguantar las burlas de sus hermanos. Moses sa muerto, Moses sa muerto.
Luego estaría su madre, que armada con su zapatilla, repartiría por igual entre él y su padre.
Aún con ese panorama esa era su vida, además tenía un cumpleaños que celebrar.
—Salgamos de aquí¿Quién hace ese ruido? ¡Tengo miedo!— Tras hacer memoria recordó que su madre siempre se dirigía a su padre con términos como; "Ahí viene el cabrón de tu padre" O "Este imbécil, ¿Por qué me casaría con él?" Aunque decidió omitir aquello y llamarlo "Pa"
—¡Cuidao Pa! — Su antes amigo Nathan ahora solo parecía ver en ellos rica carne. Por suerte eligió al soldado como primer plato dándoles tiempo para huir.