Partida Rol por web

[DM 23/01] Dragonlance - La ciénaga de Onysablet

Capítulo I - El viaje a Shrentak

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13/01/2023, 21:25
Dungeon Master

24 Reorxmont 433 AC

El verano ha quedado atrás y el otoño comienza a dar sus primeros pasos mientras vosotros permanecéis instalados en vuestro castillo, rodeados por la frondosa arboleda de Wayreth que lo oculta de miradas indiscretas.

En estas dos semanas desde el funeral de Lluvia Estelar, han sucedido algunas cosas interesantes. Tal vez la primera y más curiosa de todas ellas es que Klunurig ha estado viajando en forma de gaviota en busca de una nueva mascota con la que reemplazar a Makuwa y ha regresado con un gran rinoceronte blanco salido quién sabe de dónde. Desde entonces, el druida del pantano ha estado muy ocupado en su torreón adiestrando al animal. Por el momento lo más que ha conseguido es que le siga allá donde va y que excave con su cuerno y sus patas en el exuberante huerto que Klunurig está plantando.

Pero el rinoceronte, al que el druanti ha dado el nombre de Kifaru Wanaaovamia, no es el único animal que se está adaptando a su nueva morada. En sus paseos por el bosque de Wayreth, Enrielle ha encontrado un lobo que ahora va tras ella como un enorme y aterrador perro faldero de ojos dorados y pelaje erizado.

También la pareja de kenders que rescatasteis del Pico de Malys está tratando de acostumbrarse a su nueva vida. Una vida en libertad. Por el momento no parecen más alegres que cuando los encontrasteis, pero os están profundamente agradecidos por el hogar que les habéis dado; o al menos esa es la impresión que tenéis dado que al pobre Agapanto le cortaron la lengua durante su cautiverio. Conocéis su nombre porque Enrielle se ha fijado en que le gusta escribirlo con garbanzos o judías de la despensa.

A pesar de tener muchas camas para elegir, el kender mudo se ha instalado en la pequeña cocina y acostumbra a dormir allí, abrazado a los sacos de comida como si temiera que ésta pudiera faltarle de nuevo. Y, aunque no se lo habéis pedido, ha adquirido el hábito de cocinar para todos como muestra de gratitud; algo que es muy bienvenido porque sus habilidades culinarias superan con creces las de la bolsa mágica de Enrielle y también las que Lluvia Estelar poseía.

La otra kender, Bugambilia, sigue a su benefactora de la Legión de Acero tanto como su protector lobuno le permite acercarse. No habla mucho y cuando lo hace es capaz de deprimir a cualquiera, pero ha demostrado ser observadora y avispada y está aprendiendo a pilotar la fortaleza voladora bajo la supervisión de Enrielle.

Pero kenders, rinocerontes y lobos no suponen la incorporación más reciente de vuestro grupo. Cumpliendo con lo prometido, Coryn Brinefolk ha hecho venir por los caminos de la magia a uno de los más renombrados ingenieros enanos de las montañas Garnet, al sur de Solamnia. Un auténtico héroe de guerra llamado Ulfgar Eisbart que lleva días recorriendo la fortaleza voladora estudiándola con detalle, realizando cálculos y dibujando planos. Hay secciones tan dañadas o tan mal construidas que parece un milagro que no se hayan venido abajo, pero no cabe duda de que el castillo tiene un enorme potencial bélico para su ojo experto. Un lugar que, con su ayuda y algunos recursos, podría terminar convirtiéndose en un bastión inexpugnable.

Más taciturna que de costumbre tras sus frustrados intentos de traer de vuelta a vuestra amiga que-shu se muestra Kylian. La sacerdotisa goblin de Gilean pasa la mayor parte del tiempo encerrada en el torreón sureste, donde tiene sus aposentos y su biblioteca, rezando u ordenando libros. Su trabajo de catalogación ha dado sus frutos y gracias a ella ahora es fácil encontrar cualquier tomo de los que guarda allí, algo que sin duda Ailaserenth sabe apreciar como merece.

El Túnica Blanca todavía está tratando de adaptarse a la vida en el castillo volador, pero le está costando. Durante las primeras jornadas se dedicó en cuerpo y alma a desentrañar los misterios de la Dragonlance que rescatasteis del Pico de Malys. Ahora, en cambio, dedica buena parte de su tiempo a cabalgar a lomos de su grifo negro y, cuando éste sale a cazar, el mago elfo aprovecha para repasar los conjuros de su grimorio celosamente guardado o a consultar la posición de las lunas y las estrellas. Por las noches, no es raro verle en el nivel más alto de la torre del homenaje, haciendo mediciones astronómicas o en la biblioteca de Kylian consultando algún tratado de cosmología.

Hasta el momento ha sido el silvanesti quien os ha disuadido de emprender viaje hacia las montañas Khalkist, donde los enanos de Thoradin tienen su reino subterráneo, aduciendo que las señales celestes no os eran propicias. Ahora, en cambio, parece que eso ha cambiado y os ha reunido a todos en el gran comedor del castillo para decidir juntos qué hacer a continuación.

Por lo que Enrielle ha sabido por sus contactos con la Legión de Acero, la Portadora de la Noche todavía no se ha vendido y sigue estando en posesión de los enanos, pero los ataques y los saqueos se han extendido por toda la región oriental del continente y es probable que muy pronto los fanáticos de Takhisis acudan con el dinero necesario para comprarla.

Notas de juego

Momento de hacer planes y declarar conjuros preparados.

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15/01/2023, 00:23
Ailaserenth Sëlanar

Los días pasan mientras yo me dedico a hacer cábalas sobre el porvenir y cálculos para determinar nuestra posición en función de la velocidad del castillo volador en el que me encuentro como invitado.

El lugar me ha sorprendido gratamente y también lo han hecho sus hospitalarios propietarios. En especial el gnomo Kylian y su bien surtida biblioteca. E igualmente me ha impresionado ver en funcionamiento la asombrosa capacidad de movimiento aéreo de la fortaleza.

Shilara es más rápida, pero necesita descansar en tanto que el vuelo del castillo puede mantenerse de forma casi ininterrumpida si se establecen turnos para pilotarlo. El mecanismo es sencillo, pensado para que incluso militares no particularmente despiertos sean capaces de utilizarlo, de modo que me basta con verlo una sola vez para comprender su funcionamiento sin necesidad de practicarlo por mí mismo.

Zhakar, el lugar al que algunos enanos han rebautizado como Thoradin, se encuentra a unas cuatrocientas cincuenta millas de donde nos encontramos actualmente. Una distancia demasiado larga como para pensar en recorrerla en línea recta ni con el castillo, ni con Shilara; dado que una cuarta parte del camino habría que realizarlo sobrevolando el Nuevo Mar. Una opción que, lógicamente, queda totalmente descartada por la imposibilidad de aterrizar en ninguna parte para realizar relevos a los mandos del castillo.

Un viaje por la frontera norte de las Praderas de la Arena supone la opción más sensata antes de volar hacia el noreste hacia las montañas Khalkist. Unas quince o dieciséis jornadas que nos llevarían a pasar directamente sobre Blöten, la capital del imperio ogro.1

Sobrevolar territorio ogro es inevitable, pero podríamos rodear Blöten por el oeste y llegar a Thoradin por la costa empleando un par de días más.2 El mapa que me han prestado mis nuevos compañeros está desactualizado, pero trato de usarlo para que se hagan una idea de las dos rutas que les sugiero.

La alternativa, por supuesto, es viajar a través de los caminos de la magia. Yo no puedo llevarlos a todos. Seguramente ni siquiera pueda llevarme a mí mismo al no haber estado nunca allí, pero el Cónclave tal vez podría hacerlo si quisieran. En ese caso, el viaje sería mucho más rápido y discreto, pero la evacuación debería realizarse por los mismos métodos y eso entraña los riesgos que ya sufrimos hace un mes en el Pico de Malys. Una vez que queramos regresar, pueden pasar horas antes de que nos encuentren. El hechizo de teleportación no es tan preciso como en ocasiones nos gustaría, incluso cuando el lugar de destino se conoce bien, que no es el caso.

Una vez que estemos allí, cómo convencer a los enanos de que nos cedan el peligroso artefacto que atesoran sigue siendo para mí motivo de inquietud.

Notas de juego


1: Línea roja.    2: Línea verde.

Conjuros arcanos preparados (NL 9)
- Nivel 0 [4+A/día. CD 16]: leer magiaA, cuchichear mensaje, luz, mano del mago, prestidigitación
- Nivel 1 [6+A/día. CD 17]: alarma, escudo, soportar los elementos, comprensión idiomáticaA, armadura de mago, sirviente invisible, caída de pluma
- Nivel 2 [6+A/día. CD 18]: protección contra las flechas, detectar pensamientosA, ver lo invisibleA, imagen múltiple, invisibilidad, invisibilidad, fuerza de toro
- Nivel 3 [4+A/día. CD 19]: disipar magia, clariaudiencia/clarividenciaA, bola de fuego, acelerar
- Nivel 4 [3+A/día. CD 20]: globo menor de invulnerabilidad, ojo arcanoA, cobijo seguro, polimorfar
- Nivel 5 [2+A/día. CD 21]: escudriñamientoA, teleportar, espejismo arcano
A: Adivinación [+1 conjuro diario/nivel; +1 CD; +1 NL; +1 TS]

Salvo que indique lo contrario, téngase en cuenta que cada día lanzaré:
1) un conjuro de "alarma (mental)" en el hall de la segunda planta de la torre noreste, que me avise cuando alguien ha subido hasta allí. El efecto dura entre 16 y 22 horas diarias dependiendo del alineamiento lunar de esa jornada y lo renovaré cada día a medio día.
2) un conjuro de "sirviente invisible" para que barra mis aposentos, haga la cama, me sirva de asistente acercándome lo que le pida... El efecto dura entre 8 y 11 horas diarias dependiendo del alineamiento lunar de esa jornada y lo renovaré cada día antes de retirarme a descansar.
3) un conjuro de "espejismo arcano" en el hall frente a mi habitación que hará creer a cualquiera que suba que esta planta ha sido totalmente arrasada por el fuego, que la ventana que da al nido de Shilara no existe y que el techo de mis aposentos se ha derrumbado obstruyendo la entrada a su interior. Quien interactúe con el conjuro deberá superar un TS de Voluntad (CD 21) para darse cuenta de que es una ilusión. El efecto dura entre 8 y 11 horas diarias dependiendo del alineamiento lunar de esa jornada y lo renovaré cada día antes de retirarme a descansar.

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15/01/2023, 13:32
Kylian Brickstone

Kylian siguió tratando de buscar una cura para Lluvia Estelar durante algunas semanas. La imposibilidad siquiera de descubrir la razón de su catatónia era frustrante y aunque no perdió la esperanza en encontrar respuestas, el tiempo que pasaba dedicándose a aquello fue menguando a medida que avanzaba el mes. Finalmente entendió que iba a necesitar de otros medios, fueran cuales fueran, y éstos no estaban a su alcance.

Volvió a la rutina de su biblioteca y sus rezos y aunque acudía casi a diario a la tumba ambarina de la bárbara ya no le dedicaba la práctica totalidad de su tiempo. ¿Por qué esa obsesión con resucitar a Lluvia? Posiblemente porque la sabía viva o al menos no muerta. Aunque quizás había algo más. ¿Sentía algo por ella más allá de la amistad o simplemente era una pieza demasiado valiosa para los caminos de la neutralidad? ¿Ambas cosas? Ni él lo sabía...


Su nueva visión más amplia sobre los dones que Gilean le proporcionaba gracias a su innegociable devoción no eran baratos. Un sortilegio que le permitía ver todo lo oculto por lo arcano, tenía un coste desproporcionado. Tuvo que reunir materiales para crear un ungüento para los ojos, grasa azafrán y un polvo de setas difícil de encontrar. Eso mermó su capacidad económica para adquirir los materiales suficientes para nutrir su reserva de pergaminos mágicos. 

Un fastidio total... - De dijo a si mismo al entender que no podría proporcionar a su grupo de agentes de la neutralidad, todos los remedios necesarios para la más extrañas y remotas situaciones a las que se enfrentarían en el futuro. - Quizás los duranti-asesinos puedan colaborar... Es el futuro de todos, al fin y al cabo. 

Es por ello que se personó frente a la tríada de arcanos con la intención de negociar con ellos la adquisición de materiales para la inscripción de pergaminos. Pese a todo, había empezado a fiarse de ellos. Habían demostrado serles leales y habían cumplido la promesa de regresar a por ellos una vez hubieran acabado la misión en el volcán. 

Aunque fue demasiado tarde para Drey. - Recordó fastidiado. 

Una vez frente al cónclave de magos, se dirigió a ellos.

Hemos demostrado ser de gran útilidad y ser unos letales guerreros en pos del bien común. - Empezó su exposición. - Cierto es que nuestros métodos no son los más habituales... - por llamarlo de alguna forma... - Pensó. - ...pero solemos superar las espectativas. - desde luego sembramos el caos allí donde vamos. - Reflexionó sólo para sí. - Ni daré más rodeos. - Se encogió de hombros. - Necesito remedios extraordinarios para situaciones extraordinarias. Lo que viene a ser lo mismo, recursos para inscribir rollos de pergaminos con esos remedios que no caben dentro de mi reserva divina diaria. - Creo que no podrán negarse a colaborar. - ¿Sería posible colaboración en ese sentido? Sea cual sea la respuesta, les estoy agradecido por la ayuda prestada hasta ahora. - ¿Jaque mate? 


La perdida de Lluvia Estelar no solo había provocado únicamente un terrible trauma sentimental para Kylian, sino que además, dejaba al grupo colgado en materia de sanación. Ahora únicamente él y en ciertas ocasiones el embarrado enano bakali, podrían utilizar recursos mágicos para seguramente seguir salvando la vida propia y de terceros. Suerte que ahora podía imbuir aptitud para la magia a una tercera persona. 

Una buena mañana Kylian se levantó de buen humor y fue a visitar a Enrielle. El nuevo amigo de colmillos afilados no parecía demasiado contento con ella. Su olor no concordaba con su apariencia. Aunque quizás esa no fuera la razón de su inicial hostilidad. ¿Y si aquella criatura había sido esclavizada por pieles verdes en el pasado? Fuera como fuera, Enrielle logró calmar a su bestia y Kylian y su voz chillona pidieron finalmente hablar con ella con tranqui. 

Gilean va a otorgarte un don, Enrielle. - Le dijo muy seriamente. - La perdida de Lluvia nos ha afectado a todos y sus sanaciones en combate, han supuesto muchas veces la diferencia entre la vida y la muerte. - Afirmó muy seriamente. - A partir de ahora, podrás dominar cierta magia curativa. No es mucho lo que podrás hacer con ella, pero podrás salvar la la vida cuando yo no pueda hacerlo. - Habló de forma rotunda y sería. 

Kylian cerró los ojos para concentrarse y entonces impuso sus manos sobre lo que él pensaba serían los hombros de Enrielle. Su limitado tamaño, del que todavía no era consciente, provocó que sus manos acabarán sobre los senos de la joven.

La goblin, con apariencia de un gnomo horrible, abrió los ojos y retiró rápidamente las manos con el rostro verdoso totalmente enrogecido, hecho del que Enrielle no fue consciente, pues no varió la arcanamente alterada expresión del gnomo de orejas desproporcionadas. 

¡Ups! Lo siento no era mi... - Tragó saliva. - Agachate por fa... Por favor... 

Enrielle, evidentemente incómoda ante aquello, hizo caso y se agachó. Más desconcertada por la situación que por otra cosa. No todos los días le toca una a una los pechos, un sacerdote humano, reencarnado en el cuerpo de una goblin y con la apariencia de un gnomo feo.

¡Oh Gilean, concédele a tu agente de la Neutralidad, Flechas de Muerte, la capacidad de sanar! - Imploró y actos seguido y por un muy breve instante de tiempo, U cuerpo se iluminó levemente. - Ahora podrás curar con el solo toque de tus manos. - Asintió con la cabeza. 

Notas de juego

Conjuros preparados:

- Nivel 0 [6/día. CD 10 + 3 (SAB)]: detectar magia x2, luz x2, crear agua x2

- Nivel 1: [5+D/día. CD 11 + 3 (SAB)]: favor divino, protección contra el mal, arma mágica, niebla de obscurecimiento, orden imperiosa, detectar puertas secretasD,1

- Nivel 2: [5+D/día. CD 12 + 3 (SAB)]: silencio, sabiduría de búho, arma espiritual x3, detectar pensamientosD,1

- Nivel 3: [4+D/día. CD 13 + 3 (SAB)]: disipar magia x2, lanzar maldición x2, clariaudiencia/clarividenciaD,1

- Nivel 4: [2+D/día. CD 14 + 3 (SAB)]: poder divino, imbuir aptitud para los conjuros, adivinaciónD,1

- Nivel 5: [1+D/día. CD 15 + 3 (SAB)]: poder de la justicia, visión verdaderaD,1


Imbuir aptitud para los conjuros sobre Enrielle: 2 curar heridas leves (1d8+5) y un curar heridas moderadas (2d8+nivel máximo 10).

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15/01/2023, 16:59
Enrielle "Flechas de Muerte"

Después del funeral de Lluvia Estelar Enrielle se sentía haber perdido un trozo de ella misma. A pesar de ser más alta y robusta la había estado viendo cómo una hermana menor que siempre estaba ahí, dispuesta a darle calor, calmar el dolor de las heridas o darle fuerzas para seguir a través de sus ancestros. No tardó mucho en salir de su encierro para dar largos paseos por el bosque de Wayreth, tratando de canalizar de alguna manera el dolor de la pérdida. Y en uno de esos paseos fue que lo encontró, o más bien el lobo la encontró a ella. Enrielle preparó el arco, pero el animal no se mostraba agresivo. Entonces sintió aquello con lo que Klunurig siempre le daba la murga: ¡era la fuerza vibrante del pantano! Lo sentía claramente como un vínculo con el enorme lobo.

Bajó el arco y sintió la necesidad de llevar a cabo el ritual que le viera hacer durante su peregrinaje al pantano para atraer a Makuwa. Cuando terminó la ridícula danza se sorprendió al notar la conexión más intensa. El lobo se acercó, la oliqueó por todas partes y terminó dando algunos lametones en sus manos. Enrielle sonrió, le tocó el hocico y luego la cabeza, y sin darse cuenta el peso de la tristeza que sentía se aligeró. Al anochecer regresó con el descomunal lobo a la fortaleza y lo llamó Bruma Gris. Tal vez incluso alegrara un poco el ánimo a los kenders.


Era por la mañana temprano, pero Enrielle ya estaba despierta jugando con su peludo amigo, e intentando enseñarle algunos trucos. Y la joven estaba emocionada porque el animal parecía quedarse con las cosas deprisa. 

Y en esas estaba cuando un alegre Kylian irrumpió en su alcoba. Sorprendida, tuvo que agarrar al lobo, que al ver al clérigo gruñó con fiereza. Por suerte pudo contenerlo, y Bruma Gris obedeció y se sentó a su lado, pero sin perder de vista ningún movimiento de las manos de Kylian.

—¿Un don? — dijo algo incrédula. ¿Por qué iba Gilean a darle un don curativo a ella? De momento sólo había sentido la vibración del pantano y hasta creyó ver a Chislev en sueños, pero no a Gilean. De hecho no sabía nada acerca de él más ue lo que Kylian había hecho saber a base de ser un palizas.

Entonces se le ocurrió que quizás no fuera tan descabellado que fuera también una agente de la neutralidad, además de una hija del pantano...

— Bien, adelante. Estoy preparada. — respondió a Kylian cerrando los ojos a su vez. Esperaba que Kylian empezase con una larga y pesada oración a Gilean, alabando su neutralidad y todo eso, pero lo que notó en su lugar fue que el gnomo le agarró las tetas. No era que Enrielle tuviera unos grandes pechos, pero al ir sólo vestida con la camisa, sin cota de mallas, capa y correas por medio, al clérigo le resultó fácil palpar circunferencias de sus senos con sus manitas.

Enrielle abrió los ojos sorprendida. Había retirado las manos rápidamente, sí, pero, ¿no esa era la mirada de un guarro? ¿O era por su aspecto de gnomo? Se había topado con algunos cerdos de esos en las tabernas de Kalaman, y siempre lo había resuelto rompiendo algunas narices. Sin embargo, le extrañaba fuertemente que Kylian fuera de esa clase, más aún sabiendo que conservaba el dedo de su primer amor. Era romántico, aunque de una forma un tanto macabra.

Incómoda se agachó y volvió a cerrar los ojos. Casi esperaba que le tocase los pechos de nuevo, pero por fortuna para la enorme nariz ilusoria del gnomo no fue así. Las manos de Kylian se posaron en sus hombros y percibió una energía extrañamente neutra fluyendo en ella. Abrió los ojos y se miró las manos como si las viera por primera vez.

—¿De verdad? — miró a Kylian y a Kylian — Gracias Kylian. Me has hecho un regalo muy valioso. Usaré el don de Gilean con sabiduría. Aún así espero no tener que salvarte la vida con él, así que mantén tu culo a salvo, ¿de acuerdo? — le dijo sonriendo.

​​​​​Y en un impulso fue a darle un abrazo, pero se lo pensó mejor y en su lugar tendió la mano acompañándola con una cálida sonrisa. Tal vez fuera mejor que corriera el aire, por si acaso.

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15/01/2023, 22:39
Ulfgar Eisbart

Ulfgar era un enano de las colinas con "mundología", que había sobrevivido participando activamente en dos guerras, había visto dragones, ogros, goblins y los destrozos causados tanto por el choque de los ejércitos como por sus saqueos. Había tratado con todo tipo de personas de numerosas especies e incluso se había entrevistado con el mismísimo emperador de Solamnia, así que, en general, podía decirse que pocas cosas lograban ya sorprenderle. Y, sin embargo, no estaba preparado para la fortaleza de los héroes del Páramo de Nordmaar.

Una fortaleza de estilo anticuado, en pésimas condiciones pero adaptada para alzarla por los aires como las ciudadelas volantes de los tiempos de la Guerra de la Lanza, una proeza nunca vista desde hacía cinco décadas. Potencialmente aquello era un artefacto bélico capaz de arrasar ciudades o de diezmar y/o poner en fuga ejércitos enteros. Debidamente armada. Apropiadamente defendida. El Vendaval de muerte había viajado por los aires en aquella fortaleza sin ser consciente que en cualquier momento podrían haber perdido por el camino una parte de la fortaleza, lo que habría comprometido al resto de la estructura. Sólo los dioses sabían si podrían haber aterrizado a tiempo en ese caso, logrando salvar la vida antes de que la magia que sostenía la fortaleza desapareciera o de que se hubiera deshecho su estructura en pleno vuelo. El resultado final, aunque impreciso en sus detalles, no era difícil de imaginar en términos generales.

─Refuerzos estructurales. Esta fortaleza necesita refuerzos estructurales y dar fuerza a todas sus torres. Si algo alcanzara una de las torres y se desmoronara podría ser catastrófico para toda la fortaleza. Me pondré con ello. Luego ya, si eso, vendrá armar la fortaleza... ─dijo el enano al poco de poner sus pies en el patio del lugar.

Por supuesto, Ulfgar comenzó haciendo una inspección minuciosa de cada edificio. Se instaló, por supuesto, en la primera planta del edificio Este, sobre la herrería, junto a la armería. Era el lugar con el que sentía mayor afinidad. Apenas hizo cambios, era un enano poco dado a excesos de comodidad o lujos. Introduciría cambios, seguramente, pero no todavía, no habiendo tantísimo trabajo pendiente.

Al día siguiente el arquitecto-ingeniero comenzó a dibujar los planos de la fortaleza, edificio por edificio, señalando deficiencias, necesidades y urgencias de intervención. Luego vendría un pormenorizado listado de todo lo que estimaba necesario para poner a punto la estructura, añadiendo contrafuertes, ensanchando murallas y asegurando columnas, pilares y paredes maestras1. Ah, y también añadiría una nota sobre todo lo que necesitaría para montar una bombarda y una dragonacea de polvo negro2. Y se pondría manos a la obra. No era alguien a quien le asustara algo de trabajo físico, ni mucho menos, y con la ayuda de Reorx los edificios no tardarían en mostrar otra cara...

Así comenzaría la frenética actividad de Ulfgar en la fortaleza, trabajando de sol a sol. Pero el enano todavía tendría tiempo para desayunar con los madrugadores y cenar con los que tuvieran a bien reunirse a socializar tras la caída del sol. Gozaba de una energía casi inacabable. Y era un buen conversador: invitaba a hablar, aportaba alguna anécdota (tenía cientos de ellas, habiendo vivido más de cien años y habiendo participado en dos guerras y hablado con gente de toda casta y condición) pero escuchaba pacientemente lo que tuvieran los demás que decir, asintiendo para dar confianza al orador, sonriendo o poniendo semblante grave si era apropiado hacerlo. Pese a ser adusto y un tanto cortante, como buen enano, gozaba de una sabiduría y un saber estar envidiables. Trabajaba incansablemente, pero no corría de un sitio a otro como un pollo sin cabeza. Planificaba, organizaba, disponía. Y aportaba una seguridad y mostraba un aplomo que seguramente se convertirían en un puntal para los héroes.

Porque no formaba parte de ellos, pero les ayudaba siempre que podía en lo que le pedían. Siempre tenía una palabra amable (o un gesto de aprobación o una sonrisa) cuando lo necesitaban. Sin embargo no era un blandengue. Puede que tuviera cierto volumen torácico, pero éste estaba firmemente dispuesto dentro de una armadura completa de factura claramente enana con la que se movía con absoluta naturalidad y que raramente se quitaba.

Con Ailas no tardaría en encontrar cosas de las que hablar. Su enfoque para con la magia y su portentosa acumulación de conocimientos resultaba de lo más interesante. Claro que él no tenía la "necesidad" del elfo de atisbar siempre al futuro, pero el compartir el haber vivido un extenso pasado les hacía más afines que con las razas más efímeras. No le costó esfuerzo dedicarle un tiempo a las alteraciones que le solicitaba, usando la magia para dar forma a la piedra y permitir sus arreglos, pero el enano se llevó un susto de muerte cuando vio el estado en el que se había sumido la habitación preparada mágicamente por el elfo tras haberla dispuesto. Al poco los gritos se convirtieron en risa, riéndose de sí mismo por su simpleza y por la "broma" que le había gastado el adivino.

Enrielle, la jovencísima pero capaz arquera, no podía por menos que encontrar en Ulfgar a una suerte de padre o tío, o tal vez abuelo. Alguien que podía darle consejos pero que no le juzgaba. Aceptaba su sexo con total naturalidad e incluso le habló de la heroína Laurana, que estaba en boca de todos durante la Guerra de la Lanza. Ella también era muy joven... y decidida.

Klunurig y su rinoceronte resultaban una pieza difícil de encajar. Tras el tenso y silencioso encuentro inicial Ulfgar decidió que las cosas eran como eran, que Klunurig podía hacer lo que desease y que no era quién para entrometerse en su forma de hacer las cosas, en sus hábitos higiénicos (o falta de los mismos) o en su insistencia en tratar a un rinoceronte como quien trata a un perro. La gente normal no iba de aventuras. La gente normal no era capaz de sacar una fortaleza voladora del corazón de un territorio hostil, venciendo a decenas, tal vez cientos de enemigos y sobrevivir al ataque de un dragón, por joven que fuera. Y luego al de uno más grande, más recientemente. Si lo que le habían contado era cierto (y no tenía razones para dudarlo), Klunurig había sido una pieza esencial en la supervivencia y éxito del grupo. Merecía su respeto. Y había conocido gully, así que sabía que las cosas siempre podían ser peores...

Kylian, el clérigo "gnomo" de voz chillona, había tenido días mejores, sin duda. Como clérigo él mismo, Ulfgar entendía la presión a la que a veces se veían sometidos y el "Vendaval de muerte" o los "adalides de la neutralidad" habían pasado momentos difíciles. Perder compañeros era siempre algo complicado, pero el enano trató de reconfortar al clérigo de Gilean con una frase: "Somos peones en un juego que juegan los dioses, donde cada cual trata de convertirse en una pieza imprescindible, pero rara vez lo es. No hay que esperar ganar la partida, sino esforzarse por haber hecho un buen papel en el juego y que la muerte sirva para que, al final de todo, la partida acabe con nuestros dioses sintiéndose orgullosos de nuestro papel". Su biblioteca, por otro lado, resultaba impresionante y el tiempo que le había dedicado sin duda había dado sus frutos. Por ello también le felicitó.

Los kenders, por otro lado, eran pobres almas torturadas. El ingeniero trató de no compadecerse de ellos sin más, trató de que se sintieran útiles. Le pedía a Agapanto que le tuviera listo el desayuno a primera hora y, si podía ser, un tentenpié entre horas, una comida caliente y una cena ligera que tuviera sopa o queso, aunque no tenía problema en comerse casi cualquier cosa. A Bugambilia, por otro lado, trataba de mantenerla ocupada, pidiéndole ayuda para encaramarse a sitios que no resistirían el peso del enano, o para alcanzarle una u otra herramienta, o para servir de "corre-ve-y-dile" con el resto de habitantes de la fortaleza. No era mucho, pero esos momentos en los que estaba ocupada seguramente le sirvieran para no pensar en otras cosas. Eso, por sí solo, podía resultar reconfortante.

Notas de juego

(1) ¿Una estimación de cuánto costaría poner la fortaleza en condiciones óptimas, máster?

(2) La "dragonácea de polvo negro", que nosotros llamaríamos culebrina, sería un arma de pólvora montado sobre soporte capaz de girar con bastante facilidad para apuntar blancos en movimiento. Sería estupendo contar con una estimación del coste para ambas armas, sus características aproximadas y el tiempo de construcción. ¿El emperador me ha dotado de fondos para ello de alguna manera?

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16/01/2023, 09:16
Enrielle "Flechas de Muerte"

Enrielle se inclinó sobre el viejo mapa desplegado sobre la larga mesa del gran salón observando las posibles rutas que trazaba el elfo con su dedo. Agradecía sus conocimientos en cartografía, pues Enrielle se veía incapaz de calcular las distancias. Todo le parecía muy lejos.

Levantó la vista para mirar a los asistentes de aquella reunión 

​​​​​​Gracias Ailaserenth. En mi opinión, aunque el tiempo sigue corriendo en nuestra contra, no es necesario utilizar los caminos de la magia para llegar hasta allí. Por lo que hemos visto, la logística de los nerakanos no es tan rápida. Pasarán más semanas aún hasta que el botín de esos saqueos recientes puedan llegar a donde ellos quieren. — explicó — Y quizás acudir con nuestra fortaleza pueda causarles cierto asombro y eso juegue a nuestro favor. Al fin y al cabo, no todo el mundo tiene una fortaleza flotante hoy en día. Es una muestra de poder importante.

Se volvió a sentar y pensativa empezó a acariciar la cabezota del lobo, que permanecía sentado junto a su silla obediente.

—En ese caso será prudente evitar la capital del imperio ogro pese a tardar dos días más. — entrelazaba los dedos en el grueso y áspero pelaje de Bruma Gris — Incluso podríamos asaltar uno de esos lugares donde acumulan los saqueos. Eso entorpecería sus operaciones y nos acercaría a cuanto pidan esos enanos, si bien eso es algo que nos aclararán cuando los visitemos. Aunque no sé si atacar ahí haría que intensifiquen tales saqueos en otros lugares. Como sea, la Legión de Acero tiene muchos ojos, y con una red tan extensa siempre hay un rastro que seguir. ¿Cuál es vuestra opinión, señores? — preguntó. Luego miró a Bugambilia, que permanecía al otro lado de la silla con la mirada perdida. —¿Y tú, Bugambilia, qué piensas?— le preguntó a ella para involucrarla, aunque al momento se arrepintió.

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16/01/2023, 10:12
Bugambilia

Bugambilia se estremeció cuando Flechas de Muerte se dirigió a ella y la miró con ojos infinitamente tristes:

— ​​​​​Es muy triste que estén saqueando tantísimos lugares.— se encogió — Estarán matando a los que creen que no sirven para nada, y al resto los esclavizarán, que es aún peor. Al menos los que mueren dejan de sufrir... o quizás no. — apenas dedicó un breve vistazo al mapa — Los ogros son peligrosos. Supongo que el mejor viaje es el más seguro, creo.

Enrielle suspiró, y Bugambilia se quedó en el mismo sitio, mirando a la nada y con la tristeza clavada en el alma.

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16/01/2023, 12:29
Kylian Brickstone

- Difiero en casi todo. - Intervino Kylian. - Viajar con la fortaleza es más lento y menos seguro. No podremos usar el sigilo. Nos verán llegar y nos atacarán. O quizás no. - Se encogió de hombros. - ¿Pero vamos a pasar todo el tiempo en la fortaleza? - Preguntó. - En el momento en que bajemos se quedará sin vigilancia y cualquiera podría robarla. Mientras no tengamos a nadie que la guarde, es un peligro viajar con ella. Teniendo de nuestro lado a los magos, que pueden vigilarla y llevarnos a cualquier parte del mundo en un instante... - Se encogió de hombros. - ¿Por qué razón arriesgarnos? - Miró a todo el mundo y en especial a los magos. Ellos tendrían que estar de acuerdo con él. O eso esperaba. - En cuanto a la dragonlance... No creo que venderla sea una opción. Es un arma demasiado valiosa que no debe caer en malas manos. Ni en buenas de hecho. - Sonrió. - La dragonlance está en manos de quién debe estar. En más manos de la nuetralidad. En posesión de cualquier otro podría suponer un desequilibrio en la balanza que no podemos permitirnos. Espero que accedais a viajar a través de la senda de la magia. Es mucho más rápida y segura. 

Kylian sabía que la fortaleza y la dragonlance eran unas herramientas muy poderosas, que en sus manos podía ser una gran baza, pero si caían en poder del enemigo y con enemigo entendía casi por igual a solámnicos y nerakanos, la amenaza sería mucho más seria de lo que lo era hasta la fecha. Mejor no intervenir a hacerlo de manera que pudiera favorecer al adversario, en caso de ellos fracasar. 

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16/01/2023, 15:21
Klunurig Tzé

Klunurig había pasado varias jornadas reflexionando tras la muerte de Makuwa Ambawi, el depredador del pantano, al que había tenido que entrenar con gran empeño para lograr que dejara de intentar comerse a Flechamuerte y el resto de miembros del vendaval, y con aún más denuedo para lograr que resultase útil para su causa, que era la del pantano. Sentía que el final del depredador había sido triste, aunque necesario, y que era hora de explorar nuevos horizontes. Las tierras que rodeaban aquella jungla eran sorprendentes, y estaban llenas de vida. Los dones de Krik'k lettz le permitían entrar ahora en comunión con ellas, sintiendo la ebullición de seres que las habitaban, y aprendiendo cosas increíbles sobre aquellos lugares. Así fue como pudo aprender sobre el bosque, pero también sobre otras regiones que lo rodeaban, y de ese modo, tras un largo vuelo, llegó a la sabana, donde pudo aprender sobre temibles depredadores que se agazapaban entre las altas hierbas, y los poderosos rinocerontes, que pacían tranquilos sobre el terreno hasta que eran molestados, momento en que, realizando una carga brutal con su cuerno, podían destripar a cualquier bestia que se pusiese en su camino. Klunurig aprendió todo aquello conversando con los animales y las plantas del lugar, y así fue como, tras un largo y apacible descanso, conoció a Kifaru, y lo llevó consigo a través de la jungla, de vuelta a la torre.

Kifaru Wanaaovamia era un ser tranquilo, que carecía del instinto predatorio del viejo Makuwa. Pero Klunurig se empeñó druante días en intentar prepararle para la batalla que habrían de librar. Con la ayuda del pantano, habló su idioma y le explicó cómo era su hogar, y cómo un pestilente gusano negro lo había infectado y gobernado. Llenó su primitiva mente de rinoceronte de temores, haciéndole entender que aquellos eran depredadores de los que no le protegería su gruesa piel, y contra los que no podría cargar, pues volaban. Como resultado, Kifaru comenzó a cavar desesperadamente agujeros en la tierra, tal vez confiando en que así lograría ocultarse de los gusanos. Tras largas jornadas de aprendizaje, Klunurig prácticamente sólo había logrado esto, y que andase por las paredes ayudado por Krik'k lettz. La tarea resultaba un poco desesperante, pero el druanti era paciente, y sabía que la evolución de las cosas permitiría que Kifaru llegase a ser un miembro tan letal como lo había sido Makuwa.

Una tarde, después de tantos esfuerzos, el vendaval-de-muerte se reunía en torno al trozo-de-piedra pintado, discutiendo qué hacer a continuación. Al parecer la reina-de-los-gusanos no se conformaba con estar muerta, y otros de sus estúpidos adoradores insistían en tratar de devolverla a la vida usando un trozo-de-hierro asesino que tenían los enanos-barbudos. Klunurig se preguntaba cuántos cadáveres más tendrían que sembrar en la tierra para que aquellos siervos-de-los-gusanos habitantes-de-pústulas dejasen de obligarles a acudir en su búsqueda y matarlos. En todo caso, así estaban, y el vendaval-de-muerte se disponía a partir de nuevo. Y el extraño hombrecillo-gnomo que antes era un espíritu-vengativo insistía en volver a pedir ayuda a los druanti-asesinos.

- ¡Humph! Krik'k lettz nos permitió llevarnos la pústula en vez de destruirla para que el vendaval-de-muerte pudiese volar, y así sembrar la muerte-desde-el-cielo. No debemos volver a confiar en los druanti-asesinos, que no acudieron en nuestra ayuda y dejaron morir al gran Makuwa Ambawi, depredador-cobarde, y a la mujer-chamán, que estaba en el vendaval desde el principio, y al guerrero-greñudo, que sin duda habría sembrado la muerte por doquier. El vendaval-de-muerte debe llevar la pústula consigo. Los hombrecillos-débiles pueden ocuparse de mantenerla en el aire para que nadie pueda robarla. ¡Hump!

Klunurig hablaba como un miembro de pleno derecho de aquella comitiva. Cada vez había gentes más extrañas en el lugar, como aquel enano-barbudo que se parecía a los habitantes de la pústula, o los débiles hombrecillos a los que habían sacado de la tierra-de-fuego, o el extraño hombre-pájaro que había luchado contra el gusano-rojo de fuego. Este último era el único al que el druanti aprobaba, por el momento, ya que había peleado junto a Makuwa hasta el final.

Notas de juego

Por si no queda claro, Klunurig aboga por ir con la fortaleza hasta Thoradin. Si queréis pasar por tierra de ogros, les bombardeamos con rayos desde el cielo.

En breve actualizo la lista de hechizos. Tengo una lista tentativa pero es para cuando lleguemos a Thoradin, si vamos volando, como prefiere Klunurig, me gustaría memorizar otros para el viaje. Creo que voy a hacerme varias listas, según las circunstancias.

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18/01/2023, 20:20
Dungeon Master

2 Hiddumont  433 AC

Tras despediros de los Magos de Alta Hechicería de Wayreth, emprendisteis viaje hacia el este hace ya algunos días y por el momento no habéis sufrido grandes sobresaltos.

La primera jornada Ulfgar divisó desde la barbacana, donde estaba trabajando, una pequeña partida de ocho o diez goblins, pero darles caza suponía más esfuerzo del que valían. Visteis algunos más en la mañana del segundo día al sobrevolar las montañas Anviltop y unos cuantos gnolls al atardecer merodeando por el Valle del Descanso. Ni unos ni otros suponían una amenaza real para vosotros y no tardaron en esconderse donde pudieron en cuanto os divisaron.

El tercer día, al alba, sobrevolando los Picos Skywall al final de su guardia, Ailas y su montura divisaron una familia de osos negros. Se hubieran convertido en vuestras presas de no ser porque el terreno no permitía aterrizar el castillo con seguridad en la zona. Vuestra prudencia se vio recompensada unas horas más tarde, bien entrada la mañana, cuando la hambrienta Shilara avistó una manada de ciervos y Enrielle salió a cazarlos con su lobo. Esa noche Agapanto preparó un auténtico festín que se convirtió en una improvisada celebración solo enturbiada por la inquietante visión de algunos enanos no-muertos deambulando errática e inofensivamente por las pantanosas Llanuras de Dergoth.

Sobrevolando la costa de Nueva Bahía, al mediodía de vuestra cuarta jornada de viaje, Kylian se percató de la presencia de una cuadrilla de nómadas de las llanuras a caballo. Los jinetes estaban luchando a la orilla del mar contra una especie de hombres-lagarto salidos de las aguas, no muy distintos a bakalis. Ambos bandos se dispersaron en cuanto la sombra de vuestra fortaleza comenzó a descender sobre ellos y para cuando aterrizasteis, ya no quedaba ninguno en las inmediaciones. Por lo demás, el día transcurrió sin complicaciones y, durante la noche, Ailas creyó ver en la distancia a un puñado de elfos marinos nadando alegremente no lejos de la playa.

En la mañana del quinto día aterrizasteis a las afueras de un pequeño pueblecito costero llamado Salto del Salmón. Sus gentes sencillas nunca habían visto un castillo volador, pero en cuanto vieron vuestro dinero no tuvieron inconvenientes en venderos pescado fresco y también en salazón para reabastecer parte de vuestra menguante despensa. La jornada, que había amanecido nublada, acabó convirtiéndose en un auténtico aguacero a medida que transcurría vuestro viaje hacia el este. Por la tarde, bajo la implacable cortina de lluvia, Klunurig alertó sobre la presencia de un gran remolino al norte, en alta mar, formado por un enorme y furioso elemental de agua. Viéndolo, no hubo uno solo de vosotros que no se alegrara de sobrevolar el Nuevo Mar en lugar de cruzarlo navegando.

Por lo demás, estas primeras jornadas de viaje transcurrieron de forma apacible, hasta la madrugada del sexto día. Ailas regresaba de su guardia nocturna alrededor de la fortaleza y se disponía a disfrutar de su merecido desayuno antes de marcharse a acostar cuando se dio cuenta de que había tres figuras moviéndose en el patio de armas.

Todavía no había amanecido, faltaban al menos dos horas y el cielo estaba negro como la boca de un lobo. En el castillo todos dormían; todos salvo Shilara, él y Ulfgar, en la sala del Capitán del Viento.

Desde la distancia a la que se encuentra y con su capacidad para ver en la oscuridad, le parecen caballos. El manjar favorito de su montura.

Notas de juego

Por el momento el único que puede actuar es Ailas, pero el resto podéis postear si queréis cómo han sido estos días para vosotros.

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18/01/2023, 21:35
Ailaserenth Sëlanar

Una vez que he logrado establecer mi férrea rutina dentro del castillo, todo lo demás resulta relativamente sencillo para mí; especialmente porque lo paso solo. Únicamente durante las comidas y mis frugales cenas disfruto de la compañía y la conversación de aquellos que comparten su mesa y su hogar conmigo.

Yo me esfuerzo por serles de utilidad en la medida de mis posibilidades, pero sin descuidar mis estudios arcanos. El Arte no es lo más importante de mi vida, es mi vida. Así se lo juré a Solinari cuando pasé la Prueba y todo cuanto hago de uno u otro modo está entrelazado con la magia. Una ciencia tan delicada como poderosa. Del mismo modo que aquel que blande la espada necesita entrenar su cuerpo, yo entreno mi mente día y noche para que pueda custodiar los misterios esotéricos que a los demás les están vedados.

Cada tarde, en la privacidad de mis aposentos prestados, contacto con la Señora de Wayreth y le cuento las novedades de la jornada. Lo que he aprendido, lo que los otros me cuentan que han visto, las divergencias que descubro entre nuestro mapa y la realidad que observo... Comparto con ella cuanto considero que puede ser de su interés y aun aquellas cosas que tal vez no lo sean, o que sí lo sean pero yo no consiga apreciar la verdadera importancia que tienen.

Para mí, por ejemplo, un elemental furioso en el mar es algo anecdótico; para ella, quizá, la consecuencia racional de acontecimientos que yo desconozco pero de los que la dama Brinefolk sí tiene conocimiento.

La primera jornada de nuestro viaje solo conseguí verla en el espejo de mi dormitorio, pero no escuchar su voz ni lograr que ella escuchara la mía. Gracias a Solinari, esa desagradable situación no se ha repetido en días sucesivos.

- Tiradas (1)
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18/01/2023, 21:35
Ailaserenth Sëlanar

Ver movimiento en el patio me sobresalta. Es un lugar de paso frecuentado, pero no a estas horas.

A veces Enrielle o Bugambilia madrugan un poco más que de costumbre. Lo sé por las luces encendidas en sus aposentos, pero no suelen deambular por ahí hasta que el sol se haya levantado. Quien sí lo hace de vez en cuando es Klunurig para "abonar" el roble que crece en el patio o para asaltar la despensa a deshoras. Es el único al que todavía no he conseguido adivinar sus patrones de sueño y sospecho que no tiene ninguno.

Mientras mi corazón late desbocado intento decirme a mí mismo que seguro que hay una explicación perfectamente inocente para que esos caballos anden sueltos por aquí. Enrevesada y caótica, pero inofensiva. Quizá al enano de aseo olvidadizo se le ha ocurrido convocarlos quién sabe para qué y ellos han escapado del hedor de su torreón. Pero, si eso es así, ¿por qué no está Klunurig persiguiéndolos?

Si no los ha convocado el druida enano, entonces han aparecido aquí por una voluntad ajena a la nuestra. Por los caminos de la magia o... ¿volando? Hasta donde yo sé, los caballos no vuela, pero tampoco puedo asegurar con certeza que se trate de caballos. Mi visión en la oscuridad es muy limitada y no pienso acercarme a comprobarlo.

Recorro el patio tratando de descubrir si hay más criaturas merodeando o si veo alguna puerta abierta que me indique que han entrado en algún edificio. Me preocupa especialmente que hayan entrado en mi torreón, aunque la alarma silenciosa frente a mis aposentos aún no ha saltado.

Necesitamos una forma de comunicar de forma rápida y efectiva a los demás que nos encontramos ante una situación de peligro. Tal vez una gran campana que hacer sonar o algo similar. Ya pensaré en ello, pero por el momento me temo que tendré que dar el mensaje uno a uno personalmente.

—A la torre del homenaje, Shilara —le indico en un susurro, mientras maniobro con las riendas para que cambie de dirección y se dirija hacia allí sin demora.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo hecha prueba de Avistar por si acaso veo más intrusos o por dónde han ido.

Lanzo "invisibilidad" sobre mí y mi montura e intento avisar a mis compañeros en este orden:
1) Ulfgar, porque dije que siempre avisaría primero al piloto. No entro en la torre, vuelo hasta la ventana de la segunda planta y  le grito que hay intrusos y ya con eso que él haga lo que considere, aterrizar y seguir pilotando (espero que el escudo mágico que protege al piloto y lo impide salir no impida que pueda hablar o escuchar).
2) Klunurig, es el que está más cerca. Aporreo la puerta, no entro en su torre desmoronada
3) Enrielle y Bugambilia. Imagino que habrá alguna ventana que de a sus enormes aposentos porque es un coñazo cruzar el establo y subir las escaleras
4) Kylian, que si duerme en alguna habitación sobre la biblioteca está en la otra punta.

En la medida de lo posible intentaré mantenerme alejado de los caballos esos, pero supongo que será inevitable que me oigan dar la voz de alarma.

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18/01/2023, 23:12
Ulfgar Eisbart

Ulfgar inició su andadura en la fortaleza con energía y decisión, empleándose a fondo en su trabajo encomendado, como debía ser. Era un Yunque Poderoso de Reorx y dicha posición no se alcanzaba holgazaneando. No tardó en acostumbrarse a su extenuante horario laboral auto-impuesto. Todo apuntaba a un medio de transporte y compañeros de viaje inusuales pero actividades rutinarias, cómodas y seguras para él. Tardaría meses en acabar su tarea, pero pensó que ese tiempo le pasaría raudo, no era mucho tiempo para un enano. Eso fue antes de descubrir la Dragonlance de Huma.

Los Héroes de la Desolación no parecían ser conscientes de la trascendencia del artefacto bélico que habían recuperado: Se había necesitado nada menos que la magia divina de más alto nivel imaginable en conjunción con el mazo de Kharas y el brazo de Ergoth para fabricarla. Sus poderes eran simplemente abrumadores. Él mismo habría dado algo más que su brazo para haber sido su forjador... y sin embargo aquellos... aventureros no sólo no sabían lo que se podía hacer con ella sino que tampoco le tenían destinado un lugar donde custodiarla.

Ulfgar pidió humilde y solemnemente convertirse en su custodio mientras morase en la fortaleza. Incluso juró que si el destino quería que los Héroes de la Desolación volvieran a enfrentar un dragón, él mismo la blandiría contra el sin dudar para pagar el honor de ser su guardián.

A partir de ese momento la Dragonlance presidiría aquel lugar en el que estuviera: el taller, la sala de pilotaje, su habitación... pero también le acompañaría a comer, y hasta al baño. Era toda una inspiración para lo que quería hacer con su vida.

Más allá de eso, volar era una experiencia menos traumática de lo que había imaginado. Y muy conveniente. Lenta pero segura la fortaleza avanzaba evitando cómodamente todos los accidentes del terreno. El único inconveniente era el de las inclemencias del tiempo... pero ello era superado con creces con el sobrevolar el mar. Eso le ponía sumamente nervioso. En tierra siempre se podía aterrizar, pero sobre el mar... mejor no pensarlo. Pero era como que te digan que no pienses en un dragón rosa. Lo haces, claro que lo haces.

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19/01/2023, 14:07
Kylian Brickstone

Kylian había accedido a regañadientes a ayudar al enano arquitecto con la reforma de la fortaleza. Éste decía que de no hacer nada acabaría por desmoronarse y eso evidentemente no estaba bien. Aquel era si hogar y no podían permitir que se cayera a cachos. 

Fue por eso que durante algunas jornadas pasaron bastante tiempo juntos. Kylian no era arquitecto, pero tenía ciertos conocimientos básicos sobre dicha ciencia. Había leído bastante sobre construcciones y no le fue muy difícil seguirle los pasos al enano. 

Durante las jornadas subsiguientes, Kylian se dedicó en gran medida a leer. Tenía una enorme biblioteca, o puede que no tan enorme, pero si bastante grande, y no había leído ni una décima parte de su contenido. Leer, rezar y visita a Lluvia fueron sus prioridades, así como tratar de escaquearse a la hora de pilotar la fortaleza. 

Pilotar aquella mole no era algo que le interesara. De hecho, era algo que odiaba, tiempo perdido a todas luces, por lo que si otro se ofrecía a pilotar, era más que bienvenido. Es más, siempre que tocaba un cambio de guardia a los mandos de la fortaleza, trataba de estar bien lejos. Aún así, le tocó pilotar demasiadas veces pTa su gusto. 

Dormir dormía poco. Entre reparaciones y pilotaje se le iba mucho tiempo y prefería desde luego seguir con su lectura, que dedicarle tiempo al mundo onírico, del que rara vez sacaba provecho. 

Fue en una aldea de pescadores donde se hizo con tres nuevos miembro de la fortaleza. Dos gallinas y un gallo y varios sacos de pienso. No fueron baratas, pero sin duda les serían de utilidad. Los huevos serían una gran alternativa alimenticia y cuando Picarón, Esponjosa y Blandita tuvieran pollitos macho, podrían degustar carne y la hembras se convertirían en gallinas que darían más huevos y más carne. 

Me preocupa un poco el incesto. - Reflexionó al pensar en las posibles consecuencias. - ¿Y si salen gallinas taradas? 

Fuera como fuera dedicó toda una mal junto al kender deslenguado a construir un gallinero junto a los establos y viendo los catastróficos resultados, decidió pedirle ayuda al enano constructor. 

- Él sabrá cómo hacerlo. - Se dijo a si mismo. - Y tú Agapanto, te encargarás de cuidar de las aves. - Pensó convencido. - Así mantendrás la mente ocupada. 

Raro en la goblin, dormía cuando los intrusos accedieron al patio de la fortaleza. 

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19/01/2023, 15:26
Klunurig Tzé

Klunurig había pasado las jornadas ocupado entrenando a Kifaru, al que intentaba insistentemente convencer para que cargase, a lo que el rinoceronte-vago respondía que no había motivo para ello, porque sus crías no estaban en peligro. Eran sesiones largas e interminables en las que Klunurig, ayudado por Krik'k lettz, hablaba en la lengua del rinoceronte y trataba de retarlo para que embistiese, cosa que nunca llegaba a suceder. Aparte de aquello, el druanti iba de acá para allá, atendiendo las necesidades del vergel que se había enroscado en torno a la torre, purificando la pústula.

De cuando en cuando le llegaban noticias de que avistaban esta o aquella criatura, y él sentía el impulso de convertirse en gaviota e invocar la ira de Krik'lettz o del pájaro-de-llamas-azules sobre ellas, pero al final siempre se distraía con alguna cosa: que si esta planta necesitaba agua, que si aquella necesitaba abono. Así que, al final, no les prestaba demasiada atención. Estaba seguro de haber oído a sus compañeros del vendaval-de-muerte que volarían por encima de una pústula de ogros, con lo cual se asomaba de vez en cuando para intentar ver si ya estaba cerca. Pero, por alguna razón, nunca terminaba de verla.

Los nuevos habitantes de la pústula le resultaban extraños y distantes. Estaban allí, pero no eran del vendaval. Uno era el siervo de los druanti-asesinos, y el otro un enano-barbudo-enlatado, que por alguna razón no soltaba aquel palo-de-metal con el que casi habían matado al gusano-rojo de fuego. A Klunurig no le importó demasiado cuando, en un momento de reunión, habló sobre cosas que él no entendía y pidió quedarse el palo.

- ¡Humph! Puedes quedártelo, pero debes clavárselo al infecto gusano Mohrlex cuando volvamos al Pantano.

Si aquel enano-barbudo-metálico había entendido lo que Klunurig decía o no, era un misterio. Pero no hubo mayores explicaciones.

Por lo demás, el druanti interactuaba poco con el resto. Solo a veces se acercaba a Flechamuerte, para recordarle algunos pasos elementales en el baile del pantano. Había logrado a su primer compañero salvaje, y, aunque no era del pantano, Kifaru tampoco lo era. Así que tendría que aprender algunas cosas básicas. También aprovechaba para preguntarle:

- ¿Cuándo volaremos sobre la pústula de los ogros? Debemos destruir ese lugar infecto y nido de plaga.

Cómo pretendía hacerlo, nunca lo explicó.

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19/01/2023, 16:54
Enrielle "Flechas de Muerte"

A Enrielle le sentó bien el cambio de aires. La torre de los magos era un lugar desconcertante, mientras que el castillo volador era su hogar, y la hacía sentir libre al surcar los cielos, aunque lo hiciera con tanta parsimonia. La compañía de su lobo también le resultaba enormemente reconfortante, y compensaba la deprimente compañía de Bugambilia. Durante el día la acompañaba en todo momento, jugando con él y adiestrándolo cuando no pilotaba la fortaleza. Y cuando estaba en la burbuja protectora del capitán del viento, la esperaba pacientemente sentado a su lado. Los primero días incluso gemía lastimero al verla encerrada allí, mientras conducía la fortaleza. El vínculo que habían establecido era tan fuerte que le resultaba sorprendente, y hasta preguntaba a Klunurig si todo era cosa del poder del pantano. Las respuestas que le daba a veces no las terminaba de entender.

En aquellos escasos momentos con el druanti, Enrielle también respondía a sus dudas:

—No todos los ogros son malvados y merecen ver arder su hogar, Klunurig. — le decía mientras se frotaba la frente, tratando de quitarse el trozo de barro que había dejado en ella. Al menos quería pensar que era barro y no abono de sus plantas — Muchos lo serán, como los hombres y las mujeres. Pero no podemos ir a una de sus pústulas y matarlos a todos. Como tampoco todos los draconianos son malvados. ¿Lo sabías? Incluso la Legión de Acero tiene agentes entre ellos. Muchos solo quieren vivir en paz.

En otras ocasiones Enrielle acudía pronto al relevo a los mandos de la fortaleza y pedía a Ulfgar que le contase acerca de los héroes antiguos, en especial esa tal Laurana. Ailaserenth, en cambio, parecía más distante. Suponía que era por ser mago. Al final, pensaba Enrielle, para ser mago había que tener un ramalazo dado.

El pilotaje de la fortaleza era bastante tedioso, pero Enrielle aprovechaba esos momentos para enseñar a Bugambilia acerca del Legado. Pero las enseñanzas de Sara Dunstan chocaban frontalmente con la apatía depresiva de la kender, y era difícil saber si le interesaba o no. Tendría mucho trabajo que hacer con ella... Al igual que Klunurig con ella misma y algunos aspectos del pantano, pensaba con ironía.

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19/01/2023, 21:00
Dungeon Master

Cuando Ailas se acerca a la torre del homenaje, puede ver que las criaturas que en un momento dado le habían parecido equinas están merodeando junto a la entrada.

Estas criaturas se parece a centauros en forma y tamaño, pero su parte inferior es la de un dragón negro y la superior, humanoide, está cubierta de finas escamas negras. Tiene la cabeza como la de un gran reptil, con dientes afilados creciendo en todas direcciones y un par de cuernos de hueso que se curvan a lo largo de la mandíbula. Unas grandes alas membranosas, semejantes a las de un murciélago, les brotan de su torso y muchos espolones largos de hueso sobresalen de heridas sangrantes en las patas y las caderas y empuñan armas de hueso a modo de espada corta.

Decidido a no pasar entre ellas aun siendo invisible, el mago elfo asciende hasta la planta más alta para atraer la atención del piloto. Ulfgar no puede verle, pero sí oye sus urgentes palabras, como también las oyen los seres que se encuentran debajo, en el patio. Desconcertadas y enfurecidas, arañan el suelo con sus grandes zarpas.

Antes de que el ingeniero enano llegue a enterarse de mucho de lo que está sucediendo, Ailaserenth ya se aleja en dirección a la astillada puerta que sirve de entrada a la torre de Klunurig. Solo invierte unos pocos segundos en aporrearla con la palma de su mano antes de obligar a Shilara a remontar el vuelo nuevamente.

Las contraventanas del dormitorio de Enrielle están cerradas, pero el Túnica Blanca las golpea con las palmas de sus manos mientras grita que estáis siendo atacados. Bruma Gris se sobresalta con la inesperada escandalera y aúlla, despertando a las ocupantes de la habitación. Mientras ellas se limpian las legañas tratando de entender qué está ocurriendo, Ailas ya vuela hacia la torre sureste haciendo que su grifo aterrice en el tejado bajo de la biblioteca.

Kylian se encuentra en mitad de su plácido sueño cuando escucha la voz del mago gritándole incoherencias desde el otro lado de la ventana de su cuarto. Engendros centauros en el patio. No del todo segura de haberlo soñado, la sacerdotisa goblin se levanta de la cama para asomarse pero el mago silvanesti ya no está allí.

Ha alzado nuevamente el vuelo para descubrir a dónde han ido las tres pavorosas criaturas. Ya no consigue localizarlas, pero sí ve que la puerta que da al lado occidental del comedor y a la torre suroeste está ahora abierta de par en par. En ese torreón no duerme ninguno de vosotros, pero desde el comedor sí se puede llegar a la despensa en la que está instalado Agapanto.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Si Klunurig dormía o no, lo dejo a su elección. Los durmientes supongo que lo hacen sin armadura.

Ailas ha invertido 7 asaltos en sobresaltar a todos y darse cuenta de que la puerta del comedor (de las dos, la que está frente a la torre del homenaje) está abierta.

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19/01/2023, 22:18
Ailaserenth Sëlanar

Aunque no pretendía acercarme a los supuestos caballos, no me queda más remedio que hacerlo para avisar a Ulfgar de que tenemos polizones a bordo. Y, al hacerlo, me doy cuenta de lo que son realmente: abominaciones drac de Onysablet.

Mi memoria eidética trae a mi mente la imagen exacta de un fragmento particularmente relevante de un tratado de draconología que leí hace un par de años:

Los Dracs son creaciones retorcidas de los Señores Supremos que gobernaron Ansalon en los años posteriores a la Guerra de Caos. Estos seres reptilianos, creados mediante un proceso horrible que transforma a los humanoides en criaturas semejantes a draconianos fundiendo la mente y el alma de su víctima con un fragmento de draconiano auténtico, se convierten en sirvientes leales del dragón que los crea; aunque a veces algunos han conseguido conservar su libre albedrío.

Cuando los humanos son víctimas de este proceso, siguen conservando su forma corporal básica y, por tanto, son diferentes de los draconianos en que los miembros de diferentes sexos pueden distinguirse a simple vista. En cambio, las abominaciones son el resultado de la aplicación del proceso para crear un drac sobre criaturas que no son humanos. Por razones desconocidas, el proceso siempre funciona mal en algún sentido cuando se usa con criaturas que carezcan de una parte significativa de sangre humana.

De lo que no cabe duda es de que estos tres seres fueron en algún momento centauros que cayeron en las garras de la Señora Suprema Negra. La misma que transformó toda la región en en el mayor pantano de Ansalon con su poderosa magia. Ahora las mentes de estas criaturas están tan retorcidas como sus cuerpos y razonar con ellos sería en vano. Y también, tratar de combatirlos en solitario.

Sin embargo, cuando me doy cuenta de que han entrado en el comedor y de que el servicial Agapanto corre peligro de muerte, no dudo en ir tras ellos con la esperanza de convertirme en su presa alternativa.

Tan pronto como desmonto y me alejo unos pocos pasos de Shilara, la invisibilidad que la protegía se desvanece pero eso ahora mismo eso me preocupa mucho menos que la vida de nuestro cocinero kender.

Con mi varita de proyectiles mágicos en la mano, abro de una patada la puerta del comedor más cercana a la torre de la biblioteca con la esperanza de sorprender a los monstruos voladores. Sé que mi invisibilidad se disipará también en cuanto los ataque y que no puedo vencerles, pero no necesito hacerlo. Solo obligarles a perseguirnos a Shilara y a mí como nos persiguió el dragón Rojo en la Desolación.

Tengo que alejarlos de aquí al menos el tiempo suficiente como para que los demás se unan a la defensa de la fortaleza.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Si mientras iba de acá para allá he tenido tiempo de hacerlo, me hubiera lanzado un "armadura de mago". Si no, lo lanzo ahora. Por si acaso, dejo hecha prueba de Concentración para lanzar el conjuro mientras estoy sobre Shilara.

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19/01/2023, 23:06
Ulfgar Eisbart

-Maldición -pensó para sí el ingeniero- Aquí estoy a salvo, pero no puedo salir de la sala de control mientras la fortaleza no aterrice.... Y eso puede llevar un tiempo.

Si lo que le habían explicado era cierto y lo habíaa entendido bien, el piloto estaba protegido en un campo mágico, pero también quedaba atrapado en él hasta que la fortaleza no aterrizara. Así que rápidamente el enano estudió el mapa generado ante él mágicamente para tratar de encontrar un lugar apropiado para un aterrizaje urgente. Le daba igual su posición estratégica o no una vez en tierra firme, sólo que hubiera suficiente espacio para dar cabida a toda la estructura.

Y mientras lo hacía sus compañeros deberían resistir solos, sin su ayuda, desamparados de Reorx y del martillo encantado de su Yunque Poderoso. La dragonlance, inerte, estaba con él. Al menos ningún indeseable podría hacerse con ella mientras no saliera del campo protector...

Notas de juego

Busco dónde aterrizar a toda prisa y procedo a ello.

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20/01/2023, 05:59
Kylian Brickstone

- ¿Atacados? - Pensó sorprendida. - ¿Cómo diablos... Por quién? - Negó con la cabeza contrariado.

No perdió el tiempo y saltó de la cama dispuesto a ponerse su armadura. Podía dormir con ella sin quedar fatigada, pero desde luego era mucho más cómodo dormir sin ésta. Bajo el amparo de su fortaleza se creía seguro, pero estaba visto que no era así. Igual a partir de ese momento debería cambiar su política de priorizar la comodidad a la seguridad.

¡Rayos! - Exclamó en un murmullo casi imperceptible. - ¡Nos han pillado con las bragas bajadas!